Epilogo 3 años después
Ha pasado exactamente una hora después del diagnóstico del doctor, he hecho muchos planes de mi vida después de saber que Ariana se ha librado del cáncer.
Uno de ellos es festejar con la única persona que ha estado conmigo durante todo este tiempo, la única mujer que de verdad me quiere, me entiende y respeta mis decisiones: Candice. Traigo una botella de su vino favorito para festejar como se debe, abro la puerta. Está sentada en el sillón y ya está bebiendo.
—¿Empezando el festejo sin mí?
Sus ojos apuntan hacia mí, no me habla solo sonríe.
—Supongo que ya te enteraste de la buena noticia, Ariana está curada. Tengo muchísimos planes…
Se empieza a reir a carcajadas, deja la copa de vino en la mesa del centro y camina hacia mí sin dejar de reir, me desconcerta la forma en la que se está comportando.
—¿Qué te pasa? No conté ningún chiste.
—El chiste se cuenta solo.
—No te entiendo.
Dejo la botella en la barra y frunzo el ceño.
—Creí que eras inteligente, el gran Maximiliano Ferreira no es más que un simple imbécil.
—No sabía que estabas en tus días, vuelvo otro día.
Camino hacia la puerta y antes de que llegue lanza la copa.
—¿Qué diablos te pasa? ¿Estás loca?
—Quisiera grabar este momento para verlo hasta cansarme. Nunca- huboenfermedad.
El alcohol la ha vuelto loca.
—No estás en condiciones de hablar, dices puras tonterías.
—No es una tontería, tu querida esposa nunca tuvo cáncer, fue solo un plan para joderte.
—Es mentira.
—¡No lo es! Lo planeamos todo.
Siento como si mis testículos se hubieran subido hasta la garganta… si esto es cierto… he perdido 3 años de mi vida.
La agarro de la mandíbula y la empujo hasta el sillón.
—Espero por tu bien que estés mintiendo.
Sigue riendo y eso me cabrea más.
—¿Te acuerdas cuando me rechazaste? Te dije que me pagarías esa humillación y vaya que la has pagado.
—¡Eres una hija de perra! —Y tú un idiota, ¿en serio nunca te preguntaste por qué tu esposa veía tantos doctores y no quería seguir el tratamiento y mágicamente acepto? Fue porque no le llegaba al precio a ninguno, hasta que encontró al actual.
Se está riendo en mi cara, esto es una pesadilla, si lo es necesito despertar de una vez. No, no es una pesadilla, presiono mis dedos en su cara hasta que se marcan y no se deja de reir.
—Te voy a matar, perdí a la mujer de mi vida por una idiotez.—Ese era el plan, ¿sabes que es lo mejor? Que Ariana y yo no fuimos las únicas involucradas además de tu secretaria ¿sabes quién más? Tu mamá, ella nos ayudó a alejarte de la zorra de la que estabas enamorado. La suelto y me voy para atrás, no soy capaz de reaccionar, esto ha sido lo peor.
—No te creo.
—Ve a preguntarlo, no creo que sea tan sínica como para negarlo… o sí.
—Me arruinaste la vida —digo entre dientes—. Te voy a matar.
—Hazlo, eso no te hará recuperar a esa gata.
Mis manos tiemblan, me siento irreconocible, es esta furia y rabia que siento por ellas, mi cabeza todavía no termina de procesar todo esto cuando ya estoy manejando hacia mi casa, mas le vale a mi madre decirme la verdad porque si no lo hace no sé de lo que soy capaz. Abro la puerta dándole una patada, llego a la sala y me pongo a gritar.
—¡Mamá, mamá, sal que sé que estás aquí!
Tiro todo lo que me encuentro, es como si un animal salvaje se haya apoderado de mí.
—¿Qué diablos te pasa Maximiliano? —pregunta mi padre enojado.
—¿En donde está mi mamá? —¿Por qué tanto escándalo Max?
La veo a los ojos, es increíble que el ser que me dio la vida, me la haya quitado de golpe.
—Ya sé la verdad —susurro.
Me da vergüenza decirlo en voz alta, o tal vez es miedo de que acepte que fue parte de esa calamidad.
—¿De qué hablas?
—¡Ya no mientas! Ya sé que estuviste coludida con Candice y Ariana para alejarme de Miranda… de la mujer que yo amaba.
Sus ojos se le llenan de lágrimas y a mí se me rompe el alma.
—Hijo… eso no es verdad, estás muy alterado. Ve a tu casa y mañana hablamos más tranquilos.
Da un paso hacia mí y la detengo.
—Me arruinaste la vida.
—Yo solo quería tu felicidad.
—Te dije infinidad de veces que ella era mi felicidad, yo la amaba y era todo para mí, mamá… estaba esperando un hijo mío y por todo el teatro que armaron lo perdió.
—¿Qué?
—¡Lo que escuchaste! Terminaste con mi vida. A partir de este momento quiero que te olvides de mí, porque para mí tú ya dejaste de ser mi madre.
—No seas duro con tu madre.
—No defiendas lo indefendible papá, supongo que tú también lo sabías porque tampoco querias a Miranda. Les importó mierda mi felicidad solo por unos cuantos pesos, estoy tan decepcionado. Ella se arrodilla a mis pies y me suplica que la perdone pero no puedo, esto ha terminado conmigo y de la peor forma.
Pude creerlo que esas dos víboras, pero de mi madre jamás.
—Déjame hablar hijo por favor.
—Ya no tengo nada de qué hablar con usted… señora.
Antes de que me vaya me grita pero no me detengo, entro al coche y golpeo el volante, lloro ahí todo lo que he reprimido durante estos tres años en los que le he guardado rencor a Miranda por lo del bebé en vez de luchar por ella. La perdí por ser un imbécil, por tomar decisiones a la ligera, por estar rodeado de víboras venenosas, he perdido a la mujer de mi vida. Mi Miranda.
Me limpio las lágrimas y enciendo el auto.
No, no todo está perdido… lo nuestro fue único y especial.
Tengo que recuperarla… la voy a recuper.