Capítulo 17 Miranda
Suspiro una vez más y lo busco entre la gente, no aguanto las ganas de estar con él y sentir sus labios en mí.
Estoy ansiosa por verlo, nuevamente gente viene y va e Irán no se ve.
—¿Por qué te tardas tanto mi alma?
Me empiezo a preocupar y por mi cabeza pasan un montón de tonterías. Me siento y exhalo, entonces sonrío cuando lo veo, me busca en las butacas hasta que me encuentra, corre hacia mí y me lanzo a sus brazos como si no nos hubiéramos visto en años, para mi pareció ser una maldita eternidad.
Seguramente nos vemos tan ridículos porque la gente que nos rodea empieza a aplaudir, lo primero que hace es besarme sin importarle las personas, se nota que estaba igual de desesperado que yo por besarlo.
—Te extrañé demasiado.
—No te vuelvas a ir.
—Jamás, ahora vámonos porque quiero hacerte el amor.
Esa idea me encanta y me encanta mucho más la forma en la que lo dice, en el taxi no nos dejamos de besar y él me toca, seguramente el chofer ha quedado traumado con nosotros, pero no importa porque nunca más lo volveré a ver.
Ojalá.Al llegar a su departamento me separo un poco porque he quedado sin respiración y me duelen los labios, toca mi vagina y empieza a mover sus dedos, me odio porque con esta gordura no puedo moverme como yo quisiera, le quito la camisa mientras besa mi cuello como un animal hambriento. Esta cama está mucho más grande que la mía así que cabemos los dos a la perfección, al llegar a la habitación ya estamos desnudos.
—Te amo Miranda, te amo como jamás creí que se podría amar.
Abro los ojos sorprendida, acaba de decir que me ama, me siento como si me hubiera dado un golpe en el estómago por no saber qué contestarle, lo quiero demasiado pero no estoy segura si es amor, con Max se sentía diferente y con Sergio mucho más.
—Ahora vas a conocer a mi Willy para que lo compares.
—Estoy ansiosa.
Quisiera poder terminar con esta confusión y dejar de comparar como eran mis sentimientos por Max y como son por Irán, por Dios, soy una estúpida. Este hombre me está dando completamente su vida y yo estoy dudando, mierda, se merece que lo amen de verdad. Tal vez yo no lo merezco, a la mierda con eso. Si el destino nos juntó es por algo. Hay tanta pasión entre nosotros, no quisiera que se acabara nunca.
Hace que me siente en la cama frente a él, paso mis piernas por su cadera y me acerco a él, acaricia mi espalda y besa mi clavícula.
—Eres tan perfecta.
Mete a Willy dentro de mí, echo mi cabeza hacia atrás y muerde mi garganta, termino a horcajadas sobre de él y me gusta, así puedo moverme más yo y él también. Es muy incómodo el sexo con alguien más de por medio, pero con Irán no me importa. Me encanta la forma en que se mueve, la forma en que me toca, su tono de voz al gemir, como se siente su cuerpo y sudor cuando hacemos el amor, es tan perfecto, y es mío.
Y yo soy suya.
—Soy tuya —gimo en sus labios.
—Lo sé, solo mía mi amor.
—Sí, sí.
Lo que más amo de hacer el amor con Irán es cuando terminamos, me recargo en su pecho y platicamos con mi hija. Es tan tierno verlo como papá, hubiera sido más inteligente y encontrarle a mi hija un mejor padre porque el suyo es un cobarde. Quiero darle la sorpresa del nombre que he escogido para mi gusana, sé que se pondrá feliz.
—¿Sabes que se me antoja?
—Con que no sean esas salchichas raras de la última vez.
—No, se me ha antojado unos plátanos con crema.
Se me hace agua la boca solo imaginármelos.
—Eso suena más normal.
Me da un beso en la frente y nos levantamos para vestirnos, mientras él lo hace lo miro coqueta y se ríe.
Tocan el timbre y corro a abrir.
—Mira lo que compré loquero.
Un chico entra sin siquiera mirarme, cuando se da cuenta de que quien le ha abierto la puerta es una mujer se sonroja.
—Oh, perdón… no sabía que…
—No te preocupes, soy Miranda.
Estiro mi mano y nos saludamos.
—Lucas, soy vecino del loquero y tú eres la que lo tiene enamorado. Deberías ver que cuando habla de ti pone cara de idiota.
—Eso ya lo escuché dos veces y no me está gustando.
Irán se pone tras de mí y besa mi hombro.
—Pues comienza a convencerte, o cambia de cara.
Se lleva muy bien con Irán y me da gusto, Lucas me agrada.
Bromea un poco más y luego se va, es un poco raro.
—Es un idiota, desde que lo conocí me ha sabido escuchar y aconsejar, es un buen hombre.
—Se nota.
—Bueno, voy por tus plátanos.
—Te acompaño.
—No, mejor quédate aquí y descansa un poco porque mi Willy quiere más acción.
—Si es así entonces aquí te espero.
—Cuando regrese quiero contarte algo. —Yo también.
Me besa muchas veces antes de irse, mientras yo pienso en lo que me dijo mientras hacíamos el amor. Dijo que me ama, al fin alguien que me quiere por como yo soy realmente, no tengo que preocuparme por mi cuerpo, mi físico o las cosas que digo, por ser como soy me ama.
Tal vez yo también lo amo ¿Por qué es tan complicado saber? ¿Por qué nos enamoramos de quien nos trata mal y quien nos trata como una mierda solo lo vemos cómo amigo?
Bueno, quien esté en mi situación me entenderá.Mi vida con Irán es diferente, más estable, más feliz, no me preocupa el hecho de pensar que podría engañarme o mentirme, él es diferente y si es así entonces no sé por qué no me decido de una vez.
Se revienta mi burbuja con el timbre, me levanto del sofá a abrir. Una chica me mira y pasa sin ser invitada, me llama la atención que está igual o más embarazada que yo, se ve cansada y muy fastidiada.
—¿En dónde está Irán? —pregunta.
—Salió ¿Quién eres y por qué entras así?
Me ve de pies a cabeza y medio sonríe. Se acerca a mí y me reta.
—Supongo que tú eres la zorra que me lo quiere quitar.
Rodeo los ojos al pensar que es otra de sus “fans”
—No te permito que me hables así y te voy a pedir que te vayas.
—Ahora resulta que la querida de mi marido me corre, esto es el colmo.
Y de nuevo escucho como mi corazón que estaba a penas sanando se quiebra de nuevo, esta mujer miente, tiene que estar mintiendo.
—¿Tu marido?
—Irán es mi esposo y padre de mis hijos, y por ti por quien nos
abandonó todo este tiempo, no se preocupó por sus hijos y ahora me
doy cuenta por qué, tiene embarazada a su amante.
—Yo no soy su amante, te juro que…
—¿Qué, no lo sabías? Me sorprende de Irán, siempre ha sido mujeriego pero sabe respetar un compromiso, supongo que se dejó llevar o fuiste tú la zorra que lo sedujo.
Siento que el aire se me va, no me puede estar pasando, no otra vez.
Por favor dios mío, que esto sea una mentira.
Niego con la cabeza, el aire cada vez es menos en mi cuerpo, salgo del departamento como puedo. Tengo que sostenerme de la pared porque las piernas se me doblan y mi mirada se nubla, soy una estúpida. No sé nada de él y aun así le confié mi vida, le puse mi corazón en sus manos y me lastimó. ¿Cómo es que me sorprende? Si es el mejor amigo de Max tenían que estar cortados por la maldita misma tijera, los odio a los dos.
Presiono el botón del ascensor muchas veces, la puerta se abre y de ahí sale un hombre, no logro reconocerlo porque me desvanezco.
Ingrid
Tiro todo lo que está a mi paso, no es posible que aun estando embarazada no haya podido conquistar a Irán, es un imbécil y ella mucho más.
Estoy furiosa, tengo tantas ganas de ver a ese imbécil y romperle la cara, no merezco que me trate como lo hace sabiendo que le voy a dar dos hijos… y esa maldita también está embarazada.
—Pero ni creas que esto se va a quedar así Irán, voy a cobrarme esta humillación con tus hijos, te lo juro.
Entro a la habitación, es una porquería, se nota que acaban de estar juntos.
Quito las sabanas y grito, en el sofá junto a la ventana está el mugroso bolso de esa tipa. Lo abro y averiguo quien es, yo misma me voy a encargar de hacerle la vida imposible a esa perra. Me limpio la cara por estas estúpidas lágrimas que me impiden ver con claridad, abro su cartera y saco su identificación.
—Miranda Martínez.
No puede ser, no puede ser la misma persona que ha estado atormentando a Ariana. Y si es la misma persona…
Mi coraje es más fuerte, no pudo con el idiota de Max y ahora quiere quitarme a Irán pero que ni lo sueñe, él es mío.
—¡Amor, ya llegué!
Irán
Dejo la bolsa de comida en la mesa y al darme la vuelta me quedo frio, Ingrid está aquí pero… ¿y Miranda? La busco con la mirada por todos lados.
—No está aquí, tu estúpida amante se fue ¿Cuándo le ibas a contar de lo nuestro.
—¡¿Qué diablos haces aquí?! —grito, retrocede y tensa la mandíbula, la conozco de siempre. Su maldita mirada retadora que pone.
—¡Me faltan pocas semanas y supuse que querrías ver el parto de nuestros hijos pero se me olvidó que te valemos mierda!
Me jalo el cabello, no puedo imaginar la reacción de Miranda, se lo iba a decir cuando regresara ¿Por qué no lo hice?
—Pudiste haberme llamado ¿Qué le dijiste?
—La verdad, que estamos esperando dos hijos y que por su culpa te has olvidado de ese detalle.
—Maldita sea.
Salgo de casa, esta vez Ingrid se pasó, esto si no se lo voy a perdonar.
Lucas sale de su casa y me detiene.
—Ahora no Lucas, tengo que buscar a…
—Miranda, está conmigo.
—¿Qué?
—Salí del ascensor y se desvaneció en mis brazos, está dentro.
Lo empujo y entro a su casa, la busco en la sala y como no está entro a su habitación. Está acostada en la cama inconsciente, me acerco a ella y tomo su mano, ya imagino lo que ha de haber sentido. Se sintió traicionada por Max y ahora por mí, soy un animal. Solo espero que me escuche, aunque conociéndola sé que no lo hará, estoy perdido.
—Amor… despierta.
La muevo y golpeo su mejilla levemente, comienza a mover los ojos y a reaccionar.
—Te desmayaste mi alma.
Se recarga sobre los codos y me empuja.
—Eres un hijo de puta, me hiciste lo mismo que Max. ¿Se pusieron de acuerdo para herirme?
—No digas eso Miranda, yo te quiero.
—¡Vete a la mierda!
Vuelve a empujarme y se pone de pie un poco aturdida, no puede estar pasando esto.
—Déjame hablar por favor, iba a decírtelo… —¿Cuándo? ¿Cuándo nacieran? ¿Ibas a pedirme que fuera la madrina o qué? No seas sínico, de verdad creía en ti.
—Entre Ingrid y yo no hay nada, fue por inseminación artificial te lo juro, escúchame.
—No quiero escuchar nada de lo que digas, solo vete.
—Por favor Miranda, no quiero perderte.
—Que lastima porque ya me perdiste, perdiste todo lo que por ti sentía.
—No me digas eso, yo te amo.
—¡Lárgate! ¿No te das cuenta? Acabas de terminar con lo poco que quedaba de mí. Por favor Irán déjame sola y nunca más me vuelvas a buscar, estoy harta de tus mentiras.
Está muy alterada y sé que haga lo que haga no me va a escuchar, así que no me queda más remedio que dejarla solo por ahora, no me daré por vencido hasta que me escuche.
Regreso a casa y ya no me quedan fuerzas para seguir discutiendo con Ingrid, salgo de ese lugar que me ahoga y como no tengo a donde más ir entro al coche y ahí saco toda mi furia, y toda esa furia es contra mí por no haberlo hablado a tiempo.
Miranda
Me siento la persona más idiota de este planeta, Antonio como siempre no me pregunta nada, solo me abraza y consuela mientras lloro en su hombro.
Estoy harta de ser el juguete de todos, harta de que me manipulen a su antojo y me mientan, todos me mienten, estoy harta de todo.
¡Pero se acabó! A partir de ahora no volverá a pasar, nadie más volverá a jugar conmigo, voy a cambiar, ya no seré la misma estúpida por mí y por mi hija, solo seremos ella y yo contra el mundo.