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24 de Diciembre del 2014
Nos vestimos y como si fuéramos adolescentes salimos tomados de la mano muy contentos, aunque tal vez todos imaginaban lo que habíamos hecho tratamos de disimular.
De nuevo la puerta principal se abrió, Samuel le ayudó a la pobre mujer que cargaba en brazos un bebé, pañalera y a parte otro niño pequeño.
Él cargó a la bebé y sonreí al verlo jugar con ella.
—Se me ha hecho un poco tarde pero aquí estoy —dijo ella.
Me acerqué a Sam y me uní a jugar con la pequeña.
—Está preciosa, adoro a los niños. ¿Y si hacemos uno amor?
Sentí que el color abandonó mi rostro, rió y besó la comisura de mis labios.
—Es broma.
Resoplé y la cargué entre mis brazos, de inmediato comenzó a llorar y le estiró los brazos a su mamá.
—Creo que no le gustaron mis brazos.
Me encogí de hombros.
—No te preocupes, se acostumbrara a ti.
—Ella es mi hermana Sandra —interrumpió Samuel.
—Mucho gusto, Sam habla mucho de ti tanto que aquí ya te conocemos.
No podía dejar de sonrojarme, era un poco incómodo pero se sentía bien al mismo tiempo.
—Tío, juguemos videojuegos.
El otro pequeño hijo de Sandra le dijo a Sam y lo jaló de la camisa hasta que se lo llevó.
Él accedió y se sentaron en el sofá.
Llegó enseguida otra chica con cabello negro de igual manera, ella llegó con su marido Fredd y otros cuatro hijos.
Sí que era una familia muy grande, su nombre era Susana.
Sus otras dos hermanas: Sabrina y Selene llegaron juntas. Las dos eran solteras y se veían muy contentas.
Era una hermosa familia y estaba feliz de sentirme aceptada por ellos.
De nuevo cargué a la pequeña Ross en mis brazos pero de inmediato volvió a llorar.
—Seguro estás embarazada —dijo June.
Samuel volteó a ver a su mamá y sonrió.
—No... yo... no lo creo.
El hecho era que no lo había pensado pero era casi imposible, sólo había dejado de tomar la pastilla por una ocasión así que era meramente imposible.
—Mamá, no la asustes. Todavía es muy joven —atendió en mi defensa Selene.
Le agradecí con la mirada y guiñó un ojo.
—Yo quiero nietos.
—¿Más? —dijo Jonhy y pensé justo lo mismo.
—Nunca serán suficientes, miranos ahora: felices con nuestros hijos y nietos.
Se abrazaron y parecía que a pesar de los años había todavía un inmenso cariño.
Ayudé a servir la cena, me senté a lado de Samuel mientras él acariciaba mi pierna.
—Antes de probar alimentos me gustaría hacer un brindis —dijo June—, quiero brindar por mi familia, porque cada año se vuelva más grande y más unida. Y también por la nueva integrante de la familia: Kathe.
Levantamos nuestras copas y brindamos, después de cenar ya me sentía un poco mareada por el vino y Samuel se veis más guapo de lo habitual.
Le sonreí aunque sentía que los ojos se me cerraban. Pude apreciar que los niños corrían y reían de un lado para otro.
Me costaba trabajo creer que ellos ya eran mi familia.
Mi nueva familia
—¿Estás bien? —me preguntó.
—De maravilla.
Arrastré un poco las palabras y después reí, me balance un poco y él logró sostenerme.
Todos rieron y se emocionaron cuando dieron las doce de la noche, se dieron el abrazo de Navidad unos a otros.
Samuel me hundió en un cálido y fuerte abrazo que quería que fuera eterno.
—Que sea la primera de muchas navidades juntos —susurró.
—Que así sea, te amo Sam.
—Y yo a ti Kathe.
Después apagaron la televisión pues todos los niños se habían ido a dormir, pusieron un poco de música y me puse a bailar con Sara que también estaba un poco pasada de copas. James se había quedado dormido en el sofá, se notaba muy cansado.
Las demás chicas platicaban en la mesa y Sam jugaba ajedrez con su papá, Vladimir y Fredd
—Estoy muy enamorada —le dije a Sara mientras seguimos bailando un ritmo que desconocía.
—Ya lo noté, mi hermano está loco por ti.
Reí y al mismo tiempo sentí una fuerte arcada, cerré los ojos y tragué.
Eso me pasaba por abusar del alcohol.
—¿Estás bien? —asentí.
—Voy al baño.
Caminé como pude al baño y me senté en el retrete, desconocía que hora era pero sentía mucho sueño. Cerré los ojos y los abrí de golpe cuando escuché a Samuel afuera.
—¡Kathe! ¿Estás bien?
—¡Sí!
Me levanté y jalé la palanca, de nuevo volví a sentir náuseas y la bilis en mi boca.
Sam abrió la puerta y me incline a vomitar.
Rapido pude sentir su mano en mi espalda, agarró mi cabello y se arrodilló.
—Tranquila ¿ya pasó?
Asentí y me ayudó a levantar, limpié con papel mi boca y ojos.
—Estoy borracha.
Rió y me abrazó y me perdí en sus brazos. Cerré los ojos y me cargó.
—Vamos a tu estudio —dije con los labios pegados en su cuello.
—No, vamos a mi habitación.
—¿Me harás el amor en tu habitación?
No contestó, me acostó sobre la cama y me quedé dormida.