IX
Brilla otoñal la llama en el hogar campestre,
crepita y se levanta de pronto de la leña.
Más me alegra esta noche: antes de consumirse,
de convertirse el haz en carbón y ceniza,
vendrá mi dulce chica. Llamearán las ramitas,
la noche calurosa será una fiesta espléndida.
Temprano deja, aprisa, ella el lecho de amor,
despierta, entre escarbillos, nuevas y ágiles llamas.
A la afectuosa, Amor otorgó el don, y no a otras,
de dar placer que casi nunca acaba en ceniza.
