A virgo perdido y a cabeza quebrada, nunca faltan rogadores.
Por muy despreciable que sea una mujer, no deja de casarse, dándose el caso notable de que, por lo general, casan bien, lo cual no siempre suele ocurrir a las mujeres decentes.
Nos quitaron el Virgo y nos metieron el Mingo.
Contra los que, pretendiendo remediar un desacierto, o que lo reputan tal, incurren en otro mayor. Y va de cuento.
Refiérese de cierta comunidad de monjas, que, disonándolas en sus rezos latinos la palabra Virgo, lo pusieron así en conocimiento de su capellán, suplicándole se sirviese permutarles dicho vocablo por otro que no les repugnara al oído.
«Bueno — les contestó aquel bendito varón —; digan ustedes Mingo en su lugar». Pasado algún tiempo, giró una visita por aquella comunidad el prelado, y atónito al oírles cantar en la Letanía Mingo potens, al pedirles cuenta de semejante substitución, se quedó aún más absorto cuando le contestaron con las palabras que promueven el presente artículo.
Ser como el virgo de Juana, que se fue en probaturas, o en cataduras.
Dícese de todo aquello que se gasta, a fuerza de ver si es bueno.
VIRO:
Ser uno un viro a la Virgen.
Aplícase a toda persona buena, inocente y candida.
VIROTE:
Mirar por el virote.
Atender con cuidado y diligencia a aquello que importa; viene del latín verutum. — Llámase virote a cierto género de saeta guarnecida con un casquillo, y de ahí se formó la frase para indicar la puntería que se hace cuando se va a herir al enemigo, mirando y enfilando la saeta.
VIRTUD:
Aquél que de virtud no tiene escudo, en quitándole la ropa queda desnudo.
Cuando no se posee más que las apariencias, no es extraño quedar en ridículo si alguien ahonda.
Donde falta virtud, difícil es la perseverancia.
Si falta el convencimiento es inútil perseguir una cosa.
Donde quiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida.
Sabido es que los únicos que tienen enemigos son los que sobresalen en algo, porque los demás no molestan ni perjudican a la plebe.
El que siembra alguna virtud, coge fama.
Los buenos actos no dejan de tener resonancia.
El trabajar es virtud, pero el no hacerlo es salud.
Refrán muy bonito en teoría, pero imposible en la práctica, pues el que no trabaja no come, a menos que sus rentas le permitan lo contrario.
En el medio, o en un medio, o en un término medio, consiste la virtud.
Enseña a no exagerar las cosas, procurando que no falten ni excedan de lo legal.
Es virtud el trabajar, como también el guardar.
Preconiza el trabajo, así como el ahorro.
Hablar de virtud es poco: hacer obra es el todo. — V. El hablar cuesta poco.
La primera virtud es refrenar la lengua.
Contra los habladores, que hacen más daño con su charla que muchos enemigos.
La virtud a solas es verdadera nobleza.
Porque no se ejecuta para que la vean y alaben los demás, sino por verdadero convencimiento.
La virtud alabada crece.
Todo lo que se encomia toma más incremento.
La virtud con su contrario se ha de experimentar.
Para que la virtud resulte acrisolada es conveniente que sea puesta a prueba con tentaciones, pues poseerla sin ellas, no tiene gran mérito, a nuestro juicio.
La virtud es un tesoro más duradero que el oro.
Porque aquélla, siendo verdadera, no se gasta, lo cual no ocurre con éste.
La virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos.
Siempre tuvo el mal más partidarios que el bien.
La virtud no se logra en un cuarto de hora.
Conseguir el ser virtuoso es labor larga, necesitando mucha fe y no poca perseverancia.
La virtud por cálculo es la virtud del vicio.
Enseña que debe ejecutarse el bien por el bien mismo, y no por el beneficio que de su ejecución nos puede reportar.
La virtud que con su contrario no crece, no puede llamarse verdadera virtud.
Expresa que la virtud se aquilata con las contradicciones.
La virtud se ha de honrar donde quiera que se hallare.
Una persona honrada y virtuosa en todas partes debe ser objeto de respeto y alabanza.
Más vale virtud que riqueza.
Los tesoros del alma son superiores a los materiales.
Menos camino hay de virtud a vicios, que de vicios a virtud.
Sin embargo, los casos de los grandes pecadores convertidos al bien son más que los contrarios; así por lo menos nos lo demuestran los libros Sagrados.
Contra siete virtudes hay siete vicios.
Parodia burlesca de lo que dice el Catecismo de la Doctrina Cristiana, puesto que invierte los términos.
Las virtudes adoban la sangre.
El que practica la virtud encuentra no pocos beneficios corporales.
Las virtudes cardinales son cinco, a saber: Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y Sangre ligera.
Aplícase a los que son tardos en ejecutar las cosas, con objeto de que se den prisa en hacerlas.
Virtudes vencen señales, o Virtudes son las que vencen.
Ante pruebas fehacientes, hay que rectificar por fuerza el juicio preconcebido; es decir, que uno puede obrar bien no obstante los indicios que parecía augurar lo contrario.
VIRUTA:
Meterle a uno la viruta. — V. Meterle la batata a uno.
VISIÓN:
Por no ver visiones me acuesto a las oraciones.
Dícese galante yjocosamente cuando se halla uno entre muchachas jóvenes y agraciadas.
Quedarse como quien ve visiones.
Quedarse atónito, pasmado de lo que se ve u oye, por ser este el estado en que se encuentra aquel que, dejándose llevar demasiado de su imaginación, presume ver u oír lo que en realidad no existe.
Ver uno visiones.
Dejarse llevar mucho de su imaginación, creyendo lo que no hay, ya sea favorable, ya adverso.
VISITA:
En visita todos somos buenos.
Refrán con que se contesta a quien elogia a primera vista la condición amable o desprendida, etc., de alguna persona, manifestándole que no ostenta dicho carácter en su trato privado o familiar.
Hacer visita de estómago agradecido.
La que se hace a una persona o familia el día después de haber comido en su casa, o de haber recibido un beneficio importante.
Hacer visita de medico.
Se dice de las visitas de corta duración, por tener esta cualidad las que hacen a los enfermos los facultativos.
No hay visita que sea buena; si no hiere, señala.
Alude a que en las visitas es muy raro que no se emplee la sátira o la murmuración en contra de las personas ausentes.
Quedarse una arrebolada y sin visita. — V. Quedarse una aderezada, o compuesta, y sin novio.
Tener más visitas que un presidente de Castilla.
Aplícase particularmente a las mujeres de cierta clase, en cuya casa entran y salen muchos individuos.
VISO:
Hacer viso uno.
Llevarse la atención y el aprecio, gozando de la particular estimación entre las gentes.
Hacer mal viso uno.
Deslucirle un defecto o nota y disminuir la estimación que se debía tener de él por sus prendas o empleo.
Ser uno de viso.
Dícese de las personas que sobresalen por su riqueza, mérito o influencia social.
VÍSPERAS:
Callar como en vísperas.
No intervenir en la conversación de los demás, permaneciendo sin hablar, aunque le aludan a uno.
Haber otras Vísperas sicilianas.
Con esta frase se da a entender cualquier venganza general, interviniendo muertes violentas y otros estragos. Alude a la terrible matanza que ejecutaron los sicilianos en su país sobre los franceses al toque de vísperas de la Pascua de Resurrección del año 1282, sin perdonar tampoco a las sicilianas que estaban embarazadas de franceses, en tiempo de Carlos de Anjou, hermano de San Luis, rey de Ñapóles y Sicilia.
Por las vísperas se conocen los disantos.
El que es prudente, observa y saca la consecuencia de los sucesos, por los antecedentes y señales que los preceden.
Vísperas y completas, mientras me pongo las calcetas; maitines y laudes, que los canten los frailes; prima, tercia, sexta y nona, Dios las perdona.
Excusa a que apelaba un cura aragonés, medio loco, para eximirse de rezar las horas canónicas, y que se suele aplicar a todo aquel que se vale de subterfugios para eludir el cumplimiento de su obligación.
VISTA:
Apartar la vista de una cosa.
Desviar la consideración o el pensamiento de un objeto, bien sea real o imaginario.
Comerse con la vista a uno o a alguna cosa.
Mirarla airadamente, tratando de reprenderla por lo que hace o dice. — También expresa desearlas o ansiarlas.
Echar la vista encima a alguno.
Encontrarlo cuando se le anda buscando.
Hacer la vista gorda, como el cura vinatero a los borrachos.
Dejar pasar todo, por incorrecto que sea, bien por debilidad de carácter, bien por que nos convenga. —Fingir con disimulo que no se ha visto una cosa.
La vista del dueño engorda al caballo. — V. El ojo del amo, o del señor, engorda al caballo.
Lo que está a la vista no necesita anteojos.
Hay cosas tan claras que huelga toda explicación.
Lo que está a la vista no se puede ocultar.
Es inútil negar lo que todo el mundo ve.
Más pronto que la vista.
Se dice de todo aquello que se ejecuta con la mayor rapidez, por la velocidad con que atraviesa la vista el espacio para fijarse en los objetos.
No tiene vista, que está en camisa.
Dícese irónicamente de aquello que mientras menos compostura tiene, está mejor.
Saltar a la vista una cosa.
Ser evidente, no necesitar demostración por ser axiomática.
Ser muy corto de vista.
Dícese de la persona que es poco perspicaz o muy arrimado a la cola.
Si la vista no me agrada, no me aconsejes nada.
Reprende a los que tan sólo se pagan de exterioridades.
Volver uno la vista atrás.
Recordar sucesos pasados; meditar sobre ellos.
VISTILLAS:
Irse a las Vistillas.
Pretender ver, como al descuido, alguna cosa que se quiere ocultar. — Las Vistillas es un campillo elevado de Madrid, que se encuentra entre la calle de Don Pedro y la Cuesta de Javalquinto.
VIUDA:
A la viuda loca, más le gusta el pandero que la toca.
Aplícase a aquellas mujeres que, habiendo sentido poco la muerte del marido, sólo piensan en dejar el manto para contraer nuevas nupcias.
La viuda con el lutico, y la moza con el moquita.
Esto es: se han de casar.
La viuda hermosa y rica, con un ojo llora y con el otro repica. — V. La viuda rica, casada fica.
La viuda honrada, su puerta cerrada.
Recomienda el recogimiento, retiro y recato que deben observar las viudas.
La viuda lozana, o casada, o sepultada, o emparedada.
La mujer que tiene la desgracia de perder el esposo, hallándose ella en plena juventud, no le queda más recurso que volverse a casar (que suele ser el que adoptan con más frecuencia), morirse o meterse monja. Ninguno de estos dos últimos tiene muchas partidarias.
La viuda llora, y otros cantan en la boda.
Se demuestra la inconstancia de las cosas del mundo, pues mientras unos lloran, otros se están riendo y divirtiendo.
La viuda nunca se olvida del primer marido, y es censura del segundo.
Por lo general, la casada en segundas nupcias suele sacar a colación al menor disgusto conyugal, como un modelo, al difunto.
La viuda que vive en deleites, viviendo es muerta.
Frase de San Pablo (Epíst. i.a a Timoteo, V, 6), en la que vitupera la conducta de la viuda que se entrega al lujo, a la vanidad y a la disipación, pues ésta tal queda muerta para Dios y para la gracia.
La viuda rica, casada fica.
Suele durar poco la viudez en las mujeres acomodadas, mayormente si son guapas, porque no tardan en acudir nuevos pretendientes a su mano.
La viuda rica, con un ojo llora y con el otro repica.
Enseña que en las pasiones humanas suele prevalecer el interés sobre otro cualquier afecto más noble. — V. La viuda rica, casada fica.
La viuda y el capón, lo que comen sobre si lo pon.
La carencia de desgaste material hace que la alimentación nutra sólo a la persona que la toma.
Más vale suelta estar la viuda que mal casar.
Para contraer matrimonio por segunda vez en malas condiciones, mejor está la viuda sola.
Para viuda y hambriento no hay pan duro.
Las viudas que rabian por casarse otra vez, aceptan lo primero que se presenta, por malo que sea.
Quien se casa con viuda, tendrá cada rato la cabeza de un muerto echada en su plato. — V. La viuda nunca se olvida del primer marido, y es censura del segundo.
Viuda casta y vidrio sano, mar llano.
Pondera lo delicado y comprometido que es el estado de la viudez en la mujer para poder conservarse continente, pues, como dice Espinosa (Diálogo en laude de las mujeres), «siempre el vidrio, por muy sano que sea, está en peligro de romperse, y el mar, por muy llano y quieto que se muestre, está de hora en hora en duda de turbarse; ansí la viuda, por muy guarnescido que tenga de propósitos su ánimo, siempre está en peligro de mudarse y caer en errores, no proveyendo para su defensa de las cosas que para ella se requieren».
Viuda, la de un ahorcado; que no te pueda decir: "¿Marido?, el que yo perdí".
Declama contra las viudas casadas en segundas nupcias, que, cuando mientan a su primer marido en presencia del segundo, suelen hacerlo de un modo harto imprudente al ponderar las circunstancias o prendas de aquél, de donde resulta que deprimen más o menos indirectamente las de éste.
Viuda lozana, casada o sepultada.
La viuda joven y de buen parecer que no aspire a contraer nuevas nupcias, debe hacer vida retirada, ya sea en la soledad de su hogar, ya en la del claustro.
VIVIR:
Bueno es vivir.
Encarece la bondad de la existencia sobre todo lo demás.
Come por vivir, no vivas por comer.
Contra los glotones.
Como, o mientras, él viva, no faltará quien le alabe.
Con esta frase irónica se moteja a los que acostumbran a alabarse y ponderar sus cosas propias.
Como se vive se muere.
Explica que pocas veces se dejan las costumbres, vicios o modales que se frecuentan demasiado y de que se adquiere hábito, pues duran, por lo común, hasta el tiempo de morir.
Conforme sea tu vivir será tu morir. — V. Como se vive se muere.
El que más piensa vivir, más presto suele morir.
Como la vida no tiene un plazo determinado, la muerte acude cuando le place, sucediendo en ocasiones que el que parece que está pletórico de vida, muere más pronto que el que se creía estar amagado de semejante mal.
No hay sino vivir por, o para, ver.
La demostración de muchas cosas está en el tiempo, no pudiendo hacerlo de presente por ser forzosamente futuras.
No se vive de lo que se ingiere, sino de lo que se digiere.
No es lo más sano el comer mucho, pues basta con que lo que se come se asimile; así, para la inteligencia es preferible leer poco, comprendiéndolo, que mucho, sin darse cuenta de lo que se ha leído.
Poco ha de vivir quien no lo vea.
Significa que aquello de que se trata no tardará en suceder.
Quien bien vive, harto letrado es.
El vivir correctamente no es dado a todos, pues necesita un tacto especial que no poseen muchos.
Quien come para vivir, se alimenta; quien vive para comer, revienta. — V. Come por vivir, no vivas por comer.
Quien para siempre vivir desea, que no se mueva de ligero, ni mueva sus ojos a son de pandero.
Aconseja la prudencia y el tacto en todas las luchas de la vida.
¿Quién vive? — Quien pesa y mide.
Es decir, los tenderos, porque en ambas operaciones está el fraude, que es lo único que enriquece.
Si quieres vivir en paz, ni prestes dinero ni entres en hermandad.
Porque ambas cosas suelen traer disgustos más o menos serios.
Viva quien manda.
Teoría de los llamados pancistas, por atender antes a su provecho que al bien de los demás.
Viva quien vence.
Explica la disposición pronta del ánimo a seguir al que está en prosperidad y a huir del que está caído.
VIVO:
Del vivo, ningún provecho, y mucho del muerto.
Alude al puerco, o cerdo, que en vida no sirve para nada, y, en cambio, muer. to no tiene desperdicio.
Es bien que el vivo vaya a la hogaza, como el muerto se va a la sepultura. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
Estar como de lo vivo a lo pintado.
Manifiesta que entre tal o cual cosa existe la misma diferencia que la que hay entre un objeto real y el mismo representado por medio de la pintura.
Más vale oler vivo a ñoña, que muerto a incienso y a cera.
Encarece lo preferible que es la vida a la muerte.
No parecer ni vivo ni muerto.
No encontrar aquello que se busca por ninguna parte. — Dícese lo mismo de personas que de cosas.
Vivos y muertos, todos son nuestros.
Indica que debemos considerar lo mismo a unos que a otros.
VOCACIÓN:
Haber errado uno la vocación.
No servir para desempeñar aquello a que se ha dedicado.
Haber tanto de una cosa como vocaciones tiene la confesión general.
Abundar sobremanera.
VOLANDAS:
En volandas.
Hacer una cosa rápidamente, en un instante. — Llevar a una persona muy deprisa.
VOLAR:
Corre que vuela.
Manera de ponderar la suma ligereza y velocidad de una persona, animal o cualquier otro objeto impulsado por fuerza motiva, para manifestar que su movimiento puede calificarse de vuelo más bien que no de carrera.
Entender alguna cosa como volar.
No haberla comprendido o no saber de ella una palabra.
VOLATÍN:
Ser más ligero que un volatín.
Se aplica a la persona que ostenta en sus movimientos suma presteza y agilidad, como hacen los volatines o volatineros, dando vueltas y desplegando otras habilidades en la maroma.
VOLCÁN:
Estar hecho un volcán. — V. Estar hecho un horno.
VOLEO:
De segundo voleo.
Mediatamente, de salto. — «Hay también mutanzas mediatas (o de segundo voleo), las cuales se llaman disjuntas». (Tapia, Vergel, lxviij, v.)
VOLTARIO:
Ser como el, o ser otro, voltario de Vélez.
Aplícase al tahúr que se lleva jugando todo el día, y a la noche se encuentra sin un maravedí, por habérsele ido todo el dinero en baratos y otras socaliñas.
VOLUNTAD:
Donde hay voluntad, mejor es entrarse que llamar.
Cuando hay confianza pueden hacerse muchas cosas que no se harían si no se tuviese.
La voluntad es la regla justísima de las obras.
No siempre se hace lo que se quiere, sino lo que se puede; mas lo que hay que agradecer es el deseo, no el hecho en sí.
La voluntad está pronta; pero la carne, tímida, o El espíritu está pronto; pero la carne es flaca.
La materia no responde siempre a los deseos del hombre.
Tanto hace el que da con voluntad todo lo que tiene, aunque sea poco, como el que da todo lo que posee, aunque sea mucho.
En los donativos es preciso agradecer lo que se hace, cuando acompaña la voluntad.
No puede la voluntad desear, o apetecer, lo que claramente ve que le es imposible.
Contra lo que no se puede hacer no hay deseos que valgan.
Tener uno la voluntad virgen.
Hacer siempre lo que quiere; salirse en todo con su gusto.
Voluntad es vida.
Expresión con que se significa que el gusto propio en hacer las cosas contribuye mucho al descanso de la vida.
Zurcir voluntades.
Alcahuetear.
VÓMITO:
Volver al vómito, como el perro.
Insistir sobre una cosa, por enojosa que sea.
VOS:
Entre vos y mí no se pueden perder sino los barriles. — V. De cosario a cosario no se pierden sino los barriles.
Pues todo lo sabéis vos, y yo nada, diréis —me lo que soñaba esta mañana.
Modo de burlarse de los que presumen de saberlo todo.
Si yo fuera que VOS...
Expresión con que se da a entender la disconformidad de criterio entre la persona que habla y la que escucha.
VOTO:
Echar un voto redondo como una bola.
Pronunciar un juramento o soltar un taco.
Nunca obligó mal voto a su cumplimiento.
La oferta hecha indebidamente no es necesario cumplirla.
VOZ:
La voz de un gallo se parece a la de otro gallo.
No debe nadie vanagloriarse de sus méritos, pues nunca falta otro que los posea iguales, si no mayores.
Llevar la voz cantante. — V. Llevar uno la BATUTA.
Según es pública voz y fama.
Con esta frase repetimos lo que hemos oído decir a todo el mundo, sin que por eso nos hagamos solidarios o respondamos de su autenticidad.
Voz del pueblo, voz de Dios.
El convenir todos en una idea o especie es prueba de su certidumbre. Suele decirse más comúnmente en latín: Vox populi, vox Dei.
Voz que se escapa no vuelve, y quizá tu ruina envuelve.
Aconseja el cuidado en ver lo que se habla, pues es bien sabido que Palabra y piedra, o bala, suelta no tienen vuelta. (Véase)
Dar voces al viento. — V. Eso es lo mismo que pedir peras al olmo.
Eso es dar voces al lobo. — V. Eso es lo mismo que ladrar a la luna.
Quien da más voces, o quien más grita, tiene más justicia.
No basta tener derecho, sino hacerlo valer; pero en lo general, hay muchos que, aun no teniéndolo, gritan, bullen y se arreglan de tal manera, que acaban por convencer a los jueces que lo que piden es de justicia.
VUELTA:
A vuelta y media, torrezno fuera.
Dícese de aquello que no se ha llegado a conseguir por falta de eficacia en la recomendación.
A la vuelta lo venden tinto.
Locución de bastante amplitud en su aplicación, pues se suele traer a propósito de cualquiera materia que es diversa de la que se está tratando, o de una situación que cambia de aspecto, o de negarse a acceder a aquello que de uno se solicita, o a asentir al dictamen ajeno, etc.
Andar en vuelta.
Andar en rodeos, poner dificultades para no hacer una cosa.
Cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco.
Aconseja que antes de hablar de los demás, mire uno su conciencia para ver si está limpia del pecado que trata de juzgar.
Cuando tú vienes, ya voy yo de vuelta.
Indica que ya ha pensado o ejecutado uno aquello que otro quiere hacer después.
¡Cuidado, que tiene una vuelta en la punta!
Aplícase a aquello que no es muy correcto, o que tiene segunda intención, por lo general dañina.
Esperar la vuelta del humo.
Equivale a no ver una cosa más.
Estar uno de mala vuelta.
Hallarse de mal humor, sin ganas de hablar ni considerar a nadie.
Más vale vuelta de llave, que consejo de fraile.
Es más conveniente precaver las contingencias tomando las debidas precauciones, que seguir los consejos de nadie.
Media vuelta a la izquierda es lo mismo que media vuelta a la derecha, sólo que es todo lo contrario.
Dícese de aquellos cuyas explicaciones son tan claras como la de la presente frase.
No hay vuelta sin revuelta.
Para conseguir una cosa es preciso sufrir mucho. — V. No hay atajo sin trabajo.
No tener vuelta de hoja una cosa.
No tener réplica; y también, ser infalible, no necesitando explicación por lo clara que se muestra, aun a los más negados.
Darle a alguna persona o cosa más vueltas que a una llave.
Procurar estudiarla a fondo, sin llegar a comprenderla.
Guardar uno las vueltas.
Estar con cuidado y vigilancia para no ser cogido en una acción mala.
Mientras más vueltas se le dé, más ha de crecer.
Refiérese a la calumnia, la cual sufre las mismas condiciones que una bola de nieve.
No hay que darle vueltas.
Expresión figurada y familiar que se emplea para afirmar que, por más que se examine o considere una cosa en diversos conceptos, siempre resultará ser la misma, o no tener sino un remedio o solución.
Poner de vuelta y media a uno.
Tratarle mal de palabra, llenarle de improperios.
Tantas vueltas daremos a la noria, que salgan llenos los arcaduces.
La constancia es una virtud que consigue todo lo que se propone, por difícil que sea.
VULGO:
El vulgo es necio y pues lo paga, es justo hablarle en necio para darle gusto.
Este dicho, que no habla muy en favor de su autor, Lope de Vega (Arte nuevo de hacer comedias), y con el cual pretendió justificarse en su tiempo a los ojos de los que le tachaban de no ajustarse a los preceptos clásicos en la composición de la casi totalidad de sus comedias, se aplica, en general, a todo trabajo en que su autor se desembaraza de las reglas, y atiende sólo al lucro material con que le brinda el gusto estragado de un público inepto y caprichoso. — El refrán aquel de dame pan y dime tonto fue siempre un expediente muy socorrido en no pocos lances de la vida.
El vulgo no repara en quien es majadero, sino en quien tiene dinero.
El dinero es muy poderoso y es lo único que se suele mirar.
VULPEJA:
Bien sabe la vulpeja con quien trebeja.
Indica el cuidado que se tiene en emplearse en el servicio de alguna persona.
XO:
¡Xo, xo, no tanto arriba! ¡Xo, xo, no tanto abajo!
Da a entender que no se debe exagerar las cosas, dejándolas siempre en un justo medio, pues sabido es que todo extremo es vicioso. — La palabra xo, como interjección, no deja de ser un arcaísmo, y como tal lo acogemos aquí pues modernamente se usa la s en lugar de la x; hemos respetado, no obstante, la ortografía, por ser la empleada por nuestros clásicos.
YA:
Ése es de los de ya es id acá.
Aplícase a las personas que, sin pedir permiso, se entremeten en todo. — Indícase también con esta frase que la persona aludida es nuestra, incondicionalmente, por haberla rendido o atraído a nuestro bando o parecer.
YAULI:
¡Que repiquen en Yauli!
Modo de dar a entender que no sucederá aquello que se manda, desea o augura. — Proviene este dicho de que en Yauli (Perú) no había campanas cuando se inventó.
YEDRA:
La yedra de Jonás.
Dícese de toda prosperidad que dura poco.
YEGUA:
Andar a mátame la yegua, y matarte he el potro.
Altercar con porfía y sin necesidad.
El que desecha la yegua, ése la lleva. — V. Quien dice, o habla, mal de la pera, ése se la lleva.
Yegua parada, prado halla.
En medio de las mayores dificultades, la necesidad encuentra medios para lograr lo que es necesario.
Donde hay yeguas, potros nacen.
No se debe extrañar los acontecimientos, o efectos, por ser naturales, cuando están inmediatos, o son conocidas las causas de que provienen.
YERBA:
Crecer como la mala yerba.
Expresa que lo que no sirve para nada suele ser lo que más prospera. — Se suele aplicar a los muchachos malos o desaplicados que crecen mucho, con alusión a las plantas inútiles que nacen en el campo, sin que nadie las siembre, y que se reproducen y crecen extraordinariamente.
Esta es yerba buena. — Esta es mejor, Ana.
Dicho jocoso en que se juega del vocablo entre yerbabuena y mejorana.
Guardarse de la yerba que se da a conocer sin verla.
Indica que no se debe uno fiar de las apariencias sin comprobar su verdad.
La mala yerba presto crece. — V. Crecer como la mala yerba.
Mala yerba nunca muere. — V. Bicho malo minea muere, y si muere, muere tarde.
No saber qué yerba ha pisado alguno.
Aplícase a la persona a quien todo lo que hace o dice le sale mal.
Ver, sentir u oír la yerba crecer.
Aplícase cualquiera de estas circunstancias a la persona inteligente, lista y astuta.
YERNO:
Al yerno y al cochino, una vez sólo el camino.
Indica que a uno y otro basta con que se les lleve una vez a casa para que vuelvan a ella fácilmente, sin necesidad de que se les enseñe por dónde tienen que ir.
Nuestro yerno, si es bueno, harto es luengo.
Enseña que las calidades que se han de buscar y apreciar en el yerno son la bondad y la virtud, más que otras prendas naturales.
YERRO:
Acertar por yerro.
Conseguir una cosa por casualidad o por efecto de una equivocación.
Al que hace un yerro, y, pudiendo, no hace más, por bueno le tendrás.
Refrán que enseña que al que en lo regular se contiene, y pudiendo obrar mal, no lo hace, se le debe disimular o pasar algún yerro o defecto, sin que por él pierda su buen crédito.
El pequeño yerro al principio, se hace grande al pin.
Hay que evitar las causas, para que los efectos no sean mayores.
La que hizo un yerro, y, pudiendo, no hizo más, por buena la tendrás.
Es digna de indulgencia la persona, en general, y más especialmente la mujer, que, después de haber caído, se levanta para siempre.
No salva mi yerro el de mi vecino o deudo.
No hay por qué imputar las faltas de uno a los demás.
No sea peor el postrer yerro que el primero.
Aconseja el remediar una falta, mientras es tiempo, por temor a que después se haga mayor.
Un yerro, aunque pequeño, trae muchos consigo.
La comisión de una falta suele acarrear muchas más.
Yerro y mal hecho, enmienda no desecha.
Toda falta es capaz de corrección cuando el arrepentimiento es sincero.
Hay yerros que parecen descuidos, y son cuidados.
Muchas veces finge uno equivocarse en determinado pasaje o asunto, para con ese error aparente llamar mejor la atención de quien lee o escucha.
Los yerros por amores son dignos de perdonar.
El que comete alguna falta por exceso de cariño, no debe ser castigado.
Mejor se aprende de los propios yerros que de los ajenos aciertos.
Porque es más fácil escarmentar en cabeza propia que en la ajena.
YO:
Primero yo, después yo y siempre yo.
Divisa de los egoístas, que sólo están atentos a su provecho y medro personal, sin cuidarse del estado en que quedan los demás.
Ser uno de los de yo me entiendo.
Obrar por sólo el capricho, sin dar oídos a razones ni consejos. — Algunos dicen: Yo me entiendo y bailo solo, o Cada tino se entiende... (Y trastejaba de noche). (Véase)
Véame allá yo, siquiera si, siquiera no.
Manifiesta el deseo de alcanzar alguna cosa, sea en la forma que sea.
Yo como tú, y tú como yo, el diablo nos juntó.
Expresa que la conformidad en las costumbres, cuando son malas, es principio de muchos daños, así parece que es obra del diablo o disposición suya el qué se junten, especialmente en casamiento, que es a lo que alude el presente refrán.
Yo duro y vos duro, ¿quién llevará lo maduro?
Vitupera la obstinación o terquedad llevada al extremo entre dos personas, especialmente si están ligadas por los vínculos del parentesco, de cuya imprudente conducta no puede menos de resultar un desenlace deplorable.
Yo no se lo doy, ella no lo gana, pero ella se lo tiene: cierta señal de que el atablo no duerme.
Lleva implícita la idea de poseer una cosa por malas artes, es decir, robándola.
YUGO:
El yugo de Jesucristo es suave, y su carga, liviana.
El servicio de Dios es ligero, pues Él nos ayuda a sobrellevarlo por amor suyo.
Sacudir uno el yugo.
Salir de opresión o dominio molesto o afrentoso.
Sujetarse al yugo de uno.
Someterse a su dominio o mando.
YUNQUE:
Cuando yunque, sufre; cuando mazo, tunde.
Refrán que enseña que debemos acomodarnos al tiempo y a la fortuna.
Estar al yunque.
Estar tolerando o sufriendo la molestia impertinente de otro, o los golpes y acaecimientos de la fortuna, u otro cualquier trabajo.
YUNTA:
La yunta de Pedraja, que el uno tira y el otro desgaja.
Aplícase generalmente a los matrimonios en que ninguno de los cónyuges tiene nada que echarse en cara, por su desconocimiento de la economía y conservación del capital.
No lo mueve ni una yunta de bueyes.
Aplícase a la persona perezosa que no sale de su paso, por mucho que se le diga u obligue la necesidad de hacerlo.
YUS:
Ni tan yus, ni tan sus. — V. Ni tanto ni tan dello, señor don Tello.
ZACAPELLA:
Haber zacapella.
Riña, contienda. — Paranomasia de gazapela, pélamela y otras que vienen a significar lo mismo.
ZAFARRANCHO:
Armar un zafarrancho.
Promover riña, generalmente sangrienta. — Enredar las cosas, tanto materiales como morales, a fin de que en estas últimas salgan algunos perdiendo.
ZAFRA:
Llueve más que cuando enterraron a Zafra. Algunos añaden: pues siendo la caja de plomo, iba nadando por encima de los tejados.
Frase empleada en Castilla la Nueva, equivalente a la que se usa en Andalucía, donde substituyen el nombre imaginario de Zafra por el no menos quimérico de Bigote. (Véase este artículo.)
ZAGALEJO:
A zagalejo verde, ribete encarnado.
Refrán irónico con que se quiere dar a entender lo ridículo que resulta el consorcio entre las cosas antitéticas.
ZALAGARDA:
Armar zalagarda.
Es voz árabe, salam-ghard, que da a entender el alboroto repentino da gente ruin para espantar a los que están descuidados; con referencia a que en la milicia significa esta palabra la emboscada dispuesta para coger de sorpresa al enemigo.
ZAMARRA:
La zamarra y la vileza, al que se le aveza.
Es tanto el poder y la fuerza de la costumbre, que llega a familiarizar las cosas más repugnantes.
ZAMARRO:
Malo es el zamarro de espulgar, y el viejo de castigar.
Es muy difícil desarraigar los vicios de la persona que se ha endurecido en ellos y hecho naturaleza la costumbre de no resistirlos.
Ser un tío zamarro.
Aplícase a los que, echándoselas de cazurros y poco habladores, no se dejan engañar tan fácilmente. — Se suele decir de la gente del campo y de los que en Madrid llaman paletos.
ZAMBULLIDA:
Dar, o pegar, uno zambullidas.
Dícese con ocasión de aquel que se presenta muy de tarde en tarde en algún paraje. — V. ¡Buen resuello para buzo!
ZAMBULLO:
Zambullo, suelta lo que no es tuyo.
Dícese para obligar a una persona a que devuelva aquello de que indebidamente se ha apoderado.
ZAMORA:
No se ganó Zamora en una hora.
Alude a la fortaleza de sus antiguas murallas y a la defensa que hicieron en largos y apretados sitios sus habitantes, singularmente al que puso don Sancho el Fuerte contra su hermana D. a Urraca. Y así, para encarecer la dificultad de una empresa y pintar a la vez el carácter tenaz de sus habitantes, se emplea dicha frase.
Todos duermen en Zamora.
Algunas veces se suele añadir: mas no duerme Arias Gonzalo.
Versos de un romance antiguo anónimo, que empieza: «Tristes van los zamoranos, metidos en gran quebranto..». Se usa para dar a entender que aquello de que se trata se verifica a las altas horas de la noche, y, por lo tanto, que la generalidad de los vecinos de aquel paraje, población, etc., están entregados al sueño.
ZANCAS:
An lar en zancas de araña.
Aplícase a aquel que se vale de rodéos o tergiversaciones para huir de alguna dificultad que se le propone, o cargo que se le dirige, a la manera que da mil vueltas la araña, estirando las patas, antes de decidirse a atrapar el insecto que ha quedado preso en su tela.
ZANCADILLA:
Armar, o tender, zancadilla, o la zancadilla, o una zancadilla. — V. Armar, o tender, lazo, o el lazo, o un lazo.
ZANCAJO:
No llegar uno al zancajo a otro.
Da a entender la suma distancia o diferencia que hay de una persona a otra en la línea de que se habla.
Roer los zancajos a alguno.
Murmurar o decir mal de alguien, censurando sus defectos más pequeños en ausencia suya. — Esta locución vulgar despreciativa, pero enérgica, da a entender al que esto hace que se parece a los gozquecillos que ladran y muerden en las patas por detrás a los perros grandes, huyendo luego.
ZANCOS:
Andar en zancos.
Crecerse; elevarse en posición, influencia, afecto, etc.
No es buen huir en zancos.
El que huye de un peligro debe apartar de sí toda clase de obstáculos, a fin de poder conseguir más pronta, fácil y seguramente su objeto.
ZANGAMANGA:
Meter zangamanga.
Meter embuste para engañar a alguno. —Voz compuesta de zanga, especie de juego de naipes entre cuatro personas, y manga, red; por los juegos, artificios y redes que usan los tahúres.
ZANQUIVANO:
Zanquivano, mucha paja y poco grano.
Dícese aludiendo al centeno.
ZAPATERO:
Aunque no soy zapatero, ya sé tomar medidas.
El que nota una incorrección en algo, así como el que trata de emprender un asunto, demuestra con esta frase que no ignora los medios que ha de emplear para corregir aquello o precaver los inconvenientes que éste pudiera presentar.
Hacer como el zapatero, que tira el cuero con los dientes hasta que le hace llegar donde él quiere.
Aconseja la fuerza de voluntad y la perseverancia para conseguir lo que se desea.
Quedarse zapatero.
En algunos juegos de cartas equivale a no hacer ni una sola baza.
Ser, o parecer, un zapatero.
Aplícase a todo aquel que hace una obra chapucera o ramplona, con alusión a dicho artesano. — También se da el nombre de zapatería a la obra así ejecutada.
Un zapatero, un sastre y un barbero, tres personas distintas y ninguno es verdadero.
Indica lo poco que hay que fiar en ninguno de ellos.
Zapatero, a tus zapatos.
Aconseja que cada cual no juzgue sino de aquello que entienda, o que no se salga de su esfera.
Tiene su origen en el siguiente hecho, relatado por Plinio en su Historia Natural: Apeles, el más ilustre de los pintores de Grecia, se mostraba muy severo con sus obras, no desdeñando la crítica, sino, por el contrario, provocándola. Cuéntase que, para conseguirlo, hacía colocar sus cuadros en la plaza pública, ocultándose él detrás del lienzo, en forma que podía escuchar lo que decían los curiosos.
Cierto día, acertó a pasar un zapatero que censuró acremente la factura de una sandalia. Apeles comprendió su error y lo corrigió; pero al día siguiente volvió a pasar el mismo zapatero, que, al ver corregido el defecto por él señalado, se envalentonó, metiéndose a criticar una pantorrilla que era modelo de corrección.
Apeles salió entonces de detrás del cuadro, exclamando: Ne sutor ultra crepidam, equivalente a la frase que encabeza este artículo.
ZAPATITO:
Me dieron un zapatito de afrecho, cátalo allí colgado en el techo.
Frase con que se suele terminar la narración de un cuento de hadas a los niños pequeños.
ZAPATO:
Cada uno sabe donde le aprieta el zapato.
Cada cual conoce mejor que nadie lo que le conviene.
El zapato malo, malo, más vale en el pie que en la mano.
Es una de las tres verdades del barquero. — V. Decirle a alguien las verdades del barquero.
Encontrarse uno con la horma de su zapato.
Hallar su conveniencia. — Tiene más uso en sentido irónico, para significar lo mismo que los refranes: A las veces, do cazar pensamos, cazados quedamos; Ir por lana y volver trasquilado; Donde menos se piensa salta la liebre; Salirle a uno la criada respondona, y otros análogos.
Estar como tres con un zapato.
Manifiesta la miseria de algunos cuando no tienen todo lo que necesitan o están precisados a alternar con otro en el uso inexcusable de alguna cosa, como sucedería, por ejemplo, con tres individuos de una misma familia, que, por no poseer más que un par de zapatos, a causa de su extremada indigencia, no podrían presentarse al público simultánea, sino sucesivamente uno tras otro, y después que el primero se hubiera descalzado para cedérselo al segundo y éste al tercero.
El comendador Hernán Núñez dice así este proverbio: Como tres con una zapata, que la que antes se levanta, esa se la calza.
Estar como tres en un zapato. — V. Estar como sardinas en banasta.
Meter en un zapato. — V. Meter en un puño a uno (véase en el Apéndice); dominarlo.
No llegar al zapato de alguno.
No poder compararse con él. —A veces se exagera más el desprecio, empleando la frase No llegar a la suela del zapato de alguno. (Véase)
Saber uno donde le aprieta el zapato. — V. Cada uno sabe dónde le aprieta el ZAPATO.
Otro se calce el zapato que yo me descalzo.
Deseo que manifiesta uno, a modo de imprecación, de que otro aproveche lo que él desecha; esto es: antes necesite mi prójimo de mí que yo de él.
Saber dónde roye el zapato. — V. Cada uno sabe dónde le aprieta el zapato.
Ser más necio, ruin, estúpido, etc., que su zapato.
Manera de ponderar dichas cualidades en una persona.
Zapato ramplón, cara macilenta, y sale la cuenta.
Los hipócritas siempre hicieron negocio.
Zapato roto y sano, más vale en el pie que en la mano.
Variante de una de las tres verdades del barquero. — V. Decirle a alguien las verdades del barquero.
Andar con zapatos de fieltro.
Proceder con mucho secreto y recato.
Compostura de zapatos y sombrero teñido, dinero perdido.
El pretender ahorrar con los tintes y las composturas, suele ser inútil, por lo poco que duran unos y otras.
Zapatos nuevos y rotos.
Aplícase a aquello que se hace de primer intento, y se hace mal.
ZAPE:
No hay que decir ¡zape! hasta que pase el último gato. — V. Al fin se canta la gloria.
La idea de este refrán está expresada en la cuarteta que dice: «Ninguno cante victoria aunque en el estribo esté; que muchos, en el estribo, se suelen quedar a pie».
ZAQUE:
Estar uno hecho un zaque.
Estar ebrio, aludiendo a los pellejos en que se guarda el vino.
ZARAGOZA:
A Zaragoza, o al charco.
Para probar la tenacidad aragonesa se ha inventado el siguiente cuento.
Viajando cierto día San Pedro en compañía de Jesucristo, le preguntó a un aragonés que adonde iba.
—A Zaragoza.
—Hombre, di: «si Dios quiere».
—Que quiera que no, a Zaragoza voy.
Jesús convirtió entonces en una rana al hijo del Ebro, y lo arrojó a un charco. Pasaron años y más años, y Jesucristo restituyó al aragonés a su primitiva forma; y como le volviera a preguntar el Apóstol adonde dirigía sus pasos, le contestó sin vacilar: —A Zaragoza, o al charco; frase con que se califica de testaruda y extremadamente terca a una persona.
ZARANDA:
¡Anda, zaranda, que te caes de blanda!
Dícese de las personas, aplicándose generalmente a las mujeres, que son sosas y pasivas.
Estar una cosa hecha una zaranda. — V. Estar una cosa como una criba, o hecha una criba.
Harto soy ciego si por zaranda no veo.
Refrán con que se nota a los que quieren engañarse, o disimular, en cosas evidentes o claras.
ZARANDILLO:
Llevar, o traer, a uno como un zarandillo.
Tratarlo a su capricho y sin consideración alguna, haciéndole ir frecuentemente de una a otra parte.
ZARPA:
Echar la zarpa.
Agarrar o asir con las manos o las uñas. — Apoderarse de una cosa por violencia, engaño o sorpresa.
Estar hecho una zarpa.
Hallarse una persona o cosa completamente cubierta de lodo.
ZARZA:
La zarza da el fruto espinando, y el ruin llorando.
Reprende al mezquino que hace el beneficio de mala gana.
No hay cosa que tanto asga como la zarza.
Suele presentarse la zarza como el prototipo de la sujeción. — Aplícase metafóricamente a las personas que se agarran a otras, no dejándoles hacer nada.
Asirse de uno, o de una cosa, como zarzas.
Agarrarse a una cosa fuertemente.
ZARZAL:
Tener una cosa más espinas que un zarzal.
Se aplica a todo objeto que abunda en púas o espinas. Por eso se dice metafóricamente de todo negocio arduo y escabroso de suyo.
ZARZO:
Menearle el zarzo a uno.
Golpearle, pegarle. —Parece venir su origen de la palabra sarzo, que, en la germanía, significa sayal; es fácil que lo tomaran los gitanos por la semejanza que tienen la trama de las telas y los zarzos de mimbres. — Llámase zarzo en el lenguaje común el tejido de varas, cañas o mimbres que forma una figura plana.
ZARRACATERÍA:
Usar de zarracatería.
Andar con miseria, regatería. —Viene de la palabra zarracatín (regatón y miserable), nombre arábigo diminutivo, formado de sarécat y sarcat, el ladrón y la acción de hurtar, o adquirir furtivamente algún objeto.
ZASCANDIL:
Ser un zascandil.
Hombre despreciable, bullicioso y enredador, que pretende tener autoridad, entremetiéndose y ofreciendo cosas que no puede cumplir. — Tuvo su origen de los bailes y reuniones de gente grosera y matona, que suele tener por cabo el matar el candil de un golpe (zas) el más atrevido, para cometer a mansalva todo linaje de excesos.
ZIPIZAPE:
Armar un zipizape.
Se dice de la riña ruidosa y con golpes, tomada de las de los gatos, que concluyen espantándolos con tales o semejantes palabras. Con zipi, parece que se indica la llamada de éstos que son de casa, para que se aparten de la contienda; y zape, para ahuyentar a los extraños.
ZOCA:
Andar de zoca en colodra. — Véase Andar de Ceca en Meca, o de la Ceca a la Meca.
ZOCO:
Andar de zocos en colodros. — V. Andar de Ceca en Meca, o de la Ceca a la Meca.
ZOILO:
Ser un Zoilo.
Nombre que se aplica hoy al crítico presumido y maligno, censurador o murmurador de las obras ajenas, tomado del que tuvo un retórico crítico antiguo, que, por dejar nombre de sí. censuró impertinentemente los escritos de Homero, Platón e Isócrates.
Entre un Zoilo y un Aristarco, media tanta diferencia como la que existe entre una víbora y una sanguijuela, o séase, entre la sátira maligna y la crítica templada.
ZOQUETE:
Ser un zoquete.
Dícese de toda persona rústica, zafia o bruta.
ZORZAL:
Ser buen zorzal.
Se aplica a la persona que es astuta y sagaz, con referencia a las cualidades características de aquel pájaro, cuyo instinto es tan fino que sabe buscar las uvas mejores y más maduras para alimentarse.
ZORRA:
Agrillas eran, dijo la zorra.
Se dice de aquel que, no pudiendo lograr una cosa, finge no tener deseos de conseguirla.
A la zorra, candilazo.
Expresión con que se explica la habilidad de uno que engaña a otro que presume de astuto.
Aunque mucho sabe la zorra, más sabe el que la toma. — V. Mucho sabe la zorra, pero más quien la toma.
Cuando la zorra anda a grillos, mal para ella y peor para sus hijos.
Denota los pocos arbitrios que tiene alguno para su manutención cuando se ve obligado a buscarlo, empleándose en cosas de poquísima utilidad.
Cuando la zorra predica, no están los pollos seguros.
Aconseja desconfiar de aquellos que, para conseguir sus fines, se valen de medios contrarios a sus costumbres.
Decir lo de la zorra de la fábula: están verdes, o agrias.
Se aplica a aquel que, no pudiendo lograr una cosa, finge despreciarla, como le sucedió a la zorra de la fábula, la cual, no pudiendo comer unas uvas, porque estaban a gran altura y no podía echarles la garra, siguió su camino diciendo que no quería comerlas porque aun estaban verdes.
Desollar la zorra.
Tomar una borrachera.
El que toma la zorra y la desuella, ha de ser más que ella.
Para vencer al hombre sagaz, astuto e ingenioso es necesario excederle en estas mismas dotes y talento.
La zorra mudará los dientes, más no las mientes.
Significa la fuerza y eficacia que tiene una costumbre.
La zorra, por la cola.
A las personas astutas no conviene atacarlas frente a frente.
Mucho sabe la zorra, pero más quien la toma.
Recomienda que ninguno, por muy listo y advertido que sea, se confíe en su saber, pues puede haber otro que sea más sagaz y lo engañe.
No hace tanto la zorra en un año coma paga en una hora.
El castigo se da de una vez al que ha cometido muchas culpas antecedentes o ha hecho muchas travesuras.
No hay zorra con dos rabos.
Explica la imposibilidad de adquirir o hallar una cosa que, siendo única en su clase o especie, ha dejado de existir física o moral mente.
No ser la primera zorra que uno ha desollado.
Denota la costumbre o habilidad que uno tiene o da a entender por una acción.
Parecer uno zorra que ha comido agraz.
Estar de muy mal humor.
Pillar uno una zorra.
Embriagarse.
Por más que se desfigure la zorra, la descubren sus obras.
El que tiene un vicio, por mucho que trate de ocultarlo, se descubre.
Trabajo tiene la zorra cuando anda a grillos. — V. Citando la zorra anda a grillos, mal para ella y peor para sus hijos.
Zorra a principio de cazadero, es siempre de mal agüero.
Preocupación de los cazadores tan sin fundamento como todos los agüeros.
Zorra mangalutera, llena de queso y migas, y andar caballera.
Para estar contento no hay como verse agasajado.
Las zorras de mi lugar son como las demás.
Especie de yo pequé que entona el que, viéndose cogido en mentira, quiere volverse atrás.
Zorras y alcahuetas, todas son tretas.
De ciertas clase de personas no puede esperarse nada bueno.
ZORRILLA:
Zorrilla que mucho tarda, caza aguarda.
Expresa que cuando una cosa no se resuelve inmediatamente es porque se espera la oportunidad de conseguir mayor beneficio.
ZORRO:
Estar hecho un zorro.
Hallarse demasiadamente cargado de sueño y sin poder despertarse o despabilarse. — También se dice del que está callado y pesado.
Hacerse el zorro. — V. Hacerse el sueco.
Zorro dormilón no caza gallinas.
El que descuida sus asuntos, no puede verlos terminados con buen ñn.
Zorros en zorrera, el humo los echa fuera.
Cuando la fuerza se impone, no hay más remedio que obedecer.
ZORROCLOCO:
Ser un zorrocloco.
Se dice de la persona que es tarda en sus operaciones, que parece boba, pero que no se descuida en hacer su provecho y utilidad. —Es voz compuesta de zorro y clueca, por la semejanza que tiene de estos dos animales en lo astuto del uno y en lo tonta y parada de la otra cuando está empollando.
ZUECO:
Por deseos de zuecos metí los pies en cántaro.
Dícese de aquel que, por desear más de lo que tiene, hace lo que no debe.
ZUMAQUE:
Ser aficionado al zumaque.
Equivale a gustarle a uno el zumo de la uva, o sea el vino.
ZUÑIGA:
Ser uno más sabio que Zúñiga.
Alude a D. Gaspar de Zúñiga y Avellaneda, obispo de Segovia, en el siglo xvi, y después arzubispo de Santiago y electo de Sevilla, que gozó fama de sabio en su época.
ZURDO:
Ahí la juega un zurdo.
Frase con que, positiva o irónicamente, se pondera la habilidad, destreza o inteligencia de alguna persona.
No ser zurdo uno. — V. No ser cojo ni manco uno.
Zurdos, calvos, capones, tuertos y rubios no debían estar en el mundo.
Contra los que tienen la desgracia de padecer esas faltas.
ZURRAR:
Zurra, que es tarde.
Zahiere la impertinente insistencia de uno en alguna cosa.
Salvo el zurrado. — V. Salvo el guante en el Apéndice.
ZURRAMANGANA:
Zurramangana y tres cuartas de encina, son cosa sana.
Ciertos vicios no se pueden corregir sino recurriendo al castigo material.
ZURRIBANDA:
Dar una zurribanda.
Castigar con golpes a una persona; generalmente se aplica a los azotes que se les da a los muchachos traviesos.