Al catarro, con el jarro, o darle con el jarro.
Recomienda, como medicina eficaz para que desaparezca el constipado, beber una buena cantidad de vino que ayude a la transpiración.
CATAVINOS:
Ser un catavinos.
Ser un bribón, sin oficio ni beneficio, que anda de taberna en taberna.
CÁTEDRA:
Pasear uno la cátedra.
Asistir a ella cuando no acuden los discípulos.
Poder poner uno cátedra de alguna cosa.
Poseer con maestría y perfección una ciencia, arte o habilidad.
CATEDRAL:
La catedral de Toledo es una alhaja, y la de Sevilla es su caja.
Refiérese a ser ambas dos obras maestras de Arquitectura; pero la segunda inmensamente mayor que la primera.
Ser alguna cosa la obra de la catedral.
Tardar mucho tiempo en llevarla a cabo. — Suele usarse dicha expresión con más frecuencia en Cádiz, con alusión a la fábrica de su iglesia matriz, comenzada en el año 1722 y estrenada en el 1838.
CATEDRÁTICO:
Hablar como un catedrático.
Hablar bien en tono doctoral. — Esta frase se oye más en boca del pueblo, donde la palabra catedrático es sinónima de sabio.
CATITE:
Dar catite.
Darle a uno algún disgusto, o darle una azotaina. — Úsase más comúnmente en la fórmula ¡Toma catite!
CATÓLICO:
No estar uno muy católico, o muy católica una cosa.
No estar sano, bueno, perfecto. — Hallarse en malas condiciones o estar mal hecha una cosa.
Querer ser más católico que el Papa.
Dícese de aquellas personas exageradas que pretenden hacer las cosas aún mejor que lo que se exige. — La palabra católico suele substituirse más comúnmente por papista. — V. Ser más papista que el Papa.
CATÓN:
Es un Catón.
Aplícase al hombre sabio, grave, pensador, o que afecta serlo, con alusión al romano Marco Porcio Catón, célebre por sus máximas y la austeridad de sus costumbres, así como por su valor y por sus escritos.
CAUDAL:
A chico caudal, mala ganancia.
Enseña cómo con escasos elementos no se puede obtener gran resultado de aquello que se ha emprendido.
El caudal, o la hacienda, de tu enemigo, en dinero lo, o la, veas, o en difiero o en vino.
Semejante imprecación denota lo antiguo de esta frase, dado que de algunos años a esta parte han variado notablemente las circunstancias, en el mero hecho de reputarse el dinero como una mercancía cualquiera, así como de haber servido de base la industria vinícola para la erección de capitales verdaderamente fabulosos. De todos modos, la significación antigua del refrán puede tener aplicación hoy en día, pues se refiere al individuo que viviendo sólo de su capital, sin tener renta alguna, lo va gastando continuamente, exponiéndose a que llegue el día en que consuma la última moneda.
Hacer caudal de una cosa.
Hacer caso o aprecio de ella. — «Y si en los signos que tienen tres voces interviene esta mutanza o movimiento, no se ha de hacer caudal de la voz de bemol en este caso». (Tapia, Vergel, lxviii.)
Mal haya el caudal que da continuo afán.
Indica lo poco codiciables que son aquellos capitales cuya conservación acarrea más disgustos que ellos valen en sí.
Perder el caudal y las hormas.
Quedarse absolutamente sin nada.
Redondear el caudal.
Desempeñarlo, librarlo de gravámenes, sanearlo. — Llegar a reunirlo hasta donde se deseaba o hasta no necesitar más.
Un aumento de caudal nunca viene mal.
Dícese de los que, teniendo un buen capital, lo ven aumentado por algo imprevisto, tal como una herencia, lotería, negocio, etc. Suele emplearse en sentido irónico.
CAUSA:
Mala es la causa cuando necesita de misericordia.
Cuando al pedir algo se hace solicitando gracia y no justicia, es que no se cree tener derecho en lo que se pide.
Ni fies, ni confies, ni prestes sin causa, ni des, y te saldrá la cuenta al fin del mes.
Recomienda la parquedad en conceder graciosamente y sin garantía, a fin de no quedarse sin lo dado.
No hay causa tan desvalida que no tenga quien la defienda.
Todas las cosas, según el prisma al través del cual se miran, son legales o ilegales; de aquí que no les falten defensores.
Quitada la causa cesa el efecto.
Principio científico tan axiomático que no necesita de explicación; pues no existiendo efecto sin algo que lo produzca, si se suprime el agente, desaparecerá el acto.
Quita la causa y quito el pecado.
Cuando no existe materia para delinquir, tampoco puede existir la delincuencia. — V. Quitada la causa cesa el efecto.
Ser causa perdida alguna cosa.
No haber remedio para ella; no hallársele desenlace o resolución favorable. — Algunas veces se aplica también a las personas incorregibles.
Si sabes la causa, deja la falta.
Expresa lo fácil que es corregirse de un vicio cuando no se ignora de qué proviene.
De distintas causas, distmios efectos, o Distintas causas producen distintos efectos.
Cuando los agentes que producen una resultante no son los mismos, no es extraño que los resultados tampoco lo sean.
CAUTA:
La más cauta es tenida por más casta.
No basta que sea buena una persona, sino que sepa todo el mundo que lo es, lo cual se logra aparentándolo. Y a veces ocurre que se aparenta lo que no es, pero como el mundo cree lo que ve, juzga en falso.
CAUTELA:
Obrar con cautela.
Hacerlo de una manera solapada, con cuidado, previniendo los males que puedan resultar.
Una cautela con otra se quiebra. — Véase A un picaro, otro mayor.
A cautelas, cautelas mayores. — V. A un pícaro, otro mayor.
CAVA:
Cava, labor y barbecho, en mayo esté hecho.
Indica que estas operaciones de labranza deben verificarse antes del mes indicado para que la tierra produzca lo que de ella se desea.
CAVADOR:
A cavador, Perucho, si le dieres algo, no sea mucho.
Para que no se vaya con ello, si es adelantado lo que se le da.
Tener de cavador las manos.
Dícese de aquella persona que las tiene toscas o callosas, como propias de todo oficio rudo.
CAVILAR:
Más mató el cavilar, que ayunar o trasnochar.
Los quebraderos de cabeza hacen más daño, como morales que son, que los trabajos corporales.
CAZA:
Alborotar la caza.
Dar motivo para que haya alguna disputa o pendencia.
Andar, o ir, a caza de gangas.
Procurar proporcionarse utilidades y ventajas a poca costa y sin ningún trabajo. —Empeñarse en conseguir una cosa de difícil logro, aun a riesgo de salir burlado.
Andar a caza de una cosa.
Buscarla, solicitarla.
Caza, guerra y amores, por un placer mil dolores.
Pone de manifiesto cómo en el mundo hay satisfacciones que no compensan en modo alguno las penalidades que se pasan antes para alcanzarlas.
Dar caza a una persona o a una cosa.
Perseguir a una persona con objeto de alcanzarla y prenderla o matarla. — Procurar con afán llegar a comprender o conseguir alguna cosa.
Espantar la caza.
Precipitar o perder un negocio por anticiparse importunamente en poner los medios para su consecución.
Habla en la caza y cómprala en la plaza.
Demuestra que tiene mucha más cuenta adquirir ésta en poblado que ir a buscarla al campo.
La caza es una imagen de la guerra.
Porque tanto la una como la otra están sujetas a planes, asechanzas y emboscadas, la primera contra los animales, particularmente la que se llama caza mayor o de montería, y la segunda contra nuestros semejantes.
Levantar la caza.
Descubrir algo que convenía que estuviera oculto.
Mata la caza el porfiado, no el cazador cansado. — V. Porfía mata la caza, o Porfía mata venado, no cazador cansado.
No hay caza mejor que de perros viejos.
Demuestra que ciertos asuntos no se deben confiar a toda clase de personas, sino a las que son muy duchas y prácticas, como garantía del buen éxito.
Quien en caza, o en guerra, o en amores, se mete, no siempre sale cuando quiere. — V. Caza, guerra y amores, por un placer mil dolores.
Seguir la caza. — V. Seguir la liebre.
Uno levanta la caza y otro la mata, o la prende.
Los afortunados, por casualidad y sin trabajo por lo general, consiguen el fruto de los desvelos y fatigas de otro.
CAZADOR:
Al cazador, leña; y al leñador, caza.
Modo de poner en evidencia los caprichos de la fortuna, pues a veces le salen al paso a una persona ocasiones inútiles para ella, que a otra le serían favorables, y viceversa.
Al mejor cazador se le escapa la liebre. — V. El mejor escribano echa un borrón.
Cazador con liga, pescador de caña y hacedor de sal, a morir al hospital.
Da a entender que con dichos oficios no es fácil salir de pobre.
Cazador, nuevo; perro, cojo, y hurón, viejo.
Manifiesta que el primero debe ser joven, así como los otros dos, ya experimentados.
El buen cazador de señuelo, a la garza, y los podencos, al halcón.
Indica que, según la edad, así debe uno dirigirse a la que más le corresponde.
El cazador, mozo, y el perro, cojo. — Véase Cazador, nuevo; perro, cojo, y hurón, viejo.
¡Hola!, cazador... ¿y con pistola?
Modo de mofarse y no dar crédito a la proposición que se acaba de escuchar, por lo absurda y majadera que es.
¡Mal haya el cazador loco que gasta su vida tras un pájaro por tomar otro!
Contra los ociosos que, con pretexto de utilidad y provecho, tratan de encubrir el mal empleo que hacen del tiempo.
Ser un cazador.
Dícese de la persona que gana a otra, trayéndola a su partido.
Tal deja el cazador la casa, como la caza la cama.
Va contra los sumamente aficionados a este ejercicio, que suelen tener abandonadas sus casas y faltas de lo necesario para vivir decentemente.
Es propio de cazadores, después de la caza muerta, poner la piel a la puerta.
Habiendo labrado una casa ostentosa cierto rico improvisado y a quien se reputaba por de raza de judíos, y puesto en la portada una cruz de jaspe, escribió por bajo de ésta un satírico el pasquín preinserto, el cual se aplicó proverbialmente, andando el tiempo, a los que, después de haber cometido multitudes de excesos, desafueros y tropelías, se acogen a mejor vida.
CAZAR:
Cácete, pesquete, nunca buen cásete.
El muy aficionado a andar cazando o pescando tiene su casa completamente abandonada, por lo poco que mora en ella.
Cazar a uno.
Prenderlo, cautivarle la voluntad con halagos o engaños.
Muchas veces, do cazar pensamos, cazados quedamos. — V. Ir por lana y volver trasquilado.
Si cazares, no te alabes; si no cazares, no te enfades.
Recomienda la serenidad de ánimo con que se deben tomar los sucesos, tanto prósperos como adversos.
Vos cazáis, y otro vos caza; más valiera estaros en casa.
Reprende a los que por atender a sus gustos abandonan sus obligaciones.
CAZOLERO:
Ser un cazolero.
Ser un cocinica, un cominero, un hombre afeminado. Es frase de gran uso en Andalucía.
CAZONAL:
Meterse en un cazonal.
Entrar en un negocio o empeño muy arduo y sin salida.
CAZUELA:
Parece que ha comido en cazuela.
Se dice del que habla mucho.
CAZURRO:
Hacerse el cazurro.
Hacerse el tonto. — Fingir que no se entiende lo que no le conviene o no le gusta a uno.
Ser un cazurro.
Persona de pocas palabras; muy metido en sí.
CE:
Ce por be, o Ce por ce.
Poner una cosa por otra; falsear los hechos. — Narrar o contar una cosa con todos sus detalles, sin omitir nada.
Por ce, o por be.
¿Será la etimología por caro, o por barato? — V. Por hache o por erre, o Por fas o por nefás.
Las cuatro ces de los viejos: cursos, calentura, caída o casamiento.
Tales son las causas que especialmente precipitan su muerte, y que son, atendiendo a la edad, de facilísima y, por tanto, inútil explicación. — V. Las tres ces de los viejos.
Las tres ces de los viejos.
Las personas de edad avanzada están más expuestas que las demás a morir víctimas de una de estas tres circunstancias; a saber: de caída, de cólico o de cursos.
CEBADA:
De atrás viene la cebada.
Manera de expresar que lo que sucede no es del momento, sino que tiene su origen o es consecuencia de algo antiguo.
Desear una cosa tanto como la cebada una mula de alquiler.
Dícese así porque las caballerías de alquiler son regularmente mal tratadas por sus dueños, y se hallan casi siempre hambrientas.
No es cebada, que se descabeza. — V. No es puñalada de picaro.
La cebada en lodo y el trigo en polvo.
Indica el tiempo, ya húmedo, ya seco, en que respectivamente debe hacerse la siembra de estos dos cereales.
No hay cebada para tantos asnos.
Expresión burlesca y familiar que se emplea cuando se presentan a comer impensadamente en una casa muchas personas. — Empléase también cuando se han concedido honores, cargos, cátedras, etc., entre muchos, y quedan aún algunos descontentos por no haberles cabido igual suerte.
CEBO:
Dondequiera que hay cebo no dejan de venir los buitres.
Da a entender que al que tiene algo que dar, nunca le falta compañía.
El cebo es el que engaña, que no el pescador ni la caña.
Indica que la mayor parte de las veces son disculpables los engañadores, pues a los engañados les cabe aún más culpa que a aquéllos, toda vez que el afán de conseguir lo que se les ofrece les hace caer incautamente en el lazo que se les tiende. Díganlo, si no, el timo del portugués, el del entierro, el de las limosnas, etc.
Haya cebo en el palomar, que palomas no faltarán.
Demuestra que el número de incautos es infinito, siempre que haya algo que les atraiga.
Morder el cebo.
Dejarse engañar.
Ser como el cebo en el anzuelo.
Dícese de todo aquello que reviste un exterior halagüeño para más fácilmente engañar al incauto.
CEBOLLA:
Atascar, o morder, o tragar, cebolla.
Sufrir disgustos de consideración, devorándolos interiormente o no pudiendo ponerles remedio.
CEBOLLINO:
Arráncate, cebollino — V. Arráncate, nabo.
Mandar a uno a escardar cebollinos.
Mandarlo enhoramala; despedirlo de mala manera.
Trasponer el cebollino.
Trasladar a paraje seguro lo que se ha hurtado.
CEBÓN:
Estar liecho un cebón.
Dícese de la persona muy gruesa y abultada, con referencia al cerdo, que se cría con todo regalo para que esté más gordo.
Hurtar el cebón, o el puerco, y dar los pies por Dios.
Dícese de los que creen ser absueltos del pecado del robo porque entreguen como limosna parte de lo robado.
CEBRA:
Correr como una cebra. — V. Correr como un gamo.
CECA:
Andar de Ceca en Meca, o de la Ceca a la Meca.
De una parte a otra; de aquí para allá.
CECINA:
Estar como cecina.
Aplícase a la persona o cosa que se halla sumamente enjuta.
CEDACICO:
Cedacico, o cedacito, nuevo, tres días en estaca.
Muchas veces se aprecian y cuidan algunas cosas más por su novedad que por su verdadero valor. — También se aplica a lo poco que suele durar el entusiasmo con que algunas personas empiezan a servir sus nuevos destinos.
CEDAZO:
Más quiero pedir a mi cedazo un pan apretado, que a mi vecina prestado.
Es preferible pasar algunas privaciones, a tener que andar buscando prestado. — Apretado significa pequeño o reducido.
CEDO:
Si quieres cedo engordar, come con hambre y bebe con vagar.
Comer sin apetito y beber sin sed es un verdadero vicio que, lejos de ser provechoso a la salud, produce en no pocos casos enfermedades y molestias.
CÉDULA:
Dar cédula de vida.
Se dice de aquellos que se precian de valentones y guapos, que parece que hacen gracia en no quitar la vida a nadie.
Tener cédula de vida.
Aplícase a los niños recién nacidos, cuando se les ve bien conformados y con fuerzas para vivir.
CEGAR:
Antes ciegues que tal veas.
Conminación empleada contra aquella persona que augura o predice algo que no nos agrada o no nos conviene.
Cegar y no ver.
Redundancia con que se demuestra el enfado o coraje súbito de que se ve poseída una persona por un acto cualquiera. Es propiamente un andalucismo.
CEJA:
Darle a uno entre ceja y ceja.
Decirle en su cara alguna cosa que le sea sensible.
Llevar uno entre ceja y ceja alguna cosa.
Recibir algún disgusto o molestia.
Metérsele, o ponérsele, o tener, a uno o a alguna cosa entre ceja y ceja.
Fijarse en un pensamiento o propósito de una manera insistente.
Mirar entre ceja_y ceja.
Fijar la vista en una persona para ver si, al sonrojarse, demuestra que no es verdad lo que nos dice.
Arquear, o enarcar, las cejas.
Levantarlas, poniéndolas en figura de arco, en señal de admiración o muestra de disgusto.
Quemarse uno las cejas.
Estudiar mucho; trabajar exageradamente estudiando, particularmente de noche.
Tener a uno entre cejas, o entre ceja y ceja.
Mirarle con prevención desfavorable.
CELADA:
A celada de bellacos, mejor es el hombre por los pies que por las manos.
Recomienda que se huya de pleitos y de contiendas, mayormente si se trata de gente bellaca y ruin.
A quien has descubierto tu celada, de ése te guarda.
Como el guardar un secreto no es virtud de todos, debe desconfiarse de aquellos que saben nuestras faltas, pues pueden descubrirlas, pensada o impensadamente.
Caer en la celada. — V. Caer, o picar, en el ANZUELO.
CELAJE:
Agarrarse de un celaje.
Expresión marítima que se usa para expresar que alguno es diestro y avisado, que echa mano a cualquier recurso y sabe aprovecharlo.
Mascar, o comer, celajes.
Se emplea entre la gente de mar para dar a entender que no hay qué comer.
CELEMÍN:
Caber bajo un celemín.
Dícese cuando se ve una reunión de niños, generalmente hermanos, que son pequeños y de muy corta edad.
Más vale celemín de neguilla que fanega de trigo.
Aconseja que para esquivar los efectos de la culpa, en ocasiones conviene más negar que confesar. — Se juega del vocablo neguilla por negar.
No es mucho errar a un celemín tres cuartillos.
Expresión irónica por la que se satiriza a una persona que, pretendiendo acertar una cosa, se ha separado no poco de la verdad.
CELESTE:
Quedarse mirando al celeste.
Al cielo. — Perderlo todo; quedarse sin nada. — V. Quedarse a la luna de Valencia.
CELESTIAL:
Ser celestial.
Ser un bobo, un candido, tonto o inepto.
CELOS:
Aquel que celos no tiene, no tiene amor verdadero.
Cuando se quiere a una persona nos parece que nos van a robar su cariño; la mayor parte de las veces los dedos se nos antojan huéspedes.
Los celos son hijos del amor. — V. Aquel que celos no tiene, etc.
Nunca hay celos sino donde hay amor. — V. Nunca amor se engendró sin celos.
Pican más los celos que las pulgas.
Comparación popular, y por lo tanto bien pintoresca, empleada para demostrar el efecto que produce esa picara enfermedad.
Quien celos tiene, al sol se parece.
Porque el sol levanta vapores que suelen obscurecerlo, así como los celos obscurecen el amor con las sospechas.
CELOSÍA:
Ver como por celosía.
Entrever las cosas; no verlas muy claras o no comprenderlas bien.
CELOSILLO:
Celosillo es mi marido, y yo me rio; pues cuando él va, yo ya he venido.
Moteja de lista y suspicaz a una persona, pues se adelanta a los pensamientos de otra.
CELOSO:
Ser celoso.
Tener cosquillas.
CENA:
Acuéstate sin cena y amanecerás sin deuda.
Aconseja que antes que contraer deudas se pasen algunas privaciones.
Más mató la cena que sanó Avicena.
Previene que el cenar con exceso es, por lo regular, causa de gran perjuicio para la salud, y a veces hasta un atentado contra la vida.
Más vale un no cena que cien Avicenas. — V. Más mató la cena que sanó Avicena.
Por tiiucha cena, nunca noche buena.
Expresa que la abundancia en el alimento es contraria a la salud, siendo preferible que aquél no sea exagerado, con tal que sea sano y de fácil digestión.
Quien se echa sin cena, toda la noche devanea.
La debilidad en el estómago por causa de la falta de alimento produce en el sueño vahídos y pesadillas.
Cenas, soles y penas matan al hombre.
El abuso en la alimentación, particularmente de noche, así como las insolaciones y los disgustos, acaban con la vida humana.
De cenas y penas están las sepulturas llenas. — V. Cenas, soles y penas matan al hombre.
CENAAOSCURAS:
Ser un cenaaoscuras.
Persona encogida que por su carácter huye del trato de las gentes. — El miserable que se priva de las comodidades regulares.
CENAGAL:
Meterse en un cenagal.
En un negocio de difícil salida; en un atolladero, en un atascadero.
CENAR:
Al que has de dar de cenar, note quites el merendar.
Porque mientras menos ganas tenga, menos gasto ocasiona.
A quien te quiere cenar, cómetelo.
Enseña que es conveniente adelantarse a aquel que nos quiere hacer algún daño, haciéndoselo primero. No es un consejo muy evangélico, ciertamente, pero es muy humano.
Si lo cena, no lo almuerza.
Recomienda la virtud del ahorro y de la conservación, no derrochando las cosas, especialmente cuando no hay abundancia o sobra de ellas.
CENCERRADA:
Dar la cencerrada.
Ruido desapacible que se hace con cencerros, almireces, latas, etc., con el intento de molestar y burlarse de los viudos en la noche que celebran su segundo casamiento.
CENCERRO:
Parecer, o ser, un cencerro.
Dícese del instrumento de cuerda, y más comúnmente del piano o la guitarra, que produce un sonido desagradable, ya por su naturaleza, ya por estar desafinado, o bien a causa de la inhabilidad de quien lo pulsa.
Hacer una cosa a cencerros tapados.
Llevarla a cabo reservada, oculta y sigilosamente, procurando que nadie se entere.
CENDRA:
Ser uno una cendra, o vivo como una cendra.
Tener mucha viveza; ser muy listo.
CENICIENTA:
Ser la pequeña Cenicienta.
Aplícase a toda persona que lleva el peso del trabajo en una casa, oficina particular, ministerio, etc., mientras que los demás no trabajan. — En lugar de pequeña se suele decir también la puerca Cenicienta, y alude al conocidísimo cuento tan popular entre los niños.
CENIZA:
Allegadora de la ceniza y derramadora de la harina.
Censura a la mujer de poco gobierno y economía, que se afana en guardar las cosas de poco valor y no cuida de las de mayor importancia.
Escribir en la ceniza. — V. Escribir en la ARENA.
Poner la ceniza en la frente a alguno.
Humillarlo o confundirlo.
Cenizas no levantan llama.
Expresa que cuando un afecto se ha extinguido, no es fácil hacerlo revivir.
Convertir, o hacer, o reducir, a cenizas una cosa.
Destruirla, arruinarla, convirtiéndo" la en partes muy pequeñas.
CENSO:
Ser una cosa un censo, o un censo perpetuo.
Ocasionar gastos repetidos y continuos.
CENSURA:
No basta estar exento de censura; es preciso, además, par ecerlo.
Indica que es preciso guardar las apariencias si queremos ser respetados.
CENTELLA:
A veces, de chica centella nace gran llama de fuego. — V. De pequeña centella, grande hoguera.
De pequeña centella, grande hoguera.
Demuestra que muchas veces, de causas al parecer insignificantes, suelen provenir grandes efectos.
CENTRO:
Estar, o vivir, uno fuera de su centro, o en su centro.
No estar bien hallado y contento en un lugar o empleo, o, por el contrario, estar a gusto, desempeñar un destino a propósito para sus facultades, inclinaciones o gustos.
CEÑO:
Ceño y enseño, del mal hijo hacen bueno.
Se recomienda, para educar a un hijo travieso, la instrucción junto con la severidad.
CEPA:
De tal cepa, tales sarmientos, o De tal cepa, tal vino. — V. De tal palo, tal astilla.
La buena cepa buenos renuevos cria. — V. De tal palo, tal astilla.
CEPO:
Afeita un cepo, parecerá mancebo.
Denota lo que hace la compostura y el adorno para parecer bien. — Cepo es el palo.
Caer en el cepo. — V. Caer en el garlito.
Cepos quedos.
Manera de indicar a uno que se esté quieto, o que se corte una conversación desagradable u ofensiva.
CEPORRO:
Dormir como un ceporro. — V. Dormir como un lirón.
Ser un ceporro.
Ser muy torpe, muy bruto.
CERA:
Eso no pega con cera ni con cerote, sino con mierda para tu gañote, o para tu bigote.
Dícese cuando se trata de buscar la resolución a un asunto, y la que se propone no es adecuada. — Úsase también en los casos en que los consonantes de una composición poética no cumplen con las leyes de la rima.
Hacer de uno o de una cosa cera y pabilo.
Disponer de él, o de ella, a su antojo y voluntad.
La cera que va delante es la que alumbra. — V. El que da primero, da dos veces.
Más blando que la cera. — V. Ser uno de cera, o como una cera, etc.
No dejarle, o no quedarle, a uno cera en el oído, o en los oídos.
Quitarle todo cuanto tenía; venir a parar a la mayor indigencia.
No hay más cera que la que arde, o que la que alumbra.
Modo de denotar que uno no tiene más que lo que está a la vista, o presente, de aquello de que se trata.
Ser uno de cera, o como una cera, o hecho de cera, o una cera.
De genio blando y dócil. — Dícese también de las materias que se prestan a ser tratadas fácilmente por la mano del artista.
CERBATANA:
Hablar uno por cerbatana.
Valerse de un intermediario para manifestar aquello que no quiere decir por sí mismo.
CERBELO:
Lambicar el cerbelo.
«Meterse uno en devaneos e indagaciones que le gastan el juicio». (Covarrubias.)—Hoy se dice: Alambicar el cerebro.
CERCA:
Afientras más cerca, más lejos, y mientras más lejos, más cerca.
Refrán-adivinanza en que se juega del vocablo, y con el cual se expresa que cuanto mayor es la cerca o cercado, mayor espacio de tierra comprende, y viceversa.
Tener buen, o mal, cerca.
Parecer bien, o mal, mirado a corta distancia.
CERCÉN:
Tajar alguna cosa cercén a cercén, como si fuera un nabo.
Comparación usada por Cervantes para indicar la operación de cortar en redondo, con rapidez, limpiamente.
CERCO:
Cerco de sol moja al pastor.
Manifiesta que cuando el sol está rodeado de nebulosas o celajes, presagia lluvia.
Encumbrar sobre el cerco de la luna. — V. Poner por las nubes.
Poner alguna cosa sobre el cerco de la luna. — V. Poner por las nubes.
Teniendo cerco la luna y estrellas dentro, agua o viento.
Presagio popular que, salvo raras excepciones, suele ser verídico.
CERDO:
A cerdo que es para boca de lobo, no hay San Antón que lo guarde. — V. El que ha nacido barrigón, es al ñudo que lo fajen.
Al matar de los cerdos, placeres y juegos; al comer de las morcillas, placeres y risas, y al pagar de los dineros, pesares y duelos. — V. Al freír será el reír y al pagar será el llorar.
CEREBRO:
Alambicar el cerebro. — V. Lambicar el cerbelo.
CEREZA:
Cerezas y hadas malas, pensáis tomar pocas y viénense hartas, o Cerezas y hadas malas, toman pocas y llevan hartas, o sartas.
Se demuestra con estos dos refranes que las desdichas son como las cerezas, que vienen unas tras de otras.
CEREZO:
Subirse al cerezo.
Amostazarse, enfadarse. — Tomar a mal lo que se le dice a uno. — V. Subirse a la parra.
CERIBONES:
Hacer ceribones.
Hacer excesivos rendimientos y sumisiones, como acostumbraban los que hacían cesión de bienes.
CERILLA:
No dejarle, o no quedarle, a uno cerilla en el oído, o en los oídos. — Véase esta frase en la palabra Cera.
CERMEÑO:
Ser un cermeño.
Hombre tosco, necio, sucio.
CERNÍCALO:
Coger, o pillar, un cernícalo.
Embriagarse.
Ser un cernícalo.
Hombre ignorante y rudo.
CERO:
Cero mata cero, y cero mala al soldado.
Frase con que se da a entender que es preciso conformarse con lo que los superiores mandan, aunque nos parezca absurdo e injusto.
Cero, y van dos.
Aplícase, por lo general en sentido irónico, cuando hay que repetir lo que se ha dicho, porque la primera vez no se ha enterado la persona a quien uno se dirigía, o ha hecho que no se enteraba.
Ser uno un cero, o un cero a la izquierda.
Ser inútil, no valer para nada.
CEROTE:
Estar hecho un cerote.
Frase empleada en América para indicar que se tiene la ropa extremadamente sucia.
Tener cerote.
Tener miedo, temor, recelo.
CERRADERA:
Echar la cerradera a una cosa.
Negarse uno del todo a lo que se le pide, sin querer oír más razones en el asunto de que se trata.
CERRADO:
Ser cerrado de mollera.
Torpe, rudo, estúpido, etc.
Ser uno muy cerrado.
Se aplica al que es callado, disimulado y silencioso. —Estreñido, miserable, mezquino, cicatero. — Dícese también, al que posee estas cualidades, que es cerrado de puño.
CERRADURA:
No hay cerradura donde es oro, o si es de oro la ganzúa.
Contra los que se dejan sobornar por el dinero, demostrando así lo mucho que puede el interés.
CERRILLO:
A la vuelta del cerrillo está el ventorrillo. — V. A la vuelta lo venden tinto.
CERRO:
Beber en cerro.
Frase equivalente a beber en ayunas.
Como por el cerro, o los cerros, de Úbeda.
A los que responden o dicen una cosa que no viene al asunto de que se trata.
De cerro a cerro una cañada, y de cero a cero no va nada.
Úsase para indicarla poca diferencia que hay entre dos supuestos.
Untar el cerro. — V. Pasar la mano por el cerro.
Echar por esos cerros. — V. Echar por esos TRIGOS.
CERROJILLO:
Cuando el cerrojillo canta, agua lleva en la garganta.
Según los labradores, el canto del pájaro llamado así, augura lluvia.
CERROJO:
Estar como el tío Cerrojo, jamando partidas.
Aplícase a la persona cauta y solapada que, aparentando indiferencia, está al acecho de cuanto oye o ve, para obrar después sobre seguro.
Hallarse alguna persona sujeta como un cerrojo.
Estar dominada por otra o comprometida de tal manera que no pueda desligarse por mucho que lo intente.
Ser más bruto, o torpe, que un cerrojo.
Aplícase a la persona que es muy corta de alcances o de ninguna instrucción.
CERVIGUDO:
Ser un cervigudo.
Dícese del que es porfiado, terco, obstinado.
CERVIZ:
Bajar, o doblar, o doblegar, o humillar, o inclinar, la cerviz.
Deponer uno el orgullo, altivez o presunción, ya sea voluntaria, ya forzosamente.
Levantar la cerviz.
Engreírse, ensoberbecerse.
Ser de dura cerviz.
Ser testarudo, incorregible, díscolo, incapaz de someterse a otro.
CESAR:
Lo que es de César, dése a César; lo que es de Dios, a Dios. — V. Dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.
O César, o cesar. — V. O César, o nada.
O César, o nada.
Se dice de la persona que tiene desmesurada ambición, y que sólo aspira a una posición elevada o a una gran fortuna, rechazando una prudente medianía.
CESTA:
Coger la cesta de las chufas.
Enfadarse; no aguantar una broma o tomarla a mal.
Cuelga tu cesta donde la alcances.
Recomienda que no se aspire a lo imposible, sino a lo hacedero o factible.
Decir tinas veces cesta y otras ballesta.
No ser consecuente en lo que se dice.
De esto que no cuesta, llenemos la cesta.
Dícese de las personas que abusan de aquello que se les ofrece, porque no les cuesta el dinero.
Llevar uno la cesta.
Estar presente a las demostraciones cariñosas de dos amantes, o contribuir a los placeres de otro sin saberlo. Comúnmente se toma en sentido poco favorable a la persona a quien se alude.
No decir cesta ni ballesta.
Callar del todo, no contestar.
¿Qué lleváis en esa cesta? — Por que vos no lo sepáis es por lo que va cubierta.
Contra los preguntones indiscretos, cuya curiosidad no quiere uno satisfacer.
CESTO:
Alábate, cesto, que venderte quiero, o que a venderte llevo.
Aquel que quiera conseguir algo, no ha de contentarse con la protección o favor de otro, sino que conviene ayudarse a sí mismo.
El que hace un cesto hará ciento.
El que comete alguna maldad, ya tiene el camino abierto para cometer fácilmente otras muchas.
Enviar a uno para cesto.
Mandar a uno enhoramala; despedirlo de mala manera.
Estar uno hecho un cesto.
Estar poseído del sueño o de la embriaguez.
Hartarse, o ponerse, como un cesto.
Comer o beber de una manera exagerada.
Quítasele el suelo al cesto y perdimos el parentesco.
Aplícase a las personas que, mal avenidas, desean un pretexto, por nimio que sea, para hacer estallar su odio. — Dícese también de aquellos que por su mal carácter se enfadan con una persona por cualquier cosa.
Ser uno un cesto.
Ser muy ignorante, rudo e incapaz.
Al lavar de los cestos haremos la cuenta.
Denota que lo más humilde de una cosa es su conclusión o remate, porque entonces es cuando se ve el buen o mal empleo.
Hasta el lavar de los cestos todo es vendimia.
Es metáfora tomada de los labradores. — V. La esperanza es lo último que se pierde.
CIABOGA:
Hacer ciaboga.
Arremolinarse las personas para huir, o para otro fin.
CIBERA:
Cibera en molino, el que anteviene, muele.
Indica que cuando están las cosas preparadas, el que llega primero es el que se aprovecha de ellas.
Estar molido como cibera.
Hallarse muy quebrantado, al igual del trigo que va pulverizando la rueda del molino.
CIBO:
El cibo usado es el provechoso.
Indica que en algunas ocasiones es menos conveniente estrenar ciertas cosas que utilizarlas cuando ya lo han sido anteriormente.
CID:
Cosas tenedes, el Cid, que faran fablar las piedras.
Muletilla tomada del Romancero, y que se emplea, por lo general, irónicamente cuando se oye decir algún disparate o tontería.
CIEGO:
El ciego no distingue de colores. — V. Hablar de algo, como el ciego de los colores.
Hablar de algo, como el ciego de los colores.
Aplícase a las personas que refieren alguna cosa como si la hubiesen visto, cuando en realidad sólo la conocen de oídas.
Harto soy ciego si por zaranda no veo. — V. Muy cxego es aquel que no ve por tela de cedazo.
Muy ciego es aquel que no ve por tela de cedazo.
Expresión familiar con que se significa la poca perspicacia de quien no percibe las cosas que son claras o fáciles de adivinar.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. — V. No hay peor sordo que el que no quiere oír.
No tener ni para mandar rezar, o cantar, a un ciego.
Ser extremadamente pobre.
Si el ciego al ciego adiestra, en la hoya dan entrambos. — V. Si un ciego guia a otro ciego, ambos dan en el hoyo, etc.
Si quieres que cante el ciego, dale la paga primero.
Dícese de las personas que mandan trabajar sin remunerar el trabajo, y después se quejan si no son servidas como desearan.
Si un ciego guía a otro ciego, ambos dan en el hoyo, o ambos caen en el abismo.
Refrán bíblico con el que se advierte, aparte de su sentido recto, que cuando una persona imprudente o indocta es aconsejada o dirigida por otra tal en el manejo de un negocio, el resultado de éste tiene que ser lamentable.
Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería, o y era lo que deseaba, o y era las ganas que tenía.
Denota la facilidad con que algunos se lisonjean de conseguir lo que quieren.
Ya veremos, dijo el ciego, y nunca vio.
Expresión que se emplea cuando la persona de quien esperamos algo ofrece hacerlo con la frase veremos, suponiendo nosotros que es una evasiva, pues no ha de hacer nada en nuestro favor.
En el reino de los ciegos, el que tiene un ojo es rey. — V. En tierra de ciegos, el tuerto es rey.
En tierra de ciegos, el tuerto es rey.
Denota que con poco que se sepa, basta para sobresalir entre los ignorantes.
CIELO:
Al Cielo rogando y con el mazo dando. — V. A Dios rogando y con el mazo dando.
Aunque se suba al cielo.
Frase con que uno asegura que se vengará de otro, aunque éste tome los medios más exquisitos de ocultarse o ponerse a salvo.
Bajado del cielo.
Frase ponderativa de alguna cosa, como prodigiosa, excelente, peregrina y única en su clase.
Cielo aborregado, o empedrado, suelo mojado, o Cielo barrido, suelo llovido, o El cielo aborregado, antes de tres días bañado.
Cuando la atmósfera se cubre de celajes, a modo de copos o vedijas de algodón en rama, señal cierta de próxima lluvia.
Como llovido del cielo.
Locución con que se denota la oportunidad en llegar una persona, u ocurrir alguna cosa, cuando más falta hacía.
El cielo no se hizo para los tontos.
Expresa que para alcanzar alguna cosa es necesario sabérselo ganar con el ingenio.
El que al cielo escupe, en la cara le cae, o de baba se llena.
Los impíos experimentan, tarde o temprano, el rigor de la justicia divina en castigo de su rebelión. — La excesiva arrogancia está expuesta a duro escarmiento. —El que ocasiona un daño, tarde o temprano suele sufrir las consecuencias.
Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto.
Aconseja que para evitar que se sepa una cosa que no queremos sea conocida, el mejor medio es no ejecutarla, pues por muchas precauciones que se tomen, tarde o temprano llega a descubrirse.
Eso clama al cielo.
Dícese de ciertas acciones reprobables, por enormemente abusivas, como dando a entender merecen sus autores y fautores les caiga encima el castigo de la divina justicia.
Eso es lo mismo que pretender alcanzar el cielo con las manos.
Dícese de aquel que intenta imposibles.
Estar hecho un cielo.
Ir muy engalanada una persona o hallarse muy iluminado y adornado un sitio, tal como un templo, un teatro, etc.
Estar tan lejos una cosa de otra como el cielo de la tierra.
Expresa la antítesis existente entre dos puntos de una comparación.
Ganar el cielo.
Hacerse acreedor de la bienaventuranza por medio de la práctica de toda clase de virtudes y buenas obras.
Hacer del cielo cebolla.
Enredar, barajar las especies a fin de confundir y desorientar a alguno hasta conseguir que quede engañado.
Helársele a uno el cielo de la boca.
Morirse.
Huir cielos tierra.
Alude al que se ausenta precipitadamente sin saberse adonde ha ido.
Irse al cielo vestido y calzado, o calzado y vestido.
Dícese de aquellas personas que por su inocencia o virtudes creemos dignas de alcanzar la bienaventuranza, sin pasar por el purgatorio. —Suele usarse irónicamente cuando queremos motejar a uno de candido o poco avisado.
Juntársele a alguno el cielo con la tierra.
Hallarse oprimido por algún grave apuro o conflicto.
Mover cielo y tierra.
Hacer con suma diligencia toda clase de gestiones para conseguir alguna cosa. — Empléase también el verbo remover con igual significado.
No hay cielo sin nubes.
No hay persona ni cosa tan perfecta que no tenga alguna falta o mácula.
No hay cielo sin nubes ni Paraíso sin serpiente. — V. No hay cielo sin nubes.
Para el Cielo no hay nada oculto.
Da a entender que todo lo que se hace se sabe, aunque nos parezca que nadie ha sido testigo de la acción.
Querer subir al cielo sin alas.
Pretender alcanzar algún imposible, o una cosa cualquiera, sin contar con méritos para ello.
Quien se sube hasta el cielo, hasta la tierra se baja.
Los que más alto ascienden están más próximos a caer.
Siempre favorece el Cielo a la justa petición.
Aquello que se pide con justicia, no suele dejar de alcanzarse.
Sin que le vengan del cielo.
Dícese del que posee bienes de fortuna cuya procedencia se hace sospechosa.
Tomar el cielo con las manos.
Recibir gran enfado o enojo por alguna cosa, manifestándolo con demostraciones ruidosas.
Tomar el cielo con los dientes. — V. Tomar el cielo con las manos.
¡Vaya usted al cielo!
Expresión con que se rechaza o desprecia lo dicho o propuesto por otro. — Modo irónico de despedir al que nos está molestando con tonterías y sandeces.
Venido del cielo. — V. Bajado del cielo.
Venirse el cielo abajo.
Producirse un alboroto o ruido extraordinario.
Ver el cielo abierto.
Presentarse ocasión o coyuntura favorable para salir de un apuro o conseguir lo que se deseaba.
Ver uno el cielo por un embudo.
Tener poco conocimiento del mundo, a causa de haberse criado con mucho recogimiento. — Dícese también: No haber visto el mundo más que por un agujero.
Volar al cielo.
Separarse del cuerpo el alma bienaventurada.
CIENCIA:
A ciencia y paciencia de alguno.
Ejecutar una cosa con conocimiento, permiso o tolerancia de quien puede o debe impedirlo.
Lo que falla de ciencia se suple con las trompetas.
Modo de satirizar a los malos organistas, que con el ruido de la lengüetería pretenden encubrir las chambonadas que cometen. Suele usarse más frecuentemente este refrán en latín macarrónico, expresado en los términos siguientes: Quod déficit in scientia, supletur in trompetis. — Aplícase también a los malos escritores, artistas, seudo-sabios, etc., que a fuerza de bombos y reclamos periodísticos quieren encubrir su ineptitud, tratando de convencer al público de que son unas notabilidades.
Más vale ciencia que renta.
En determinados casos es preferible el saber a tener riquezas, porque éstas pueden faltar, mientras aquél no.
Toda ciencia es locura si el buen seso no la cura.
No es conveniente exagerar las cosas, por buenas que sean.
Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Frase de un personaje de la zarzuela titulada La Verbena de la Paloma, que el vulgo ha convertido en refrán, y que emplea para denotar el grado de progreso distintivo de los tiempos modernos, aunque comúnmente lo usa en sentido de ironía.
CIENTO:
Ser ciento y la madre.
Expresión con que se denota lo numeroso y dilatado de alguna familia o la muchedumbre de algunas cosas.
Ser de ciento en carga una cosa.
Ser ordinaria, de poca estimación.
Hazme ciento y fáltame en una, y se acaba tu buena fortuna. — V. Hazme ciento y yérrame una.
Hazme ciento y yérrame una.
Hay personas tan exigentes o tan desagradecidas, que una simple falta de presente suele ser causa de que olviden muchas buenas acciones anteriormente ejecutadas por el mismó sujeto.
Hazme ciento y yérrame una, y como si no me hubieras hecho ninguna.
Contra los inconsiderados que no saben disimular una falta a la persona de quien tantos favores han recibido anteriormente.
CIERNE:
Estar en cierne una cosa.
Estar en los principios; faltarle mucho para su desarrollo y perfección.
CIERTO:
Eso es cierto, o es verdad, o no hay Dios.
Fórmula de juramento.
Ninguno debe dejar lo cierto por lo dudoso. — V. Más vale pajaro en mano que ciento volando.
Por cierto que..., o Por más cierto que... — V. Por señas que..., o Por más señas que...
CIERVO:
Correr más ligero que un ciervo.
Comparación empleada para denotar la rapidez con que corre algo o alguien.
CIERZO:
Cuando llueve de cierzo, llueve de cierto.
Las lluvias procedentes del Norte suelen ser abundantes y pertinaces.
El cierzo y la contribución tienen perdido a Aragón.
Es decir, el viento Norte y los impuestos.
Para llover, el cierzo lo ha de traer.
El viento del Norte suele acarrear las lluvias.
CIFRA:
Cifras y cuernos, el que los pone.
Quiere decir que es el que lo sabe.
CIGARRA:
Cantar como una cigarra.
Entre los griegos, ser un buen cantor; entre las naciones modernas, todo lo contrario.
CIGARRO:
El que no lo gasta en cigarros o en vino, va por otro camino. — V. Cada uno tiene su ventanita por donde asomarse.
CIGARRÓN:
Convertirse en cigarrón sin alas.
Pasar del movimiento a la quietud; de un estado activo a otro pasivo; de una situación enérgica a otra apacible.
Estar como el cigarrón, que quiere saltar y no sabe adonde.
Dícese de la persona que se halla indecisa, sin saber qué determinación tomar en algún asunto.
CIGÜEÑO:
Cuando los cigüeños vuelan ya hay brevas.
Alude a que ya es verano cuando se separan de las cigüeñas sus crías y empiezan a emanciparse de ellas.
CIMA:
Mirar por cima alguna cosa.
Pasarle la vista a la ligera, sin enterarse de ella a fondo.
CIMIENTO:
El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero. — V. Poderoso caballero es Don Dinero.
CINCO:
Cinco de malilla, cátala codilla.
Refrán empleado entre los jugadores de tresillo para indicar que con esas cartas puede el que va a la contra dar codillo, o sea, ganar al que juega como mano.
Dar cinco de corto.
Metafóricamente, no llegar a los justos límites.
Dar cinco de largo.
Metafóricamente, pasar de los justos límites.
Decir a uno cuántas son cinco.
Amenazarle con alguna reprensión o castigo. — Darle mal trato.
Las cinco dan ya con sol el día de San Antón. — V. San Antón, cunde el día una patita de pichón, o de ratón.
Saber cuántas son cinco.
No ser tonto; saber lo que hay y lo que no hay en el asunto de que se trata. — Con la negación antepuesta indica ser sumamente simple; ignorar aun aquello que es más corriente y trivial.
CINCUENTA:
Cuando de los cincuenta pases, no te cases.
Recomienda que pasada esa edad no se contraiga el vínculo del matrimonio, por razones cuya enumeración sería impropia de este lugar.
CINCHA:
Ir, o venir, rompiendo cinchas.
Acudir velozmente a un lugar.
CINTO:
Tirarse al cinto. — V. Tirarse, o mandarse, al buche, o Echarse, o tirarse, al COLETO.
CINTURA:
De cintura para arriba todos somos buenos.
Modo de elogiar a la generalidad de la Humanidad o a determinada persona, dejando a salvo lo que pueda o no haber en punto a cuestiones opuestas a la castidad.
Meter, o poner, a uno en cintura.
Sujetarle; hacerle entrar en razón; reducirle al cumplimiento de su deber.
CINTURÓN:
Ser de las de cinturón dorado.
Ser una prostituta. — Sabido es que en Grecia las hetairas se conocían por llevar este distintivo.
CIRCUNSTANCIA:
Las circunstancias hacen al hombre. — V. El hombre es lujo de las circunstancias.
CIRIAL:
Para que te peas llevando el cirial. Algunos añaden: en acto tan serio.
Locución familiar con que se denota a alguno, por lo regular con cierta fruición, que bien merecido tiene el castigo o la contrariedad que le acaba de sobrevenir. — Obedece a aquel cuento en que se narra que yendo un monaguillo en cierta procesión con el cirial en alto, se le escapó una ventosidad, y el cura que marchaba detrás de él, habiéndose dado cuenta, le aplicó un soberbio puntapié, al tiempo que pronunciaba las palabras que han dado origen a este dicho popular.
CIRINEO:
Ser el cirineo de alguno.
Ayudarle a conllevar la carga en sus trabajos.Tómase, generalmente, en mal sentido. — Alude a Simón de Cirene, que ayudó a Jesús a llevar la cruz en el camino del Calvario.
CIRIO:
Creerse uno cirio pascual cuando no llega a cerilla.
Aplícase al que presume saber o valer mucho, cuando en realidad no pasa de ser un ignorantón o un pobrete.
CIRUELA:
Arrugado como una ciruela pasa.
Dícese de aquellas personas que, por efecto de la edad, tienen la piel, particularmente la del rostro, en la forma que la comparación indica.
CIRUELO:
Quien te conoció ciruelo, ¿como te tendrá devoción?
Se aplica al sujeto a quien se conoció en una posición humilde y después se ve ascendido a altos puestos, mayormente si, como suele suceder, se ha engreído en su nueva posición. —Cuéntase de un labrador que en cierta ocasión regaló un trozo de ciruelo a un escultor amigo suyo. Pasados algunos meses le enseñó el artista un magnífico Cristo que había sacado de aquel tronco, creyendo que tal vista excitaría la admiración del patán; mas no sucedió así, pues prorrumpió en las palabras susodichas, que con el tiempo llegaron a convertirse en proverbio.
CIRUJANO:
El cirujano más duro es el mejor cirujano.
En las operaciones quirúrgicas de carácter rebelde, así como en la corrección de los díscolos, deben comportarse, respectivamente, cirujano y corrector sin atender a contemplaciones.
No hay mejor cirujano que el acuchillado, o que el bien acucliillado.
Importa mucho la experiencia para proceder con acierto en aquello de que se trata. — Secuela de dicho proverbio es este otro: No hay más piadoso cirujano que el que fue bien acuchillado, con el que se da a entender que nadie puede apreciar tan bien lo que son penalidades y fatigas como el que las pasó antes; por lo que debe contribuir a su remedio, si tiene posibilidad de hacerlo.
CISCO:
Lleva más cisco que carbón.
Equivaliendo la palabra cisco a miedo, fácilmente se comprende que lo que significa esta frase es que la persona que huye no lo hace por exceso de valentía.
CITACIÓN:
Si es citación, yo responderé; mas si es llamamiento, no hay medicinas.
Dicho proverbial de nuestros antiguos médicos, con que daban a entender que si la enfermedad para que eran buscados tenía carácter de aplazamiento o tregua, saldría de ella el paciente; mas si lo tenía de término fatal, no había remedio posible.
CÍTOLA:
La citóla es por demás cuando el molinero es sordo.
Significa ser precisa la capacidad y disposición en una cosa para que los medios que se quieren aplicar no salgan vanos. —Se dijo de la citóla porque es una tablita de madera que está pendiente de una cuerda sobre la piedra del molino harinero para que la tolva vaya despidiendo la cibera, y a fin de conocer que se para el molino cuando deja de golpear.
CITÓTE:
Dar un citóte.
Reconvenir fuerte y acremente a una persona.
CIUDAD:
Casado con la ciudad y en destierro con el campo.
Dicho de los que prefieren la vida tumultuosa de las grandes capitales a la sosegada del campo.
Ciudad por ciudad, Lisboa en Portugal; y tanto por tanto, Medina del Campo.
Alabanza dirigida por los vallisoletanos a esta importante ciudad de su provincia.
La Ciudad de Alfar o no espera a nadie.
Dícese de las personas orgullosas cuyo amor propio llega hasta el punto de no querer tomarse la menor molestia por los demás. — Ciudad está tomado en el sentido de Concejo, demostrando así el orgullo de sus regidores.
La Ciudad de Sevilla no acompaña a nadie.
Vanante del anterior, y que viene a tener igual significado.
No es ciudad ni villa, y es más grande que Sevilla.
Aplícase a Mollina, villa de la provincia y diócesis de Málaga (10 leguas), partido judicial de Antequera (2 leguas), siendo de presumir que este refrán se inventaría mucho tiempo ha, esto es, cuando Mollina no había aleanzado aún la categoría de villa. Su contexto se funda en que por estar las casas muy separadas unas de otras, ocupan, en consecuencia, mucho mayor área de lo regular.
Valer una ciudad. — V. Valer un mundo.
Vive en ciudad, por mal que te haya; come carnero, por caro que valga; bebe del Duero, por turbio que vaya.
Recomienda la libertad con que se vive en las ciudades, sin las molestias ni fiscalizaciones de los pueblos, así como el manjar y la bebida indicados, por creer seguramente el inventor del refrán que son superiores a cualesquiera otros.
CIZAÑA:
Quien siembra cizaña, más tarde le araña.
Según son los actos de las personas, así recogen después la recompensa, pues suelen ser víctimas de aquello que hicieron.
CLARA:
Clara de prima, lluvia encima.
Pronóstico campesino, sujeto, como todos ellos, a infinitas contingencias.
No hay clara que no sea turbia.
Enseña a desconfiar de todo aquello que se nos presenta como muy llano y factible, pues casi siempre lleva oculto algo difícil con que no contamos.
CLARIDAD:
La demasiada claridad ofusca.
En el terreno material, por la gran molestia que ocasiona a la vista lo fuerte de su impresión en la retina, hasta el punto de no haber faltado quien cegara de repente; en el intelectual, porque cuanto más difusa resulta una explicación, tanto más suele embrollar la mente del que estudia; y en el social, a causa de que, hallándose algunos hombres colocados en el pináculo del poder, se forjan la ilusión de que los demás son otras tantas sabandijas que deben arrastrarse en su presencia.
Soltar unas cuantas claridades.
Expresar por escrito o de palabra lo que se siente, siendo verdadero, y como tal, molestando o haciendo daño a los que hablan u obran en opuesto sentido.
CLARO:
Claro y limpio mear, y una higa para el doctor.
Una de las señales de estar bueno o sano es no tener turbia la orina; procurando esto, según el refrán, puede uno burlarse del médico, pues no lo necesitamos para nada.
De claro en claro.
Sin dormir. — La festiva imaginación de Cervantes creó la frase de turbio en turbio, como contraposición a la anterior, para denotar que el héroe manchego se pasaba las noches en vela y los días delirando con sus ensueños caballerescos, de que dimanó lo que no podía menos de suceder: secársele el cerebro y perder el juicio.
En comiendo mucho y en meando claro, echa a la mierda al cirujano. — V. Claro y limpio turar, y una higa para el doctor.
En meando claro, dos higas para el médico. — V. Claro y limpio mear, y una higa para el doctor.
¡Es claro!
Frase con que se significa lo fácilmente que se deja comprender aquello de que se trata, en fuerza de lo obvio que es, por cuya causa sorprendería el que cualquiera lo pusiese en duda.
Estar, o dejar, en claro.
Hallarse por hacer alguna cosa o no hacer mención de ella.
Mear claro y dar una higa al medico.
Refrán usado ya en el siglo xvi, según se prueba por una carta de Martín de Salinas, comisario del infante don Fernando en la corte de su hermano el emperador Carlos V, fechada en 1523, existente en un manuscrito de la Real Academia de la Historia.
Su significado es el mismo que el de claro y limpia mear, etc. (Véase)
Pasarse los días, o las noches, etc., en claro.
Dejar transcurrir ese espacio de tiempo sin comer, sin dormir o sin trabajar, etc., según el caso a que se aluda.
Poner una cosa en claro.
Averiguar o descubrir algo que estaba embrollado u oculto.
Sacar en claro.
Obtener como consecuencia, resultado o conclusión de alguna indagación, estudio o análisis, aquello de que se trata.
Vamos claro.
Expresión familiar con que se exige de la persona o personas con quien se habla, el que se plantee sin ambages y en toda su lucidez y extensión la cuestión de que se trata. —La Academia escribía vamos claros, lo que sentaría muy bien tratándose de la holgura que hubiera, verbigracia, entre los individuos que concurrieran a una procesión o entre los que ocuparan el asiento de un vagón; pero no siendo así, me pare ce que lo que se podía decir a la Academia es que vamos... espesos.
Vamos claro... (E iban tres en la procesión).
Dícese así cuando se da la explicación de una cosa que no entendemos porque no se hace con la debida claridad, o porque se comprende que nos quieren demostrar una cosa por otra.
CLAUSTRO:
¿Estamos aqui, o en claustro?
Modo de llamar la atención de aquellos que disputan o alborotan mucho en una reunión, con el fin de que se reporten. —Alude a lo borrascosos que solían ser antiguamente los Claustros de las Universidades de nuestro país, y de que sólo podrán dar una ligera idea nuestras actuales sesiones de Cortes.
CLAVADA:
Venir, o estar, clavada una cosa a otra.
Serle adecuada o proporcionada; sentarle bien.
CLAVAR:
Clavar a alguno.
Engañarle, abusando de su buena fe. Se emplea más frecuentemente refiriéndose a precios, negociaciones o contratos.
CLAVE:
Dar con la clave.
Encontrar la manera de resolver alguna dificultad.
Echar la clave.
Dar por terminado un negocio o asunto, sin dar lugar a más discusiones.
En el clave, todo es coser y cantar.
Idea errónea si se aplica hoy al piano, cuyos estudios superan con mucho al del antiguo clave en dificultades de todo género.
CLAVIJA:
Apretarle a uno las clavijas.
Estrecharle en un discurso o argumento, o por medio de diligencias judiciales o cosa análoga.
Tener flojas las clavijas.
Señalando la sien al decir esta frase, indica ser pobre de inteligencia. — Dícese también del que deja escapar con frecuencia ventosidades.
CLAVO:
Agarrarse a, o de, un clavo 1 ardiendo.
Valerse de cualquier recurso o medio, por mucho que nos repugne o sea difícil y arriesgado, con tal de poder salvarse de un peligro, evitar un mal que amenace o conseguir aquello que se desea o pretende vivamente.
Arrimarle el clavo a uno.
Endosarle algo molesto, quitándonoslo nosotros de encima. — En otra acepción, véase Clavar a alguno.
Clavará un clavo con la cabeza.
Expresión de que nos valemos para significar que una persona es muy testaruda y tenaz en sus propósitos.
Dar en el clavo.
Acertar en lo que se hace, especialmente cuando la resolución es dudosa. También se usa en sentido negativo.
Dar una en el clavo y ciento en la herradura.
Satiriza a los que hablan mucho y lo más de ello fuera de propósito.
Echar de clavo.
Engañar.
Echar un clavo a la rueda de la Fortuna.
Conseguir mejorar de posición por haber alcanzado algún medio de vida productivo y seguro, tal como un empleo, negocio, etc.
No dejar clavo, o estaca, en pared.
Llevarse todo cuanto había en alguna parte, sin que quede cosa ni rastro en ella.
No importar un clavo alguna cosa.
No valer nada; merecer poco aprecio.
Ponerle a alguno un clavo y una ese.
Dominarle en absoluto, esclavizarlo.
Proviene del monograma formado por una S cruzada por un clavo, que emplean los esclavos del Santísimo Sacramento.
Por un clavo se pierde una herradura.
Advierte que el descuido sobre algunas cosas que parecen de poca importancia, suele acarrear pérdidas y daños de gran consideración. — Basándose en un hecho histórico se suele formular también de la siguiente manera: Por un clavo se pierde una herradura; por una herradura, un caballo; por un caballo, un caballero, y por un caballero, un reino. A veces, las más pequeñas causas suelen producir los más grandes efectos.
Remachar el clavo.
Insistir tenazmente en algún empeño o propósito.
Ser algo de clavo pasado.
Sumamente fácil de practicar, como lo es el clavo que no se ha resistido a ser introducido a martillazos.
Un clavo saca otro clavo, y un bolo otro bolo, añaden algunos.
A veces, un mal o cuidado hace olvidar o no sentir otro que antes molestaba.
¡Por los clavos de Cristo!
Manera de suplicar encarecidamente.
Jocosamente se suele decir también: ¡Por los clavos de una puerta vieja!
CLEMENTE:
¿Adonde vas, Clemente? —Con el ruido de la gente. — V. ¿Adonde va Vicente?, etc.
Escuche usted, don Clemente, con la tirilla y el lente.
Frase irónica que se solía dirigir a los currutacos exageradamente ridículos. — Sospecho que nació en Cádiz esta locución, allá por los años de 1840 y tantos.
Si eres clemente, serás feliz siempre.
Recomienda la benevolencia para con los demás, consiguiendo así verse estimado y querido por todos.
CLÉRIGO:
Ser un clérigo de misa y olla. — V. Ser un fraile de misa y olla.
Al clérigo hecho de fraile no le fies tu comadre.
Expresa la mala fama que han tenido siempre los reglares con respecto a alguno de los pecados capitales que juzgamos inútil señalar. Conste que no hay regla sin excepción, y entiéndase de éste para todos los refranes análogos que siguen.
Clérigo viajero, ni mísero ni misero.
Enseña que la persona que anda de acá para allá, desatendiendo su oficio, gasta y no gana.
El clérigo y el fraile, al que han menester llaman compadre.
Pinta lo interesados que en su trato suelen ser unos y otros.
En lo que se persigna un clérigo, o un cura loco.
Frase con que se da a entender la rapidez con que se ejecuta una cosa cualquiera.
Jugar una pasada de clérigo mulato.
Alude a lo falsos y traicioneros que suelen ser los individuos de la raza negra, y aún peores los mestizos.
Quien a clérigo se mete, se mete a regalán.
Supone, a nuestro juicio erróneamente en no pocos casos, que la existencia del sacerdote está llena de dulzuras y exenta de pesares.
Clérigos, frailes y monos, quien ha visto uno los ha visto todos.
Refrán satírico con que se da a entender que los tres seres comparados están cortados por una misma tijera con respecto a sus cualidades características.
CLIMATÉRICO:
Andar, o estar, uno climatérico.
Estar de mal humor y no recibir bien ni con agrado lo que se le dice. —No estar bien de salud.
CLIN:
A las clines, corredor.
Frase con que se excita a una persona para que se procure influencias (en términos vulgares, que se agarre) cuando vaya a emprender algún asunto, si quiere salir bien de él.
CLUECA:
Si no hubiera cluecas no habría pollos.
No hay efecto que no deba su ser a una causa más o menos inmediata.
COBA:
Dar coba, o Dar la coba.
Engañar con lisonjas. — Entretener, distraer a uno. — Molestar, importunar, dar bromas pesadas.
COBARDE:
De ningún cobarde se ha escrito nada.
Recomienda el atrevimiento para emprender las cosas, sin pararse demasiado en pensar los resultados.
COBARDÍA:
La mayor cobardía del mundo es el matarse.
Porque supone falta de valor para resistir los males que nos incitan a privarnos de la existencia.
COBRADOR:
El mal cobrador hace mal pagador.
Reprende a los que se descuidan en lo que les importa, siendo con ello ocasión de que no se les atienda aun en aquello que de justicia les es debido.
COBRAR:
Cobrar y no cantar.
Aplícase a aquellos que sólo se cuidan de su medro personal, sin atender al trabajo de ganarlo.
Cobra y no pagues, que somos mortales.
Recomienda chistosamente que nos preocupemos de lo que se nos adeuda y olvidemos lo que debemos. — V. ¿Qué haces, bobo? — Bobeo, etc.
COBRE:
Batir el cobre.
Tratar un negocio con mucha viveza y empeño.
Batirse el cobre.
Andar abundante el dinero. —Trabajar mucho en negocios que reportan utilidad. —Disputar con acaloramiento.
Cobre gana cobre, que no huesos del hombre.
Enseña que para aumentar el caudal, sirve más tener dinero con que comerciar y tratar, que el trabajo personal.
COBRO:
Poner en cobro.
Colocar alguna cosa en sitio donde esté segura.
Ponerse en cobro.
Acogerse o refugiarse en paraje donde se pueda estar con seguridad.
Poner cobro en una cosa.
Poner cuidado, tener precaución. — Hacer diligencias para recobrarla.
COCER:
Duro de cocer y peor de comer.
Da a entender cómo las cosas que por su naturaleza son aviesas y malignas, con dificultad se ven reducidas a la razón con el tiempo ni con la disciplina.
Estar duro de cocer, o de pelar.
Ser muy difícil de convencer a una persona de lo que queremos.
Estar uno cocido en una cosa.
Ser muy experimentado o versado en ella. Quien cuece y amasa, de todo pasa.
Denota que en todos los cargos y oficios se tienen que padecer ciertas incomodidades que son inevitables.
Vieja fue y no se coció.
Reprende la excusa fútil o vana que se alega en descargo de no haber hecho alguna cosa.
COCINA:
Cocina llena, testamento vacío.
Indica que el que gasta mucho en el plato en vida, no puede dejar mucho a sus herederos.
Eso es lo que pasa en la cocina de casa.
Expresión con que se suele terminar el relato de alguna noticia o sucedido. Dicho se está que no se funda más que en el sonsonete, como la mayor parte de los refranes.
COCINERO:
El que ha sido cocinero antes que fraile, lo que pasa en la cocina bien lo sabe, o Quien fue cocinero, sale lo que pasa en la cocina.
La persona que se ha elegido para el mando de alguna cosa, seguramente lo hará con acierto, pues ha pasado por hacer personalmente aquello que luego ha de ordenar que se haga. — También expresa lo difícil que es engañar a quien ha ejercido o practicado por sí mismo aquello de que se trata.
COCO:
El que no tiene coco, no gime.
Quien se queja es porque se halla acosado de alguna dolencia.
Quien no tiene coco, no tiene miedo.
Quien tiene la conciencia limpia, no tiene motivo para asustarse de nada.
Parecer, o ser, un coco.
Ser una persona extremadamentefea..
Ser uno el coco.
Hacerse temer, intimidar o causar respeto a los demás. —También se dice: Hacer el bu.
De estos cocos, pocos.
Expresión usada para indicar que lo hecho, conseguido, etc., no es fácil hacerlo otra vez, por su mucha dificultad.
Hacer COCOS.
Halagar a uno con fiestas o ademanes para persuadirle de lo que se quiere. — Hacer señas o expresiones los enamorados para indicar su cariño.
COCODRILO:
Parecerse al cocodrilo, que siempre llora por lo que queda.
Aplícase a aquellas personas tan exigentes de suyo que nunca quedan satisfechas con lo que se les da. —Proviene este símil de la creencia errónea en que está el vulgo al asegurar que cuando desea el cocodrilo devorar su presa, forma una especie de quejido, que excitando la compasión o curiosidad del que pasa y no lo sabe, lo atrae al lugar donde se halla escondido, para mejor poder atraparlo.
COCHE:
Andar a coche acá, cinchado.
Esta frase proverbial, que no se encuentra en el Diccionario de la Academia, pero que apunta ya en su tiempo (1555) el Comendador Griego, aunque sin glosarla, la explica de un modo satisfactorio el Sr. D. Juan Calderón (Cervantes vindicado, págs. 137-138), cuyo pasaje copio íntegramente a seguida: Capítulo VIII. — 61. Después de expresar el modo de que D. Quijote se quejaba que los historiadores desfiguran a veces por envidia los hechos que cuentan, dice el texto: Eso es lo que yo digo también —respondió Sancho— y pienso que en esa leyenda o historia que nos dijo el bachiller Carrasco que de nosotros había visto, debe de andar mi honra a coche acá, cinchado, y como dicen, al estricote aquí y allí barriendo las calles. En cuanto a las palabras a coche acá, cinchado, dice el Sr. Clemencín: Expresión que no he visto en otra parte, y sospecho que en cinchado puede haber error de la imprenta. De todos modos, el sentido de la expresión se explica por las siguientes. Quiso decir: debe de andar mi honra al retortero, llevada de aquí para allí con violencia, como escoba con que se barrieran las calles.
Si el Comendador hubiera nacido en donde nació Sancho, sin duda que hubiera entendido su expresión, pues si no la hubiera visto escrita, es muy probable que la hubiera oído más de una vez. ¡Coclie! es la voz con que, a manera de interjección, se llama, cuando se quiere que venga, o se echa, cuando se quiere que se vaya el cerdo. Cinchado es el nombre que suelen dar los porqueros a ciertos cerdos que tienen una gran lista blanca que les abraza lomo y vientre, a modo de cincha.
Es cosa muy sabida que estos animalitos siguen muy mal en su camino la línea recta cuando van de mala gana, y que continuamente van desviando, ya a un lado ya a otro, y a veces hacia atrás; de modo que el porquero o cualquier otra persona que conduce a uno de ellos, si por casualidad es uno de aquellos que hemos dicho llamarse cinchados, tiene que andar continuamente gritando: ¡Coche acá, cinchado!, para volverle al camino que quiere que siga.
Así temía Sancho y que llevasen su honra los historiadores, de un lado para otro, como pelota, con sus mentiras y tergiversaciones. Se ve que no hay para qué suponer o sospechar error de imprenta. Hasta aquí D. Juan Calderón.
El Diccionario del jesuíta Terreros (que salió a luz en 1786) dice lo siguiente al propósito de que tratamos: Coche allá, o Coche aquí, o acá, frase con que se suelen gobernar los cerdos; y es lo mismo que anda, o guía hacia allá, o hacia acá, etc.
Caminar, o ir, en el coche de San Francisco.
Caminar, andar o ir a pie.
¡Coche, al tiesto,que se derrama el afrecho!
Locución muy corriente en Andalucía para motejar de cochino, incivil o mal criado a un sujeto; y también de inhábil o inepto al que no se da maña para hacer lo que trae entre manos.
Coche nuevo y caballo viejo.
Advierte que es preferible el primero por ser más resistente, y el segundo por ser más seguro.
Ir en el coche de San Fernando: un ratito a pie y otro andando. — V. Caminar, o ir, en el coche de San Francisco.
Todo otro andar que no sea en coche, es andar a gatas.
Expresión de que se valen los ricachos engreídos para zaherir a los que van a pie.
Y esa, ¿es coche o calesa?
Dícese a la persona a quien se le cuenta algo que no esperaba oír, o que no suponía pudiese suceder.
No pararse los coches.
No tratarse con intimidad, o no correr amistosamente, dos o más personas.
COCHINILLO:
Vino el cochinillo y tiró el cantarillo.
Modo de lamentarse uno de que se le ha atravesado otro en su camino, haciéndole alguna mala obra o causándole algún perjuicio, con que le ha desbaratado sus planes.
COCHINITO:
El cochinito, que se crie gordito.
En los primeros años de la niñez, sólo se debe atender al desarrollo físico de las criaturas, dejando el intelectual para cuando sea llegado el uso de la razón.
COCHINO:
A cochino gordo, untarle el rabo.
Dícese cuando una persona llena de riquezas, felicidades, honores, etc., recibe nuevos honores, felicidades, rique zas, etc.
Cada cochino a su camino.
Indica que cada uno se ocupe de lo que le incumbe, sin entremeterse en lo que los demás hacen.
Cochino fiado, buen invierno y mal verano.
Denota los inconvenientes que tiene el comprar fiado, por la dificultad que suele haber para solventar la deuda al llegar el tiempo de la paga.
Cochino que es para el lobo, no hay San Antón que le guarde.
En vano pretende uno oponer resistencia al porvenir que le está reservado.
Roncar como un cochino.
Dormir a pierna suelta, produciendo un ruido exagerado con la respiración; es decir, roncando exageradamente.
COCHITE HERVITE:
Ser cochite hervite.
Locución familiar empleada para significar que se hace o ha hecho una cosa con celeridad y atropellamiento. —Aplí case también este nombre a la persona que lo hace todo con aturdimiento.
COCHO:
Mal cocho, peor asado.
Indica que hay cosas que no son buenas para nada.
COCHURA:
Sufrir cochura por hermosura.
Advierte que no se pueden lograr algunos gustos sin pasar por mortificaciones.
CODICIA:
La codicia es raíz de todos los males.
Expresa que el deseo de satisfacer la ambición hace cometer, al que está poseído de ella, acciones reprobables e indignas, las más veces, de quien las ejecuta.
La codicia rompe el saco.
Reprende la demasiada ansia con que se solicitan algunas cosas, pues por querer demasiado, a veces se pierde todo.
Por codicia de florín no te cases con ruin Aconseja que nadie se deje llevar de sólo el interés para contraer nupcias.
Quien por codicia vino a ser rico, corre más peligro.
Explica que lo mal ganado suele durar poco.
CODICILO:
Hay cosas que valen por codicilo, y no por testamento.
Las cosas dispuestas a última hora suelen tener más eficacia que las que se estuvieron pensando durante mucho tiempo.
CODICIOSO:
El codicioso no goza reposo.
El descanso está reñido con la persona que no se ve nunca satisfecha con lo que tiene.
Juntóse el codicioso con el tramposo.
Aplícase a las personas que en sus ajustes y tratos procuran engañarse.
CODILLO:
Jugársela uno de codillo a otro.
Usar de alguna estafa o engaño a fin de lograr para sí lo que otro solicitaba.
Tirar al codillo a uno.
Procurar destruirle, haciéndole todo el daño posible.
CODO:
Alzar el codo, o de codo. — V. Empinar el codo.
Apretar el codo.
Dícese del que asiste a un moribundo cuya agonía es breve.
Beber a codo alzado hasta ver las armas del malogrado. — V. Hasta verte, Cristo, o Jesús mío.
Beber, de codo, y cabalgar, de poyo.
Aconseja que todas las cosas se hagan con la posible comodidad.
Dar de codo, o del codo.
Despreciar o rechazar a personas o cosas. —Avisar a la persona cercana de algo que pasa y de que no queremos que se enteren los presentes.
Del codo a la mano.
Manera de ponderar hiperbólicamente la pequenez de estatura de alguna persona.
Empinar el codo.
Beber mucho vino, licores o cerveza.
Es preciso darle en el codo.
Frase metafórica con que se denota el trabajo que cuesta hacerle soltar dinero a alguno.
Comerse los codos de hambre.
Padecer gran necesidad y miseria.
De los codos no salen lonjas de tocino.
Toda consecuencia es el producto inmediatamente natural de su antecedente.
Hablar, o charlar, o rajar,por los codos. Hablar exageradamente, casi siempre sin ton ni concierto. — También se emplea, con la significación propia: Mentir por los codos. Meterse, o estar metido, uno hasta los codos en alguna cosa.
Estar muy empeñado o interesado en ella.
Tacto de codos.
Efecto de unirse estrechamente varias personas para determinado fin. — Alude esta frase a otra igual usada en la milicia, con el objeto de denotar la unión que debe existir entre uno y otro soldado para que resulten las filas en correcta formación.
CODORNIZ:
Ser buena codorniz.
Dícese del que estornuda muchas veces seguidas, aludiendo a que las mejores codornices son las que más golpes dan en su canto.
Temblar como la codorniz ante el milano.
Hallarse sobrecogido de gran pavor.
COFRADE:
El que no sea cofrade que no tome vela.
Quien no se reputa culpado, no debe darse por aludido; y también, en sentido más abstracto, nadie te meta en lo que no le importa.
COFRADÍA: