3. El cuerdo obliga, aventura el necio, manda el cruel, ruega el honrado, y, en fin, El marido hace mujer».

El mejor marido, el que más ha corrido.

Porque, saciado de las orgías más o

menos borrascosas a que ha concurrido durante su mocedad, se apega más fácilmente al cariño doméstico.

En el marido, prudencia; en la mujer, paciencia.

Siendo el matrimonio un lazo indisoluble y la igualdad de caracteres tan difícil de hallar, no es extraño ver tantos cónyuges separados moral ya que no civilmente. El refrán aconseja para la parte débil la virtud del sufrimiento; pero recomienda a su vez al fuerte mesura y corrección en todos sus actos. Estas dos cualidades no son, realmente, más que hijas de una exquisita educación.

Entre marido y mujer, solo paz debes poner.

Los fueros de la amistad obligan a poner en juego todos los medios conducentes a hacer que desaparezcan de entre los cónyuges cualesquiera disidencias, en lugar de fomentarlas indirectamente.

Esperando marido caballero, me llegan ya las tetas al braguero.

Satiriza a las mujeres que por el prurito de hacer una buena boda dejan pasar las oportunidades, quedándose al fin solteronas para vestir santos.

La que mal marido tiene, en el tocado se le parece.

La mujer que se ve burlada por el marido suele tomar la revancha, pagándole en la misma moneda.

La que tenga marido tonto, guárdele el primer pronto.

Aconseja a las casadas que no confíen demasiado en la bondad (aparente en no pocos casos) de sus maridos, a quienes suelen calificar de tontos, pues éstos suelen ser los más terribles en la venganza.

Llevad vos, marido, la artesa, que yo llevaré el cedazo, que pesa como el diablo.

Es tal nuestra naturaleza y nuestra ambición por la comodidad, que al prójimo le cargamos lo más difícil, quedándonos nosotros con lo más fácil y llevadero.

Marido en el lecho, siquiera defolecho.

Recuerda que, por lo general, las mujeres cifran su ambición en casarse, aunque el marido no satisfaga luego todas sus aspiraciones.

Marido muerto, siete en puerta.

Advierte que el dolor de la viuda suele generalmente encontrar con facilidad quien le haga olvidarlo pronto.

Marido, no veas. — Mujer, ciega seas.

El modo de no tener nada que echarse en cara uno a otro cónyuge (o uno a otro partícipe en los mismos intereses, etc.), es convenir en disimularse mutuamente sus extravíos, abusos, dilapidaciones, etc.

Marido tras del lar, dolor de hijar.

Se demuestra cuan perjudicial es que el marido no trabaje en la hacienda, permaneciendo todo el día en la casa.

Marido y mujer, compañía sin bien.

«Entiende si son solos, y no tienen quien los sirva, que es vida trabajosa». (Hernán Núñez).

Mi marido alborota la casa y el de Juana siempre calla. — V. A mi marido la furia se le pasa, y el de Juana a pellizcos la mata.

Mi marido es tamborilero; Dios me lo dio y asi me lo quiero.

Manera de dar a entender que cada uno debe estar contento con su suerte.

Mi marido es tonto, y yo vivaracha; cuando yo salto, él se agacha.

Enseña a desconfiar de los que parecen tontos, pues suelen ser más listos de lo que parece, prevaliéndose de su fingida tontería para hacer lo que les viene en gana, por lo mismo que nadie desconfía de ellos.

Mi marido va a la mar; chirlos mirlos va a buscar.

Contra los noveleros que se huelgan de mentir.

Muestra a tu marido el copo, mas no del todo.

Recomienda la conveniencia de dejar siempre desear algo, por lo mismo que tiene el encanto de lo desconocido.

No es nada, sino que lian muerto a vuestro marido.

Zahiere a la persona que no da importancia a cosas graves.

Pensé que no tenia marido, y comime la olla.

Se aplica a aquellos que inconsideradamente hacen las cosas y sin pensar más que en lo presente.

Quien no muda marido, buen día no ha tenido.

Expresa la satisfacción que experimentan algunas mujeres faltando a sus deberes conyugales.

Sea marido aunque sea de palo, que por ruin que sea es marido.

Reflexión que se hacen todas aquellas que están rabiando por dejar el estado de soltería.

Si quieres ver a tu marido gordito, tras de la sopa échale un traguito.

Aconseja la conveniencia de beber vino tras de la sopa o del primer plato en las comidas.

Sírvele como a marido; guarte del como enemigo.

Al marido se le debe tratar con todo comedimiento, evitándole toda clase de disgustos porque pueda enojarse.

A maridos que se desmandan, los celos los enfrenan.

Si la mujer que se ve engañada procura hacer ver al marido que él, a su vez, puede ser engañado, tornará fácilmente al hogar para guardar su honra.

MARIHUELA:

Tocóse Marihuela, y dejóse el colodrillo de fuera.

Contra los que por querer hacer bien una cosa exageran tanto las precauciones que incurren en aquello que querían evitar.

MARIHUELITA:

Marihuelita, ¿fuiste a la boda? — No, madre; ¡ay, estaba muy linda la novia!...

Satiriza a los embusteros, a quienes se los coge en el embuste con la mayor facilidad, por venderse ellos mismos.

MARI-MOCO:

Mari-Moco, sorbe un poco.

Dícese a los que tienen el feo vicio de sorberse las secreciones nasales, en lugar de sonarse con el pañuelo, como Dios manda.

MARIMORENA:

Haber una marimorena.

Haber una gran riña o pendencia.

El origen de la voz marimorena se atribuye a las quimeras que en otro tiempo suscitó una tal Alaría Morena, por contracción Marimorena, tabernera de Madrid. — Véase cómo se explica en este particular D. José María de Zuaznávar en sus Noticias para literatos acerca de los Archivos públicos de la hoy extinguida Sala de Señores Alcaldes de Casa y Corte, y del Repeso Mayor de Corte, folleto en 4. 0, de 8 hojas, impreso en San Sebastián, año de 1834: «Por providencia de la hoy extinguida Sala de los Alcaldes de Casa y Corte, siendo gobernador de ella D. Andrés Valcárcel Dato, consejero de Castilla, se formó inventario general de las causas criminales que se hallaban en el Archivo de dicha Sala, posteriores ai año de 1542.

Existe todavía bien conservado este inventario; pero en el día no sirve tanto como pudo servir en otro tiempo, porque las causas criminales anteriores al 1700 se vendieron, y ya no se pueden examinar aunque las cita el inventario.

Había entre ellas algunas curiosas, como la formada el año de 1579 contra Alonso de Zayas y Mari Morena, su mujer, tabernera de Corte, por tener en su casa cueros de vino y no quererlos vender.

Es muy verosímil que el nombre y apellido de esta mujer encausada, su clase y la calidad de su culpa, hubiesen dado origen desde el año de 1579 a la expresión, hoy muy usual, de Marimorena, por pendencia»

MARINA:

A Marina duélele el tobillo y sánanle el colodrillo.

Denota la desproporción de algunos medios para conseguir los fines que se desean.

Anda, Marina, de la cámara a la cocina. — V. Teresa, de la cama a la mesa.

Sangraos, Marina; sopa en vino es medicina.

Recomendación de algún amigo de Baco, para no dejar de beber, aun hallándose enfermo.

Si Marina bailó, tome lo que halló.

Advierte al riesgo que se exponen las mujeres en el baile.

Si Marina no me place, Catalina si me hace.

Manera de indicar que una cosa no se quiere y sí otra en cambio.

MARINERO:

Marinero vizcaíno, y mercader floren tino.

Indica ser los mejores en sus respectivos oficios.

MARIPOSA:

Mariposa, posa porque te coja.

Manifiesta el deseo que se tiene de alcanzar alguna cosa.

Mariposa que busca la llama en ella se abrasa.

Enseña a huir el peligro para no perecer en él, como ocurre a todo el que lo busca.

MARIQUILLA:

Mariquilla compra una saya; ella la compra y luego la vende; ella se entiende, y allá se las haya.

Indica que cada cual sabe muy bien el por qué hace las cosas.

Mariquilla, di el Padrenuestro. — ¿Todos los días ha de ser esto?

Aplícase a los que incurren a menudo en la misma falta, o a la circunstancia enojosa que se repite con mucha frecuencia.

MARIQUITA:

Cuando quiere Mariquita, para todo tiene maña.

Da a entender que la mayor parte de las cosas no se hacen porque no se quieren, pues la voluntad es el primer factor.

Date tono, Mariquita. — V. Darse tono.

MARITORNES:

Parecer, o ser, una maritornes.

El tipo de la moza venteril, creado por Cervantes, ha dado origen a esta comparación para expresar con él el de toda moza fea, zafia y desaseada.

MARMOL:

Ser más frió, o más duro, que un mármol.

Se suele emplear como pi ototipo de la frialdad, y otras veces como el de la dureza.

MARMOLILLO:

Ser un marmolillo.

Aplícase a la persona insensible en absoluto. — Igualmente se dice del que es muy bruto y del que se duerme con facilidad, costando trabajo el despertarlo.

MARMOTA:

Dormir más que una marmota. — V. Dormir como un lirón.

MAROLA:

Quien pasa la Marola, pasa la mar toda.

El encuentro de las aguas del Atlántico y el Cantábrico se verifica en el Noroeste de España con tanta fuerza, que pone en peligro las embarcaciones que atraviesan por aquella parte, llamada por los gallegos la Marola.

MAROMA:

Andar uno en la maroma.

Tener partido o favor para una cosa.

¡Toma, maroma!

Expresión jocosa que se profiere al dar un objeto o al experimentarse un suceso que no se esperaba.

MARQUÉS:

El marqués de Santa Cruz hizo un palacio en el Viso, porque quiso.

Da a entender que los poderosos hacen su voluntad sin limitaciones de ningún género.

Ir aparar al marqués de la Romana.

Dícese, jugando del vocablo, de los escritos o impresos cuyo paradero es el ser vendidos al peso o en la romana para envolver especias en las tiendas de ultramarinos.

Ser uno como el, o sucederle lo que al, marqués de Afontegordo, que se quedo mudo, ciego y sordo.

Serie de calamidades sufridas por este personaje imaginario, creado por el sonsonete, y que se aplican a todo el que, generalmente por conveniencia, hace que no ve, oye ni habla, para evitarse compromisos.

MARTA:

Acá lo ha Marta con sus pollos. — V. Allá se lo haya Marta con sus pollos.

Allá se lo haya Marta con sus pollos.

Modo de dejar al cuidado ajeno loque no nos atañe o importa.

Bien canta Marta cuando está harta. — V. Barriga llena, o el vientre lleno, alaba a Dios.

Cácale, Marta.

El docto médico cordobés Rosal, dice a este propósito lo siguiente: «Cocar y hacer cocos. Del griego coc-cuzo, que significa lo mesmo; mas cocar la mona, del co, que suena cuando lo hace. Pero cuando oigo decir Cácale y Marta, que el vulgo piensa que es decir que coque al otro, procede de que antiguamente acariciaban la mona por esta palabra cácale, como dándole gusto, pues en griego cocéalos es el piñón mondado y desnudo de la cascara, que era golosina de monos, de donde nació el refrán: Lo que se quería la mona: piñones mondados; y asimesmo se dice al gato mis, que en griego es el ratón acariciándole con lo que él apetece».

Como una marta.

Aplícase a todo aquello que es sua ve, como pasa con la piel de la marta cebellina.

Parecerse a Marta la piadosa. Algunos añaden: que mascaba la miel a los enfermos.

Frase con que se apellida irónicamente a la persona, especialmente si es mujer hipócrita y gazmoña, que, aparentando interesarse por los duelos ajenos, busca realmente su conveniencia. Es muy probable que haya existido con este nombre alguna de tantas beatas hipócritas y farsantes, como no han faltado, ni faltan por desgracia, haciendo su negocio so capa de religión; pues en manera alguna debe referirse el significado de esta frase a Marta la hermana de María y Lázaro, la cual, ejerciendo el hospedaje más desinteresado y caritativo con Jesús, y siendo el tipo de la vida activa en sentir de los Santos Padres, así como su hermana de la contemplativa, mereció ser elevada a los altares.

Muera Marta y muera harta.

Dícese de aquellos que no se detienen en hacer su gusto, aunque les acarree un grave perjuicio.

MARTE:

Cuando Marte llama a la lid, Minerva se echa a dormir.

En los tiempos azarosos de guerra no pueden prevalecer los trabajos científicos, artísticos ni literarios.

MARTES:

Cada martes tiene su domingo.

Todo lo malo tiene su compensación. — Nace la frase de la idea vulgar de que los días antiguamente consagrados al dios Marte eran aciagos.

Darle a uno con la del martes.

Comentando D. Francisco de Paula Seijas Lozano el Cuento de cuentos de Quevedo, por el texto que fijó y depuró D. Aureliano Fernández-Guerra, dice a este propósito: Zaherir o burlarse de alguno, echándole en cara sus defectos; esto dice la Academia, pero ese no es el significado que resulta de nuestro autor, antes bien parece que se alude a que la mujer de quien va hablando, dio hierbas o tósigo a su marido.

Siendo esta la interpretación más natural, también lo será traiga su origen de la maza de Fraga, por ser opinión del común de las gentes que el desgraciado caso de Alonso el Batalla dor en 1134 ocurrió en martes, aunque Zurita cree pasó en viernes: y el vulgo tuvo desde entonces por aciago este día de la semana.

Por tanto, y sin ello, hay que desechar lo que en ediciones anteriores de su Diccionario decía la Academia, de que provino la frase de publicarse la Gaceta en martes, pues la Gaceta no corría entre la plebe cuando se escribió el CUento de cuentos. Publicado esto en el tomo VIII de mi Refranero general español, hice algunas observaciones al comento de Seijas, manifestando en lo que se refiere al asunto que nos ocupa lo siguiente: Varios reparos se me ofrecen con motivo de lo consignado en este pasaje del comento.

Primeramente, dice el Sr. Seijas cómo en esta ocasión parece que se salude a que la mujer de quien va hablando (el autor), dio hierbas ó tósigo a su marido.

Pero, pregunto yo: cuando sienta el autor más adelante (página 70), que el alguacil gritaba como un descosido, viendo que la mozuela le había dado entre ceja y ceja con la del martes, y tomó la hincha con ella, ¿le propinó igualmente ésta a aquél hierbas o tósigo?...

Yo creo que Dar con la del martes no significa latamente, como dice la Academia, zaherir a alguno echándole en cara o publicando algún defecto, sino, de un modo más concreto, encornudar, o llamar cornudo a alguien. He aquí los antecedentes en que fundo mi aseveración: Sabido es que los antiguos pusieron el nombre de cuco o cuclillo al marido de la adúltera, entre los latinos curuca, por la razón que expone este tan antiguo como inmoral cantar de nuestra nación: Soy de la opinión del cuco, pájaro que nunca anida; pone el huevo en nido ajeno y otro pájaro lo cría.

Pues bien, queriendo castigar la justicia a los tales desgraciados, seguramente por su exceso de bondad, o falta de precaución, o ambos a la vez, los mandaba emplumar, poniéndoles además unas orejas o cuernos de pluma en la cabeza, a la manera del cuclillo; cuernos que, para mayor afrenta, se los fueron aumentando con el tiempo hasta parar en una enramada por el estilo de la que ostenta en su testuz el ciervo. Obligábanles, con el fin de que remedasen mejor a aquella ave cuya conducta les había servido de modelo, si bien no como agentes, mas como pacientes, obligábanles, digo, a que fuesen contrahaciendo su lúgubre canto cucú: y paseándolos por las calles de la población, eran azotados por su desleal consorte, quien, al propio tiempo, lo era por el verdugo. De aquí nacieron los refranes Sobre cuernos, penitencia, y Tras cornudo, apaleado. Castigo tan infamante se aplicaba los martes, así como el de cortar una oreja a los malhechores que eran sentenciados a esta pena aflictiva, de donde provino igualmente aquel otro refrán de No hay para cada martes orejas.

Por tanto, ¿parecerá violento que Dar a alguno con la del martes equivalga a dar con la penca la adúltera al marido en martes, o a dar en cara a otro con la penca con que su infiel mujer le diera en semejante día?

Más claro: ¿a encornudar, en el primer caso, o a llamar cornudo a alguien, en el segundo?... Al más discreto lector toca decidir.

Respecto a lo sentado por el comentador acerca de que hay que desechar lo que en ediciones anteriores de su Diccionario decía la Academia, de que provino la frase de publicarse la Gaceta en martes, pues la Gaceta no corría entre la plebe cuando se escribió el Cuento de cuentos, confieso mi torpeza: por más que he buscado semejante peregrina especie en tudas las ediciones del Diccionario académico, no he podido dar con ella; y a la verdad, bastantes deslices contienen las ediciones todas del Diccionario oficial, para que vayamos ahora a acumularle milagros que, en mi concepto, ni siquiera ha soñado en hacer.

En martes, ni te cases ni te embarques.

De la revista intitulada Alrededor del Afundo, publicada en esta Corte hace unos años, copio lo siguiente en contestación dada por D. Fernando Léston, con motivo de querer averiguar el origen de este refrán: Gran descalabro fue el que sufrieron los aragoneses y los valencianos el año de 1276 en los campos de Luxen.

En efecto; convaleciente aún D. Jaime I el Conquistador de una enfermedad, permaneció en Játiba, ordenando a sus capitanes que acudieran con sus tropas a contener y combatir a numerosa hueste mora que se hallaba en Luxen. Allí se trabó la encarnizada batalla, cuyo resultado, por mal consejo de los caudillos, fue adverso, o, mejor dicho, desastroso para las armas cristianas, según nos cuentan el P.

Mariana y Jerónimo de Zurita, los cuales afirman que, desde este día, se tuvo al martes por día infausto.

Dice el primero en el libro XIV, capítulo II de su Historia de España: Al tiempo que el rey estaba en Játiba, los suyos fueron destrozados en Luxen; el estrago fue tal y la matanza, que desde entonces comenzó el vulgo a llamar aquel día, que era martes, de mal agüero y aciago.

Y Zurita, en sus Anales de la corona de Aragón, libro III, cap. C, lo refiere así: Llegaron a Luxen los nuestros muy cansados y fatigados del grande calor que hacía; y a vista de Luxen descubrieron los enemigos, que eran quinientos de a caballo y tres mil de a pie; y tuvieron con ellos una muy brava batalla, y fueron los nuestros vencidos, y murieron D. García Ortiz de Azagra y un hijo de D. Bernardo Guillen de Entenza, y tanta gente de caballo y de pie de Xátiva, que quedó aquella villa por este destrozo muy yerma; y por esta causa, según Marsilio escribe, se decía aún en su tiempo, por los de Xátiva, el martes aciago.

Impresionado D. Jaime por esta derrota, entregó el mando del ejército a su hijo D. Pedro, encomendándole la prosecución de la campaña, y él se retiró a Algecira (Alcira), y agravado en su dolencia, se trasladó a Valencia, donde entregó su alma a Dios el 27 de julio del mismo año 1276.

Tal fue el hecho que ha dado origen a la general preocupación, que aun subsiste en España, de considerar a este día de la semana como aciago; y consecuencia de ello es, sin duda alguna, la consabida frase: En martes, ni te cases ni te embarques.

En martes, ni tela urdas ni hija cases. — V. En martes, ni te cases ni te embarques.

¿Martes? — De mierda te hartes.

Hemos dicho en varias ocasiones de este Diccionario que una gran parte de los refranes y frases tienen su origen en el sonsonete y no en una causa lógica. Nos hallamos en presencia de uno de ellos, así como cuando en el lunes se dice con mierda te desayunes. No creemos que nadie sea capaz de dar explicación a lo que no la tiene.

No hay para cada martes orejas.

No todo lo que se quiere se encuentra siempre a disposición de uno. — La alusión, aunque algo remota en cuanto al significado, se funda en que dicho día de la semana era el antiguamente destinado en la Legislación española para cortar las orejas al delincuente que era sentenciado a experimentar tan añictiva pena. — En el Guzmán de Alfarache (parte I, libro II, cap. IX) se lee: Asentóme (el capitán) en su escuadra y a su mesa, tratándome siempre con mucha crianza; y en remuneración dello lo comencé a regalar y a servir, echando de la mano como un príncipe, cual si tuviera para cada martes orejas.

Sobrar para martes.

Ser por extremo desventurado o de mal agüero. — ¿Quién eres — le dije — tan aciago, que, como dicen, para martes sobras?

(Quevedo.)

MARTILLO:

Cuando seas martillo, da; cuando seas yunque, recibe. — V. Cuando ayunque, sufre; cuando mazo, tunde.

MARTÍN:

Estar a dale que le das, y aprieta, Martín.

Dícese del que insiste pesadamente en una materia o pretensión, molestando con ello.

Tan honrado es Martín como su rocín. — V. Tan bueno es Pedro como su compañero.

Llegarle, o venirle, a uno su San Martín.

Da a entender que al que vive en placeres le llegará día en que tenga que sufrir y padecer.

MARTÍNEZ:

Martínez de la Rosa y la Lotería se murieron en un día.

Martínez de la Rosa falleció el 7 de febrero de 1862; la Lotería primitiva o antigua, creada por Carlos III en 30 de septiembre de 1763, a instancias del marqués de Squilache, y cuya primera extracción se celebró en 10 de diciembre de dicho año, quedó abolida de real orden en el mencionado día del fallecimiento de D. Francisco Martínez de la Rosa, y en vísperas del sorteo de la misma, pretextando el Gobierno que era un arbitrio ocasionado a conflictos para el Tesoro.

Asegúrase, en efecto, que unos cuantos cabalistas habían trazado cierta combinación de números que forzosamente tenían que salir premiados, y, no así como quiera, sino en disposición de poner en grave aprieto a la Hacienda; de ahí la resolución enérgica tomada oportunamente por el Gobierno de la nación. Otros sostienen que la supresión de dicho juego se verificó el 4 de mayo del mismo año, con lo cual discrepan las fechas en cuanto al mes y al día, y resulta falso el refrán.

MÁRTIR:

Primero morir mártir que confesor.

Locución con que se explica la dificultad y resistencia que algunos muestran para declarar lo que se pretende saber de ellos.

MARZO:

Cuando en marzo hay nieblas, mayo nieva o hiela.

La presencia de aquel fenómeno físico en el mes indicado, suele ser precursor de estos otros en el mes de las flores. Suele ser un caso raro; pero no ciertamente imposible, particularmente en algunas regiones.

Cuando en marzo oigas tronar, vende los bueyes y cómete el pan.

En varias regiones españolas, si se ha de creer este adagio, son de mal pronóstico los truenos en el mes de marzo, por lo que aconseja que se vendan los bueyes, o sea que no se haga faena alguna en el campo.

Cuando en marzo se arrulla la perdiz, año feliz.

Según los labradores, la circunstancia que indica este refrán es señal de que será abundante la cosecha.

Cuando marzo mayea, mayo marcea.

Da a entender que cuando en marzo hace buen tiempo, suele hacerlo malo en mayo.

Cuando marzo se va a abril, en él debe de venir.

Indica que cuando la temperatura del primero es parecida a la que generalmente hace en el segundo, no es de extrañar que en éste se verifiquen los cambios propios de las inconsecuencias marzales.

Cuando marzo vuelve el rabo, ni deja pastor enzamarrado ni carnero encencerrado.

Denota la inconstancia de este mes y lo perjudiciales que suelen ser los temporales y recias heladas con él.

De marzo a la mitad, la golondrina viene y el tordo se va.

Si el mes de marzo es bueno, acuden las golondrinas presagiando la primavera, al paso que el tordo huye.

En marzo, calor temprano, es para los campos sano.

La elevación de temperatura en el mes indicado es muy conveniente para los sembrados.

En marzo, el sol riega y el agua quema.

Expresa que en este mes es más necesario para el campo el sol que los riegos.

En marzo, la pepita y el garbanzo.

Indica que el citado mes deben sembrarse los melones, sandías, calabazas y garbanzos.

En marzo, las lluvias; en abril, las hierbas, y en mayo, las flores, gran año de labradores.

Expresa que las circunstancias indicadas presagian una buena recolección.

En marzo poda el ricacho; en abril, el ruin.

Da a entender que los labradores acomodados, como disponen de medios para ello, hacen en este mes las labores propias del mismo, para obtener el mejor producto de sus campos.

En marzo podar y cavar, si quieres fruta recolectar.

Aconseja se hagan estas operaciones agrícolas en el tercer mes del año, a fin de que a su debido tiempo se hallen los frutos en sazón.

En marzo, saca la cabeza el lagarto.

Porque comienza a hacer buen tiempo, cosa que no hace cuando reina el frío, pues no sale de su guarida.

En marzo sale la hierba aunque le den con un mazo, y en abril, en cada regacil.

Expresa la abundancia y facilidad con que crece la hierba en estos dos meses.

En marzo se esquilan los burros.

Dícese por broma a los que se cortan el pelo en este mes.

En marzo tronar, cosa es de extrañar.

Indica que en este mes no suelen ser muy frecuentes las tormentas.

En marzo, tu garbanzal, ni nacido ni por sembrar. Algunos añaden: si la tierra no bufa.

Recuerda que en este mes debe sembrarse el garbanzo.

Entre marzo y abril sale el cuclillo del cubil, y con la nieve no quiere venir.

El cuco o cuclillo es un ave que teme al frío; su presencia en los.meses indicados presagia un buen tiempo.

La que en marzo veló, tarde acordó.

Porque ha pasado en el ocio la temporada de las noches largas.

Lo que en marzo has de sembrar, por febrero has de binar.

Aconseja que se pase la reja en los campos de labor por segunda vez, si se quiere hacer una buena siembra.

Marzo de lluvias cargado, año muy desgraciado.

La abundancia de aguas en este mes es malo para el campo.

Marzo loco, abril no poco.

Expresa la poca fijeza en la temperatura de estos dos meses.

Marzo marceaba, y en abril agua nevaba.

Da a entender que cuando la primavera se presenta retrasada, los efectos del mal tiempo se dejan sentir también en el mes de abril.

Marzo marceador, que de noche llueve y de día hace sol.

Alude a la inconstancia del tempornl en dicho mes.

Marzo marcero: por la mañana, rostro de perro, y por la tarde, valiente maruebo. — V. Marzo marceador, que de noche llueve y de día hace sol.

Marzo pardo, señal de buen año.

Enseña cuánto conviene que haya temporales en dicho mes.

Marzo saca a su padre al sol, y luego le apedrea.

En este mes, considerado y con razón en España, o, por lo menos, en algunas regiones, como uno de los más inconsecuentes en cuestiones atmosféricas, no es extraño ver días espléndidos de sol, sin perjuicio de que granice a las pocas horas, cuando ya no lo hace hallándose aquel astro en todo su apogeo.

Marzo se lleva la culpa, y abril nos quita la fruta.

Como siempre es bueno que haya alguien a quien acusar de todos los males que nos suceden, no es extraño que al perderse la fruta digan los hortelanos en abril que el mes anterior era el causante de que haya en el mercado poca y mala, a fin de cobrarla más cara.

Marzo ventoso y abril lluvioso, hacen el año fecundo y gracioso.

Estas circunstancias en los meses indicados presagian un año próvido en frutos.

Marzo ventoso y abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso.

Variante del anterior, aunque en este se restringen las condiciones a sólo el mes de las flores.

Ni que me siembres en marzo, ni que me siembres en abril, hasta mayo no tengo que salir.

Alude a la patata, que sólo se recoge en el mes de mayo.

No ha de llover en marzo más de cuanto se moje el rabo del gato.

Da a entender que las lluvias en este mes no deben ser muy persistentes.

Quien en marzo no poda su viña, pierde la vendimia.

Enseña la conveniencia de llevar a cabo en marzo la operación agrícola indicada.

Sacarme de marzo, aunque sea en un zarzo.

Expresa el deseo de pasar pronto este mes inconstante, y que suele traer en jaque a los labradores.

Si marzo no marcea, abril acantalea.

Como marzo tiene fama de inconsecuente en lo tocante a temperatura, el año que se muestra algo más serio es temido por los labradores, por presagiar que en el mes siguiente serán fuertes y abundantes las granizadas.

Si marzo vuelve el rabo, no queda oveja con pelleja ni pastor enzamarrado.

Demuestra la inconstancia de la temperatura en este mes y lo perjudiciales que suelen ser los hielos con él. También se dice: Cuando marzo vuelve el rabo, ni deja pastor enzamarrado, ni carnero encencerrado. (Véase)

Si truena en marzo, aprieta las cubas con el mazo.

Indica, según los labradores de algunas provincias, que los truenos en el mes citado pronostican que ha de ser abundante el producto de los viñedos.

MARRAJO:

Hacerse el marrajo.

Dícese de toda persona cauta, reservada y maliciosa, y que encubre su dañada intención para lograr mejor sus fines perversos, con alusión a la astucia de que se halla provisto el pez llamado marrajo o tiburón cuando pretende cebarse sobre su presa.

De aquí provino seguramente el adjetivo marrajo, aplicado al toro o buey malicioso e intencionado que lleva la cabeza baja con el objeto de arremeter a golpe seguro; por lo cual se dice también de la persona que se halla en las condiciones indicadas, que parece un toro MARRAJO.

MARRANO:

Ser un marrano.

Dícese de toda persona sucia y desaseada. También se aplica a la que es baja y ruin en su proceder.

MARRAS:

Lo de marras.

Se deriva esta voz del adverbio árabe marrat, que significa «en tiempos pasados». Nuestro poeta Gonzalo de Berceo lo usó en la copla 206 de la vida de San Millán, y el padre Sarmiento muestra en la interpretación de esta palabra sus profundos conocimientos en la lengua arábiga; pero sin deducir más consecuencias que la arriba apuntada.

MÁS:

A quien más tiene, darle más. — V. A cochino gordo, untarle el rabo.

De poco más o menos.

Aplícase a aquellas personas que no son de gran categoría, así como a las cosas que no valen mucho o son de poca importancia.

Es hábil, pillo, tonto, etc., como el que más.

Se dice de aquella persona que reune cualquiera cualidad en tan alto grado, como pueda tenerla el individuo que más se distinga en ella.

No se debe dejar lo más por lo menos.

Aconseja, como un principio de sentido común, que no se abandone lo bueno que se posee por lo regular que se nos puede ofrecer.

Quien ha pasado, o sufrido, lo más, que pase, o sufra, lo menos.

Fórmula consolatoria con la cual se exhorta a aguantar pacientemente hasta el fin el daño que ya se había comenzado a sufrir.

Quien no es más que otro, no merece más que otro.

Principio igualitario que indica cómo se debe tratar a las personas que disfrutan de igual categoría.

Sin más ni más.

Hacer una cosa sin reparo, precipitadamente, sin causa justificada.

Tanto es lo de más como lo de menos.

Todo extremo es vicioso, pues la exageración en todo orden de cosas no produce buenos resultados.

MASA:

De mala masa, un bollo basta.

Cuando se compre por necesidad alguna cosa que no reúna buenas condiciones, solamente se debe tomar lo preciso.

Estar, o tenerlo, en la masa de la sangre.

Ser connatural a una persona aquello de que se trata.

La masa y el niño, en verano han frío.

Aconseja el cuidado que debe tenerse con las cosas que, por su naturaleza, son delicadas.

No está la masa para picos. — V. No está el hornO para bollos.

Traer la masa rodando.

Entenderse dos o más personas entre sí para ocultar las trapacerías que se llevan a cabo, y de las cuales se benefician, ya unos, ya otros, con el silencio y complicidad de los otros.

MASCAR:

Mal mascado y bien remojado.

Zahiere a los bebedores viejos.

Se mascan, pero no se tragan.

Dícese de dos o más personas que, aunque se hablen o traten bien, se profesan mutua aversión.

MASCARILLA:

Quitarse uno la mascarilla. — V. Quitarse uno el embozo.

MASCARÓN:

Parecer un mascarón de proa.

Ser sumamente fea una persona, imagen o animal. — Alude a los figurones, generalmente grotescos, que solían llevar en la parte delantera del casco algunas embarcaciones, y que servían para conocerlas y diferenciar unas de otras desde gran distancia.

MASCOTA:

Ser la mascota de uno.

Neologismo importado del francés para expresar la superstición con que se considera por algunos a tal persona, animal u objeto, como su elemento de salvación, sombra protectora o numen tutelar.

MASTICAR:

Dime cómo masticas y te diré cómo digieres.

La operación de mascar los alimentos, a que generalmente se suele dar poca importancia, la tiene y muy grande, pues la comida bien masticada se digiere pronto, con facilidad y sin peligro; en tanto que los manjares que se degluten sin ir bien preparados por los dientes, necesitan una laboriosa digestión, ocasionando en no pocas ocasiones cólicos y otros desarreglos intestinales.

MASTÍN:

Mastín que no muerde ni ladra no le tengas en tu casa.

Aconseja que se enajene aquello que no sirve para nada, como ocurre con el perro que, teniéndolo para guardar el ganado, ni lo defiende ni avisa el peligro en que éste se puede hallar.

MATA:

¡Aquí está Mata! — Pues aquí está quien lo mata.

Alude a que en la batalla que se dio en Chuguinga (Perú) a fines del siglo xvi, pensando un mozo llamado Gonzalo de Mata que en su solo nombre llevaba un como talismán para hacerse temer dondequiera que se presentase, se arrojó en lo más recio de la pelea, gritando desaforadamente: «¡Rendirse, rendirse, que aquí está Mata!».

«¿Si? — replicó uno de los enemigos—; pues aquí está quien lo mata», de donde se originó el susodicho proverbio. — Véase Donde las dan, las toman.

De mala mata nunca buena zarza.

De ruines y viciosos principios no deben esperarse buenos y virtuosos fines.

Entre Mata y Morata fíasele la gata.

Indica que por mucho cuidado que se tenga, en poco tiempo se pierde lo que se tiene más interés en guardar.

La mata en barbecho ajeno a nadie estorba.

Los males que no nos ocurren a nosotros no suelen preocuparnos.

Saltar uno de la mata.

Darse a conocer el que estaba oculto.

Seguir a alguno hasta la mata.

Perseguirle y acosarle con ahínco y empeño hasta no poder más.

Ser como la mata de albahaca, que muchos la huelen y pocos la catan.

Aplícase generalmente a aquellas jóvenes solteras que, aun viéndose muy festejadas por muchos hombres, no hay ninguno que se decida a hablarles de matrimonio.

Ser todo matas y por rozar.

Dícese del negocio enmarañado que dificultosamente se puede desenredar o aclarar.

MATACHÍN:

Dejar a alguno hecho un matachín.

Dejarlo avergonzado y corrido. — Alude a la variedad de colores que llevaban antiguamente en su ropaje los matachines, y a que de aquel a quien se sonroja se suele decir que se pone de mil colores, o que un color se le va y otro se le viene.

MATADERO:

Ir, o venir, o llevar, a otro al matadero.

Meterse o poner a otro en peligro evidente de perder la vida.

MATADURA:

Dar a uno en las mataduras.

Zaherirle con aquello que siente más o que le causa más enojo y pesadumbre.

MATANZA:

Andando con matanza, da hocicada.

El andar manejando viandas grasicntas produce hastío.

MATANZAS:

Como en Matanzas, también sin camisa.

Comparación cubana, que advierte que los de última condición social se hallan mal en todas partes.

MATAR:

Al matar de los puercos, placeres y juegos; al comer de las morcillas, placeres y risas; al pagar de los dineros, pesares y duelos. — V. Al freír será el reír, y al pagar será el llorar.

Entre todos la mataron y ella sola se murió.

Censura el achacar a una sola persona o causa el daño producido por muchas y que nadie remedia.

Estar a matar con uno.

Estar muy enemistado o irritado con él.

Matarse por una cosa.

Hacer vivas diligencias para conseguirla.

Mátalas callando.

Dícese de la persona que con maña y secreto procura conseguir su intento.

¡Que me maten!

Úsase para asegurar la verdad de una cosa.

MATE:

Dar mate a uno.

Zumbarse, burlarse de él con risa.

Dar mate ahogado.

En el juego del ajedrez, estrechar al rey sin darle jaque, de manera que no tenga donde moverse.

MATEO:

Mateo, la burra tirapeos.

Frase que se suele decir cuando se oye llamar, sobre todo si es a voces, a una persona que lleva el nombre del evangelista citado.

MATERIA:

Entrar en materia.

Empezar a tratar o hablar de ella de intento, después de un exordio más o menos extenso.

Cocer, o cocerse, las materias.

Llegar a corromperse del todo los humores que hay en las heridas, llagas o apostemas, hasta ponerse en estado de reventar o poderse abrir.

MATITA:

¡Ya te veo, matita de poleo!

Dase a entender con esta frase que se ha penetrado las intenciones de quien habla, por mucho que las quiera disimular.

MATRACA:

Dar matraca.

Zumbar a alguno, burlarse de él. — Dar ruido, tormento, molestia continuada.

MATRIMONIO:

Algo tendrá el matrimonio, cuando necesita bendición de cura. — V. Algo tendrá, o tiene, el agua cuando la bendicen.

Consumar el matrimonio, o consumir el matrimonio.

Tener los legítimamente casados el primer acto en que se pagan el débito conyugal.

Contraer matrimonio.

Celebrar el contrato matrimonial.

El matrimonio es de todas las cosas serias, la más divertida.

Da a entender que al casarse nadie piensa sino en las alegrías y placeres que trae consigo el matrimonio, sin reflexionar en que son mayores los deberes y obligaciones que se contraen.

El matrimonio procede del amor, como el vinagre del vino.

Expresa que la felicidad conyugal nace de que la unión se haya verificado por el amor verdadero de los contrayentes, y no por causas mezquinas, tales como la riqueza, los honores, el compromiso, etc.

Matrimonio bien avenido, la mujer junio al marido.

Los bien casados parecen mejor siempre unidos que marchando separados por caminos distintos, tanto moral como materialmente.

Matrimonio y mortaja, del cielo baja.

Da a entender cuan poco valen los propósitos y pronósticos humanos con relación al casamiento y la muerte.

Matrimonio y señorío no quieren furia, o fuerza, ni brío.

Los casamientos se han de hacer a gusto y voluntad de los contrayentes, así como los superiores han de tratar suave y benignamente a sus subditos.

Pesar más que un mal matrimonio.

Dícese de aquello que tiene mucho peso, aludiendo a la simbólica cruz del matrimonio, tanto más difícil de soportar cuanto peor se llevan los interesados.

Matrimonios por amores causan, o traen, muchos sinsabores.

Cuando se celebra la unión conyugal sin tener medios para subsistir decorosamente, pasado el primer tiempo tienen que surgir disgustos, por muy grande que fuera el cariño que aportaron como único bien al matrimonio.

MATRONA:

La casta matrona, obedeciendo a su marido es señora.

La obediencia al marido es la cualidad más recomendable de la mujer casada, toda vez que no por ello se rebaja, sino que crece en mérito a los ojos del esposo, que a su vez la considera como ama y dueña de todo.

La casta matrona, obedeciendo manda.

Ligera variante del anterior en la forma; pero idéntico en el fondo.

Las matronas hermosas, no necesitan engalanarse.

Su honestidad y belleza naturales valen más que todas las joyas que pudieran lucir en su cuerpo.

MAULA:

Ser uno buena maula.

Ser taimado y bellaco o de condiciones poco recomendables.

MAYO:

Are quien aró, que ya mayo entró.

Recomienda que deben hacerse las labores del campo antes de dicho mes.

Cuando en mayo no hay lodo, se pierde todo.

Alude a la necesidad de la lluvia para los campos que ha debido caer en el mes anterior, enlodando las tierras de labor.

Cuando mayo va a mediar, debe el invierno acabar.

No debe tomarse en este refrán al pie de la letra la palabra invierno, pues sabido es que éste termina oficialmente con la entrada de la primavera (21 de marzo); pero como ésta no deja de ser algo revuelta por las desigualdades de temperatura, lluvias, nieves, etc., en algunas regiones de España, lo que el labrador quiere dar a entender con el refrán es: que a mediados de mayo debe comenzar el tiempo estable insinuándose el calor paulatinamente para que la tierra dé los frutos apetecidos.

Dijo mayo a abril: aunque te pese me he de reir.

Expresa la hermosura de este mes, aunque el anterior haya sido lluvioso y desigual.

En el mes de mayo, deja la mosca al buey, y toma al asno.

Da a entender que en esta época ya empieza a sentirse el calor en algunas regiones, de lo cual es una de las señales lo indicado en el citado refrán.

En el mes de mayo, el mastín es galgo.

Quiere decir que en el mes citado, cualquier perro es bueno para la caza. En nayo, junio, julio y agosto, ni caracoles, ni venus ni mosto.

Aconseja que no se abuse de las comidas indigestas ni del vino en estos meses calurosos. Respecto de la venus, véase lo dicho en el refrán junio, julio y agosto, señora, no os conozco, o no soy vostro (tomo I, pág. 503 de este Diccionario).

En mayo, la hoz en la mano; la del heno que no la del centeno.

Indica el género de labor agrícola a que debe dedicarse el labrador en este mes.

En mayo mucho calor aumenta la producción.

Manifiesta lo mucho que favorece la temperatura cálida al brote de los sembrados.

En mayo, pájaro igualado.

Por ese tiempo ya están vestidas de plumas las aves.

En mayo quemó la vieja el escaño, y en junio no lo quemó porque no lo tuvo.

Da a entender que en algunas regiones el frío es tan grande en el mes de mayo y aun en el de junio, que hay que procurarse leña por todos los medios para calentarse.

En mayo, todo espigado.

Expresa que en este mes ya han llegado las plantas a su crecimiento.

En mayo, tu melonar, ni nacido ni por sembrar.

Recuerda que en este mes deben sembrarse los melones y sandías.

Entra mayo y sale abril; si no canta el cucubil, por muerto le recebid.

Indica que si no se escucha el cuclillo al empezar el mes de mayo, es señal de mal tiempo.

Más largo que mayo.

Comparación empleada para ponderar la gran extensión de una cosa, y que obedece al capricho, pues si bien es cierto que este mes es largo por tener treinta y un días, lo mismo podría decirse de enero, marzo, agosto o diciembre, que se hallan en igualdad de circunstancias.

Mayo caliente y lluvioso ofrece bienes copiosos.

El calor mezclado con alguna lluvia en el mes de mayo, es presagio de cosechas buenas y abundantes.

Mayo come trigo, y agosto bebe vino.

Indica ser estos los meses en que ya se hallan en sazón los respectivos frutos.

Mayo, cual lo encuentro, o lo hallo, tal lo grano.

Enseña que ya en aquel mes no hacen nada los sembrados, sino granar tal como se halla.

Mayo frío, poco y tardío.

Da a entender que cuando en este mes es baja la temperatura, los productos del campo, sobre retrasarse, suelen ser escasos.

Mayo hace el trigo, y agosto el vino. — V. Mayo come trigo, y agosto bebe vino.

Mayo hortelano, mucha paja y poco grano.

Indica ser éste ordinariamente el resultado de la cosecha cuando en mayo llueve mucho.

Mayo loco, fiestas muchas y pan poco.

El mes de mayo ha sido siempre en la capital de España uno de los que más días festivos ha tenido. Celébranse en él, aparte de los cuatro o cinco domingos que le corresponden, la fiesta del Trabajo, día 1; la de la Independencia española, el día 2; San Isidro, patrón de Madrid, el 15, cuya romería dura una semana, y algunos años, más, si el tiempo ha estado lluvioso, y la Ascensión o el Corpus, cuando no los dos juntos, si aquélla cae baja. Viene a resultar, por tanto, medio mes laborable. Y no quiero hablar del ensayo que se hizo hace ya bastantes años (y que no resultó, por cierto) de trasladar la típica feria de San Mateo al mes que nos ocupa. De todos modos, los días en que no se trabaja no son pocos, y al no trabajar y no ganar no puede estar muy abundante el pan.

Mayo mangonero, pon la rueca en el humero.

Decíase por las muchas fiestas que había en mayo, con alusión a las mangas de las parroquias.

Mayo muy lluvioso, en la huerta, feo, y en el campo, hermoso.

Indica que si para las hortalizas da mal resultado la lluvia en este mes, no pasa así con los trigos.

Mayo pardo, señal de buen ano.

Para los labradores es buen presagio el que sea lluvioso el mes citado.

Mayo tiene la lomada, y junio le saca el alma.

Da a entender que en el mes de mayo están en todo su vigor los campos, y que en el siguiente, se obtiene de ellos los productos.

Mayo y junio, haciendo un mes, el mejor del año es.

Cuando la temperatura del mes de junio se parece a la de su antecesor, forman una primavera continuada sumamente agradable.

Mayo y septiembre son dos hermanos: uno en invierno y otro en verano.

Alude a que ambos meses suelen ser muy bonancibles por su temperatura, que no es extremada ni en frío ni en calor.

Por mayo, ríos muy llenos preludian los grandes truenos.

La abundancia de lluvias en este mes suele ser presagio de grandes tormentas.

Ser como el mayo de Portugal, que lo cargaron de joyas y se alzd con todas.

Se emplea para recordar lo arriesgado que es fiar a otro prendas o cosas de valor.

Si no hubiera mayo no habría mal año.

Alude a la facilidad con que, por causa del temporal, se suele desgraciar la cosecha en dicho mes.

Vivir y vivamos, que adelante es mayo.

Expresa la confianza que se tiene en las adversidades, de que no han de tardar en venir tiempos mejores.

MAYOR:

A los mayores en edad, dignidad, saber y gobierno.

Fórmula de respeto con que se cede la primacía de cualquier acto a la persona a quien deseamos honrar por ser superior a nosotros.

Alzarse a mayores. — V. Querer alzarse a MAYORES.

Los mayores, para los mejores.

Expresa que los toros más corpulentos deben ser reservados para los toreros más hábiles.

Querer alzarse a mayores.

Ensoberbecerse, elevándose más de lo que le corresponde.

Subirse a mayores. — V. Querer alzarse a MAYORES.

MAYORAZGO:

Mayorazgo de tiña el que sólo consiste en viña.

Ridiculiza aquellos capitales que tienen más de apariencia que de valor real.

MAZA:

¡Daca la maza, que la lleva el borriquito que va a la plaza!

Cuando en tiempo de carnaval se le pone a alguna persona a hurtadillas una maza o rabo de papel u otro objeto análogo, suelen prorrumpir en ese estribillo los circunstantes.

La maza de Fraga, que saca polvo debajo del agua.

Manera de motejar a la persona que tiene grande autoridad en todo lo que dice. — Se da la misma calificación a ciertas palabras sentenciosas o verdades desnudas, que hacen gran impresión en quien las oye. — Aplícase también a la persona que se pone pesada repitiendo y cansando a los circunstantes con una misma cosa.

He aquí el origen de estas comparaciones: «Existe en Fraga, ciudad de la provincia de Huesca, de cuya capital dista 19 leguas, una famosa y antigua maza, cuya celebridad ha dado origen a esta frase comparativa, queriendo pintar, bajo la imagen del peso enorme de esta máquina, la idea de que muchos con su pesadez e importunidad logran hasta lo que parecía imposible.

Este instrumento, pues, de formas idénticas a las de un mazo, es de figura cuadrada, si bien tiene más de ancho que de largo; está forrado de hierro y se empleaba en la composición del puente de madera por medio de un aparato formado de dos vigas de mucha elevación, a donde subía la maza, desprendiéndose con violento ímpetu por entre las dos vigas, y dando sobre la estaca que se deseaba clavar, lo cual hacía que la composición del puente fuese instantánea.

En la actualidad ha dejado de destinarse a dicho objeto, toda vez que el puente ha sido substituido por uno colgante de la mayor consistencia».

Parecer la maza y la mona.

Dícese cuando dos personas van unidas siempre a todas partes.

MAZACOTE:

Estar hecho un mazacote.

Se aplica al guiso, vianda o cualquier manjar, que, por haberse quedado demasiado espeso o seco, se asemeja a la mezcla así llamada de que usan los albañiles. — También suele decirse del hombre molesto, pesado e indigesto en su conversación o en sus escritos, que es un MAZACOTE.

MAZADA:

Dar la mazada.

Hacerse el encontradizo; dar de manos a boca con uno, como al acaso.

MAZAGATOS:

Haber las de Mazagatos.

Haber una gran pendencia o riña. — También se dice: Haber la de San Quintín.

MAZO:

Parecer un mazo, o un mazo de batán.

Ser alguna persona pesada y molesta por extremo.

Pescar con mazo no es renta cierta.

Dícese de los que aplican medios incongruentes para la consecución de un fin cualquiera.

MEAJA:

Lo mismo que meaja en capilla de fraile.

Modo de dar a entender lo poco que vale alguna cosa, tanto porque la meaja era una moneda insignificante, pues valía la sexta parte de un maravedí, cuanto porque, recolectando los religiosos en otros tiempos crecidas limosnas, daban naturalmente poca importancia a una meaja más o menos que les echaran en la capilla.

Más vale meaja que pelo de barba.

Aconseja que se conforme uno con todo, por poco que valga, por aquello de que más vale algo que nada.

MEAR:

Ser una posa para mear y no echar gota.

Ser algo chocante, peregrino, raro. — Equivale también a la frase tener bemoles, en su segunda acepción. (Véase)

Ser más viejo que el mear. — V. Ser más viejo que Sara.

MECA:

Por las reliquias de Meca.

Fórmula de juramento burlesco empleada cuando se afirma una cosa que no es verdadera.

Voto a la casa de Meca. — V. Por las reliquias de Meca.

MECHA:

Aguantar, o sufrir, uno la mecha.

Resignarse a experimentar alguna molestia o extorsión.

Alargar uno la mecha.

Alargar una dependencia voluntariamente por un fin particular. — Aumentar la paga.

Cuando viene la mecha, no aprovecha.

Dícese de aquello que llega tarde para resolver un conflicto o una dificultad.

Pues que gana, sufra la mecha.

Recomienda al que sale beneficiado en algo que tenga paciencia para resistir los inconvenientes que puede tener.

MEDALLA:

Eso es medalla, o moneda corriente.

Se dice de todo aquello que circula fácil y libremente sin hallar obstáculo ni impedimento alguno a su paso, como noticias, doctrinas, etc., a la manera que la moneda legal y usual no es rechazada por nadie.

No hay medalla que no tenga su reverso.

En este mundo no hay cosa que no tenga su lado o su parte triste.

MEDELLÍN:

Malo Medellín, bueno Medellín, héle aquí viene Lázaro Martín.

Modo de significar a una persona que conviene dar un sesgo a aquello de que se estaba tratando y pasar a otro asunto, mayormente si aparece de pronto algún nuevo interlocutor.

MEDIA:

La media al garrón, señal de guitón.

Da a entender que el que lleva las medias caídas es considerado por todos como un picaro vagabundo.

Media caída, vergüenza perdida.

El llevar las medias en la forma indicada es propio de mujeres poco recomendables, pues lo menos que acusa es un carácter descuidado y desaseado.

Conservar todavía uno las medias con que lo llevaron a bautizar.

Manera donairosa de significar que no se ha muerto; porque yendo descalzo de pie y piernas el recién nacido a recibir la imposición o efusión de las aguas bautismales, resulta que las tales medias son la piel que cubre el cuerpo todo, perdida la cual una vez, se pierde con ella la vida.

Las medias de la valentía: tres días nuevas, tres días rotas, y el domingo por otras.

Se aplica a las mujeres poco cuidadosas de sus intereses.

Las medias para las piernas, o Las medias, sólo son buenas para las piernas.

Manera jocosa de indicar que los negocios debe hacerlos uno solo y no a medias con nadie. — Expresa también que se quiere de una cosa la totalidad y no la mitad.

Llevar medias de borracho.

Llevarlas caídas.

MEDIADO:

Pedir sobrado por salir con lo mediado.

Advierte que para conseguir algo, suele convenir pedir mucho.

MEDICINA:

Medicina que alivia, continuada, sana. — V. Medicina que mejora, continuada, cura.

Medicina que, aplicada, alivia, seguir con ella. — V. Medicina que mejora, continuada, cura.

Medicina que mejora, continuada, aira.

Recomienda la perseverancia en seguir la medicación ordenada, cuando se va recobrando la salud, siquiera sea paulatinamente.

Sacar la medicina de la enfermedad.

Aprovechar un mal para combatirlo valiéndose del mismo.

Es como las medicinas venidas de allende el mar.

Dícese de aquello que se elogia más de lo que en realidad merece, porque nuestros antepasados tenían en más estima las drogas y otras producciones que venían del extranjero, singularmente de las Indias, que las de igual clase que poseían en su terreno, algunas de las cuales valían en rigor más que aquéllas.

MÉDICO:

Al médico, confesor y letrado, no le andes con engaños.

Aconseja que no se oculte la verdad, por trabajoso que nos sea confesarla, a las tres personas citadas, a fin de que éstas puedan poner el remedio necesario al mal, cosa que no podrían hacer si se les disfrazase la realidad de los hechos.

Como el médico (o el físico) de Orgaz, que cataba el pulso en el hombro.

Frase proverbial que se aplica a aquéllos que se valen de medios inadecuados para conseguir el fin que se proponen. — La existencia de este refrán es antigua, puesto que ya la incluye en su colección el marqués de Santillana, no siendo asunto fácil averiguar hoy quién podría ser ese médico tan extravagante.

De médico, poeta y loco, cada cual tiene su poco, o todos tenemos un poco.

Refrán verdadero en todas sus partes. Si uno se queja de cualquier dolencia en un sitio donde haya varias personas, no quedará ni una que no nos proponga un remedio, asegurando cada uno, que con el suyo se nos quitará poco menos que instantáneamente: y lo peor es que lo dicen convencidísimos de ser verdad. En cuanto a lo de poeta, ¿quién no ha tenido quince años, y no ha asesinado más o menos vilmente, a las pobres e indefensas Calíope y Erato? Respecto a la locura, no serán muchos los que pueden afirmar que en su vida ha hecho ninguna, o, por lo menos, tontería.

El médico piadoso, hace a la llaga hedionda e incurable.

El médico que por lástima del paciente no cura a éste con la debida severidad, se expone a provocar un mal mayor del que existía antes de ponerlo en tratamiento.

El médico que bien cura, finado el doliente, le deja sin calentura.

Una de tantas sátiras como la imaginación popular dirige a los hijos de Esculapio y que no necesita de explicación, por ser parto de algún Pero Grullo.

El médico que mejor cura, muerto el paciente le quita la calentura. — V. El módico que bien cura, finado el doliente, le deja sin calentura.

Médico viejo, cirujano joven, y boticario cojo.

La experiencia del primero, el pulso firme del segundo y el detenimiento o ausencia de precipitación con que debe proceder el tercero en la confección de los medicamentos, son la mejor garantía de éxito en favor de los pacientes.

No es buen inédico el que desahucia.

No se debe declarar como imposible una cosa, hasta después de haber puesto los medios para traerla a la posibilidad. En el Hospital Real de la Corte, compuesto por el canónigo y tesorero de la Santa Iglesia de Granada, D. Francisco Bermúdez de Pedraza, impreso por los años mil seiscientos cuarenta y tantos, se lee este refrán, aparte de la forma apuntada, en las siguientes: No es de buen médico desahuciar los enfermos (pág. 112); Desahuciar al enfermo no es de buenos médicos (página 151), y No es de buenos médicos la facilidad en desahuciar enfermos (página 162).

Ser como el médico de Chodes.

Comparación muy corriente en Aragón para calificar a un médico de poco estimable.

Alude a cierto labrador de dicha villa (distante 10 leguas de Zaragoza), que atacado una mañana de un agudo dolor de muelas, se retiró del campo a su casa antes de la hora de costumbre, y atándose un pañuelo a la cabeza por debajo de la barba, se metió en la cama, mandando a llamar al médico. Éste, confundiéndolo con la mujer, que sabía se hallaba embarazada, sin andarse en más averiguaciones le dijo a su hija: «— Chica, corre luego en busca de la comadre, que tu madre está de parto». De ahí el origen de semejante poco honrosa comparación.

Si tienes médico amigo, quítale la gorra y envíalo a casa de tu enemigo.

Porque la amistad con el médico hace que muchas veces no nos trate éste con la debida severidad, dejándonos sin curar, por miramientos, o aumentando la enfermedad, por su cariñosa debilidad.

Médicos de Velencia, haldas largas y poca ciencia.

Se recomienda el poco aprecio que debemos hacer de las exterioridades de los sujetos.

Médicos errados, papeles mal guardados, y mujeres atrevidas, quitan las vidas.

Si la cura se equivoca, un secreto confiado al papel se pierde, cayendo en manos de quien no debiera, o una mujer se desmanda, pueden ocasionar consecuencias fatales.

Muchos médicos hay en el mundo.

Da a entender que para aconsejar todos servimos; pero no es lo mismo cuando se trata de obrar.

Quien a médicos no cata, o escapa o Dios le mata; y quien a ellos se ha entregado, un verdugo y bien pagado.

Aconseja que se acuda al auxilio de los representantes de la ciencia médica todo lo menos que se pueda.

MEDIDA:

Colmarse la medida. — Véase Llenarse la medida.

Con la medida que midiéremos, seremos medidos.

Recomienda que seamos justos para con los demás si queremos tener derecho a que se nos trate con justicia.

El que mide para si con medida grande y para el prójimo con medida pequeña, es hermano carnal del ladrón. — V. La ley del embudo; Llenarse la medida.

Agotarse el sufrimiento en quien recibe continuamente agravios o disgustos.

Medida llena, no hay engaño.

Al que cumple con su deber no se le puede pedir más.

Tomarle a uno medida de las espaldas. — V. Medirle a uno las espaldas.

Aderezadme esas medidas.

Dícese de aquello que no se puede compaginar lógicamente.

Ayustadme, o ajústeme usted esas medidas.

Úsase cuando uno habla sin concierto, contradiciéndose en lo que dice, o cuando las cosas que se hacen no tienen la debida proporción.

Desconcertársele a uno las medidas.

Desbaratársele los medios que iba poniendo para conseguir un fin.

Henchir, o llenar, las medidas a uno.

Darle gusto cumplido, y aun con creces, en su pretensión; colmar sus deseos. — Úsase comúnmente en la forma que nos hincha las medidas, y no que nos hinche las medidas, como dicen más de cuatro sabihondos, puesto que se trata de henchir y no de hinchar.

En cuanto a las dos definiciones que asigna la Academia a esta locución metafórica, siento consignar que ambas son igualmente falsas; pues el «decir alguno su sentimiento a otro claramente y sin rebozo ni adulación», o, en sentido contrario, «adular excesivamente», son conceptos que jamás se han expresado en castellano por medio de la fórmula susodicha. El ejemplo mismo que aduce la Academia en la primera edición de su Diccionario (tomo IV, pág-52) resulta contraproducentem. Vamos a verlo: «Habían reñido Repolido y la Cariharta (Cervantes, Rinconete y Cornadillo), y queriendo ésta ir a congratularse con aquél, contra el dictamen de su amiga la Gananciosa, le dijo ésta que, si no viniere, escribirémosle un papel en coplas que le amargue. Eso sí—dijo la Cariharta—, que tengo mil cosas que escribirle. Yo seré el secretario cuando sea menester — dijo Monipodio—.Aunque no soy nada poeta, todavía, si el hombre se arremanga, se atreverá a hacer dos mil coplas en daca las pajas; y, cuando no salieren como deben, yo tengo un barbero amigo, gran poeta, que nos lienchirá las medidas a todas horas». Como se ve, la significación de esta frase es la dada por mí, única que tiene. En igual sentido abunda este otro ejemplo, también de Cervantes (prólogo a la Primera parte del Quijote): «Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo, que os hincha las medidas».

Tomarle a uno las medidas.

Hacer entero juicio de lo que es un sujeto.

Tomar uno sus medidas.

Premeditar y tantear una dependencia o negocio para el mayor acierto y que no se malogre.

MEDIO:

Echar por en medio.

Tomar una resolución o medio extraordinario para salir de una dificultad, sin reparar en obstáculos o inconvenientes.

Entrar de por medio.

Mediar entre discordes o desavenidos.

Entre correr y estar parado hay un medio. — V. En un medio consiste la virtud.

En un medio consiste la virtud.

Recomienda que se huya de la exageración para todas las cosas, como única manera de no errarlas.

Estar de por medio.

Mediar o intervenir en un negocio.

Medio con limpio.

Expresión que se usaba en Madrid cuando uno se ajustaba en una posada para que le dieran solamente por la noche media cama, y por compañero uno que estuviese limpio de sarna, tiña u otro achaque contagioso.

Meterse de por medio, o en medio.

Interponerse para componer una pendencia o sosegar una riña.

Partir por en medio, o por medio. — V. Echar por en medio.

Quitar de en medio a uno.

Causarle la muerte o alejarle de junto a sí.

Quitar de en medio una cosa.

Acabar con ella, bien sea por destruirla, como el juguete que destroza un niño; bien por despacharla, como un trabajo, la comida, etc.

Quitarse uno de en medio.

Apartarse de un lugar para evitar un lance, disgusto o compromiso.

Si para allá me la guardas, échame un medio.

Manera de significar que aquello de que se trata tardará mucho en verificarse, o, irónicamente, que no se realizará nunca.

Tomar el medio, o los medios.

Usar o aprovecharse de ellos, poniéndolos en práctica para el logro de lo que se intenta.

Siempre los medios fueron alabados en todas las cosas.

Porque son los que, por no ser exagerados, dan el resultado apetecido.

MEDIR:

— Quien mide para otro, mide para si propio.

El obrar bien con los demás siempre tiene su recompensa, pues de la misma manera obrarán con nosotros si llegase la ocasión.

MEDRA:

No hay medra sin costa. — V. El que algo quiere, algo le cuesta.

MEDRAR:

El que quiera medrar, la lengua ha de manejar.

No hay cosa como la adulación para conseguir altos puestos; es patrimonio exclusivo de los que el vulgo llama, tan sucia como adecuadamente, lame c...

¡Medrados estamos!

Úsase comúnmente para demostrar el disgusto que nos produce una cosa inesperada.

MEDROSO:

Guárdate de ser medroso en tiempo de pestilencia, cobarde con tu enemigo y celoso de tu mujer.

Porque lo más común es que se acabe por ser víctima, respectivamente, de esas contrariedades.

MEGERA:

Parecer una megera, o una furia.

Estar muy irritado y colérico. — Con alusión a las Furias, divinidades infernales entre los gentiles, que eran representadas como tres hermanas, llamadas Alecto, Tisifone y Megera.

MÉJICO:

Gánalo en Méjico y gástalo en Madrid.

Indica que aquel punto es tan a propósito para hacer fortuna como éste último para dilapidarla alegremente.

MEJOR:

Conozco lo mejor, y lo peor apruebo.

Es una triste condición de la naturaleza humana la de preferir el mal al bien, porque aquél suele presentarse con formas más vistosas y atrayentes.

Lo mejor es enemigo de lo buenj.

Por querer mejorar las cosas, sucede muchas veces que resultan echadas a perder a fuerza de sobarlas y retocarlas.

MEJORÍA:

La mejoría de la muerte.

Dícese de cualquier alivio pasajero y aparente, con referencia a lo que suele ocurrir con los enfermos de gravedad, que poco antes de morir suelen reanimarse, infundiendo vanas esperanzas de mejoría, cuando realmente no suele ser más que un ¡adiós! a la vida.

Por mejoría, mi casa dejaría.

Se demuestra la inclinación y deseos que tenemos de mejorar de fortuna, lo cual, después de todo, no tiene nada de particular.

MELANCOLÍA:

Siempre la melancolía fue de la muerte parienta.

Las tristezas y la pasión de ánimo inherente, suelen ser precursoras de un fin próximo.

MELENA:

Traer por la melena.

Humillar a alguno.

Venir uno a la melena.

Aplícase o se dice del que es muy leal y se aviene fácilmente a lo que disponen los demás.

MELOCOTÓN:

Chúpate ese melocotón, que tiene dos yemas.

Dícese a la persona a quien dirigimos una indirecta que sabemos que le ha de hacer sensación.

MELÓN:

Aunque seas un melón, si tienes buenos padrinos, ganarás la oposición.

Sabido es que en los tiempos que corremos, las plazas no se conceden al que tiene más méritos, sino al que mejores aldabas tiene. De ahí la sátira popular, y de ahí los Salomones que honran ciertos cargos docentes oficiales.

Catar el melón.

Tantear o sondear a uno.

Con este melón se llenó el serón.

Suele decirse cuando, a varias cosas desagradables, viene a agregarse una más, sobre todo si hace perder la paciencia a quien las experimenta.

Decentar el melón.

Alude al riesgo que se corre de que una cosa salga mal, una vez empezada.

El melón, a la mañana es oro; al mediodía es plata, y a la noche, mata.

Recomienda que se coma la dicha fruta por la mañana, no siendo tan conveniente el hacerlo por la tarde, y menos por la noche, pues suele ser dañino.

El melón, al peso, y la sandia, al vuelo.

El peso en el uno y el olor en la otra son cualidades que acreditan de bondad a ambas frutas. Claramente se ve que la palabra vuelo es una corrupción popular por huelo, de oler, equivalente caprichoso de olfato.

El melón que rechina, a la cochina.

Porque es señal de que está sin madurar, y, por tanto, sólo es bueno para que lo coman los cerdos.

El melón y el casamiento ha de ser acertamiento.

El acierto en ambas cosas más suele depender de la casualidad que de la elección.

El melón y el queso, al peso, o tómalo al peso.

Porque mientras más pesen, de mejor calidad son, particularmente el primero.

El melón y la mujer malos son de conocer.

A primera vista todo suele engañar, y estas dos cosas quizás más que ninguna.

El melón y la mujer, por el rabo se han de conocer, o La mujer y el melón huélense por el pezón.

Uno y otro refrán indican la mejor manera de apreciar la buena calidad de mujeres y melones.

Más vale un mal melón que un buen pepino.

Entre dos personas, o cosas, de poco valer, es preferible la menos mala.

¿Melón?

Tajada en boca, o en mano.

Contra los impacientes para dar tiempo o espera al logro de sus pretensiones.

Si quieres melón, dale un limpión.

Dícese a aquellos que esperan o desean una cosa, la cual sabemos que no se les ha. de lograr.

Una vez empezado, o encentado, el melón, todo se va en rajas.

Dado el primer paso, no es empeño fácil suspender la carrera.

Los melones, ni sembrados en mayo, ni nacidos en abril.

Cualquiera de estas dos circunstancias hace poco recomendable a la dicha fruta.

MELONAR:

¡Qué buena traza de melonares!

Dícese al ver una reunión de personas cuyas cabezas no pueden presumir de poseer mucho talento.

MEMBIBRE:

De los de Membibre, Dios me libre; que de los de Vallelado, ya estoy librado.

Alude a dos pueblos del obispado de Segovia, de no muy buena nota en el siglo XVIII.

MEMBRILLO:

Crecerá el membrillo y mudará el pelillo.

Da a entender que algunas cosas suelen variar perfeccionándose con el tiempo.

Membrillos cocidos y caracoles crudos no son todos unos.

Indica que en todas las cosas del mundo hay sus diferencias.

MEMENTO:

Hacer uno sus mementos.

Detenerse a discutir con particular atención y estudio lo que le importa.

MEMORIA:

Borrar, o borrarse, de la memoria una cosa.

Olvidarla del todo.

Caer, dormir, estar ecluido, etc., de memoria.

En posición supina, boca arriba. Es corriente en Aragón, Murcia y Valencia.

Caerse, o no, una cosa de la memoria.

Olvidarse de ella o, por el contrario, no apartarse de la imaginación.

Conservar la memoria de una cosa.

Acordarse de ella, tenerla presente.

La memoria, como buena liembra, suele ser infiel.

Sentando como premisas que las mujeres no suelen guardar mucha fidelidad a sus palabras y promesas, no es difícil concluir que la memoria se nos muestra más rebelde cuando más necesaria nos es.

Más dura la memoria de las injurias recibidas que la de los beneficios.

Porque la flaqueza humana es más sensible a aquéllas que a éstos.

Memoria de chorlito, o de gallo, o de grillo.

Dícese de la persona distraída o que tiene poca memoria.

No hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma.

El tiempo es el encargado de borrar todos los recuerdos, así como la muerte es el lenitivo de todas las penas.

Quien no tiene memoria, que tenga pies.

Un olvido es causa de retroceder en el camino andado, y por lo tanto de haber perdido, cuando menos, el tiempo.

MEMORIAL:

Necesitar echar memoriales.

Úsase esta expresión para indicar la dificultad de conseguir una cosa, tal como hablar a una persona que no se deja ver, etc.

Perder los memoriales.

Perder la memoria de una cosa y no saber dar razón de ella.

MENDO:

¿Cómo ha ganado D. Mendo fama de honrado? — Mintiendo. — ¿Cómo adquirió D. Hernando fama de sabio? — Copiando.

Existen en el mundo muchas reputaciones usurpadas, así en el terreno de la honradez como en el de la ciencia, merced a la hipocresía y al plagio, respectivamente, hasta que se llega con el tiempo a descubrir una y otra superchería.

¿Cómo ie va, Mendo? — Horas llorando, horas riendo.

Denota la volubilidad de las cosas humanas. Antójaseme que ese horas que escribe dos veces el Comendador, ha de ser ora; es decir: unas veces llorando, etc.

MENDOZA:

Esos son otros Mendozas. — V. Esos son otros López. — Esa es harina de otro costal.

MENDRUGO:

Ser una cosa más oportuna, o venir con más oportunidad, que mendrugo en boca de pobre ayuno.

Dícese por todo aquello que sobreviene a tiempo para satisfacer una necesidad o un deseo.

Buscar mendrugos en cama de galgos.

Pretender hallar una cosa donde es imposible encontrarla.

MENEAR:

Peor es meneallo. — V. Es mejor no menear el arroz, aunque se pegue.

MENESTER:

Cada uno ha de hablar de su menester donde quiera que estuviere.

El que tiene la imaginación obsesionada con un asunto, lo saca a colación siempre que halla oportunidad.

Haber menester como el pan de la boca.

Necesitar una cosa con mucha prisa.

No es menester mucho tiempo, ni gastar muchas palabras parapersuadir una verdad a los discretos.

La verdad se impone por sí sola.

No lo ha menester, ni puede estar sin el.

Adivinanza-refrán con que se da a entender que ciertas máquinas o artefactos no pueden dejar de producir ruido cuando están en movimiento, como el telar, el torno, la citóla del molino, la péndola de un reloj, etc.

No son menester ruegos adonde el mandar tiene fuerza.

El que despóticamente puede conseguir una cosa, es muy raro que la pida por favor.

Quien da lo que ha de menester tiene falta de saber, o el diablo se ríe de él.

No da muestras de muy discreto aquel que se queda sin una cosa, necesitándola, por el simple gusto de entregarla a otra persona.

lodo es menester, migar y sorber.

No se debe omitir medio alguno, aunque parezca de poca utilidad respecto de los demás, para la consecución de aquello que se intenta.

Volveos a vuestro menester, que zapatero solíades ser. — V. Zapatero, a tus zapatos.

MENGA:

¡Si encontrará Menga cosa que le venga!

Contra los descontentadizos o que nada encuentran que satisfaga su gusto.

MENGUANTE:

En menguante de enero, corta tu madero.

Aconseja se haga la tala de los árboles en la fecha indicada.

MENSAJE:

Mensaje que mucho tarda, a muchos hombres demuele.

La tardanza en recibir ciertas noticias es causa en no pocas ocasiones de grandes males.

MENSAJERO:

Corno el mensajero de Villamelera.

Alude a los que llevan un presente y, en compensación, les dan más de lo que vale lo que han traído.

Mensajero alegre, albricias quiere.

El portador de buenas noticias gusta de que se las remuneren.

Mensajero frio tarda mucho y vuelve vacio.

Recomienda la diligencia y cuidado que se debe poner en los negocios y dependencias para lograr el fin.

Mensajero sois, amigo, nori merecéis pena, o culpa, non.

Aquel que lleva un recado o mensaje no es responsable de su contenido.

MENTA:

Jurado tiene la menta que al estómago nunca mienta.

Enseña que la hierbabuena sienta bien al estómago.

MENTAR:

¿Quién me estará mentando? — V. ¿Quién me estará nombrando?

MENTE:

Tener en la mente una cosa.

Tenerla pesada o prevenida con cuidado.

MENTIR:

El mentir pide memoria.

Se demuestra la facilidad con que se descubre la mentira en el que tiene costumbre de decirlas, por la inconsecuencia en que es preciso que caiga.

El mentir y el compadrar, ambos andan a la par.

En las amistades afectadas tiran a engañarse unos a otros.

El que miente no habla lo que siente.

Porque el disfrazar la verdad va contra toda conciencia recta.

¡Luego dirán que yo miento!

Frase en que suele prorrumpir el vendedor que, al poner el género en el peso, ha sacado desde luego la cantidad justa que le han pedido.

Miente más que departe. — V. Miente más que habla.

Miente más que habla.

Empléase para ponderar lo mucho que uno miente.

Quien siempre me miente, nunca me engaña.

Al mentiroso no se le da crédito aun cuando diga la verdad.

MENTIRA:

Coger a uno en mentira.

Comprobarque ha faltado a la verdad.

¡Como aquí todo es mentira!

Dicho atribuido por D. Eugenio de Ochoa en el Museo de las familias, año de 1860, pág. 165, al sabio D.Juan Agustín Ceán Bermúdez, quien lo aplicaba, desgraciadamente con notoria exactitud, al modo de ser de nuestra España.

Como puede ser mentira, puede ser embuste.

Modo burlesco de dar a entender que no se tiene confianza en aquello de que se está tratando.

Decir mentira por sacar verdad.

Fingir lo que no se sabe para hacer que lo manifieste otro que tiene noticia de ello.

De mentira, sacarás verdad. — V. Decir mentira por sacar verdad.

Hay cosas que parecen mentira, y son embuste.

Dicho con que se niega jocosamente la veracidad de una cosa.

La mentira es hija del diablo.

Siendo el rey de las tinieblas el prototipo del mal, es lógico se le atribuyan todos los vicios, no pudiendo faltarle el que ataca a la verdad.

La mentira no dura más tiempo que el que tarda en descubrirse la verdad.

Porque una vez conocida ésta, cae aquélla por su base, quedando en ridículo el que la propaló.

La mentira no tiene pies. — V. Más presto se coge al mentiroso que al cojo.

La mentira presto es cogida, o vencida. — V. Más presto se coge al mentiroso que al cojo.

La mentira y la torta, mientras mayor, mejor.

Da a entender irónica y satíricamente, por supuesto, que ya que se mienta que sea en grandes proporciones.

¡Mentira! — Pues agarra una mierda, y lira.

Contestación que se suele dar a quien prorrumpe en la primera frase, tan reñida como la segunda con la buena educación.

Tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera.

La mentira mejor urdida es aquella que más fácilmente se cree, por tener más semejanza con la verdad.

Una mentira bien compuesta mucho vale y poco cuesta.

Como los embusteros tienen por oficio el mentir, fraguan con toda facilidad sus embrollos, que suelen reportarles no poca utilidad.

Al que quiera saber, mentiras en él.

Contra los curiosos impertinentes o maliciosos. — También se suele decir: Al que mucho quiere saber, poquito y al revés.

Arded, mentiras, arded, que yo no os puedo valer.

Empléase cuando se oye decir muchas mentiras que desearía uno confundir, pero que no puede hacerlo así por no tener pruebas que alegar en contrario, o por cualquier otra causa.

Mentiras hay que dan gusto.

Es tal el poder de la mentira, sobre todo si va envuelta con la adulación, que aun sabiendo que no es verdad, agrada a quien la oye.

MENTIROSO:

Al mentiroso le conviene ser memorioso. — V. El mentir pide memoria.

El mentiroso no es creído cuando dice verdad.

Porque, acostumbrados a oírle mentir, se nos hace sospechoso todo lo que sale de su boca. — En este refrán está basada la obra del insigne mejicano don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, que lleva por título La verdad sospechosa.

Es pena del mentiroso que cuando diga verdad, no se le crea. — V. El mentiroso no es creído cuando dice verdad.

Más presto se coge al mentiroso que al cojo.

Se demuestra la facilidad con que se suelen descubrir las mentiras.

Mentirosos, logreros, picazas y grajas, doy al diablo tales cuatro alhajas.

En efecto, no son muy recomendables las personas y aves citadas, por la maldad de sus cualidades.

MENTÍS:

Aun mentís, un bofetón.

Enseña el trato que se debe dar al que nos desmiente.

MEOLLO:

No tener meollo una cosa.

Carecer de substancia.

MEQUETREFE:

Ser un mequetrefe.

Aplícase al hombre que es entremetido, bullicioso y de poco provecho.

MERCADER:

Se arruinó un mercader por no tener qué vender.

Indica, como dice el refrán de que En la venta está la ganancia, que mientras tenga géneros un comerciante puede esperar de ellos algún lucro, puesto que siempre le queda alguna utilidad en sus transacciones.

MERCADO:

Cuando vayas al mercado, todo pagado.

Recomienda que no se contraigan deudas sin necesidad, sino que se abone al contado todo lo adquirido.

No es malo que haya mercado, porque, al fin, todo se vende.

Sátira contra la venalidad humana, patrimonio, desgraciadamente, de los tiempos antiguos, como lo es de los presentes y será de los venideros.

Poder vender uno en un buen mercado.

Se dice del que es sagaz y astuto, como cualidades que ostentan los buenos feriantes.

Quien a vender va al mercado, si lleva de todo, vende algo.

El que tiene muchos conocimientos hallará más fácil acomodo que el que posee pocos.

Quien usa, o frecuenta, los mercados, de ellos ha buenos, de ellos ha malos.

Es connatural a quien se dedica al trato de compra y venta el ganar unas veces y perder otras. Por eso se dice también que El perder y el ganar todo es comerciar.

MERCADURÍA:

La mercaduría ofrecida huele mal.

La mercancía que se ofrece insistentemente hace sospechar su mala procedencia o su mal estado, que obliga a desembarazarse pronto de ella.

MERCANCÍA:

El que trata en mercancía que no entiende, su dinero se le vuelve duende.

Aconseja en general que nadie se meta en empresas que no son de su competencia, por no exponerse a salir perdiendo.

La buena mercancía halla pronto salida.

Lo que es bueno se vende tarde o temprano.

MERCAR:

Bien lo entiende el que merca y vende.

Encomia lo lucrativo que es el comercio.

Mal mercar no es franqueza.

Indica que el que adquiere algo en malas condiciones, no puede esperar utilidad alguna.

MERCED:

Estar entre merced y señoría.

Úsase para significar que una cosa es mediana, es decir, ni sobresaliente ni despreciable. —Aplícase también al que sin estar completamente embriagado, no está, sin embargo, muy sereno.

Por tarde que vayas a la Merced, siempre oirás misa.

Dicho corriente en Murcia, con alusión a un cuadro que había en la portería de religiosos mercenarios de esta ciudad, el cual representaba a San Pedro Nolasco en actitud de estar celebrando la primera misa después de la conquista de Murcia dentro de su mezquita.

Estar uno a merced de otro.

Estar enteramente a sus expensas.

Estar uno para hacer mercedes.

Estar de gusto o de buena condición

No hagas tantas mercedes que lleves las manos por las paredes.

Aconseja a los que son muy generosos que no olviden la situación en que pueden encontrarse el día de mañana.

MERECER:

Para merecer es necesario padecer.

Indica que primero que se llega a alcanzar una cosa son muchos los sufrimientos y sinsabores que hay que pasar.

Quien menos vale, o hace, más merece.

Por regla general, la persona que menos méritos tiene es la que suele salir más beneficiada.

Merecer bien de uno.

Ser acreedor a su gratitud.

No merecer uno descalzar a otro. — Véase No servir, o valer, uno para descalzar a otro.

MERENDAR:

Merendarse uno una cosa.

Anticiparse a lograr o hacer suya la que deseaba o pretendía en competencia de otro.

MERENGUE:

Como el merengue de Juana, que se fue en probaturas.

Dícese de todo aquello que, para ver si es bueno, en fuerza de probarlo acaba por agotarse.

MERIENDA:

Ser, o volverse, una merienda de negros.

Dícese del lugar en que reina tal desorden y confusión, que nadie se entiende.

Juntar meriendas.

Reunir los intereses varias personas para hacerlos producir o cuidar de ellos juntamente.

MÉRITO:

Cuál el mérito, tal la recompensa.

Expresa que los esfuerzos realizados por cada persona deben obtener un premio en relación con la importancia del trabajo.

Hacer mérito de una cosa.

Mencionarla, tenerla en cuenta.

No tener más méritos que los de Nuestro Señor Jesucristo.

No poseer uno personalmente ninguno.

MERLÍN:

Merlín, agua buena y gente ruin.

Feligresía de la provincia de Pontevedra, distante once leguas de su capital. — Refrán caprichoso en su segunda parte.

Saber más que Merlín.

«Merlín es mirado por algunos como un personaje histórico que realmente existió en Inglaterra: así lo consideró Pulgar en su Mar de historias, Valladolid, 1511, folio XLVI vuelto. De su popularidad entre el vulgo parece suficiente testimonio el vulgar adagio de Sabe más que Merlín. Véanse también unos versos de Diego Martínez en el Cancionero de Baena, pág. 368, y lo que dice Oviedo en sus Quinquagenas, ibid. t pág. 681. (Gayangos, discurso preliminar a los Libros de Caballerías, pág. ix, nota.)

Los versos a que se refiere la cita anterior pertenecen al Desir contra el mundo de Diego Martínez de Medina, y dicen así, fielmente transcritos: Aun y se falla quel ssabio Merlyn Mostró a una dueña atanto ssaber, Fasta que en la tunba le fiso aver ffyn Que quanto sabia nol pudo valer. E aun Arystotiles con su grand saber Con quexa muy grande seyendo enamorado Él se consentió de ser ensellado, Assy como vestía de una muger.

En las notas de dicho Cancionero, y en la página citada, se lee también: Según aparece del libro intitulado El baladro del sabio Merlín con sus profecías, impreso en Burgos en 1498, aquel encantador enseñó sus artes a una doncella de quien andaba enamorado, la cual le encerró en una cueva, de donde no pudo salir.

Gonzalo Fernández de Oviedo alude a este caso en unos versos de sus Quinquagenas, M. S.: Mucho sabía Merlín, Mas el sabio se perdió, Y una mujer le metió Donde no pudo salir; Ni menos descabullir Por fuerza ni por taladro, Si su libro del Baladro Es diño de ser creydo, Et Bandemagus oydo De la mala fe que hizo, Aunque no me satisfizo Esa profana letura»

¿Quién fue Merlín?

Ente real o imaginario se le considera como el prototipo de la sabiduría. Roberto de Borón, poeta del Franco Condado, que floreció en el siglo xm, escribió un poema sobre él, en que nos lo pinta como engendrado por un demonio en el seno de una virgen que una noche se olvidó de ponerse bajo el amparo de su ángel guardián. Bautizado y consagrado a Dios por su madre, explícase suficientemente la dualidad que en él se encuentra, siempre fluctuando entre el cielo y el infierno. Siendo aún de pecho, salva a su madre del tormento, confundiendo a sus acusadores al descubrir sus secretos de familia. Wortigen, rey bretón, abandonado de todos por sus crímenes, trata de edificar un castillo inexpugnable sin poder conseguirlo, pues todo lo construido durante el día era derruido en la noche por una mano invisible.

Consultados los magos, aconsejan éstos que se riegue el solar con la sangre de un niño nacido sin padre; parten mensajeros en busca de tal prodigio, y encuentran a Merlín, que ya por el camino los asombra con el relato de ciertas profecías, admirando después no menos al rey al explicarle la causa de la caída del castillo.

Su fama le lleva a la privanza de los dos legítimos reyes: Pendragón y Uter-Pendragón, quienes, gracias a sus consejos, derrotan a los sajones, fundan la Tabla Redonda con objeto de conquistar el Santo Graal y hace que el hijo de Uter-Pendragón, Artús, sea reconocido como rey de los bretones.

Los continuadores de Borón, que dejó sin terminar el poema, nos explican lo que dice el Baladro, así como los versos de Fernández de Oviedo.

El encantador se recluye en lo más intrincado de un bosque, retenido por Niniana o Viviana, a quien instruye en las artes mágicas que él poseía, y enamorándose de ella, termina por quedar encerrado en un círculo que el mismo Merlín le había enseñado a trazar.

La literatura de todas las naciones ha sacado no poco partido de este personaje.

Airiosto en su Orlando, Cervantes en el Quijote, Shakspeare en el Rey Lear, Rabelais en Les grandes et inesti" mables Chroniques, el dramaturgo Immermann en su Merlín, Tennyson en los poemas Viviane y Saint Graal, Quinet en Merlín l'Enckanteur y hasta Zorrilla en el poema El eco de las montañas, por no citar otros, pueden dar fe de ello.

Ser el presumido de Merlín, que de tres, acierta seis.

Locución irónica para motejar a uno de poco avisado.

MES:

Caer uno en el mes del obispo.

Se emplea en sentido figurado para indicar que alguno llega a tiempo oportuno para lograr lo que desea.

Cuando un mes demedia, a otro semeja.

Según fuere el tiempo, húmedo o seco, en la última mitad del mes, así se presentará en la primera mitad del mes venidero.

Dichoso mes, que entra con todos Santos y acaba con San Andrés.

Refiérese al mes de noviembre, en quien se verifica esta circunstancia.

Otros suelen agregar: media con San Eugenio y acaba, etc.

El mes de enero no pierdes, si miras los trigos verdes.

Si el trigo se presenta en las condiciones citadas en el primer mes del año, es buena señal, según los labradores.

En el mes de abril harás quesos mil; en el de mayo, tres o cuatro.

Refiérese a que las condiciones en que se halla la leche en aquel mes son superiores, no ocurriendo lo mismo en el siguiente.

Herrada para un mes o coja para tres.

Aplícase a las caballerías, indicando que, aunque dure poco la herradura, vale más hacer el gasto que esto supone, que tener el animal sin poder trabajar más tiempo.

Llegar uno en el mes del obispo.

Pretender alguna cosa en ocasión favorable para lograrla.

Mes de la Pascua se vive junto al ascua.

En el mes de diciembre, naturalmente frío, no se está bien más que al lado de la lumbre.

Mes que entra con abad y sale con fraile, guárdale el aire.

Se refiere al mes de septiembre, que el día primero festeja a San Gil, abad, y el último a San Jerónimo, fraile. Suele ser un mes desigual de temperatura, y es conveniente precaverse de él, pues las noches, ya algo húmedas, ocasionan a veces tercianas.

Pasado ya el mes de enero, en podar anda ligero.

Recomienda esta operación agrícola cuando ya está vencido el principio del año.

Pierde el mes lo suyo, pero no el año.

Un mes perdido de labores se puede recobrar en los once restantes, pero no el año.

Si te mueres, en un mes irán las cosas al revés.

Manifiesta la variación tan grande que experimenta una casa cuando tiene la desgracia de faltar el dueño de ella.

En los meses que no traen ere, ni pescado ni mujeres.

Recomienda la abstención de dichos dos supuestos en los meses de mayo, junio, julio y agosto, en la escritura de los cuales no entra la letra r, como sucede con los ocho meses restantes. — V. Jumo, julio y agosto, señora, no os conozco, o no soy vostro.

MESA:

Alzar la mesa.

Levantar los manteles de la mesa después de haber comido.

Cubrir la mesa.

Poner por orden en ella las viandas o platos que se sirven.

Dar uno la mesa, o mesa, a otro.

Darle asiento en su mesa para que le acompañe a comer.

Decir y hacer no comen a una mesa. — V. No es lo mismo predicar que dar TRIGO.

En la mesa de San Francisco, donde comen cuatro, comen cinco.

Dícese así galantemente cuando se invita a comer a una persona que ha llegado inesperadamente, aun cuando no sea cierto en realidad.

En la mesa del rey cabe un panecillo, o En la mesa del rey, la torta ajena parece bien.

Por muy holgada que se halle una persona, nunca le viene mal cualquier acrecentamiento en sus intereses.

En la mesajv en el juego, la educación se ve luego.

Tanto comiendo como jugando se demuestra la educación que se posee, pues la avaricia no puede ocultarla quien la tiene en ninguna de estas dos ocasiones.

Estar uno a mesa y mantel de otro.

Comer diariamente con él.

Hacer mesa gallega. — V. Ser mesa de gallegos, o gallegas.

Irse a mesa puesta y a cama hecha.

Presentarse o vivir en una casa a expensas del dueño de ella.

Levantarse uno de la mesa.

Abandonar el sitio que ocupa en la mesa de comer.

Mesa de médico y conciencia de teólogo.

Da a entender que una y otra son lo más amplias y abundantes que se conocen, porque nunca les faltan recursos para llenarlas.

Ni mesa que se ande, ni piedra en el escarpe.

Aconseja evitar todo lo que es inestable o inseguro.

Ni mesa sin pan, ni ejército sin capitán.

Aconseja no se prescinda de lo principal en cualquier materia, a fin de obtener el orden y arreglo conveniente.

Parecer mesa de milanos.

Aquella en que la comida anda escasa.

Parecer una mesa revuelta.

Se aplica a aquel paraje u objeto donde reina la mayor confusión entre las partes que lo componen, en comparación de una mesa de escritorio que se halla cubierta de papeles, libros y demás efectos en el mayor desorden.

Poner la mesa.

Cubrirla con los manteles, poniendo sobre ellos los cubiertos y demás inherentes necesarios para comer.

Quien come y deja, o condesa, dos veces pone mesa.

Se recomienda la prudente economía, pues aquel que guarda, tendrá que comer.

Quien desprecia la mesa, desprecia también el trabajo.

Quien no se alimenta bien no tiene fuerzas para poder trabajar debidamente.

Ser mesa de gallegos, o gallegas.

Aquella en que se ha olvidado poner el pan.

En Aragón dicen: Mesa de sastre. Ignoramos el por qué de la primera frase, pues los naturales de Galicia tienen fama de ser muy comedores de pan, y es de suponer que jamás se olvidarán de poner en la mesa sus características hogazas.

Sentarse uno a la mesa.

Sentarse para comer junto a la mesa destinada al efecto.

Ser uno de mesa traviesa.

Ser persona de distinción en su clase, ejercer algún cargo de importancia. Alude a que en los refectorios y comedores de colegios, etc., se suelen sentar a la mesa de cabecera los padres graves, profesores, convidados, etc., y como quiera que dicha mesa se halla atravesada respecto a las dos filas de ellas que están colocadas a lo largo del salón con destino a los frailes, colegiales, etc., que componen el grueso de su respectiva corporación, de ahí el nombre de traviesa que lleva, y el origen de la frase, de acuerdo con el objeto a que la mesa en cuestión responde.

Venir a mesa, puesta.

Sin trabajo, gasto ni cuidado.

No reparar en mesas ni castañas, o manteles.

Atropellar por todo. —Esta frase está tomada del sainete de D. Ramón de la Cruz titulado Manolo, donde uno de los personajes, Mediodiente, dice: Los héroes como yo, cuando pelean, no reparan en mesas ni en castañas.

MESALINA:

Ser una Mesalina.

Se dice de la mujer que es por extremo disoluta, con alusión a Valeria Mesalina, esposa del emperador Claudio, cuya impudicia fue tal, que no había joven en Roma que no se jactara con verdad de haber alcanzado sus favores. Noticioso el emperador de los inauditos desórdenes con que manchaba el tálamo nupcial su mujer, le hizo dar muerte, en unión de uno de sus amantes, con quien acababa de desposarse públicamente, el año 48 de J. C. De ella dijo un poeta satírico que: Lassata viris, necdum satiata, recessit.

MESÍAS:

Esperar a alguno como si fuera el Mesías.

Esperarlo con deseo vehemente, aludiendo a la solicitud y anhelo con que aguardaban los patriarcas la Encarnación del Hijo de Dios.

MESÓN:

El mesón de la Estrella. — Véase El mesón de los perdidos.

El mesón de los perdidos.

Dícese del sitio en que se reúnen todos los que pertenecen al hampa.

Estar como mesón.

Se dice para notar la gran concurrencia o ruido que hay en alguna casa, y también para manifestar que el dueño de ella tiene las puertas abiertas para todo el mundo.

MESONERO:

Mesonero a la puerta, mesón vacío, o la venta sin gente.

El ver al dueño parado es señal inequívoca de que el negocio no marcha muy bien.

MESTIZO:

Mestizo educado, diablo encarnado.

El mestizo, ser producido del casamiento del español con una india, cuando llegaba a alcanzar algún mando o puesto influyente en el Perú, trataba de peor modo a los pobres indios, que los españoles mismos. De ahí, sin duda, que algún indígena resentido, inventara el dicho.

MESURA:

Bien parece la mesura en las hermosas.

La modestia realza la belleza en las mujeres, y más si éstas poseen ya la hermosura naturalmente.

Quien no ha mesura, toda la villa es suya, o toda la tierra es suya. — V. El que no tiene vergüenza, todo el campo es suyo.

METAFÍSICO:

Diccionario de refranes, adagios, proverbios […] de la lengua castellana
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006_split_000.xhtml
sec_0006_split_001.xhtml
sec_0006_split_002.xhtml
sec_0006_split_003.xhtml
sec_0006_split_004.xhtml
sec_0006_split_005.xhtml
sec_0006_split_006.xhtml
sec_0006_split_007.xhtml
sec_0006_split_008.xhtml
sec_0006_split_009.xhtml
sec_0006_split_010.xhtml
sec_0006_split_011.xhtml
sec_0006_split_012.xhtml
sec_0006_split_013.xhtml
sec_0006_split_014.xhtml
sec_0006_split_015.xhtml
sec_0006_split_016.xhtml
sec_0006_split_017.xhtml
sec_0006_split_018.xhtml
sec_0006_split_019.xhtml
sec_0006_split_020.xhtml
sec_0006_split_021.xhtml
sec_0006_split_022.xhtml
sec_0006_split_023.xhtml
sec_0006_split_024.xhtml
sec_0006_split_025.xhtml
sec_0006_split_026.xhtml
sec_0006_split_027.xhtml
sec_0006_split_028.xhtml
sec_0006_split_029.xhtml
sec_0006_split_030.xhtml
sec_0006_split_031.xhtml
sec_0006_split_032.xhtml
sec_0006_split_033.xhtml
sec_0006_split_034.xhtml
sec_0006_split_035.xhtml
sec_0006_split_036.xhtml
sec_0006_split_037.xhtml
sec_0007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml