De cosario a cosario no se pierden sino los barriles.
Indica que los que son de una misma clase no se suelen hacer daño. —También se suele decir: Un lobo a otro no se muerden.
COSCÓN:
Ser un coscón.
Dícese de la persona socarrona y hábil para lograr aquello que le acomoda o evitar lo que le disgusta. — Aplícase también al que se arrima a las personas para tomar parte en convites, regalos, etc.
COSCORRÓN:
Coscorrón de la hornera no tiene pena.
Cada oficio, y aun cada estado social, tiene las molestias consiguientes a su índole especial.
Más vale el coscorrón que el tropezón.
Dícese cuando las consecuencias resultan ser más graves o importantes que las causas de donde dimanan.
Perdone usté el coscorrón, que otra vez será mayor.
Modo festivo de disculparse con alguno, pidiéndole dispense la molestia que se le ha causado, por ser en materia leve. — También se le suele dirigir esta frase, por vía de amonestación, al que ha experimentado alguna con trariedad, dándole a entender que no será ésa la única que tenga que sufrir en su vida, sino que probablemente le aguardan otras de más consideración o gravedad.
COSECHA:
No espere cosecha quien en mayo barbecha.
El hacer las cosas a destiempo no produce jamás buenos resultados.
Poner uno algo de su cosecha.
Inventar o añadir algo sobre lo ya dicho o hecho.
Ser una cosa de la cosecha de uno.
Ser de su propio ingenio o invención.
COSER:
Coserse uno con, o contra, alguna cosa.
Unirse estrechamente con ella.
No tener que hacer más que coser y cantar.
No ofrecer dificultad la ejecución de una cosa, especialmente si está preparada de antemano, como cuando se le da a otra persona la costura de una prenda después de habérsela cortado e hilvanado. — Cuando el asunto de que se trata es ya concluido, se dice: Cosido y cantado; y también, como se lee en el Quijote, parte II, cap. LXXI: Cátalo cantusado. (Véase)
COSQUILLAS:
Buscarle a uno las cosquillas.
Emplear aquellos medios que se crean más a propósito para impacientarle. — Buscarle la parte flaca o débil para, atacándole por ella, conseguir lo que se desea.
Hacerle a uno cosquillas una cosa.
Hacerle temer o recelar un mal o daño. — Excitarle el deseo o la curiosidad.
No consentir cosquillas de nadie.
No tolerar que a uno le molesten.
No sufrir, o tener, malas cosquillas.
Ser mal sufrido o delicado de genio.
COSQUILLOSO:
Ser un cosquilloso.
Ser uno tan delicado de genio, que se ofende por cualquier motivo insignificante.
COSQUÍN:
Darle a uno un cosquín.
Darle con la mano un guipe ligero. — Darle un soplamocos.
COSTA:
Hacer la costa. — V. Hacer el GASTO.
Salir, o ser, uno condenado en costas.
Salir perjudicado en un negocio.
COSTAL:
Como costal de carbonero, malo de fuera, peor de dentro.
Aplícase a aquellas personas que siendo de mala apariencia, son peores en el interior, como sucede con los sacos o costales donde se guarda el carbón, pues si por fuera están negros por lo manoseados que son y por el polvo que del carbón se les pega, por dentro lo están mucho más a causa del contacto inmediato que tienen con aquel combustible.
De costal sacudido, o vacio, minea buen bodigo.
Da a entender que de la persona que es pobre no se pueden esperar grandes dádivas.
Estar uno hecho un costal de huesos.
Estar sumamente flaco.
Ir atravesado como costal de basura.
Comparación usada en el Quijote (parte I, cap. XV) por boca de Sancho, cuando dice: «Hay gran diferencia del ir caballero al ir atravesado como costal de basura».
No ser, o no parecer, ningiín costal de paja.
No ser, o no parecer, despreciable. — Parecer bien a uno otra persona del sexo opuesto.
No ser uno costal.
No poder decirlo todo de una vez.
Ser uno un costal de verdades.
Aplícase a la persona mentirosa, porque es claro que no diciendo verdad alguna jamás, las tiene todas guardadas en su cuerpo, como pudieran encerrarse en un costal si fuesen cosas materiales.
Trasnochar y madrugar no caben en un costal.
Reprende a los que, teniendo que estar levantados temprano por obligación, quieren acostarse tarde.
Uno, por madrugar, se encontró un costal. — Más madrugó el que lo perdió.
Contestación que dan los amigos de no levantarse temprano a los que los satirizan por su pereza.
Vaciar uno el costal.
Manifestar abiertamente lo que se tenía secreto. — Explicar algún sentimiento diciendo todo lo que se tenía callado.
COSTALADA:
Dar uno una costalada.
Resbalar y caer al suelo.
COSTILLA:
Hacer costilla.
Aguantar pacientemente los golpes, regaños, contratiempos, etc., cuando no se pueden evitar.
Tener costilla.
Tener caudal, hacienda, bienes de cualquiera especie.
Medirle a uno las costillas.
Vapulearle.
Pegársele a uno una cosa a las costillas.
Costarle el dinero el gasto o consumo que otro ha hecho.
Tener buenas costillas.
Consentir que le echen a uno la culpa de lo hecho por otro, o asumir un trabajo que no le compete, por tener fuerzas para hacerlo sin resentirse ni importársele nada.
COSTUMBRE:
A la mala costumbre quebrarle la pierna, o cortarle las piernas.
Enseña que no se debe seguir un abuso con pretexto de que siempre se ha hecho así.
Costumbre adquirida en la mocedad, se deja muy mal en la vejez.
Indica lo poderoso que es el hábito, pues ni aun con los años se desarraiga fácilmente.
Costumbre buena o costumbre mala, el villano quiere que vala.
Da a entender lo poderosas que son en el pueblo las costumbres muy arraigadas.
La costumbre del vicio se vuelve en naturaleza.
En fuerza de repetir los actos más reprobables, llegan a cometerse como si fuese lo más lícito del mundo.
La costumbre es otra, o una segunda, naturaleza.
Pondera la fuerza de la costumbre y advierte que si no se vence al principio se hace tan difícil de vencer como las inclinaciones naturales.
La costumbre hace ley, o tiene fuerza de ley.
Se manifiesta la fuerza que tienen los usos y estilos.
Mudar costumbre es apar de muerte.
Indica las consecuencias que puede aparejar el cambio de hábito.
Costumbres de mal maestro sacan al hijo siniestro.
Advierte el daño que reporta el que un padre tenga mal maestro para sus hijos, o que él mismo sea el que los enseñe mal por exceso de cariño o por debilidad de carácter.
Costumbres y dineros hacen los hijos caballeros.
Enseña que el buen proceder y los modales, junto con las riquezas, hace que se adquieran la atención y aprecio de las gentes.
Las costumbres dicen quién es cada uno. — V. Dime con quién andas, decirte he quién eres.
Jifas vencen las buenas costumbres que las fuerzas.
Indica que el buen ejemplo es más poderoso que las reprensiones y los castigos.
Mudar costumbres de hembra, hacer un otro mundo de nuevo más posible sería.
Contra la terquedad femenina.
COSTURA:
Saber, o entrever, de toda costura.
Tener conocimiento del mundo y obrar con toda sagacidad y aun bellaquería.
Lo que no va en costuras va en bebederos. — V. Lo que no va en lágrimas va en suspiros.
Sentarle a alguno las costuras. — Véase Sentarle a uno la mano.
COSUEÑA:
Más vale cosueña que hile na.
El oficio de costurera produce más que el de hilandera.
COTARRERA:
Ser una cotarrera.
Mujer que anda de cotarro en cotarro.
COTARRO:
Alborotar el cotarro. — V. Alborotar el cortijo.
Andar de cotarro en cotarro.
Gastar el tiempo en visitas inútiles.
COTORRA:
Hablar más que una cotorra. — V. Hablar más que tma urraca.
Ser, o parecer, una cotorra, o una cotorrera.
Dícese de la mujer muy habladora, muy charlatana.
COTUFAS:
Pedir cotufas en el golfo.
Pedir cosas imposibles, como sucedería a quien, habiéndose embarcado sin cotufas, se le antojara encontrarlas en alta mar, siendo así que la especie de juncia que produce esta frutilla nace, como todas las que pertenecen a su familia, a orillas de los pantanos.
COTURNO:
Calzar uno el coturno.
Usar de estilo alto y sublime, especialmente en la poesía.
Ser de alto coturno.
Pertenecer a elevada categoría social.
COYUNTURA:
Aprovechar la coyuntura.
Esperar la oportunidad para hacer o decir una cosa.
Hablar por las coyunturas.
Chailar por los codos; hablar mucho.
COZ:
Andar a coz y bocado.
Retozar, dándose golpes y puñadas.
La coz de la yegua no hace mal al potro.
Las reprensiones y castigos de quien los da por amor no hacen daño, sino, al contrario, hacen bien.
Dar coces al viento.
Perder el tiempo inútilmente en una pretensión, por ser imposible que se consiga lo que se desea.
Dar, o soltar, coces.
Decir palabras groseras e injuriosas. — Contestar de manera improcedente.
Dar, o disparar, o tirar, coces contra el aguijón.
Obstinarse en hacer frente a una fuerza superior, como sucedería con la bestia que pretendiera dar patadas a la aijada, que lo que conseguiría sería pincharse más pronta y profundamente. — Nuestro Samaniego, al versificar la fábula La serpiente y la lima, de Esopo, imitada después por Fedro y La Fontaine, compendia así la moraleja de este apólogo: «Quien pretenda sin razón al más fuerte derribar, no consigue sino dar coces contra el aguijón».
Mandar uno a coces.
Mandar con aspereza y con malos modos.
CRÁNEO:
Secársele a uno, o tener uno, seco el cráneo.
Volverse, o estar, loco.
CRAS:
De cras en cras vase el triste a Satanás.
El pecador que va dilatando su conversión de día en día, acaba comúnmente por morir impenitente.
CRECER:
Crecerse uno.
Envalentonarse;cobrar valentía, arrogancia o fortaleza de ánimo.
Querer crecer.
Frase jocosa que se aplica al que no quiere tomar asiento. Suele emplearse en forma interrogativa.
CRÉDITO:
Sentar, o tener sentado, uno el crédito.
Afirmarse y establecerse en la buena fama y reputación del público por medio de sus virtudes, de sus letras o de sus loables acciones.
CREDO:
A cada credo.
A cada instante, con gran frecuencia.
El Credo es muy bueno, y, sin embargo, no sirve para consagrar.
Dícese de todo lo que, aun siendo de mucho mérito o valor, no tiene aplicación para aquello que nosotros lo necesitamos, aludiendo a que la oración que constituye la profesión de fe inventada por los apóstoles es sublime; pero no es la que el sacerdote emplea en la misa para el acto de la consagración, pues teniendo su fórmula especial, de no usarla no quedarían consagrados la forma, el vino ni el agua.
Estar con el credo en la boca.
Modo de dar a entender el peligro que se teme o el riesgo en que se est.í.
Hacer, o decir, alguna cosa en un credo, o en menos de dos credos.
Brevemente, en poco tiempo, en el que se tarda en rezar dicha oración.
Que canta el credo.
Se dice para ponderar lo extraordinario o notable de alguien o de algo.
CREEDERAS:
Tener buenas creederas.
Demasiada facilidad en creer. — Más pintorescamente se suele decir buenas TRAGADERAS.
CREER:
El creer pende de la voluntad.
La credulidad es potestativa en el hombre.
El que no cree, ya está juzgado.
Denota que la incredulidad en materia religiosa es indigna de los buenos católicos.
Quien a todos cree, yerra; quien a ninguno, no acierta.
Indica que el verdadero mérito estriba en no exagerar las cosas, no usando un criterio demasiado amplio ni demasiado cerrado.
Más vale creerlo que ir a verlo, o, aunque no correctamente, que irlo a averiguar.
Dícese cuando, aun sospechando no ser verdad lo que se dice, fingimos aceptarlo por no importarnos nada, o por evitarnos la molestia de rebatirlo con la prueba de lo contrario.
¡Ya lo creo!
Equivale a decir que una cosa es evidente, o que no cabe duda, etc.
CREÍQUE:
A Creíque y Penseque los ahorcaron en Madrid.
Algunos introducen un tercer personaje ficticio, diciendo: A Creíque, Penseque y Juzguéque, etc.
Dícese a la persona que disculpa un yerro cometido, diciendo que creyó que se le había dicho otra cosa.
CRENCHA:
La crencha al ojo, marido Uñoso.
Cuando el marido es descuidado y miserable, anda la mujer desaliñada y descompuesta.
CRESO:
Ser, o parecer, un Creso.
Poseer grandes riquezas, con alusión a Creso, rey de Lidia, célebre por sus tesoros.
CRESPA:
Tal te quiero, Crespa, aunque eres tinosa. — V. Quien feo ama, hermoso le parece.
CRESPO:
Ponerse uno crespo.
Irritarse, alterarse, enfadarse mucho con alguna persona.
CRESTA:
Alzar, o levantar, uno la cresta.
Mostrar soberbia, engreírse.
CRETENSE:
Hay que cretizar con los cretenses.
Conviene emplear la astucia y picardía con los bribones, para no dejarse engañar de ellos.
CRIA:
Que me guarden la cría.
Manera de burlarse de alguna prenda ridicula o estrafalaria, especialmente por sus dimensiones desproporcionadas.
CRIADA:
No sé qué haga: si ponerme a servir, o buscar criada.
Úsase en los casos en que, hallándose perplejo, no se atreve uno a tomar una determinación.
Querer hacer más que la criada de Pilotos.
Dícese en Aragón a propósito de la persona que se mete en lo que no le va ni le viene, y también de aquella que se adelanta a hacer más de lo que de ella se exige o es propio y exclusivo del cumplimiento de su obligación.
No concibo en qué pueda fundarse la forma de esta locución proverbial, pues de la Sagrada Escritura no consta hecho alguno que para ello dé pie.
Sospecho, por tanto, que aquí ha intervenido algún quid pro quo por parte deí pueblo iliterato, confundiendo a la criada del sumo pontífice Caifas con la servidumbre del gobernador Poncio Pilato, pues aquélla fue la que se entremetió a decir a Pedro que ella le había visto en el huerto en compañía de su divino Maestro.
De éstas, y como éstas, abundan las tradiciones más respetables falseadas por la ignorancia del pueblo, quien, tomando de aquí y de allí" los varios relatos que oye a los predicadores, los zurce luego de una manera arbitraria e inconexa. Esta es la ocasión de decir, o nunca, que ha oído campanas, y no sabe dónde.
Salirle a uno la criada respondona.
No sólo significa, como dice la Academia, «verse increpado y confundido por la misma persona a quien creía tener vencida y supeditada», sino también suceder, en general, alguna cosa al revés de lo que se esperaba.
CRIADO:
No es criado quien se sirve a si mismo.
Recuerda que no debe mirarse como deshonroso el carecer de servidumbre por no tener medios para ello o porque no se quiera aguantar.
Si envías al criado a misa y éste se marcha a otra parte, ¿quien será el responsable?
Expresa que al que pone buenos medios para lograr un fin, no se le debe imputar el mal éxito del asunto en cuestión.
De buenos criados es conllevar las penas de sus señores.
Refrán, ya anticuado, perteneciente a aquellos tiempos en que la servidumbre pasaba de padres a hijos y llegaba a considerársela como de la familia.
Los criados son enemigos excusados.
Porque el que pueda pasarse sin ellos no debe sostener a los que son de mala ralea, como ocurre desgraciadamente con la generalidad de los sirvientes.
Los criados son enemigos pagados.
Porque en su mayor parte, y con contadas excepciones, no sirven más que para difamar y saquear las casas de sus amos.
CRIAR:
El criar arruga, y el parir alucia.
Denota que la mujer que cría suele desmejorarse, y la que da a luz se pone de mejor semblante.
Estar uno criado.
Poder bandearse o cuidarse sin que otro le dirija y ayude.
CRIATURA:
Criatura de un año saca la leche del calcaño.
Se aplica a los niños que son robustos y que maman mucho y con fuerza.
Cuando la criatura dienla, la muerte la lienta.
Da a entender lo expuesto que están los niños a morirse, pues sabido es que para ellos es pasar una gran crisis la época de la dentición.
Ser uno una criatura.
Ser de poca edad. —Tener propiedades de niño, pero no años como tal.
CRIBA:
Estar una cosa como una criba, o hecha una criba.
Estar destrozada y llena de agujeros.
CRIMEN:
Crimen perdonado, tuerto triplicado.
Primeramente, porque no sufre el culpado la pena que merece; en segundo lugar, porque no se le da a la sociedad la satisfacción que de derecho le corresponde, y últimamente, por ser ocasionada la impunidad a que los demás malvados ejerzan con toda libertad sus fechorías.
Si cometes un crimen, vete a Toledo.
Alude, probablemente, a que por las encrucijadas, vueltas y revueltas de la histórica ciudad no sería fácil atrapar al delincuente.
CRIN:
Hace crines, madrina. — ¿Y dó el cabello?
Contra los que piden algún imposible, como la ahijada aquella que quería le abriesen la raya sin tener pelo suficiente para poder partírselo en dos mitades.
Tenerse uno a las crines.
Ayudarse lo posible para no decaer de su estado.
CRIO:
Ser un crío.
Algunos agregan: indecente.
Dícese de los jovenzuelos que, adelantándose a su edad, hablan o quieren obrar como las personas mayores.
CRISMA:
No valer uno fuera de la crisma.
No tener partida buena.
Romperle a uno la crisma.
Producirle una herida en la cabeza.
CRISTAL:
Ser más clara una cosa que un cristal.
Ser de tan fácil comprensión, que no hacen falta explicaciones para su inteligencia.
Verlo uno todo con cristales, o lentes, ahumados.
Verlo por el lado desfavorable. — Augurar tristemente, según el sistema de los pesimistas.
CRISTIANO:
El cristiano a la fuerza, no es buen cristiano.
Denota cjue todo lo que se hace por imposición, como se ejecuta de mala gana, no se hace bien.
Ni de mal cristiano buen moro, ni de mal moro buen cristiano.
Manifiesta que los términos medios no suelen dar buenos resultados en muchas ocasiones.
¿Qué quiere decir cristiano?
Dícese a la persona que no entiende lo que le decimos, por muy sencillo que sea y por mucho que se le haya repetido.
Todo fiel cristiano es muy obligado a...
Señala el deber que asiste a todo el mundo, o a una colectividad, de hacer aquello de que se trata. — Como conocerá fácilmente el lector, es el principio de la Introducción a la Doctrina cristiana, que sirve de texto en la generalidad de las escuelas de España desde fines del siglo xvi; Introducción que, escrita en prosa rimada, da a entender que su autor era muy buen teólogo, pero infeliz poeta.
Ser como los cristianos del Líbano, que lo mismo adoran a Jesús que a Mahoma.
Dícese de las personas que, poco escrupulosas de conciencia, cambian fácilmente de ideas o pareceres, según les convenga arrimarse ora a uno, ora a otro bando.
CRISTO:
A Cristo prendieron en el huerto, porque se estuvo allí quieto.
Manifiesta que deben precaverse los males, poniéndoles el remedio oportuno.
A mal cristo, mucha sangre.
Aplícase a la obra artística o literaria falta de mérito y en que, para llamar la atención, se emplean abusivamente algunos de aquellos medios que están más al alcance del vulgo.
Donde Cristo dio las tres voces y nadie las oyó.
Frase que expresa lugar muy distante y por lo regular solitario. — Parece ser alusión a las tres exclamaciones en que prorrumpió el Señor en el huerto de Getsemaní cuando le envió su eterno Padre el cáliz de la amargura.
¡Hasta verte, Cristo, o Jesús, mió!
Proviene dicha frase de que en los refectorios de los conventos se daban a cada fraile sus raciones de agua y de vino en sendos cuencos o tazones de barro de Talavera, dentro de los cuales solían estar pintados el escudo de la Orden respectiva o algún versículo sagrado, o más generalmente el monograma del santo nombre de Jesús. Por lo tanto, es de suponer que dicha frase proviene de aquellos frailes que apuraban todo el líquido hasta que no quedaba gota que les impidiera el ver dicho nombre de Cristo pintado en el fondo del cuenco.
Lo que no es de Cristo, es del Fisco.
Alude a que lo que no correspondía que pagase diezmos y primicias a la Iglesia, estaba sujeto a tributos y alcabalas que cobraban los señores, con lo que resultaba que el que no tenía que pagar por un concepto, contribuía por otro sin remisión alguna.
JMás pasó Cristo por nosotros.
Frase con que se exhorta a tener paciencia a aquel que se queja de estar experimentando muchos trabajos o sufrimientos.
Ni Cristo pasó de la cruz, ni yo paso de aquí.
Expresa la firme resolución que ha tomado uno de no continuar haciendo aquello que practicaba.
¡Ni por un cristo!
Modo de dar a entender la repugnancia que se tiene a cumplir alguna cosa, o la gran dificultad en conseguirla.
No fue por compasión que de Cristo tuvieron, sino por miedo de que se les quedara en el camino.
Úsase esta frase cuando mueve a hacer alguna buena obra, no la caridad, sino el propio interés, como sucedió con Cristo cuando le ayudaron a llevar la cruz.
Parecer un cristo. — V. Estar hecho un ECCEHOMO.
Parecerse al Cristo de la Humildad y Paciencia.
Dícese del que está sentado apoyando el codo en el muslo y la mejilla en la mano, como en ademán pensativo, porque así es como suele representarse a la imagen de Nuestro Señor Jesucristo que lleva semejante advocación.
Poner a uno como tin cristo.
Maltratarle, herirle o azotarle con mucho rigor y crueldad.
Ponerse uno a lo de Cristo me lleve. — V. Ponerse uno a lo de Dios es Cristo.
Sacar uno el cristo.
Apelar al argumento más convincente, después de haber empleado varios otros. — Hacer el último esfuerzo posible, con el objeto de reducirá uno a que haga lo que de él se pretende o exige. — Alude a los cuaresmales o a los misioneros, que al fin de su tarea apostólica suelen exhortar al pueblo con el crucifijo en la mano. —El cristo a que las más de las veces se alude en esta frase suele ser un buen garrote, o una estaca, que para el efecto es lo mismo.
Sentarle a uno una cosa como a un Santo Cristo un par de pistolas.
Modo de ponderar lo inadecuado o impropio de una cosa respecto de otra.
Tan pronto llevan a Cristo en brazos como lo llevan a porrazos. — V. Ser como los cristianos del Líbano, etc.
Tener uno tan buen trabajo como el Cristo del Pardo, o de Pecas.
Estar descansado, no hacer nada o estar tendido, con alusión a la imagen del Señor que con esos títulos se venera respectivamente en cada uno de dichos dos pueblos de Madrid y Toledo, y que se halla acostado en el Santo Sepulcro.
Y Cristo con todos.
Expresión de que se usa para manifestar, con motivo de alguna desavenencia, o cuando se pretende poner término a algún asunto enojoso, que se desea intervenga la paz y no se dé ocasión a disturbios ni rencillas. 17
¡Ya empieza Cristo a padecer!
Exclamación en que se prorrumpe al empezar a verificarse cualquier suceso funesto o desagradable.
Cargar con los cristos. — V. Cargar con el MOCHUELO.
Como los Cristos de Borox: si uno es malo, otro peor.
Recuerda este refrán dos imágenes del Crucificado que se veneraban en esta localidad toledana, que no tenían ningún valor como obras de arte, y se comparan con ellos lo que no tiene mérito alguno.
CRISTUS:
Estar uno en el cristus.
Estar muy a los principios de un arte o ciencia.
No saber uno el cristus.
Ser muy ignorante.
CRUCIFICAR:
Crucificar a uno.
Molestarle, incomodarle con exceso.
CRUDO:
Sobre crudo, puro.
Esto es, sobre ensaladas o cosas similares, beber vino.
CRUEL:
El que sea cruel no acabará bien.
Recomienda la bondad y benevolencia en todos los actos de la vida, como medio el más seguro de granjearse el cariño de todos, en vez de morir odiado.
CRUJÍA:
Pasar, o sufrir, una crujía.
Padecer trabajos, miserias o males de alguna duración.
CRUJIDO:
Dar crujido una cosa.
Dar un estallido.
CRUZ:
Adelante con la cruz.
Modo de expresar la resolución que uno ha tomado y conformidad de persistir en una cosa ardua o penosa.
Andar, o estar, entre la cruz y el agua bendita.
Hallarse en peligro inminente.
Cruz y raya.
Manera de expresar una persona el firme propósito de no volver a entender en un asunto o de no tratar más a una persona.
Cruz y raya, para que no se me vaya. — V. Cruz y raya.
De, o desde, la cruz a la fecha.
Desde el principio hasta el fin; completamente. — Toma su origen esta frase de la costumbre antigua de encabezar las cartas con una cruz (que aún hoy I conservan los prelados, sacerdotes y personas religiosas) y terminarlas con la indicación del lugar, día, mes y año en que están escritas. Hoy es más corriente comenzar por estos datos, con alguna impropiedad, pues si la misiva es extensa y se tarda más de un día en escribirla, no llevará la fecha del en que se terminó, que es lo lógico, sino de aquel en que se comenzara.
Detrás de la cruz está el diablo.
Dícese de los hipócritas, que con la apariencia de virtud encubren sus vicios. —También se aplica al peligro que hay de que las obras se vicien por la vanidad del que las hace. — Esta frase tuvo mucho uso durante nuestra guerra carlista, pues existiendo en los caminos del Norte muchas cruces, servían éstas de parapeto a los defensores de una u otra idea, para, aislada mente, hacer fuego sobre el enemigo, que no sospechaba la presencia del contrario, emboscado tras el signo de la Redención.
Estar uno por esta cruz de Dios.
No haber comido. Dícese así porque se suele denotar esto haciéndose una cruz en la boca. — No haber conseguido lo que se quiere. — No haber podido entender alguna cosa.
Hacer la cruz.
Persignarse con la primera moneda que recibe en el día un vendedor, en señal de agradecimiento al Ser Supremo, por haberle hecho semejante merced. — Persignarse al ver a alguna persona a quien se odia o teme, como en señal de que Dios nos libre de su encuentro. — Echarse a dormir, generalmente en el suelo, con los brazos abiertos.
Hacerle a uno la cruz.
Modo de dar a entender que nos queremos librar o guardar de alguna persona. Algunos agregan: como al demonio.
La cruz de Maribáñez: que pierdas y na ganes.
Que cuando juraba por la cruz, era para engañar.
La cruz en el pecho, o en los pechos, y el diablo en los hechos.
Zahiere a los hipócritas, que con la capa o apariencia de virtud, intentan encubrir sus vicios.
Llevar la cruz a cuestas, o Cargar con la cruz.
Tener sobre sí muchas obligaciones de difícil desempeño.
Necesitarse la cruz y los ciriales para alguna cosa.
Ser necesarias muchas diligencias para lograr algún asunto.
No hay quien no tenga su cruz.
Indica lo difícil que es hallar en lo humano persona que esté libre de algún sufrimiento moral o material.
Por Santa Cruz, toda viña reluz.
Expresa que por el mes de septiembre, en cuyo día 14 se celebra la Exaltación de la Santa Cruz, están los viñedos en todo su apogeo para ser vendimiados.
Quedarse uno en cruz y en cuadro.
Encontrarse pobre y miserable por haber perdido todo cuanto tenía.
Andar con las cruces a cuestas.
Hacer rogativas para que Dios nos conceda alguna cosa o nos saque de algún apuro o peligro.
Arrima esas cruces, que este son no es de perder.
Se aplica a aquel que abandona una ocupación o entidad para distraerse en objetos frivolos o de puro entretenimiento. — Trae su origen de un sacristán que arrimó la cruz a la pared, yendo en la procesión, para entrarse en el corro de unos que estaban bailando.
Hacerse uno cruces. — V. Estar uno por esta cruz de Dios, primera acepción.
Demostrar la admiración o extrañeza que causa alguna cosa.
Hacerse uno más cruces que si llevara el diablo a las espaldas. — V. Hacerse uno cruces, segunda acepción.
... por éstas, que son cruces.
Como es práctica devota de algunos el formarse en la boca con el pulgar de la derecha una o más cruces cuando la abren impelidos por el bostezo, y como quiera que éste no siempre dimana del sueño, sino también de la debilidad o hambre, de ahí el que la frase cuestionada venga a resultar sinónima de quedarse en ayunas, así en el sentido recto como en el figurado.
Quitar uno cruces de un pajar.
Manera de significar la dificultad de un negocio cuando son muchos los inconvenientes.
Trasquilar a uno a cruces.
Cortarle el pelo desigual y toscamente.
CU, CU:
Cu, cu, cu, guarda no lo seas tú. Dícese al cuclillo, que con su canto parece motejar de cornudo.
CUADRA:
Como quien entra en una cuadra.
Dícese del que entra en un paraje sin saludar a nadie.
El que nace en cuadras, siempre huele.
Los principios o antecedentes de una persona se conocen por el modo de portarse ésta en sociedad. — V. La cabra tira al monte.
CUADRADO:
Dejar, o poner, a uno de cuadrado.
Descubrirle la intención; herirle claramente y por donde más lo siente.
CUADRANTE:
Hasta el último cuadrante.
Con la exactitud y rigor que uno se obliga a pagar lo que debe, sin perdonar nada.
CUADRARSE:
Cuadrarse uno.
Mostrar de pronto una persona inusitada gravedad o firme resistencia, al tratar con otra.
CUADRIL:
Meterla hasta el cuadril.
Decir alguna tontería o inconveniencia, calificando de animal o caballería al que la dice, pues claro se ve que está sobrentendida la palabra pata.
CUADRILLA:
La cuadrilla de los tumbados: siete reales y mal ganados.
Aplícase a los haraganes y perezosos.
CUADRO:
Estar, o quedarse, uno en cuadro.
Haber perdido su familia o sus bienes de fortuna, quedándose aislado, pobre y con nada más que lo puesto. — Dícese también: Quedarse uno en cruz y en cuadro. (Véase)
Ser uno de los del cuadro de San Isidoro.
Locución proverbial antiguamente usada en Salamanca, con que se denotaba que la persona o familia a quien se le aplicaba había sido penitenciada por la Inquisición en concepto de judaizante.
Dio origen a tal locución la circunstancia de existir desde tiempo inmemorial, en el presbiterio de la parroquia de San Isidoro, un cuadro en que se hallaban representadas muchas personas infectas de dicha herejía, lo que causaba ignominiosa mortificación a la generalidad de sus descendientes.
Mandado retirar de aquel sitio por las Cortes en 22 de febrero de 1813, volvió a ocupar su antiguo puesto al año siguiente, siendo al fin quemado en la plaza de la Lonja el 8 de mayo de 1821.
Tentar, o tocar, a uno el cuadro. — V. Menearle el bulto a uno.
CUADRÚPEDO:
Ser uno un cuadrúpedo.
Apodo con que se moteja a una persona de ser muy ignorante y estúpida.
CUAJADA:
Cuajada y baile, que pasa Dios por mi calle.
Denota la alegría que se siente por haber experimentado los beneficios de algún acontecimiento feliz.
CUAJAR:
Cuajar alguna cosa.
Recargarla tanto de adornos que impida verse lo principal. —Lograr, tener efecto un asunto, cualquiera que sea. — Gustar, agradar, cuadrar.
Quedarse uno cuajado.
Quedarse inmóvil y como paralizado por el asombro que produce la vista de una cosa. — También se dice del que se ha quedado dormido.
CUAJO:
Ensanchar uno el cuajo.
Modo de animar a una persona para que no se aflija ni angustie ante ningún contratiempo o desgracia. Suele usarse en forma imperativa.
No movérsele a uno el cuajo.
No preocuparse por nada; verlo todo, por grave o serio que sea, de un modo indiferente.
Sasar, o arrancar, una cosa de cuajo.
Sacarla hasta lo último, de raíz, sin que quede nada dentro.
Tener uno cuajo, o buen, o mucho, cuajo.
Ser muy cachazudo, pacienzudo, etc.
Volverse el cuajo.
Arrojar por la boca el niño la leche que ha mamado.
CUALIDAD:
Ser uno de la cualidad del tordo: la cara flaca y el culo gordo.
Aplícase a las personas que tienen esas dos circunstancias.
CUALQUIERA:
Ser uno un cualquiera.
Dícese de la persona de poco más o menos. —Ser vulgar, sin posición social ni méritos de ninguna clase.
CUÁNDO:
¿De cuándo acá?
Modo de expresar la extrañeza que le produce a uno una cosa cuando ocurre fuera de lo regular y acostumbrado.
CUANTO:
Adquirir, u obtener, una cosa por cuanto vos contribuísteis.
Mediante cierta retribución, costando el dinero, no graciosamente o de balde.
Ponerse en cuanto más tanto. — V. Ponerse en dimes y diretes.
¡Cuántos, cuánto; y cuántos, nada!
Alúdese a aquellas personas que, viéndose mimadas por la fortuna, acaparan destinos, sueldos y honores, generalmente indebidos, mientras otros con más méritos carecen hasta de lo más necesario.
CUARENTA:
A cuarenta de mayo quemó la vieja el sayo; y a quince de abril, el mandil.
Indica las fechas en que se debe cambiar de ropa, por mudar la temperatura.
Acusarle a uno las cuarenta.
Decirle con resolución y desenfado lo que se piensa. — Reprender o castigar severamente a alguno.
De cuarenta para arriba no te majes la barriga.
Indica lo poco conveniente que es, pasada esta edad, tomar baños de mar o de río.
El que a cuarenta no atina y a cincuenta no adivina, a sesenta desatina.
Expresa que el que en la primera de dichas edades no se halla en la plenitud de sus facultades ni tiene conocimiento exacto del mundo, no hay que esperar que sea modelo de sensatez cuando llegue a más avanzada edad.
Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo. Algunos añaden: y si volviese a llover, vuélvetelo a poner.
Aconseja que no se desabrigue uno hasta la fecha citada, o sea hasta el 9 de junio, por no estar todavía el tiempo muy estable, aunque empiece a sentirse ya el calor.
CUARENTENA:
Poner una cosa en cuarentena.
No dar crédito a una noticia o hecho por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su veracidad.
CUARESMA:
Andar vestido de Cuaresma.
En traje de penitencia, por devoción, o en traje de penitenciado, por castigo.
Más largo que la Cuaresma.
Dícese de todo aquello que es de mucha extensión, aludiendo a los días que median entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Ramos, no precisamente porque sean en gran cantidad (cuarenta días), sino por hacerse más pesados a causa de los ayunos, vigilias y abstinencias.
CUARTA:
Estar a la cuarta pregunta.
Es muy usual el ponderar la pobreza de un individuo diciendo que está a la cuarta pregunta. Derívase esta aserción de que en los interrogatorios para justificaciones de testigos sobre varios objetos, y entre ellos el de acreditar pobreza, se acostumbra comprender este extremo en la coarta pregunta, en los términos siguientes: Cuarta: ¿si sabe el testigo y le consta que la parte que lo representa es pobre, sin poseer bienes raíces ni rentas, por manera que cifra su subsistencia absolutamente en el producto de su personal trabajo? (Fernán Caballero, Cuentos y poesías populares andaluces, Sevilla, 1859, pág. 74.)
Mi especial amigo el Sr. D. Francisco Cutanda (q. e. p. d.), abundando en la misma opinión antes citada, me dijo lo siguiente, en papel que de su puño y letra conservo: Estar a la cuarta pregunta.
Como sistema explicativo de este dicho vulgar, propongo el siguiente: En los interrogatorios para informaciones de insolvencia se acostumbraba dedicar algunas preguntas al estado y condiciones personales del promovente, y no era extraño, sino muy frecuente, que la cuarta se concibiese en estos o semejantes términos: «Como N. carece de bienes y rentas, y es pobre de solemnidad...»
Repito que es sistema explicativo.
No satisfaciéndome las anteriores explicaciones, que en realidad forman una sola, apunté en mi Florilegio fraseológico-comparativo-castellano lo que copio literalmente a continuación: Como el que se halla a la cuarta pregunta.
Frase con que se pondera que alguno se encuentra tan apurado, que carece de los recursos necesarios para atender a su subsistencia.
¿Qué cuarta pregunta será ésta?
Confieso mi verdad, que después de reflexionar detenidamente sobre el asunto, no he hallado solución más satisfactoria que la que, con cierto temor, procedo a emitir.
Todos saben que en el Catecismo de la Doctrina cristiana, al explicarse la oración dominical, se divide ésta en siete partes, correspondientes a cada una de las siete peticiones en ella contenidas.
Pues bien; al preguntarse: ¿Qué pedís en la cuarta petición?, y contestarse: Que nos dé Dios el mantenimiento conveniente para el cuerpo, el espiritual de la gracia, y Sacramentos para el alma, ha pretendido ver el vulgo tal vez un emblema del hombre actualmente necesitado; del hombre que carece absolutamente de pan; y como quiera que ese vulgo es inclinado por naturaleza a emplear las metáforas más adecuadas y pintorescas, de ahí que seguramente no habrá encontrado tropo más expresivo para representar la extremada miseria de alguna persona, que figurársela como el doctrino a quien preguntándole el Catecismo, y tratándose de la oración dominical, se halla a la cuarta pregunta.
Además de estas opiniones, podemos emitir la siguiente, dejando al lector que acepte la que sea más de su agrado, pues, como se ve, todas vienen a converger al mismo punto. Dícese que en la famosa Universidad Complutense tenían los estudiantes la costumbre de hacer a sus nuevos camaradas las cuatro preguntas siguientes, por vía de novatada: ¿Saluiem habemus? — ¿Ingeniun habemus? — ¿Amores habemus? ¿Pecuniam habemus?
Y como a todas solían contestar afirmativamente los novatos, excepto a la última, de ahí vino el tomar como equivalente de no tener dinero, el estar a la cuarta pregunta.
Por extensión se dio más adelante a este proverbio la significación de quedarse chafado o sin saber qué contestar un sujeto.
No hay cuarta, o cuarterón, de carne sin añadidura.
Siempre se exagera algo en lo que se habla.
CUARTANAS:
Por cuartanas no doblan campanas.
Se dice de todo aquello de cuyas resultas se augura en sentido desfavorable y pésimo, sin haber para qué, con alusión a la cuartana, que no es de suyo enfermedad mortal.
CUARTEL:
Ir en busca de, o retirarse a, cuarteles de invierno.
Dedicarse al descanso y buena vida, ya por exceso de edad o por no necesitar ganar más para vivir cómodamente.
CUARTILLO:
Andar a tres menos cuartillo.
Estar alcanzado de medios. — Reñir o contender.
Ir uno de cuartillo.
Ir en un negocio a pérdida y a ganancia con otros.
Si para allá me las fias, echa otro cuartillo.
Expresión de desconfianza cuando alguien ofrece alguna cosa a largo plazo. — Dícese también: Si para allá me las guardas, échame un medio.
Un cuartillo, presto es ido; una azumbre, también se sume; el arroba es lo que ahonda.
Dícese de las personas interesadas y ambiciosas, que no se conforman con poco.
CUARTO:
A cuarto vale la vaca. — El que no tiene el cuarto no la cata. — Véase ¿A blanca vale la vaca? — Daca la BLANCA.
A cuarto vale la vaca, y si no hay cuarto, no hay vaca. — V. ¿A blanca vale la vaca? — Daca la blanca.
Cuarto de balde, cuarto de sangre.
Todo lo regalado suele salir más caro, pues lo que en dinero se ahorra se paga en disgustos, molestias y abusos, de que no se puede protestar en fuer de agradecidos.
Dar un cuarto sobre otro. — V. Hasta el último cuadrante.
Dar uno un cuarto al pregonero.
Divulgar, hacer pública una cosa que debía callarse.
Dar uno una cosa cuarto a cuarto.
Denota la miseria o repugnancia de una persona en dar o pagar.
Echar uno su cuarto a espadas.
Tomar parte en alguna cosa. — Entremeterse a dar su opinión.
El cuarto falso, de noche pasa.
Las cosas malas se procuran hacer ocultamente, para que nadie se dé cuenta de ellas ni las descubra.
Estar, o no tener, uno un cuarto, ni de dónde le venga, o ni de dónde sacarlo.
Carecer en absoluto de recursos pecuniarios.
Este cuarto no da agua.
Es decir, no tiene goteras, o no llueve en él. — Retiénese con esta frase a las personas que, estando de visita en una casa y a satisfacción de los visitados, dicen que van a retirarse o marcharse pronto. — También se dice cuando, hallándose uno debajo de techado, oye llover con fuerza, para manifestar la seguridad en que se está de que allí no ha de llegar el agua. — En esta locución se juega del vocablo cuarto por el aposento o habitación y por la cuadratura de la Luna, en cuya fase actual no anuncia el calendario que habrá lluvias.
Hacer un cuarto de conversión sobre los talones. — V. Volver grupa.
írsele, o caérsele, a uno cada cuarto por su lado.
Ser muy desairado, muy desaliñado; sin garbo ni compostura.
No tener uno un cuarto de hora de lugar.
Frase chistosa para expresar que no se tiene dinero.
Por más perdido, acabado, etc., no doy un cuarto.
Modo de expresar el acto de que se trata, llevado a su último grado.
Ser una cosa de tres al cuarto.
Modo de ponderar la poca estimación, valor y aprecio de una cosa.
Si es en cuarto menguante, semejante, y si en cuarto creciente, diferente.
Preocupación popular infundada, de que si las criaturas nacen cuando la Luna se halla en el primer cuarto indicado, pertenecerán al sexo femenino, verificándose lo contrario en el segundo supuesto.
Tener uno su cuarto de hora.
Momento o período crítico en la vida del individuo, que suele decidir de su porvenir, ya en sentido favorable, ya en el adverso. — Tiene mucho uso con relación a las personas solteras que pasan al estado de casadas.
Pasar, o suceder, tres cuartos de lo propio.
Ocurrir lo mismo, con corta diferencia.
Tener más cuartos que un real.
Aplícase a las caballerías que, por su mucha flaqueza, tienen muy exagerados los cuartos traseros.
Tener más cuartos que una yegua.
Dícese de la mujer de buen rejo. — Es frase comúnmente usada en la provincia de León.
Tener uno buenos cuartos.
Ser membrudo y fornido.
Tener uno cuartos, o cuatro cuartos.
Ser rico, o por lo menos poseer lo suficiente para poder vivir bien.
Tener uno más cuartos, haciendas, etc., que pesa.
Ser sumamente rico.
CUBA:
La cuba llena, la suegra beoda.
Cuando las cosas están abundantes y no se cuida uno de ellas, no es extraño que otros se aprovechen.
La cuba sólo huele al vino que allí tiene, o Cada cuba huele al vino que tiene.
Por las acciones exteriores se suele conocer el interior de las personas.
Parecer uno una cuba.
Se dice de la persona que tiene mucho vientre. —Aplícase a la persona que bebe mucho, especialmente de toda clase de alcoholes.
Quien casa en Cubas, tiene mujer y burra.
Este aserto equivale a tachar de egoístas y poco trabajadores a los de esa localidad de la provincia de Madrid.
CUBETO:
Todo saldrá del cubeto.
Dicho con que se suele consolar al que ha tenido pérdida en un negocio, esperando, con la continuación de él, lograr el resarcimiento.
CÚBICA:
Entender uno la cúbica.
Ser entendido en un negocio; conocer el punto y la dificultad.
CUBIERTO:
Dar a uno el simple cubierto.
Darle a uno solamente la comida o alimento diario.
CUBRIR:
Quien te cubre, te descubre.
Aconseja que se mire uno mucho en quién confía un secreto, porque aquel que más se precia de guardarlo, suele ser el primero en darle publicidad. — También significa que los mismos atavíos y riquezas que tiene el que no los merece, son causa de que se averigüe su indignidad.
CUCA:
Estar la cuca antiada.
Comenzar a caldearse los ánimos, trabándose de palabras, para degenerar las más de las veces en riña violenta.
Ser mala cuca.
Se dice de la persona maliciosa y de mal natural.
CUCAMONAS:
Hacerle a uno cucamonas. — V. Hacerle a uno carantonas.
CUCAÑA:
Hacer cucaña.
Dícese de lo que se consigue con poco trabajo y a costa ajena.
CUCAÑERO:
Ser un cucañero.
Persona que tiene arte y maña para hacer las cosas en beneficio propio con poco trabajo.
CUCARACHA:
Parecer una cucaracha.
Dícese de la mujer morena vestida de luto, y especialmente si es de poca estatura.
CUCLILLO:
Por vos cantó el cuclillo.
Se aplica al tercero que saca provecho de la riña de otros dos.
CUCO:
Más tonto que un cuco.
Comparación basada en el canto del cuco o cuclillo, que, como se sabe, no puede ser más monótona y tonta.
Ser muy cuco.
Pulido, mono, elegante.
Ser un cuco.
Persona taimada y astuta que ante todo mira por su medro y comodidad, valiéndose de los esfuerzos de los demás para recoger el fruto sin necesidad de molestarse. —Sabido es que el cuclillo no anida, sino que deja las crías en nidos ajenos, y cuando los hijuelos están criados, se los lleva tranquilamente; así, a lo menos, lo aseguran.
Vióse el cuco en lo que no pensó; quiso estornudar, y peyó.
Dícese de aquellos que habiendo sido encumbrados indebidamente, cuando tratan de hacer algo desde su nueva posición, sólo cometen los desaciertos propios de su ineptitud y estulticia.
CUCÚ:
Cucú, cucú y más cucú, y siempre una misma cosa.
Contra los que llegan a hacerse de todo punto insufribles por no variar de asunto en lo que dicen o hacen, sobre todo si es enojoso de suyo el objeto de su tema. —Es dicho basado en la preciosa fábula de D. Tomás de Iriarte que lleva por título La abeja y el cuclillo, y al canto monótono de esta ave se le dio el nombre de cucú por onomatopeya.
CUCURUCÚ:
¡Cucurucú, canela, que se quema el arroz, Alanuela!
Expresa, en general, el disgusto que se experimenta a vista de un suceso desagradable o infausto, y más particularmente cuando castigan a azotazos a alguna criatura.
CUCHARA:
Con la cuchara que elijas, con aquélla comerás.
Indica que siendo el hombre libre en la elección de sus actos, según obre, así será su vida.
Dar a beber con cuchara de plata.
Explicar una cosa con toda claridad y cortesía.
Dure lo que durare, como cuchara de pan.
Expresión con que se contesta al reparo que opone alguien acerca de lo poco que podrá durar alguna circunstancia u objeto de interés, haciéndole ver que mientras exista semejante conveniencia, esa utilidad se saca de su uso.
Haber comido con cuchara de palo.
Se aplica a la persona que es ordinaria en sus principios.
Afeter a uno con cuchara, o con cuchara de palo, o de bayeta, alguna cosa.
Explicársela prolija y minuciosamente cuando no la comprende.
Por el cabo de la cuchara sube el gato a la olla.
Cuando no se puede ir directamente a un objeto, es preciso valerse de rodeos que a él conduzcan.
Querer como a cuchara de pan.
Dícese de todo aquello que después de utilizado se destruye.
Ser uno media cuchara.
Aplícase a la persona de mediano entendimiento o habilidad en cualquier arte, oficio, etc., aludiendo al mal servicio que puede prestar una cuchara, o cualquier otro utensilio parecido, que no esté entero.
Haber muchas cucharas y pocas gachas, o Menos cucharas y más gachas, o Sobran cucharas y faltan gachas. — V. Menos borla y más limosna, o Menos espuma y más chocolate.
CUCHARADA:
Más se hace con una cucharada de miel que con una arroba de vinagre.
Más se consigue con los buenos modos y la dulzura que con palabras y ademanes ásperos.
Meter uno su cucharada en todo.
Ser muy entremetido. —Dícese especialmente de las personas que se introducen en una conversación sin ser llamadas, o de las que se adelantan a dar consejos sin que se les pida.
CUCHARETA:
Cuchareta, donde note llamen, no te metas.
Satiriza a los que pretenden introducirse en la conversación o asuntos de personas que no han solicitado su intervención.
CUCHARÓN:
Despacharse uno con el cucharón.
Adjudicarse la mejor parte en cualquiera distribución o asunto.
Tener uno el cucharón por el mango. — V. Tener la sartén por el mango.
CUCHILLADA:
Dar cuchillada de cien reales.
Cuchillada grande. —Se cree haber dado origen a esta locución el uso bárbaro de concertar en dicho precio, con los asesinos, las muertes y heridas que habían de dar.
Sanan cuchilladas, mas no malas palabras.
A veces es menos mal el de herir que el de desacreditar o afrentar, porque éste es irreparable y aquél puede tener cura.
CUCHILLITO:
Cuchillito que no Coria, ¿que te importa? — V. El amigo que no da, o presta, y el cuchillo que no corta, que se pierda poco importa.
Aconseja a no meterse en lo que a uno no le interesa.
CUCHILLO:
Cuchillo de mujeres, corta si quieres, o si quisieres.
Es propio de las mujeres el usar cuchillos embotados, por temor de cortarse. —Por extensión se aplica al abandono con que se tratan algunas mujeres que viven solas, especialmente en punto a la comida.
Cuchillo malo, corta en el dedo y no en el palo.
Es propiedad de las malas armas hacer el daño donde no deben, y en cambio no sirven para aquello a que se las destina.
Matar a uno con cuchillo de palo.
Mortificarle lenta y porfiadamente.
Ser uno cuchillo de otro.
Serle muy perjudicial o molesto.
Ser cuchillo para su garganta.
Ser uno mismo la causa de aquello que más adelante le ha de causar el daño o perjuicio.
CUCHIPANDA:
Ir de cuchipanda.
Juntarse varias personas para ir a comer alegre y regocijadamente.
CUCHUFLETA:
Venir con cuchufletas.
Decir palabras de zumba o chanza.
CUÉLLAR:
Adelantarse, como los de Cuéllar.
Aplícase a los que se anticipan a ejecutar una cosa, dando lugar con su impremeditación a consecuencias de gravedad. — Creo que su origen provendrá, pues no hallo otra explicación más satisfactoria, de la precipitación con que procedieron algunos magnates para que se celebraran el año 1354, en aquella villa de la provincia de Segovia, las bodas entre Pedro I de Castilla y doña Juana de Castro, una vez anulado injustamente el matrimonio de aquél con D. a Blanca de Borbón; lo cual, unido a otras mil concausas, todas agravantes, acarreó serios disturbios al reino.
CUELLO:
Andar uno muy sacado de cuello.
Muy engreído y entonado. — Totalmente entregado a distracciones y pasatiempos.
Levantar uno el cuello. — V. Alzar uno la CABEZA.
No le oye a uno el cuello de la camisa que lleva puesta, o el cuello de su camisa.
Dícese del que habla tan bajo que apenas se le entiende lo que dice.
Tener uno el cuello de grulla.
Tenerlo largo y delgado.
CUENCA:
Cuenca, madre de forasteros, se reserva el cáliz y cede a éstos el lucero.
El escudo de armas de dicha ciudad ostenta, en campo de gules, un cáliz de oro con un lucero de plata de ocho rayos y corona por timbre. Así, pues, al adjudicarse la ciudad conquense el cáliz de su escudo, denota la mucha sangre que tuvieron que derramar sus naturales hasta llegar a sacudir el yugo sarraceno; y al destinar el lucero para los forasteros, da a entender que cede la honra de su rescate a Alfonso VIII de Castilla y a cuantos guerreros le acompañaron en tan gloriosa conquista, la cual se llevó a cabo en 21 de septiembre de 1177, después de cerca de nueve meses de asedio.
Di que eres de Cuenca, y entrarás de balde.
Entre el sinnúmero de privilegios que concedió a Cuenca el rey conquistador, fue uno el declarar a los cristianos rancios caballeros hijosdalgo, eximiéndolos en todo el territorio de Castilla del pago de portazgos, pontazgos y barcajes, proviniendo de tales franquicias el refrán que aquí nos ocupa.
En Cuenca hay un puente para pasar moscas.
Dicho festivo, con alusión al riachuelo Moscas.
Hecha es Cuenca para ciegos.
Dicho irónico, por lo empinado y escabroso de sus calles.
CUENTA:
Al dar la cuenta me lo diréis.
Reprende a los que disipan las cosas de que deben responder. — V. Al freír será el reír.
Alcanzar a uno de cuenta. — V. Alcanzar a uno de razones.
Caer uno en la cuenta, o darse uno cuenta, de una cosa.
Venir en conocimiento de aquello que no lograba comprender, o en que no había parado la atención.
Cobra y sienta, sienta y paga, y te saldrá bien la cuenta.
Preconiza el orden y el método para conseguir el buen resultado en todos los órdenes de la vida.
Correr una cosa por la misma cuenta.
Estar dedicada a lo mismo que otra, o hallarse en iguales circunstancias.
Cuenta errada, que no valga.
Dícese para salvar la equivocación que puede ocurrir en cualquier hecho.
Cuenta y razón conserva, o sustenta, amistad.
Recomienda que aun entre los más amigos debe haber formalidad en todos los asuntos y negocios.
Dar cuenta de una cosa.
Acabar con ella, destruirla o consumirla.
Dar uno buena, o mala, cuenta de su persona.
Corresponder bien, o mal, a la confianza que de él han hecho, o al encargo que se le ha dado.
Dar uno cuenta de una cosa.
Contar, referir, narrar, poner en conocimiento de uno algún suceso.
Echar uno la cuenta con, o sin, la huéspeda.
Lisonjearse del buen o mal éxito de un negocio, encareciendo sus ventajas antes de meditar los inconvenientes o gravámenes que trae consigo.
Echarse la cuenta del perdido.
Arrostrar las consecuencias de algo, salga bien o salga mal, considerando que por pésimas que sean las condiciones en que uno quede, no podrán ser peores de las que tenía antes de ejecutarlo.
Ensartado como cuenta.
Comparación alusiva a las cuentas de los rosarios, engarzadas o ensartadas, como es sabido, en un alambre.
Hacer alguna cosa con su cuenta y razón.
Con determinado objeto, no indiferentemente; y también por el dinero, no graciosamente.
Hacer cuenta con la bolsa.
No determinarse a hacer un gasto sin ver de antemano el capital de que se dispone.
Hacer, o echar, uno la cuenta de la vieja.
La que hacen por los dedos o por las cuentas del rosario los que no saben Aritmética.
Hacer, o hacerse, uno cuenta, o la cuenta, de una cosa.
Figurársela; darla por supuesto.
Hacerse uno cuenta de que ha muerto y vuelto a resucitar.
Haber salido con bien de algún peligro o enfermedad grave, contra todo cálculo humano.
Haya buena cuenta, y blanca no parezca.
Aconseja que se deben llevar con mucha formalidad las cuentas, aunque no se trate de pagar por el pronto.
Haz la cuenta con la hacienda. — V. Hacer cuenta con la bolsa.
La cuenta del pobre, que no se le logre.
Los que son desgraciados, con dificultad intentan nada que les salga bien. Por eso con este refrán, en que, como se ve, hay una transposición, se desea a una persona que no le suceda en sus negocios lo que ocurre a los infortunados.
La cuenta del trillo, en cada agujero su piedra.
Aplícase a las cuentas que siendo de suyo claras y triviales, se hallan al alcance de cualquiera. —Alude al instrumento de labranza llamado trillo, el cual consiste comúnmente en un tablón hecho de tres trozos ensamblados uno con otro y lleno de agujeros, en cada uno de los cuales se encajan unos pedazos de pedernal que cortan la paja y separan el grano de la espiga cuando se hace rodar en la era sobre las mieses.
La cuenta es cuenta.
Aconseja que en los negocios de intereses se emplee siempre la más estricta formalidad.
Lo que no tiene cuenta, se deja.
Recomienda que no se insista en aquellos negocios cuyos resultados son adversos.
Más vale cuenta que renta.
Encarece las ventajas de la economía sobre las de las riquezas.
No dar uno cuenta de su persona.
No saberse nada acerca de su existencia o paradero, por no dar él noticias de lo que le pasa, o por no asistir al sitio en que se le esperaba o a que debía concurrir. —No despertarse, a pesar de haber dormido mucho tiempo seguido.
No echar cuenta en alguna persona o cosa.
No hacer caso de ellas; no prestarles atención. — Dícese también: No hacer cuenta de... No es cuenta cierta pescar con ballesta. Búrlase de los que utilizan medios inadecuados para la consecución de un fin.
No hacer cuenta de una cosa.
No estimarla, no apreciarla, no hacer caso de ella.
No salirle a uno la cuenta de una cosa.
Fallar sus cálculos y esperanzas, volviéndose en su daño cuanto hizo por alcanzar el fin provechoso.
No tener cuenta con dimes ni diretes.
No hacer caso de lo que digan los demás.
No tener cuenta con una cosa.
No querer mezclarse en ella.
Pedir uno cuenta de una cosa.
Inquirir la razón o el motivo de lo que se ejecuta o dice.
Perder uno la cuenta de una.
cosa.
Ser difícil acordarse de ella o reducirla a número, a causa de su antigüedad o muchedumbre.
Poner en cuenta una cosa.
Añadir o juntar algunas razones a las ya sabidas o conocidas.
Quien debe y paga, cuenta saldada.
Modo de expresar que no se debe nada a una persona.
Salirle a uno la cuenta.
Serle de utilidad, provecho o conveniencia alguna cosa.
Salirle a uno la cuenta al revés. — V. No salirle a uno la cuenta.
Salirle a uno la cuenta del cardador.
Ver frustradas sus esperanzas. — Cuéntase de un cardador de lana muy haragán, que se echó las siguientes cuentas galanas entre sí: «Me caso, se muere la criatura a poco de nacida, dedico la mujer a ama de leche, ella me mantiene, y yo paso la vida tumbado o frecuentando las tabernas. ¡Qué vida más descansada me espera!» Mas como quiera que el hombre propone y Dios dispone, salióle la suerte al revés; porque la mujer murió del parto, dejándole en herencia dos hijos gemelos, con muchos trabajos y ninguna plata, con lo que necesitó afanarse doblemente. De ahí el origen del refrán en cuestión.
Ser una cosa de cuenta y riesgo de uno.
Tomarla bajo su responsabilidad.
Ser uno persona de cuenta.
Ser de importancia.
Tener cuenta con alguien o con algo.
Tener cuidado, atender con especial interés.
Tener cuenta una cosa.
Ser útil, conveniente o provechosa.
Tener en cuenta una cosa.
Tenerla presente.
Tomar la cuenta y la puerta.
Manera de despedir cuanto antes al servidor que no acomoda.
Tomar xpor su cuenta una cosa.
Hacerse cargo de lo que de algún modo pertenece a otro.
Vivir uno a cuenta de otro.
Estar dependiendo de él enteramente, en especial para su manutención.
A cuentas viejas, barajas nuevas.
Aconseja que cuando las cuentas y negocios están muy embrollados, conviene tomar un nuevo partido.
Ajustar, o echar, o echarse, uno sus cuentas.
Calcular, estudiar detenidamente algún asunto con el fin de averiguar lo que se había propuesto.
Ajusfarle a uno las cuentas.
Expresión usada en son de amenaza.
Cuentas claras honran caras.
Indica que para no tener que avergonzarse, debe procederse siempre con rectitud y nobleza.
Cuentas de beata y uñas de gata.
Dícese de las mujeres hipócritas, como suelen serlo todas las que toman la religión como un pretexto para encubrir sus malas inclinaciones.
Contigo me entierren, que sabes de cuentas.
Frase con que se halaga a una persona, dándole a entender que es muy lista.
Echar las cuentas del Gran Capitán.
Expresión con que se indica la exorbitancia de las partidas de una cuenta formada arbitrariamente y sin la debida justificación, aludiendo a las que, habiéndoselas pedido inconvenientemente Fernando el Católico a Gonzalo Fernández de Córdoba, intitulado el Gran Capitán, después de haber conquistado éste el reino de Ñapóles, le presentó en la forma siguiente: «Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas.
• En palas, picos y azadones, cien millones.
• Cien mil ducados en pólvora y balas.
• Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres de sus enemigos tendidos en el campo de batalla.
• Ciento sesenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas en el uso continuo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
• Cincuenta mil ducados en aguardiente para la tropa en un día de combate.
• Millón y medio de ducados para mantener prisioneros y heridos.
• Un millón en misas de gracias y Te Deum al Todopoderoso.
• Tres millones en misas para muertos.
• Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en espías; y...
• Cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino». El curioso lector que quiera saber más particulares sobre esta materia, puede consultar mi revista El Averiguador Universal, tomo IV, 1882, páginas 227 y 258.
Echarse uno cuentas galanas, o alegres.
Forjarse ilusiones.
En cuentas de casados, riñas de enamorados, carta de monja y amistad de baile, no fie nadie.
Da a entender que todas estas cosas son tan superficiales que no se puede formar fundamento de ellas.
Entrar uno en cuentas consigo.
Recapacitar lo que ha pasado por él, y reflexionar para en adelante lo que importa hacer Las cuentas claras hacen los buenos amigos.
Cuando median intereses, el mejor medio para conservar la amistad es hacer que no quepa sospecha sobre la inversión de aquéllos.
No querer uno cuentas con otro.
No querer tratar con él, bien sea erv negocios, intereses o cualquier otra cosa.
No querer uno cuentas con serranos.
Evitar tratos con gentes que no son de fiar. — Se emplea particularmente esta frase en la provincia de Teruel, refiriéndose a los que viven en la sierra de Albarracín.
Ponerse en cuentas de tanto más cuanto.
Disputar, discutir sobre asuntos de intereses.
Tener más cuentas que una camándula.
Dícese de las personas astutas, de mala intención y que saben mucho, en especial de lo malo.
¡Vamos a cuentas!
Modo de llamar la atención sobre un asunto para hacerlo entender mejor.
CUENTO:
Ahí está, o ese es, el cuento.
Es tanto como decir que en eso consiste la dificultad o la substancia de lo que se trata.
Al que traiga un cuento, desprecíalo al momento.
Recomienda que no se haga caso de chismes y hablillas, considerando como un ser despreciable al que los trae y los lleva.
Como digo, o iba diciendo, de mi cuento.
Manera que suele emplearse al ir a contar un suceso festivo o a proseguir su narración.
Degollar uno el cuento.
Cortar el hilo de la conversación, interrumpiendo ésta con otra narración o pregunta impertinente.
Despachurrar uno el cuento.
Interrumpirlo, sin dejarlo continuar. — V. Degollar uno el cuento.
El cuento, para que sea cuento, es preciso que venga a cuento.
Expresa la necesidad de que las cosas sean oportunas.
Eso es el cuento de la soledad.
Dícese de la persona o cosa que se halla solitaria.
Estar uno en el cuento.
Estar bien informado de una cosa.
Hablar uno en el cuento.
Hablar de aquello que se trata.
Más revela un cuento que un tormento.
Para conseguir saber la verdad, es mejor valerse de las confidencias oficiosas que de la imposición material.
No hay cuento desgraciado, como el que lo cuente sea porfiado.
La insistencia en repetir las cosas hace que se consiga muchas veces lo que se desea. — V. Pobre porfiado saca mendrugo.
No tener cuento una cosa.
Manera de elogiar lo grande y considerable de algo, hasta el punto de no podérsele ver el fin o ser reducido a guarismo.
Saber uno su cuento.
Obrar con reflexión o por motivos que no quiere o no puede manifestar.
Ser mucho cuento una cosa o persona.
Modo de ponderar ésta. — Indica en otras ocasiones ser inaguantable aquello de que se trata.
Ser una cosa cuento de cuentos.
Relación o noticia difícil de explicar por hallarse enredada y mezclada con otras.
Ser una cosa cuento de horno.
Hablilla vulgar de que se hace conversación entre la gente común.
Ser una cosa cuento de viejas.
Noticia o relación que se cree falsa o fabulosa. — Alude alas consejas que las mujeres ancianas cuentan a los muchachos.
Ser una cosa cuento largo.
Asunto de que hay mucho que hablar.
Ser una cosa el cuento de la buena pipa. — V. Ser una cosa el cuento de nunca acabar.
Ser una cosa el cuento de la cancaramaña. — V. Ser una cosa el cuento de nunca acabar.
Ser una cosa el cuento de nunca acabar, o el cuento de la buena pipa, o el cuento de la cancaramaña (en Toledo), o el cuento del gallo pelado (en Cuba).
Aplícase a aquellos hechos enojosos que se repiten incesantemente, como sucede con el cuento tan vulgar como sandio conocido con el nombre de la buena pipa, cuyo relato es interminable.
Ser una cosa el cuento del gallo pelado. — V. Ser una cosa el cuento de nunca acabar.
Ser una cosa sin cuento.
Sin número, que no se puede contar.
Traer, o venir, a cuento una cosa.
Ingerir en un discurso o conversación especies, acaso remotas, con oportunidad o sin ella, o con particular interés.
Y todo cuento.
Sin faltar requisito alguno.
Y va de cuento.
Manera de empezar la narración de una conseja, historia o anécdota.
Acabados son cuentos.
Expresión que se suele usar para terminar una disputa y dar fin a la conversación.
De cuentos suele irse a chismes.
Por el afán de hablar, más de cuatro veces se originan disgustos graves en las familias.
Dejarse uno de cuentos.
Omitir los rodeos e ir a lo substancial de un asunto.
Los cuentos son como el vine: mientras más viejos, más valen.
El verdadero mérito délas narraciones estriba en su antigüedad.
Ponerse uno en cuentos.
Exponerse aun riesgo o peligro. — En forma negativa, querer evitar dimes y diretes.
Quitarse uno de cuentos.
Atender sólo a lo esencial y más importante de una cosa. —Evitar ser traído en lenguas.
Venirle a uno con cuentos.
Referirle cosas que no le importan o que no quiere saber.
CUERDA:
Apretar a uno hasta que salle la cuerda.
Estrecharlo tanto, que llegue a perder la paciencia.
Apretarle a uno la cuerda.
Aumentar el rigor de la ley, de la disciplina, etc.
Aflojar la cuerda, o Afbjar la cuerda al arco.
Descansar de un trabajo o tarea, tomando algún alivio o recreación.
Dar a la cuerda, o Dar cuerda.
Ir dando largas a un asunto, a un negocio.
Dar cuerda a uno.
Halagar su pasión favorita; hacer que recaiga la conversación sobre el asunto de que es más propenso a hablar.
Hacer una cosa por debajo de cuerda.
De manera reservada, por medios ocultos.
No ser una cosa de la cuerda de uno.
No convenir a sus facultades o especial aptitud.
No ser uno de la cuerda de otro.
No ser de su misma opinión o carácter.
Ir la cuerda tras el caldero. — V. Ir la soga tras el caldero.
No se ha de tirar tanto la cuerda que se quiebre.
Por mucho valimiento y confianza que se tenga con una persona, no debe abusarse por temor de que llegue un momento en que se pierda todo. — En todos los asuntos es preferible usar la prudencia mejor que los recursos extremos.
Tener, o traer, o estar, la cuerda tirante.
Llevar las cosas con demasiado rigor.
Tirar de la cuerda, o la cuerda, a uno.
Irle a la mano, contenerlo, en evitación de que ejecute lo que no debe hacer.
Tocar otra cuerda. — V. Salir por otro REGISTRO.
Estirar uno las cuerdas.
Ponerse en pie para pasearse y estirar las piernas.
CUERDO:
Cuerdo es quien redime su daño con lo que ha de llevar el escribano.
Es de personas sensatas el arreglar las discusiones particularmente, sin necesidad de acudir a los trámites judiciales.
El cuerdo, en cabeza ajena escarmienta. — V. Escarmentar en cabeza ajena.
El cuerdo no ata el saber a estaca.
El hombre sabio y prudente no se deja llevar tan fácilmente de la opinión ajena.
Lo que se piensa cuerdo, se realiza borracho.
Los malos pensamientos que sería uno incapaz de poner por obra estando en su sano juicio, se llevan a la práctica cuando el alcohol nos domina.
Más sabe el cuerdo en su casa que el necio en la ajena.
Vanante jocosa del refrán que dice: Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena. (Véase) — Por lo general, el necio, ni en su casa ni en la del vecino hace nada de provecho.
Mátenme cuerdos, y no me den vida necios.
Denota el disgusto y pena que causa y al que es juicioso y docto, el ser juzgado por aquellas personas que no reunen aquellas cualidades.
CUERNO:
¡Cuerno en el fraile, y qué respingan que sale!
Dícese por aquellos que en un principio demuestran tener genio corto o apocado, y poco a poco van tomándose más libertades de lo conveniente.
¡Cuerno y cuerna, que son macho y hembra!
Exclamación usada cuando se oye o ve alguna cosa que nos llama la atención en cualquier sentido que sea.
Es más fácil enderezar un cuerno que: enderezar a un viejo.
Caracteriza admirablemente la terquedad y entereza de que suelen estar poseídas, por lo general, las personas de edad avanzada.
Estar, o ponerse, de cuerno con uno.
Estar disgustado con él. — Estar de monos. (Véase) —Esta última expresión se emplea más refiriéndose a los enamorados.
Levantar, o poner, a uno hasta, o sobre, el cuerno, o los cuernos, de la Luna.
Alabarlo, encarecerlo sobremanera, hasta más no poder.
Lo que me sabe, me sabe... (Y chupaba un cuerno).
Contra las personas de gusto extravagante, o bien que son fáciles de contentar.
Lo que me suena, me suena... (Y sonaba un cuerno). — V. Lo que me sabe, me sabe..., (Y chupaba un cuerno.)
Oler a cuerno frito, o quemado.
Parecerle a uno que una cosa no es legal o como debía ser. — V. Oler a CHAMUSQUINA.
Saber a cuerno quemado una cosa.
Hacer desagradable impresión en el ánimo una noticia, una reprensión, una injuria, etc.
¿Cuántas clases de cuernos hay? — Cuatro: tinos que se ven y no se palpan (los de la Luna), otros que se ven y se palpan (los de los toros), otros que se palpan y no se ven (los de los becerros cuando quieren empezar a apuntar), y otros que ni se ven ni se palpan (los de ciertos matrimonios).
Sobre, o tras de, cuernos, penitencia.
Se usa de esta frase cuando después de haberle hecho a uno algún agravio o perjuicio, se le trata mal o se le culpa.
Sobre cuernos, siete sueldos.
Aplícase a aquellos maridos desaprensivos que hacen rápida carrera en sus destinos, acumulando sueldos, empleos y honores, merced a la bondad de... sus jefes o padrinos.
Andar, o dejar, o verse, uno en los cuernos del toro.
Hallarse en un grave o inminente peligro.
Ponerle a uno los cuernos.
Faltar la mujer a la fidelidad conyugal.
CUERO:
A cuero tiesto, piezgo enhiesto.
Para inteligencia de este refrán hay que saber que tiesto es un adjetivo anticuado, que significa tieso o estirado; piezgo es el pico o punta de los pellejos de vino que cubría el nacimiento de las patas del animal, y enhiesto significa levantado o derecho. Da a entender, por tanto, tropológlcamente, que las personas que gozan de buena posición social suelen adolecer de orgullo.
Al cuero tiesto álzasele el piezgo. — Véase A cuero tiesto, piezgo enhiesto.
Acudid al cuero con el albayalde, que los años no se van en balde.
Modo de satirizar a las mujeres que procuran disimular la edad encubriendo con afeites las arrugas y demás defectos del rostro.
De cuero ajeno, correas largas. — V. De lo que nada nos cuesta, llagamos la fiesta, o Del pan de mi compadre, gran zatico a mi ahijado.
Del cuero salen las correas.
Es decir, que de lo principal sale lo accesorio.
El cuero, después de lleno, alza el piezgo. — V. A cuero tiesto, piezgo enhiesto.
Estar uno hecho un cuero.
Estar completamente borracho.
Poner cuero y correas.
No omitir diligencia alguna, hacer toda clase de esfuerzos para alcanzar aquello de que se trata. — Así se colige de Alejo Venegas (Agonía, punto 2.°, capítulo XX), con lo cual queda destruida la definición que todos nuestros diccionaristas dan de esta locución proverbial, llamada refrán por aquel célebre humanista toledano.
Dejar a uno en cueros.
Dejarlo en la mayor miseria.
Estar una persona en cueros, o en cueros vivos.
Estar desnuda completamente.
CUERPO:
Andarle buscando el cuerpo a uno. — V. Andarle buscando el bulto a uno.
Cerner uno el cuerpo.
Contonearse; andar moviendo las caderas, especialmente las mujeres.
Con un cuerpo no se puede estar en todas partes.
Pretexto para disculpar la no asistencia a un sitio donde no quiere uno ir.
Cuerpo, cuerpo, que Dios dará paño.
Se aplica a los que quieren conseguir el fin sin poner los medios.
¡Cuerpo de Cristo, o de Dios, o de mi, o de tal!
Interjecciones que denotan ira o enfado.
Cuerpo derecho, mucho malpasa.
El que goza de buena salud tiene suficiente resistencia para sobrellevar toda clase de males.
Cuerpo descansado, dinero vale.
Es preciso pagar caro todo lo que tiene algún mérito.
Dar cuerpo a una cosa.
Espesar lo que está claro o demasiado líquido.
Dar uno con el cuerpo en tierra.
Caerse al suelo.
Descubrir uno el cuerpo.
Favorecer un negocio peligroso, quedando expuesto a sus malas resultas.
Echar uno el cuerpo fuera.
Evitar el entrar en alguna dificultad. — Esquivar todo compromiso.
En el cuerpo, o en el pecado, lleva la penitencia.
Dícese de aquellos que después de cometida una falta, sufren las consecuencias.
Estar en cuerpo y alma, o en cuerpo en alma.
Fatalmente, sin dejar nada.
Estar uno a ¿qué quieres, cuerpo? — Véase Vivir, o estar, o regalarse, etc., como a cuerpo de rey.
Estar unidos como cuerpo y alma. — Véase Ser uña y carne.
Hacer uno del cuerpo.
Exonerar el vientre.
Huir, o hurtar, uno el cuerpo.
Moverse con prontitud y ligereza para evitar el golpe que va dirigido contra él. —Evitar el trato de una persona.
Ir a, o en, cuerpo gentil.
Con sólo el vestido ajustado, sin abrigo alguno.
Mientras el cuerpo le haga sombra.
Frase equivalente a decir que tal cosa ocurrirá a la persona de que se trata mientras viva.
No quedarse vino con nada en el cuerpo, o dentro del cuerpo.
No omitir nada de lo quería decir, sin atender a ninguna consideración.
Obrar a cuerpo descubierto.
Ejecutar una cosa sin encubrirse u ocultarse, sino a la vista y patentemente.
Parecer un cuerpo glorioso.
Aplícase a la persona que pasa largo tiempo sin experimentar necesidades materiales, especialmente las del alimento.
¿Qué sabe el cuerpo lo que le echan?
Dicho en favor de los que no son escrupulosos en la comida y bebidaí atendiendo más a la cantidad que a la calidad.
Quedarse uno con una cosa en el cuerpo.
Omitir lo que quería decir, conteniéndose por algún motivo.
Ser cuerpo jy alma. — V. Ser uÑA y carne.
Ser un cuerpo sin alma.
Persona que no tiene viveza ni actividad para nada.
Tomar cuerpo una cosa.
Aumentarse de poco a mucho.
Traer uno bien gobernado el cuerpo.
Tener bien regido el vientre.
Triunfar como cuerpo de rey.
Gastar y llevarse buena vida.
Vivir, o estar, o regalarse, o tratarse, como cuerpo, o como a cuerpo, de rey.
Darse buena vida; tratarse con todo regalo y holgura.
Volvérsela a uno al cuerpo.
Responder a una desvergüenza o injuria con otra mayor.
Dos cuerpos que se conocen, desde lejos se hacen fiestas.
Expresa la satisfacción con que se ven, aunque sea desde lejos, las personas que se aman.
Lo que los cuerpos desechan, los ingenios aprovechan.
Adivinanza-refrán que alude al papel de hilo de escribir, porque se hace de los pedazos de trapo de desecho y de materias fecales.
CUERVO:
De mal cuervo, mal huevo, o Como es el cuervo, tal su huevo, o Tal cuervo, tal huevo.
Denota que por lo general los hijos suelen ser de la misma condición que sus padres.
La ida del cuervo.
Indica que alguna persona que se ha ausentado no piensa volver más, aludiendo al cuervo que Noé despachó desde el arca después del diluvio, a guisa de explorador, para saber la situación en que se encontraban las aguas, y el cual no volvió a parecer. — También se dice: La del humo.
No puede ser el cuervo más negro que sus alas.
No haber que temer mayor mal, por haber sucedido ya lo peor que podía ocurrir.
Parecer cuervo en el manto, y ser cisne en el canto.
Aplícase a los eclesiásticos que se distinguen por ser grandes músicos o poetas. — V. Debajo de una mala capa suele a las veces encontrarse un buen bebedor.
Venirle a uno el cuervo.
Recibir algún socorro, por lo general si es repetido, con alusión al que alimentaba a San Pablo, primer ermitaño, en el desierto.
Cria cuervos y te sacarán los ojos, o Cría el cuervo, sacarte ha el ojo.
Por lo regular, beneficio que se hace a los ingratos les sirve de armas para devolver mal por bien.
CUESCO:
Buscar, o hallar, el cuesco a la uva.
Encontrar la razón o el porqué de una cosa.
CUESTA:
Arribaos, torgado, que tras la cuesta está lo llano.
Exhorta a que se sufran las fatigas y trabajos con la esperanza de descansar.
Cuando la cuesta Zulema se moja, Alcalá se hace una sopa.
Dicha cuesta se halla a corta distancia de la ciudad de Alcalá de Henares, y dicho se está que el agua desbordada de aquélla va a parar a la ciudad.
Hacérsele a uno cuesta arriba alguna cosa.
Sentirla mucho; ejecutarla con gran trabajo o repugnancia. — Costar mucho trabajo el creerla.
Ir una cosa, o una persona, cuesta abajo.
Decaer, declinar hacia su fin o a la miseria.
No hay cuesta arriba sin cuesta abajo.
Todas las dificultades en la vida suelen tener su compensación.
Subir la cuesta de enero.
Ir transcurriendo el dicho mes.
Tener uno la cuesta y las piedras.
Llevar en una cosa toda la ventaja de su parte.
Lo mismo es a cuestas que al hombro.
Modo de dar a entender que es indiferente el proceder de una manera o de otra, por conducir ambos medios a igual fin.
Llevar uno a cuestas una cosa.
Cargarse con las necesidades y obligaciones de otro.
Llover a uno a cuestas.
Modo de indicar que resultará una cosa en daño propio.
Tener uno a cuestas.
Encontrarse a su cuidado y costa la manutención o adelantamiento de otro, por obligación o por encargo.
Tomar uno a cuestas una cosa.
Encargarse de ella para su gobierno y dirección.
Tú que no puedes, llévame a cuestas.
Censura a quien aumenta el trabajo a la persona que a duras penas puede desempeñar el que tenía anteriormente, o el impuesto que con harta dificultad satisfacía, o los sinsabores que de tiempo atrás viene experimentando, etc.
En suma, laméntase quien profiere este dicho, de no poder prestar auxilio a quien se lo pide, porque para sí lo querría. — V. A la borrica arrodillada, doblarle la carga.
CUESTIÓN:
Agitarse una cuestión.
Tratarse con calor o con viveza.
Cuestión de por San Juan, paz para todo el año. — V. Riña de por San Juan, etc.
Hacer una cosa cuestión de gabinete.
Ser de mucha importancia para cualquiera y tomarla con gran interés.
Ser una cosa cuestión batallona.
La muy reñida y a que se da mucha importancia.
CUEVA:
Cuando runfla la cueva de Oreña, unce los güeys y vete a por leña.
Refrán gallego que indica que el soplar el viento por el lugar indicado, es precursor de la venida de los fríos o del invierno.
CUEZO:
Meter uno el cuezo.
Introducirse en alguna cosa, negocio o conversación con ligero motivo.
CUIDADO:
Al que le duele, cuidado tiene.
Indica que sólo los interesados son los que se preocupan de que las cosas se hagan como es debido.
Correr una cosa al cuidado de uno.
Estar obligado a responder de ella.
Cuidado ajeno, de pelo cuelga.
Da a entender el poco que se tiene con los negocios ajenos.
¡Cuidado conmigo!, o ¡Cuidado me llamo!
Manera de amenazar a uno, particularmente a los muchachos, con el castigo si no hacen bien alguna cosa.
¡Cuidado! — El que tenia se me ha acabado.
Contestación familiar a la admonición primera para burlarse de ella, por no hacernos falta la recomendación.
Cuidado para otra vez.
Modo de indicar a uno que, de repetirse el hecho de que se trata, no será perdonado como en la ocasión presente lo ha sido.
Descuidarse con cuidado.
Dícese comúnmente: Al descuido con cuidado; y Cervantes, que tan dueño era del habla castellana, puso en boca del mozo de muías, en su Quijote (parte I, cap. XLIII), la siguiente estrofa, en que alude a su mala estrella: «Yo no sé adonde me guía, y así navego confuso, el alma a mirarla atenta, cuidadosa y con descuido».
Estar uno de cuidado.
Estar gravemente enfermo o en peligro de muerte.
Quien tiene el cuidado, que ande el camino.
Aquel a quien le interesa un asunto, es el que debe preocuparse de él.
Salir una mujer de su cuidado.
Dar a luz; parir.
Ser una persona de cuidado.
No tener confianza en ella.
Cuidados ajenos matan al asno.
Enseña que es de necios el preocuparse de los asuntos de otro.
Dejar los cuidados en el jubón.
No hacer caso de alguna cosa.
Los cuidados del vecino, sentirlos con taza de vino. — V. Cuidados ajenos matan al asno.
Los cuidados destierran el sueño.
Cuando el ánimo está embargado por preocupaciones, éstas no dejan lugar ni aun al descanso.
Los cuidados que no son propios, no deben ser llorados. — V. Cuidados ajenos matan al asno.
CUITA:
Al que te deja en cuita no lo quieras en trebejo.
Recomienda que no busquemos como compañeros de diversiones a aquellos que cuando tenemos alguna necesidad no se preocupan de aliviarnos de ella.
CUITADO:
El cuitado, del maravedí hace cornado; y el liberal, del maravedí, real.
Según el carácter de cada uno, así luce más o menos el dinero en sus manos.
Ser uno muy cuitado.
Apocado, de poca resolución yánimo.
CULANTRO:
Bueno es el culantro; pero no tanto.
La planta llamada cilantro o culantro era empleada en la Farmacopea antigua para la curación de muchas enfermedades. Como tras el uso suele venir el abuso, hubo de exagerarse su empleo, no faltando quien tratase de reprimirlo, inventando el refrán que encabeza estas líneas. Si es o no perjudicial, nonos incumbe; sólo haremos presente que se dice que es peligroso permanecer en el campo donde se cría, por el fuerte aroma que exhala, y que el sabio Andrés de Laguna escribe: «No me espanto si en nuestra España tenemos tantas casas de orates, pues comemos en todos los potajes y salsas ordinariamente el culantro verde».
CULEBRA:
Armar culebra.
.Desorden, alboroto promovido derepente por unas cuantas personas en medio de una reunión pacífica.
Dar culebra.
Chasco que se da a una persona, como los golpes que los presos de Ja cárcel dan por la noche al que entra de nuevo y no paga la patente.
Dejar, como la culebra, el hábito viejo.
Desechar los vestidos usados por otros nuevos.
Liársele a uno la culebra.
Verse en un grave conflicto por causas imprevistas e inesperadas.
Morderse la culebra su cola.
Frase que usa el vulgo cuando observa que se unen los dos extremos de la faja herpeginosa llamada culebrilla o zona, y de cuya circunstancia forma siniestros pronósticos para el que padece semejante enfermedad, no habiendo por fortuna causa para ello, pues la Medicina cuenta con elementos sobrados para atacar dicho mal.
Saber más que las culebras.
Ser muy sagaz en provecho propio.
CULEBRAZO:
Dar culebrazo. — Véase Dar CULEBRA.
CULEBRÓN:
Ser un culebrón.
Persona astuta y solapada. — Úsase con la terminación femenina, como mujer intrigante y de mala reputación.
CULERO:
Ser uno un culero.
Persona perezosa, que hace las cosas quedándose a la zaga.
Lavar culeros, mas no enjuagamerdar.
Aconseja hacer las cosas bien, y no frangolladamente.
CULITO:
Quien no castiga Culito, no castiga culazo.
Los padres que no tratan de corregir las faltas en los hijos cuando son pequeñas, tampoco enmiendan éstas cuando son mayores.
CULO:
Ahueca el culo.
Expresión vulgar con que se le indica a una persona que se levante o ausente del sitio que ocupa. —Tal vez aluda a la costumbre que tienen las mujeres de arreglarse por detrás las faldas al levantarse de un asiento, por causa de haberlas chafado con el peso del cuerpo.
Arrastra el culo por un zarzal.
Familiarmente se suele contestar con este dicho al que en ciertos juegos de cartas dice ¡Arrastro!, mayormente si con semejante acto causa perjuicio al que tiene que jugar después.
Azotar y dar en el culo, todo es uno.
Expresa que aunque se empleen perífrasis para decir algunas cosas, comprendemos perfectamente el sentido crudo de ellas.
Culo veo, culo quiero. Algunos añaden jocosamente: culo vi, culo quisí.
Modo de motejar a una persena de antojadiza y amiga de imitar todo lo que ve.
Dar uno con el culo, o de culo, en las goteras.
Quedarse pobre por haber disipado en poco tiempo todo el caudal que tenía.
El que tiene culo, tiene susto. — V. El que tiene trasero, tiene miedo.
Es como el culo, que no sirve más que para una cosa.
Dícese de aquellas personas que no tienen aptitudes para nada importante.
Hacer un culo de pollo.
Costura mal hecha en una tela o en la media, de modo que sobresale y abulta.
Más vale culo, o espalda, de herrero que cara de carpintero.
Menos daño pueden causar las chispas al espectador que está detrás de un herrero, que las astillas al que se encuentra situado delante de un carpintero.
No te ensanches, culo, que no es para ti la ayuda. — V. ¡Para ti se peyó el cura!
Pon tu culo en concejo, y unos dirán que es blanco y otros que es negro.
Expresa cuan difícil es hallar dos personas que sean del mismo parecer o modo de pensar. — También se dice, más cultamente: Pon lo tuyo en concejo, etc.
¿Qué le va el culo al pulso?
Da a entender que no existe semejanza alguna entre dos objetos que se trata de comparar entre sí. — También a igual propósito se suele decir: ¿Qué tiene que ver el culo con las témporas? ¿Quéqueréis? — Que en el culo me beséis.
Refrán de chunga, muy usado, sobre todo, en el tiempo de Carnaval.
En la colección de Cuentos, etc., aragoneses del general Nogués (Un soldado viejo, natural de Borja) se inserta (segunda serie, págs. 100-101) la narración que transcribo aquí a la letra: «Un arzobispo de Burgos mandó a preguntar a la abadesa del famoso monasterio de las Huelgas, de dicha ciudad, si podría ir a visitarla, aunque sabía no tenía jurisdicción sobre ella. Le contestaron se reunirían las monjas en capítulo, lo determinarían y señalarían día y hora. Llegó el arzobispo al convento, llamó, y le previnieron que para dejarle entrar lo acordarían antes las religiosas. Abriéronse las puertas, lo detuvieron en la escalera, esperó permiso para subir, y lo mismo le sucedió antes de introducirlo en la sala capitular. En ella se hallaban todas las monjas sentadas en magníficos sillones, presididas por la abadesa, que usaba mitra y báculo y gastaba antiparras de oro, la cual, después de hacer señal al prelado para que lo verificase en un pobre banquillo de madera puesto en medio del salón, como si fuera un criminal que iban a juzgar, le interrogó con voz gangosa: —Arzobispo, ¿qué queréis?
Este se levantó, volvió la espalda, se arremangó los hábitos, y contestó: —Que en el ... me beséis.
Aseguran, porque la respuesta está en carácter, que el arzobispo era aragonés. Pero no es probable: le habría faltado la paciencia antes de sentarse en el banquillo.
El cuento anterior se inventaría para dar a conocer el orgullo excesivo de las Huelgas de Burgos». Hasta aquí el autor citado.
Eran tantas y de tal calidad las prerrogativas de que disfrutaba la superiora de aquella Comunidad, que sin temor de incurrir en error, se puede asegurar que ejercía una jurisdicción casi episcopal. El sabio doctor D. Vicente de la Fuente decía que si el Papa pensara en casarse algún día, no hallaría en todo el orbe persona más digna ni autorizada que la abadesa del Real Monasterio de las Huelgas, de Burgos.
¿Qué tiene que ver el culo con las témporas, o con las témporas del año?
Expresión usada cuando se corta una conversación con otra que no tiene relación alguna con la primera, y también en los casos en que se quiere sacar una conclusión totalmente ajena a las premisas. — V. ¿Qué le va el culo al pulso?
Quien mucho se baja, enseña el culo, o el culo se le ve.
Recomienda que la sumisión y humildad no debe degenerar en bajeza.
Quítasele el culo al cesto y acabóse el parentesco.
En cuanto falta el motivo del interés, suele cesar la amistad, correspondencia o cariño.
Sacar, oponerse, el culo del cofre. Algunos añaden: y la tapa encima. — V. Sacar, oponerse, los trapitos de cristianar.
Ser un culo de vaso.
Piedra falsa que imita a alguna de las preciosas.
Tener culo de mal asiento.
Frase proverbial con que se moteja a las personas inconstantes en sus determinaciones, a semejanza délas vasijas que, teniendo el fondo o base en desnivel, se están moviendo un buen rato antes de que el centro de gravedad las haga fijar últimamente.
Todo lo paga el culo del fraile.
Modo de dar a entender que a uno le echan cargas y trabajos que debían repartirse entre varios, o que de ordinario le achacan a uno culpas ajenas.
CULÓN:
Ser un culón.
Aplícase semejante calificativo a los soldados inválidos.
CULPA:
Agrave culpa, suave reprensión.
Recomienda la moderación en el castigo, aunque la falta sea grande; si el que la ha cometido lo reconoce, comprende la benignidad con que se le trata y, avergonzado, no volverá a cometerla; si el castigo es duro, basta para enojar más al que la sufre, y por despecho, cometerla doble.
Culpa no tiene quien hace lo que debe.
El que cumple con su obligación no es responsable de las resultas que puedan sobrevenir.
Echar la culpa a una persona o cosa.
Atribuirle la circunstancia de ser causante de esto o de aquello.
Echar la culpa a uno.
Atribuirle una falta o delito que se presume ha cometido.
Ecliar uno la culpa a otro.
Disculparse de la falta o delito de que se le acusa, imputándolo a otro.
El que ama la culpa aborrece su vida.
Afea la enormidad del pecado.
La culpa del asno no se ha de echar a la albarda.
Se aplica a las personas que por no confesar su ignorancia, y para disculpar sus yerros y defectos, los atribuyen a otros que no han tenido parte en ellos.
Lo que fue por tu culpa no tiene disculpa.
Recomienda al que ha causado un daño que no trate de aminorarlo, pues nadie ha de reconocerle atenuantes.
Por culpa de la bestia mataron al obispo.
A veces, como suele decirse, pagan justos por pecadores.
Tener uno la culpa de una cosa.
Haber sido causa de que suceda.
Mira tus culpas y penas, y no mires las ajenas.
Recomienda que se preocupe uno de sus asuntos antes que de los extraños.
CULPABLE:
Culpable absuelto, juez culpable.
La venalidad de algunos de los encargados de administrar justicia es causa de que no pocos de los que debían ser condenados gocen de libertad.
CULTO:
Para el culto de este santo templo.
Aplícase a los que piden con el pretexto de remediar infortunios u otras obras de caridad, cuando realmente lo hacen para su lucro personal. — Tiene su origen en el dicho de aquel pobre que pedía a la puerta de una iglesia para el mantenimiento de ella, según rezaba en un cartel que le pendía sobre el pecho, y acompañaba su petición dándose golpes, no sobre la tablilla, sino sobre su abultado vientre.
CUMPLIDOS:
El mejor de los cumplidos es no hacer ninguno, o no tenerlos.
Dícese a aquellas personas tan sumamente amigas de la etiqueta, que llegan a molestar con su exageración.
CUMPLIMIENTO:
Cumplimiento sin gota de cera.
Trabajo sin provecho. —Es frase usada en la provincia de Murcia.
Estar, o ir, de cumplimiento.
Recibir o hacer una visita de pura ceremonia.
Ofrecer una cosa de, o por, cumplimiento.
Por pura ceremonia, en la confianza de que no se aceptará la oferta.
¡Cumplimientos!... Cumplo y miento.
Indica que la mayor parte de ellos son falsos, pues el que los hace no suele sentir lo que dice.
CUMPLIR:
Con la familia, o con los de casa, o con los suyos, etc., siempre se está cumplido.
No hay peor recomendación que aquella en que interviene el parentesco o la familiaridad, porque la confianza sacude de sí fácilmente todo linaje de consideraciones, atendiendo tan sólo a los compromisos que le imponen los respetos sociales.
Cumpla yo y tiren ellos.
Aconseja que cada uno debe cumplir con su obligación sin reparar en respetos ajenos. — También significa que uno hace alguna cosa por cumplir.
Cumplir con uno, o con una cosa.
Satisfacer la obligación o cortesía que se tiene para con él, con su capricho, etc.
Cumplir con todos.
Hacer a cada uno el obsequio que le corresponde.
Cumplir uno por otro.
Hacer una expresión o cumplido en nombre de otro.
Hacer alguna cosa por cumplir.
Por cortesía, o por no caer en falta.
CUMQUIBUS:
Tener mucho cumquibus.
Ser rico; poseer mucho dinero. — En el estilo familiar se emplean como modismos castellanos varias locuciones latinas, muchas de ellas procedentes del latín eclesiástico, en su recto significado unas veces y alterándose otras; pero siempre en consonancia con la idea que representan, restos venerables de la culta latiniparla. En el prefacio de la misa se dice: Cum ouibus et nostras voces ut admitli juicas depreca mur supplici confesione dicentes, refiriéndose la primera parte de la frase nada menos que a los Ángeles, las Dominaciones, las Potestades, los Cielos, las Virtudes de los Cielos y los bienaventurados Serafines, para que el Señor se digne admitir nuestra humilde confesión al llamarle tres veces santo; como si se dijera: «Señor, lo que inclinará acaso en favor nuestro la balanza es el cumquibus, pues nuestras voces son harto débiles para que las oigas».
Y como de tejas abajo lo más importante para los que tienen salud es el dinero, de ahí que se tomara como sinónimo de éste la palabra cumquibus.
CUNA:
Ennoblece la cuna al hombre, pero más conquistarse un nombre.
Manifiesta que la verdadera nobleza es la que cada uno adquiere con la riqueza del propio trabajo.
Lo que se aprende en la cuna, siempre dura.
Las costumbres que se adquieren en la niñez, no se olvidan tan fácilmente, ni se dejan.
No olvide su cuna quien haga fortuna.
Contra aquellos que siendo de humilde origen llegan a ser acaudalados, y entonces tratan con desprecio a los que son menos que ellos, sin recordar sus principios. —No olvidaré jamás, aunque calle su nombre, a un acaudalado banquero que conocí siendo muy joven, que vino desde el Noroeste de España a Cádiz, desempeñando el oficio de mozo de cuerda. Cuando a fuerza de honradez y trabajo llegó a manejar millones, mandó hacer una palanca de plata maciza, que colocó en el lugar más visible de su suntuoso despacho y que mostraba con orgullo a todos los que iban a visitarle.
CUNEARSE:
Cunearse una persona.
Moverse de un lado para otro; balancearse.
CUNERO:
Ser un cunero.
Se dice del diputado a Cortes impuesto por el Gobierno en un distrito donde no le conocen.
CUÑA:
No hay peor cuña que la de la misma madera, o del mismo palo.
Por lo regular, ninguno es peor para enemigo que el que ha sido amigo, compañero, etc., o es del mismo oficio o familia.
Ser buena, o mala, cuña.
Aplícase a toda persona gruesa que se introduce entre varias otras que se hallan bastante apretadas, con lo cual proporciona la molestia consiguiente a las demás. — Dícese en el primer concepto de la persona a quien se interpone como recomendación para el logro de un negocio o empresa.
Donde no valen cuñas, aprovechan uñas.
Lo que no se consigue por la fuerza, se logra con maña e industria.
CUÑADO:
Al cuñado, acúñalo; y al pariente, ayúdalo.
Indica el trato que debe dárseles, respectivamente.
¿Cuñados en paz y junios?
No hay duda que son difuntos.
Explica la enemistad con que suelen vivir entre sí los cuñados.
CUPIDO:
Quien se burle de Cupido, presto llorará rendido.
Manifiesta que los que más se ríen del amor, suelen ser los que más pronto se ven presos en sus redes.
Ser un Cupido, o más enamorado que Cupido.
Dícese del hombre que se enamora con suma facilidad de cuantas mujeres ve o trata.
CURA:
¡Bueno está el cura para sermones!
Expresión que se usa cuando a una persona que está disgustada o preocupada por sus asuntos, reprende otra por cuestiones que no le interesan tanto.
Cuando el cura lo dice, estudiado lo tiené Significa que lo que una persona dice, lo sabe de buena tinta y no hay que ponerlo en duda.
Cura nuevo, santos bailando, o en danza.
Por lo regular, el que toma posesión de un destino, empieza por introducir alguna variación o novedad en el régimen de su dependencia respecto a lo establecido por su antecesor.
No se acuerda el cura de cuando fue sacristán.
Reprende a aquel que habiendo sido elevado a un empleo o alta categoría, o no hace caso de los de su antigua esfera, o castiga con rigor los defectos que él cometió y debe disimular.
¡Para ti se peyó el cura! Algunos añaden: Y dijo: Para la criatura.
Frase empleada para quitar la ilusión que uno se ha forjado de que es para él aquello de que se trata. — V. Limpíate la boca, que la tienes de huevo, o No te compongas, o No te ensanches, culo, que no es para ti la ayuda.
Sucederle a alguno lo que al cura de Trebujena, que se murió de sentir penas ajenas.
Contra los que se preocupan por lo que no les va ni les viene.
Cuando los curas se van a peces, ¿qué harán los feligreses? — V. Si el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes?
Los curas, de las muertos viven.
Porque cobran los entierros, funerales y misas de difunto.
CURA:
Alargar uno la cura.
Prolongar sin necesidad un negocio, cuando al que lo alarga se le sigue de esto alguna utilidad.
Encarecer uno la cura.
Exagerar lo que hace por otro, para que éste se lo agradezca o recompense más.
Entrar, o meterse, o ponerse, uno en cura.
Emprender o empezar la curación de un achaque o enfermedad crónica.
CURAR:
Como te curas, duras.
Recomienda cuánto conviene el cuidarse bien para prolongar la vida.
CUREÑA:
A cureña rasa.
Al natural, sin nada sobrepuesto, aplicándose también a todo aquello que carece de cubierta, defensa o abrigo.
«Quitó las barbas de los farsantes, que hasta entonces ninguno representaba sin barba postiza, e hizo que todos representasen a cureña rasa, si no era los que habían de representar los viejos u otras figuras que pidiesen mudanza de rostro». (Cervantes, prólogo a sus Comedias.)
CURIANA:
Parece que le han chupado las curianas.
Dícese de toda persona escuálida, aludiendo al estado de consunción en que vienen a quedar los pollos, cuando les chuparfla sangre por el ano, las curianas, cucarachas o correderas.
CURRITO:
No me diga usted Currito, porque me derrito.
Manera de indicar a una persona, sobre todo si es del sexo bello, que no nos alabe o ensalce más.
CURRUTACO:
Don Currutaco, cada uno fume de su tabaco.
Expresa que cada uno debe valerse de sus medios, sin contar con los de los demás, abusando así de lo ajeno.
Ser un currutaco.
Persona muy afectada en el uso riguroso de las modas.
CURSI:
Ser un cursi.
Dícese de la persona que presume de fina y elegante sin serlo. — Aplícase también a lo que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridículo y de mal gusto. El origen de la palabra es el siguiente: A mediados del siglo pasado vivía en una de las más bellas ciudades de Andalucía una familia que llevaba el apellido de Sicur, parte de la cual la componían varias hermanas que, vistiendo con lujo, lo hacían con ridicula afectación, atendidas las leyes de la despótica e inexorable moda.
Unos jóvenes de buen humor, pertenecientes a las clases más distinguidas de aquella localidad, aficionados a burlarse hasta de su sombra, y que para entenderse mejor, en sus reuniones privadas habían adoptado un lenguaje especial tan sólo de ellos conocido, consistente, por lo regular, en el uso de la metátesis, dieron en llamar cursi a toda persona que en su modo de vestir lujoso, pero desgarbado, era una viva imitación de aquellas señoras, así como a todo objeto chocarrero o poco elegante, aun cuando de valor.
CURSOS:
Cursos, o pujos, por mayo, salud para todo el año.
A la llegada de la primavera es conveniente depurar la sangre por medio de un purgante ligero. Si la naturaleza obra por sí misma, haciendo los efectos que había de producir la medicina, tanto mejor.
CURTIR:
Estar curtido en una cosa.
Estar acostumbrado a ella, o diestro en hacerla.
CUTIS:
Delicado de cutis, pero no de conciencia.
Aplícase a aquel que no tolera se le falte o moleste en lo más mínimo, mientras él se comporta atropellada o injustamente con los demás.
Ser delicado de cutis. — V. Ser blando de carona, segunda acepción.
CHACOTA:
Echar uno a chacota una cosa.
Meterla a bulla, desentendiéndose de ella. — Con el verbo hacer y la preposición de pospuesta, significa burlarse, reírse o mofarse de ella.
CHAFALDITAS:
Dejarse de, o no andar con, chafalditas.
Hablar seriamente. — Dejarse de bromas o tonterías.
CHAFALMEJAS:
Ser un chafalmejas.
Persona tonta, insubstancial, de poco respeto y a veces hasta despreciable.
CHAMBA:
Acertar por chamba.
Hacer o salir una cosa por casualidad. — Está tomada esta frase del juego de billar, en que se llama así la carambola que sale, no porque el jugador la hubiese pensado, sino porque las bolas se reunieron fortuitamente. De aquí el llamar chambón al mal jugador que hace las carambolas de esa manera.
CHAMORRO:
Tío Chamorro, eso me ahorro.
Expresión usada cuando, teniendo que hacer algún gasto, se encuentra uno con que no es así, porque otro lo ha hecho ya por nosotros, porque es más barato de lo que creíamos, o por cualquiera otra circunstancia que nos exime del pago.
CHAMUSCADO:
Estar chamuscado.
Dícese de la persona que está indiciada o tocada de algún vicio o pasión.
CHAMUSQUINA:
Oler a chamusquina.
Frase empleada cuando se teme que un asunto acabe mal, como una disputa acalorada, etc. —Aplícase también a los discursos, palabras u obras con tendencias heterodoxas.
CHANA:
Para lo que es Chana, buena es Juana. — V. Para quien es padre, bástale madre.
CHANADA:
Jugarle a uno una chanada.
Hacerle una jugarreta; chasquearle, irrogarle a sabiendas algún perjuicio.
CHANCLETA:
Ser un chancleta.
Dícese de la persona poco hábil en la ejecución de una cosa.
CHANCLO:
Desde que te vi con los chanclos de palo, dije para mi: ¡Malo, malo, malo!
Da a entender que augura uno mal de alguna persona o cosa, fundado en los antecedentes desfavorables que tiene a la vista.
CHANCHO:
Chancho limpio nunca engorda.
El que procede recta y honradamente en la administración de caudales, no se enriquece.
Quedar uno como un chancho.
Comportarse de una manera baja y ruin.
Hacer callar a un chancho a azotes.
Poner medios inoportunos para conseguir un fin, como ocurre con el cerdo, que mientras más le pegan, más grita.
CHANZA:
En chanza o en veras, con tu amo no partas peras.
Encarece el respeto que debe tenerse a los superiores, aunque éstos, por bondad, parezca que dan ciertas confianzas.
Entre chanza y broma. — V. Burla burlando, o Entre burla y juego, o En tono de BROMA.
Chanzas, cuantas quieras; pero no llegar a las alforjas, que se desmigaja el pan. — V. No hay amigo ni hermano si no hay dinero de mano.
No estar para chanzas.
No tener ganas de sufrir bromas. — Estar de mal humor.
CHAO:
Eso es chao, chao.
Úsase para indicar que una persona emplea mucha palabrería; siendo equivalente a tarabilla, verbosidad, facundia, garrulería, charla, etc. Es frase anticuada, pero clásica, pues puede verse usada en Quevedo, Mendoza y Correas.
CHAPA:
Ser alguna persona de chapa, o chapada.
Ser persona formal, juiciosa.
CHAPADO: