La nación española es la más rica en manifestaciones del saber popular, habiéndose recogido en diferentes épocas, por eruditos y entusiastas coleccionadores, gran número de refranes, proverbios, modismos y frases proverbiales en número más o menos contable, como puede verse examinando el Catálogo paremiológico de .Melchor García Moreno, impreso en Madrid el año 1918, trabajo interesantísimo de inapreciable valor bibliográfico, en el que su autor da cuenta minuciosamente de cuatrocientas ochenta obras relacionadas con el folklore.

En este Catálogo se citan colecciones de refranes, adagios y proverbios de todas clases: unas, en que sus compiladores glosaron los decires que recogieron; otras, en que los agruparon por materias; algunas, en que sólo se insertan los refranes que tratan de una especialidad determinada, y, por fin, muchas, en que sus autores se limitaron a acumularlos sin un plan determinado, guiados del deseo de que se conservasen según los habían ido recogiendo de los labios del vulgo.

Cuando D. José María Sbarbi publicó, de 1874 a 1878, los diez volúmenes de El refranero general español, parte recopilado y parte compuesto por tan amenísimo escritor, con exquisito gusto vasta erudición reunió en tan curiosísima obra la flor y nata del folklore nacional; pero el «Padre de los refranes», como llamaban a Sbarbi sus admiradores, aun proyectaba hacer algo más grande y de mayor valor que este Refranero, que sólo consideraba como la primera parte de su obra monumental dedicada a la sabiduría popular; y firme en su propósito de recopilar sin descanso materiales para lo que él quería que fuese el Gran refranero general español, en el que apareciesen, agrupados por materias, glosados y comentados, los casi innumerables refranes que iba anotando, muy pronto observó que éstos se completaban con proverbios y adagios que tenían relación con ellos, y que había muchas comparaciones, frases y modismos proverbiales de los que no se podía prescindir, si la colección que se proponía hacer había de ser exacta y cabal representación de la sabiduría popular en su más amplia acepción; y de nuevo se dedicó con ahínco a coleccionar estas manifestaciones del folklore, a las que añadió algunas máximas y pensamientos que el vulgo empleaba como refranes y proverbios, convencido de que cuando todo esto se hallara convenientemente ordenado y clasificado, se podía asegurar que se tenían acumulados los materiales necesarios para el Gran refranero general español; y si a esto se une su propósito de glosarlos e ilustrarlos con citas de los autores que los usaron en sus obras, se podrá formar idea de la magnitud e importancia del trabajo que Sbarbi realizaba, cuyo valor hubiera acrecentado con su erudición y gran dominio del idioma, que le permitían dar a cuanto escribía una galanura y amenidad que hacía más interesante y atractiva su lectura.

De todas las colecciones paremiológicas conocidas, ninguna es tan numerosa como la que Sbarbi había formado; tal vez contenga mayor cantidad de refranes el Vocabulario que juntó el maestro Gonzalo Correas, y publicó en 1906 la Real Academia Española; pero la clasificación que empleó, ajustándose en su colocación a un orden fonético, hace difícil su consulta, aparte de que muchos aparecen repetidos en diferentes lugares de la obra, aventajando, desde luego, el Gran refranero de Sbarbi al Vocabulario de Correas, no sólo en el método seguido para formarle, sino también en reunir adagios, proverbios, modismos y frases proverbiales que completan la colección, avalorada por la glosa de todos estos materiales, glosa que en muchos casos va acompañada de eruditas citas que prueban el enorme caudal de conocimientos literarios de su recopilador.

Habiendo fallecido el año 191 o el autor de El refranero general español sin haber logrado ver impreso el Gran refranero, que había de ser segunda parte y complemento de aquél, todos los materiales que tenía acumulados para formarle pasaron a ser propiedad de sus sobrinos y herederos, los Sres. de García, que con especial cuidado los guardaron, esperando ocasión de darlos a la imprenta, para que no se perdiera el fruto de tanto trabajo, hasta que, en 1920, D. Gabino Páez, de la Casa Sucesores de Hernando, gran aficionado a la poesía popular, sabedor de que D. José María Sbarbi había dejado, al morir, reunidos los materiales para el Gran refranero general español, propuso a D. Manuel José García la publicación de tan interesante obra; y como ésta no podía aparecer en la forma que el Sr. Sbarbi había proyectado, por faltar el aditamento de los sabrosos comentarios que su gran ingenio hubiera prestado para enlazar los refranes y adagios de modo que constituyesen un todo armónico, según el orden de materias que tenía trazado, acordaron la publicación en forma de diccionario, con lo cual se agrupaban los elementos afines con más facilidad para los que quisiesen utilizar el enorme caudal de literatura popular que dejó acumulado el Sr. Sbarbi, y ésta es la razón de que lo que hubiera sido el Gran refranero general español, según el plan de su recopilador, se ofrezca al público con el título Diccionario de Refranes, Adagios, Proverbios, Modismos, Locuciones y Frases proverbiales de la Lengua Española, recopilado y glosado por el limo. Sr. D. José María Sbarbi, y ordenado en la forma indicada por su sobrino D. Manuel José García, que con exquisito cuidado ha procurado conservarlos y dirigido su impresión del modo más adecuado para que aparezcan reunidos los casi innumerables refranes y otras manifestaciones del folklore, con tanto afán recogidos por el Sr. Sbarbi.

De desear es que los amantes de este género literario, los aficionados a la poesía popular y el público en general, aprecien en lo que valen los dispendios hechos por los editores y el esfuerzo empleado por el Sr. García para que sea conocida la colección más grande y más importante de Paremiología de cuantas se han hecho hasta ahora en España y fuera de ella.

Gabriel María Vergara.

Diccionario de refranes, adagios, proverbios […] de la lengua castellana
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