13.
No quiere decir esto que en algunas ocasiones no suceda lo contrario; pero estese a que, en las más, la iniciativa parte de las Evas, que no de los Adanes».
El mozo perezoso por no dar un paso, da ocho.
El no querer ejecutar una cosa, no excusa de hacerla; por eso, haciéndola a destiempo, obligado a ello y cuando no tiene otro remedio, le cuesta mucho más trabajo, más pasos y más molestias.
El mozo, por no saber, y el viejo, por no poder, dejan las cosas perder.
Triste circunstancia de la condición humana, eso de que la experiencia y la cordura no se contemplen juntas hasta llegar el último período de la vida.
El mozo puede morir, y el viejo no puede vivir. — V. El joven puede morir, pero el viejo no puede vivir.
El mozo y amigo, ni pobre ni rico.
En los criados y amigos la pobreza es carga pesada para el que trata con ellos y los expone; y la riqueza los ensoberbece y les hace desconocer su obligación.
El mozo y el gallo, un año.
Pasado cierto tiempo, suelen adquirir los criados demasiada familiaridad, así como perder los gallos en vigor y energía; por eso conviene deshacerse de uno y otro con frecuencia.
El que a los veinte no es mozo, a los treinta no se casa, y a los cuarenta no es rico, a los cincuenta cátatelo borrico.
Cada edad requiere lo suyo. El que va dejando pasar los años y no cumple con lo debido, es señal de que no sirve para la vida de las personas.
Guarda mozo, y hallarás viejo.
El joven que observa una vida arreglada, tiene hartas probabilidades de vivir largo tiempo.
Guárdate del mozo cuando le apunta, o le nace, el bozo.
Es aviso dirigido a la mujer honrada, para que no eche en olvido que esa es la época en que se despiertan las pasiones en el adolescente.
Mandan al mozo, y el mozo al gato, y el gato manda a su rabo.
Expresa que en el mundo la cuestión de jerarquías constituye una cadena: el último eslabón es el último mono.
Mozo bien adoctrinado será viejo descansado.
El que aprovecha la juventud en los estudios, no morirá de hambre.
Mozo bien criado, ni de suyo habla, ni, preguntado, calla.
Cualidad propia de todo niño bien educado, es no hablar mientras no le preguntan.
Mozo bueno, mozo malo, quince días después del año.
Es preciso tratar a una persona bastante tiempo para poder llegar a conocer a fondo sus cualidades.
Mozo con líbrete y mujer con gañivete, miralos y vete.
Lo primero, señal de hipocresía; lo segundo, de desasosiego. (El Comendador).
Mozo de quince años, tiene papo y no tiene manos.
Es la edad en que se come mucho y se trabaja poco.
Mozo goloso, higo a dinero.
Caro sale el sirviente añcionado a andar comprando chucherías, porque éstas no las paga su bolsa, sino lo que sisa a su amo.
Mozo malo, mozo malo, más vale enfermo que sano.
Porque estando enfermo no podrá cometer las tropelías que si estuviese bueno.
Mozo mes tur ero no es bueno para mandado.
Advierte que el que no sabe guardar un secreto, no se le puede confiar misión alguna.
Mozo vergonzoso, el diablo lo llevó a palacio.
Los paremiólogos antiguos castellanos lo definen en este sentido: «Porque acontecerá quedarse sin comer, si tiene mucho empacho».
Yo presumo que la palabra palacio está tomada aquí en la significación desfavorable que apunto unos cuantos refranes más abajo, en cuyo caso vendrá a significar que: «Las compañías con gente libertina hacen perder el rubor al joven más honesto y pudoroso».
Ni mozo dormidor, ni gato maullador.
Debe huirse de tenerlos, por la inutilidad del primero, y la molestia del segundo.
Ni mozo golosj, ni gato cenizoso. — V. Nt mozo dormidor, ni gato maullador.
Ni mozo pariente ni mozo rogado, no lo tomes por criado.
Por la poca libertad con que se manda a los sirvientes que se hallan en uno u otro de esos dos casos. Para mozo, moza hermosa, y que quemen a la vieja ranciosa; para moza, mozo gracioso, y que reviente el viejo enojoso Da a entender que cada uno debe buscar para su bienestar lo más adecuado a sus condiciones.
Ser mozo de tumbo y trueno.
Aplícase en el Perú a los valentones y calaveras.
Mozos, viejos, reyes y pastores, están sujetos al dios de los amores.
El amor no es patrimonio exclusivo de una edad ni de una clase, sino que todos estamos sometidos a su imperioso dominio.
MOZUELA:
De lo que la mozuela se busca, el mozuelo no tiene la culpa. — V. El mozo no ha la culpa, que la moza se lo busca.
MUCHACHICO:
Muchachico de Toledo, daca el cuarto y toma el huevo.
Dícese de los que son desconfiados y no sueltan prenda, si no aseguran el éxito de lo que pretenden.
MUCHACHO:
Di, muchacho, tu razón, y no señales autor. — V. Di tu razón y no señales autor.
Muchachos, ¿no me decís ná?
(nada). Satiriza al vano y presumido que parece ir pidiendo elogios cuando no se los tributan.
Quien con muchachos ara y con asnos trilla, cagajones acriba. — V. El que con niños se acuesta, cagado amanece.
Quien con muchachos se acuesta, cagado amanece. — V. El que con niños se acuesta, cagado amanece.
MUCHEDUMBRE:
Adonde está la muchedumbre, ahi está la confusión.
Para poder ejecutar bien las cosas, huelga el mucho gentío.
MUCHO:
Cuándo, mucho; cuándo, nada.
Da a entender que en el mundo, y casi generalmente, suele pecar todo por exceso o por defecto, hallándose el término medio, que es el de la virtud, muy raras veces.
Do no te quieren mucho, no vayas a menudo.
Aconseja que se moleste lo menos posible con visitas, pues no siendo en casas donde le conste a uno que le tienen verdadero cariño, en los demás, algunas veces sentará bien la visita, pero las más ocasionará molestia o disgusto.
El que habla mucho, siembra; el que calla mucho, recoge.
El mejor medio para esparcir doctrinas es la oratoria; pero para el que prefiere aprender, no hay procedimiento como el de oír y callar.
El ver mucho y el leer mucho, aviva los ingenios de los hombres.
Los viajes y la lectura son los dos mejores medios de instruirse.
Lo que mucho se desea, mal se cree aunque se vea.
En fuerza de anhelar la posesión de una cosa, cuando llega el momento deseado, llega a parecemos un sueño más que realidad.
Lo que mucho vale, mucho cuesta.
Expresa que sin grandes sacrificios no es fácil alcanzar las cosas de mérito. — V. Nunca mucho costó poco.
Mucho falta al que mucho tiene.
Porque mientras más poseemos, más ambicionamos poseer, dándonos cuenta de lo mucho que necesitamos todavía para obtener lo que nos habíamos propuesto.
Mucho siente de sí el que con ninguno se compara.
El asemejar nuestros dolores con los ajenos, aminora los propios: si esa comparación no se establece, forzosamente serán nuestros males los mayores del mundo.
Nunca mucho costó poco.
Pretender conseguir una cosa sin que se haga dispendio alguno, es completamente absurdo.
Ofrecer mucho, especie es de negar.
Cuando se prometen cosas exageradas, puede asegurarse, sin temor a equivocarse, que no hay la menor intención de cumplirlas.
Para llegar a saber mucho, hay que poseer la vigilancia del cuervo, la avidez del cerdo, la paciencia del perro y la astucia delgato.
Respuesta que dio el visir Buzurgemihir a un sujeto que le preguntó cómo había hecho para atesorar tanta ciencia.
Quien mucho desea, mucho teme.
Por miedo a quedarnos sin nada, dado la magnitud de la petición.
Quien mucho duerme, nada espere.
Para conseguir un fin es preciso ser activo y no entregarse al descanso ni a la indolencia.
Sobre que hay mucho, cómetelo, chucho.
Aplícase cuando, no habiendo abundancia de una cosa, aparece una persona que se lleva parte de lo poco que existe.
Solamente sabe mucho el que sabe lo que basta para vivir.
Como quiera que la ciencia de la vidn es la más práctica, pero la más difícil de poseer, el que llega a dominarla, puede considerarse como un verdadero sabio.
Tienes asaz; no gozas de lo mucho por llegar a lo mas.
Aplícase a los avaros, en quienes la sed insaciable por atesorar más de lo que poseen, es causa de que no disfruten lo mucho que tienen.
A muchos debe iemer aquel a quien muchos temen.
Pues, por lo general, cada uno de los que nos hacemos temer, es un enemigo.
Entre muchos, toca a menos el disgusto. — V. Mal de muchos consuelo es.
La que con muchos se casa, a todos enfada.
Contra la que es fácil en dar oídos a todos cuantos la pretenden en casamiento. —Aplícase también a las personas que dan la razón a todos, aun cuando las opiniones sean contrarias, a fin de no enemistarse con nadie.
Quien de muchos es temido, tiene a muchos que temer. — V. A muchos debe temer aquel a quien muchos temen.
Quien de muchos se quiere aprovechar, con todos ha de cumplir.
Todo el que nos otorga un beneficio, tiene derecho a la ley de reciprocidad.
MUDA:
Estar uno de muda.
Callar demasiado en una conversación.
MUDADAS:
Tres mudadas equivalen a un incendio.
Porque con sólo lo que se rompe al trasladarse de casa, queda ésta peor que si se hubiese quemado.
MUDANZA:
Mudanza del tiempo, bordón de necios.
Refrán contra los flojos y descuidados que, sin poner de su parte los medios, esperan en la mudanza del tiempo la de su fortuna. —Agustín de Rojas, en su Viaje entretenido, libro segundo, lo usa en el sentido que le da la Academia. — Se aplica a los que no saben hallar otro asunto de conversación.
Deshacer la mudanza.
Hacer al contrario en el baile toda la mudanza ya ejecutada.
Hacer mudanza, o mudanzas.
Portarse con inconsecuencia; ser inconstante en amores.
Hacer mudanzas.
Variar los movimientos del paso o compás y las figuras.
Las mudanzas de nombres no varían el sujeto.
Expresa que el cambio de nombre no influye para nada en la persona, pues no por eso deja de ser la misma.
MUDAR:
Enviar a uno a mudar de aires.
Desterrarlo, deportarlo.
MUDARRA:
A vendimiar la Mudarra, que hay racimos de arroba.
Excita a acometer una empresa, por ser llegada ya la oportunidad de poner manos a la obra. — La Mudarra es un lugar distante cuatro leguas de Valladolid, abundante en viñedos.
MUDO:
Hacer hablar a un mudo, o a los mudos.
Dícese de todo aquello que, por la gravedad o trascendencia que incluye es capaz de hacer que el sujeto más pasivo, benigno o prudente, deponga su actitud mansa y benévola.
Cuando los mudos hablan, licencia tienen de Dios. — V. Cuando los muertos hablan, es porque tienen permiso de Dios.
MUEBLE:
Al mueble sin raíz presto se le quiebra la cerviz.
Todo lo que no tiene buen fundamento, trátese de cosas morales o materiales, no puede ser muy duradero.
MUELA:
Al que le duele la muela, que se la saque; algunos añaden: o que rabie.
Refrán que se suele usar para excusarse de tomar parte en negocios ajenos, sobre todo cuando éstos no son muy agradables.
Haberle salido a uno la muela del juicio.
Ser prudente, mirado en sus acciones.
Entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares.
Aconseja no despartir ni meterse a poner paz entre parientes muy cercanos.
Estar uno que echa las muelas.
Dícese cuando se halla uno sumamente airado, rabioso e impaciente.
Hacerle a uno alguna cosa la misma gracia que si le sacasen las muelas.
Ser algún hecho desagradable a aquel sobre quien recae.
Hacerle a uno las muelas una casca.
Ocasionar a una persona algún perjuicio o daño de consideración.
Tener muelas de gallo.
Apodo con que se moteja a aquel que no las tiene, o que carece de dientes, o los tiene malos o separados.
MUERDA:
Hacer muerda.
Befar, insultar, despreciar groseramente a una persona.
MUERTA:
Espantóse la muerta de la degollada.
Reprende a aquel que nota los defectos de otro teniéndolos él mayores, y aun puede que de la misma especie.
Estar, o quedarse, una cosa muerta de risa.
Permanecer en algún lugar por olvido o por cualquier otra circunstancia, sin servir para aquel fin a que se la había destinado.
JVó parecer una persona, o cosa, ni muerta ni viva.
No hallarla en parte ninguna, por más diligencias practicadas al efecto.
MUERTE:
Aborrecer, perseguir, etc., de muerte a uno.
Con toda saña y crueldad.
A la muerte no hay cosa fuerte.
Indica que el poder de la muerte es tal, que no hay nada, por poderoso que sea, capaz de resistirla.
Al que teme la muerte, el panal le sabe a hiél. — V. Más vale vaca en paz que pollos con agraz.
A muerte o a vida.
Aplícase a toda resolución enérgica a que se apela en casos desesperados, y más comúnmente tratándose de la curación de un enfermo desahuciado.
Asi es... como la muerte que debo a Dios.
Fórmula de juramento para atestiguar la verdad de lo que se dice.
¡Bien hecha muerte, feliz barbero, que muere a manos de un caballero!
Refrán de uso corriente en el Perú, con el que se significa, irónicamente por supuesto, que los contratiempos o disgustos que proporcionan los superiores a los inferiores, deben ser estimados por éstos como una gran honra que se les dispensa.
Darle a uno la muerte chiquita.
Extremecimiento nervioso o convulsión instantánea que suele sobrevenir a algunas personas.
Donde hay muerte no hay buena suerte.
Todo aquello que pueda traer aparejado el peligro de perder la vida, no puede censiderarse como feliz ni beneficioso.
En mal de muerte, no hay médico que acierte.
Además de su recto sentido, significa que en las cosas que parecen inevitables, apenas hay providencia o remedio humano que alcance.
Hacer la muerte de un ángel.
Tener apacibles los últimos instantes de la vida.
Hasta la muerte.
Denota la firme resolución y ánimo constante en que se está de ejecutar una cosa, permaneciendo siempre inalterable en su propósito.
Hasta la muerte nadie es dichoso.
Pondera los sinsabores de varios géneros que naturalmente acarrea en pos de sí la vida en sus diversas escalas sociales.
Hasta la muerte todo es vida.
Enseña a no desconfiar de conseguir una cosa, mientras haya vida. — V. Mien tras hay vida hay esperanza.
La muerte, con igual pie pisa las altas torres de los reyes, como las humildes chozas de los pobres.
Indica que la muerte es igual para todos, no perdonando edades, posiciones, sexos ni categorías.
La muerte es sorda.
Porque no oye los clamores con que se quiere detener su paso.
La muerte es tan cierta, como la vida incierta.
Expresa que el fin de la vida es seguro y fatal para todos.
La muerte está más cerca de nosotros que la pestaña del ojo.
Porque siempre nos está acechando, sin que podamos librarnos de ella desde el momento que no nos deja apercibirnos para su llegada en no pocas ocasiones.
La muerte no perdona al rey ni al papa, ni a quien no tiene capa.
Es ley común de la Naturaleza que muera todo cuanto ha nacido.
El venerable Tomás de Kempis usó este refrán (siglo xrv o principios del xv) en su opúsculo Vallis Liliorum, por los siguientes términos latinos: Nemo impetrare potest a papa bulla numquam moriendi; esto es, a la letra: Nadie puede alcanzar del papa una bula para dejar de morir. Semejante pensamiento lo expresó Moliere en su comedia L'Étourdi (acto II, escena IV) de esta manera: On ría pointpour la mort de dispense de Rome.
La muerte, tan bien come cordero como carnero.
La muerte es igual para todos, sin reparar en distinciones.
La muerte todas las cosas iguala.
Al final de la vida, todos somos exactamente iguales.
La muerte y vida en manos de la lengua.
Denota el daño o el beneficio que se causa con la conversación, según que sea ésta caritativa o murmuradora.
Luchar uno con la muerte.
Tener el moribundo una agonía larga y más o menos agitada.
Más amarga es que la muerte la mujer mala.
Porque los duelos que ésta acarrea son verdaderamente terribles, no hallándose nada que pueda asemejarse a un sufrimiento continuo.
Más vale dejar en la muerte al enemigo, o a los enemigos, que pedir, o no demandar, en la vida al amigo, o a los amigos.
Es preferible gobernarse con una economía bien entendida, a tener que pasar por el sonrojo de andar pidiendo prestado a las personas de nuestro conocimiento, con el fin de poder pagar las deudas que se han contraído.
Muerte no venga que achaque no tenga.
Nunca faltan disculpas o pretextos que alegar a favor de cualquier caso desagradable.
Muerte y venta desbaratan, o deshacen, renta.
El fallecimiento de una persona, sobre todo si se trata del cabeza de familia, así como la venta continuada de los títulos financieros, concluyen rápidamente con las rentas del capital.
Ni muerte sin llanto, ni boda sin canto. — V. Ni boda sin canto, ni muerte sin llanto.
No digo nada de la muerte de padre, que tuvo una muerte como un cochino.
Expresión usada para indicar que no se quiere hablar de alguna cosa por ser muy delicada, especial, chocante, etc.
No hay más que una muerte, pero hay muchas muertes.
No se muere más que una vez, aunque se pueda morir de diversa manera; verbigracia: de repente, a traición, en la guerra, de vejez, de una enfermedad, etc.
No hay muerte sin achaque, mal sin ocasión, ni tahúr sin mollina.
Expresa que nada se produce en el mundo que no sea por una causa que lo justifique.
Para ir por la muerte es bueno.
Aplícase al sujeto por extremo cachazudo.
Parecer, o parecerse, a la muerte pelada.
Aplícase familiarmente a la persona flaca y horrorosa, con alusión al esqueleto humano, y también a la que está calva y muy descolorida.
Quien muerte de otro espera, larga soga tira.
El que aguarda el fallecimiento de una persona para conseguir algo, da pruebas de paciencia, pues suele retardarse lo que espera más de lo que quisiere.
Quien teme la muerte no goza la vida.
El pensar constantemente en el trance final, hace que se miren todos los actos de la vida con triste indiferencia.
Sentir de, o a par de, muerte una cosa.
Sentirla con pena tan vehemente como la que pudiera ocasionarnos la desaparición o muerte de un sujeto idolatrado.
Ser de mala muerte.
Aplícase a toda persona, o cosa, que es de poco valor o resistencia.
Ser una muerte.
Indica lo penoso, insufrible, o sumamente tardío de alguna persona o cosa.
Si te casaste y lo erraste, sola la muerte puede remediarte.
Advierte que el matrimonio no tiene más solución que la muerte.
Siempre la muerte tiene disculpa.
Al ocurrir un fallecimiento nunca deja de encontrarse, aunque a primera vista no aparezca, alguna causa que lo justifique.
Sólo una muerte a Dios debo, y las demás al platero.
En este mundo, prescindiendo del respeto debido a la Divinidad, sólo se guardan consideraciones al dinero. — Es el mote o divisa de un caballero que entró a justar llevando la adarga cubierta de calaveras de plata que, efectivamente, no había pagado ni pensado pagar al artífice que se las había hecho.
Tomarse uno la muerte por su mano.
Ejecutar voluntariamente cosas que atenían contra su salud, bienestar, intereses, y hasta con la propia vida, sin hacer caso de las reflexiones que se le dirigen para hacerle desistir de su errado comportamiento.
Volver uno de la muerte a la vida.
Restablecerse de una enfermedad tan grave que se reputaba acabaría con la existencia del paciente.
MUERTO:
A muerto me huele el godo.
Modo de augurar mal del fin o resultado que se cree ha de tener una persona o cosa. Es refrán corriente en el Perú, donde se llamaba godos a los realistas por los que defendían la independencia del territorio.
Al muerto dicen: ¿queréis?
Tratándose de cosas que a todos agradan, no se debe brindar con ellas ofreciéndolas, sino dándolas de contado. Dícese más comúnmente respecto de manjares y bebidas.
Al muerto, la morí aja, y al vivo, la hogaza. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
Callar uno como un muerto.
No hablar nada, ni por ningún motivo.
Come, muerto, que berzas te cuego. — Véase Espérate, muerto, que berzas te cuezo.
Echarle a uno el muerto, o Echar el muerto a casa, o a puerta ajena, o al vecino.
Achacar o imputar a otro la culpa de lo que no ha hecho.
El muerto, a la cava, y el vivo, a la hogaza. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
El muerto, a la huesa, y el vivo, a la mesa. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
El muerto, a la fosada, y el vivo, a la hogaza. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
Denota el pronto consuelo que por lo regular tienen los hombres en la pérdida de sus parientes y amigos.
Espérate, muerto, que berzas te cuezo.
«Que hablar con los que no entienden, es por demás». (El Comendador.) Creo que más bien se puede tomar en la significación de «entretener al que se halla en alguna necesidad o peligro inminente, con esperanzas tan lejanas como fútiles».
Estar, o quedarse, etc., más muerto que vivo.
Denota ser tan grande el miedo, temor o espanto de que uno se halla sobrecogido, que parece estar privado de acción vital.
Estar uno muerto por una persona, o cosa.
Amarla, o desearla, con vehemencia.
Tratándose de personas, se dice también, en estilo familiar: Estar muerto por los pedazos de N.
Hacer de alguna persona el mismo caso que de un muerto, o acordarse de alguno como de los muertos, u olvidado como muerto. — V. El muerto, a la fosada, y el vivo, a la hogaza.
Levantar un muerto.
Dícese del tahúr que en el juego cobra una puesta que no ha hecho.
Muerto al agua, borrasca segura.
Creencia supersticiosa entre los marineros, de que cuando se arroja un cadáver al mar, no tarda en sobrevenir alguna tempestad.
Ni muerto ni vivo.
Frase ponderativa que se usa para significar que una persona o cosa no parece, por más diligencias que se han hecho para encontrarla.
No tener dónde, o sobre qué caerse muerto.
Hallarse en suma pobreza, como sucedería a quien no tuviera un triste jergón en que descansar su cuerpo a la hora de la muerte.
Para el sentenciado a muerto no nace hierba en el huerto.
Aforismo de la Escuela Salertina, la cual dice: Contra violentiam mortis non nascitur herba in horto. — V. Si es citación, yo responderé; mas si es llamamiento, no hay medicinas.
Parece que está alumbrando a muerto.
Dícese de la luz artificial cuando da poca claridad, especialmente tratándose de bujías.
Ser capaz de resucitar a un muerto.
Por lo regular se aplica a todo manjar que tiene mucha substancia, y más usualmente al caldo que es muy suculento.
Si para sacar a un muerto de su casa se necesitan cuatro, para sacar a un vivo, ¿cuántos se necesitarán?
Manifiesta el denuedo y tesón con que el que está en terreno propio se defiende contra quien le ataca desde fuera.
Vayase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza. — V. El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
A muertos e idos, o y a idos, no hay amigos.
La pena que produce la muerte, o la ausencia, de las personas queridas, se suele mitigar muy pronto.
Contarlo con los muertos.
Perder las esperanzas de volver a ver a alguna persona o cosa; darlas por perdidas.
Contarse con los muertos.
Dar por seguro y por anticipado que en un lance, empresa, etc., ha de perder una persona la vida.
Cuando los muertos hablan, es porque tienen permiso de Dios.
Da a entender que si se dice algo que debía estar secreto, o se hace alguna afirmación que parezca aventurada, es porque estamos autorizados o sabemos de buena tinta lo que nuestra lengua expresa.
Dejemos a los muertos que entierren sus muertos.
Recomienda que dejemos a cada cual que arregle sus negocios, sin intervenir nosotros en ello lo más mínimo.
Desenterrar los muertos.
Murmurar de ellos; descubrirles las faltas y defectos que tuvieran.
Los muertos abren los ojos a los vivos.
Los hechos ejecutados por algunos personajes fallecidos nos sirven a nosotros de lección, bien para seguirlos, bien para condenarlos.
No atestiguar con muertos.
Frase con que se trata de reforzar la eficacia de la prueba que se alega, manifestando lo fácil que es averiguar su verdad por cuanto viven aún testigos que certifiquen del hecho.
¿Quieres? se le dice a los muertos. — Véase Al muerto dicen: ¿queréis?
Ser capaz de levantar a los muertos de la sepultura.
Suele aplicarse con referencia a la persona que miente mucho y descaradamente.
MUESTRA:
Para muestra un botón basta.
Denota que no es preciso decirlo o mostrarlo todo, pues con poner un ejemplo, fácilmente se deduce cómo es todo lo demás que queda sin descubrir.
Por la muestra se saca el paño.
Manera de dar a entender que alguna cosa es indicio por el cual se discurre cómo son las demás de su especie. También se aplica a las personas y sus operaciones. Es, en cierto modo, una variante del anterior.
MUJER:
A la buena mujer poco freno basta.
Indica que la mujer honrada no necesita quien la vigile ni le enseñe sus deberes, cohibiéndola en sus actos, pues ella sola sabe lo que tiene que hacer.
A la mujer afeitada vuélvele el rostro, o la cara.
Aconseja que se huya de las mujeres que tienen la costumbre de pintarse o engalanarse mucho, pues la que pierde el tiempo en coqueterías no suele ser buena ama de casa.
A la mujer, bailar, y al asno, rebuznar, el diablo se lo debió de mostrar.
Manifiesta la natural inclinación y disposición que tienen las mujeres a bailar.
A la mujer barbuda, de lejos me la saluda. Algunos añaden: con tres piedras, que no con una.
Las mujeres que tienen esa condición, suelen tener el carácter hombruno y ser, por tanto, amigas de mandar y sopapear al marido.
A la mujer brava, dalle la soga larga.
Recomienda que se disimule con prudencia lo que no se puede remediar prontamente, esperando una ocasión y coyuntura a propósito para reprender o castigar aquello que se crea conveniente.
A la mujer casada, el marido le basta.
Enseña a las mujeres que, cuando contraen matrimonio, deben hacerse la cuenta de que ya no hay más hombres en el mundo que su marido.
A la mujer casada, no le des de la barba.
Porque, si es buena, se resentirá y esquivará el seguir tratándote; y si liviana, te arrastrará insensiblemente basta hacerte caer en la tentación.
A la mujer casada, nunca le falta novio.
Su marido: que es el único que le debe interesar y de quien debe querer ser festejada siempre.
A la mujer casta, Dios le basta.
La que es honesta, tiene mucho a su favor para no caer tan fácilmente, como la que no lo es, en los lazos que la pudiera armar un hombre libertino y disoluto.
A la mujer loca, más le agrada el pandero que la toca.
La mujer de poco seso es más amiga de diversiones que de actos serios.
A la mujer mala, poco le aprovecha guarda.
La mujer poco honesta siempre halla medio de salirse con sus gustos por muy vigilada que esté.
A la mujer parida, nunca le falta guarida.
Indica el respeto con que en todas partes se mira siempre a la mujer que acaba de ser madre.
A la mujer que está encinta se la cofioce por la pinta.
Esto es, por ciertos indicios que así lo manifiestan, tales como ojeras, náuseas, desgana, etc.
A la mujer ventanera, tuércele el cuello si la quieres buena.
Expresa que esa condición en las mujeres les dura hasta la muerte, siendo inútiles todas cuantas reprensiones y consejos se le dirijan para hacérsela perder. A la mujer y a la cabra, cuerda larga. Algunos añaden: pero no tanto que se pierda de vista, o que no se le vea el fin.
Indica que a las mujeres no se les debe oprimir ni celar mucho, si no dejarles cierta libertad, para que no se consideren tiranizadas por el marido. Creemos, sin embargo, con los sensatos, que esa libertad debe ser prudencial y sin exageración, pues de lo contrario no faltaría quien abusase, llegando a creerse autónoma.
A la mujer y a la gallina, tuércele el cuello y te dará la vida.
Indica que a la mujer se la debe tratar con dureza para que ella nos muestre más cariño y respeto. No estoy conforme con la teoría.
A la mujer y a la lechuga, por la cintura.
Es decir, que se debe escoger a las que tienen poca.
A la mujer y a la mula, por el pico, o por la boca, le entra la hermosura.
O sea, comiendo, alimentándose bien.
A la mujer y a la picaza, lo que dirías, o lo que oyeres, o lo que vieres en la plaza.
Recomienda la prudencia y consideración con que se deben revelar los secretos y cosas de importancia, por el peligro que se corre de que sean publicados, dado la fama que tienen las mujeres de habladoras.
A la mujer y a la viña, el hombre la hace garrida.
En la galanura y buen porte de la mujer se conoce la estimación que hace de ella su marido, así como en la lozanía de la viña se echa de ver el cuidado de su dueño.
A la mujer y al fraile, darle aire.
Aconseja el menor trato posible con ninguno de los dos.
A la mujer y al papel, sin temer.
Expresa que a las mujeres se las debe tratar resueltamente y sin encogimiento, pues de lo contrario suelen burlarse del hombre.
Suele emplearse este refrán cuando se va a cortar un pliego de papel sin emplear plegadera o cuchillo, sino simplemente las manos, debiendo hacerse rápidamente y sin vacilaciones, pues de lo contrario suele irse el corte por donde quiere y no por donde está doblado, con lo cual se estropea el papel.
A la mujer y al perro, el pan en una mano y el palo en la otra.
Indica que debe usarse con ambos seres una mezcla de cariño y severidad bien acentuados.
A la mujer y al viento, pocas veces y con tiento.
Enseña que no debe uno atreverse mucho con ninguna de ambas cosas.
Algo se debe callar a la mujer para el día que cese la voluntad.
Como las mujeres tienen fama de habladoras, no es conveniente confiarse demasiadamente a ellas, pues si llega un momento en que se termina el cariño, como ocurre en no pocas ocasiones, no hay que dudar que contará todo lo que se le ha dicho, aun cuando fuese reservadamente.
Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera, o viña en carrera, nunca le falta guerra.
Porque como a lo bueno no le faltan nunca golosos, es preciso estar siempre ojo avizor a fin de que no se nos lleven lo que nos pertenece legítimamente.
Al tomar mujer un viejo, tocan a muerto, o a cuerno.
Las edades avanzadas no son las más a propósito para contraer matrimonio, pues suelen dar al traste con la vida del temerario que quiere echárselas de joven. Los que usan la segunda variante, dan a entender que si el marido no puede cumplir sus deberes conyugales por su avanzada edad, no es extraño que la esposa joven busque quien le substituya.
A mujer artera, la hija primera.
Así como en muchos casos el marido es el último que se entera de la conducta de su mujer, en casi todos la hija es la primera que se da cuenta del modo de ser de su madre.
A mujer brava, soga larga. — V. A la mujer y a la cabra, cuerda larga.
A mujer con afeite, vuélvele el rostro.
Como las mujeres que usan el colorete son de cierta desdichada clase, aconseja que no tenga el hombre prudente trato alguno con ellas.
A mujer parida y tela urdida, nunca le falta guarida.
Expresa que así acontece a la primera, por consideración; con la segunda, porque dondequiera es útil.
A mujer pedigüeña ponía do habita la cigüeña.
Es decir, lo más lejos posible, donde no se tenga contacto con ella, aludiendo a que las cigüeñas suelen tener por morada lo más alto de la iglesia, es decir, el campanario.
A mujer primeriza, antes se le parece la preñez en el pecho que en la barriga.
Efectivamente, los primeros síntomas exteriores suelen ser en las primerizas la dureza y el aumento de los pechos antes que el del vientre.
A mujer que pide, ni aun la mires.
Es equivalente al anteriormente citado, A mujer pedigüeña ponía do habita la cigüeña, pues el ponerla lejos y no tener trato con ella viene a ser la misma cosa.
A mujer temeraria, o dejarla o matarla.
La terquedad es mala, pero en las mujeres es peor; por tanto, no habiendo medio de convencerlas, no queda más recurso que el indicado en el refrán.
Andar anidando una mujer.
Estar próxima al parto.
Aquella es mujer casta, que no es rogada. — V. No hay más mujer casta que la no rogada.
A quien tiene buena mujer, ningún mal le puede venir que no sea de sufrir.
Siendo la buena esposa la que ayuda a sufrir las penalidades de la vida, procura ésta evitar siempre todos los motivos de molestia para el marido, y si alguno no lo puede alejar, es de tan poca monta que no llega casi a ocasionarle disgusto.
A quien tiene víala mujer ningún bien le puede venir que bien se pueda decir.
Este refrán es la antítesis del anterior.
A quien yo bien quiera, la mujer se le muera.
El número de detractores de la mujer es infinito: no es de extrañar que considerando a aquella como un mal, se desee el bien para el amigo querido.
A tu mujer, por lo que valga; no por lo que traiga.
Sátira contra los muchísimos hombres que buscan el matrimonio como un motivo comercial y no como la satisfacción del amor verdadero.
Expresa claramente que a la mujer se la debe estimar por su valor moral y no por los millones que aporte al matrimonio.
Asi es la mujer en domingo, como el trigo con rocío.
Alude a lo emperejiladas que se suelen poner las mujeres en los días de fiesta, con lo cual realzan su hermosura.
Aunque con tu mujer tengas barajas, no metas en tu casa pajas.
«Por el peligro del fuego». (El Comendador.) Es decir, que es muy conveniente la prudencia para evitar las ocasiones.
Aunque estés mal con tu mujer, no es de buen consejo que te cortes el aparejo.
Porque lo más razonable es que se hagan las paces, y entonces será más sensible el haber tomado aquella determinación.
Aunque tu mujer sea buena, del familiar la recela.
Enseña la prudencia que no se consientan muchas familiaridades entre la mujer propia y los amigos íntimos, pues a veces, ya se sabe que el diablo las carga.
Caprichoso, como mujer embarazada.
Se dice de toda persona que es muy antojadiza, aludiendo a los caprichos y exigencias extravagantes, que, según dicen, suelen acometer a algunas mujeres cuando se hallan encinta.
Compuesta, no hay mujer fea.
Denota que el aseo y compostura encubren la fealdad.
Con la mujer y el dinero no te burles, compañero.
Enseña el recato y cuidado con que se debe atender y gobernar una y otro.
Cuando comía, todo mi mujer lo escondía; y ahora que no puedo comer, todo me lo deja ver.
Expresa el descuido con que se suelen comportar algunas mujeres cuando tienen un marido ya anciano o achacoso.
Cuando estuvieres con tu mujer vientre con vientre, no le digas cuanto te viniere a la mente.
Aconseja la prudencia en guardar los secretos a las mujeres, no dejándose vencer por sus súplicas ni aun en los actos más íntimos del matrimonio.
Cuando la mujer manda la casa, el marido es calabaza.
El que la mujer lleve los calzones en una casa, es indicio de pobreza de espíritu en el cabeza de familia.
Decir una cosa a una mujer, es dar dos cuartos al pregonero.
Moteja a las mujeres de tener la lengua larga siendo incapaces de callar lo que se les confía.
De la mala mujer te guarda, y de la buena no fies nada.
Advierte que se tenga poca confianza en las mujeres por no ser muy de fiar.
De la mujer avisada toma el consejo primero; de los hombres, el postrero.
Recomienda que se sigan los consejos de las mujeres; pero después de estar refrendados por el criterio masculino.
De la mujer y el queso, aquel será más sabio que tomare menos.
Expresa lo conveniente que es para la salud el no abusar de ninguna de las dos cosas citadas.
Del que mucho cela a su mujer, guárdate como de Lucifer.
Como los celos suelen a veces hacer ver lo que no existe, no es conveniente la amistad con un celoso, por si se le pudiera ocurrir ver en nosotros lo que ni siquiera se nos ha pasado por la imaginación.
De mujer compuesta en función y mula gorda en feria, no hay que fiarse.
Porque seguramente llevan el fin de engañar.
Las mujeres son maestras en el arte de componerse, y los gitanos, archimaestros en el de transformar una bestia moribunda en un animal rollizo y lleno de vida aparente.
De mujer cree lo que vieres, y de lo que vieres, la mitad, y menos.
Considera a la mujer como archivo de embustes y trapacerías.
De noche no hay mujer fea. — V. De noche todos los gatos son pardos.
Después de mujer maldita, hábito de Santa Rita. — V. El diablo harto de carne se metiófraile.
De tu mujer y de tu amigo experto, no creas sino lo que supieres de cierto.
Enseña que no todo lo que se oye se debe creer, aunque se tenga buen concepto de quien lo dice, porque es fácil padecer equivocación o engaños.
Dolor, o llanto, o pena, o sentimiento de mujer muerta, dura hasta la puerta.
Expresa el poco efecto que en algunos maridos causa la muerte de su mujer.
El arañar y el morder es costumbre de mujer.
Refiérese a las que tienen mal genio, pues suelen desfogarlo por esos procedimientos.
El buscar una mujer una vez, es escasez; dos, gentileza; tres, valentía, y cuatro, bellaquería.
Aplícase a los viudos amigos de frecuentar el sacramento del matrimonio.
El consejo de la mujer es poco, y el que no lo toma es un loco.
Recomienda que se sigan las indicaciones de la mujer sensata, pues generalmente su delicadeza de percepción le permite ver lo que nosotros, obcecadamente, no vemos.
El espíritu de la mujer es de azogue, y su corazón, de cera.
Pinta bastante bien, en general, la esencia femenina, pues suele ser su espíritu inquieto y su corazón blando y moldeable.
El lloro de la mujer no es de creer.
Como casi siempre las mujeres lloran por cualquier cosa, no hay que fiarse mucho de sus lágrimas, pues en fuerza de la costumbre suelen ser fingidas.
El que a una mujer guarde, no queriendo ella, alcanzará con la mano una estrella.
Manifiesta la imposibilidad de hacer recatada a la mujer que no lo es.
El que mucho guarda a la mujer, mala la quiere hacer.
No debe exagerarse la guarda de una mujer, pues si eila se da cuenta, acaba por desear aquello que le ocultan, aunque no sea más que porque la privación es causa del apetito.
Recuérdese El celoso extremeño de Cervantes.
El que no tiene mujer, caía día la mata; mas quien la tiene, bien se la guarda.
Indica el poco cuidado que se nos da de lo que no es nuestro, en contraposición al esmero con que conservamos lo que nos pertenece.
El temor a la mujer es el principio de la salud.
La abstención de cierta clase de placeres es tan saludable para el espíritu como para el cuerpo.
En casa de la mujer rahez, pierde la buena su fez.
«Entiende su hecho, su beneficio». (Hernán Núñez.) Las malas compañías en vez de honrar, desprestigian.
En el andar y en el beber se conoce la mujer.
La glosa que pone Mal-lara a este refrán, dice así: «Pone dos conocimientos para juzgar de una mujer si es andariega, o si bebe templado, o se va de rienda».
Tocante al primero de dichos dos extremos, creo que se podría entender mejor de la mujer que anda haciendo contoneos provocativos, a diferencia de la que anda sencilla y modestamente, dado que en tal concepto lo veo usado más generalmente en nuestros clásicos, entre otros D. Juan de Iriarte, quien lo vertió al latín de esta manera: Potus et incessus qualis sit femina produnt.
En el parir y el cocer siempre es nueva la mujer.
Indica que ninguna de las dos cosas citadas se suelen presentar de la misma manera.
Entre el sí y el no de una mujer, no pondría yo ni la punta de un aljiler.
Indica lo volubles que suelen ser las hembras, pues tan pronto quieren como detestan la misma cosa.
La buena mujer, de tarde en tarde se deja ver.
La mujer honrada no es amiga de exhibiciones, sino del cuidado de su hogar.
La buena mujer está obligada a no dar ocasión a su marido a que riña.
Porque el que observa una conducta recta no tiene por qué temer las reprensiones de nadie.
La buena mujer, ni ha de oír ni ha de ver.
Es decir, que ha de ser prudente en todo, y poco charlatana.
La buena mujer no alcanza la buena fama solamente con ser buena, sino con parecerlo. — V. Cobra buena fama y échate a dormir.
La mejor mujer, mujer. Algunos añaden: y la más cuerda, de lana.
Indica que en todo momento la mujer debe saber adaptarse a las circunstancias.
La mujer a la ventana, más pierde que gana.
Pues da ocasión a que todo el que pase la mire, y pueda creer lo que en realidad no sea, juzgándola como algo poco honroso para ella.
La mujer albendera, los disantos, hilandera. — V. La albendera, los disantos, hilandera.
La mujer algarera nunca hace larga tela.
La que mucho habla poco trabaja, pues se le suele ir la fuerza por la boca.
La mujer artera, el marido por delantera.
Enseña que la mujer sagaz se excusa con su marido para dejar de hacer lo que no le conviene.
La mujer barbuda, de lejos la saluda. — V. A la mujer barbuda, de lejos la saluda.
La mujer buena, corona es del marido.
Porque no hay mayor honra para un hombre que la que la esposa le da.
La mujer buena, de la casa vacía hace llena.
La mujer que es hacendosa, paulatinamente y con su solo trabajo, llega a convertir un hogar modesto en lugar de comodidades.
La mujer cabe el mancebo, estopa cabe el fuego. — V. El hombre es fuego; la mujer estopa, etc.
La mujer casada, en el monte es albergada.
Advierte que la mujer casada, que tiene la honestidad y recato correspondiente a su estado, se hospeda y recoge con seguridad en cualquier parte.
La mujer casada, la pierna, o la patita, quebrada, y en casa.
Encarece la conveniencia de que la buena esposa no sea amiga de visitas, ni paseos ni exhibiciones perjudiciales.
La mujer casada no viva descuidada.
Para evitar todas las ocasiones que se le pudieran presentar de cometer falta en sus deberes.
La mujer casera, algo parlera.
Indica que la mujer que es amiga de visiteos, suele ser charlatana.
La mujer coma a la mesa siempre sojuzgada, y la boca, como mula, siempre ensangrentada.
Advierte que ha de estar en todos sus actos sometida a la autoridad del que dirija sus acciones.
La mujer, como el vino, engaña almas fino.
La primera suele ser tan buena cómica que no es fácil averiguar si habla en serio o no, y el segundo porque no se nota los grados que tiene hasta que se sienten sus efectos.
La mujer, como la charada, pierde su interés una vez acertada.
Lo que hace más codiciable a la mujer es la parte misteriosa que la rodea; desaparecido el misterio, desapareció la ilusión.
La mujer compuesta, a su marido quita de puerta ajena, o quita al marido de otra puerta.
Recomienda a la mujer el aseo y aliño moderados, pero suficientes para que el marido no los eche de menos y los busque en otra parte.
La mujer, con igual o menor, si quieres ser señor. — V. La mujer sea igual, etc.
La mujer, con los ojos, pregunta; con los ojos, pide; con los ojos, desprecia, y con los ojos, mata.
Expresa que el arma más terrible que posee la mujer son los ojos.
La mujer con su marido, en el campo encuentra abrigo.
Salvaguardada por el marido, la mujer es bien recibida y honrada en todas partes.
La mujer, cuanto más halaga, es cuando más engaña.
Enseña a desconfiar de las mujeres mimosas.
La mujer, cuanto más mira la cara, tanto más destruye la casa.
La que se cuida demasiado del arreglo de su persona, descuida el del hogar.
La mujer de Alcor isa, trapo de cuello y no camisa.
Alcorisa es aldea de Alcañiz, en Aragón. Parece indicar que son allí aficionados a cuidar lo que se ve, sin hacer caso de lo que cae por dentro.
La mujer de buen recado, hinche la casa hasta el tejado.
La mujer trabajadora hace crecer los bienes de su hogar.
La mujer de mal recado, de beber tiene cuidado.
La mujer que no es hacendosa se preocupa sólo de minucias y no del arreglo de su casa.
La mujer de más ciencia sólo es apta para gobernar doce gallinas y un gallo. — V. La mujer que más sabe, sólo sirve para gobernar doce gallinas y un gallo.
La mujer debe gobernar la casa, y el marido el arca, o la caja.
A la mujer atañe el arreglo y cuidado doméstico, así como al marido el proveer a la subsistencia y equipo de la familia.
La mujer del ciego, ¿para quién se afeita?
Vitupera el demasiado adorno de las mujeres con el fin de agradar a otros más que a sus maridos.
La mujer del escudero, grande bolsa y poco dinero.
Refrán contra los que ostentan más de lo que pueden.
La mujer del escudero, tocas blancas y el corazón negro. — V. La mujer del escudero, grande bolsa y poco dinero.
La mujer del hidalgo, poca hacienda y gran trenzado. — V. La mujer del escudero, grande bolsa y poco dinero.
La mujer del pastor, a la noche se compon.
Dícese de aquellas que después de estar holgando todo el día, se acuerdan de asearse cuando llega la noche.
La mujer del que gobierna, no ha de hacer más que tender la pierna.
Porque ya se ingenia el marido para crearle todo género de comodidades.
La mujer del quesero, ¿qué será?
Y la casa en que vivía, ¿qué seria?
Dicho, a modo de acertijo, con el cual, al significarse, mediante el sonsonete, que la mujer del quesero es la quesera, y la quesería su casa-habitación, se da a entender como se trata de una cosa tan clara, notoria y evidente de suyo, que no ofrece duda o dificultad alguna para su cabal comprensión.
La mujer del viejo relumbra como espejo.
Por lo general, las que se hallan en estas condiciones suelen ser amigas de lucir mucho. Y no hagamos malos juicios.
La mujer del viñadero, buen otoño y mal invierno.
Da a entender que como la subsistencia de las mujeres depende comúnmente del oficio u ocupación de sus maridos, lo pasa bien la del viñadero en la época en que éste gana.
La mujer devota, no la dejes andar sola.
Como medida preventiva, pues la gente devota no suele ser muy de fiar.
La mujer discreta edifica su casa. — V. La mujer de buen recado, hinche la casa hasta el tejado.
La mujer, el caballo y el melón, no admiten término medio.
Entiéndase al ser elegidos para uno, pues sin la total condición de buenos, no se deben aceptar.
La mujer, el fuego y los mares, son tres males.
La primera debe entenderse cuando no sale buena; los otros dos, de suyo son siempre terribles.
La mujer, el melón y el queso, al peso.
Cuestión de gustos. Al inventor del refrán se conoce que le gustaban las mujeres gordas, es decir, de libras.
La mujer embarazada debe comer por dos.
Uno de tantos errores como pululan entre ei vulgo.
La mujer que se halla en ese estado debe usar de alimentos de digestión fácil, nutritivos y poco condimentados, tomados en parca dosis, y no con exceso, y bebidas poco estimulantes; en una palabra, debe alimentarse a proporción de lo que le pida su naturaleza.
Por esa cuenta, la que lleva en su seno dos o más fetos a la vez, ¡debería comer por otros tantos seres cuantos había concebido!... Es probable que semejante error de gran parte del vulgo provenga de haber querido hacer extensivo al estado de la gestación el de la lactancia, pues en en ésta ya tiene más visos de cordura aquello de La mujer que cría debe comer por dos, aunque siempre huyendo toda clase de excesos.
La mujer en casa, pelada y descalza.
No puede ser muy trabajadora la que en el hogar está siempre compuesta.
La mujer enlodada, ni viuda ni casada.
No es fácil que una mujer envilecida halle quien la lleve al altar, y negado el segundo supuesto, el primero cae por su base.
La mujer es animal imperfecto.
Verdaderamente; pero no es sólo la mujer, sino todo lo creado, puesto que ya sabemos que la perfección sólo reside en Dios.
La mujer es animal que gusia del castigo.
Hay cierta clase de mujeres que se acostumbra a él de tal manera, que el día que no reciben una paliza parece que no están satisfechas.
La mujer es buena cuando claramente es mala.
Da a entender que aquellas que la sociedad públicamente juzga de un modo desfavorable, son las que precisamente estiman más los que saben apreciarlas en lo que valen.
La mujer es como el pavón, cuyas plumas, cuanto más viejas, más hermosas son.
Así como el plumaje del pavo real adquiere más brillantez y lucimiento con los años, de igual manera la mujer cuya juventud comienza a eclipsarse, se afana por componerse y adornarse para no incurrir en el desagrado del hombre.
La mujer es como la sardina, que mientras mas salada, mas dañina.
La mujer aficionada a usar de gracejo con todos, no suele ser muy de fiar.
La mujer es como la sombra: si se la sigue, huye; si se la huye, sigue.
La mujer que se ve muy solicitada, suele ser displicente; pero suele interesarse por el hombre que la desdeña.
La mujer es de quien la trata.
El corazón femenino suele rendirse ante una asiduidad constante.
La mujer es el jabón del hombre.
Porque nos purgan y limpian de muchas cosas, de las cuales, sin ellas, no nos corregiríamos nunca.
La mujer es espíritu de contradicción.
Es muy propio de su carácter el llevar la contraria en todo.
La mujer es fuego; el hombre, estopa, y el diablo fuelle. — V. El hombre es fuego; la mujer, estopa; llega el diablo y sopla.
La mujer es la mitad, o la media naranja, del hombre.
Porque completa nuestra existencia.
La mujer es la salud y la calamidad de la casa.
Todo estriba en que sea buena, honrada y hacendosa, o que ostente las cualidades contrarias.
La mujer es pavo real en paseo; pega reborda, en familia, y paloma, en cuchicheo.
Efectivamente: en el paseo se luce; en la casa, guarda, a semejanza de la picaza o urraca, y, como la paloma, arrulla el hogar.
La mujer es un mal necesario.
Confesión de los detractores de la mujer, que acaban por reconocer su necesidad como interventora de la existencia del hombre.
La mujer firme bien merece llamarse corona de su marido.
Porque no hay nada que honre más a un esposo que la intachable conducta de su legítima mujer.
La mujer ha de ser buena, y parecerlo.
No basta que todas las cosas sean buenas, sino que es necesario que los demás crean que lo son.
La mujer ha de ser como el armiño, dejándose antes prender que enlodarse.
Recomienda que conserve la mujer su honra con tanto cuidado, que prefiera sacrificar su vida antes que consentir que ésta se empañe.
La mujer ha sido criada para el hombre, y no el hombre para la mujer.
Aconseja a ésta la condescendencia ante los deseos del varón.
La mujer hace al hombre.
Es tal la influencia que ejercen las mujeres sobre sus maridos, que aun sin darse cuenta, acaban éstos por ser una hechura de aquéllas, tanto por sus ideas, como por sus sentimientos, costumbres, trato, etc.
La mujer hacendosa, corona es de su marido.
Porque no hay mayor honra para un hombre que el poseer una compañera guardadora del hogar.
La mujer ha de ser como la muleta, la boca sangrienta.
Indica que ha de contenérsela oportunamente para que no sufra su buen nombre.
La mujer hermosa, al desdén se toca.
La hermosura natural parece de suyo siempre bien, sin tener necesidad de recurrir a mucho afeite o composturas.
La mujer hermosa, o loca, o presuntuosa.
Refrán que no puede sentarse como axioma; pues si bien es cierto que muchas, conocedoras de su beldad llegan a enfatuarse o a cometer actos impropios de mujer honesta, no lo es menos que otras, por lo mismo que son bellas, procuran recatarse para no llamar la atención despertando pasiones.
La mujer hermosa quita el nombre a su marido.
Cuando una mujer sobresale por su belleza, todo el mundo la conoce por ella misma, antes que por el apellido de su esposo.
En cambio, a él le llaman todos el marido de la fulana, en lugar de el señor ial, o el señor cual.
La mujer hermosa, si es noble, no es peligrosa.
Trae este refrán el mercenario fray Alonso Remón en su librito intitulado Entretenimientos y Juegos honestos, etc., página 44, vuelto, y lo comenta por los términos siguientes: «Como si dijera, que la hermosura en la gente común algo tiene de peligro; pero entre las mujeres principales y que tienen buena sangre, más caso se debe hacer de la virtud que de la hermosura». Comento estúpido a todas luces. Lo que quiere decir el refrán es: que más asediada y comprometida suele verse una mujer hermosa perteneciente a la clase media, o a la ínfima de la sociedad, que la de igual circunstancia que pertenece a un rango elevado. Y la razón de ello no puede ser más obvia, a saber: la necesidad, en unas ocasiones; el no tener que empañar el lustre heráldico, en otras, y el verse acorraladas por los poderosos del siglo, en casi todas. Por lo que respecta a la última cláusula del comento, no puede ser más falsa.
En efecto, tanto obliga la virtud de la honestidad a la mujer noble como a la que no lo es; y en cuanto a que todas aquellas cumplan con tal precepto divino y con semejante requisito humano, la crónica escandalosa se encargará de averiguarlo, que no yo.
La mujer hermosa y loca es como anillo de oro en la nariz del puerco.
Por lo mal empleada que está la belleza en quien hace mal uso de ella, como ocurre con la joya destinada a adornar parte tan baja como la indicada en el animalito de referencia.
La mujer honesta, el hacer algo es su fiesta.
Como los males pensamientos nacen de la ociosidad, no hay mujer honrada que no goce con el trabajo de su casa.
La mujer honrada, la pierna quebrada y en casa.
Aconseja el recato y recogimiento que deben observar las mujeres. — Es una ligera variante del que dice: La mujer casada, la pierna, o la patita, quebrada, y en casa. (Véase)
La mujer honrada, su puerta cerrada.
Es decir, que debe conservarla así, para evitarse visitas, intromisiones en el hogar y cabildeos que no suelen conducir a nada bueno.
La mujer lenguda, quince meses es ventreguda, o ventriaguda.
Da a entender que la persona que es muy procaz, acaba por sufrir las consecuencias de su ligereza.
La mujer loca, o por el cabo, o por los cabos, o por la lista, o por la vista compra la toca.
Contra los que juzgan de la bondad de una persona, o cosa, tan sólo por lo halagüeño y seductor de las apariencias, sin pararse a escudriñar sus cualidades intrínsecas.
La mujer mal tocada, o hermosa, o malcasada.
En el primer caso, comprende que no necesita de afeites y no cuida de componerse; en el segundo, no tiene necesidad de dar gusto a nadie.
La mujer mala, aunque esté dentro de una avellana.
La que tiene propensión al mal, lo ejecutará siempre, aun en condiciones inverosímiles.
La mujer mala, cauta y no infamada.
Si se saben guardar las apariencias; es decir, si se tiene cautela para no ser motivo de escándalo, no hay nadie que tenga valor para infamar, puesto que no hay pruebas materiales.
La mujer mala, o buena, más quiere freno que espuela.
Recomienda que no se deje excesiva libertad a las mujeres.
La mujer maridada no viva descuidada.
Indica que por mucha confianza que la mujer tenga en el marido, no está demás que se preocupe algo de su conducta.
La mujer más apreciadle es aquella de quien no se habla ni en bien ni en mal.
Porque es señal de que su conducta es correcta, y si no merece alabanza, pues no hace más que cumplir con su deber, tampoco es digna de vituperio, toda vez que no falta a él.
La mujer más avisada, o sabe poco, o nonada.
Da a entender que las mujeres, por mucho que sepan, nunca es bastante lo que saben.
La mujer mezquina, debajo de la escama halla la espina.
Al que es por extremo desdichado todo le sale mal.
La mujer muy casera, nunca escapa, o falta, de parlera.
Indica que aunque la mujer sea hacendosa, no por eso deja de tener el vicio que se les atribuye a todas, o sea el de ser charlatanas y habladoras.
La mujer muy tapada, esconderse quiere.
Es mala señal que una mujer trate de ocultar el rostro, pues indica que va a cometer alguna acción no muy recomendable, y quiere, por tanto, no ser conocida.
La mujer necia, a su puerta se para prieta.
Los que son tontos, en las cosas más sencillas encuentran dificultades.
La mujer negra, trementina en ella.
Expresa lo desagradable que es en las mujeres ese color.
La mujer, ni vista ni conocida.
Opinión errónea de ciertos desalmados, respecto a que si la generalidad de los hombres conocieran a fondo la mujer que pretenden en matrimonio, no se llevarían a efecto más de cuatro casamientos.
Pues precisamente por eso debe ser visto y conocido de antemano un asunto de tal y tamaña trascendencia; porque, el quejuega a la lotería, más se expone a perder que a ganar.
La mujer no debe llevar los calzones.
Dícese de aquella que pretende usurpar, o ha usurpado de hecho, las funciones propias del marido, al declararse dueña absoluta del mando de la casa y familia.
La mujer no entiende de cuentas, y la única que hace, por lo regular, la yerra.
Alude a lo frecuente que es en las preñadas el equivocarse en el plazo que asignan a su alumbramiento, por contar mal los meses que llevan perdidos de sus reglas.
La mujer no ha de hablar sino cuando la gallina quiere mear.
Recomienda el silencio en la mujer.
La mujer no tiene más guisado que casada o monja.
El estado de soltería es el más malo para las mujeres, pues llegan a cierta edad en que se ven sin apoyo, víctimas de cariños mercenarios, y por lo tanto, falsos, y últimamente, sin tener quien se interese por ellas.
La mujer, o es Eva o es Marta.
Proposición de todo punto falsa, por lo exagerada en sus opuestos extremos.
La mujer pendenciera es peor que el diablo.
La razón de ello estriba, según un dístico latino de la Edad Media, en que, cuando se reza a Dios, huye el diablo; pero cuando se le ruega a ella, se enfurece más.
La mujer placera dice de todos, y todos de ella.
Expresa los vicios y peligros a que se exponen las mujeres que paran poco en casa.
La mujer, por más guardas, no está más guardada.
La mujer que quiere que la respeten, no necesita que la guarde nadie, pues se basta ella para hacerse respetar.
La mujer, por rica que sea, si la requieren, mucho más desea.
Da a entender lo ambiciosas que son algunas mujeres.
La mujer preñada, la fiebre trae en la manga.
Indica lo propensa que está siempre la mujer que se halla en ese estado a ser atacada por la calentura.
La mujer puede tanto, tanto, que hace pecar a un santo.
Expresa la influencia que ejerce la belleza de la mujer en el hombre, aun en el más sensato.
La mujer pulida, la casa sucia, la puerta barrida.
Contra las que hacen consistir todo el aseo de su persona, o de sus dependencias, tan sólo en el ornato exterior.
La mujer que a dos dice que quiere, a entrambos engaña.
Porque si quisiera a uno de ellos, no se lo diría al otro.
La mujer que a sus solas piensa, no puede pensar en cosa buena.
Siguiendo la opinión de que las mujeres son muy malas, no deja de ser este refrán más que un corolario exacto.
La mujer que corre, seguida quiere ser.
Da a entender que siempre saben las mujeres poner los medios para alcanzar lo que desean, porque los hombres generalmente se dejan engañar con facilidad.
La mujer que cria debe comer por dos. — V. La mujer embarazada debe comer por dos.
La mujer que cria es más madre que la que solamente pare.
Porque ésta ejecuta solamente un acto fisiológico natural, y aquélla da su sangre y su vida junto con el amor que profesa al niño que educa.
La mujer que es chica, por eso es mejor. — V. De las mujeres, la mejor es la menor.
La mujer que es mal casada, tratos tiene con su criada.
La que no respeta al marido no repara en estar en connivencia con alguna persona de la servidumbre para ejecutar sus designios y trapacerías.
La mujer que más sabe, sólo sirve para gobernar doce gallinas y un gallo.
Chiste de mal género, pues no han faltado mujeres de gran valía en todos los tiempos y países, como lo acredita la Historia en multitud de ocasiones y diversidad de terrenos.
La mujer que mucho bebe, tarde paga lo que debe.
El vicio de la embriaguez hace que se olviden hasta los más serios compromisos.
La mujer que mucho mira, poco hila.
Contra las que piensan más en coquetear que en el trabajo.
La mujer que no paga lo que compra, a trueque lo toma.
Enseña a desconfiar de aquella que acepta regalado lo que tenía ánimo de comprar, pues no hay duda que lo tendrá que pagar de otra manera.
La mujer que no pone seso a la olla, no la tiene ella en la coca.
Seso es la piedra con que se sostiene el puchero para que no se vuelque: moteja por tanto de ser descuidada o no tener sentido común, jugando del vocablo.
La mujer que pierde un juego, por bien que juegue no se desquita.
Si en un asunto amoroso no sale vencedora la mujer, ya puede asegurar que no vencerá nunca.
La mujer que poco hila, siempre trae mala camisa.
La que es descuidada y perezosa para el trabajo, se le conoce en el traje pobre y desaseado.
La mujer que poco vela, no hace larga tela.
La que no es trabajadora no le puede lucir la labor.
La mujer que poco vela, tarde hace luenga tela. — V. La mujer que poco vela, no hace larga tela.
La mujer que reciba, a dar se obliga. — V. La mujer qui no paga lo que compra, a trueque lo toma.
La mujer que prende, o loma, su cuerpo vende. — V. La mujer que no paga lo que compra, a trueque lo toma.
La mujer que quiere a muchos, no puede tener buen fin.
Suele usarse en forma de cantar, diciendo: La aceituna en el molino echa aceite y alpechín; la mujer, etc. expresando que la coquetería en las mujeres suele traer malas consecuencias para la interesada.
La mujer que sale mala, es más mala que el hombre.
Se entiende, que el hombre malo, porque en ésta suele ser más refinada la maldad que en aquél.
La mujer que se afeita a pesar del marido, agradar quiere a otro.
No suele ser buen síntoma el exceso de afeite en las mujeres casadas.
La mujer que silba e hila de pie, nunca buena es.
Porque indica que no tiene seriedad ni paciencia para ejecutar las cosas como se debe.
La mujer que va en máscara, no quiere ser conocida. — V. La mujbr muy tapada, esconderse quiere.
La mujer, quinceta, y elhombre, de treinta.
Recomienda que, para contraer matrimonio, sea la mujer bastante más joven que el marido.
La mujer ríe cuando puede, y llora cuando quiere.
Por lo común, más son las ocasiones que se le presentan a la mujer para llorar, que no para reír; pero, en cambio, sabe sacar partido de aquéllas cuando son verdaderas, y, si no lo son y le conviene, las finge.
La mujer, rogada, y la olla, reposada.
Enseña cuánto realza a la mujer el recato.
La mujer roma, pinta y enhelgada, no poses en su posada.
Las cualidades de ser chata, tener señales variolosas y poseer los dientes desiguales y separados, no convienen precisamente a la Venus de Milo; pero no podemos asegurar que indiquen que quien las posee no es de fiar, considerada moralmente.
La mujer sabe un punto mas que el diablo.
La astucia, sagacidad y reserva, son cualidades inherentes a la naturaleza del sexo femenino.
La mujer sea igual, o menor, si quieres ser señor.
Aconseja prudentemente que no se contraiga matrimonio con mujer que exceda en riqueza o posición social al marido.
La mujer, si es hermosa, te la pegará; si fea, te cansará; si pobre, te arruinará, y si rica, te gobernará.
Respuesta que dio el filósofo Aristipo a un joven que fue a consultarle qué clase de mujer había de buscar para casarse.
Después de esto no queda más que irse a la Trapa.
La mujer sin hombre es como fuego sin leña.
Manifiesta lo necesario que es el apoyo masculino para el sexo débil.
La mujer sola, es como hoja sin tronco; el hombre solo es como árbol sin hoja.
Expresa la necesidad del matrimo. nio, como el estado de verdadera perfección.
La mujer sólo manda en la cocina.
En el matrimonio, cada uno debe ocupar su puesto: los negocios de la vida son los que el hombre debe desempeñar, al paso que la mujer debe ocuparse de los asuntos domésticos.
La mujer trotadora es como agua en el harnero.
Porque ni a una ni a otra se las puede contener.
La mujer vieja, si no sirve de olla, sirve de cobertera.
Censura a las mujeres de vida airada, que según la edad que tienen, así desempeñan las funciones de su ruin oficio.
La mujer y el agua, para ser buena, que no huela.
Recomienda la limpieza en la mujer, tanto en el sentido material como en el moral.
La mujer y el caballo, por la casta.
Conociendo los antecedentes de familia hay bastantes probabilidades de no equivocarse en la elección de una y otro.
La mujer y el caballo, si puede ser, del vecindado.
Recomienda que ambas cosas se tomen siendo muy conocidos sus antecedentes. Como se ve, es una pequeña variante del anterior.
La mujer y el cura, adonde los lleva la Fortuna.
Hasta que la mujer no contrae matrimonio, no conociendo por tanto la profesión del marido, no puede saber cual será su residencia.
La mujer y el fraile mal parecen en la calle.
Esto es, juntos o acompañándose mutuamente.
La mujer y el hurto no quieren más de un dueño.
Pues ninguna de las dos cosas deben compartirse con nadie.
La mujer y el melón, huélense por el pezón. — V. El melón y la mujer,por el rabo se han de conocer.
La mujer y el vidrio siempre andan, o están, en peligro.
Pondera el mucho cuidado que la mujer ha de tener de su honestidad y recato.
La mujer y el vino sacan al hombre de tino. — V. El juego, la mujer y el vino sacan al hombre de Uno.
La mujer y el zorro que pierden la mañana, lo pierden todo.
Porque aquellas horas del día son las más oportunas para el arreglo doméstico en unas y el asalto a los corrales en el otro.
La mujer y la camuesa, o la cereza, por su mal se afeitan.
Los afeites en las mujeres, por lo regular, suelen servir para encubrir o disimular sus defectos, aludiendo a la camuesa, que cuando está más colorada y parece ser estar sana, es cuando suele estar podrida por su interior.
La mujer y la candela, tuércele el cuello si la quieres buena.
En el supuesto de ser la mujer mala, pues da a entender que de otra manera no será fácil corregirla.
La mujer y la cibera, o la tela, no la cates a la candela.
Recomienda la precaución con que se han de escoger estas cosas para no salir engañado.
La mujer y la empedrada, siempre debe andar hollada.
Indica que la mujer siempre debe estar supeditada al marido.
La mujer y la galga, en la manga.
Dicho festivo en alabanza de las mujeres pequeñas.
Algunos lo explican diciendo: porque Del nm, el menos.
La mujer y la gallina, hasta la casa de la vecina, o por andar se pierden aína.
Advierte a las mujeres los riesgos a que se exponen por no estar recogidas en su casa.
La mujer y la gata es de quien la trata.
Indica que ambas se acostumbran al trato continuado con una persona a quien, por fin, llegan a tomar cariño.
La mujer y la guitarra, para usarlas hay que templarlas.
Es decir, acomodarlas a nuestros gustos.
La mujer y la lima, la más lisa.
Se sobreentiende que es la mejor.
La naturalidad en la mujer, sin mezcla de afectación, es cualidad muy recomendable.
La mujer y la oveja, temprano a casa.
Es peligroso para las mujeres honestas el retirarse tarde a su domicilio, puesto que a ciertas horas sólo malos ejemplos han de ver, exponiéndose a percances y disgustos innecesarios.
La mujer y la pera, la que calla es buena, o, es mamadera.
Recomienda el silencio a las mujeres, a la manera que es aceptable la pera que no cruje cuando se come, porque, de hacer ruido en esta ocasión, es señal cierta de ser de mala calidad o de hallarse aún verde, y, por tanto, fuera de sazón para ser comida. Por eso dice otro refrán, que «Pera que dice Rodrigo, no vale un higo».
La mujer y la pera, la que no suena. — V. La mujer y la pera, la que calla es buena, o, es mamadera.
La mujer y la perdiz, de Alcañiz.
Dos recomendaciones por lo hacendosas y buenas que son respectivamente en dicho punto una y otra.
La mujer y la salsa, a la mano de la lanza.
Esto es, a la derecha: la mujer, por consideración a su sexo, y la salsa, por no exponerse a derramarla si se toma con la mano izquierda.
La mujer y la sardina, chiquitína. — Véase La mujer y la galga, en la manga.
La mujer y la sardina, de rostros en la ceniza.
Manera de aconsejar a las mujeres la aplicación que deben tener a las labores domésticas, propias de su sexo y condición.
La mujer y la sardina, de rostros en la cocina. — V. La mujer y la sardina, de rostros en la ceniza.
La mujer y la seda, de noche a la candela.
Recomienda que las mujeres honradas no salgan por la noche de su casa, sino que se estén atentas a los quehaceres domésticos.
La mujer y la trucha, por la boca se prende.
Como las mujeres suelen ser muy parlanchínas, el hablar a destajo las suele perder.
La mujer y la viña, el hombre la hace garrida.
Los cuidados que el marido usa con su esposa, hacen a ésta estar rolliza.
La mujer y lo empedrado, siempre quiere andar hollado. — V. La mujer y la empedrada, siempre debe andar hollada.
La primera mujer, escoba, y la segunda, señora.
Enseña que los que se casan dos veces suelen tratar mejor a la segunda mujer que a la primera.
La primera mujer es matrimonio; la segunda, compañía; la tercera, herejía.
Del italiano, según el Comendador griego. Contra los aficionados a frecuentar el séptimo Sacramento.
La resolución en la mujer es difícil; pero la ejecución, fácil.
La mujer es tarda en tomar una determinación; pero una vez resuelta a ello, atropella por todos los inconvenientes para llevar a cabo su deseo.
Lo que hace la mujer, no lo hace el diablo, o no se le ocurre al mismísimo diablo.
Moteja de tan ingenioso como atrevido al bello sexo.
La que la mujer ahorra, vale tanto como lo que gana el marido.
La virtud del ahorro es en la mujer casera una cualidad inapreciable.
Lo que mujer desea, Dios lo ampara.
Los buenos deseos de la mujer suelen verse coronados por el éxito.
Lo que mujer quiere, Dios lo quiere. — V. Lo que mujer desea, Dios lo arnpara.
Lo que quiere la mujer lo quiere Dios. — V. Si tu mujer quiere que te tires de un tejado abajo, pídele a Dios que sea bajo.
Los que no tietien mujer, muchos ojos han menester.
Da a entender que para estar bien cuidado un hombre necesita tener mujer propia, pues ella sola se sabe ocupar de todo.
Los que tienen mujer, muchos ojos han menester.
Refiérese al cuidado y vigilancia que hay que tener con la mujer propia, sobre todo si es joven y bonita.
Mejor es la mujer que gasta el tiempo en coger moscas, que las mañas de otras.
Indica que aunque una mujer no haga nada, más vale que no que tenga costumbres libres y pecaminosas.
Mientras es la mujer más hermosa, es más peligrosa.
La belleza es en las mujeres un arma tan poderosa, que pocos son los que pueden escapar a sus tiros.
Mi mujer, ¡buen siglo haya!, mejores caldos me daba.
Deplora uno el no seguir disfrutando en la actualidad, del mismo bien que experimentaba al hallarse en igual o parecida situación, que ya pasó.
Parece queja de algún marido cuya segunda mujer no le daría tan buen trato como la difunta.
Mi mujer ha malparido. — Trabajo perdido.
Dícese para expresar que han resultado inútiles los medios empleados para la consecución de lo que uno se proponía.
Mi mujer la santera, parécesele el culo por una estera.
Da a entender que la que es muy aficionada a andar en cosas de iglesia y devociones, se la conoce en sus ademanes.
Muéstrame tu mujer, decirte he qué marido tien, o y te diré qué marido tiene.
En el porte de los inferiores se conoce el gobierno y el cuido de los superiores.
Mujer agraviada, no hay peor espada.
Enseña que la mujer que ha recibido alguna ofensa, es el mayor enemigo que el ofensor ha podido contraer.
Mujer aguda no murió sin herederos.
Baldón que corre a cuenta del marido que, por impedimento suyo, no tiene sucesión.
Mujer bonita, luego fatua.
La mujer bella que sabe que lo es, suele hacerse valer mostrándose algo orgullosa. No es, sin embargo, regla general.
Mujer, caballo y escopeta, no se presta. — V. Mujer, reloj y escopeta, no se presta.
Mujer cantadera, o puta o lavandera. Otros dicen: o labrandera.
La segunda suele entretener el trabajo, cantando, cosa que también hace la primera para llamar la atención de los que pasan.
Mujer casera, el marido se le muera.
Porque sin él se sabrá valer. — Permítasenos llamar la atención sobre este giro de nuestra lengua. A primera vista parece indicar el deseo de que fallezca el cónyuge, y no hay tal: lo que quiere decir es que, aunque el marido fallezca, podrá ella salir adelante, que no es lo mismo.
Mujer compuesta y siempre en la calle puesta, a todo lo malo está dispuesta.
La cualidad de ser callejera una mujer, así como la de componerse mucho, no hablan gran cosa en favor de su moralidad.
Mujer, cuando se despide, posdata a la carta añide.
Refiérese a la costumbre que suelen tener todas las mujeres de estarse hablando en la puerta de una casa, al despedirse, casi tanto tiempo como el que han estado dentro haciendo la visita. — V. La posdata es más larga que la carta.
Mujer de bigote no necesita dote.
Refiérese a lo muy recomendables que suelen ser las que tienen esa cualidad algo hombruna.
Mujer de cinco sueldos, marido de dos meajas. — V. Ser tal para cual.
Mujer de dos y bodega de dos, que no nos la dé Dios. — V. La mujer y el huerto, no quieren más de un dueño.
Mujer de mercader que fía, oficial que va a cazar y escribano que pregunta cuántos son del mes, con mal andan todos tres.
Porque demuestran que ninguno entiende ni puede desempeñar bien el negocio que trae entre manos.
Mujer de ojo rabudo, carnicero tiene el culo.
«Rabudo es, que mira de través». (El Comendador.)
Mujer del partido.
La ramera que está comprometida con un hombre, por más o menos tiempo, mediante cierto pacto, convenio o partido, a diferencia de la que se halla suelta o libre a disposición del primero que se presente.
Fúndase la anterior definición, que nadie ha dado hasta ahora, en el siguiente pasaje de La Lozana Andaluza (mamotreto XX): «Balijero. Señora, en esta tierra no se habla de amancebadas ni de abarraganadas; aquí son cortesanas ricas y pebres.
Lozana. ¿Qué quiere decir cortesanas ricas y pobres, putas del partido, o mundanas?
Balijero. Todas son putas; esa diferencia no os sabré decir, salvo que hay putas de natura, y putas usadas, de puerta cerrada, y putas de gelosía y putas de empanada, etc». Téngase además en cuenta, por lo que pudiera valer, que partido se llamaba también por aquellos tiempos al repaso que daban los preceptores en su casa a los estudiantes, a quienes recibían en clase de huéspedes.
Mujer en sobrado, aguja en acerico y galápago en albufera, no ptiede ser que no esté con la cabeza fuera.
Hay cosas de suyo tan públicas y manifiestas, que, por más que se haga, no se pueden ocultar.
Mujer en ventana, o puta o enamorada.
Las primeras no encuentran mejor medio para exhibir la mercancía, ni las segundas para imaginarse que el novio llegará antes a verlas.
Mujer hermosa, o loca o presuntuosa. — V. Mujer bonita, luego fatua.
Mujer hermosa, viña e higueral, muy malos son de guardar.
Las tres cosas tienen muchos golosos, y requieren un guarda muy celoso si se quieren evitar malos ratos.
Mujer joven y hombre viejo, hijos a parejo.
Recomienda que no se celebren matrimonios en esas condiciones para evitar intromisiones de un tercero, poco honrosas para el marido.
Mujer labrandera, o puta o cantonera.
Indica que la que anda siempre por el campo es más fácil que acabe de peor manera que la que está siempre en su casa.
Mujer linda en extremo, no puede ser toda suya.
Da a entender que la que es hermosa, suele estar pendiente de ser del agrado de los demás.
Mujer lunareja, mala hasta vieja.
Advierte que es poco recomendable la mujer que tiene muchos lunares.
Mujer lunarosa, mujer hermosa.
Los lunares embellecen a la mujer.
Compárese este refrán con el anterior y se verá palpable una vez más que sobre gustos no hay nada escrito.
Mujer, llora y vencerás.
Da a entender que el llanto en las mujeres es un argumento irresistible.
Mujer mía, buena va la fiesta: siempre en la calle, y siempre compuesta.
Aplícase a aquellas mujeres poco hacendosas, cuya única satisfacción es el visiteo, el jolgorio y las galas.
Mujer mía, dame un nabo. — ¡Cuerpo de mi con tanto regalo!
Dícese de aquellas que tratan al marido despreciativamente, reservando sus obsequios para otro.
Mujer, molino y huerta, siempre quieren gran uso.
Es conveniente que cada uno dé lo suyo, pues lo que no se emplea, no funciona después bien.
Mujer movida, al año parida.
Preocupación vulgar por la cual un aborto suele ser precursor de un buen embarazo y de un mejor parto.
Mujer, negra pestaña y ceja.
La mujer, para ser hermosa, no debe tener en su cara más que las cejas y las pestañas del color indicado.
Mujer, no te las cuento, mas doce morcillas hace un puerco.
Da a entender que, aunque no digamos nada, no nos dejamos engañar tan fácilmente por los demás.
Mujer paridera, la hija la primera.
Añeja creencia supersticiosa del vulgo, pues en todo tiempo han existido mujeres fecundísimas, de cuyo primer parto han tenido varón, y aún varones en todos los demás, sin haber dado nunca a luz hembra alguna.
Mujer pecosa, colérica y celosa.
Atribuye estas cualidades a las mujeres en cuyos rostros han dejado las viruelas sus fatídicas señales.
Mujer que con los pies teje, más vale que lo deje.
Alude a las que son más aficionadas al baile que a hacer los oficios propios domésticos.
Mujer que con muchos casa, a ninguno agrada.
Es imposible contentar a todo el mundo en un mismo asunto.
Mujer que cria, ni harta, ni limpia, ni bien dormida.
Señala con gran acierto las molestias a que está sujeta la madre que no confía, sabiamente, la lactancia de su hijo a manos mercenarias.
Mujer que habla mucho, que traga más y trabaja poco, cómetela, coco.
No son estas cualidades nada recomendables para la mujer propia.
Mujer que mucho pide, paje que poco sirve, y pájaro que no canta, que se vayan, que se vayan.
Indica la conveniencia de no conservar aquello que nos causa perjuicio en lugar de utilidad.
Mujer que mucho sabe agradecer, o tropieza, o llega a caer.
La mujer de temperamento sensible que quiere demostrar con exceso su agradecimiento por un favor recibido, está expuesta a cometer alguna falta.
Mujer que no come, mala casa pone.
Esto es: pone mala mesa a la hora de comer, porque ella ha comido bien antes.
Mujer que no vela no hace larga tela.
Expresa que para conseguir una cosa es preciso trabajar mucho.
Mujer que no para en casa, cadena en pie y la mano en la masa.
Recomienda para la que tiene esa falta, atarla corto y obligarla al trabajo continuo.
Mujer que sabe latín, no tendrá buen fin.
Como fácilmente se ve, es una diatriba contra las marisabidillas.
Mujer que tiene como pegado siempre un hombre a su lado, buena puede ser; mas no lo quiero creer.
La intimidad en el trato de ambos sexos, no suele terminar en bien; por lo menos, es muy difícil de hacer creer a la sociedad lo contrario.
Mujer que toma, su cuerpo vende.
La mujer que admite regalos, se ve obligada a corresponder con aquello que se le pide.
Mujer, reloj y escopeta, no se presta.
Los objetos de precisión en manos ajenas suelen estropearse por la falta de costumbre de andar con ellos, así es que los devuelven en mal uso generalmente.
Respecto de la mujer, no creemos que necesite comentario.
Mujer seguida y liebre corrida, conquista segura.
Da a entender, por aquello de que el que la sigue, la mata, que acaban por caer en manos del que se lo propone.
Mujer se queja, mujer se duele, mujer enferma cuando ella quiere.
Manifiesta las trapacerías que suelen emplear las mujeres cuando quieren engañar a los hombres.
Mujer ventanera, uva de calle.
Expresa el mal concepto en que se tiene a toda la que pasa el día puesta a la ventana.
Mujer vieja o moza, de buen o mal parecer, todo es mujer.
Refrán empleado por aquellos hombres tan aficionados al bello sexo, que todas las mujeres les parecen buenas, por feas y viejas que sean.
Mujer, viento, tiempo y fortuna, presto se muda.
Expresa lo poco constantes que son los cuatro supuestos citados.
Mujer, viento y ventura, poco dura, o presto se muda. — V. Mujer, viento, tiempo y fortuna, presto se muda.
Ni a la mujer que llorar, ni al perro que mear.
Esto es, nunca le ha de faltar, por lo propensos que aquélla y éste son a dichos actos.
Ni fies mujer de fraile, ni barajes con alcaide.
Por la poca confianza que inspira ninguno de los dos.
Ni mujer de otro, ni coces de potro.
Advierte los peligros de tener tratos con mujer ajena.
Ni mujer siempre afeitada, ni beber en vasija petiada.
La mujer que a todas horas se halla compuesta, da pruebas de no ser muy hacendosa, por lo tanto no es muy conveniente, así como tampoco lo es, para el sediento, el tener que beber la corta cantidad de agua que va saliendo por el estrechísimo cuello de aquellas vasijas que antiguamente se construían en España con el nombre de penadas.
Ni mujer sin tacha, ni mula sin raza.
Una opinión más de los detractores del bello sexo, algo exagerada a nuestro modo de ver. En cuanto a la raza, téngase en cuenta que no se refiere al linaje, sino a una grieta que se suele formar en la parte superior del casco de las caballerías y que se designa con ese nombre.
No es brava la mujer que cabe en casa.
Las mujeres se suelen desahogar dando unos cuantos gritos; pero después se les pasa como si nada hubiese ocurrido, pues ni se van de la casa, ni se vuelven a acordar de lo sucedido: no hay, pues, tal braveza.
No es mujer la que no se agacha, o baja, a coger un alfiler.
Contra las que no se distinguen por sus cualidades económicas o ahorrativas.
No es una mujer bonita lo que el hombre necesita.
La hermosura se marchita a medida que se van aumentando los años; pero el juicio se consolida con la edad, y eso es cabalmente de lo que ha menester todo hombre formal y sensato.
No hacer lo que la mujer de Lot.
No volver la cara atrás.
Sabido es por el relato bíblico que habiendo decretado Dios la destrucción de Sodoma y Gomorra, permitió que se salvase del fuego Lot con toda su familia, mandándoles que, en su huida, no volviesen la cabeza para mirar atrás, orden que todos cumplieron, excepto la mujer de Lot, que, por su curiosidad, se vio convertida en estatua de sal.
No hay cosa tan incomportable ni tan fuerte como la mujer rica.
Pues por ser ella la dueña del capital, se cree con derecho a mandar en todo y en todos.
No hay más mujer casta que la no rogada.
Refrán absurdo a todas luces, pues supone que la mujer honesta no lo es por virtud, sino porque no ha encontrado facilidades para dejar de serlo.
No hay mujer hermosa el día de la boda.
Alude a que, en tal ocasión, la preocupación propia del estado que va a contraer, la hace no pensar en atender a su embellecimiento.
No hay mujer que no guste de oírse llamar hermosa.
La alabanza, aun en las personas más refractarias a ella, siempre suele producir impresión: ¿qué no hará en el bello sexo, cuando funda todo su mérito en su hermosura?
No hay mujer tan buena como la de los demás.
Sabido es que la fruta del cercado ajeno suele ser la más codiciada.
No puede ser el guardar a una mujer.
Especialmente si ella no quiere guardarse.
No ruegues a mujer en cama, ni a caballo en el agua.
Enseña que en ciertas ocasiones es más conveniente imponerse que suplicar.
No le fies de mujer que no hable, ni de perro que no ladre.
Úsase en Segovia para indicar que una y otro son traidores y hacen daño cuando menos se espera.
No tomes mujer tal, que te sirva de anzuelo y de caña de pescar.
Contra los que se casan proponiéndose utilizar a la mujer como medio para conseguir su medro personal.
Para a tu mujer empreñar, no necesitas a otro buscar, o no debes a tu amigo buscar.
Lo que puede y debe hacer uno por sí mismo, no hay para qué encomendarlo a la diligencia de otro.
Para la mujer borracha, el mejor remedio es la estaca.
Efectivamente, para corregir tan feo vicio, es seguramente el mejor sistema.
Para mujer, judio ni abad, no debe hombre mostrar rostro ni esfuerzo.
Es decir, que se conceptúan de tan exiguo valor, que no vale la pena molestarse lo más mínimo por ellos.
¿Para qué se afeita la mujer casada? — V. La mujer del ciego, ¿para quién se afeita?
Que te ame y te respete tu mujer, difícil ha de ser; pero si lo consigues, por poco que vivas, mucho vives.
Expresa lo mucho que vale el cariño de la mujer propia, que no es tan difícil conseguir, como cree el autor del refrán, pues todo depende del talento y de la conducta del marido.
Quien a su mujer no honra, a si propio se deshonra. — V. Quien lionra a su mujer, se honra a si mismo.
Quien en todo a su mujer contenia, cornudo animal presto diventa.
Recomienda que no se haga uno muy de miel con las mujeres.
Quien honra a su mujer, se honra a st mismo.
Como quiera que la mujer casada forma parte integrante del marido, todos cuantos beneficios hagamos recaer sobre ella, redundarán en provecho de nosotros mismos. Quien mala mujer cobra, siervo se torna. Ya sea porque tiene que estar acechando constantemente la conducta de su mujer, ya porque, abandonado de ésta, necesita atender al cuidado de su propia persona y a las exigencias domésticas.
Quien más no puede, o quien no tiene más remedio, o quien no tiene otra cosa, con su mujer se acuesta.
Dícese de aquellos que se contentan con lo lícito más por necesidad que por virtud.
Quien no tiene mujer, mil ojos ha menester.
El que está al cuidado de manos mercenarias está obligado a revisarlo y verlo todo, si no quiere encontrarse víctima de más de cuatro hurtos.
Quien quisiere mujer hermosa, el sábado la busque, o la escoja, que no el domingo en la boda.
Es decir, cuando por estar haciendo sábado, o sea limpiando la casa, está despeinada, sucia de polvo, sin lavar, etc., que a pesar de todo eso se ve su belleza natural. En cambio para presentarse en público y para una fiesta, hasta las más feas parecen bonitas a fuerza de pinturas, afeites y arreglos.
Saber elegir buena mujer, es mucho saber; pero sin mucho examen, no puede ser.
Aconseja que no se precipite uno en la elección de mujer para matrimoniar, pues no debe hacerse hasta tanto que no se tenga bien conocida y estudiada a la que ha de compartir para siempre nuestra vida.
Ser mujer de asta y rejón. — V. Ser mujer de rompe y rasga.
Ser mujer de rompe y rasga.
Aplícase a la que es varonil, amiga de escándalos y de emplear la fuerza si llega el caso.
Si a la mujer le es mandado cosa vedada, ella hará cosa negada.
Indica la propensión, no sólo en la mujer, sino también en el hombre, de hacer todo aquello que le está prohibido.
Si dormiste con mi mujer, Periquillo el de la aldehuela, buena pedrada di a tu perra.
Contra los que no pudiendo vengarse del ofensor, se consuelan descargando su saña contra lo primero que encuentran.
Si la mujer conoce que es amada, cátala endiosada.
Cuando las mujeres comprenden que un hombre está verdaderamente enamorado de ellas, suelen ensoberbecerse y tratar tiránicamente al que se ha rendido a su belleza.
Si la mujer no quiere, ser guardada no puede.
Variante de otros ya indicados.
Si quieres dar de palos a tu mujer, pídele, al sol, de beber.
Indica que el que está en su juicio no comete tal acción, por lo que sólo se justifica en el que está borracho.
Si quieres ver a tu mujer gordita, después de la sopa dale una copita. — V. Si quieres ver a he marido gordito, tras de la sopa échale un tragüito.
Si quieres ver a tu mujer morta, dale a comer saboga.
Porque la saboga, por otro nombre el sábalo, tiene muchas y agudas espinas.
Si supiese la mujer las virtudes de la ruda, la buscaría de noche a la luna.
Esta planta, entre otras muchas virtudes medicinales que tiene, posee la de provocar las reglas cuando éstas se retrasan o se presentan anormalmente.
Si tu mujer quiere que te tires de un tejado abajo, pídele a Dios que sea bajo.
Manera de manifestar el gran ascendiente de la mujer sobre el hombre, pues, por lo regular, consigue el que prevalezca su capricho en aquello que se propone.
Sin la mujer, todo hombre seria un oso informe.
El cuidado de la mujer es verdaderamente necesario para el hombre; pero eso del oso... Permítasenos protestar de la hipérbole, en nombre del sexo feo.
Tal es la mujer de otro marido, como olla de caldo añadido. — V. Tales son migas de añadido, como mujer de otro marido.
Tiene razón la buena mujer: comiósélos huevos y dióle con la sartén.
Dícese irónicamente contra aquellos que, en vez de subsanar la falta cometida, la agravan incurriendo en otra mayor.
Toma el primer consejo de tu mujer; el segundo, no.
Encomia el mérito de la espontaneidad en los consejos femeninos; no así los ya discurridos.
Una mujer no calla más que lo que no sabe.
Satiriza el prurito de hablar de las mujeres.
Una mujer y un calendario sólo sirven, o valen, para un año.
Axioma de los partidarios de novelerías.
A las mujeres, por lo que parecen.
Una mujer no tiene más edad que la que representa: y como ellas tienen muy buen cuidado de representar poca, de ahí que las mujeres sean eternamente jóvenes.
Cuando van las mujeres al hilandero, van al mentidero.
Donde se reúnen varias personas, especialmente si abunda el sexo femenino, no ha de faltar la murmuración.
De las mujeres, la mejor es la menor. — V. La mujer y la sardina, chiquitína.
Donde hay muchas mujeres, nunca falta rencilla.
El texto del Arcipreste de Hita, dice: Do son tandas mugeres, nunca mengua rensilla, indicando que el carácter femenino es siempre aficionado a dimes y diretes.
En mujeres, y ciegos, y frailes, los mosquitos son elefantes.
«Que por poco que sepan, lo hacen mucho». (Hernán Núñez.) Es decir, que son siempre amigos de exagerar.
Las mujeres, donde están, sobran, y donde no están, hacen falta.
Dualidad de condición que no deja de tener algo de verdadero.
Las mujeres, por la casta.
Así es como debe buscarlas el hombre cuando pretende casarse.
Las mujeres se agarran a, o siempre eligen, lo peor.
Porque suelen fiarse por las apariencias, y lo que la tiene mejor, suele encubrir lo más malo.
Las mujeres siempre escogen lo peor. — V. Las mujeres se agarran a, o siempre eligen, lo peor.
Las mujeres son como la liga: buenas de pegar y malas de desasir.
Es más difícil de lo que parece el poderse separar de una mujer cuando nos hemos unido a ella y no por matrimonio.
Las mujeres son como las ranas, que por una que zambulle, salen cuatro a flor de agua.
Manifiesta lo inclinadas que por naturaleza suelen ser las mujeres a mostrarse en público.
IjO que más vehemejite desean las mujeres es lo que más niegan.
Dicho de Eneas Silvio, papa Pío II, con el cual trataba de demostrar el carácter solapado del sexo femenino.
No hay más que dos mujeres buenas en el mundo: la una se ha perdido y la otra hay que encontrarla.
Manera no poco elegante de decir que no hay mujeres buenas ni por casualidad.
Ordinariamente aborrecen las mujeres a quien las ama.
Es condición general femenina la de mostrar menos cariño a aquella persona de cuyo amor está perfectamente convencida.
Por dondequiera que fueres, ten de tu parte a las mujeres.
Las mujeres pueden mucho cuando se proponen una cosa: debemos, por lo tanto, contar con su protección para todo lo que deseemos.
Por todas las mujeres se va al matrimonio.
Para casarse, lo indispensable es la mujer: axioma perogrullesco en el cual no entra para nada la parte fundamental, o sea las cualidades físicas, morales, etc., que es, precisamente, lo más importante.
Yendo las mujeres al hilandero, van al mentidero.
Advierte que, cuando se reúnen muchas mujeres, suele hablarse mucho y con poco respeto a la verdad. — Como se ve, es una variante de Cuando van las mujeres al hilandero, etc.
MUJERIEGAS:
Ir, o montar, a mujeriegas.
Cabalgar como ordinariamente lo hacen las mujeres, sentadas en la silla, sillón o albarda, y no a horcajadas como los hombres.
MULA:
A tu gusto, mula, aunque descuernes al amo. — V. A tu gusto, mula, y la llevaban arrastrando.
A tu gusto, mula, y la llevaban arrastrando, o y la hartaban de palos.
Dícese a aquellas personas que sufren o aguantan molestias gustosamente, a pesar de tener sobrados medios para poderlo evitar.
Coma mi mula y cene yo, siquiera para, siquiera no.
Aplícase a los que sólo atienden a su conveniencia, no importándoles lo que pueda sobrevenir a los demás. Atribúyese su origen al suceso siguiente: Yendo de camino un caballero de industria, acertó a hacer noche en un mesón, cuya dueña se hallaba en vísperas de parto. Con tal motivo díjole el truhán, que él llevaba constantemente colgada al cuello una reliquia que poseía varias virtudes, entre otras la de hacer parir con toda felicidad, a cuyo efecto tenía el gusto de cedérsele graciosamente; lo cual, creído de la buena mujer, fue causa de que le diera de cenar opíparamente, sin desatender a la cabalgadura.
Ido de madrugada el huésped, faltóle tiempo a la posadera para ver qué contenía la bolsita misteriosa, y se halló escritas en una tira de papel las palabras arriba mencionadas, las cuales con el tiempo pasaron a ser refrán.
Otra versión dice que el mozo permaneció viviendo a cuerpo de rey y sin gastar un céntimo hasta que la mesonera alumbró con toda felicidad: multiplicáronse los regalos, marchóse cuando quiso, y pasado algún tiempo hallóse la alcaldesa en igual trance: acudieron con el misterioso amuleto, pero el resultado fue adverso: se le perdió la fe a la bolsita, y, abierta ésta, vieron que decía: Coma yo perdices y el mulo cebada, y la mesonera que para o no para.
Hacer uno la mula.
Hacerse el remolón, una de las cualidades distintivas de aquel animal.
írsele a uno la mula.
Escapársele por descuido o acaloramiento una expresión poco oportuna.
La mula hiena, como la viuda, gorda y andariega.
Manifiesta que la mejor condición de ambas es la de estar en buenas carnes y no ser pesadas.
La mula, por el folio; la burra, por el polvo, y el caballo, por todo.
Indica los parajes más apropiados para transitar respectivamente por ellos dichos animales. — Tollo, quiere decir atolladero, lodazal, pantano.
La mula y la mujer, por halago hacen el mandado.
Expresa que para conseguir que tanto la una como la otra hagan lo que queremos, no se debe emplear la fuerza, sino el cariño y la persuasión.
La mula y la paciencia se cansan, o fatigan, si hay apuro.
Recomienda que no se abuse de una y otra, a fin de que no se aburran y nos quedemos sin conseguir lo que deseamos. Muía de alquiler, Dios te guarde de tres, que de dos cierta es.
Advierte lo expuesto que está a perderse o desaparecer todo aquello que no se halla en poder de su dueño. Muía de Losa y potro de Alcaraz, tarde haz.
Las caballerías criadas en dichos pueblos tardan mucho en formarse y poder trabajar. Otro refrán expresa la misma idea, manifestando que el que las cría no llega a disfrutarlas. Dice así: Muía de Losa, el que la cria no la goza. Don Fermín Caballero, de quien tomo la anterior explicación, añade que semejante atraso debe de consistir en la flojedad de los pastos, o en otra causa física, la cual no se mete a averiguar. Muía mohína, el demonio la trasquila. Enseña a desconfiar de los que parecen tristes, pues a lo mejor enseñan el mal carácter. Muía mohína, o muy ruin o muy fina. Expresa que suelen tener una de esas condiciones las caballerías que tienen el pelo y particularmente el hocico de color muy negro. Muía que hace hin, y mujer que parla latín, nunca hicieron buen fin.
Condena como defecto la emisión de este sonido en las muías, y las ocupaciones impropias en las mujeres.
Ni mula con tacha, ni mujer sin raza.
Advierte la ventaja de que la mujer venga de buena madre, y que lo sean, si es posible, todas las de su familia.
No compres mula coja pensando que ha de sanar, ni te cases con mujer mala juzgando que se ha de enmendar.
Son dos enfermedades que no tienen solución: lo mejor que se puede pensar es que a la primera se le estropee otra pata, y en cuanto a la segunda, que vaya a peor en lugar de corregirse.
No hay mula de albarda que otra no consienta.
Indica que el que está acostumbrado a servir, le es indiferente depender de uno o de otro.
Querer la mula y los cien ducados.
Es lo mismo que Alzarse con el santo y la limosna. Es decir, llevárselo todo.
Quien quisiere mula sin tacha, ándese a pie.
Hay que tolerar y disimular algunos defectos en las cosas que por su naturaleza no pueden ser enteramente perfectas.
Quien endura, caballero va en buena mula.
Recomienda la economía.
Ser más falso que una mula de alquiler.
Aplícase a las personas y cosas no verídicas.
Ser más testarudo que una mula, o que mula manchega.
Dícese de las personas aficionadas a salirse con sus caprichos, a semejanza de la mula que, como es sabido, suele ser testaruda y obcecada.
Tener más resabios que una mula falsa.
Adolecer una persona de vicios y malos hábitos inveterados.
¿Tengo acaso la mula detrás de la puerta?
Equivale a preguntar si se tiene sangre de mulato.
Trasnocha y madruga, y andarás en mula.
Es decir, vivir siempre entregado al trabajo con lo cual puede uno llegar a permitirse el lujo de no andar a pie.
Una buena mula, una buena cabra y una buena mujer, son tres malas bestias.
Indica que por buenas que sean las tres citadas, nunca dejarán de ser malas. Muías y putas siempre reinan.
Reinar llaman los portugues a pensar en maldad, como lo interpreta el Comendador. Expresa, por tanto, que siempre tienen malas intenciones.
MULADAR:
Lo que no sirve pa ná (para nada), al muladar.
Recomienda que se deshaga uno de aquello que no tiene aprovechamiento ni reporta beneficio.
No poder uno cantar por no estar en su muladar.
Expresa que no debe uno echárselas de valiente más que cuando está en terreno propio y entre los suyos.
MULETA:
Andar con muletas, o necesitar de muletas.
Necesitar de la ayuda o intervención de alguien, o de algo, para poder llevar a cabo lo que se trae entre manos.
¿Muletas tenemos?
Cojo áridas.
Zahiere al que, jactándose de hábil en determinadas circunstancias, necesita recurrir a la ayuda ajena, para no descubrir su ineptitud y poder salir adelante con su empeño.
Tener muletas una cosa.
Ser muy sabida, por antigua.
MULETO:
El muleto siempre parece asno, quier en la cabeza, quier en la cola.
Indica que cuando se tienen pocos años, aun no está definido el carácter de las personas. — V. Aunque la mona se vista de seda, mona se. queda.
MULO:
Andar más que un mulo.
Se dice de aquel que tiene mucha resistencia y aguante, y que no se cansa en su marcha.
Comer como un mulo.
Se dice de la persona que es sumamente voraz.
Como come el mulo, caga el culo.
Refrán bajo y popular con que se le echa en cara a alguna persona lo abundante en su deposición fecal, de resultas de su exceso en la comida.
Lo que piensa el mulo, o el borrico, no piensa el arriero.
Indica la diferencia de criterios que existen entre las personas que ocupan posiciones sociales distintas.
Mulo cojo e hijo bobo lo sufren todo.
Aquellas cosas que son menos apreciadas, son las que se exponen a mayores trabajos.
Ser mulo, o voto, de reata. — V. Ser sacristán de amén.
Sufrir, o cargar, mas que un mulo.
Se dice, física y moralmente hablando, del que tiene mucha resistencia o aguante.
Un mulo rasca a otro.
Nunca falta a personas de cierta categoría otras de la misma clase o inclinación que encubran sus malos hechos y aun los alaben.
MULLIR:
Haber quien se las mulla a uno.
Indica a uno que hay otro que le conozca sus ideas o intentos, y tiene habilidad para rechazarlos o resistirlos.
MUNDO:
Al toma, todo el mundo asoma T y al daca, todo el mundo escapa.
Cuando se trata de percibir o embolsarse algo, todos se apresuran a presentarse; pero si hay que dar, el que más y el que menos se quita de en medio lo más pronto posible.
Andar el mundo al revés.
Desempeñar unos los oficios que debían desempeñar otros; es decir cambiar de categorías o trastrocar los papeles.
¡Así anda el mundo!
Exclamación en que se suele prorrumpir al ver cualquiera tropelía, iniquidad, impunidad, etc.; en suma, cualquier atentado contra el orden o la justicia.
Úsase frecuentemente valiéndose de la locución italiana: ¡Cosi va il mondo!
¡Asi anda el mundo, ni el perro de San Roque se halla seguro!
Coplilla-refrán en que se suele prorrumpir cuando se oye murmurar de una persona tan injusta como descaradamente.
Es el estribillo de aquel cantar que dice.
Al perro de San Roque le han levantado un falso testimonio: que está preñado.
¡Así anda el mundo!, etc.
Así el mundo va andando: unos riendo, y otros llorando.
Expresa que el mundo se compone de dos clases de seres: felices y desgraciados, o sea, los mimados de la fortuna y los desheredados.
¡Ay mundo, mundo, como te tumbo! (Y el mundo lo tumbaba a él).
La primera parte es el dicho de un borracho; la segunda viene a servir de comentario.
Cada uno en este mundo tiene su ventanita: los tinos, grande; los otros, chica.
Expresa que nadie en la vida está exento de faltas y defectos, mayores unos que otros, pero faltas al fin y al cabo.
m Corre con todo el mundo y no te pares con ninguno.
Aconseja que para vivir en la sociedad, debe uno llevarse bien con todos; pero evitando el especializarse con uno para evitar envidias, rencillas, etc.
Dejemos el mundo como está. — V. Bien está San Pedro en Roma.
Dar el mundo un estallido.
Úsase para significar que las cosas se hallan tan desconcertadas, que parece que está para acabarse el mundo.
Del mundo las dulzuras están llenas de amargtiras.
Es una ley de la vida que todo aquello que nos es más agradable, suele llevar tras de sí algo doloroso. — V. No hay miel sin hiél.
Desde que el mundo es mundo.
Explica la antigüedad de una cosa o la continuación en la ejecución de ella.
Después, húndase el mundo.
Frase de los seres egoístas que sólo piensan en su provecho, teniéndoles sin cuidado lo que pueda ocurrir después de que ellos hayan satisfecho sus deseos.
Desterrar del mundo.
Manifiesta que una persona o cosa es tan mala, que no debe ser admitida en parte alguna.
El mundo comedia es.
Sabido es que en sociedad cada uno representa un papel lo mismo que los actores en una obra teatral; y lo mismo que éstos, no actúa según le dicta su conciencia, sino como las conveniencias sociales se lo exigen. Total: comedia.
El mundo es una col, y Jerez el cogollo.
Elogio en obsequio de Jerez de la Frontera, ciudad perteneciente a la provincia de Cádiz.
El mundo hemos de dejar del modo que le Ji aliamos.
Satiriza a los que, noblemente, se esfuerzan en luchar contra las malas costumbres sociales.
El mundo siempre ha sido mundo. — Véase Todo el mundo es país.
El mundo siempre se está arreglando, y nunca se acaba de arreglar.
Declama contra tantas leyes, providencias, etc., como a diario son dictadas en orden a reformar la sociedad, y ésta, siguiendo continuamente de mal en peor.
El mundo va a viva quien vence.
El vencedor siempre tiene quien le aclame, al contrario que el vencido, de quien todos huyen.
El que del mundo escarmienta, a ser bueno comienza, y el que empieza a ser bueno, saca triaca del veneno.
Enseña a no fiarse de la sociedad, tomando solamente de ésta una serie no interrumpida de lecciones de gran provecho para quien tiene el talento de utilizarlas y seguirlas.
En el mundo fiada es duradero, y muchos desde alto caen al despeñadero.
Recuerda la inestabilidad de las cosas terrenas.
En el mundo se respeta sólo al que tiene pesetas. — V. Poderoso caballero es Don Dinero.
En este mundo cansado, no hay bien cum plido ni mal acabado.
Advierte que en el mundo no hay dicha completa, pues cuando parece sonreír la felicidad, viene alguna desgracia a acabar con ella.
En este mundo, el que no se consuela es porque no quiere.
Frase con que, filosóficamente, se incita a no tomar a pechos las adversidades, procurando sobrellevarlas estoicamente.
En este mundo indino, o mezquino, cuando hay para pan no hay para vino.
Las necesidades de la vida son tantas, que el pobre no puede atender a todas ellas a la vez.
En este mundo loco, unos duran mucho, y otros, poco.
Expresa la desigualdad de la vida humana en forma perogrullesca.
En este mundo no hay cosa como llegar a tener una persona cosas.
Las personas más conocidas y alabadas son las que llegan a dar nombre a sus genialidades y caprichos.
En este mundo no hay gente más mala que los hombres y las mujeres.
Refrán humorístico por el cual se da a entender que tan bueno es el sexo fuerte como el débil.
En este mundo no se vende lo que no se tiene.
Manifiesta que, por difícil que parezca, no hay nada que no tenga salida y colocación en la vida.
En este mundo, para saber poco, se necesita estudiar mucho.
La vida del hombre, por muy aprovechada que sea, es muy corta en comparación de los muchísimos años que se necesitaría para abarcar un conocimiento, siquiera somero, de todas las ramas que ostenta el frondoso árbol déla ciencia humana.
Así que, el hombre más sabio del mundo, ignora muchísimo más que sabe.
En este mundo, quien mucho vive mucho ha de ver, y por mucho ha de pasar.
Como la existencia es una enseñanza continua, el que más viva, más ejemplos verá y más acontecimientos han de pasar por él.
En este mundo siempre lia habido y habrá quien ría y quien llore. — V. Del mundo las dulzuras están llenas de amarguras.
En este mundo, unas cosas se dan, y otras se toman.
Denota el desahogo con que muchas personas que desean llevar a efecto cuanto se proponen, cuando no pueden conseguirlo por vías de paz, apelan al recurso de la violencia.
A tal propósito viene, que ni de molde, el siguiente hecho: Celebrábase en el distrito de Palacio, de Madrid (en la noche del jueves 11 de febrero de 1904), un mitin en conmemoración del establecimiento de la República en España, y haciendo uso de la palabra el Sr. D. Nicolás Salmerón (hijo), terminó un fogoso discurso con el siguiente dístico: ¡Libertad, libertad! la pide Roma. — Pues eso no se da; eso se toma.
Estar el mundo al revés. — V. Andar el mundo al revés.
Este mundo es un golfo redondo, que el que no sabe nadar vase al fondo.
Son muchos los riesgos que hay por el mundo, y recomienda cuan necesaria es la cautela y destreza para librarse de ellos. —Expresa también que el que no sabe vivir se ahoga.
Al buen entendedor... Este mundo es un fandango, y el que no baila, o patea, es un tonto.
Enseña, como norma prudente de conducta, a saber amoldarse a las circunstancias.
Este mundo es un valle de lágrimas.
Porque las penas y sinsabores se suceden en él sin interrupción. Tal calificativo le ha sido adjudicado por la Iglesia en la antífona Salve, Regina, con que imploramos el auxilio de la Santísima Virgen en nuestras necesidades.
Esto es todo lo que se ha de sacar de este mundo.
Modo de justificar el darse uno buena vida.
Haber mundo nuevo.
Ocurrir novedades o alguna novedad.
Huir todo el mundo de uno, como si llevase la peste consigo.
Aplícase a aquellos que, por cualquier causa que sea, se enajenan la simpatía o amistad de todos.
Hundirse el mundo.
Ocurrir un cataclismo.
Ir a contarlo al otro mundo, o al otra barrio.
Expresión con la cual se da a entender el acto de morirse.
Irse por el mundo adelante, o por esos mundos.
Denota el despecho o sentimiento por una cosa que obliga a retirarse o ausentarse inconsideradamente.
Medio mundo trata de engañar al otro medio.
Expresa el carácter, en general, de la Humanidad.
Mientras el mundo sea mundo.
Eternamente, por siempre.
Morir al, o para el mundo.
Apartarse de él enteramente, renunciando a sus bienes y placeres.
Mundo, mundillo, nacer en Granada y morir en Busiillo, o en Irujillo. Otros substituyen la segunda parte de este refrán por: nacer en Jerez y morir en Portillo.
Indica la inconstancia y veleidad de las cosas de este mundo, donde, de igual manera que el que nace en una gran ciudad puede morir en una pequeña aldea, aquel que se meció en dorada cuna está expuesto a acabar sus días pidiendo limosna.
Mundo, mundillo, nacer en palacio y acabar en ventorrillo.
Denota la inestabilidad de las cosas humanas, por cuyo motivo las naciones y familias que se contemplan hoy levantadas al más alto auge, se ven mañana sumidas en la mayor decadencia. Es una variante del anterior.
No caber en este mundo.
Ser muy soberbio, arrogante y vano.
No haber visto el mundo más que por un agujero.
Dícese de aquellas personas que, bien por su poca edad, bien por hacer una vida retraída, carecen de la experiencia que da el trato con la sociedad.
No hay cosa en el mundo que más ame el hombre que la bucólica.
Fácilmente se comprende que la palabra bucólica no se refiere aquí al género literario pastoril, sino a la comida, con lo cual se explica claramente la frase, pues el hombre podrá prescindir de muchas cosas; pero de esa, no.
No hay en el mundo quien no tenga lunar y defectos que le callen y hagan callar. — V. Quien tiene tejado de vidrio, no tire piedras al de su vecino.
No hago ni mundo ni uso nuevo. — V. No hacer usanza nueva en el mundo.
¡Para que se acabe tan pronto el mundo!
Dícese cuando se ve una multitud de chicos juntos, o al tenerse noticia de varias mujeres que están a punto de dar a luz.
Ponerse el mundo por montera.
No tener en cuenta para nada la opinión de los hombres, ni hacer caso del qué dirán.
Quien busca en el mundo gustos, sólo hallará disgustos.
Como estamos convencidos de que la vida es un valle de lágrimas, fácil nos es comprender que toda satisfacción que procuremos buscar en ella será tiempo perdido.
Quien en el mundo fía camina sin guia.
Enseña a no confiar en lo que los demás nos digan, sino que para obrar sigamos nuestro criterio.
Qtiien sigue al mundo y de la virtud se olvida, no espere eterna vida.
Recomienda las prácticas virtuosas, separándose todo lo posible de las mundanas, como poco a propósito para la salvación del alma.
Rodar mundo, o por el mundo.
Caminar por muchas tierras sin hacer mansión en ninguna o sin determinado motivo.
Seria menester hacer el mundo de nuevo.
Es preciso transigir con ciertos usos y costumbres ya inveterados, a los cuales no es fácil aprontar el debido remedio.
Siempre ha habido en el mundo pobres y ricos.
La desigualdad social ha sido, es y será eterna.
Tener mundo, o mucho mundo.
Saber por experiencia lo bastante para no dejarse llevar de exterioridades o de las primeras impresiones.
Todas las cosas en este mundo tienen su contrapeso y declinación.
Da a entender que todo se halla equilibrado en él.
Todo el mundo es país, o es uno.
Úsase para disculpar el vicio o defecto que se pone a un determinado lugar, no siendo particular de él, sino común en todas partes.
Todo el mundo es uno. — V. Todo el mundo es pais, o es uno.
Todo el mundo está lleno de bartolomicos.
Refrán que nació en España a fines del siglo xv o principios del xvi, con motivo de hallarse desempeñados los principales destinos de la nación por individuos que habían sido colegiales en el Mayor de San Bartolomé de Samanea, a quienes por esta razón había aplicado el vulgo la denominación de bartolomicos. Dicho establecimiento lo fundó D. Diego de Anaya Maldonado por los años de 1410, a la sazón obispo de Cuenca, y después arzobispo de Sevilla.
Para más datos, consúltese a Gil González Dávila en su Historia de Salamanca, lib. 3. 0, cap. XV.
Todo es nada en este mundo si no se endereza al segundo.
Recomienda pensar en la vida futura y obrar con arreglo a la divina ley, para conseguir la gloria eterna.
Todo se pega en este mundo, menos lo bonito.
Exhorta a separarse de las personas viciosas, mal educadas o enfermas, por la razón indicada en el refrán. Suele decirse con preferencia a los niños.
Valer un mundo.
Frase con que se encomia el mérito o valor de una persona o cosa.
Véame todo el mundo, y en mi casa no me vean.
Contra las personas extremadamente callejeras, máxime cuando tienen algún interés en que su familia ignore la conducta que observan fuera del hogar doméstico.
Ver mundo.
Viajar por varias tierras y países. — V. Rodar mundo, o por el mundo.
MUÑOZ:
Preguntádselo a Muñoz, que miente más que yo.
Frase que se dirige a aquellos que, no siendo creídos bajo su palabra, apelan al testimonio de otro individuo, de cuya veracidad tenemos tanto o más motivo para dudar.
MUR:
Lo que has de dar al mur, dalo al gato, y sacarte ha de cuidado.
Aconseja que hagamos con prudencia, obrando con mejor consejo, lo que hemos de hacer a la fuerza o sin poder evitarlo.
MURMURACIÓN:
A la murmuración maliciosa no hay estado que se escape.
Al os maldicientes no les falta jamás pretexto para hablar mal de los demás.
La murmuración pasa, y el dinero se queda en casa.
Se dice de las personas que con tal de lograr su gusto, estiman en poco el qué dirán de las gentes.
No es buena la murmuración, aunque haga reír a muchos, si mata a uno.
Muchos, con tal de hacer reír a los demás, satirizan despiadadamente a una persona, sin comprender el daño que se causa a la víctima.
Creemos que la murmuración no es buena nunca.
MUSA:
Soplarle a uno la musa.
Estar inspirado para componer versos; acudirle con afluencia y fecundidad las especies.
Tener la musa de espaldas.
Dícese del que, pretendiendo producir alguna composición poética, no emite más que pensamientos pedestres y consonantes vulgares.
MUSARAÑAS:
Estar pensando en las musarañas.
Se dice de la persona que está embelesada y con la boca abierta.
MÚSICA:
A música de rebuznos, contrapunto de varapalos.
Cuando se nos habla o trata de una manera inconveniente, la lógica enseña a contestar sentando las costuras.
Donde hay música no puede haber cosa mala.
En elogio de este divino Arte, cuya influencia es tal que hasta domestica a las fieras: díganlo, si no, los domadores indios de serpientes, para no remontarnos a los tiempos míticos de Orfeo.
Eso es lo mismo que dar música a un sordo.
Dícese de aquel que trabaja en vano por persuadir a alguno que no está por el gusto de mudar de opinión, a la manera que siendo el oído el conductor de los sonidos, mal pueden ser percibidos éstos por quien carece de aquel órgano, y dado que, por otra parte, no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Irse con la música a otra parte.
Expresión familiar con que se despide y reprende al que viene a incomodar, o con impertinencias.
La Música empieza donde acaba la Poesía.
Considerándola como complemento de las bellezas de ésta. — Aplícase también, socarronamente, a aquellos matrimonios en que, pasados los efectos de la luna de miel, o parte poética de los casados, al darse cuenta de la realidad de la vida, comienzan las desavenencias, en que suele intervenir el solfeo, llevando el compás con una buena vara de avellano.
La música es el ruido que menos me molesta.
Dicho de aquellas personas a quienes dotó la divina Providencia de orejas y no de oído.
La Música es para quien la entiende. — V. Dios me dé contienda con gente que me entienda.
La música las fieras domestica.
Es tanta la influencia que el sonido ejerce sobre los animales, no ya sobre las personas, que amansa la fiereza de no pocos de éstos. Cuéntase del tracio Orfeo, el más notable de todos los aedas de la época prehomérica, que se salía al campo a tocar un instrumento, viéndose rodeado al poco tiempo por toda clase de animales que le escuchaban con la mayor complacencia.
La Música y la Poesía, no toleran media fila, o no sufren medio.
El resultado del juicio que recae sobre una composición musical, o poética, tiene que ser forzosamente bueno, o malo, pues lo delicado y exquisito de esas dos facultades rechaza, en buen criterio, la calificación de regular y mediana.
Música, caza y pesquera, a la vejez piojera.
Indica que son oficios en lo general tan poco productivos que no son bastantes para asegurar una vejez descansada.
Música, pintura y guerra, desde fuera.
Las dos primeras desde lejos se aprecian mejor: en cuanto a la tercera, no creemos a nadie de tan mal gusto que desee presenciarla.
Música que no he de oír, que la pague quien la oiga.
Dícese de todo aquello que se nos quiere hacer pagar cuando no hemos de disfrutarlo. Atribuyese el dicho a Quevedo, refiriéndose a los músicos que alguien quería cantasen en las exequias del ingenioso polígrafo.
Música ratonera.
La mala o compuesta de malas voces o instrumentos.
Música y flores llaman amores.
Encantan y atraen por su respectiva hermosura.
No entender uno la Música.
Hacerse el desentendido de lo que no le tiene cuenta oír.
Para música vamos, dijo la zorra.
Refrán con que se nota al que, fuera de propósito y con pretexto de diversión, embaraza al que está ocupado en un asunto serio.
Todo eso es música, o Todo eso es música celestial.
Modo de manifestar el poco o ningún caso o aprecio que uno hace de lo que le están diciendo, ya por iluso el que habla, bien porque su intención es la de halagarnos y seducirnos.
Respecto a la segunda forma que acabo de apuntar, diré lo que se me ocurre. En mi concepto, debe ser atribuido el origen de esta locución a la ridicula escuela de los preceptistas antiguos, empeñados en deducir los intervalos de la gama o escala musical, de la distancia que existe entre los cuerpos celestes que componen el sistema planetario.
Así como los delirios de las novelas de caballería y los de los malos predicadores fueron satirizados, respectivamente, por Cervantes y el P. Isla, de igual manera éstos y otros dislates musicales merecieron ser chistosa y plausiblemente zaheridos por el abate Eximeno, jesuíta, en su preciosa obra intitulada Don Lazarillo Vizcardi, manuscrito que, habiendo permanecido inédito y desconocido por espacio de cerca de un siglo, ha sido dado a la estampa merced a la exquisita diligencia y laudables desvelos de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, en general, y en particular a la laboriosidad de uno de sus más distinguidos colaboradores mi apreciable amigo el Sr. D. Francisco Asenjo Barbieri.
Volverse la música responsos.
Pasar repentinamente de un estado satisfactorio a otro desagradable.
MÚSICO:
De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco.
Refrán con que se da a entender es tan natural en el hombre la afición a la música y la poesía, como general la propensión de cada individuo a tener una manía favorita.
El músico que más sabe, no sabe comúnmente más que música.
Refiérese a la poca instrucción literaria que, salvo honrosísimas excep ciones, suelen tener los individuos que se dedican al cultivo del bello arte del sonido.
A los músicos, pagarlos mal y tratarles peor.
Máxima depravada, debida probablemente a algún jefe de orquesta dotado de poca conciencia y menos educación.
Irse algo entre músicos y danzantes.
Gastarse el dinero sin saber dónde se ha ido, en bagatelas, entre unos y otros.
No quedarle a uno, como a los músicos viejos, más que la afición y el compás.
Frase proverbial con que se manifiesta que alguna persona ha abandonado por completo algún ejercicio, profesión, devaneo, etc., sin perder por eso de todo punto su afición a ello y su inteligencia en aquello que constituía anteriormente el objeto de su ocupación o deleite, a la manera que suele suceder con los músicos entrados en años, quienes no pudiendo ya ejecutar la música en fuerza de su edad, la siguen conservando cariño al propio tiempo que no pierden en inteligencia.
MUTATIO:
Hacer mutatio capparum.
En sentido directo, cambiar de ropa; en el figurado, variar de modo de pensar, obrar de distinta manera a como se había hecho anteriormente.
NABO:
Arráncate, nabo.
Nombre de cierto juego que usan los muchachos.
Cortar alguna cosa cercen a cercén corno si fuera uti nabo.
Cortarla de raíz, como se hace con esta hortaliza.
El buen nabo, por Santiago tiene cabo.
Esto es, deben sembrarse en la luna llena de julio, para que sean tempranos.
Cada uno alaba sus nabos. — V. Cada buhonero alaba sus agujas.
Si quieres buenos nabos, en julio has de sembrarlos.
Enseña que en este mes es cuando debe sembrarse dicha hortaliza.
NACER:
Apenas nació, cuando expiro.
Dícese de todas aquellas cosas cuya vida es efímera.
Aún no ha nacido, y ya estornuda. — Véase Hasta los gatos quieren zapatos.
Cuanto más tarde nacido, tanto más querido.
Expresa que, por lo general, el último hijo que nace es el más querido, máxime si es hijo de padres ya viejos.
Desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano.
Se dice por el que no tiene ambición, y se conforma fácilmente, aunque pierda o deje de adquirir algunos bienes.
Haber nacido de pie.
Aplícase a las personas afortunadas que en todo cuanto ponen mano les sale bien.
Haber nacido uno en tal día.
Haberse librado en esa fecha de un gran peligro de muerte.
Haber nacido uno tarde.
Frase en que se nota la falta de experiencia, inteligencia o noticias, especialmente cuando se introduce a dar su dictamen entre hombres ancianos.
Nadie nace enseñado.
Refrán con que se disculpa la ignorancia de una persona respecto de una cosa determinada.
No con quien naces, sino con quien paces.
El trato y comunicación, hace más que la crianza y linaje en orden a las costumbres.
No es bien nacido quien no es agradecido. — V. No es bien nacido quien no es AGRADECIDO.
«... diré con Hesíodo, Eurípides y Sófocles, tres ilustradísimos poetas griegos, que una gracia engendra a otra, conviene a saber: la gracia del que da, a la gracia del que recibe, para agradecer lo recibido; y añade Sófocles, que no tiene nobleza quien se olvida del beneficio recibido». (Agrie, crist. de Pineda, tomo I, pág 24).
Quien antes nace, antes pace.
Los hijos primogénitos, especialmente los mayorazgos, son los que se llevan la hacienda, quedándose los segundos sin comer.
Quien da que nacer, da que comer.
Consuelo que se da a los casados pobres que se hartan de hijos, para significarles que la divina Providencia, que les concede la prole, no dejará de enviarles los recursos más necesarios e indispensables con que poder sustentarla.
Se sabe dónde se nace, pero no donde se muere.
Como nadie elige la muerte, es imposible predecir la fecha y el sitio en que se ha de pasar a la otra vida.
Si no, que mire para lo que ha nacido.
Imprecación con la cual se amenaza de muerte a una persona.
Venir como nacido.
Manera de ponderar la aptitud y propiedad de alguna cosa para el fin que se desea.
Tantos son nacidos, tantos son queridos.
Refiérese a los hijos, pues, efectivamente, no hay padre que reciba mal uno más, por muchos que tenga.
NACIÓN:
Cada nación tiene su carácter, y cada sociedad, sus usos.
Recomienda al extranjero que no extrañe las costumbres nuevas que vea en el país que visita por primera vez.
No hay nación que no tenga bueno y peor, ni sitio donde falten virtud y vicio. — V. En todas partes cuecen habas.
NADA:
A quien nada le debo, con nada le pago.
Basándose en la ley de reciprocidad manifiesta la poca obligación de guardar atenciones ni hacer favores a quie nes no nos las guardan, ni nos los hacen A quien nada quiere, todo le sobra.
Suele decírsele a la persona que siendo preguntada qué desea, contesta displicentemente o con enfado que no quiere nada.
De nada no puede hacerse algo.
Da a entender que donde no hay materia no se puede obtener ningún resultado. Suele aplicarse a las personas cuya inteligencia es nula.
La nada, la nonada, y la cosita ninguna.
Expresión familiar empleada casi siempre con los niños para indicar el poco valor de una cosa o quitarle importancia a algo.
Mejor es no decir nada, que decir necedades. — V. Más vale buen callar, que mal hablar.
Nada con demasía.
La verdadera corrección estriba en un buen medio, pues las exageraciones son malas en todo.
Nada creas hasta que lo veas.
Enseña a no juzgar de ligero y por sólo las apariencias, pues éstas muchas veces engañan, y lo hecho no basta a evitarlo ni el arrepentimiento ni el dolor.
Nada entre dos platos.
Úsase para apocar una cosa que se daba a entender ser grande y de estimación. — V. Ser más el ruido que las nueces.
No deberse nada una persona a otra. — V. Pagarse en la misma moneda.
No es nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano.
Significa que uno no da importancia a una cosa, siendo así que la tiene, y mucha.
No es nada; que del humo llora.
Irónicamente censura a los que no dan importancia a cosas graves.
No es nada; que matan a mi marido. — V. No es nada; que del humo llora.
No hay cosa que a la larga canse más que no hacer nada.
Dícese a los amigos de no trabajar, (que, entre paréntesis, lo suelen oír como quien oye llover), para tratar de convencerlos de que la ociosidad es más aburrida que el trabajo.
No ser cosa de nada.
No tener importancia ni valor alguno lo que se hace, dice o pide.
«Bien puede vuestra merced, señor, concederle el don que pide, que no es cosa de nada, sólo es matar a un gigantazo, y esta que lo pide es la alta princesa Micomicona, reina del gran reino Micomicón de Etiopia». (Quijote, Parte primera, cap. XXIX.)
No ser nada.
Frase con que se pretende minorar el daño que ha sucedido en un lance o disgusto.
Nunca se guisó nada a gusto de todos.
Es imposible agradar a todo el mundo.
Por preguntar, nada se pierde, o Nada se pierde con preguntar. — V. El que pregunta no yerra.
Quien debe y paga, no debe nada, o Quien paga, no debe nada.
Recomienda que no se contraigan deudas. Suele emplearse cuando se entrega o devuelve algún dinero que se debía.
Quien no dice nada, ni peca ni miente.
La mejor manera de no cometer errores o indiscreciones es no hablar.
Todo es nada, sino trigo y cebada.
Manifiesta que lo mejor es lo positivo.
Toma nada, que no te engaño.
Dícese por burla a aquel a quien se pretende defraudar en sus esperanzas.
NADADOR:
El mejor nadador es del agua.
Aquel que frecuentemente se expone a los riesgos, fiado en su destreza o habilidad, por lo general perece en ellos.
NADAL:
Nadal, frio cordial.
Da a entender que por los alrededores de Navidad hace un frío muy intenso.
El Comendador dice que es refrán italiano, y debe creerse así, mejor que no asturiano, como decía antiguamente la Academia, dado que ninguna de las acepciones que tiene en español la voz cordial se adapta a esta ocasión, mientras que en italiano significa capital, en el sentido de extremado o muy grande.
Por Nadal, cada oveja a su corral.
Indica la conveniencia de separar por Navidad los ganados.
NADAR:
Echarse uno a nadar.
Ponerse a buscar a alguien, o algo a la ventura.
El que nada, no se aliaga. — V. A quien nada quiere, todo le sobra.
NADIE: