A la vejez, aladares de pez.
Critica a los viejos que se tiñen las canas para parecer jóvenes.
A la vejez se apoca el dormir, y se aumenta el regruñir.
Desgraciadamente, los viejos duermen poco a causa de sus preocupaciones, y riñen mucho porque todo lo encuentran mal hecho, unas veces con razón, y otras sin ella.
A la vejez, viruelas.
Dícese algunas veces de todo aquello que, en general, llega tarde, y otras, concretándose a la edad madura, de los viejos alegres y enamorados, quienes por razón de sus muchos abriles, parece debían estar exentos de los ataques de Venus, como lo están, por lo regular, de las viruelas.
A la vejez y a la juventud espera el ataúd.
Recuerda que la muerte no se fija en edades, llevándose lo mismo al niño, que al adulto, que al anciano. — En general, expresa que todos estamos sujetos a pagar el tributo a la muerte.
Afanar y guardar para la vejez, o Afanar y guardar, y para la vejez ahorrar.
Mientras se es joven, se debe trabajar para encontrarse después una vejez descansada.
Ahorrar para la vejez, ganar un maravedí, beber tres.
Manera de reprender a los que gastan más de lo que tienen.
Cuando la vejez sale a la cara, toda la tez se empaña.
Por el poco agrado con que recibe uno los síntomas de la ancianidad; como que no es cosa para que le de a uno ganas de reír.
La propia vejez es enfermedad.
No hay viejo que no se crea enfermo, aunque no lo esté.
Quien tuvo y retuvo, guardópara la vejez. — V. Genio y figura hasta la sepultura.
Vejez, mal deseado es.
Como es indudable que nadie se quiere morir, y que para llegar a viejo es preciso vivir mucho, de ahí que todo el mundo desea llegar a ese período de la plenitud de la vida, a pesar de los achaques e inconvenientes que en pos de sí acarrea la ancianidad.
La vejez de la pimienta le venga.
Manifiesta el deseo de que se viva muchos años.
VEJIGA:
Estar inflado como una vejiga. — V. Estar inflado como una pelota.
VELA:
Dos de la vela, y de la vela dos, son cuatro.
Aplícase cuando se nos da una cuenta embrollada, con referencia a aquel criado a quien su amo envió por una bujía (que en aquellos tiempos costaba dos cuartos), dándole una peseta, y no le devolvió nada, justificando su cuenta de esta manera: «Dos de la vela y de la vela dos, son cuatro; cuatro por ocho treinta y dos, y dos de la vela, treinta y cuatro». Sabido es que una peseta tenía ese número de cuartos.
Hacer uno una cosa a toda vela.
Llevarla a cabo con rapidez y rectitud.
Nadie le ha dado a usted vela en este entierro. — V. Nadie le pregunta a usted la edad que tiene.
Ninguna vela alumbra hasta que la ponen en el candilero y la encienden.
Por mucho talento que se tenga, hasta no hallar un protector, el trabajo hecho es perdido.
¿Quién le ha dado a usted vela en este entierro?
Frase metafórica y familiar con que se reprende al que toma parte en un acto o conversación a que no ha sido llamado.
Una vela se consume a fuerza de mucho arder.
El exceso de trabajo aniquila al que tiene que desempeñarlo.
Amainar las velas.
Aflojar, desmayar en la solicitud, diligencia o interés con que se hacía antes una cosa. — Verse obligado por las circunstancias a abatir el orgullo, o desistir de pretensiones exageradas.
Estar a dos velas.
Carecer de toda clase de recursos. — Parece proceder el origen de esta frase a que, como en las iglesias, después de terminadas las funciones religiosas, se apagan todas las luces menos dos que quedan delante del sagrario, y como éstas alumbran poco para el espacio tan grande de aquéllas, puede decirse que quedan tristes y medrosas, y, por lo tanto, se compara con el ánimo del individuo que no tiene dinero.
Estar alguna persona que se le pueden encender dos velas.
Hallarse muy apurada, casi a la expectativa de la muerte; empléase hiperbólicamente.
Poner velas al viento.
Favorecer un asunto.
Recoger velas.
«Contenerse, moderarse», según la Academia. — Se usa más comúnmente con la significación de «poner los medios para dar fin a aquello de que se trata, como una conversación, un trabajo manual».
VELAR:
A quien no vela, todo se le revela.
Aconseja no dormirse cuando se trata de conseguir algún asunto que nos interesa.
VELASCO:
Aquí está Velasco, que a nada hace asco.
Dícese de los caracteres que fácilmente se avienen a todo. Por el contrario, de los naturalmente descontentadizos se suele decir: ¡Si encontrará Menga cosa que le venga! (Véase)
VELO:
Correr, o echar, un velo sobre una cosa.
Callarla, omitirla porque no se deba o no convenga hacer mención de ella o recordarla.
VENA:
Acostarse la vena.
Frase con que expresan los mineros que la inclinación de un terreno o filón ha cambiado. De aquí el que se aplique a la persona que muda de parecer con frecuencia.
Coger, o hallar, a uno de vena.
Hallarlo en buena disposición para conseguir de él lo que se pretende.
Dar en, o hallar, la vena.
Encontrar o descubrir un medio útil, hasta entonces ignorado, para conseguir con facilidad lo que se deseaba.
Darle a uno la vena.
Excitársele alguna especie que le inquieta o mueve a ejecutar una resolución impensada o poco cuerda.
Estar uno de, o en, vena, o picarle a uno la vena.
Encontrarse de humor o en ocasión propicia para hacer con acierto lo que se pretende. —Dícese más comúnmente del que se halla inspirado para componer versos.
Sangrar de la vena del arca.
Sacarle a otro algún dinero contra su voluntad.
VENABLO:
Estar uno echando venablos. — V. Estar uno hecho un veneno.
VENCEDOR:
Tanto el vencedor es más honrado cuanto más el vencido es respetado.
Vencer al que no vale, no tiene mérito alguno; pero sí al que está reputado como sabio.
VENCEJO:
Parecerse a un vencejo caldo.
Dícese del que necesita de ayuda para poder levantarse de la situación precaria en que se halla sumido.
Comiendo y andando, y haciendo vencejos.
Dícese del que es gran aprovechador del tiempo, ejecutando varias cosas a la vez. — Vencejo es el lazo o tomiza con que se ata una cosa, especialmente los haces de las mieses.
Parecerse a los vencejos, que tienen el bigote alrededor del pico.
Aplícase a los barbilampiños.
VENCER:
Quien quisiere vencer, aprenda a padecer.
Indica que no hay nada que dé más fuerza en la lucha por la vida que el sufrimiento.
El vencido, vencido, y el vencedor, perdido.
Aconseja huir en lo posible de toda clase de disputas, pleitos, discusiones, etc., por los disgustos y dispendios que suelen acarrear aun al mismo que sale victorioso y triunfante en su pretensión.
Ir, o llevar, de vencida.
Estar a punto de ser vencido, derrotado o confundido, o hallarse una cosa tocando a su término y conclusión.
Muy bien puede del vencido hacer el vencedor lo que quisiere.
Tales eran las leyes de la guerra en la antigüedad; hoy lo hacemos de otra manera.
VENDA:
Ponerse la venda antes que salga el grano.
Prepararse con tiempo sobrado antes de que ocurra o pueda ocurrir alguna cosa.
VENDER:
A buen vender, hasta la camisa.
Cuando una cosa se paga bien, no hay inconveniente en enajenarla.
¡A mi, que las vendo!
Modo de dar a entender que está uno prevenido para no dejarse engañar o sorprender de otro que sabe menos en el particular de que se trata.
Cuando vendan, compra, y atando compren, vende.
Indica lo necesario que es aprovecharse de las ocasiones.
El que vende, acaba.
Quien enajena toda su hacienda, no le queda a qué poder recurrir en un día de necesidad apremiante.
El que vende, bien vende; y el que compra es preciso que mire lo que compra.
Porque se expone, si lo comprado está mal vendido, a quedarse sin la cosa comprada y sin el dinero que diera por ella.
Es dicho de labriegos.
Estar uno como vendido.
Estar mortificado o desazonado en la compañía de los que son de contrario sentir, o extraños y desconocidos.
Estar vendido uno.
Estar expuesto a conocido peligro entre algunos capaces de ocasionárselo, o que son más sagaces que él en la materia de que se trata.
Quien mucho vende, mucho pierde.
Enajenando las cosas en pequeñas cantidades se consigue mucha más ganancia que vendiéndolas de una sola vez, puesto que el comprador exige una rebaja más considerable llevándoselo todo, que si sólo se apropiase una parte.
Vender cara una cosa.
Hacer que a uno le cueste mucho trabajo, diligencia y fatiga el conseguirla. — Proponer y persuadir a uno con razones aparentes la bondad o utilidad de una cosa, que en rigor no tiene.
Venderse caro uno.
Prestarse con gran dificultad al trato, comunicación o vista del que lo solicita o busca.
Vender uno por suya una doctrina, proposición, teoría, etc.
Hacerse pasar por autor de aquello que no ha compuesto o inventado.
VENDIMIA:
Por vendimia, vende tus gallinas; y por Navidad, vuélvelas a comprar.
Refiérese al tiempo en que ponen o dejan de poner estas aves.
Después de vendimias, cuévanos.
Da a entender que se ha hecho una cosa después de pasada la ocasión en que se necesitaba.
San Mateo, la vendimia arreo.
Da a entender que el día de San Mateo están ya maduras las uvas.
VENDO:
Ser mas fojo que un vendo.
Se dice de la persona que es sumamente floja y desaliñada, con alusión a la flojedad o falta de tirantez que le queda al vendo u orillo después de prensado el paño: es de lo que en Castilla se hacen los llamados zorros.
VENENO:
Estar uno hecho un veneno.
Manifestar gran ira o resentimiento por medio de acciones o palabras descompuestas.
No es un veneno para las ratas: la que que no se le va, se le escapa.
Manera chistosa de dar a entender que una persona es torpe o inhábil.
Poco veneno no mata. — V. Tanto es poco como fiada, que ni aprovecha ni daña.
VENERA:
Empeñar la venera.
No omitir gasto ni sacrificio alguno con tal de lograr el objeto que uno se propone.
No se le caerá la venera.
Reprende al que rehusa hacer una cosa por orgullo, o por creer que cede en mengua de su dignidad.
VENGANZA:
La venganza es muy sabrosa.
Máxima anticristiana, como dictada por el espíritu satánico, diametralmente opuesto a la práctica de la caridad y el perdón.
La venganza pensada arguye crueldad y mal ánimo.
El que piensa vengarse, poniendo los medios para ello, no es de corazón muy noble.
No hay más honrada venganza que la que no se toma.
Los corazones magnánimos perdonan siempre las ofensas recibidas.
Quien a otros ofende, siempre la venganza teme.
El que no tiene la conciencia tranquila, por haber obrado mal con alguno, teme siempre que quieran cobrarse el daño en igual forma.
No se ejecutan bien las venganzas a sangre helada.
La venganza que se toma en el momento de ser insultado, es más perdonable que la que se hace habiendo pasado algún tiempo, en que se ha estado pensando a sangre fría.
VENGAR:
El que todo lo quiere vengar, presto lo quiere acabar.
Advierte que no se deben tomar las resoluciones atropelladamente, por salir cuanto antes del asunto de que se trate.
Si de alguno te quieres vengar, has de callar.
El mejor modo de dejar confundido a uno es remitirse al silencio, en ocasión en que se podría descubrir sus faltas.
VENIDERO:
Mejor es precaver lo venidero, que disputar sobre lo pasado.
Como quiera que lo pasado ya no tiene remedio, no vale la pena preocuparse por ello: en cambio, sí debe uno prevenirse contra lo que puede ocurrir mañana.
Lo venidero no está escrito.
Nadie puede predecir el porvenir, puesto que ninguno lo conoce.
VENIR:
Bien venido. — Mejor hallado.
Fórmula de etiqueta que suelen cambiar entre sí la persona que va a una casa y la que la recibe. Dicho se está que si esas personas son de distinto sexo, asume la frase la forma femenina; así como si se trata de ser dos o más los visitantes y los visitados, reviste entonces la forma del plural.
Hoy venida, y eras garrida.
Dícese especialmente de las mozas de servicio que a los pocos días de recibidas quieren alzarse con el mando de la casa, y, en general, de todos aquellos que, al primer paso de su fortuna, se engríen y ensoberbecen.
Mientras más se calla la venida, más hermoso es lo que viene.
Las cosas alabadas antes de ser conocidas, pierden mucho en mérito al ser del dominio de todos.
Con quien vengo, vengo.
Modo de aseverar que se halla uno a favor de otro, o que abunda en su opinión o dictamen.
Quien viene, no viene tarde.
Con tal que se consiga una cosa, no importa lo que se tarde en lograrlo.
Tal vendrá, que tal quiera.
Lo que uno no quiere, muchos lo desean, tomándolo tal cual es.
Venga lo que viniere.
Expresión con la cual se da a entender que no tenemos inconveniente en aguantar las consecuencias de nuestros actos.
Venga o no venga, allá te la encajo.
Se dice contra aquellos obstinados en hacer que prevalezca su capricho o idea, venga o no a propósito. — También se dice: Pegue o no pegue, allá te la encajo. (Véase)
VENTA:
Dame venta y te daré cuenta.
Para obtener ganancias es preciso que un negocio se presente bien.
En la venta consiste la ganancia.
De un comercio parado no se puede sacar producto alguno.
Estar de, o en, venta.
Dícese así de la mujer que tiene costumbre de asomarse mucho a la ventana para ver y ser vista.
Hacer buena la venta.
Frase anticuada con la que se aseguraba se daba por buena o valedera alguna cosa.
Venta quita renta. — V. Más vale renta que venta.
VENTA:
En venta y bodegón paga a discreción.
Denota la necesidad de pagar en estos parajes lo que quiere el ventero o bodegonero.
Hacer venta.
Frase figurada con que se convida a uno cortésmente a comer en su casa al pasar por ella.
No hay peor venta que la vacia.
Porque demuestra que, al no tener público, no es de fiar.
Ser una venta.
Estar un sitio poco resguardado o defendido de la intemperie.
Poner, o meter, a la venta de la Zarza.
Meterlo a barato, de modo que acabe en palos, como el rosario del Chite, o de la Aurora.
VENTANA:
Arrojar por la ventana.
Desperdiciar o malgastar.
Estar asomado a buena ventana, o a buenas ventanas.
Estar cerca de obtener una herencia o de entrar en una dignidad o empleo.
Estar asomado a la ventana, o simplemente, Estar asomado.
Alumbrado, achispado.
El que no tiene una ventana, tiene dos.
Es muy raro encontrar una persona que no tenga alguna falta, pues el que menos posee una, cuando no tiene más.
Hablar desde la ventana. — V. Hablar desde la talanquera.
Porque otros se tiren por la ventana a la calle, no me voy a tirar yo también.
Modo de reprender a los que pretenden justificar su mal comportamiento, fundados en el ejemplo ajeno.
Salir por la ventana.
Salir desgraciadamente de una cosa, lugar o negocio.
Tener uno la ventana al cierzo.
Tener mucha vanidad.
Tirar a ventana señalada.
Usar de algunas expresiones en lo que se dice o se hace generalmente y en común, y por ellas denotar algún sujeto particular, de modo que se conozca que se habla de él.
VENTANITA:
Cada uno tiene su ventanita por donde asomarse.
Da a entender que no hay nadie perfecto en el mundo.
VENTERO:
Ventero a la puerta, venta vacia.
Cuando el encargado de una cosa no tiene nada que hacer, es señal de que el negocio no anda muy bien.
VENTOSA:
Pegar a uno una ventosa.
Sacarle con artificio o engaño dinero u otra cosa equivalente.
VENTURA:
A cada uno mate su ventura, o Dios que le hizo.
Frase con la cual se niega uno a proceder contra otro, evitando así el causarle un daño.
A quien está en ventura, hasia la hormiga le ayuda.
Cuando se tiene suerte, hasta las cosas más pequeñas parece que le son útiles a uno.
Cuando la mala ventura duerme, nadie la despierte.
Dícenlo los que tienen la dicha de experimentar un tiempo favorable.
El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si se le pasa.
Recomienda que deben aprovecharse las oportunidades.
Cuando corre la ventura, las aguas son truchas.
Advierte que cuando sopla el viento de la fortuna, ella misma trae los bienes sin necesidad de salir uno a buscarlos.
El que se muda halla ventura.
Expresa que cuando se cambia de una cosa se experimenta bienestar.
Esperar ventura.
Aguardar a que cambie la suerte, y que ésta sea más favorable.
Está en ventura el ganar, y en cordura el aguardar.
Aconseja la paciencia para conseguir las cosas, puesto que la ganancia suele ser hija de la casualidad.
La buena ventura, Dios es quien la da; ¿te pica la mosca?, pues ráscatela.
No está en mano de uno el proporcionarse su felicidad; por eso en las adversidades no queda otro recurso que tomar una buena dosis de paciencia.
La mayor ventura es gozar de la coyuntura.
Recomienda que se aprovechen las ocasiones oportunas para lograr algo.
La ventura de Garda.
Expresión irónica con que se da a entender que a uno le sucedió una cosa al contrario de lo que deseaba.
La ventura de la barca: la mocedad, trabajada, y la vejez, quemada.
Se aplica a los que toda su vida son desgraciados.
La ventura de las feas las bonitas la desean.
En amores, tanto como en matrimonio, suelen tener más suerte las mujeres feas que las hermosas. Permítasenos hacer la salvedad de que una mujer fea con gracia, vale por todas las bellezas sosas, que no dejan de abundar.
Más corre ventura que caballo ni mula.
La felicidad suele transcurrir con gran rapidez.
Probar ventura.
Exponerse o pretender una cosa en que se considera un riesgo o grave dificultad que pone en duda su consecución.
¡Qué mayor ventura, que miayor placer que morirse una mujer!
Invención, sin duda, de algún mal casado, cuyo comentario huelga.
Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas para dar remedio a ellas.
No suele faltar en medio de las desgracias algún lenitivo para ellas.
Tener más ventura que un cornudo.
Frase irónica con la que se da a entender la desgracia de una persona.
Unos tienen ventura, y otros tienen ventrada. — V. Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados.
Ventura, de la cama a la sepultura.
Aplícase cuando a una enfermedad no se le ve remedio, sino un fin desgraciado.
Ventura te dé Dios, hijo, que el saber, poco te basta.
Refrán que denota que el que tiene favor y protección, aunque no tenga mérito, consigue fácilmente lo que desea.
Las grandes venturas que vienen de improviso, siempre traen consigo alguna sospecha.
Suele ser tan rara la felicidad para el que no está acostumbrado a ella, que, cuando llega a experimentarla, no le parece cosa natural.
VENTUROSO:
¡Menguado el venturoso que confía; menguado el infeliz que desespera!
Tan imprudente es en el poderoso el presumir que jamás ha de caer de su altura, como en el necesitado el desanimarse, por temer que nunca ha de salir de su abatimiento.
VENUS:
Con Venus y Cupido se aviene mal el dios Marte.
El guerrero no debe perder sus energías en brazos del amor.
Es una cosa muerta Venus sin el Baco y sin la Ceres.
El comer y beber bien, predispone para el amor.
Ser una Venus.
Se aplica a toda mujer joven de belleza seductora, con referencia a la diosa Venus, a quien rendían culto los gentiles como a deidad de la hermosura, del amor y de los placeres.
VER:
Cuantas veo, tantas quiero.
Aplícase a los hombres enamoradizos y mujeriegos.
Desde que no nos vemos, no nos conocemos.
Dícese a aquellas personas que, por un cambio de fortuna, parece que se han engreído y no se muestran tan llanas y cariñosas como eran antes de su encumbramiento.
La que es deseosa de ver, también tiene deseo de ser vista.
La curiosidad encubre muchas veces la coquetería.
Más vale ver que creer.
Las mejores argumentaciones en todos los asuntos de la vida, son las pruebas de lo que se afirma.
¿Me ves? —¡Ojalá no te viera! — V. ¿Has visto al dómine? — ¡Ojalá no lo viera!
No haberlas visto uno más gordas.
No tener noticia o conocimiento de aquello de que se trata. — Úsase también con el adverbio nunca y con frases que expresan negación.
No ser visto ni oído.
Hacer, o suceder, repentinamente una cosa. En el Guzmán de Alfarache se lee: Ni fue oído ni visto (parte I, lib. II, capítulo VIII), forma menos común.
Si te vi, no me acuerdo.
Manifiesta el despego con que los ingratos suelen pagar los favores que recibieron.
Si te vi, búrleme; si no te vi, cálleme
Aplícase a la persona a quien se ha sorprendido haciendo alguna cosa ridicula o indigna de ella, al ser preguntado por ésta, pasado tiempo.
Ver uno para lo que ha nacido. — V. Mirar uno para lo que ha nacido.
Verse uno en ello.
Considerar o reflexionar una cosa para su resolución, ejecución o concesión.
Verse negro uno.
Hallarse en grande afán, fatiga o apuro para ejecutar una cosa.
Verse uno y desearse.
Pondera el cuidado y fatiga que cuesta ejecutar alguna cosa; frase elíptica que expresa la idea de verse sin fuerzas y desear tenerlas.
Ver y creer.
Úsase para manifestar que no se quiere creer una cosa sólo por oídas, por ser tal, que, sólo viéndola, se puede creer.
También se suele decir: Santo Tomás, o Santo Tomé, ver y creer. (Véase).
¡Ya se ve! — V. ¡Es claro!
La Academia lo escribe y define así: «Ya se ve. Expresión que se usa para manifestar asentimiento». Supongamos, para hacer patente con un solo ejemplo lo erróneo de semejante definición, que nos pregunta uno: ¿Vendrá Fulano esta noche?, el cual Fulano tiene obligación de concurrir a aquel punto, y le contestamos: ¡Ya se ve! No sé, pues, o ignoro dónde tengo mi mano derecha, que pueda caber asentimiento o conformidad entre la duda que pregunta y la afirmación que responde.
VERANILLO:
Cualquiera en el veranillo, podrá ser tu pastorcillo.
Con el aguanieve, busca quien las lleve.
Las cosas fáciles y cómodas las hace todo el mundo; no así las molestas y difíciles.
El veranillo del membrillo.
Se emplea refiriéndose al mes de septiembre.
VERANO:
Cuando en verano es invierno y en invierno verano, nunca buen año.
Demuestra lo dañoso que es, tanto a la salud como a los frutos, la irregularidad en las estaciones.
El que no haya concluido de verano por San Bartolomé, agua en él.
Censura al labrador indolente que no haya terminado las faenas de la recolección antes de que se acabe el mes de agosto, por hacerse merecedor de que vengan las lluvias a echarle a perder la cosecha. — Dícese también: San Bartolomé, al que no haya concluido de era, agua en él. — V. en el Apéndice.
El verano no se lo come el lobo; ni el invierno tampoco.
Indica que, aunque se retrasen algo las estaciones del año, como en ocasiones suele suceder, no por eso dejan de presentarse.
En verano sin calor, no veranea ti riñon.
Como quiera que las dolencias renales se exacerban con los calores fuertes, el año en que el verano no es exagerado, son menos los pacientes que salen a buscar alivio en los climas templados o relativamente frescos.
En verano, tabernera, y en invierno, panadera. — V. De invierno, hornera; de verano, tabernera.
Ni en el verano sin ropa, ni en el invierno sin bota.
No se debe prescindir de la primera aunque haga mucho calor; la segunda, dicho se está que abriga interiormente con su contenido.
Si en verano bebes caliente, no te hará buen vientre.
En esta estación lo que más agrada son las bebidas frescas. Téngase, sin embargo, en cuenta, que no son las más sanas, a pesar de lo que parece indicar el refrán.
Verano seco, invierno lluvioso.
Por lo general suele suceder así; lo mismo que un verano excesivamente caluroso suele ser precursor de un invierno extremadamente frío.
VERBO:
Hacer una cosa en un verbo.
Sin dilación, sin demora, en un instante.
Echar verbos.
Decir improperios, juramentos y amenazas. —Parece venir su origen del latín verbum, palabra, porque el que jura e impropera no es tan ejecutivo como parece.
VERDAD:
Con la verdad, se acrisola la amistad.
Verdad significa aquí buena fe o fidelidad.
Decir verdad no es pecado.
Manera de justificar el no hacerse solidario de una cosa que sabemos que es falsa.
Donde está la verdad está Dios.
Por ser Dios la Justicia suma, y ésta no requiere más que la verdad.
El que dice la verdad, ni peca ni miente. — V. Decir verdad no es pecado.
Eso es una verdad como un evangelio, o como un templo.
Dícese cuando se presenta algún argumento irrebatible por hallarse en completa conformidad con los hechos.
Estar tan lejos una cosa de otra como la verdad de la mentira.
Expresa lo distanciadas que se hallan dos cosas.
La verdad adelgaza, mas no quiebra.
Exhorta a decir siempre ésta sobre todo, pues aunque se quiera sutilizar y ofuscar con astucia y mentira, siempre sale y queda victoriosa.
La verdad anda de capa caída en la corte.
Como no siempre se le puede decir la realidad a los soberanos, no es extraño que en la corte se mienta continuamente.
La verdad, bien puede enfermar; pero no morir del todo.
Aunque se trate de aminorar la verdad, siempre sale ésta triunfante.
La verdad dista de la mentira tanto cuanto los ojos de los oídos.
Es dicho de Tales de Mileto, convertido en adagio, con el que se significa que las palabras del que acusa, o defiende, pueden inducir fácilmente a error en el que escucha, porque la voz del narrador viste los sucesos del color que le sugiere su afecto; pero que, al que ve las cosas por sí mismo, no es asunto fácil que se le engañe, por cuanto la vista, aunque en ocasiones esté expuesta a ilusionarse, no se deja sobornar de la pasión.
La verdad en su lugar.
Después de contado un hecho, según la versión general, salvamos nuestra responsabilidad con la frase preinserta, narrando lo que hemos visto o sabemos a ciencia cierta.
La verdad es como el aceite, que siempre queda encima.
Por muchos detractores que la verdad tenga, siempre sale triunfante.
La verdad es hija de Dios.
Como impuesta por Él en el octavo mandamiento de su Ley.
La verdad es hija del tiempo. — V. El tiempo no encubre nada.
La verdad hace al hombre hijo de Dios, y la mentira, del diablo. — V. La verdad es hija de Dios.
La verdad no es más que una, o no tiene más que un camino.
Expresa que lo verdadero se impone siempre.
La verdad padece, pero no perece. — V. La verdad, bien puede enfermar; pero no morir del todo.
La verdad por delante.
Cuando se obra con nobleza, no se debe engañar, aunque sea en perjuicio nuestro.
La verdad por las espaldas, y el escribano que escriba.
Aplícase a las personas sin conciencia, que declaran en falso, amparándose bajo el resguardo del ministro de la fe pública.
La verdad que daña es mejor que la mentira que halaga.
La lisonja y la falsedad son más agradables que la verdad, por lo general; pero pueden traer consecuencias que jamás acarrea el conocimiento exacto de las cosas, por triste que éste sea.
La verdad quede en su lugar. — V. La verdad en su lugar.
La verdad se fue al cielo.
Indica que encontrarla en la tierra es algo así como hallar un mirlo blanco.
Para decir la verdad poca elocuencia basta.
La verdad se abre camino por sí sola, sin necesidad de grandes esfuerzos oratorios.
Para sacar una verdad en limpio, menester son muchas pruebas y repruebas.
Como que no se puede aceptar, sin la debida demostración, a fin de no verse engañado.
Peor es una media verdad que una pura y descarada mentira.
El encubrir a medias una cosa es peor que negarla rotundamente: hay ocasiones en que la mentira es hasta piadosa.
Por decir la verdad no ahorcan a nadie.
Dicho de los que son enemigos de las mentiras sociales.
Quien dice la verdad cobra odio.
El decir las cosas tal cual realmente son, acarrea en no pocas ocasiones, enemistades.
Quien dice la verdad, ni peca ni miente.
Da a entender que siempre debe decirse la verdad, por amarga que sea.
Ser una verdad como un templo. — V. Eso es una verdad como un evangelio, o como un templo.
Verdad de Perogrullo. — V. Las verdades de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puno.
Verdad sabida y buena fe guardada.
Úsase para dar a entender que un pleito o causa se debe sentenciar sin atender precisamente a las formalidades y ápices del Derecho.
Viva la verdad y muera la mentira.
Máxima que no todos tienen el valor de seguir.
Decir verdades como templo, o como puño. — V. Eso es una verdad como un evangelio, o como un templo.
Decirle a alguien las verdades del barquero.
Decir a uno sin rebozo ni miramiento cosas que le amarguen, pero que son evidentes.
Estas son: De paja o heno, el pancho lleno; El pan duro, duro, más vale duro que ninguno, o Zapato roto o sano, o malo, malo, más vale en el pie que no en la mano, y Si a todos pasas como a mi (esto es, de balde), gran simplón, ¿qué haces aquí?
Muchas son las versiones que hemos oído respecto al particular; en la imposibilidad de recogerlas todas, citaremos la siguiente, por ser la que mejor conservamos en la memoria: Un estudiantón, de aquellos de la sopa, pretendía pasar un río, en que existía una barca, cuyo amo, como es natural, cobraba una pequeña cantidad por transbordar a la orilla opuesta a todo viajero. Pero es el caso que el infeliz sopista no poseía ni siquiera aquellos cuartos que le exigían; púsose al habla con el patrón, y aunque éste no se daba a partido, acabó por ceder cuando el estudiante le dijo que le daría tres consejos que le valdrían mucho más en la vida que el importe de su pasaje.
Comprendió la verdad de los dos primeros, dichos, respectivamente, al embarcar y en el centro del río; pero el que le hizo saltar en la barca fue el último, pronunciado cuando el pasajero tenía ya un pie en tierra, reconociendo su tontería.
El que está para morir, siempre suele hablar verdades.
En la última hora de la vida, nadie quiere condenarse yendo contra la verdad.
El que te quiere te dirá las verdades. — Quien bien te quiera, te hará llorar.
Las tres verdades del tendero.
Estas son: Peso y medida, cuenta y razón y la verdad encima. Lo que significa: el peso, esto es, las piezas que lo componen, las taras; las pesas, que marcan la cantidad, y la lengüeta que arriba marca la igualdad de las pesas, y que se llama la verdad.
Las verdades amargan.
Se dice por lo poco o nada agradables que son a quien se las dirigen.
Las verdades de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño.
Con esta frase se moteja a alguno indicándole que siendo proposiciones de verdad tan notoria, es una ridiculez que se esfuerce en probar su existencia.
Quevedo refiere algunas de ellas en su Visita de los Chistes, de las cuales copiamos las siguientes: «Muchas cosas nos dejaron las antiguas profecías: dijeron que en nuestros días será lo que Dios quisiere.
Si lloviere habrá lodos; y será cosa de ver, que nadie podrá correr sin echar atrás los codos.
Volaráse con las plumas; andaráse con los pies; serán seis, dos veces tres, por muy mal que lo presumas». Respetamos la rima de la primera redondilla, puesto que así la vemos.
Se ignora si efectivamente existió Pero o Pedro Grullo, el inventor de semejantes verdades, a que ha bautizado el vulgo con el nombre de perogrulladas.
El autor de La picara Justina (novela de principios del siglo xvii atribuida por unos al licenciado Francisco de Úbeda, toledano, y por otros a Fr. Andrés Pérez, dominico de León), sienta que fue asturiano. Lo cierto es que corre una profecía suya por Asturias, relativa a que ha de bajar por el río una avenida de oro y toneles de vino de Ribadavia, con cuyo motivo andan siempre descalzos los paisanos de Perogrullo, a fin de hallarse mejor dispuestos y prevenidos para el día de la pesca.
Al final de La Silva curiosa, del caballero navarro Julián de Medrano, se halla una Profecía de la Cueva de Salamanca, que si no es de Pero Grullo, debe ser de un pariente muy cercano. Véase cómo el tal se explica: «En el año de quinientos y ochenta y tres, y mil, verná mayo tras abril por nuestros merecimientos.
Serán tan grandes los vientos por los aires que ahora vedes, que se caerán las paredes si les quitáis los cimientos.
En los elementos todos habrá muy gran mudamiento, porque lloverá con viento y en lloviendo habrá lodos.
Haráse del fuego brasa do quiera que se hiciere; y el que en su casa estuviere no estará fuera de casa.
La tierra será tan rasa en donde rasa se hallare, que la piedra que rodare más dura será que masa.
Será tan largo el verano, que llegará hasta el invierno; veremos queso tan tierno, que se parta con la mano.
Y el muy alto Soberano, por pecado de la gente, permitirá estar doliente al que no estuviere sano.
Los ríos será forzado que traigan tan gran corriente, que pasará por la puente quien no fuere por el vado.
Y si nace lo sembrado (porque la verdad se diga) ha de nacer hacia arriba, que así está profetizado.
Y así, hallaron los doctores que un muy rico labrador tendrá de comer mejor que los pobres cavadores.
Los prelados, y aun el Papa, y otros muy grandes señores, guardarán antes su capa que la de sus servidores.
Serán todas las ciudades pobladas de ciudadanos, y las villas, de villanos, y habrá de todas edades.
Los tiempos que agora son conciben veinte maldades; los ruines de condición usarán siempre ruindades.
Y así, quien bien entendiere todas estas profecías, entienda que en nuestros días será lo que Dios quisiere».
Para verdades, el tiempo, y para justicia, Dios.
Da a entender que a la larga se averigua o descubre lo cierto, y que la justicia divina es ineludible.
Por decir las verdades se pierden los amigos. — V. Las verdades amargan.
Por no decir las verdades se hacen desamigos.
La verdadera amistad consiste en no callar la realidad, aun a trueque de que se molesten los que la escuchan.
Verdades apuradas son necedades.
No se debe insistir en lo que es conocido de todos.
Verdades y rosas espinas tienen; recíbelas por la flor, que así no punzan. — V. Las verdades amargan.
VERDADERA:
La verdadera predicación es con el buen ejemplo en las obras.
No se puede corregir a los demás sin dar el ejemplo.
VERDE:
¡Anda y que te Uñan de verde!
Modo de enviar a uno noramala.
Arder verde por seco. — V. Pagar justos por pecadores.
Bien juega el de lo verde, pero pierde.
Por muy bien que se hagan las cosas, no siempre salen derechas, o a nuestro gusto.
Darse buen verde.
Divertirse mucho en poco tiempo.
Darse un verde. — V. Darse buen verde.
La que se viste de verde, en su hermosura se atreve.
Expresa la confianza que tiene una mujer en su belleza, usando para su atavío un color que tan poco favorece a la cara. — V. Quien se viste de verde, a su rostro, o a su hermosura, se atreve.
No dejar verde ni maduro. — V. No dejar roso ni velloso.
Poner a uno verde.
Insultarle, darle bastante que sentir, ya con obras, ya con palabras.
Quien se viste de verde, a su rostro se atreve. — V. La que se viste de verde, en su hermosura se atreve.
Retozar uno con el verde.
Estar alegre y satisfecho.
Quien se viste de verde, a su rostro, o a su hermosura, se atreve.
Según la Academia, «Refrán con que se da a entender que el color verde no es favorable a las que no son muy hermosas, y que sin este riesgo sólo deben usar de él las que lo son». Así lo consigna en la primera edición de su Diccionario, tomo I, artículo Atreverse, sin volver a hacer mención de él en las ediciones posteriores.
Confieso que la tal explicación no me satisface absolutamente, por lo que presumo que el vestido verde de que trata el refrán sea una alusión a las flores y hierbas olorosas con que acostumbran convertir algunas hijas de Eva su cabeza en otros tantos jardines; costumbre que en época remota era más propia de cierta clase de individuas que no de la mujer que estimaba en algo su reputación.
Tomar un verde entre dos azules.
«Locución vulgar era entonces tomar un verde entre dos azules, cuyo significado no indicaba otra cosa que la intención o el acto de echar por los trigos de Dios, en compañía de una moza del género que llamó Cervantes del partido, sin más variante que gastar por costumbre medias del color antedicho en vez del jubón de picos pardos que en lo antiguo usaron por ley». (Dionisio Chaulié, Adición a las Cosas de Madrid, artículo intitulado Graciosos de surtido, inserto en la Revista Contemporánea, tomo LIX, pág. 389.)
Verde y con asa, alcarraza.
Dícese cuando se saca una consecuencia que, por los datos que se dan, es sumamente clara y lógica.
¡Están verdes!
Locución con la cual se zahiere y moteja al cjue aparenta desdeñar lo que no puede obtener, basado en la fábula de La zorra y las uvas.
VERDOLAGA:
Estar escogiendo como verdolaga en huerta.
Buscar alguna cosa con sumo cuidado y diligencia.
Dice un cantar andaluz: Anduvistes escogiendo como verdolaga en huerta, y te viniste a casar con el de las patas tuertas.
VERDUGO:
También al verdugo azotan, o alwrcan. — V. También a la Justicia prenden, o ahorcan.
VERDURA:
Comer verdura, y echar mala ventura.
Indica que la alimentación vegetariana conduce pronto al sepulcro. Las corrientes modernas van en contra de esa teoría.
VEREDA:
La vereda no cria hierba.
Modo de expresar que una persona recorre mucho un camino. —Aplícase generalmente a los enamorados y a todos los que tratan de conseguir alguna cosa, para lo cual visitan a menudo a una persona determinada.
VERGÜENZA:
¡Adiós mi vergüenza!
Expresión figurada y familiar con la cual se denota que se hace alguna cosa sin reparo, miramiento ni rebozo alguno.
Catarse vergüenza.
Decíase antiguamente para demostrar el respeto y cortesía que tenía una persona para con otra que se hallaba presente.
Do no hay vergüenza no hay virtud buena.
La primera cualidad que una persona debe tener es la de la vergüenza: si no posee ésta, es de suponer que no sabe lo que son las demás.
La vergüenza era verde, y se la comió un borrico.
Dícese particularmente a los niños que no quieren hablar o hacer algo en público, bajo el pretexto de que les da vergüenza.
La vergüenza para nada sirve y para todo estorba.
Censura la conducta por demás desahogada, baja y ruin de algunas personas. — En buen sentido, V. El miedo para nada sirve y para todo estorba.
La vergüenza y la honra, la mujer que la pierde nunca la cobra.
Hay cosas que, una vez perdidas, no se pueden recuperar; para la mujer no hay mayor gloria que poseer ambas: ¡ay de ella si las pierde!
Más vale vergüenza en cara que mancilla en corazón.
Refrán que advierte que más vale vencer el empacho de hacer o decir una cosa, a quedar con remordimiento de no haberla hecho o dicho.
No fies de tu vergüenza lo que de otro no fiaras.
Aconseja no fiarse de nadie, por mucha confianza que se tenga.
Perder la vergüenza.
Abandonarse, desestimando el honor que a cada uno, por su estado, le corresponde.
Quien no tiene vergüenza, todo el campo, o el mundo, es suyo, o toda la calle es suya.
Aplícase a las personas desaprensivas que no se preocupan por nada más que por su lucro personal, haciendo su gusto sin respeto alguno.
Quien tiene vergüenza ni come ni almuerza.
Refrán con que se da a entender que el vergonzoso no suele medrar.
Sacar a la vergüenza a uno.
Obligarle a que haga públicamente una habilidad, cuando tiene cortedad o desconfianza de desempeñarla bien.
Ser una mala vergüenza.
Frase familiar con que se pondera la ruindad o inconveniencia de una cosa.
Sólo ten vergüenza de no hacer desvergüenza.
El cometer actos indignos una persona bien educada, debe sernos siempre sensible y vergonzoso.
Tener más sueño, miedo, etc., que vergüenza.
Manera de exagerar éstas u otras cualidades, haciéndolas resaltar sobre la mucha vergüenza que distingue al sujeto a quien se refieren.
VERO:
No es todo vero lo que canta el pandero. — V. No es oro todo lo que re luce.
VERÓNICA:
¡No estala Verónica, o la Magdalena, para tafetanes!
No hallarse de buen humor, o con ganas de hacer lo que se le pide, por no encontrarse en condiciones favorables para ello.
¡Por la Verónica de Jaén!
Fórmula de juramente.
¡Por la Verónica de Roma!. — V. ¡Por la Verónica de Jaén!
VERRUGA:
Salirle a uno una verruga, o una buena verruga.
Encontrarse con algún mal suceso inesperado. — Aplícase también a la persona que nos molesta continuamente con sus peticiones, y de la cual no se puede uno librar.
VERRUGO:
Ser un verrugo.
Aplícase al hombre tacaño y avaro.
VESTIDO:
Cortarle a uno un vestido. Algunos añaden: sin tomarle la medida.
Murmurar de una persona, o hablar mal de ella.
El bizarro vestido que te pones, no se considera si lo hizo un corcovado.
Nadie mira los medios por que las cosas se logran: la cuestión está en conseguirlas.
El vestido del criado dice quién es su señor.
Denota que el porte de la servidumbre suele manifestar la calidad de los amos.
El vestido hace al hombre. — V. El hábito hace al monje.
Por el vestido se conoce quien es bien nacido. — V. El hábito hace al monje.
Un vestido de verde-espera ribeteado de nunca-llega.
Aplícase jocosamente a toda esperanza o promesa que nunca llega a realizarse o cumplirse.
VESTIR:
Al revés me la vestí, y ándese asi.
Reprende a los dejados o descuidados que se obstinan en no enmendar lo que han hecho desacertadamente.
El mismo que viste y calza.
Manera de indicar que una persona es la misma de quien se trata o a quien se alude.
Marcharse vestido y calzado.
Súplese: al otro mundo, para indicar que la persona que ha muerto lo ha hecho en estado de gracia, por sus bondades en la tierra.
Vístete como te llamas, o llámate como te vistes.
Los actos de las personas deben corresponder a su educación.
VESUBIO:
Estar hecho un Vesubio. — V. Estar hecho un horno.
VETA:
Descubrir la veta de uno.
Enterarse de sus inclinaciones, intenciones o designios.
VEZ:
Al que una vez me engaña, falte Dios; mas ayiídele, si dos.
Modo de expresar que no se dejará una engañar dos veces.
Al que yerra perdónale una vez, mas no después.
Advierte que es razón disimular y perdonar el primer yerro; pero si son repetidos, no merecen disculpa, y se deben castigar.
Diselo tú una vez, que no faltará quien se lo acuerde ciento.
Cuando un asunto se recomienda, el interesado no debe dejarlo de la mano, recordándolo constantemente.
Esta vez nos ha salido un poquito desigual.
Modo de burlarse de uno, haciéndole ver, en buenos términos, que ha desempeñado torpemente su cometido.
Este dístico está tomado de la zarzuela Los sobrinos del capitán Grant.
La vez de la ensalada, ni la pierdas ni sea aguada.
Indica que aunque es conveniente tomarla después de la comida, no debe beberse agua detrás de ella.
Lo que se ha de hacer sola una vez, debe premeditarse con mucha reflexión.
Para ejecutar una cosa decisiva, debe pensarse antes con todo detenimiento.
Por una vez que me puse a bailar, lo supo todo el lugar.
Las personas de carácter serio, no pueden extralimitarse, pues en cuanto lo hacen, sirven de sátira para los demás.
Por una vez, ¿quién lo ha de saber?
Manera de incitar a que se cometan algunas irregularidades o se tome uno ciertas libertades.
Quien una vez la pierde, a verla no vuelve.
Puede aplicarse lo mismo a la vergüenza que a la joya más preciada en las mujeres.
Si una vez llega a querer, la más firme es la mujer.
La mujer, cuando ama, llega hasta el fanatismo.
Si una vez te rinde Cupido siempre estarás rendido.
Contra los que se dejan dominar por el amor.
Una vez que me arremangué, toda me ensucié, o todo el culo se me vió.
Dícese por los que, queriendo ejecutar una buena acción, les sale al revés, causando un mal.
A las veces, do cazar pensamos, cazados quedamos.
Advierte que no siempre consiguen sus fines la astucia y el engaño, pues en muchas ocasiones el engañoso y el astuto caen en los lazos que preparan a otro.
Decir uno unas veces cesta y otras ballesta.
No ser consecuente en lo que dice.
Muchas veces, el que escarba, lo que no quería halla.
Denota que los hombres demasiadamente curiosos en apurar las cosas, suelen encontrar lo que les es nocivo y causa de gran pesar.
Quien come y condesa, dos veces pone mesa.
Refrán que recomienda la prudente economía.
Quien da luego, da dos veces.
Alaba la prontitud del que da lo que se le pide. — Aconseja madrugar, es decir, ser primero que otros, para conseguir algún asunto.
VEZO:
Vezo malo tarde es dejado.
Es sumamente difícil de desarraigar una mala costumbre.
Vezo pongas que vezo tollas.
El que tiene adquirida una costumbre no la abandona tan fácilmente.
VIAJE:
¡Buen viaje y bota larga!
Expresión con que se despide a una persona deseándole que lo pase bien, pero que no vuelva a molestarnos.
El famoso viaje de Juan de Cárcamo, de quien se dice que fue y volvió, y no supo a qué.
Aplícase a aquellas personas que hacen las cosas sin saber por qué las hacen.
Hacer un viaje redondo.
Dícese cuando se ha perdido el tiempo inútilmente, volviéndose sin arreglar o terminar el asunto que nos hizo emprender el trabajo o el viaje.
No se ha perdido el viaje.
Indica que al practicarse una diligencia, le sale a uno tal o cual ventaja o beneficio que no esperaba.
Para ese viaje no se necesitan alforjas.
Réplica que se da a aquel que propone como nuevo un asunto o recurso, que es anteriormente conocido de la persona a quien se le dicta.
Los viajes del perezoso, doble trabajosos.
El que se retrasa en hacer las cosas que deben estar terminadas con hora fija, tiene que esforzarse después para dar cumplimiento a su obligación, costándole así mucha más molestia que si la hubiera emprendido a su hora, desechando la pereza.
VIANA:
Lo que de noche sueña Viana, lo encuentra Flores por la mañana.
A fines del siglo xvi se empeñaron unos cuantos bribones (y todavía resulta demasiado benigna la calificación) en hacer creer a la gente piadosa que habían encontrado, en el Sacro Monte de Granada, enterradas porción de láminas de plomo, hojas de pergamino y otras reliquias, todo ello alusivo a santos que se quiso hacer creer padecieron martirio en aquel sitio a principios de la Era Cristiana. Descubierto el fraude, y prohibido por la Santa Sede que se volviera a hablar del particular, he aquí que a mediados del siglo xviii resucita semejante pestífera plaga, cual otra ave fénix de sus cenizas, fraguando la nueva entruchada un tal D. Juan de Flores, prebendado de aquella Colegiata, quien escondía de noche en la Alcazaba los documentos y demás objetos que le había facilitado D. Luis Francisco Viana, abad de aquella iglesia (y los cuales eran precisamente los declarados falsos por la autoridad apostólica), los mismos que decía haber encontrado en las excavaciones del día siguiente.
Penitenciados los reos (con más benignidad de la que se debiera haber empleado en asunto de tanta gravedad), se creó por el pueblo el dicho que promueve este artículo, y el cual se aplicó después a todo aquello que, a pesar de estar rodeado de un gran aparato de verdad, resulta ser falso, fingido, supuesto e inventado. Con tal motivo acabaron por quedar desacreditados del todo los ruines engendros de los cronicones fabulosos, debidos, más que a la impericia, a la artería del jesuíta toledano P. Román de la Higuera, quien, en su imaginación delirante, creó, dándolos como legítimos los escritos supositicios de Flavio Dextro, Máximo, Luitprando, Juliano, etc. El daño que a la causa de la Religión infirió este vil impostor, no lo pagaba ni aun echado vivo en una hoguera.
VIANDA:
Comer toda vianda, y temer toda maletía.
Aconseja comer de todo, pero teniendo cuidado de lo que pueda hacer daño.
VÍBORA:
Cuando esta víbora pica, no hay remedio en la botica.
Leyenda que figura en algunas navajas de grandes dimensiones, cuyas heridas son mortales de necesidad. — Aplícase también, por extensión, a toda desgracia para la cual no es fácil hallar remedio.
VICENTE:
¿Adonde va Vicente? — Con el ruido de la gente, o adonde va la gente.
Satiriza a los que, no teniendo criterio ni voluntad propios, siguen el de los demás sin pararse en considerar si es bueno o si es malo.
Coma usted, señor Vicente; pero ¡cuidado no reviente!
Expresión satírica con que se invita a una persona, dándole a entender al propio tiempo que no abuse de lo que se le ofrece.
VIA:
Hacer de una vía dos mandados. — V. Hacer de un camino dos mandados.
De largas vías, largas mentiras.
Refrán con que se nota la facilidad con que se miente cuando se habla de tiempos y países muy remotos.
VIAJE:
A mal viaje, ataharre de seda. — V. A mal viaje, traje de seda.
A mal viaje, traje de seda. — V. A mal dar, tomar tabaco.
¡Buen viaje!
Expresión despectiva con que se significa que da poco cuidado el que una cosa se pierda o uno se vaya.
¡Buen viaje, a Cartagena!
También se dice: ¡Buen viaje, Cartagena!, quizás más impropiamente. Equivale a ¡Buen viaje! (Véase)
VICIO:
Contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar.
Contra ios pedigüeños que nos molestan con sus súplicas el mejor remedio es no dar nunca nada, que ellos se cansarán.
Echar de vicio.
Hablar con descaro y desembozadamente, sin reparar en nada.
Parece venir su origen de ciertas plantas que se cubren de ramaje más de lo necesario y no son tan fructíferas, a las cuales llaman viciosas, porque brotan o echan hojas por vicio y sin necesidad.
El exceso del vicio, saca la puerta de quicio.
Los vicios todo lo trastornan: salud, felicidad y capital.
El que al vicio se enseña, en él se despeña.
El que fomenta un vicio, suele morir víctima de él.
El que tiene un vicio, si no se mea en la puerta se mea en el quicio.
No es cosa tan fácil como parece el corregirse de un defecto, pues el que no lo muestra de una manera lo hace de otra.
El vicio es la antesala del crimen.
El que tiene un vicio es capaz de llegar hasta el infinito con tal de verlo satisfecho y no privarse de él.
El vicio es mucho más caro que la hombría de bien.
No hay vicio que sea barato; así es que el fomentarlo acarrea gastos que no tiene la persona que vive honradamente.
Escarmentar del vicio es santo beneficio.
El que se separa de las malas costumbres obra en favor suyo.
Es vicio en las mujeres, convertido ya en naturaleza, huir de quien las sigue y aborrecer a quien las adora.
Por lo general, el verdadero amor que se deposita en una mujer, suele ser mal correspondido, y en cambio la que se ve menospreciada es la que más se apasiona. Nuestros clásicos Lope y Moreto nos han dejado magníficos modelos en sus dramas Los milagros del desprecio y El desdén con el desdén, respectivamente.
Hablar de vicio uno.
Ser hablador.
No hay vicio tan dañoso como el que tiene muestra de virtud.
Porque además del pecado del vicio, encierra el de la hiprocresía.
Quejarse uno de vicio.
Sentirse o dolerse con pequeño motivo, o de lo que no se debe, o a causa de tenerlo por costumbre.
Tanto cuesta mantener un vicio, como criar dos hijos. — V. El vicio es mucho más caro que la hombría de bien.
Tras el vicio viene el fornicio.
La vida regalona y holgazana suele conducir a la lujuria.
Contra estos siete vicios hay siete virtudes.
Expresa, parodiando lo que nos enseña la Doctrina Cristiana, al hablar de los pecados mortales, que las faltas se corrigen con el castigo.
VICIOSA:
Ignorar las cosas viciosas es mejor que saberlas.
La ignorancia en materias pecaminosas es mas digno que el conocerlas.
VICIOSO:
Apártate del vicioso, y tú no lo serás.
Aconseja huir de las malas compañías.
VICTORIA:
Cantar la victoria.
Aclamarla después de obtenida.
Cantar victoria.
Blasonar del triunfo en cualquier concepto.
Victoria sin peligro, triunfo sin gloria.
Lo que se adquiere sin gran dificultad, se tiene en poco aprecio; o como dice otro refrán: Lo que poco cuesta, en menos se estima.
VID:
De buena vid planta la viña, y de buena madre toma la hija.
Refrán que aconseja elegir para esposa a una joven que haya recibido buenos ejemplos de su madre.
VIDA:
Buena vida arrugas tira.
Da a entender que la vida regalada y de conveniencias, retarda la vejez o hace que se disimule mejor.
Buscarse la vida.
Usar de los medios conducentes para adquirir el mantenimiento y lo demás necesario para su conservación.
Como se dilate la vida, no se desmaya la esperanza. — V. Mientras hay vida, hay esperanza.
Con la vida muchas cosas se remedian.
Mientras se vive se puede hacer mucho.
Cosa cumplida, sólo en la otra vida.
La vida terrenal no suele dar grandes satisfacciones: es preciso esperar a la eterna para ver nuestros deseos cumplidos.
Dar una cosa la vida a uno.
Sanarle, aliviarle, repararle, fortalecerle o refrigerarle, según los casos.
Date buena vida, temerás más la caída.
Advierte que al que se cuida mucho de su regalo le son más sensibles las desgracias.
De si mismo sale quien su vida desata.
El que está acostumbrado a hacer una vida igual y corriente, cuando se ve precisado a llevar a cabo algo extraordinario, tiene que romper esa costumbre.
Dure la vida, que con ella todo se alcanza.
El lograr las cosas es cuestión de paciencia: el secreto está en no morirse antes de conseguirlo.
Echar uno a la vida, o Echarse uno tapas y medias suelas.
Dar treguas por una temporada al trabajo constante y habitual, mediante algún recreo o expansión, para volver a emprenderlo después con nuevas fuerzas. — Dícese más comúnmente con referencia a los buenos resultados que se promete uno sacar del veraneo.
El que a otro quitó la vida, la suya juzga perdida.
Todo el mundo sabe que el que a hierro mata, a hierro debe morir.
El que larga vida vive, mucho mal ha de pasar.
Porque estamos plenamente convencidos de que este valle por que transitamos, lo es de lágrimas.
El vivir ocioso es enterrarse en vida.
La ociosidad es perjudicial para todo, pues con ella no pueden esperarse honores, riquezas ni aun medios honrosos de asegurar la subsistencia.
En esta vida caduca, el que no trabaja no manduca.
Da a entender que la manutención del hombre debe pender de su aplicación al trabajo.
En esta vida desdichada, nadie tiene la felicidad asegurada.
La inestabilidad de la existencia hace que el que ríe hoy, tenga que llorar mañana.
En la vida, la mujer tres salidas ha de hacer.
Esto es: a ser bautizada, casada y enterrada.
Enterrarse uno en vida.
Retirarse de todo el comercio del mundo, especialmente si se entra en religión.
En vida no me quisiste, y en la muerte me plañíste.
Comúnmente se llama la hora de las alabanzas, a la de la muerte. Es ésta tan seria que no es extraño que ante su umbral se detengan las malas voluntades y se truequen en elogios más o menos sinceros.
Es preciso hacer por la vida, que la muerte ella vendrá.
Aplícase comúnmente a los glotones.
Esta vida es un fandango, y el que no la baila un tonto.
Expresa la conveniencia de no tomar la vida en serio, amoldándose a las circunstancias, sin echárselas de Quijote.
Esta vida es una comedia. — V. Esta vida es un fandango, etc.
Esta vida no es para llegar a viejo.
Expresión usada por el que trabaja mucho o padece sufrimientos, ya morales, ya materiales, exagerados.
Esta vida se ha de pasar a tragos.
Así dicen los borrachos cuando empinan el jarro.
Hagamos hoy por la vida, que la muerte ella vendrá. — V. Es preciso hacer por la vida, que la muerte ella vendrá.
La buena vida no quiere prisas.
El que está satisfecho con su existencia, no tiene por qué apresurarla; al contrario, procurará que le dure todo lo más posible.
La buena vida, padre y madre olvida.
Significa que el que llega a lograr vida abundante de conveniencias, no echa de menos los afectos de la familia.
La vida de la aldea, désela Dios a quien la desea.
Denota que la falta de comodidades, distracciones y sobra de soledad con que suelen brindar los pueblos, hacen la existencia en éstos poco apetecible.
La vida de Juan Soldado es muy larga de contar.
Juan Soldado es el prototipo de la eterna víctima: no es extraño que su vida esté llena de incidentes, no muy agradables, por lo general.
La vida de la galera, déla Dios a quien la quiera.
Expresión de alguno que sirvió al rey, a su pesar, remando en aquel instrumento de suplicio, con escasa alimentación, pero con abundantes latigazos del cómitre en las desnudas es paldas.
La vida de la preñada es vida privilegiada.
Por los antojos que solían tener las señoras que se hallaban en ese estado, y que hoy, como todas las modas, ha caído en desuso. — Nuestro sainetero D. Ramón de la Cruz combatió en una de sus geniales creaciones, La embarazada ridicula, aquella costumbre que llegó a tener no pocos ribetes de abusiva, por no calificarla de otra manera.
La vida, de todos es apetecida.
Por mal que nos vaya en este mundo (y cuidado que no nos va muy bien a todos), nadie quiere morirse.
La vida de un borracho es la mejor lección de sobriedad que se pueda dar.
Por lo bochornosa y repugnante que resulta a los ojos de toda persona sensata.
La vida del hombre es batalla sobre la tierra.
Como que ésta se reduce a la lucha por la existencia.
La vida del perdido, poco dinero y harto de vino.
Reprende a la gente de mala vida, que carece de dinero para subvenir a las necesidades de la familia, pero, en cambio, se gasta el poco que posee en sostener el odioso vicio de la embriaguez.
La vida del puerco, corta y gorda.
Empléase como comparación de los que desempeñan un destino pingüe, pero de poca duración.
La vida está en la boca del justo.
La existencia de algunas personas depende del informe emitido por un juez equitativo y justiciero.
La vida ociosa en ninguna manera es provechosa.
Contra los vagos, que, por su odio al trabajo, ni se benefician, ni benefician a los demás.
La vida pasada hace a la vejez pesada.
El género de vida empleado en la juventud, hace que la vejez sea más o menos agradable y llevadera.
La vida y el alma, mas no la albarda.
Refrán contra los miserables y mezquinos que prefieren padecer menoscabo en su salud y hasta en su honra, a tener que sacrificar sus intereses.
Lo que en tu vida tú no hicieres, de tus herederos no lo esperes.
Es más meritorio y práctico hacer el bien en vida, que dejar su cumplimiento al cuidado de sus herederos o de sus testamentarios.
Llevar uno la vida jugada.
Meterse en un asunto en que hay más probabilidades de perder que de ganar. — Estar en conocido riesgo de perderla.
Llevar una vida de perros.
Refiérese a la que se pasa con trabajos, molestias y desazones.
Media vida es la candela; pan y vino la otra media.
Refrán que explica que, con buen alimento y buena lumbre, se sufren cómodamente las molestias del invierno.
Mientras dura, vida y dulzura.
Contra los que derrochan y triunfan de presente sin mirar al porvenir.
Mientras hay vida, hay esperanza.
Enseña a no desconfiar del resultado de un asunto, siempre que queden recursos que emplear.
Mientras más larga es la vida, mayor es la cuenta que hay que dar.
Porque se van aumentando los pecados de que hay que responder en el día de mañana.
No haberlas visto en su vida más gordas.
Tener absoluto desconocimiento de una cosa. — No saber leer ni escribir, contar, etc.
No hay en esta vida carga mas pesada que tener la conciencia cargada.
El que tiene la conciencia tranquila puede llamarse feliz.
No hay vida como la del pobre, teniendo pan que le sobre.
Dícese en Zamora, aludiendo a que, no faltando el alimento necesario, vive el pobre mejor que el rico, pues se halla exento de no pocas gabelas. Creo que esto es aplicable a todas las regiones, y no a la leonesa exclusivamente.
No tener la vida comprada.
Equivale a hallarse expuesto a perderla a cualquier hora, sin que se pueda evitar.
Pasar uno la vida del grillo, que toda se vuelve ruido. — V. Cacarear y no poner HUEVO.
Paséate y orina, y te dará la vida.
Máxima médica de positivos resultados para la salud.
Pena a la vida tiene el que no llegue a viejo.
Porque es señal de que se ha muerto antes. No conocemos el autor de este refrán, pero puede asegurarse que es de la familia de Pero Grullo.
Poner la vida al tablero.
Jugársela en alguna empresa arriesgada.
¡Por vida de los sanios que no son de Dios!
Fórmula burlesca de interjección.
¡Por vida de San Juan de Estopa!
Exclamación vulgar en que se suele prorrumpir, con el objeto de evitar la más malsonante de «¡Por vida de San Juan de Dios!» Alude a la estopa que se pone en el émbolo de las ayudas, lavativas o jeringas (tres nombres distintos y un solo objeto verdadero).
Quien las cosas mucho apura no tiene la vida segura.
Recomienda que no se abuse de nada que sea vicioso, a fin de no acortarse la existencia.
Saber toda la vida y milagros de alguno.
No ignorar nada de lo que ha hecho la persona aludida. Suele aplicarse en mal sentido.
Se ha de usar de esta vida como de cosa ajena.
Expresa que en el mundo estamos de tránsito, y, por lo tanto, no debemos considerarlo más que como un préstamo, hasta llegar a conseguir la gloria eterna.
Ser la vida perdurable.
Modo de ponderar que una persona es pesada y molesta, o que una cosa tarda mucho en suceder, o en conseguirse.
Si cagas, pierdes la vida, y si no cagas, la tienes perdida.
Manera de indicar a una persona, que no tiene más remedio que hacer aquello que se le aconseja o se le dice.
Si quieres vida segura, asienta el pie en la llanura.
Indica que no se debe nunca proceder de ligero, sino ver el terreno que se pisa, para poder obrar con conocimiento de causa.
Sólo dura la vida lo que se tarda en llenar la medida.
La existencia tiene un límite, del cual nadie puede pasar.
Tal sea mi vida cual es la perdiz con lima.
Es decir, agradable, pues el guisado de esa ave con limón o con lima no debe de saber mal.
Tener la vida en un, o pendiente de un, hilo.
Hallarse en grave peligro.
Tener una vida de rey.
Vivir agradablemente, con todo género de comodidades materiales.
Tiene una vida como un gobernador. — V. Tener Una vida de rey.
Vender cara la vida.
Defenderse desesperadamente, hasta no poder más, después de causar todo el mayor daño posible al enemigo.
Vida sin amigo, muerte sin testigo.
Las personas retraídas de todo trato social experimentan sus consecuencias en los sucesos adversos, y muy particularmente cuando les llega el desagradable trance de la muerte.
Meterse uno en vidas ajenas.
Murmurar de los demás, averiguando lo que no les importa.
Tener siete vidas como los gatos.
Haber salido de graves riesgos y peligros de muerte.
VIDRIERA:
Ser el licenciado Vidriera.
Aplícase a aquella persona pusilánime, asustadiza y a quien todo ofende o molesta, con referencia a aquel famoso Tomás Rodaja que inmortalizó Cervantes en una de sus mejores novelas ejemplares.
VIDRIERO:
Lo que había menester un vidriero era un gato que le anduviese retozando con los vidrios.
Expresión satírica con la cual se da a entender la falta que le está haciendo a uno una cosa para redondear su fortuna.
VIDRIO:
Es de vidrio la mujer.
Indica lo quebradizo y voluble que suele ser el carácter femenino. — Es el principio de la conocida redondilla: Es de vidrio la mujer; pero no se ha de probar si se puede o no quebrar, porque todo podría ser.
Si es de vidrio tu tejado, no apedrees al de al lado. — V. Quien tiene el tejado de vidrio, no tire piedras al de su vecino.
Si me quieres conservar, a vidrio me has de mudar.
La manera de que se conserve fresco el tabaco-rapé es trasladarlo del paquete o lata a un bote de cristal. 29
Pagar uno los vidrios rotos. — V. Pagar el PATO.
VIDUEÑO:
De mal vidueño, mal sarmiento. — V. De tal palo, tal astilla.
VIEJA:
Arregostóse la vieja a los bledos, y no dejó ni verdes ni secos. — V. Avezóse la vieja a los berros,y chupábase los dedos.
Avezóse la vieja a los berros, y chupábase los dedos.
Manifiesta el trabajo que cuesta dejar una cosa cuando jase ha acostumbrado uno a ella.
De vieja galana, no fies nada.
Hay que desconfiar de las que tratan de ocultar la edad a fuerza de tintes y perifollos.
Desde que la vieja no está de, o no tiene, gana, Lozano friega y hace la cama.
La necesidad obliga a que uno haga a veces muchas cosas contra su voluntad.
Estáse la vieja muriendo, y estése prendiendo.
Manifiesta la coquetería de las mujeres, que ni aun de viejas pueden desecharla.
La buena vieja harta laceria pasa con su manto y su jarro de casa en casa.
La ancianidad siempre debe ser respetada, pues harta desgracia tienen con no poseer lo que poseyeron: la juventud.
La vieja, a estirar, y el diablo, a arrugar.
Contra los que pretenden imposibles, como lo sería el de una persona vieja que se obstinase en aparentar terso el cutis.
La vieja de los años mil, guardaba pan para mayo y leña para abril.
La experiencia de los ancianos enseña muchas cosas, de que la juventud se ríe, pero que no siempre va descaminada, y mucho menos fuera de razón.
La vieja escarmentada, arregazada pasa el vado.
Dícese del que, por necio, cae dos veces en un mismo error, sin escarmiento en el propio daño. —Dícese también: Vieja escarmentada, pasa el agua arremangada. (Véase)
La vieja que supo vivir, pan para mayo y leña para abril. — V. La vieja de los años mil, guardaba pan para mayo y leña para abril.
Mientras más vieja, más pelleja.
Esta última voz se emplea ora en la significación de borracha, ora en el de lujuriosa, por lo que se puede tomar este refrán en uno u otro sentido. — Aplícase también igualmente al hombre, empleando, naturalmente, las formas propias del género masculino, viejo y pellejo.
Ni tan vieja que amule, ni tan moza que retoce.
«Amular — dice el Comendador — es torcer la boca, como hacen las viejas cuando mascan». Entiendo que amular lo que significa es «hacerse infecunda la mujer por razón de su edad», y es como si dijéramos: El que piense casarse, conviene que tome mujer no tan entrada en años que no pueda haber de ella sucesión, ni tan niña que sirva más para jugar a las muñecas que para cuidar de las haciendas de su casa.
En sentido más lato entiéndase como equivalente de: en un medio consiste la virtud; todo extremo es vicioso; etc.
Parecerse a la vieja que engañó a San Antón.
Aplícase a toda mujer entrada en años, cuyo aspecto es repulsivo, su fealdad extraordinaria, etc.
Partirse la vieja.
Mediar la Cuaresma. — V. Siete hermanas: una coja; otra santa, y cinco, sanas.
Poco, o poquito, a poco hilaba la vieja el copo.
La constancia en el trabajo, aunque sea en corta cantidad lo que de cada vez se haga, acaba por dar cima a la empresa más ardua y dilatada.
¿Por qué va la vieja a la casa de la moneda? — Por lo que se la pega.
El ir uno con frecuencia a alguna parte, más que por amistad o por cariño, suele ser, en general, por la utilidad que se espera conseguir.
Regostóse la vieja a los bledos. Algunos añaden: y no dejó ni verdes ni secos. — V. Avezóse la vieja a los berros, y chupábase los dedos.
Ser una cosa más vieja que el modo de andar, o que el no tener, o que andar a pie, o que el mear.
Aplícase a todo aquello que ya tiene mucha existencia.
Si es vieja doña Irene, su plata moza la vuelve.
Expresa que el dinero todo lo disimula y hace olvidar los defectos.
Tanto quiso la vieja hilar que no se pudo levantar.
Da a entender que el exagerar las cosas suele producir en ocasiones malos resultados.
Una vieja se peyó, todo el año es pestilencia.
Aplícase a aquellas personas a quienes se les concede fama de alguna cosa, sólo porque una vez, y casi siempre casualmente, la hayan ejecutado.
Vieja con cuita, trota. — V. La necesidad hace a la vieja trotar.
Vieja escarmentada, pasa el agua arremangada, o arregazada pasa el agua.
Demuestra que es necio el que cae dos veces en un mismo error, sin escarmentar en daño propio.
Vieja fuéy no se coció.
Manera de reprender la excusa vana e improporcionada que se da, por haber omitido alguna cosa, Vieja mirlada y niña de tres treinta.
Se aplica a la persona que, teniendo edad avanzada, se porta y conduce en us acciones como si fuera niña.
Vieja que baila, gran polvo levanta.
El que hace lo que no le corresponde, o es impropio de él, suscita la sátira de los demás.
¡Vieja, vieja! — Pena a la vida si allá no llegas.
Esto último es lo que contestan las viejas a los chicos insolentes que las motejan de tales.
Acudid, viejas, al albayalde, que los años no se van en balde.
Aconseja a los que quieren mantener con los demás el criterio de su juventud, que echen mano de los ingredientes químicos conocidos con el nombre de coloretes.
VIEJO:
Al viejo, múdale el aire y darte ha el pellejo.
Es sumamente peligroso en la vejez cambiar de clima.
Al viejo que buen ejemplo ha de dar, y se le ve retozar, como a un niño se debe azotar.
Manifiesta lo censurable que es en las personas ancianas el comportarse como chiquillos.
Al viejo se le cae el diente, pero no la simiente.
Las personas ancianas pierden sus facultades físicas, pero las psíquicas les acompañan hasta el sepulcro.
Aquí no se remienda de viejo. — V. Ser plato de segunda mesa.
Camina como viejo, y llegarás como joven. — V. Si quieres vivir sano, hazte viejo temprano.
Cuando el viejo no puede beber, la huesa le pueden hacer.
Como quiera que el vino es la leche de los viejos, cuando éstos no pueden tomarlo es señal de que se hallan en grave estado.
Cuando el viejo se mea en las botas, no es bueno para las mozas.
La edad lleva consigo la carencia de las fuerzas físicas necesarias en el trato con personas jóvenes.
Del viejo, el consejo, y del rico, el remedio. — V. Del rico es dar remedio, y del viejo, consejo.
El que llega a viejo y no se casa, sin carne no se pasa.
El que no contrae matrimonio a cierta edad es porque tiene algún entretenimiento que no le hace necesario el sacramento indicado.
El que quiera saber que compre un viejo.
Las personas ancianas, por su larga vida, suelen conocer y saber muchas cosas que los jóvenes ignoran.
El viejo desvergonzado, hace al niño osado.
Cuando los ancianos, tanto con las palabras como con las obras, no se dan a respetar de las gentes, de poco les aprovechan los años y las canas. — El ejemplo de las personas mayores suele ser el que siguen los niños.
El viejo es dos veces niño.
Si, como dice otro refrán, los extremos se tocan, nunca mejor que en esta ocasión se verifica semejante supuesto. Y a la verdad, las manías, antojos y caprichos inherentes a la niñez, junto con la debilidad e impotencia propia de esa tierna edad, se reproducen en el período de la vejez.
No hay más diferencia entre esos dos polos de la vida, sino que al niño que se hace insoportable se le aplican unos cuantos azotes, y al viejo no se le puede aplicar semejante correctivo, con lo que resulta doblemente insufrible.
El viejo mal hablado, saca al niño mal educado. — V. El viejo desvergonzado, hace al niño osado, segunda acepción.
El viejo que no tiene, fortuna no espere.
No hay mayor mal que la pobreza, sobre todo a la última hora de la vida, pues como no hay herederos, nadie acudirá a cerrarle los ojos.
El viejo que se cura, cien años dura.
Recomienda el buen régimen que se debe tener para alargar la vida, aun en la edad avanzada.
El viejo y el Jiorno, por la boca se calientan.
El primero se enardece con la conversación; el segundo no necesita explicación.
En llegando a viejo, ya tiene tino permiso para hacer lo que le dé la gana.
A la vejez se le permiten ciertas libertades que no se tolerarían en otra edad, ya en atención al respeto que se merece la ancianidad, ya porque, con los muchos años, no parece sino que los viejos se vuelven niños.
Hacer viejo a alguno.
Con esta frase se da a entender que los que se conocieron en menor edad se hallan ya hombres, o en edad crecida.
La que casa con un viejo, más lo ha por el pellejo.
Nadie se casa con un anciano pobre; pero con un rico viejo hay millares: lo primero es asegurar la posición social; lo demás ya vendrá.
«Los tristes viejos podridos, si las mocas los quisieren, no piensen qu' así los quieren por los sus ojos bellido; sino porqu' están manidos y tienen más aparejo para dar presto el pellejo.
Un asno viejo matado menos vale qu' un borrico; para más es un potrico qu' un rocín viejo cansado; mas si la dama ha tomado por marido al triste viejo, más lo ha por el pellejo.
La muger, naturalmente, de qualquier edad que sea, más quiere siempre y desea al mogo barbiponiente; y si por caso consiente que la casen con el viejo, más lo ha por el pellejo.
Al viejo rico no falta moga pobre que le quiera, que sus bienes y manera de lo al suplen la falta; y aunque la moga no salta de se ver a par del viejo, más lo ha por el pellejo.
Dize la qu' el viejo lleva astuta como vulpeja, con esta caldera vieja compraremos otra nueva. El pobre viejo se ceba teniéndola por espejo, y ella, ojo a su pellejo.
De más el viejo procura, para más la contentar, su hazienda le mandar, y luego a la sepultura.
Ella con esta soltura luego busca un rapazejo, más lo ha por el pellejo». (Cancionero de Sebastián de Horozco, pág. 247.)
Más vale aprender viejo, que morir tonto.
Encomia los méritos de la instrucción, por tardía que sea.
Mientras más viejo, más pellejo. — Véase Mientras más vieja, más pelleja.
No hay viejo que no haya sido valiente, ni forastero que sea de mala gente.
Tanto el uno como el otro gozan de la impunidad que les conceden, respectivamente, los años y la distancia, pudiendo por esto decir lo que les parece, exagerando a su gusto, en la seguridad de que nadie ha de averiguarlo.
No le quiere mal quien hurta al viejo lo que ha de cenar.
Recomienda la moderación y regla que deben observar las personas de edad, especialmente en la comida.
Quien casa viejo, presto da el pellejo.
El que contrae matrimonio en edad senil, se halla expuesto a la muerte, por no ser los muchos años propicios a las expansiones naturales entre los casados.
Quien no tiene viejo no tiene nuevo.
El que no sabe aprovechar las cosas usadas, se ve obligado a comprarlas nuevas, las cuales pronto se gastan, con lo que llega a encontrarse sin repuesto.
Quien quisiere ser mucho tiempo viejo, comiéncelo presto.
Recomienda la moderación en las acciones y modo de proceder, pues los excesos de la mocedad abrevian la vida.
Quien viejo engorda, dos mocedades goza.
Significa que la persona que engorda llegada a vieja, disimula la edad y parece tan robusta como si fuera moza. Lope, en su Dorotea, dice: «Lo que no puedo negaros es que estoy un poco más fresca de lo que solía; pero por esto gozaré de dos mocedades».
Ser más viejo que Matusalén. — V. Ser más viejo que Sara.
Ser más viejo que préstame un cuarto. — V. Ser más viejo que Sara.
Ser más viejo que San Antón. — V. Ser más viejo que Sara.
Si quieres llegar a viejo, guarda el aceite en el pellejo.
Aconseja no gastar las facultades en balde en la mocedad.
Sube como viejo, y bajarás como joven. — V. Si quieres llegar a viejo, guarda el aceite en el pellejo.
Viejo amador, invierno con jlor.
El amor en los ancianos es tan poco productivo como la estación citada lo es en flores.
Viejo casado con mujer hermosa es cosa muy dañosa.
Por lo expuesto que se halla a que no falte quien le ayude a llevar la cruz del matrimonio con no poco gusto de la interesada, por lo general.
Viejo que duerme y niño que vela, pronto se les acaba la vela. — V. Juventud que vela y vejez que duerme, señal de muerte.
Ya es viejo Pedro para cabrero.
Las personas de edad no pueden realizar actos ni desempeñar destinos u oficios propios de jóvenes.
Los viejos se mueren de tozolón (caída), o de hartazón (de mucho comer). — V. Las tres ces de los viejos.
Dijéronle aquel refrán a un labrador muy anciano de un pueblo de Aragón, a lo que él contestó sin detenerse: —Ya pongo todo el cuidado posible en no caerme; y en cuanto a que no coma mucho, de eso se ha encargado mi nuera.
Los viejos son como los cuernos: duros, huecos y retorcidos.
Dícese por lo corridos que suelen ser, poco impresionables y marrulleros.
Los viejos son dos veces niños.
Como ya no piensan vivir mucho no disimulan sus deseos, haciéndose voluntariosos, tercos e insociables, por lo general. Su restricción de facultades obliga a los que los rodean a cuidarlos como si se hallaran en la primera edad.
Ser como los viejos de Susana, que, examinados juntos, dicen una misma cosa.
Tratándose de testigos falsos, nada mejor que tomarles declaración por separado, porque al incurrir forzosamente en contradicciones palmarias queda probado por el mismo hecho lo calumnioso de su delación.
Si los viejos son gasteros, ¿qué harán los mozos solteros? — V. Si el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes?
Siempre los viejos son amigos de niñas.
Por lo general, la vejez es enamoradiza.
VIENTO:
A buen viento va la parva.
Con esta locución familiar se da a entender que algún negocio, pretensión o granjeria camina favorablemente y con buen éxito. — También se usa irónicamente para reprender al que pone demasiada confianza en ello, siendo tan instable y varia la condición de las cosas terrenales.
A mal viento va esta parva.
Contrario del anterior, en su primera acepción. (Véase)
Con poco viento cae en el suelo.
Aplícase materialmente a la persona delgada y de pocas fuerzas. — Moralmente se dice de la que sabe poco, o tiene escaso valimiento.
Con viento se limpia el trigo, y los vicios con castigo.
Enseña lo conveniente que es la corrección para la enmienda de los vicios.
Correr como el viento.
Ser muy ligero de pies.
El viento que corre, muda la veleta, mas no la torre.
Una persona podrá cambiar en lo accesorio, mas nunca en lo fundamental.
Hacer una cosa contra viento y marea.
Arrostrando inconvenientes y dificultades.
Ir viento en popa.
Con buena suerte o dicha.
Largarse con viento fresco. — V. Irse uno con el viento que corre, segunda acepción.
Irse uno con el viento que corre.
Seguir, siempre atento solamente a su interés y conveniencia, el partido que prevalece. —Tener que irse de una parte, por estar despedido de ella violentamente.
Lo que se escribe queda firme, y lo que se habla se lo lleva el viento.
Las palabras vuelan, pero lo escrito permanece. — Recomienda no ofrecer nada por escrito, a fin de evitarse compromisos.
Navegar contra el viento.
Hacer una cosa contra la voluntad o el parecer de todos.
Navegar contra viento y marea. — V. Navegar contra el viento.
Poner a una persona o cosa donde no la toque el viento.
Resguardarla de todos los peligros o daños que pudieran ocasionarla el contacto con los demás.
Querer peer contra el viento.
Hacer tentativas o esfuerzos inútiles, por no ser razonables.
Según es el viento, tal es el tiento.
Es conveniente obrar según se presentan las circunstancias.
Tener más viento que vela.
Ser muy orgulloso, vano y presuntuoso.
Viento de Berbería, Levante al otro día.
Suele decirse en Gibraltar, como pronóstico del tiempo y el estado del mar en el día siguiente a aquel en que sopla el aire africano.
Viento en popa, o Con viento en popa.
Con buena suerte, dicha o prosperidad. — Úsase comúnmente con los verbos entrar, ir, caminar, y otros análogos.
Viento y ventura poco dura.
La felicidad, por desgracia, no es una eterna compañera del hombre.
A todos vientos.
Obrar sin restricciones de ningún género, para que todo el mundo se entere.
Beber uno los vientos por una persona o cosa.
Desvivirse, afanarse por alcanzar aquello que se desea con vehemencia. Con tal motivo compuso D. Francisco Gregorio de Salas, a cierto sujeto que frecuentaba una taberna, más que por beber, a causa de estar enamorado de la tabernera, la siguiente quintilla: «Con diferentes intentos que a beber viene, imagino: por él en sus pensamientos por el vaso bebe el vino, pero por ella los vientos». «... (Zenotia) bebía, como dicen, los vientos imaginando cómo vengarse del cruel flechero». (Per siles, lib. II, cap. X.)
El que, o quien siembra vientos, recoge tempestades.
Frase proverbial con que se predice a uno las funestas consecuencias que puede atraerle la predicación de malas doctrinas.
VIENTRE:
El vientre gordo no engendra delgado entendimiento.
Las personas que comen mucho no suelen distinguirse por su talento.
El vientre lleno de mantenimiento no engendra delgado entendimiento. — V. El vientre gordo no engendra delgado entendimiento.
El vientre lleno y cargado lleva a los pies. — V. Tripas llevan pies, que no pies tripas.
El vientre no desea sino hartarse.
Aplícase a los glotones que hacen de su vientre su dios.
El vientre no tiene orejas.
El hambre no admite consideraciones, ni atiende razón alguna.
Hallar a alguno, aunque se esconda en el vientre de la ballena.
Manera de indicar que estamos dispuestos a no dejar sin correctivo a nuestro ofensor, por mucho que trate de ocultarse. —Parece ser alusión al suceso bíblico de Jonás, tragado por una ballena.
Llene yo mi vientre, mas que muera de repente.
Para los tragones, lo principal es comer, aunque las consecuencias sean funestas para él o para otros.
Sacar uno el vientre de mal año.
Saciar el hambre, comer más, o mejor, de lo que acostumbra, y especialmente cuando lo hace en casa ajena.
«Pleito y necesidad, hermanos son de un vientre, que nunca sacó a nadie de mal año». (Luque Fajardo.)
VIERNES:
En viernes y martes, ni tela urdas ni hija cases.
Alude a la preocupación vulgar de que tales días son aciagos.
No hay que decir que éste es uno de tantos absurdos como cree el pueblo.
Y a veces lo que no es pueblo.
Haber aprendido, u oído, en viernes una cosa.
Repetir lo que se aprendió u oyó una vez, venga o no venga a cuento.
VIGA:
Gran cosa es estar con la viga derecha y hacer del papelón.
Muchos hacen su negocio ostentando valimiento y petulancia.
No mirar la viga que está dentro en su ojo. — V. Vemos la paja en el ajo ajeno, y no la viga de lagar en el nuestro.
Venir a ser como la viga, rey de las ranas.
Con alusión a la fábula de Fedro, Las ranas pidiendo rey, en que el trozo de madera que les envió, a petición suya, no trajo más que el desorden en la charca, sin beneficio alguno posterior.
Estar uno contando las vigas, o las vigas del techo. — V. Estar pensando en las musarañas.
VIHUELA:
No me toques, que no soy vihuela.
Expresión con la cual suelen parar las mujeres las manos al que las tiene largas.
VIL:
¿Vil, y cena?
Mala cena cenes.
Proverbio jocoso basado en los nombres de «Vil, Cena, Malacena y Cenes, cuatro pueblos del reino de Granada», según D. Adolfo de Castro, en sus Estudios prácticos de buen decir, pág. 40.
De mí sé decir que, por más vueltas y revueltas que he dado a los diccionarios geográficos, sólo encuentro a Cenes de la Vega, efectivamente en Granada, y a Vil, pero éste en Orense; de los dos restantes, ninguno me dice una palabra (¡!).
¿Será ésta la ocasión de decir, por trillonésima vez, que Asi se escribe la Historia? (Véase)
El Comendador, por su parte, se permite añadir que Vil no figura en el Censo de la población de España, ni en Orense, ni en ninguna otra provincia.
VILLA:
Cada villa, su maravilla, cada lugar, su modo de arar.
Así como toda población, por insignificante que sea o parezca, suele tener algo que, siéndole privativo o peculiar, no se encuentra en otra parte, de igual manera cada localidad posee un método particular para sus labores agrícolas que, por razones especiales, no son aplicables a los demás terrenos.
Cada villa tiene su maravilla, y cada lugar su modo de hablar. — V. Cada villa, su maravilla; cada lugar, su modo de arar.
Cuando fueres a la villa, ten ojo a la borriquilla.
Aconseja la desconfianza en lugares muy frecuentados y poco conocidos por uno.
En cada villa, su maravilla, y en cada lugar, su modo de andar. — V. Cada villa, su maravilla; cada lugar, su modo de arar.
No hay villa sin su maravilla.
Tanto las personas como las cosas suelen tener alguna cualidad recomendable, a semejanza de las poblaciones que, por pequeñas que éstas sean, siempre se encuentra algún mérito en ellas.
Quien necio es en su villa, necio es en Castilla.
Da a entender que el tonto lo es donde quiera que se halle.
Quien ruin es en su villa, necio es en Sevilla. — V. Quien necio es en su villa, necio es en Castilla.
Villa por villa, Car mona en Andalucía.
Como sobre gustos no hay nada escrito, respetamos esta opinión de Rodrigo Caro, que puede verse en sus Antigüedades de Sevilla.
Villa por villa, Valladolid en Castilla, y tanto por tanto, Medina del Campo.
Da a entender que lo mejor del reino castellano era Valladolid. Ya hace algunos años que esta provincia se hizo leonesa.
VILLADIEGO:
Tomar las de Villadiego.
Según una versión, Villadiego, cuyo nombre de pila se ignora, fue uno de los aventureros que acompañaron a Hernán Cortés en la conquista de Méjico. Comisionado por éste para explorar las tierras de Michoacán, en compañía de algunos naturales amigos, se le proveyó de aquellos objetos con los cuales acostumbraban los españoles captarse las simpatías de los indios.
Villadiego partió tomando las suyas, sin que volviera jamás a saberse de él ni de los que le acompañaban. Don Vicente Riva Palacio atribuye el origen de esta frase al hecho acabado de narrar en su notable obra México a través de los siglos.
Y la otra versión se relata de la siguiente manera en La Sabiduría de las Naciones, por D. — V. J. Bastús, tomo I, págs. 44 y 45: «Lo mismo que escaparse, huir, largarse más que deprisa, poner los pies en polvorosa.
Este refrán es muy antiguo, como que lo usó ya el autor de La Celestina o Calixto y Melibea, drama prosaico escrito en el siglo xv, y se halla también en la colección anónima de refranes que se imprimió en Zaragoza el año de 1549.
Don Sebastián de Covarrubias supone que en un principio no se decía tomar las de Villadiego sino tornar las calzas de Villadiego, o coger las de Villadiego.
Y con este motivo dice que el origen de este refrán vendría de que un tal Villadiego se vería en algún aprieto o compromiso, y no le dieron lugar a ponerse los calzones o calzas, y con ellas en las manos se fue huyendo.
Otros suponen que tomar las de Villadiego equivalía a tomar las alforjas, indispensables un día en España para viajar y llevar en ellas las provisiones, que no era fácil encontrar en las ventas y posadas.
Añaden algunos que a las alforjas se les daba el nombre de Villadiego, porque se suponía que Villadiego, pueblo de la provincia de Burgos, era una especialidad para la fabricación de ellas, que nosotros hemos reemplazado con la mala maleta, saco de noche, sombrerera y elegante cartera.
Algunos dicen tomar las hebillas de don Diego, por tomar las de Villadiego.
Coger las de Villadiego entendían otros tomar o ponerse las alpargatas, como medida muy a propósito para viajar con ligereza.
También se decía coger las del martillado, que en lenguaje germanesco o gitano es el camino, y de aquí martillar es caminar, entre aquella canalla.
En la Visita de los chistes, de Quevedo, dice éste que aquel D. Francisco de Vargas, por quien se formó el modismo Averigüelo Vargas, topó con Villadiego, y que deseoso de conocer el origen de este refrán, le dijo: Señor Vargas, pues v. m. lo averigua todo, hágame merced de averiguar quién fueron las de Villadiego, que todos las toman, porque yo soy Villadiego, y en tantos años no lo he podido saber, ni las echo menos, y querría salir de este encanto. A cuya pregunta, sin duda por no poder tampoco satisfacerla, se excusó prudentemente Vargas de contestar».
A este propósito paso a relatar la chistosa composición en verso que el autor de esta obra oyó siendo estudiante, de labios de uno de sus maestros de latinidad y que después lo fue de italiano: «Villadiego era un soldado que a San Pedro, en ocasión de estar en dura prisión, nunca le faltó del lado. Vino el espíritu alado, y lleno de vivo fuego, le dice a Pedro: «Sal luego, toma las calzas, no arguyas»; y por ponerse las suyas tomó las de Villadiego».
VILLANO:
Al villano, con la vara del avellano.
Con la gente ruin no suelen bastar las palabras y razones para que cumpla con su obligación, así que es imprescindible la fuerza del palo para hacerla entrar en vereda.
Al villano, dale el pie y se tomará la mano.
Recomienda que no se tengan confianzas ni familiaridades con gente ruin y de baja estofa, pues se toman más confianzas de las que conviene.
Al villano, don de villano.
A cada uno debe tratársele como se merece.
Con villano de behetría no te tomes a porfía.
Recomienda que se eviten encuentros con villanos de behetría, porque, como en estos lugares no hay distinción de estados, no respetan a la nobleza.
Cuando el villano está en el mulo, no conoce a Dios ni al mundo. — V. Cuando el villano está rico, no tiene pariente ni amigo.
Cuando el villano está rico, no tiene pariente ni amigo.
El que se ve encumbrado se olvida muy pronto de sus bajos principios.
El villano en su rincón.
Dícese del hombre muy retirado y poco tratable.
No es villano el de la villa, sino el que hace la villanía.
Indica que en todos estados hay personas de buen o mal proceder. —Como se ve, juega del equívoco villano, natural de la villa, y villano, sinónimo de infame, mal nacido o canalla.
No hay villano que guarde palabra que diere, si él ve que no le está bien guardarla.
Enseña a no confiar en las promesas de cierta clase de personas que, desconocedoras del honor, sólo miran a su provecho material.
Ser más terco y duro que villano rogado.
La gente baja suele crecerse cuando le piden alguna cosa, aunque sea en beneficio suyo.
Villano harto de ajos.
Dícese despectivamente de los que pertenecen a la clase ínfima del pueblo.
Vióse el villano en bragas de cerro, y él fierro que fierro.
Reprende la altanería de aquellos que, elevados a empleos superiores, desprecian a los que antes fueron sus iguales o compañeros.
El hacer bien a villanos es echar agua en el mar. — V. No es bien nacido quien no es agradecido.
La gente baja no suele estimar el bien que se les hace, por creer que está uno obligado a hacer más todavía.
Los villanos, el fruto dan a palos. — Véase Al villano, con la vara del avellano.
Villanos te maten, Alfonso, o Alonso.
Frase que se usaba antiguamente para maldecir a alguno, deseándole muerte cruel y desastrada.
VILLANUEVA:
Villanueva del Ariscal, mucho vino y poco pan.
Esta villa, distante dos leguas de su capital (Sevilla), produce vino abundante y exquisito de tal manera, que de él se hace gran extracción para Jerez, de donde se expende a su vez como si hubiera nacido en estos vidueños privilegiados; así es que los habitantes de aquella localidad abandonan, poco o mucho, el cultivo de Ceres, para dedicarse preferentemente al de Baco, por las más pingües ganancias que éste les proporciona.
VILLAREZA:
Los señores de Villareza, chico caudal y grande nobleza.
Aplícase burlescamente a aquellos que quieren ostentar el boato propio de las casas señoriales, para cuyo mantenimiento carecen de las rentas necesarias.
Villareza es nombre inventado, pues no existe tal población.
VILLAVIEJA:
Ir caminando hacia Villavieja.
Frase con que se denota que una persona se va haciendo ya vieja.
VINAGRE:
Como si echaran vinagre al fuego.
Enardecer más una cuestión o a una persona; aplicar mayor incentivo.
Vinagre y miel, sabe mal, pero hace bien.
El tratar ora con rigor, ora con dulzura, no es muy agradable para el que lo sufre, pero sí muy conveniente. Aplícase generalmente al trato con los niños.
VINO:
A mucho vino no hay cabeza.
El abuso en la bebida lleva a cometer desmanes sin cuento, a causa de haber perdido el juicio el bebedor, por muy resistente que sea.
Bautizar o cristianar el vino.
Hacer que aumente la cantidad echándole agua para sacarle más producto.
Bueno es el vino, cuando el vino es bueno; pero si el agua es clara, mejor es el vino que no el agua.
Especie de jaculatoria usada por los partidarios del zumo de la vid.
Con el vino de ribera es buen alcalde cualquiera.
Úsase en algunas localidades (especialmente en Granada) para dar a entender irónicamente lo mismo que significan estos otros dos refranes: El primer alcalde es la corambre, y Sin pellejo no hay concejo.
Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al color.
Con los superiores es preciso hacerse el desentendido respecto de sus faltas o vicios, aunque los conozcamos de sobra.
Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al sol. — V. Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al color.
Cuando se remata el vino, ya no hace falta la bota.
Contra los ingratos que vuelven la espalda a aquellas personas de quienes no esperan más favores o beneficios sobre los anteriormente recibidos. —La verdad que entraña semejante dolorosa cuanto común práctica, se halla oportunamente incrustada en el siguiente cantar: Era rico y me querías; soy pobre, y no quieres boda: Cuando se remata el vino, ya no hace falta la bota.
Cuanto vino entra, tantos secretos salen.
La persona que está embriagada es incapaz de guardar un secreto, por importante que sea.
De vino abastado, de razón menguado.
El abuso del alcohol destruye las facultades anímicas, convirtiendo al hombre en un ser irracional, semejante a una bestia.
Después de bebido el vino, decir mal de las heces. — V. Cuando se remata el vino, ya no hace falta la bota.
Detrás de todo, detrás, vino beberás.
Aconseja no beber antes de la comida, sino después de ella, sea el plato que sea.
Do es el mucho vino, toda cosa es perdida.
Donde no hay cabeza no se puede tratar de nada, puesto que la embriaguez embota el entendimiento.
Do mucho vino es, luego es la lujuria y todo mal después.
La mucha bebida predispone al amor, sin reparar en las consecuencias que un arrebato inconsciente nos puede hacer sufrir.
Dormir uno el vino.
Dormir mientras dura la borrachera.
El buen vino hace mala cabeza.
Porque siendo bueno se acostumbra uno a él, y acaba por llevarnos a la embriaguez a fuerza de repetir los tragos.
El buen vino, la venta trae consigo.
Todo lo que es bueno se recomienda por sí solo, sin necesidad de anuncios ni propagandas de ningún género.
El mejor vino se torna vinagre.
Cuanto mejor es una persona, o cosa, tanto peor se vuelve si llega a corromperse.
El que no fuma ni bebe vino, se lo lleva el diablo por otro camino.
Dícese de aquellas personas que, alegando que no beben ni fuman por considerarlo un vicio, cometen otros de más importancia y trascendencia.
El vino alegra el corazón del hombre.
La bebida tiene la cualidad de poner contentos aun a las personas más severas y taciturnas.
El vino alegra el espíritu. — V. El vino alegra el corazón del hombre.
El vino anda sin calzas.
El que está tomado de la bebida se siente capaz de emprenderlo todo, aunque la realidad le demuestre lo contrario.
El vino como rey, y el agua como buey.
Recomienda y enseña que el agua se puede beber con abundancia sin peligro alguno, mientras que con el vino hay peligro de embriagarse si no se bebe con sobriedad.
El vino da buena lengua.
Es difícil hallar un borracho que no sea locuaz.
El vino demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra. — V. Cuanto vino entra y tantos secretos salen.
El vino, desde que lo pisaron, por huir de los pies se sube a la cabeza.
Manifiesta el efecto que produce la uva, después de pisada en el lagar, es decir, convertida en caldo.
El vino es la leche de los viejos.
El vino tomado con moderación en la edad madura, sirve de alimento, y ayuda a la mejor digestión de los manjares.
El vino, la verdad y la mujer, pueden más que la honra.
Expresa la influencia que estas tres cosas ejercen sobre el individuo.
El vino no tiene nada de vergüenza.
El que bebe se vuelve atrevido.
El vino, para que sepa a vino, se ha de beber con un amigo.
Porque entonces se saborea con gusto.
El vino que se bebe con medida, jamás fue causa de daño alguno.
Recomienda la templanza en el beber.
En el vino es mejor el añejo, y en los amores, el nuevo.
La última mujer que amamos es la que más nos gusta, por encontrarla más perfecciones; que el vino añejo es mejor que el de la última vendimia, no creemos sea necesario demostrarlo.
En el vino está la verdad. — V. No hay tal testigo como un moduelo de vino.
En vino ni en moro no eches tu tesoro.
La gracia de este refrán estriba en contraponer el moro al vino, considerando a éste como cristiano, por estar bautizado o mezclado con agua, según añeja costumbre de los taberneros.
En vino ni en peral no eches tu caudal.
Indica que el exceso del uno es perjudicial, y el cultivo del otro no es de grandes rendimientos.
La que del vino hace mucha mención, estar debe toda hora en el rincón.
La persona que abuse del vino debe evitar el contacto con la gente para no hablar demasiado.
Lo que no va en vino, va en lágrimas y suspiros. — V. Lo que no va en lagrimas, va en suspiros.
Más quiero vino de revés que agua de Tajo.
Manifiesta la preferencia que se da al vino sobre el agua, jugando de las palabras técnicas de la esgrima, tajo y revés.
Más vale vino maldito que agua bendita.
Es decir, moro, puro, sin cristianar, por no haberle echado agua el tabernero.
Ninguno que beba vino llame a otro borracho. — V. Quien tiene el tejado de vidrio no tire piedras al de su vecino.
Ninguno se embriaga del vino de casa.
Las cosas propias no satisfacen, antes suelen causar hastío.
No harás cosa buena si aborreces el vino.
Los partidarios del vino creen que sin éste no es posible el acierto.
Para ti, ni vino ni vendrá.
Contestación que dicen dio un cristiano a un judío que pedía vino, jugando del vocablo con alusión al Mesías. — El discreto lector comprenderá que este vino es del verbo venir; pero al ser alusivo al nombre del líquido así llamado, nos ha parecido conveniente incluirlo en el substantivo mejor que en el verbo.
Pregonar vino y vender vinagre.
Aplícase a los que ofrecen mucho y cumplen poco.
Quien mucho vino cena, poco pan almuerza.
Los que se acuestan embriagados, por la mañana no tienen ganas de comer, a causa del mal sabor y sequedad de boca y peor estado del estómago. —Tal estado lo representa un cantar popular en la forma siguiente: Mañanita de San Juan, cuando la gente madruga: el que con vino se acuesta, con agua se desayuna.
Quien no tiene vino no ponga pendón.
Nadie se alabe de cualidades que no posee.
Quien tuviere buen vino, bébalo; no lo dé a su vecino.
Recomienda que lo bueno lo reserve uno para sí, en vez de dárselo a los demás.
Sin vino no hay fiesta.
Como el vino alegra, no hay festejo de ningún género en que falte tal excitante de la alegría.
Tal es el vino para los gargajos, cual es San Bartolomé para los diablos.
Refrán con que se compara indecorosamente por el vulgo la propiedad que tiene el vino de hacer expeler las flemas, con la virtud especial que concedió el Salvador a San Bartolomé para lanzar el espíritu maligno del alma de los posesos.
Tener uno mal vino.
Ser provocativo y pendenciero en la embriaguez. — Tener mal carácter y enfadarse fácilmente, aunque no esté borracho.
Vendimia enjuto, cogerás vino puro.
Aconseja vendimiar antes de las lluvias de otoño.
Vino acedo, pan de centeno y tocino añejo mantienen la casa en peso.
Cuando estos tres manjares reúnen las circunstancias expresadas, son una base de economía para las casas.
Vino de Valdemorillo, a dos reales el cuartillo.
A la pregunta ¿Vino de Valdemorillo?, hecha donosamente en son de averiguar si aquello de que se trata vino o se ha adquirido de balde, se suele contestar con todo el refrán para significar que no, o séase que ha costado el dinero. Cuando, por el contrario, se ha obtenido graciosamente, es lo más común responder: De Valdemorillo vino.
Vino, marido, que me fino.
Manera de pedir chuscamente que le sirvan a uno de beber.
Vino por fuera, vino por dentro, cura todos los males al momento.
Las fricciones con vino caliente, entonando el cuerpo con una copa de licor generoso, suelen curar algunas enfermedades ligeras.
Vino puro y ajo crudo hacen andar al mozo agudo.
Indica la necesidad de que los criados estén alimentados convenientemente para que sirvan bien a sus amos.
Vino sacado hay que deberlo.
Indica que no se debe dejar mucho tiempo el vino que se saca del tonel. — También se incita con esta frase a que se beba el vaso que ya se ha servido y que uno se niega a tomar, con el pretexto de que ya ha bebido bastante.
VIÑA:
Aprovena la viña, cogerás vendimia.
Aprovenar —dice Cabrera—es «amugronar, tumbar o echar los mugrones».
Como la viña de Dios, que quien no quiere no vendimia y a quien tw place no entra en ella.
Frase con la cual se deja en libertad a cada uno para que haga lo que mejor le plazca.
Como por viña vendimiada.
Fácilmente, sin reparo ni obstáculo alguno.
Como viña vendimiada.
Hallarse destruido, arrasado, falto de todo.
De la viña reniego que torna a ser majuelo.
Contra los viejos que se comportan como si fueran muchachos.
De todo tiene la viña del Señor: uvas, pámpanos y agraz.
Se aplica este dicho a aquella persona o cosa que, a vueltas de circunstancias más o menos recomendables, tiene otras que en manera alguna lo son.
Después de muerto, ni viña ni huerto.
Manifiesta lo poco que nos puede importar todo, cuando ya no pertenezcamos al mundo de los vivos.
Entrar por alguna cosa como en viña vendimiada. — V. Como por viña vendimiada.
La viña del ruin se poda en abril.
Explica que la hacienda del miserable se cuida tarde y mal.
La viña y el potro, críelos otro.
Demuestra que todos los principios suelen ser costosos y difíciles.
Más vale que la viña del Señor esté labrada por burros que no que esté yerma.
Aunque las cosas se hagan con poca perfección, vale más que estén hechas que no por hacer.
Mi viña entre viñas, y mi casa entre vecinas.
Es decir, que unas y otras están más resguardadas y defendidas de los ladrones, estando acompañadas.
Ni plantes viña, ni domes potro, tú tus bienes confies a otro. — V. La viña y el potro, críelos otro.
Ni viña en Cuenca, ni pleito en Huete.
Por lo poco que produce en aquella provincia y la poca confianza que en otro tiempo parecía inspirar la Justicia en el segundo.
Ser una cosa una viña.
Ser un destino, ocupación, etc., de mucha utilidad y poco trabajo o gasto.
Si quieres volver la viña de vieja, moza, pódala con hoja.
Esto es, con la misma hoja que tiene acabada de vendimiar, no con la venidera.
Viña, la que bebas; casa, la que vivas; tierra, la que veas.
Indica que no se debe confiar más que en aquello que se ve y se posee.
Viña y niña, melonar y habar, malos son todos cuatro de guardar.
Porque todos se hallan expuestos al paso, y es raro el caminante que no se aproveche, por muy cuidadas que estén.
Viña y niña son malas desuardar. — Véase Viña y niña, melonar y habar, malos son todos cuatro de guardar.
Como hay viñas.
Se usa en estilo familiar para asegurar la verdad de una cosa, y evitar por este medio emplear un juramento.
De mis viñas vengo.
Expresión con que se suele dar a entender que no habiendo uno tenido intervención en algún asunto o negocio, mal puede dar cuenta de ello.
Más vale que mienta yo que no las viñas.
En caso de equivocarse, más vale que sea en aquello que no nos perjudique que en lo que nos puede traer malas consecuencias.
Ni pongas viñas, ni domes potro, ni tu mujer enseñes a otro.
Por lo expuestas que son estas tres cosas: las primeras, las pueden robar; el segundo, puede matar al que lo doma; la tercera, puede despertar deseos no muy honrosos para el marido.
Tomar las viñas.
Huir, fugarse, escaparse.
Viñas y Juan Danzante.
Úsase para dar a entender que uno sale huyendo.
VIÑADERO:
Muchos cuidan que guarda el viñadero el paso, y es la magadaña que está en el cadalso.
Aplícase a los que se dejan burlar por las apariencias.
VIOLENTO:
Nada violento es duradero, o Todo lo violento no es durable.
Lo que se hace contra la voluntad de los demás no persiste por mucho tiempo.
VIOLÓN:
Tocar el violón a dos manos.
Se aplica a la persona que se halla tan sumamente distraída o embobada, que no hace caso de lo que pasa a su alrededor.
A mi modo de entender, el origen de esta frase es una alusión a otra alusión. El pueblo español, por efecto de lo cálido de su clima, es naturalmente propenso a dar remontado vuelo a su imaginación, y, por lo tanto, inclinado a expresarse por medio de metáforas y alusiones. Ahora bien; no teniendo que ver absolutamente nada el tocar el violón con la idea que envuelve la frase metafórica que nos ocupa, ostentando el individuo que tañe dicho instrumento la misma posición de brazos y parecido movimiento en las manos que la persona que está hilando, y siendo sinónimas para el caso las locuciones Tocar el violón y Estar hilando, ¿podría repugnar la idea de que esta segunda frase haya dado lugar a la primera, y, por lo tanto, de que ésta sea una alusión a aquella otra alusión? El benévolo lector contestará en su mayor competencia lo que juzgue más acertado.
VIRGEN:
¡Ahora es, o entonces será, ella, Virgen de la Estrella!
Manera de expresar el temor que se siente al ver descubierto algún hecho pecaminoso o, por lo menos, irregular.
A la Virgen, salves; a los Cristos, credos; pero los cuartos quedos.
Máxima de los partidarios de rezar mucho, pero sin gastar dinero.
De Virgen a Virgen el trigo se mide.
Las faenas de la recolección de mieses se hacen, por regla general, en el período comprendido entre el día 16 de julio, festividad de Nuestra Señora del Carmen, y el 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
De Virgen a Virgen los sesos se derriten.
Porque en dicho período de tiempo (16 de julio a 15 de agosto) suele hacer el calor más fuerte del año.
Desde la Virgen de agosto a San Miguel, nunca debiera llover.
Dícenlo los agricultores por lo poco conveniente que es en esa época la lluvia para ellos.
Estar tan virgen como la madre que la parió.
Aplícase irónicamente a la mujer que se jacta de virginidad, habiéndola perdido.
Fíate de la Virgen, pero corre.
Aconseja que se tomen las debidas precauciones para conseguir una cosa, no obstante encomendarse a la Virgen.
Fíate en la Virgen y no corras.
Enseña la confianza que se debe tener en la intervención de la divina Madre de Dios en todos nuestros asuntos.
Parecerse a la Virgen de las Tres Necesidades.
Se aplica a la persona que siempre anda pidiendo, con alusión a la imagen que existe en Sevilla con esta advocación, por las tres necesidades que experimentó la Señora después de la muerte de su Hijo, las cuales fueron: escala, sudario y sepulcro.
¡Vamos con ella, Virgen de la Estrella!
Expresión con que se excita a emprender un trabajo difícil o molesto.
Virgen del Henar: unos vienen por verte y otros por robar.
Dicho usado en la romería que se celebra en el santuario de aquel título (provincia de Segovia), la cual tiene lugar en el domingo más próximo al día de San Mateo.
VIRGO: