Desnudo nací, desnudo me hallo; ni pierdo ni gano.

Fórmula de consolación usada por aquellos que, abandonados de la fortuna, no prosperan a pesar de todos sus esfuerzos, conformándose fácilmente, aunque pierdan o dejen de adquirir algunos bienes.

No estar uno desnudo.

Hallarse en posesión de algunos bienes de fortuna.

DESOLLAR:

Desollar a uno vivo.

Hacerle pagar mucho más de lo justo o razonable por una cosa. — Murmurar de él acerbamente. DesoUar la zorra.

Dícese del que duerme mientras le duran los efectos de una borrachera.

DESORDEN:

El mucho desorden trae mucho orden.

Porque para corregir aquél se suelen emplear medios enérgicos que esparcen el temor. — Denota también que los gastos superfluos y la prodigalidad, obligan después a vivir con estrechez.

DESOREJADO:

Ser un desorejado.

Aplícase a las personas infames o abyectas, y más comúnmente, en femenino, a ciertas mujeres de mala vida.

DESPABILARSE:

Despabílate, que estás en... (Aquí el sitio o la población en que se halla la persona con quien se habla; v. gr.: el paseo, o Cádiz, o Madrid, etc.)

Frase con que se excita a una persona a que no se duerma, o a que ande lista y con actividad en el asunto de que se trata.

DESPACIO:

Encolerízate despacio, que si hubiese causa, no te faltará tiempo en que estés enojado.

Manifiesta que hay que tomar las cosas según vienen.

Pensar, despacio, y obrar, aprisa.

Recomienda que se medite bien antes de tomar una resolución; pero que después de tomada, no se dilate el llevarla a efecto.

Quien va despacio, anda bien; quien anda bien, anda mucho.

Encarece la mesura para llegar a conseguir el fin propuesto.

Quien va despacio y con tiento, hace dos cosas a un tiempo.

No cansarse en balde y lograr su objeto sin peligro.

Vísteme despacio, que estoy deprisa. — V. A más prisa, gran, o más, vagar.

DESPACHADERAS:

Tener buenas despachaderas.

Dícese de las personas que terminan un asunto, o se quitan compromisos de encima, de un modo áspero y desabrido.

DESPACHO:

Tener uno buen despacho.

Ser hábil y expedito para desempeñar los asuntos de que se encarga.

DESPACHURRAR:

Despachurrar a una persona.

Argumentar de tal modo a uno, que quede cortado sin tener qué replicar. — No refiriéndose a personas, equivale a desconcertar o embrollar uno lo que va hablando, por su mala explicación.

DESPALILLAR:

Despalillar una cosa.

Acabarrápidamenteconella,tal como la comida, una cuenta, un vestido, etc.

DESPAMPANANTE:

Ser, o estar, algo despampanante.

Ser alguna cosa muy buena, muy notable, bien por su mérito, tamaño, etc. Úsase más en sentido irónico.

DESPARTIR:

Quien desparte lleva la peor parte.

Indica que el que se separa de la opinión de los demás, como queda solo, es más fácil de ser vencido. — Advierte a los mediadores la prudencia con que deben proceder.

DESPATARRADA:

Hacer uno la despatarrada.

Afectar una enfermedad, dolor o accidente, tendiéndose en el suelo.

DESPATARRADO:

Dejarle a uno, o quedar, o quedarse, despatarrado.

Dícese así del que al ver u oír una cosa se queda extremada y profundamente confundido o admirado.

DESPEDIDA:

Donde no hay despedida no hay bienvenida.

Expresa de una manera consolatoria que para gozar de la felicidad de volver a ver a una persona querida, se necesita haber sufrido el mal rato de la separación.

DESPEDIRSE:

Despedirse a la francesa.

Salir de una casa, abandonar una reunión o separarse de una persona sin avisar su marcha ni saludar.

Más vale despedirse que ser despedido.

Fórmula de prudencia que debe poner en práctica toda persona pundonorosa, adelantándose a un acto que pudiera producirle molestia.

DESPEPITARSE:

Despepitarse por una cosa.

Mostrar vehemente deseo de poseerla, verla, etc.

DESPERTAR:

No conviene despertar al que duerme.

Da a entender lo mucho que importa callar ciertos secretos, o no hacer ciertas declaraciones a algunas personas, cuando de semejante descubrimiento se puede temer fundadamente que resulte algún perjuicio en contra de los intereses de quien lo hace.

DESPINTAR:

No despintársele a uno una persona o cosa.

Locución empleada por los buenos fisonomistas para expresar que conservan vivo el recuerdo de ella, aunque la hayan visto pocas veces o haga ya mucho tiempo que la vieron.

DESPOBLADO:

Cuando fueres por despoblado, non fagas desaguisado; porque cuaftdo fueres por poblado, irás a lo vezado.

Enseña que ni aun en lo oculto se deben cometer acciones malas, porque la costumbre suele arrastrar a ellas en público o con descaro.

DESPOSADO:

Desposado de hogaño, caro vale el palio.

Dícese de los recién casados, por los muchos gastos que ocasiona la boda.

El desposado de Homachuelos, que no hay quien lo quiera, y él porfiar y con todas se casa, y ninguna sirve de buena tinta.

Se dice de los que no se contentan con su suerte.

Parecer desposado de aldea.

Aplícase al que está muy grave y mesurado.

DESPRECIABLE:

Más despreciable que refrán que no corre.

Refrán árabe con el que se compara todo aquello que no es digno de respeto, como ocurre con el refrán que por no resultar verdadero no anda en boca del pueblo, pues nadie lo repite por no hacerle ningún caso. — Para los pueblos orientales, los refranes son verdaderas sentencias, acatadas y reverenciadas por todos.

DESPUÉS:

El que echa por la calle de Después, llega a la plaza de Nunca.

El diferir demasiado la ejecución de ciertas cosas suele ser causa de que jamás lleguen a realizarse.

Quien ha nacido después, no puede tener razón.

Refrán con que se imponía antiguamente silencio en España a los niños cuando se entremetían a terciar en la conversación de las personas mayores, máxime si se adelantaban a dar su parecer.

DESTAJAR:

Quien destaja, no baraja.

Advierte que para evitar quimeras y pleitos conviene prevenir todos los lances al principio de un negocio.

DESTAJO:

Hablar a destajo.

Hablar con exceso, y por lo general sosteniendo conversaciones insulsas o diciendo tonterías.

DESTETAR:

Haberse destetado uno con una cosa.

Da a entender que aquello de que se nos habla nos es sumamente conocido y desde muy antiguo.

DESTINO:

Este es mi destino, o mi sino: andar a cuatro pies como tm pollino.

Manera jocosa de quejarse uno de su suerte.

DESTORNILLADO:

Estar destornillado.

Dícese de la persona vana, voluble y de poco seso, cuando no loca.

DESTRIPAR:

Destripar el cuento.

Aplícase cuando al estar relatando un suceso, chascarrillo, enigma, etc., uno de los oyentes interrumpe la narración y declara lo substancial de la noticia, el desenlace de la historia o la. solución del acertijo.

DESTRIPATERRONES:

De este destripaterrones venimos los infanzones.

Mote que puso a su escudo de armas, especial y reservado, el Excmo. Señor D. Gabriel de Aviles y Fierro, virrey del Perú, marqués de Aviles. (Véase el número 29 de El Averiguador Universal).

Ser un destripaterrones.

Hombre zafio y tosco, como suelen ser los cavadores.

DESTRÓN:

Destrón, el consejo; la lengua, el ciego.

Enseña que el juicio y la prudencia deben consultar y pensar las palabras antes que las pronuncie la lengua. —Destrón es el lazarillo de ciego.

DESUELLACARAS:

Ser un desuellacaras.

Dícese de toda persona desvergonzada, descarada, de mala vida y costumbres. —Aplícase también al barbero que afeita mal.

DESUELLO:

Ser un desuello.

Nota el excesivo precio que se pide o se lleva por una cosa.

DEUDA:

Quien fía o promete, en deuda se mete.

Explica la fuerza que tiene la promesa de una cosa, pues por ella queda obligado el que la hace a cumplir lo que prometió.

Quien paga deuda hace caudal.

Expresa que el que no deja nada a deber goza de crédito, pudiendo con éste ampliar sus negociaciones.

Deudas tengas, y pequeñas.

Especie de conminación dirigida a una persona enemiga, deseándole que contraiga muchos débitos de cortas cantidades, por ser más difíciles de pagar que uno solo grande.

Deudas tienes, ¿y haces más?

Si no mentiste, mentirás.

El que se acostumbra a deber tiene que acudir a la mentira para no pagar las deudas que tenía pendientes, y encima contraer otras nuevas.

Las deudas son como los niños: mientras más pequeños, más chillan.

El que prestó una cantidad grande, como no le es perentoria su devolución, no molesta al deudor; pero si los acreedores son modestos, están pidiendo constantemente su dinero, por la falta que les hace.

Quien paga sus deudas, su capital aumenta.

Porque cobra crédito al ver que es buen pagador, y todos le fían, con lo cual ensancha más su comercio o negocio.

DEUDOR:

El deudor no muera, que la deuda en pie se queda.

Manifiesta la esperanza que hay de cobrar mientras que vive la persona que debe.

DEUM:

Deum de Deo, dé donde diere.

Por la explicación que de este dicho proverbial apunta Cervantes, se echa de ver luego cómo no es fácil traducirlo a ningún otro idioma, en atención a deber su origen meramente al sonsonete. — Es una traducción caprichosa que le da el que hace a bulto una cosa, a salga lo que saliere.

DEUS:

Más quiero yo a mi Deus que al conde de Puteus.

Dicho de la venerable D. a Sancha Alfonso, hija del rey de León D. Alfonso IX y de su esposa D. a Teresa Gil, y hermana por parte de padre del rey San Fernando, en que prorrumpió cuando le anunciaron estar concertadas sus bodas con un príncipe de Francia, el conde de Puteaux, para significar ella su resolución de abrazar la vida religiosa. Entró, efectivamente, monja en el convento santiaguista de Santa Eufemia de Cozollos, en Palencia, el cual se trasladó años después al de Santa Fe de Toledo, donde existe su cadáver incorrupto, según ha habido ocasión de autentificarlo varias veces, siendo la última la que se verificó en mayo de 1899 con motivo de volver a tratarse del proceso de beatificación de tan ilustre venerable.

DEVANADERA:

Parecer una devanadera.

Aplícase a la persona que se agita o mueve mucho.

DEVANAR:

El que bien devana, bien teje.

El que prepara hábilmente un asunto, lo resolverá con toda facilidad.

DEVOCIÓN:

Estar a la devoción de uno.

Hallarse una persona o reunión de ellas voluntariamente sujetas a la obediencia, mandato o capricho de otra.

Ligerito, y con devoción.

Satiriza las ceremonias religiosas practicadas atropelladamente.

No tener más devoción que la de San Porro, patrón de los borrachos.

Alúdese a los que se dejan dominar por el vicio de la embriaguez. — Refiérese a lo mucho que suelen dormir los niños pequeños o rorros.

Siga la devoción, y siga la diversión.

Satiriza las fiestas en que, bajo el pretexto de alguna obra de caridad, se juega, baila y se cometen todo género de excesos, aunque muy aristocráticamente.

DÍA:

A cada día le basta su malicia, o su pena, o su afán.

No pasa día sin que haya que tener alguna preocupación.

A día tres de abril el cuclillo ha de venir, y si no viene a ocho, o es preso o es morto.

Alude a la época en que suele presentarse el cuco, si el tiempo es el natural del acostumbrado en la localidad a que se refiere a mediados del expresado mes.

Al buen día ábrele la puerta, y para el malo, te apareja.

Aconseja se aprovechen las ocasiones favorables, y se prepare el ánimo para las adversidades que puedan sobrevenir.

Al buen día mételo en casa. — V. Al buen día ábrele la puerta, y para el malo, te apareja.

Buen día tendrás hoy.

Frase dirigida al que ve a un tuerto por la mañana.

Cada día gallina, amarga la cocina. — V. Todos los días olla, amarga el caldo.

Cada día que amanece, el número de los tontos crece.

Empléase cuando se nos refiere alguna tontería u oímos decir cualquier disparate.

Cada día que pasa de enero, un ajo pierde el ajero.

Porque debe sembrarse esa planta a principios del mes de enero.

Cada día se ven cosas nuevas en el mundo. — V. Todos los días se aprende una cosa nueva.

Casado y mal día, todo en un día.

Dícese de aquel a quien le sobrevienen varias desdichas juntas. Con un día_y con otro. — V. Con hoy y con mañana.

De día no veo y de noche me espulgo.

Aplícase a las personas que no trabajan a las horas debidas, pretendiendo hacerlo a destiempo. De di a y con sol.

A las claras, públicamente.

Desde que nací lloré, y cada día nace por qué.

La vida es una serie no interrumpida de duelos y lamentos.

Día de bodorrio, ponte en completorio.

Aconseja se anticipen en días ocupados las obligaciones indispensables, para no faltar a ellas.

Día de devoción, víspera de trabajo.

La huelga de un día supone mayor labor al siguiente, para no sufrir retraso en el trabajo.

Día de misiones, día de ladrones.

En las grandes concurrencias, como ocurre en tiempo de misiones, afluyen los aficionados a tomar lo ajeno contra la voluntad de su dueño.

Día de nublo, la mañana larga; el día, ninguno.

En los días en que no luce el sol parece que todas las horas son iguales, pues se presenta la noche sin que se note diferencia.

Día de repicar gordo.

Aplícase a los días de gran fiesta por efecto de algún acontecimiento familiar, santo, boda, bautizo, etc.

Día del manto.

Entre labradores, el día en que abren mayor número de flores los azafranales. Día_y victo.

Expresión con que se denota que uno gasta lo que gana en cada día, sin que le quede nada para otro.

El día de calor, ése te arropa mejor. — V. En día de calor arrópate mejor.

El día de hoy, antes se toma el pulso al haber que al saber.

Aplícase a la metalización de los tiempos modernos.

El día de mañana no debe echarnos a perder el de hoy.

Aconseja que no se preocupe uno por anticipado de lo que pueda ocurrir mis adelante.

El día nublado engaña al amo y al criado.

Porque no se hace en él todo lo que se debiera trabajar, toda vez que parece anochecer más temprano.

El día que no me afeite, vino a mi casa quien no pensé.

Advierte que es muy conveniente vivir prevenido para lo que pudiere sobrevenir. — En lugar de afeité dicen otros escobé, es decir, barrí.

El día que te casas, te curas, o te matas, o te sanas.

Aconseja la prudencia, especulación o consejo de que se debe usar para tomar estado.

El día siguiente es discípulo del pasado.

Úsase para indicar la igualdad existente entre dos cosas. — Significa también que el día anterior nos ha enseñado lo que ya hoy no hacemos, por haberlo aprendido.

El que cada día va bien, el domingo no tiene qué poner.

Aconseja la conveniencia de no gastarlo todo de una vez, sino reservar para determinadas circunstancias.

El que en día de trabajo anda empascuado, nunca se ve mejorado.

Úsase en tierra de Soria como equivalente al refrán que dice: Quien no tiene viejo no tiene nuevo. (Véase)

El que en sí confía, yerra cada día.

Expresa la conveniencia de no fiarlo todo a nuestras propias fuerzas.

En buen día, buenas obras.

Dícese irónicamente de los que en días señalados y notables se emplean en hacer cosas malas.

En día de calor arrópate mejor.

Pues es la mejor manera, aunque parezca un absurdo, de no sentir tanto su influencia.

En el día que cae el Asado, o el Quemado, cae casi todo el Apostolado.

Mala redacción por parte de quien inventó este refrán.

En nuestro concepto se debería formular en los siguientes o parecidos términos: El día en que cae el Asado, o el Quemado, es el en que más caen del Apostolado.

Prueba al canto. Pongamos que cae San Lorenzo, que es el asado o quemado a que alude el refrán (lode agosto), en viernes; pues bien: en ese día caerán igualmente los apóstoles San Pedro (29 de junio), San Bartolomé (24 de agosto), San Mateo (21 de septiembre) y San Andrés (30 de noviembre). En tal circunstancia, San Matías (24 de febrero, o 25 si es bisiesto) caerá en sábado; los santos Simón y Judas (28 de octubre), en domingo; San Bernabé (11 de junio), en lunes; San Felipe y Santiago (i.° de mayo), en martes; y San Lucas (18 de octubre) y San Juan Evangelista (27 de diciembre), en jueves.

Resulta, pues, que de los doce apóstoles, cuatro caen en el mismo día de la semana que corresponde a San Lorenzo, mientras que de los ocho restantes uno corresponde a distinto día; dos juntos, a otro; uno, a otro; dos juntamente, a otro; y dos separados, a otro diferente de los anteriores; y por tanto, que el mayor número, o séase cuatro, conviene con el día en que cae la festividad de San Lorenzo, y en su consecuencia, que es inexacta la forma en que se suele enunciar el refrán cuestionado, que es lo que se pretendía demostrar.

En lloviendo el día de Santa Bibiana, llueve cuarenta días y una semana.

Cayendo el día de dicha santa el 2 de diciembre, o sea en lo más crudo del invierno, no es de extrañar que en tal época haya temporal de aguas; pero no hemos comprobado que lleguen a ser éstas tan seguidas como se afirma en el refrán.

Entre día y noche no hay vallado.

Enseña a no desconfiar de la realización de las cosas.

En un día no se ganó Troya. — V. No se ganó Zamora en una hora.

Hacerle creer a uno que el día es noche.

Embaucarlo, hacerle creer cualquier despropósito.

Hoy es día de echad aquí, tía.

Denota que hay ocasiones en que se debe gastar con esplendidez.

Mañana será otro día.

Expresión con que se consuela o amenaza, recordando la inestabilidad de las cosas humanas. — Úsase más comúnmente para indicar que diferimos la ejecución de alguna cosa para el día siguiente.

Ninguno sabe, cuando se levanta, en qué ha de acabar el día.

Indica lo inútil que es querer predecir el porvenir.

No hay cosa más socorrida que un día tras otro, porque lo que no se hace hoy, mañana tampoco.

Fórmula jocosa empleada contra los haraganes que no se preocupan por el trabajo.

Otro día amanecerá y hará buen tiempo.

Empléase para consolar a los que se quejan de su mala suerte.

Primer día de agosto, primer día de invierno.

Existe la preocupación de que son semejantes el clima de uno y otro día.

¿Qué hay? — Un día más que ayer. — V. ¿Qué hay? — La bahía junio a Cais.

Salir uno del día.

Libertarse por de pronto de un apuro, ahogo o dificultad en algún negocio o asunto, quedando éste pendiente.

Siempre es peor el día siguiente.

Refrán cuyo concepto es el mismo que el de Siempre el tiempo pasado fue mejor, sólo que se presenta enunciado mediante la inversión de los términos.

Siete hinche y vacia al día, en tu casa, que no en la mía.

A cada uno debe preocuparle lo propio antes que lo ajeno.

Si quieres un día bueno, hazte la barba; un mes bueno, mata un puerco; un año bueno, cásate; un siempre bueno, hazte clérigo.

Indica lo que dura la felicidad, según las circunstancias expresadas, y según... la opinión caprichosa del inventor del refrán.

Tal día hará, o hizo, un año.

Explica el poco o ningún cuidado que causa un suceso.

Todo el día beber, y a la noche, ¡ay, tripas!

Aconseja que no se abuse de la bebida, para evitar los malos resultados que tal exceso acarrea. — Dícese del que abusa de una cosa sin mirar las consecuencias, contentándose después con quejarse.

Un día de obra, un mes de escoba.

Refiérese a los albañiles, quienes, al entrar en una casa para trabajar, la dejan en tales condiciones de suciedad, que no es fácil verla limpia sino después de muchos barridos.

Un día si y otro también.

Constantemente, sin interrupción, siempre, todos los días.

Un día viene iras otro día. — V. Entre día y noche no hay vallado.

A días claros, obscuros nublados.

Generalmente en el invierno, en que los días serenos suelen ser escasos en algunas regiones.

Alcanzar a uno en días.

Vivir una persona más años que otra.

A tres días buenos, cabo de mal extremo.

Demuestra lo poco estables y duraderas que son las felicidades de este mundo.

Días y ollas lo componen todo.

Da a entender que con tiempo y paciencia no hay nada que no se alcance.

Días y ollas lo harán. — V. Días y ollas lo componen todo.

Más días hay que longanizas.

Reprende a los que se apresuran demasiado en los negocios que dan tiempo. — Se usa también para denotar que no urge el hacer o decir alguna cosa.

No en mis días.

Modo de manifestar uno su deseo de no ver realizado aquello de que se trata. — Sirve también de excusa para no conceder o hacer lo que otro pide. No pasar áía.s por uno.

Aplícase a las personas que no representan la edad, más o menos avanzada, que realmente tienen, a causa de lo frescas y ágiles que se conservan.

No se van los días en balde.

Expresión con que se explica el efecto que causa en los hombres la edad, descaeciendo la salud, el brío y la robustez.

Pasarse los días enflores.

En ayunas; sin tomar alimento de ninguna clase.

Por no dar, no da ni los buenos días.

Manera de exagerar la avaricia de alguna persona.

Ser entrado en días.

Dícese de las personas que se acercan a la vejez.

Tantos días como pasan de enero, tantos ajos pierde el ajero. — V. Cada día que pasa de enero, un ajo pierde el ajero.

Todos los días olla, amarga el caldo.

Da a entender que por buena que sea una cosa, se hace fastidiosa cuando es muy repetida.

Todos los días se aprende una cosa nueva.

Expresión usada cuando se oye decir o se ve alguna cosa que desconocíamos en absoluto.

Tras diez días de ayunque de herrero, duerme al son el perro.

Demuestra lo que puede la fuerza de la costumbre.

Tras los días viene el seso.

Indica que la reflexión y la sabiduría no suelen ser patrimonio de los pocos años, sino de la edad madura.

Tres cosas hay que nunca duermen: los días, los censos y los agravios.

Porque jamás se olvida ninguna de ellas, por mucho tiempo que transcurra.

Vivir uno los días de Néstor.

Ser de edad provecta.

Yendo días y viniendo días.

Locución familiar con que se da a entender que ha pasado algún tiempo indeterminado de un suceso a otro. Úsase mucho en los cuentos y en las novelas.

DIABLO:

Ahí es el diablo.

Explica el mayor riesgo o peligro que se teme o se sospecha en lo que puede suceder.

Alguna vez ha de romper el diablo sus zapatos.

Aunque le es fácil lograr su propósito al que obra mal, en ocasiones le cuesta trabajo conseguir lo que desea.

Algún diablo anda suelto, o se ha casado.

Suele decirse cuando reina viento huracanado.

Algunas veces dice el diablo verdad.

Aplícase a aquellas personas de mala fama que, por una casualidad, no dicen alguna mentira.

Al que toma y no da, el diablo se lo llevará.

Contra los avaros que no piensan más que en acaparar, sin acordarse de que la caridad existe en el mundo.

Andar el diablo metiendo la pata.

Dícese cuando sale algún negocio torcido o no marcha bien.

Andar el diablo suelto.

Haber grandes disturbios y disensiones en un pueblo, comunidad, familia, etc.

Aquí hay mucho diablo.

Frase con que se manifiesta que un negocio tiene mucha dificultad, malicia o enredo oculto.

¡Así paga el diablo a quien bien le sirve!

Queja contra los desagradecidos a los favores que uno les ha dispensado.

Aun eso seria el diablo. — V. Ahí es el DIABLO.

Cuando el diablo habla, licencia tiene de Dios. — V. Cuando los mudos hablan, licencia tienen de Dios.

Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo caza moscas, o abre el culo y papa moscas, o coge la escoba y se pone a barrer, o en algo se ha de entretener.

Aplícase a aquellos que se ocupan en hacer cosas impropias de su edad y condición, en los momentos de ocio.

Cuando el diablo reza, engañar quiere.

Reprende a los hipócritas, y generalmente a todos los que con buenas apariencias encubren dañada intención.

Dar al diablo una persona o cosa.

Manifiesta el desprecio o indignación que se siente contra ella.

Dar al diablo el hato y el garabato.

Empléase para demostrar gran enojo y desesperación.

Dar al diablo el muerto y a quien lo llora. — V. Dar al diablo una persona o cosa.

Dar de comer al diablo.

Murmurar, hablar mal de alguien o de algo. — Armar rencillas o provocar con malas palabras.

Dar que hacer al diablo.

Ejecutar una acción reprobable.

Darse uno al diablo.

Irritarse, enfurecerse; estar desesperado por algún contratiempo.

De alabar el diablo el fruto, vino Eva a probarlo.

Recomienda que se desconfíe de las alabanzas exageradas que de una cosa hace una persona que no es de fiar.

Díselo tú una vez, y el diablo se lo repetirá diez.

Contra los que dan malos consejos.

El diablo, antes os la dará roma qut aguileña.

Por la mala fama que tienen las chatas, que se supone más susceptibles de pecar que las que no lo son.

El diablo está, o anda, en Cantillana. Algunos añaden: y el obispo en Brenes.

Expresión de que se usa cuando sale mal alguna cosa o se nota desbarajuste y desorden en algo.

Esta frase tiene su origen en una justicia hecha por el rey D. Pedro el Cruel en Cantillana (Sevilla). Habíanse reunido en dicha villa algunos nobles con el objeto de armar un motín (que los motines son muy antiguos en España), y sabedor de ello D. Pedro, se dirigió con mucho sigilo a Cantillana, mandó prender a los revoltosos, y sin más sentencia que su mandato, fueron ahorcados de un árbol; todo esto sucedió de noche y sin ruido. Cuando a la mañana siguiente despertaron los vecinos y vieron aquel espectáculo, cuéntase que exclamaron: «¡El diablo (que así llamaban a D. Pedro, según unos, por sus justicias; según otros, por sus crueldades) está en Cantillana!» Gonzalo Fernández de Oviedo, en el tomo II de sus Quinquagenas de la Nobleza, da otra versión distinta. Según él, había por los alrededores de Cantillana un bandido que desvalijaba a los pasajeros al pasar la barca, al cual llamaban el diablo; por este motivo solían los arrieros y caminantes avisarse el peligro, diciéndose unos a otros cuando sabían que el facineroso estaba esperando con su cuadrilla: «Tened cuidado, que el diablo está en Cantillana» La respetable autoridad del célebre cronista de Indias hace muy aceptable esta explicación, y quita a D. Pedro el mote de diablo, al menos por ese lado, ya que los partidarios de D. Enrique le llamaban Pedro Gil, para suponerlo también bastardo.

El diablo, harto de carne, se metiófraile.

Dícese de aquellos que habiendo disfrutado de la vida con exceso, llevan una existencia ejemplar cuando sus facultades no les permiten ya seguir como anteriormente; es decir, que hacen de necesidad virtud.

El diablo las carga.

Da a entender la posibilidad de que se origine daño o disturbio de aquello que, al parecer, no podía producir tales efectos.

El diablo no acabará lo que no acaban mujeres.

Alaba las dotes de sutileza, perseverancia y diplomacia del sexo femenino.

El diablo no duerme y todo lo añasca.

Atribuyéndose al enemigo malo la cualidad de estar siempre pensando en encizañar al género humano, se le imputa todo lo que produce molestias, disgustos y daños, enredando y entorpeciendo hasta las cosas más sencillas.

El diablo sea sordo.

Frase con que explicamos la extrañeza de una palabra indigna de decirse, o el deseo de que no suceda algo que se teme.

El diablo se está riendo.

Dícese así en Andalucía cuando llueve y hace sol al mismo tiempo.

El diablo se lo clave por el culo.

Imprecación en que prorrumpen los muchachos en Andalucía cuando se les ha perdido algo, especialmente si es algún alfiler o aguja, con el objeto de que parezca pronto.

El diablo tiene cara de cochino, o de conejo.

Expresión usada cuando se oye o se ve algo raro o inesperado.

El que no agradece, al diablo se parece.

Contra los que no corresponden a los beneficios que se les dispensan.

En queriendo el diablo, no rueguen santos. — V. Cuando Dios no quiere, santos no rueguen.

Guárdate del diablo.

Expresión con que se amenaza a uno, o se le previene de un riesgo o castigo.

Hablar uno con el diablo.

Ser muy astuto y averiguar cosas muy difíciles de saber.

Hay un diablo que se parece a otro.

Locución muy usada, por vía de comparación, cuando se quiere excusar a un sujeto de que no ha hecho lo que se le atribuye.

Huir como el diablo de la cruz.

Alejarse, separarse o tener miedo de alguna persona o cosa.

Lo bien ganado se lo lleva el diablo, y lo malo, a ello y a su amo.

Advierte la facilidad con que se suelen disipar los caudales, especialmente los mal adquiridos.

Lo mal ganado se lo lleva el diablo.

Lo que se agencia por malas artes no dura mucho ni produce buenos resultados.

Llevarse una cosa el diablo.

Ocurrir una cosa mal o al contrario de como se esperaba.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Encarece la astucia y sabiduría de las personas de edad, y lo mucho que vale la larga experiencia.

No sabe el diablo por diablo, sino por viejo. — V. Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

No ser uno gran, o muy, diablo.

No ser muy advertido o sobresaliente en una materia.

No siempre ha de estar el diablo detrás de la puerta.

Excítase a que haga una persona una cosa sin pensar o temer que pueda resultar o salir mal.

Nos por lo ajeno y el diablo por lo nuestro.

Enseña que lo que se adquiere por malos medios no sólo se malogra, sino que regularmente es causa de que se pierda aun aquello que se posee por derecho.

No tener el diablo por donde coger, o desechar, a uno.

Ser la persona de quien se trata sumamente viciosa y abominable.

No valer un diablo una persona o cosa.

Ser muy despreciable y de ningún valor.

Ofrecido sea al diablo el maravedí.

Quiere decir que al malvado aun lo más insignificante le aprovecha.

Quien al diablo ha de engañar, de mañana se ha de levantar.

Demuestra lo difícil que es el burlar a las personas astutas, aun cuando se sea muy avisado.

Riese el diablo cuando el hambriento da al harto.

Reprende al que invierte el orden de las cosas, aunque sea con pretextos honestos.

Saber más que el diablo.

Ser excesivamente listo y astuto.

Saber un punto más que el diablo. — V. Saber más que el diablo.

Siempre el diablo le halle ocupado, por que su tentación en ti no halle lugar.

Se refiere a que el que no tiene ocupación alguna, siempre está pensando en lo malo.

Tanto quiso el diablo a su hijo, que le quebró, o sacó, un ojo.

Reprende a los que indiscretamente dan gusto a sus hijos, en perjuicio de su buena educación. — Denota, en general, el daño, bien sea moral, bien material, que causa un amor imprudente y excesivo.

Teíier uno el diablo dentro del cuerpo.

Ser muy listo y emprendedor, o muy revoltoso e inquieto. Esto último se suele aplicar a los niños traviesos.

Tiró el diablo de la manta y se descubrió el pastel.

Poner de manifiesto alguna cosa que, por lo desagradable o perjudicial, convenía que se mantuviese oculta.

Vaya el diablo por ruin.

Empléase para sosegar una pendencia o discordia y volver a conciliar la amistad.

Vayase el diablo para diablo, y el temor para mezquino. — V. Vayase el diablo para malo, o para puto.

Vayase el diablo para malo, o para puto.

Exhorta a ejecutar una cosa prontamente, para evitar inconvenientes o malas consecuencias.

Ya que el diablo nos lleve, que sea en coche.

Dícese de aquellas personas que al renunciar a una vida de honradez, lo hacen atraídas por la mucha ganancia material que tal acto les reporta.

Yo como tú, y tú como yo, el diablo nos juntó.

Explica que la conformidad en las costumbres, cuando son malas, es principio de muchos daños, y por eso parece que es obra del diablo, o disposición suya, el que se junten dos personas, especialmente en casamiento, que es a lo que alude el refrán.

Diablos son bolos.

Denota la poca seguridad que se debe tener en las cosas contingentes.

DIAMANTE:

Más duro que un diamante.

Dícese del sujeto por todo extremo insensible.

DIBUJO:

Meterse en dibujos.

Especificar demasiado una cosa.

No meterse en dibujos.

Abstenerse de hacer o decir impertinentemente más de aquello que corresponde.

DICIEMBRE:

Diciembre mojado y enero bien helado.

Manifiesta que la característica de aquel mes es la lluvia, así como la de éste las heladas.

En diciembre frío, y calor en estío.

Marca la temperatura propia de estas dos encontradas estaciones del año.

En diciembre has de mirar lo que se bajó al pajar.

Recomienda la previsión en invierno, por ignorarse el resultado de la próxima cosecha.

En diciembre, leña y duerme.

Indica que en este tiempo lo que más agrada es la lumbre y el lecho.

En diciembre, siete galgos a una liebre.

Manifiesta la escasez de caza de esta especie que hay en tal época.

No hay en diciembre valiente que no tiemble.

Expresa lo frío que es este mes, a cuyos efectos no hay valentía que resista.

Tras diciembre nebuloso viene enero polvoroso.

Cuando aquel mes se muestra con brumas, suele ser precursor del viento que reina en el siguiente.

DICTADO:

Ser alguna cosa como los dictados de don Crispin, que no tenían fin.

Se dice de todo aquello que es de larga duración.

DICHA:

Donde falta la dicha, por demás es la diligencia.

De nada sirve el trabajo cuando no se tiene felicidad.

La dicha que tarda, con más gusto se aguarda. — V. Hambrk que espera hartura, no es HAMBKH.

Más vale dicha que suerte.

Indica que la felicidad es superior a la fortuna.

Nunca es tarde, si la dicha es buena.

Por mucho que se retarde la felicidad, siempre se acoge con alegría.

Anda tras las dichas; no corras.

Indica que no se debe forzarla suerte para obligarla a que venga a nosotros, pero sí procurarla pacientemente.

Aunque hoy goces las dichas, teme mañana las desdichas.

Expresa que no debe confiarse nadie en el presente, sino pensar siempre en el porvenir.

Las dichas no llegan a viejas.

Manifiesta que la felicidad, desgraciadamente, no suele ser eterna.

Las dichas y las desdichas suelen andar juntas.

En este mundo van íntimamente enlazadas las alegrías con las penas.

DICHO:

Del dicho al hecho hay gran trecho.

Enseña la distancia que hay entre lo que se dice y lo que se ejecuta, y que no se debe confiar enteramente en las promesas, pues suele ser mucho menos lo que se cumple que lo que se ofrece.

Del dicho nos guarde Dios. — V. Calumnia, que algo queda.

El dicho apruebo, y el propósito no entiendo.

Se precia uno más de una afirmación cualquiera que del alcance que la misma pueda tener.

No es para nada el dicho sin el hecho.

Es más perjudicial el segundo que el primero.

Otra al dicho, Juan de Coca.

Denota la importante repetición de alguna cosa.

DICHOSO:

Dichoso es, no el que lo parece a otros, mas a si.

Cada cual debe estar satisfecho con su propia opinión, sin preocuparse de la que merezca a los demás.

Para ser dichoso se ha de saber hacer dos cosas: cerrar los ojos y abrir la mano.

Es decir, ser benévolo con los demás y no ser mezquino.

Si quieres ser dichoso, no estés nunca ocioso. — V. La ociosidad es madre de todos los vicios.

DIEGO:

Coló, tío Diego, o tío Paco.

Dícese a propósito de haberse tragado algo repugnante, o que costaba trabajo el hacerlo pasar por el esófago, o bien de haber conseguido engañar a uno por este u otro medio.

Suele usarse las más veces en sentido interrogante, y se atribuye su origen al suceso siguiente: Cuéntase que en ocasión de estar administrando el Santo Viático a un pobre patán llamado Diego, o Paco (que en esto no andan muy conformes las crónicas populares), como quiera que observó el cura que le costaba alguna dificultad al enfermo el sumir o tragarla Sagrada Forma, le preguntó si había conseguido pasarla.

No respondiendo a dicha pregunta el paciente, a pesar de habérsela dirigido hasta tres veces el sacerdote, tomó a su cargo el sacristán el salir de duda, a cuyo efecto le dijo: «Tío Diego (o tío Paco), ¿coló?» A lo que respondió el viaticado inmediatamente: «Coló».

DIENTE:

Cuando pienses meter el diente en seguro, toparás con lo duro.

Explica el engaño del que, cuando juzga fácil conseguir un negocio, encuentra grandes dificultades.

Dar uno diente con diente.

Denota el demasiado frío que padece alguno, o el excesivo miedo con que se halla.

Dar diente con diente, como quien tiene frío de cuartana. — V. Dar uno dienti con DIENTE.

Diente y mella, cagóme en ella.

Dícese, particularmente a los niños, cuando se les ha caído algún hueso de la boca.

Estar a diente, como haca gallega. — Véase Estar a diente, como jaca de atabalero, o de buldero.

Estar a diente, como jaca de atabalero, o de buldero.

Tener hambre. —Díjose así tal vez por el mal trato que daban a las caballerías los que iban predicando las bulas.

Estarse a diente.

No haber comido, teniendo gana.

Hincar uno el diente.

Murmurar de otro; desacreditarlo. — Apropiarse algo de la hacienda ajena que maneja.

No haber para untar un diente.

Haber muy poca comida, o ser gran comedor el que la ha de comer.

Tener uno buen diente.

Ser muy buen comedor.

Aguzar uno los dientes.

Disponerse para comer cuando está pronta o inmediata la comida.

Antes están los dientes que el tragadero.

Indica que se debe atender con preferencia a lo principal, dejando para después lo secundario.

Crujirle a uno los dientes.

Padecer con mucha rabia, impaciencia y desesperación una pena o un tormento.

El que no puede morder, que no enseñe los dientes.

Nadie alardee de hacer lo que no puede llevar a cabo.

Enseñar, o mostrar, uno dientes, o los dientes, a otro.

Hacerle rostro, esto es, resistirle, amenazarle.

Estirar con los dientes para que alcance.

Dícese de aquellas cosas que no pueden dar más de sí por muchos esfuerzos que se hagan.

Haberle nacido, o salido, a uno los dientes en una parte o haciendo una cosa.

Haber nacido o residido en una población, o frecuentado un sitio, o dedicádose a una cosa desde edad temprana.

Hablar uno entre dientes.

Hablar de modo que no se le entienda lo que dice. — Refunfuñar, gruñir o murmurar.

Mascar, mientras ayuden los dientes.

Conviene aprovecharla ocasión cuando se nos muestra propicia.

Más cerca están mis dientes que mis parientes.

Explica que cada uno debe mirar primero por sí que por los otros, por muy allegados que sean.

Más quiero para mis dientes que no para mis parientes. — V. Más cerca están mis dientes que mis parientes.

No entrarle a uno de los dientes adentro una persona o cosa.

Tenerle repugnancia o antipatía.

Primero me han de sudar los dientes.

Especie de protesta de que no se ha de hacer una cosa.

Primero son mis dientes que mis parientes. — V. La caridad bien ordenada nace, o empieza, por uno mismo.

Quitar a uno los dientes. — V. Quitarle a uno la cara.

Se pierden los dientes y no las mientes.

La edad no aminora, en general, los recuerdos, pero sí hace que desaparezca la dentadura.

Ser capaz de sacarle los dientes a un ahorcado.

Dícese de las personas que son muy atrevidas y poco escrupulosas para agenciarse lo que desean.

Tener dientes de ajo.

Aplícase a la persona cuya dentadura es muy grande e irregular.

Tener dientes de embustero.

Tenerlos muy claros o separados.

Tomar algo a dientes. — V. Tomar a PECHOS.

Tomar, o traer, a uno entre dientes.

Hablar mal de él; tenerle ojeriza.

Trabajar con los dientes.

Comer.

DIESTRO:

Aun diestro, un presto.

Enseña que hay ocasiones en que aprovecha y sirve más la prontitud y celeridad en ejecutar una cosa, que la habilidad y destreza.

De diestro a diestro, el más presto.

Da a entender que entre dos igualmente hábiles, astutos y sagaces, el más pronto en resolver o emprender el in tentó lleva la ventaja.

El más diestro la yerra. — V. El mejor escribano echa un borrón.

Llevar de, o del, diestro.

Dominar a una persona hasta el extremo de obligarle a que haga lo que uno quiere, como hace el que guía una caballería.

Poco va de diestro a diestro.

Explica la igualdad de dos en habilidad, destreza o astucia, dando a entender así que cada uno le percibe o penetra bien al otro la intención, o le previene en lo que va a ejecutar.

DIETA:

Dieta y mangueta, y siete ñudos a la bragueta.

El huir de la gula y de los goces sensuales, y el uso frecuente de las lavativas, son tres medios conducentes a disfrutar de salud y longevidad.

DIEZ:

A las diez deja la calle para quien es.

Es decir, para la gente maleante, que era la que únicamente andaba a esas horas por las calles, pues las personas de bien se retiraban a su domicilio al oír el toque de la queda.

A las diez en casa estés, y si ser puede, a las nueve. — V. A las diez deja la calle para quien es.

A las diez en la cama estés.

Algunos agregan: y si puede ser antes, que no sea después.

Reconoce la conveniencia de acostarse temprano.

En dando las diez dejar la calle para quien es: los rincones para los gatos, y las esquinas para los guapos. — V. A las diez deja la calle para quien es.

Más diez veces matan las cenas que las guerras. — V. Más mató la ciña que sanó Avicena.

DIEZMO:

Pagar el diezmo.

Cobrarse el corretaje por algún favor hecho. — V. No se dan palos de balde.

Los diezmos de Dios, de tres blancas sisar dos.

Reprende a los que desfalcan algo de lo que deben pagar.

DIFERENCIA:

Hay diferencia de tiempos a tiempos.

Manifiesta lo que cambian las cosas con el transcurso de los años.

Hay diferencia en lo vano, darle de codo o de mano, o darle de la mano.

Explica la diferencia que hay entre el cariño y el desprecio.

Hay grande diferencia del ir caballero al ir atravesado como costal de basura.

Aunque las personas sean las mismas, varían según la posición que ocupan en el mundo.

No hay más diferencia entre un noble y un plebeyo, que la forma que quiere imprimirle el alfarero.

La posición de las personas depende de la casualidad más que del mérito.

DIFÍCIL:

Es difícil cosa el escribir sátiras.

Porque se expone el que lo hace a incurrir en la ira del satirizado.

Todas las cosas son difíciles antes de ser fáciles. — V. Ser una cosa el huevo de Colón.

DIFICULTAD:

Herir en la, o la, dificultad.

Dar con ella; descubrirla.

DIFUNTO:

El difunto era más alto, o delgado, etc.

Dícese a aquella persona a quien le viene corta, ancha, etc., una prenda de vestir.

DIGNO:

Muy digno de loor es el que enseña por palabra, si por obra lo procura.

No basta predicar, sino que es preciso unir el ejemplo.

DILACIÓN:

En cualquiera dilación hay gran peligro.

Porque no pueden preverse las contingencias que trae consigo la tardanza en realizar alguna cosa.

Toda dilación es dañosa. — V. En cualquiera dilación hay gran peligro.

DILATAR:

Lo que se dilata no se quita. — V. Nunca es tarde si la dicha es buena.

DILIGENCIA:

La diligencia es madre de la buena ventura.

Enseña cuánto influyen el cuidado y actividad en el logro de una solicitud.

La diligencia nos parece tardanza cuando deseamos alguna cosa. — V. El que espera, desespera.

Hacer uno las diligencias de cristiano.

Cumplir con la Iglesia, confesando y comulgando en Pascua o cuando se dispone para morir.

Hacer las diligencias del jubileo.

Ejecutar lo que se previene para ganarlo.

DILIGENTE:

En pagar conviene no andar muy diligente, que suele traer muchos inconvenientes.

Excusa de que se valen los tramposos para justificar su morosidad en la satisfacción de las deudas.

DILUVIO:

Ser una persona, o cosa, más antigua que el Diluvio.

Manera de exagerar la antigüedad de una cosa. — Aplícase más a las personas para motejarlas de viejas.

DIMES Y DIRETES:

Ponerse, o andar, en dimes y diretes.

Enredarse en contestaciones, debates, altercados o réplicas dos o más personas. — Aunque el verbo andar es el más corriente en esta frase, úsase también, con los respectivos significa— dos que la ilustración del lector suplirá seguramente, no meterse en, no querer entrar en, excusar, verse en, etc.

DIN:

Más vale el din que el don.

Manera de decir, por donaire, que el dinero es lo que da de comer, y no los títulos nobiliarios.

Sin din no hay don.

Indica que el señorío lo sostiene el dinero, pues sin éste no hay quien reconozca aquél.

DINERO:

A pagar de mi dinero.

Modo de afirmar, asegurar y ponderar que una cosa es cierta, como afianzándola uno con su caudal.

A poco dinero, poca salud.

Por poco dinero no es posible, en lo general, obtener cosa de gran valor.

Al dinero, al loco y al aire, darle calle.

Es decir, dejarlos correr y no guardarlos.

Apalear el dinero, o las talegas, o los millones.

Ser extremadamente rico.

Bien te quiero, bien te quiero, mas no te doy mi dinero.

Censura a los que se deshacen en ceremonias y ofertas, y llegada la ocasión, no corresponden a ellas, desentendiéndose de acudir al remedio de la necesidad.

¡Buen dinero es la gaceta!

Manifestación de menosprecio hacia una persona o, más comúnmente, hacia una cosa.

Cuando el dinero habla, todos callan.

Manifiesta la enorme influencia que tiene el oro en la sociedad.

Dar dinero a un prodigo es lo mismo que poner la espada en manos de un loco.

Porque ni uno ni otro saben el destino que les dan.

Dinero a mano, dinero a daño.

Por lo regular, el favor que se hace a una persona, es en expectativa de que sea devuelto en su día con creces. — El que posee un capital que nadie le tasa, suele emplearlo, generalmente, en cosas que resultan nocivas para su salud.

Dinero de contado halla soldado.

Con dinero a mano se consigue todo lo que se quiere, por muy difícil que parezca.

Dinero llama dinero.

El medio más seguro de aumentar el caudal es no tener parado el dinero, sino comerciar con él. — V. A cochino gordo, untarle el rabo.

Dinero olvidado, ni hace merced ni grado.

Las cosas útiles dejan de serlo cuando no se hace uso de ellas.

Dinero parado no gana nada. — V. Dinero llama dinero, primera acepción.

Dinero prestado, dinero rescatado.

Conviene no tardar en desempeñarse de las deudas contraídas, ya porque cuanto más tiempo vaya pasando mayores son los réditos, bien, si el préstamo es gracioso o sin interés, por no encontrar cerrada la puerta el día en que se necesitara apelar nuevamente al favor del amigo.

Dinero, y no consejos.

Reprende a quien da consejos cuando no se le piden, y mucho más si los da a quien tiene necesidad de dinero.

Don Dinero es gran caballero. — V. Poderoso caballero es Don Dinero.

Echar dinero en una cosa.

Emplear dinero en ella.

El creer no cuesta dinero.

Úsase cuando finjimus dar crédito a aquello que se nos dice, aunque sepamos positivamente que se halla muy lejos de la verdad.

El dinero, con sus salvas, convierte en noble al que nació en las malvas.

El dinero, por no encontrar obstáculo alguno al paso, llega hasta proporcionar pergaminos o ejecutorias, o títulos de nobleza al más plebeyo.

De ahí proviene la clase social conocida de algunos años a esta parte con el dictado de aristocracia pesetera.

El dinero de voltarios es dinero de alquimia, que se resuelve en humo.

Voltarios, en el dialecto del garito, son aquellos jugadores a quienes la suerte les es inconstante o mudable. — V. Los dineros del sacristán, cantando se vienen y cantando se van.

El dinero del rey es corto, pero seguro.

Los créditos que se adquieren contra el Estado tienen a su favor el ser cobraderos tarde o temprano, siquiera se perciban en ocasiones con alguna merma.

El dinero, en ninguna parte está mejor que en poder de su dueño.

Aconseja no arriesgarlo en operaciones de éxito dudoso.

El dinero es bueno para siervo, pero malo para amo.

Enseña que no se deje dominar de él quien lo posee, pues si gastado con prudencia saca de apuros, guardado con avaricia, para nada aprovecha.

El dinero es como los ratones, que en oyendo ruido, se esconde.

En las épocas turbulentas nadie se atreve a emplear su dinero en el acometimiento de ninguna empresa.

El dinero es de quien lo agarra. Algunos añaden: y la gloria, de quien la gana.

El corazón humano es demasiado apegado a los intereses materiales.

El dinero es reputado por feliz y por sabio.

Tal es el concepto que forma, por lo común, del rico la generalidad del vulgo. Equivócase, empero, con harta frecuencia, pues no faltan personas opulentas que son bastante desgraciadas, así como muchos potentados que debían ir uncidos a una carreta.

El dinero hace al hombre entero.

El no depender de otro, por contar con lo suficiente para poder vivir con holgura, suele ser motivo poderoso para obrar con rectitud y entereza.

El dinero hace milagros. — V. Dios es omnipotente, y el dinero su teniente.

El dinero no huele mal, o no tiene olor.

Aunque proceda su adquisición o ganancia de las faenas más humildes o bajas. — Cuéntase de Vespasiano que habiendo creado un impuesto sobre las letrinas contra el parecer de su hijo Tito, tomó una moneda del primer dinero que produjo dicho impuesto, y acercándola a la nariz de Tito, le preguntó: «¿Huele esto mal?», de donde nació el proverbio.

El dinero se ha de buscar para la honra, y la honra no ha de servir al dinero.

Porque el dinero es un medio, pero no un fin, como lo debe ser vivir honradamente.

El dinero se ha hecho para contarlo.

Haciéndolo así cuando se recibe, es fácil remediar en el acto cualquiera equivocación que pudiera ocurrir, evitándose por ese medio disgustos que podrían sobrevenir cuando se intentara subsanar el yerro después de pasada la ocasión.

El dinero se ha fiecho plano para que no se mueva.

Teoría con que se excusa el avaro o el mezquino para no gastar.

El dinero se ha hecho redondo para que ruede.

Teoría que evoca el hombre espléndido para justificar su rumbo y desprendimiento.

El dinero todo lo vence, pero con el buen juez nada puede.

Manifiesta que el poder del oro es nulo ante una conciencia recta.

El que dinero tiene, logra lo que quiere.

Indica la facilidad con que logra el rico lo que se le antoja.

En dinero esté el caudal de aquel que nos quiera mal.

Es tanto como desearle que se lo gaste y se quede pobre.

En tres cosas es bien gastado el dinero: en dar limosna, en pagar al buen médico y en el porte de las cartas.

En efecto, las tres pueden reportarnos algún beneficio.

Eso es dinero contado, o de contado, o contante.

Aplícase al objeto que, en fuerza de su valor, puede ser reducido a metálico tan luego como se desee.

Estar uno mal con su dinero.

Malgastarlo o aventurarlo en empresas descabelladas.

Estrujar uno el dinero.

Ser miserable o poco dadivoso y franco en lo que da.

Hasta el hablar cuesta dinero.

Refiérese a aquellos sitios en que se abusa tanto del cliente, que hasta por lo más insignificante se cobra alguna cantidad.

Levantarse con el dinero.

Llevárselo, la mayor parte de las veces, contra la voluntad de los demás.

Más ablanda el dinero que palabras de caballero.

Contra la mujer que no se deja vencer por las protestas de fidelidad para lo futuro, y sí por la fuerza de las dádivas en lo presente.

Mi dinero me cuesta.

Expresión con que se consuela, o trata de consolarse, aquel a quien le ha salido fallida una empresa, o que ha sido víctima de un engaño, perdiendo el dinero que en uno y otro caso desembolsó.

Ni entrar sin dinero en un café, ni el poeta usar mucho del qué.

Lo primero es comprometido y molesto, pues se ve uno privado de tomar nada; lo segundo convierte al poeta en un coplero más amigo de los ripios que de las creaciones estéticas.

No hay cosa como el dinero contante.

Es preferible pagar en el acto lo que se compra, a tomarlo fiado.

No hay mal tan lastimero como no tener dinero.

La carencia de intereses materiales es causa de muchas desventuras.

Pasar uno el dinero.

Volverlo a contar para satisfacerse enteramente de que está cabal la cantidad que entrega o recibe.

Por dinero baila el perro, y no por el son que le hace el ciego. — V. Por dinero baila el perro, y por pan, si se lo dan.

Por dinero baila el perro, y por pan, si se lo dan.

Explica la fuerza del dinero, que influye aun en aquellos a quienes no sirve ni aprovecha.

Por dinero canta el ciego y baila el perro. — V. Por dinero baila el perro, y por pan, si se lo dan.

Por mi dinero, papa lo quiero.

El que compra, si paga bien, tiene derecho a exigir lo mejor en su línea.

Por no hacer, u oír, etc., tal o cual cosa se podía dar dinero.

Manifiesta la aversión que causa aquello de que se trata.

Por poco dinero, poca manteca. — V. A poco dinero, poca salud.

Queredme por lo que os quiero, y no me habléis en dinero. — V. Bien te quiero, bien te quiero, mas no te doy mi dinero.

Quien dinero tiene, sabio parece.

Las riquezas hacen que no se vean las faltas en quien las posee.

Quien fía el dinero, pierde el dinero y el vecero.

Vecero quiere decir parroquiano o marchante, el cual, por no devolver lo que le fiaron, no vuelve a parecer ni por el barrio.

Según buen dinero yace en vil correo, asi en feo libro está saber no feo.

Correo significa aquí cuero o bolsa. — Equivale a que bajo una mala capa se encubre buen bebedor; es decir, que no hay que fiar de las apariencias.

Si amas a la que sólo quiere el dinero, serás un majadero; y al fin y al cabo, saldrás de ella escarmentado.

Porque el dinero se gasta y queda el descontento de la que sólo se casó por lograrlo.

Si el que contigo juega conoces que te la pega, guardas tu dinero, y que juegue con un perro.

Hay que desconfiar del que procede de mala fe, y separarse de él.

Si no fuera por el sí y el pero, ¿quién dejaría de tener dinero?

Las circunstancias condicional y adversativa son causa de que muchas veces no podamos prosperar en nuestras aspiraciones. Por ejemplo: Si N. tuviera más edad, bien pudiera desempeñar tai destino; pero es el caso que carece todavía de la práctica necesaria. He ahí el st y cipero que se atraviesan para que N. no pueda conseguir el cargo o destino que solicita.

Si quieres que cante, el dinero por delante. — V. Por dinero baila el perro, y por pan, si se lo dan.

Si quieres saber lo que vale el dinero, tómalo a premio.

Por los réditos más o menos crecidos que hay que pagar.

Si quieres tener dinero, tenlo.

Remedio probado para no carecer nunca de dinero: no gastarlo. — Tenlo quiere decir guárdalo.

Sin dinero o lisonja nadie logra.

La adulación, como el oro, sonlos dos medios más poderosos para conseguir lo que se desea.

Sobre dinero no hay compañero. — V. Bien te quiero, bien te quiero, mas no te doy mi dinero.

Sobre mi dinero y mi zaranda, nadie manda.

Dícese de las personas amantes de su independencia y de hacer su capricho, hasta tal punto que no atienden los consejos desinteresados que se les dan.

Ten dinero, tuyo o ajeno.

El que maneja caudales, ya sean propios, ya de otro, cuenta con un recurso a que poder apelar en caso de apuro, sin tener que pasar por el sonrojo de dar cuenta de su necesidad a nadie.

Todas las cosas obedecen al dinero.

Porque por medio de él se logra abrir todas las puertas.

Todo lo alcanza el dinero. — V. Dios es omnipotente, y el dinero su teniente.

Vivamos, comamos y tengamos dinero, que lo demás importa dos bledos.

Teoría de las personas desaprensivas que conceptúan secundario todo lo que no sea vivir bien.

A dineros pagados, o dados, brazos quebrados. — V. Paga adelantada, paga viciosa.

Dadme dineros y no consejo. — V. Dineros, y no consejos.

De dineros y bondad, o calidad, la mitad de la mitad, o siempre quita la mitad.

Porque suele haber exageración cuando se pondera la hacienda, justificación o estirpe de una persona.

De quien no nos debe nada, buenos son cinco dineros.

De agradecer es cualquier favor u obsequio que se nos hace, por pequeño que sea, cuando no hemos contraído mérito alguno para ello.

Dineros anticipados, o tomados, brazos quebrados. — V. Paga adelantada, paga viciosa.

Dineros del avaro dos veces van al mercado. — V. No hay estreñido que no muera de cámaras.

Dineros enmanga, tanto vinocomo agua. — V. Quien tiene dineros pinta panderos.

Dineros son calidad.

Las riquezas dan consideración y honores, hasta el punto de que suelen suplir y aun sobreponerse a los linajes más esclarecidos.

Dineros tenga mi amo, que no le faltarán criados.

Cuando hay buena recompensa, sobra quien trabaje.

Dineros y amor, mal se encubren. — V. El amor y el dinero no se pueden ocultar, o no pueden estar encubiertos.

Dineros, y no consejos.

Reconvención que se dirige a quien se mete a dar consejos sin que se los pidan, mayormente si la persona a quien le son dados tiene necesidad de auxilios pecuniarios.

Do hay dineros hay sosiego.

El que tiene satisfechas todas sus necesidades y asegurado el porvenir, bien puede gozar de toda tranquilidad.

Do son muchos dineros es mucha bendición. — V. Do hay dineros hay sosiego.

Eso es como quien tiene dineros en mitaa del golfo y se está muriendo de hambre.

Equivale a tener un tío en Alcalá; a confiar en aquello de que no se puede disponer.

Los dineros del sacristán, cantando se vienen y cantando se van.

Lo que se gana a poca costa se suele gastar sin reparo.

Los dineros hacen dueñas y escuderos.

Por poderse comprar todo con el dinero, hasta los títulos nobiliarios y los puestos más condecorados.

Pleito por mis dineros.

El que tiene bienes de fortuna lleva mucho adelantado para obtener la razón en los litigios.

Por dineros hace el hombre cuanto le place.

El que tiene riquezas logra cuanto desea.

Quien tiene dineros pinta panderos.

El rico satisface prontamente todos sus gustos o caprichos.

DIOS:

A cada cual da Dios frío como anda vestido.

Da a entender que Dios acude a cada uno según sus necesidades.

Acomodarse a lo de Dios es Cristo. — Véase Vivir a lo de Dios es Cristo.

A Dios, en oyendo, y al rey, en viendo.

Debe descubrirse el hombre al oír el Viático, así como cuando se halla en presencia del soberano.

A Dios me encomiendo y al doctor Hidalgo de Agüero.

Frase muy usada entre los bravucones de Sevilla de los siglos xvi y xvn al empezar un desafío, aludiendo al célebre doctor Hidalgo de Agüero, habilísimo en curar las cuchilladas, al que se encomendaban al mismo tiempo que a la Providencia.

A Dios orando y al macho dando. — V. A Dios rogando y con el mazo dando.

A Dios rogando y con el mazo dando.

Amonesta hagamos de nuestra parte cuanto es posible para el logro de nuestros deseos, sin exigir que Dios haga milagros.

A Dios rogando, y negociando. — V. Fíate de la Virgen, pero corre.

A Dios se le hace la corte de rodillas, al rey en pie, y al demonio en el canapé.

Al primero le gusta que se le adore; al segundo que se le respete, y al tercero que se practique el vicio.

A Dios te doy, libreta bebida y por hilar.

Los desaprensivos siempre ofrecen lo que no ha de reportarles provecho alguno.

A Dios y a ventura.

Inciertamente, sin esperanza ni seguridad de feliz éxito en lo que se emprende.

Al cabo de Dios te salve.

Verificar una cosa después de mucho tiempo.

A los dos que Dios junta no poard separar el hombre.

Refiérese a la indisolubilidad del matrimonio.

Al que Dios quiere para rico, hasta la mujer le pare hijos de otro.

Refrán irónico por medio del cual se expresa que el que tiene mala suerte la tiene para todo.

Al que madruga, o se antuvia, Dios le ayuda.

Advierte que la buena diligencia suele tener feliz éxito en las pretensiones.

Aquel a quien Dios quiere bien,muere joven.

Porque quitándole del pecado, le libra de la condenación eterna.

Aquel es rico que está bien con Dios.

Indica que la verdadera riqueza es la virtud.

Aquí de Dios, que matan a un gallego.

Dícese cómicamente cuando alguna persona tropieza con una dificultad o cree verse en algún peligro, generalmente ilusorio.

A quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos.

Expresa que sobrevienen cuidados por causa ajena al que no los tiene por su propia situación.

A quien Dios quiere bien, en casa le trac de comer.

Da a entender que Dios no abandona a aquellos a quienes ama por ser cumplidores de sus preceptos.

A quien Dios quiere bien, la casa le sabe.

Al que tiene suerte todas las cosas se le vienen a la mano. —En este refrán hay una transposición que creemos no estará de más explicar, pues en no pocas ocasiones se nos han manifestado dudas acerca de su interpretación; no hay, sin embargo, nada más sencillo.

Dios sabe la casa de aquel a quien quiere bien

es decir, sabe donde vive, para acudir a favorecerlo; es, por tanto, equivalente del anterior: A quien Dios quiere bien, en casa le trae de comer.

A quien Dios quiere, la casa le sale.

Este refrán, que encontramos en nuestros clásicos bajo diferentes formas, pero con el mismo significado, equivale al ya expuesto, que dice: A quien Dios quiere bien, la casa le sabe.

A quien Dios quiso bien, en Granada le did de coftier. — V. A quien Dios quiere bien, la casa le sabe.

Apuntamos este refrán, así como el siguiente, por haberlos oído en boca de los naturales de las indicadas provincias. Claro está que a este tenor los favorecidos porlos divinos dones, yque habitan en Galicia, Cataluña, Castilla o Murcia, están en su derecho de aplicárselo; pero conste que no forman parfe de este Diccionario.

A quien Dios quiso bien, en Sevilla le did de comer. — Véase la explicación del anterior.

A quien Dios se la diere, San Pedro se la bendiga.

Explica la disposición que tiene uno a conformarse con la Providencia en el buen o mal éxito de sus pretensiones o deseos. — Algunos dicen, en lugar de San Pedro, San Antón se la bendiga.

A quien no habla no le oye Dios.

Reprende la cortedad de aquellos que por no atreverse a explicar sus solicitudes, las malogran.

A quien se ayuda, Dios le ayuda. — V. A Dios rogando y con el mazo dando.

A quien se humilla, Dios le ensalza.

Recomienda la humildad como un don inestimable que jamás queda sin recompensa.

A quien se muda, Dios le ayuda.

Indica que es prudente mudar de medios cuando los primeros no salen bien.

A sólo Dios está reservado conocer los tiempos y los momentos.

Sólo la Providencia sabe el alcance de nuestras acciones.

¡Ay, Dios,quién fuera blanco, aunque fuera catalán!

Se usa en América, especialmente por los negros, quienes tienen mucha prevención contra los catalanes.

Basta que me entienda Dios, que Él es el entendedor de todas las cosas.

Cada cual, aportando sus acciones a lo que es debido, cumple, aunque no las estimen los demás.

¡Bendito sea Dios, que todo lo cria! ¡Hasta las calabazas sin costuras!

Expresión usada cuando se ve o se oye algo extraordinariamente absurdo.

Cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces. — V. Cada uno es como Dios lo ha hecho.

Cada uno es como Dios lo ha hecho.

Denota lo diferente que es el carácter o genio de cada persona y lo sumamente difícil que es mudarlo.

Cada uno estornuda como Dios le ayuda.

Significa que cada uno hace las cosas del mejor modo que sabe o puede.

Como Dios manda.

Como es justo y razonable; como lo exigen el decoro, la conveniencia, la rectitud, el bien parecer, etc.

Con Dios voy: mis obras dirán quién soy.

Letrero que se solía poner a los faluchos que hacían la travesía de Cádiz a los puertos.

¡Confunda Dios cigüeña en el ejido, que de tal guisa coge cigoñinos en nido!

Hay muchos que no reparan en los medios para lograr su propósito.

Con lo mió me ahogue Dios.

Expresión usada por aquellos que tienen la virtud de conformarse con lo que tienen.

Con lo que Dios la envía se contenta mi tía. — V. Con lo mío me ahogue Dios.

Con lo que es nuestro nos haga Dios merced.

Cada cual debe darse por satisfecho con lo que le pertenece.

Cuando Dios amanece, para todos amanece.

Enseña que debemos comunicar nuestros bienes y felicidades a los demás, o cuando menos no suscitar obstáculos a su bienestar.

Cuando Dios da, da para todos, o Cuando Dios da para Vicente, da para el vecino de enfrente.

Indica que la divina Providencia no abandona a nadie.

Cuando Dios da la llaga, da la medicina.

Manifiesta que por el mismo conducto que vino el mal suele venir el remedio.

Cuando Dios no nos da, no nos convendrá.

Enseña a conformarse con lo que suceda, aunque sea contrario a lo que deseábamos.

Cuando Dios no quiere, santos no pueden, o no rueguen.

Avisa que cuando no se tiene ganada la voluntad del que ha de conceder una gracia, no hay que fiar en mediaciones de amigos o intercesores.

Cuando Dios quería.

En otros tiempos ya lejanos.

Cuando Dios quiere, con todos los aires llueve.

Enseña que todo obedece a la voluntad de Dios, disponiendo que los medios que se creía más contrarios al logro de una cosa sirvan para su consecución.

Cuando Dios va delante, el mar está llano.

Expresa que todo lo que se hace rectamente no suele encontrar obstáculos para su realización.

Da Dios alas a la hormiga para que muera más aína.

Enseña, con el ejemplo de este insecto, que la mucha elevación de algunos es causa las más veces de su ruina.

Da Dios almendras a quien no tiene muelas.

Suele decirse cuando las riquezas o conveniencias recaen en sujeto que no puede o no sabe disfrutarlas.

Da Dios habas a quien no tiene quijadas. — V. Da Dios almendras a quien na tiene muelas.

Da Dios mocos a quien no tiene pañuelo. — V. Da Dios almendras a quien no tiene muelas.

Da Dios pañuelo a quien no tiene narices. — V. Da Dios almendras a quien no tiene muelas.

Dais por Dios al que tiene más que vos.

Reprende la necedad de aquellos que sin elección ni discernimiento reparten, aun lo que a ellos mismos hará falta, entre los que no lo han menester.

Dar a Dios lo que es de Dios, y al Cesarlo que es del César.

Frase empleada para indicar que a cada uno se le debe dar lo suyo.

De aquella me deje Dios comer que deja los pollos y comienza a poner.

El doctísimo Sorapán de Rieros dice que este refrán se puede entender de dos maneras: por la primera, que la gallina que ha estado sobre los huevos y criado los pollos hasta que los deja y comienza a poner, es la más sabrosa, porque como ha sido regalada con ellos, sale lo mismo que si la hubiesen puesto a cebar; y por la segunda, que se puede entender de la polla ponedora que deja a sus hermanos los pollos y quiere comenzar a poner, pues entonces es más suave su carne, más sabrosa y más saludable. Añade Sorapán que cada uno tome la explicación que más le agrade, y, naturalmente, lo mismo decimos nosotros.

De Dios abajo, cada cual vive de su trabajo.

Expresa que la única manera honrosa de vivir es aplicar su actividad cada uno al sostenimiento de la vida.

De Dios dijón y lo matdn. — V. Digan, que de Dios dijeron.

De Dios logra la gracia el que se tiene por feliz en su desgracia.

Cada cual debe conformarse con su suerte.

De Dios viene el bien,y de las abejas la miel.

Enseña que Dios es el único autor del bien, por cualquier medio que nos venga.

Déme Dios marido rico, aunque sea un poco borrico, o y mas que sea un borrico.

Manifiesta el predominio de la riqueza sobre todo lo demás.

De menos hizo Dios a Cañete, o De menos hizo Dios a Cañete, que de verdugo lo hizo corchete. Otros dicen: a quien hizo de un puñete; y otros: y lo deshizo de un puñete. — V. De menos nos hizo Dios.

De menos nos hizo Dios.

Explica la esperanza que se tiene de conseguir lo que se intenta, aunque parezca desproporcionado.

Desde aquí para delante de Dios.

Fórmula de juramento o compromiso hasta la muerte.

Después de Dios, la casa de Quirós.

Emblema de aquel linaje, tan infatuado con su antigüedad y poderío, que sólo cede ambas cosas al Ser Supremo.

Después de Dios, la olla.

Explica que en lo temporal no hay cosa mejor que tener que comer.

Después de Dios, la olla, que la casa de Quirós todo es bambolla.

Justa sátira contra el emblema de la dicha casa señorial.

De todo quiere Dios un poquito.

Manera de justificar entre personas serias las conversaciones ligeras, bailes o cualquiera otra distracción honesta.

Digan, que de Dios dijeron.

Enseña a despreciar la murmuración o los dichos ajenos.

Dios abrirá, rey entrará.

Manifiesta la confianza en el Ser Su premo.

Dios acude siempre a la mayor necesidad.

Indica que Dios no se olvida de nadie, y que por comprometido que sea un caso, no se debe perder la esperanza.

Dios amó la compañía.

Expresa lo desagradable que es la soledad.

Dios aprieta, pero no ahoga.

Aconseja la conformidad en las tribulaciones, esperando en Dios.

Dios ayuda a los que se ayudan. — V. A Dios rogando y con el mazo dando.

Dios bendijo la paz y maldijo las riñas.

Amonesta a los amigos de cuestiones y disputas.

Dios castiga a los que bien quiere.

Entiéndase castigar en el sentido de afligir o enviarles penalidades con objeto de probar su resignación y su fe. La mejor explicación de este refrán está en la lectura del Libro de Job.

Dios consiente, pero no para siempre.

Recuerda la justicia y castigo de Dios al que obra mal, confiado en su espera y misericordia.

Dios da asi el premio como el castigo, a cada uno según lo que merece.

El que en la tierra no logra la recompensa de sus buenas acciones, la consigue en la otra vida.

Dios da ciento por uno.

Exhorta a la caridad como la virtud más agradable a los ojos de Dios.

Dios delante. Algunos añaden: y San Cristóbal gigante.

Expresa la fe en Dios. —Los que agregan la segunda parte le dan un significado parecido al de A Dios rogando y con el mazo dando.

Dios desavenga a quien nos mantenga.

De las desavenencias de unos suelen otros sacar utilidad o beneficio; verbigracia: los curiales con los litigantes; los médicos con los heridos en riña, etc.

Dios dijo, o sabe, lo que será.

Explica la duda del cumplimiento o certeza de lo que se promete o asevera.

Dios dirá sus verdades.

Dicho con que se significaba en lo antiguo que se remitía la averiguación de la verdad a una de las pruebas de justicia a la sazón en uso, tales como pisar barras de hierro candente, el duelo o desafío, etc.

Dios el bravo mar enfrena con muro de leve arena.

Tanto en el terreno material como en el intelectual y en el moral, se vale a veces la divina Omnipotencia de elementos débiles para contrarrestar los fuertes.

Dios es bueno para mercader. — V. Dios da ciento por uno.

Dios es buen pagador. — V. Dios da ciento por uno.

Dios esconde muchas cosas a los sabios y prudentes, y se las revela a los pobrecilios.

Prueba la omnipotencia divina, que reparte por igual todos sus dones.

Dios es grande.

Se usa para consolarse en una desdicha, recurriendo al poder de Dios, de quien se espera que la remedie.

Dios es omnipotente, y el dinero su teniente.

Denota a cuánto alcanza el poder del dinero, pues llega a conseguir en ocasiones lo que a los ojos del mundo se estima por imposible.

Dios es siempre el que nos sana, y lleva el médico la plata.

Indica que la curación de las enfermedades se debe a la voluntad de Dios y no a la ciencia de los hombres.

Dios está en el cielo, que juzga los corazones.

No hay que olvidar la existencia de la Divinidad, que conoce el alcance de nuestras acciones.

Dios está en el cielo, que ve las trampas.

El que está obligado a algo no debe esquivar el cumplimiento de su deber.

Dios guarde a usted muchos años.

Con esta expresión, que figura al final de ciertos documentos oficiales, se da a entender en el lenguaje familiar que no hay o existe nada de aquello de que se está tratando o por que se pregunta; v. gr.: En cuanto a pagárseme lo que se me debe, Dios guarde a usted muchos años. —¡Venir él a darme una satisfacción!... Dios guarde a usted muchos años.

Dios hace la costa, dando el frío conforme la ropa.

Manifiesta que Dios acude en socorro de cada uno según la magnitud de sus necesidades.

Dios hace que alumbre el sol a los buenos y a los malos.

Ante Dios todos son iguales, lo mismo los justos que los pecadores.

Dios hace salir su sol sobre los buenos y malos, y llueve sobre los justos e injustos.

Dios reparte por igual sus bondades, aunque los pecadores no las aprovechen.

Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno.

Las buenas acciones siempre hallan recompensa, y las malas su castigo adecuado.

Dios hay en el mundo, que todo lo ve y juzga.

Para Dios nada hay oculto, y debemos tener esto en cuenta al realizar nuestros actos.

Dios hizo todas las cosas con peso, sabiduría y mesura.

En la Naturaleza todo tiene su razón de ser.

Dios la da y el diablo la guisa.

Lo que buenamente se logra, se descompone malamente.

Dios le ayude, y a nosotros no nos olvide.

Salutación que se dirige al que estornuda delante de nosotros.

Dios le dé todo lo que le hace falta, como al doctor Zafrilla.

Es decir, más de lo que uno necesita.

Dios lo dio, Dios lo quitó; sea su nombre bendito.

Fórmula de resignación cristiana muy propia de Job.

Dios lo oiga, y el pecado sea sordo.

Expresión usada cuando alguno formula un deseo que a nosotros nos es conveniente.

Dios lo quiera, y Juan venga.

Locución con que se denota el deseo vehemente de que se realice alguna cosa.

Dios los cria, y ellos se juntan.

En Sevilla se suele añadir: en el prado de Santa Justa.

Se da a entender que los que son semejantes en las inclinaciones y en el genio, se buscan unos a otros. Tómase, por lo común, en mala parte.

Dios me décontienda con quien me entienda.

Denota que siempre es conveniente tratar con personas bien educadas y que no sean desconocedoras del asunto de que se trata.

Dios me depare mesón en que la huéspeda me haga algo, y el huésped non.

Indica lo mucho que la mujer puede con su maña y arte en el manejo de las cosas de la casa.

Dios me dé triunfos y me quite conocimiento.

El ambicioso no repara en los medios con tal de lograr su propósito.

Dios me entiende y yo me entiendo.

Aplícase cuando no se quiere declarar una cosa en su totalidad, o cuando se hace una alusión no muy clara para los demás.

Dios me guarde de pueblo airado, y de mar atormentado, de la landre y mala helada, y de mujer enojada.

Considerando todo esto como verdaderas calamidades (y no lo son pequeñas), no es extraño que desee uno verlas lejos de sí.

Dios me libre de hombre marcado por Naturaleza.

Por lo general no suelen ser muy buenos aquellos que padecen alguna lesión.

Dios me libre de mujer determinada.

Pues casi siempre, dado lo excitable de la naturaleza femenina, suele llevar a cabo actos de que no sería capaz un hombre.

¡Dios me lleve a España!... (Y estaba entre Yepes y Ocaña).

Aplícase al que dice alguna sandez.

Dios me ponga donde lo haya, que yo lo sabré alcanzar.

Súplica de aquellas personas poco escrupulosas en la manera de adquirir las cosas.

¡Dios mio, qué cosas tan buenas habéis criado para rejalu (regalo) del hombre! ¿Y cuándo seré yo hombre?

Exclamación en que prorrumpe aquel que se lamenta de no poder disfrutar, de presente, de alguna cosa exquisita que le provoca a desearla con vehemencia. — Cuéntase de un pobre muchacho gallego, o montañés (que en eso no andan contestes los historiadores), que recién llegado a una de las ciudades más ricas y pobladas de Andalucía, se quedó un día extasiado al contemplar en el escaparate de una tienda de ultramarinos la multitud de manjares diversos aderezados para tentar la gula. El infeliz, notando entonces su carencia de recursos, juntando las manos y alzando los ojos al cielo, pronunció en tono lastimero las palabras susodichas, que con el tiempo pasaron a ser proverbiales, y que constituyen por sí solas un poema entero de Sociología. — Algunas veces, después de manifestado el deseo que uno tiene y el sentimiento de no poder satisfacerlo, se emplea solamente la última proposición del refrán; a saber: ¿Y cuándo seré yo hombre?

¡Dios mió, santos, mas no tantos!, o Rogar a Dios por santos, mas no por tantos.

Expresa que la demasiada abundancia, aunque sea de cosas buenas y que se deseaban, muchas veces es molesta y perjudicial.

¡Dios mío! — Y de los otros tío.

Suele prorrumpirse en la segunda proposición de esta frase por el que oye exclamar a otro en la primera.

Dios no ayuda a los holgazanes.

Contra las personas que son poco amigas del trabajo.

Dios no come ni bebe, pero Juzga lo que ve.

Recuerda la presencia de Dios en todo lugar, para que nosotros procedamos rectamente, pues hemos de ser juzgados por quien ve nuestras obras.

Dios no le falta a nadie. — V. Dios acude siempre a la mayor necesidad.

Dios no pide imposibles.

Excita al hombre a que haga todo lo que esté al alcance de sus fuerzas; pero sin exagerar éstas hasta el punto de ocasionarse perjuicios.

Dios nos dé mucho pan y mala cosecha.

Expresión egoísta del que, teniendo cuanto necesita, no se preocupa del bienestar de los demás.

Dios no se queda con nada de nadie.

Las acciones inicuas se pagan tarde o temprano, de un modo o de otro.

Dios nó se queja, mas lo suyo no deja. — V. Dios no se queda con nada de nadie.

¡Dios nos ampare, si Herodes y Pilatos se hacen compadres!

Expresión usada cuando se ve que se unen para llevar a cabo una empresa dos personas poco escrupulosas de conciencia.

Dios nos de lo que nos falta, y dinero para la plaza.

Exclamación con la cual pedimos que no nos falte qué comer.

Dios nos guarde de hombre que cuando se ríe no se le menea el ombligo.

Contra los que manifiestan una risa fingida, porque dan a entender que son unos hipócritas, o envidiosos.

Dios nos libre de amigo reconciliado y de aire encallejonado. — V. Amigo reconciliado, enemigo doblado.

Dios nos libre de estudiantes de un libro.

Decíase en Salamanca de los aficionados al libro de las cuarenta hojas (la baraja).

Dios nos libre de hombre que no habla, y de can, o perro, que no ladra.

Porque uno y otro suelen ser falsos y traidores.

Dios nos libre de palo de ciego y de bofetada de zurdo.

Porque tanto el uno como la otra suelen ser bien dados y con fuerza.

Dios nos libre de un cajista sabihondo.

Porque pretendiendo enmendar la plana al autor en aquello que cree estar equivocado, por no entenderlo, desnaturaliza horrorosamente el original, haciendo decir al autor lo que ni por soñación imaginara.

Dios nos libre de un tonto, y más si es celoso.

Porque ambas cualidades aisladas son malas, pero unidas hacen insoportable al que las posee.

Dios nos libre del mal cuarto de hora.

Refiérese a la creencia de que todos tenemos diariamente ese tiempo de tentación para cometer algún acto reprobable, o de debilidad, por lo menos.

Dios nos libre del que nos acecha.

Da a entender que es tanta la perseverancia de los malvados en el mal, que por mucho que nos guardemos es muy difícil librarnos de sus ataques.

Dios os haga un santo.

Frase dirigida particularmente a los niños.

Dios os libre de hidalgo de día y de fraile de noche.

Aconseja a los casados eviten esas compañías para su mujer.

Dios paga a quien en malos pasos anda. — V. Dios no se queda con nada de nadie.

Dios perdona al que su culpa llora.

El que se arrepiente de las faltas cometidas, obtiene fácilmente la absolución de ellas.

Dios pone siempre el remedio junto a la enfermedad. — V. Dios, que da la llaga, da la medicina.

Dios ponga tiento en mis, o tus, o sus, etc., manos.

Denota el deseo del acierto en aquello que se va a emprender, por existir algún temor, más o menos fundado, de que pueda fracasar.

Dios proveerá.

Expresa la esperanza de salir de un mal estado.

Dios, que da la llaga, da la medicina.

Enseña que debemos esperar el remedio de nuestros males de la misma mano de Dios, que nos los envía.

Dios, que nos tiene acá, que comamos y vistamos nos dará.

Una de tantas maneras de expresar la confianza en la divina Providencia.

Dios sea conmigo.

Expresión piadosa que indica el deseo de que no le abandone a uno la Providencia.

Dios se lo aumente, y de mí no se olvide.

Manifiesta uno con esta expresión el deseo que le anima de ver aumentada la prosperidad del prójimo, si bien no de un modo tan desinteresado que nosotros quedemos preteridos.

Dios se lo pague, que es buen pagador.

Expresión de agradecimiento por alguna merced recibida.

Dios se lo pague. — Y el santo del día.

En el primer miembro se nota la circunstancia de mostrarse reconocida una persona a otra por la merced o distinción que de ella recibiera; y en el segundo se significa indirectamente, por parte de ésta, que no hay motivo para tal agradecimiento, al reforzar la expresión de gratitud de aquélla por medio de la intervención del santo cuya fiesta conmemora la Iglesia en semejante día.

Dios se lo pague y yo me lo trague.

Empléase como señal de agradecimiento cuando se recibe algo de comer o beber.

Dios sobre todo.

Se dice cuando se duda del suceso de una cosa. — Fórmula empleada al final de los pronósticos astronómicos en los almanaques antiguos.

Dios suele dar tras de la llaga la medicina. — V. Dios, que da la llaga, da la medicina.

Dios sufre a los malos, pero no para siempre.

Dícese a los que no obran rectamente, para procurar separarlos del camino que llevan.

Dios te asista, y te dé una plaza de organista.

Frase burlesca en su segunda parte, basada en el sonsonete, con que se desea que el éxito acompañe a las gestiones de otro.

Dios te bendiga, y te dé un platito de migas. — V. Dios te asista, y te dé una plaza de organista.

Dios te dé ovejas e hijos para ellas.

Enseña cuánto importa que el mismo dueño sea quien cuide de sus haciendas.

Dios te dé salud, Mendo, no a mi que estoy comiendo.

El que tiene satisfechas sus necesidades no se preocupa de los demás, sino por cumplir.

Dios te dé viña en Cuenca, y mujer fuerte y pleito en Hueie.

Es, desde luego, un mal deseo; porque en Cuenca, por la calidad del terreno, no prospera el viñedo; una mujer fuerte no es la mejor recomendación, y en Huete clavaban a los que pleiteaban, por la escasez de pleitos en esa localidad.

Dios te guarde de hombre con líbrete y de mujer con gañivete.

O sea de hombre que se las echa de sabio y de mujer de armas tomar.

Dios te guarde de que ninguno te tenga lástima.

Porque aquellos de quienes todos se compadecen son los más infortunados, aunque realmente no hayan llegado a tan triste situación.

Dios te guarde, y no de mi.

Fórmula de saludo.

Dios te guie y la Peña de Francia junto con la Trinidad de Gaeta, o Dios me ayude y la Santísima Trinidad de Gaeta.

Imprecación que se usaba al pasar por sitios peligrosos.

Dios te la depare buena.

Se da a entender la duda o recelo que se tiene de que no salga bien lo que se intenta.

Dios te libre de conciencia de teólogo.

Por ser la más amplia y en la que todo tiene justificación.

Dios te libre de los maitines de los fariseos y de las vísperas de los sicilianos.

Expresión del deseo de que uno se vea libre de malos trances, como fueron los indicados.

Dios te libre de párrafo de legista, de infra de canonista, de recipe de médico y de etcétera de escribano.

Por ser muy perjudiciales, particularmente para el bolsillo, cualquiera de ellos.

Dios te lo pague, y la muerte te agarre. — Y si viene por mí, que te agarre, o te lleve, a ti.

Expresión de agradecimiento entre personas de mucha confianza.

Dios y ayuda.

Manera de ponderar la dificultad de una cosa. —Empléase generalmente con los verbos costar o necesitar.

Dios y el cucho pueden mucho. — V. A Dios rogando y con el mazo dando.

El cucho es el abono hecho con materias vegetales y animales en descomposición.

Dios y el uso grande hacen los hados volver.

Los grandes medios son siempre los que producen más provecho.

Dios y su Aladre no quitan carnes, sino el hijo al nacer y la madre al fallecer.

En este refrán se hallan mezclados el sentido recto y el figurado.

No hay para qué atribuir a intervención divina el estar más o menos grueso; al dar la mujer a luz, pierde la carne que el recién nacido se lleva, y al morir la madre, hace enflaquecer con la pena al hijo amante.

Dios y vida componen la villa.

Advierte que es necesaria la diligencia personal para conseguir las cosas con el auxilio de Dios, y que es una temeridad dejarlo todo a su providencia.

Dios y yo nos entendemos.

Denota que lo que se dice no va fuera de razón, aunque no se pueda explicar por algún motivo o respeto, y por eso parezca despropósito. —Dícese también: Dios me entiende y yo me entiendo. (Véase)

El que está de Dios que ha de morir a obscuras, aunque su padre sea cerero. — V. El que ha nacido barrigón, es al ñudo que lo fajen.

El que está de Dios que ha de ser rico, en la cuna se le tronchan las piernas.

Para que no tenga necesidad de trabajar para vivir. — V. El que ha nacido barrigón, es al ñudo que lo fajen.

El que está de Dios que ha de ser rico, su mujer le pare hijos de otro. — V. Al que Dios quiere para rico, hasta la mujer le pare hijos de otro.

El que peca y se enmienda, a Dios se encomienda.

Dios perdona las faltas del que se arrepiente sinceramente.

En estando yo bien con Dios, me cago en los santos.

Con esta forma malsonante y blasfema se suele dar a entender que en contando uno con el favor y apoyo del cabeza o agente principal de una institución, cualquiera que ésta sea, en poco o nada debe estimar la indiferencia con que le traten los inferiores o dependientes.

En menos de un Dios te guarde. — V. En menos que canta un gallo.

Eso se hace, lo que a Dios aplace.

Advierte que interviene Dios en todos los sucesos, disponiéndolos o permitiéndolos.

Estar uno, como Dios, en todas partes.

Dícese de aquel que anda muy solícito y diligente por atender a muchas ocupaciones repartidas en distintos sitios.

Fiar de Dios y aplicar remedios es el oficio del médico.

Indica que el trabajo y la ciencia del hombre no pueden nada sin la voluntad divina.

Fiar, en Dios; sacar la cara, por la ventana y dar los buenos días.

Nada se pierde por hacer esas tres cosas, que a nada comprometen.

¡Gracias a Dios que Catana parió! — Véase ¡Ya parió Catana!

Guárdate de aquel a quien Dios señaló.

Ello será pura casualidad; pero la experiencia acredita que la mayor parte de las personas que han nacido lisiadas suelen albergar sentimientos ruines y obrar de conformidad con los mismos.

Guárdete Dios del diablo, y a tus hijos guarde de padrastro. — V. Guárdete Dios del diablo, de lodos al caminar y de alboroto de pueblo.

Guárdete Dios del diablo, de lodos al caminar y de alboroto de pueblo.

Refrán que por sí solo se explica, pues claramente se ve el buen deseo de evitar al que se le dice que sufra cualquiera de los términos indicados, a cual más enojosos.

Hablarle a Dios de tú.

Ser alguna persona o cosa notable en su línea. — Ser muy insolente. — No guardar a los superiores las consideraciones debidas.

Hágalo por Dios, que es buen pagador.

Exhorta a hacer una buena obra, que nunca es perdida a los ojos de Dios.

Haz, que Dios es piadoso que perdona.

Cuando se procede de buena fe no se adquiere responsabilidad de ninguna clase.

Hizonos Dios y maravillámonos nos.

Lo que sale de las reglas naturales, siempre merece nuestra admiración.

Las cosas claras Dios las bendijo.

El que procede de buena fe lleva mucho adelantado para lograr lo que desea.

Las cosas que son de Dios, o hacerlas bien, o no hacerlas.

Debe tenerse especial cuidado en todo aquello que es de verdadera importancia.

Líbreme Dios de las aguas 1nansas. — Véase Del agua mansa me libre Dios, que de la recia, o brava, me guardaré yo.

Líbrenos Dios de moza adivina y de mujer latina.

Aconseja precaverse de las mujeres que saben demasiado para su edad, así como de las marisabidillas.

Líbrenos Dios de moza navarra, de viuda aragonesa, de monja catalana y de casada valenciana.

Parece indicar que todas son falsas. El inventor tendría quizás sus razones para decirlo así; en cuanto a nosotros, nos lavamos las manos.

Líbrete Dios de delito contra las tres Santas: Inquisición, Hermandad y Cruzada.

Tal era el terror, justificado o no, que en su tiempo infundían esas tres santas instituciones.

Líbrete Dios de la enfermedad que baja de Castilla y de hambre que sube del Andalucía.

Porque una y otra son muy difíciles de remediar.

Lo bueno Dios lo lleva, y lo malo acá se queda. — V. Bicho malo nunca muere.

Lo hecho, ni Dios lo quita con todo su poder.

Expresa que las acciones pasadas no pueden dejar de haber sido a ninguna costa.

Lo que de Dios está, el diablo lo acarrea. — V. Lo que está de Dios, a la mano se viene.

Lo que Dios da, llevarse ha.

Exhorta a la conformidad con los trabajos, considerándolos como enviados por Dios, que siempre busca nuestro mayor provecho.

Lo que está de Dios, a Ja mano se viene.

Manifiesta su confianza el que pretende o litiga con justicia.

Lléveme Dios a ese mesan, do manda el marido y la mujer non.

Expresa el mal gobierno de aquellas casas en las cuales el hombre está sometido a los caprichos, veleidades y órdenes de la mujer.

Malo es Tilos, pero peor es el santolio.

Da a entender, en estilo candido (pues el decir jocoso sonaría a blasfemia), que un moribundo ha recibido el sacramento de la Extremaunción, con lo que se trata de evidenciar que su estado es sumamente grave, por no parecerlo tanto si sólo se le hubiera administrado el Viático.

Mañana amanecerá Dios, y verá la tuerta los espárragos.

Indica que los acontecimientos deben dejarse correr, sin pretender atropellados, sacándolos de quicio.

Más puede Dios que el diablo.

Locución con que nos animamos a proseguir en algún buen propósito, aunque se nos presenten estorbos maliciosos.

Más vale a quien Dios ayuda, que el que mucho madruga.

La diligencia, para que produzca el buen éxito que se apetece, no siempre basta por sí sola; preciso es que vaya acompañada de la buena fortuna o, mejor dicho, del favor de Dios.

Más vale ignorar bien a Dios, que conocerlo mal.

Sentencia digna del talento de San Juan Crisóstomo, con lo cual censura a los creyentes tibios o a medias, así como a los presuntuosos que se arrojan a querer penetrar en los arcanos divinos, por ser más fácil convertir a la verdadera fe a un infiel que no a un indiferente o a un soberbio.

Miente más que da por Dios.

Se usa para ponderar el exceso con que uno falta a la verdad.

Morir debe el que nació; hasta un Dios-hombre murió.

Es una consecuencia axiomática de que todo tiene fin en el mundo.

Muérete sin Dios, que mañana vendrá a carros.

Dícese de las cosas que llegan tarde, y por lo tanto, que cuando ocurren no son ya de provecho.

Nadie se muere hasta que Dios quiere, o hasta que le llega su hora.

Los días del hombre están contados.

Ni sobre Dios hay señor, ni sobre negro color.

Expresa la excelsitud de Dios, así como la imposibilidad de teñir lo negro, como expresa el refrán Sobre negro no hay tintura. (Véase)

No agradecerlo Dios ni el diablo.

Aplícase a todo servicio perdido para el que lo hace, especialmente si lo ha hecho de mala gana y sólo llevado del compromiso.

No dé Dios a España lo que quiere la mesa de O caña.

Esto es, falta de agua.

No dé Dios a nuestros amigos tanto bien que nos desconozcan.

Denota cuánto mudan a los hombres las prosperidades y la fortuna, hasta el punto de que no conozcan a sus antiguos amigos.

No haber más Dios ni más Santa María para alguno que tal persona o cosa.

Tenerle excesivo amor, pasión y cariño.

No hay más amigo que Dios y tin duro, o un peso, en la faltriquera.

El medio más seguro de ocurrir a una necesidad urgente es echar mano del dinero que uno tiene guardado, sin tener que salir a buscarlo prestado.

No se ha muerto Dios de viejo.

Exhorta a tener resignación en los lances adversos, pues lo que no se logra en una ocasión se consigue en otra.

No te dé Dios oficial nuevo ni barbero viejo, amigo reconciliado, ni viento que entra por horado. — V. Guárdete Dios del diablo, etc.

No temer ni a Dios ni al diablo.

Dícese de las personas que alardean de valor.

No tener uno cosa sobre que Dios le llueva.

Hallarse sumamente pobre.

Nunca hiere Dios con dos manos.

Enseña que los castigos de Dios nos vienen siempre templados por su misericordia, pues nunca son iguales a nuestras faltas.

Nunca llueve hasta que Dios quiere.

Expresa que las cosas no ocurren hasta que deben ocurrir, aunque nosotros nos empeñemos en que sea lo contrario.

Obra tú, y ayudarte ha Dios. — V. A Dios rogando y con al mazo dando.

Obrar bien, que Dios es Dios.

Explica que el que cumple con su obligación no debe hacer caso de murmuraciones, pues Dios le sacará siempre bien.

Ojalá, o quiera, Dios, que orégano sea. Algunos añaden: y no se nos vuelva alcaravea.

Manifiesta el temor de que un negocio o empresa dé mal resultado, o que suceda lo contrario de lo que se desea o pretende.

Para lo de Dios, cuanto más, mejor.

Expresa lo ventajosa que es en general la abundancia de las cosas buenas, especialmente si se trata del servicio de Dios.

Perdone usted por Dios. Algunos añaden: que no hay pan partido.

Enseña que una cosa no se ha verificado. — Manera de denegar una petición.

¡Plega a Dios que vaya a buen viento esta parva!

Cada cosa debe de atenerse a las contingencias que la rodeen.

¡Plegué a Dios, Matea, que este hijo nuestro sea!

Expresa la desconfianza de que una cosa se lleve a feliz término, o de que dé buen resultado.

¡Plegué a Dios que sea agua limpia! — V. Del mal el menos.

Ponerse uno a lo de Dios es Cristo.

Muy lujoso y engalanado. — Mateo Alemán usó en su Guzmán de Alforache la locución Ponerse a lo de Cristo me lleve, en igual sentido.

Por mi Dios y por mi dama.

Divisa del carácter de los antiguos españoles (la cual ostentaban también las hojas de algunas espadas), con que hacían alarde de religiosidad y de galantería al mismo tiempo.

Que convenga que no convenga, Dios quiere que todos tengan.

Dios reparte por igual sus beneficios, sin tener en cuenta las circunstancias.

... que le habla a Dios de tú.

Expresa la magnitud de una cosa; así, se dice: Lleva una borrachera, tiene un sueño, etc., que le habla a Dios de tú.

Quien a Dios llama, a Dios halla.

Manifiesta que no se acude nunca a la bondad de Dios, sin encontrar sus beneficios.

Quien a Dios tiene, nada le falta.

Los creyentes siempre encuentran alivio en sus necesidades.

Quien cae y se levanta, Dios le da buenas pascuas.

Dios ve con buenos ojos al pecador arrepentido.

Quien da y toma, Dios le da una corcova.

Siempre los que hacen algo por interés sufren algún desengaño.

Quien de los suyos se aleja, Dios le deja.

A aquel que abandona culpablemente a sus parientes, Dios le abandonará también.

Quien en Dios confia, será feliz algún día.

Recomienda la esperanza en Dios, que, tarde o temprano, da la recompensa.

Quien no habla, no le oye Dios.

Aconseja al que tenga que solicitar algo que no se calle por cortedad, pues sólo exponiendo su pretensión podrá ser ésta atendida.

Quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda.

Indica que no debe culparse a uno de las faltas que él mismo ha corregido.

Rogar a Dios por santos, mas no por tantos.

Expresa que la demasiada abundancia, aunque sea de cosas delicadas, buenas y que se deseaban, muchas veces es molesta y perjudicial.

¡Sabe Dios quien trillará!... (Y estaban segando.)

Dícese de aquellos que desconfían de las cosas aunque las vean bien palpables.

Sea lo que Dios quiera, que asi fue el año pasado.

Expresa la conformidad con la voluntad divina.

Ser una cosa como Dios.

No tener principio ni fin. — Dícese más comúnmente del libro que adolece de dichas faltas.

Ser uno también de Dios, o Ser también hijo de Dios.

Locución familiar con que alega uno el derecho siquiera legítimo, siquiera pretenso, que le asiste para participar de alguna cosa, con el fin de que no se le prive de su goce.

Será todo lo de Dios.

Fórmula para dar a entender que aquello que uno se teme que suceda, es lo más favorable o lo menos adverso que se puede esperar en la realización de lo que se desea o pretende; v. gr.: La alhaja vale mil; pero si dan por ella la mitad, será todo lo de Dios. — Le he encargado que haga un esfuerzo por volverse el lunes; pero si viene el jueves, será todo lo de Dios.

Si Dios no se ríe de esto, no es hombre de gusto.

Expresión usada cuando se ve o se oye alguna cosa disparatada.

Siempre acude Dios a los buenos deseos.

Recuerda que la Providencia siempre atiende a los que solicitan su gracia.

Sigue, sigue, que antes es Dios que el señor obispo.

Se debe procurar siempre atenerse a lo principal y no dejarlo por lo secundario.

Sin encomendarse a Dios ni a Santa María.

Hacer algo irreflexiva e inconsideradamente, atropellando por todo.

Sólo Dios es bueno para barquero. — Véase Dios es bueno para mercader.

Sólo una muerte a Dios debo, y las demás al platero.

Dícese del que está muy cargado de trampas, aludiendo a cierto chusco que salió en una mascarada ostentando amplio ropaje negro todo salpicado de esqueletos humanos hechos de plata y que no había pagado al artífice, y el mote susodicho.

Su dios es su vientre.

Censura contra los glotones.

Tan pronto toma a Dios en la mano como lo está dando.

Alude a los que cambian de opinión con gran facilidad.

¡Válate Dios, Pedro, no cal, que el asno es recio! — V. El que está en pie, ¡mire no caiga!

No cal, por no caigas, en dialecto asturiano.

¡Vaya bendito de Dios!

Se manifiesta haber perdonado a alguno algún agravio, o que no se quiere más trato con él.

¡Vaya con Dios la alegre!... (Y siempre llorando anduvo.)

En muchas ocasiones no son las apariencias risueñas o lisonjeras indicio cierto de felicidad o de bienestar.

¡Vaya por Dios, y por la Virgen de Consolación!

Exclamación en que se suele prorrumpir al contemplar algún desastre que no tiene ya remedio posible. Se usa algunas veces en sentido irónico.

¡Vaya por que Dios nos mate en gloria!

Frase con que se suele brindar familiarmente en Andalucía.

¡Vaya usted con Dios, mangajo!

Locución de uso corriente en Lima para tachar a uno de mandria. — Mangajo es el nombre con que a principios del siglo actual bautizó el pueblo limeño a la epidemia que por aquel entonces lo afligió, y la cual consistía en un catarral bilioso con síntomas parecidos a los de la fiebre amarilla, de cuya invasión quedaban los convalecientes flojos y macilentos.

¡Vaya usted con Dios, y sin culo, que Dios no quiere cosa puerca!

Manera burlesca de despedir a una persona, siendo ésta de confianza.

Venga Dios y lo diga, o Venga Dios y véalo.

Fórmula de uso familiar con que se asevera alguna cosa.

Venir Dios a ver a uno.

Sucederle impensadamente un caso favorable, especialmente hallándose en grande apuro y necesidad.

Vino Dios a ver el mundo.

Se emplea para indicar de un modo embozado que sirvan o saquen vino.

Vino Dios a vernos sin campanilla. — Véase Vino Dios a ver el mundo.

Vivir a lo de Dios es Cristo.

Atenerse a la opinión de la mayoría. — Recuerda las célebres disputas de los bizantinos sobre si Dios es Cristo.

¿Cuántos dioses hay? — Tres: el Cura, el Conde y Vinués.

Dicho que corría antiguamente en Agón, lugar de la provincia de Zaragoza (10 leguas), partido judicial de Borja (legua y media). — Vinués era el administrador del conde Parsent, señor del pueblo.

Antójaseme que daría margen a la creación de este dicho lo reducido de la población de este pobre lugar, por no figurar entre sus habitantes otras personas distinguidas que las tres mencionadas; si ya no es que se quiera dar a entender que las mismas ejercían un predominio absoluto en aquella localidad sobre sus moradores, cosa nada rara en tiempos de despotismo y tiranía señorial. La verdad en su lugar.

Y, sin embargo, no son tres dioses.

Expresión usada cuando, después de ver u oír alguna cosa que está hecha, se desconfía de ella.

DIRECTOR:

Sin buen director no hay buena orquesta.

Expresa que para que los inferiores o subordinados cumplan con su deber, es preciso que el jefe sepa encauzarlos, enseñándolos debidamente y dando el ejemplo.

DISCIPLINA:

Con disciplina se curan los locos. — V. El loco por la pena es cuerdo.

Una cosa es alabar la disciplina, y otra el darse con ella. — V. No es lo mismo ir a Alcalá que hablar con el ordinario.

DISCIPLINANTE:

Parecer una persona o cosa peor que disciplinante en procesión de Corpus Christi.

Aplícase a todo lo que resulta inconveniente o inoportuno.

DISCÍPULO:

El discípulo que no duda ni pregunta, no sabrá jamás cosa ninguna.

Aviso a los escolares que, poco curiosos de la materia que estudian, no se preocupan de saber el porqué de las cosas.

No es mayor el discípulo que el maestro.

Refrán que no debe olvidar el profesor que aspire a recoger el fruto de su enseñanza, pues debe siempre hacerse la cuenta de que por mucho que sepa el educando, debe saber más el educador.

DISCRECIÓN:

Es discreción saber disimular lo que no se puede remediar.

El evitar que los demás se enteren de lo que nos ocurra, sabiendo que no han de remediarlo, ha sido siempre patrimonio de personas discretas.

Es menester discreción para recibir un don.

Solamente las personas discretas son las merecedoras de los beneficios.

DISCRETO:

En tanto que pesa el discreto el seso, se lleva la ventura el necio.

Manifiesta que, por desgracia, no son siempre las personas sensatas las que en el mundo salen más beneficiadas.

Más fácilmente se engaña a un discreto que a un necio.

El discreto, precisamente porque lo es, se deja engañar; el necio, como suele llevar mala intención no.

DISCULPA:

Disculpa quieren las cosas.

No hay error que no pueda ser subsanado por una buena voluntad.

Nunca has de decir cosa de que debas dar disculpa.

Recomienda que se tenga moderación en el hablar.

DISCURSO:

El discurso natural es el verdadero maestro de todas las ciencias.

Expresa que el talento ingénito es superior a todos los estudios. — Bien lo patentizó Cervantes, a quien se le tildó de ingenio lego en su tiempo, sabiendo más que muchos bachilleres, licenciados y doctores, así de antaño como de hogaño.

A discursos necios, oídos sordos. — Véase A palabras necias, oídos sordos.

DISCUSIÓN:

De la discusión brota la luz.

Cuando se examina atentamente una materia entre personas doctas, es difícil que no se llegue al esclarecimiento de la verdad.

DISGUSTO:

Al que se casa a disgusto de sus padres, no le tendrá envidia nadie.

Recomienda la obediencia a los padres en todos los asuntos de la vida, y especialmente en el de la elección de estado.

DISIMULACIÓN:

Tal vez la disimulación es provechosa.

Para lograr algo, en ocasiones hay que encubrir lo que realmente se propone uno alcanzar.

DISIMULAR:

Quien no sabe disimular, no sabe mandar.

Aconseja la tolerancia a los superiores respecto de sus inferiores.

DISIMULO:

El disimulo de Antequera: la cabeza tapada y el culo fuera.

Alude a los que se preocupan más de lo corriente que de lo que realmente importa ocultar.

Til, que me la pegaste con tanto disimulo, álzame el pañal y bésame el culo.

Suelen decirlo los muchachos, especialmente en tiempo de Carnaval, al que les ha dado un chasco o pega, a lo cual contesta éste: Tú, que me la pegaste con tanto saber, álzame el pañal y bésamelo otra vez.

DISPARAR:

Dispara más que apunta.

Dícese de todo aquel que disparata más que habla.

DISPARATE:

No hay disparate sin patrón.

Es difícil encontrar un error que no haya sido patrocinado por algún sabio.

DISTRACCIÓN:

Una distracción, cualquiera la tiene. — V. El mejor escribano echa un borrón.

DIVERTIRSE:

Cada uno se divierte como puede, o con lo que tiene.

Manera de justificar generalmente las inconveniencias que algunos cometen.

Que te diviertas. — Y gaste poco.

Expresión festiva empleada cuando una persona se despide.

DIVIDIR:

Divide, y vencerás. — V. La unión hace, o constituye, la fuerza.

DOBLE:

Echar uno la doble.

Asegurar un negocio o tratado para que se observe y no se pueda quebrantar fácilmente.

DOBLÓN:

Doblón, norabuena estedes, pues con vos no topó Xebres. Y también: Dichoso doblón de a dos, que no topó Xebres con vos.

Inventóse en el reinado de Carlos V, con motivo de haberse extraído de España todo el oro acuñado para transportarlo a Flandes, merced a la disposición tomada por el favorito Chiévres.

Así es que cuando en las transacciones comerciales hechas en nuestro suelo se atravesaba alguna moneda de oro, el público prorrumpía en el dicho citado, como dándose el parabién de que tal moneda se hubiera librado de las garras de aquel vil cuanto cruel exactor. La verdad es que nuestra desgraciada España, ya por propios, ya por extraños, y bien por fas o por nefas, siempre ha sido víctima de los buitres que la han acariciado.

Escupir uno doblones.

Hacer ostentación de rico, poderoso o hacendado.

DOCE:

A las doce, el que no tenga pan, o qué comer, que retoce.

Manera de indicar que a esa hora, como a todas, el que carece de comida tiene que pasarse sin ella.

Doce horas tiene el día. — V. Ds hora a hora, Dios mejora.

Echarlo todo a doce, aunque nunca se venda.

Siempre he creído que ciertas frases proverbiales en las cuales juega de un modo particular la Aritmética bajo su manifestación más sencilla, esto es, la numeración, tienen su explicación en haber visto el pueblo una palabra compuesta de tantas letras cuantas indica el guarismo especial que forma la frase.

En su consecuencia, creo que echarlo todo a doce vale tanto como resolverlo en el terreno del desbarajuste (12 letras) o de la vociferación.

Igual traducción cabe dar en las frases Estar una cosa a las once, Presentarse con sus once de oveja, Tomar las once, Estar a las tres de la tarde y Permanecer en sus trece, cuya explicación puede verse en los respectivos artículos de este Diccionario.

Entre las doce y la una corre la mala fortuna.

Refiérese a ser esa hora, generalmente por la noche, en la que la gente maleante suele andar por la calle, no siendo beneficioso el tropezarse con ella.

DOCENA:

Entrar pocos, o pocas, en docena. — V. Entrar pocos, o pocas, en libra.

Media docena, barriga llena.

Dícese así para indicar que no se debe pasar de esa cantidad en la comida de ciertas cosas, tales como pasteles, etc.

Meterse, o entrar, en docena.

Alistarse en una Sociedad o Congregación. — Tomar parte en una conversación, especialmente si se hace sin ser llamado a ello. — El vocablo docena se refiere al número de letras de que constan las palabras conversación y congregación.

(Véase lo dicho en el artículo Echarlo todo a doce.)

No puse los ojos en mí, sino en los otros; parecióme lícito lo que ellos hacían, sin considerar que, por estar acreditados y envejecidos en hurtar, les estaba bien hacerlo, pues así habían de medrar, y para eso sirven a buenos.

Quise meterme en docena, haciéndome como ellos, no siendo su igual, sino un picaro desandrajado, etc.

(Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, parte I, libro II, cap. VI).

¿Pues con sus once de oveja, dijo, nieto de un zamarro quiere meterse en docena?

También llevará su ajo. (Quevedo, Musa VI, Rom. 88.)

No mudaron la conversación (los frailes) por nuestra llegada (la de los pobres del Hospicio), suponiendo justamente que no podíamos embarazarlos ni interrumpirlos; y yo, como más ansioso que los míos, me acerqué tanto, que pude entrar en docena y dar de cuando en cuando mi badajada.

(Don Luis de Salazar y Castro, La crisis ferrerica, pág. 4).

Ser la docena del fraile.

Aplícase al conjunto de trece cosas. — El origen de esta frase es el siguiente: cierto fraile mendicante se presentó en una huevería con objeto de adquirir una docena de huevos.

Como son para distintas personas — dijo a la dueña—, me va a hacer el favor de despachármelos separados, en la forma que yo le diga: para el padre prior, media docena: ¡es rico, y puede! (y separó seis); el padre guardián me encargó un tercio de docena; total, cuatro, que agrego a los anteriores; y para mí, que soy más pobre, y por lo tanto más modesto, me contentaré con un cuarto de docena.

Tomó tres, abonó la docena y se marchó.

Dícese que repitió la suerte varias veces, hasta que la candida de la dueña cayó en la cuenta, al hacer el recuento de la mercancía, de que no hace falta ser un sabio en Matemáticas para saber que la mitad, más el tercio, más la cuarta parte de una docena no componen doce, sino trece. Desde entonces quedó el dicho.

DOCTO:

El docto escarmienta en cabeza ajena.

Expresa que sólo los tontos son los que caen en el peligro en que han visto caer a otros.

DOCTOR:

Como el doctor Vara: ni obra buena, ni palabra mala.

Se dice de los que no aprovechan para nada útil.

Doctores tiene la Iglesia que lo sabrán definir, o Doctores tiene la Santa Aladre Iglesia que os sabrán responder.

Respuesta evasiva, tomada del Catecismo, con que se suele eludir la contestación a una pregunta que no sabemos, no podemos o no queremos dar.

No son los doctores los matasanos, sino los procesos y el escribano.

Indica que la curia tiene a su cargo más víctimas que los malos médicos.

DOCTRINA:

Beber la doctrina a otro.

Aprender sus teorías con tal perfección y seguir sus costumbres y estilo con tal propiedad, que los dos parezcan ser uno mismo.

Derramar uno doctrina.

Enseñarla, extenderla, predicarla a muchas gentes y en diversas partes.

DOLENCIA:

Dolencia larga, y muerte encima.

Explica que a enfermedad larga sigue, por lo común, la muerte. — V. Enfermedad larga, muerte al cabo.

Quien padece dolencia, de la vida goza.

El que tiene una enfermedad, se apresura a sacar de la vida todo el fruto posible.

DOLER:

A quien le duele, le duele.

Denota que por mucha parte que uno tome en los males o cuidados de otro, nunca es tanta como la de aquel que los tiene o padece.

Ya no le duele nada.

Frase con la cual se da a entender que la persona de que se trata ha pasado a la otra vida.

DOLIENTE:

Dice el doliente al sano: Dios te dé salud, hermano. — V. Lo que ha de cantar el carro, canta la carreta.

DOLOR:

Ahí me dio el dolor. — V. Ahí está el busilis.

Al pagar será el dolor. — V. Al freír será el reír, y al pagar será el llorar.

Dolor de muelas, dolor de rabia.

Expresa el efecto que producen las dolencias de la dentadura.

Dolor de, o por, mujer muerta, llega, o dura, hasta la puerta.

Explica el poco sentimiento que a algunos les causa el enviudar.

No hay mayor dolor que venir a ser pobre después de señor.

Manifiesta que el que experimenta la indigencia habiendo gozado de una vida opulenta, siente mucho más esta transición que el que no ha conocido jamás las riquezas.

No hay peor dolor que el que no quierx ser consolado.

Indica que para que se aminoren los efectos de una pena, es preciso que el interesado ponga voluntad de su parte.

Dolores sin calentura, me huelen a travesura.

Contra los que ponen achaques de hallarse enfermos para evitar el trabajo, o no hacer aquello que no quieren.

Tanto más fatigan los dolores cuanto más se temen.

El acariciar con la imaginación los males hace que, una vez llegados, nos hallen más débiles para resistirlos.

DÓMINE:

Como el dómine de Jalón, que.

por decir "Dominusvobiscum", dijo: "De oros es el juego".

Aplícase a aquellas personas que, obsesionadas por alguna idea, no hablan más que de ella, sin contestar acordes a lo que se les pregunta ni intervenir correctamente en la cuestión de que se trata.

¿Has visto al dómine? — ¡Ojalá no lo viera!

Se dice cuando se le da a alguien un objeto, especialmente de comer, que se transparenta de puro delgado.

DOMINGO:

En Domingo de Ramos, quien no estrena, no tiene manos. Otros dicen: En Domingo de Ramos, quien no estrena, le tiembla el culo en la Iglesia.

Preocupación popular, cuya explicación huelga de todo punto.

DOMINGUILLO:

Parecer dominguillo de higueral, o de feria.

Dícese de aquellas personas que se agitan y mueven mucho, generalmente con poco fundamento. —Trae su origen esta frase de la semejanza de la persona calificada, con el juguete infantil consistente en un muñeco de materia muy ligera, o hueco, que teniendo por base una semiesfera de plomo, siempre queda derecho, aunque se le haga girar en todas direcciones.

Traer a uno como un dominguillo, o hecho un dominguillo.

Aplícase a aquel a quien mandan hacer muchas cosas en diferentes partes y con urgencia.

DOMINICO:

Dominico, come mierda con el pico.

Léese en el Diccionario (cubano) de Pichardo: «Dominico, come mierda con el pico, decían los de Puerto Príncipe a los dominicanos (naturales de la isla de Santo Domingo) cuando su primera emigración; éstos tomaban la revancha diciendo: Camagüeyano, come mierda con la mano, por la costumbre que entonces tenía el vulgo principeño de comer sin cubiertos. Pero los emigrados sufrían también del bajo pueblo de la Habana y Matanzas el ridículo de varias anécdotas: le echaron de noche el ¿Quien vive? a un bote; España, respondió el patrón; ¿Qué gente? — No son gentes, que son dominicanos».

DOMINIO:

En los dominios del rey de España no se pone nunca el sol.

Frase tan verdadera en los tiempos de Felipe II, como falsa, por desgracia, en la actualidad. Es sabido que este monarca llegó a poseer los Estados de España, Portugal, los Países Bajos y gran parte de Italia, en Europa; Túnez, Oran, las islas Canarias, las del golfo de Guinea y las colonias portuguesas, en África; todo el vasto Imperio colonial formado por la nación lusitana, en Asia; casi todo el continente americano y la mayor parte de las islas adyacentes, así como varios archipiélagos oceánicos, el filipino entre ellos; formando así el Imperio más grande que ha conocido el mundo, sin excluir el romano, toda vez que éste, en tiempo de Trajano, era veinte veces menor que el Imperio español.

DON:

Don sin renta mal me sienta.

Expresa que cuando se otorgan ciertas mercedes sin ir acompañadas de la subvención necesaria para sostener el rango a ellas inherente, no son de agradecer.

Don zaherido no es agradecido.

Lo que se otorga de mala gana, o es causa de que sea satirizado, no es de estimar.

El don no guarda paraje, ni linaje, ni peaje.

Los señores, por lo general, no suelen pararse en minucias para conseguir lo que desean.

DONA:

Las donas y las palomas, aunque salgan con gemidos, tornan a sus nidos.

Aunque las mujeres regañen y se despidan de sus enamorados, no tardan mucho en volver a buscarlos.

DONAIRE:

Andad a decir donaires.

Expresión que se usa cuando a alguno le ha salido mal un chiste y ha tenido que sufrir algo por causa de él.

DONCELLA:

Doncella, como la madre que la parió.

Frase burlesca con la cual se satiriza a aquellas mujeres dudosas que presumen de lo que no son.

La doncella honesta, el hacer algo es su fiesta.

Manifiesta la necesidad que hay de tener ocupadas a las jóvenes para preservarlas de los vicios que ocasiona la ociosidad.

La doncella honrada, la pierna quebrada, y en casa.

Indica lo mucho que pierden las jóvenes que se aficionan a exhibirse en público, frecuentando paseos, visitas y fiestas.

La doncella, la madre sobre ella.

Recomienda a las madres que no abandonen el cuidado y educación de sus hijas.

La doncella, no la llaman y viénese ella.

Las buenas cualidades hay que poseerlas, aunque no las reconozcan los demás.

La doncella y el azor, las espaldas hacia el sol.

Advierte que así como ofende al azor la vista del sol, ofende también a la honestidad de las jóvenes dejarse ver demasiado.

La que no quiera pagpr doncella, que se sirva ella.

Expresa que nadie tiene derecho a mandar trabajara otro cuando no piensa remunerarlo.

La que no tiene doncella, se las arregla ella.

Manifiesta que no es deshonroso para quien carece de servidumbre el que se haga sus quehaceres.

Quien adama la doncella, la vida trae en pena.

Da a entender cuan graves son a los jóvenes los cuidados del amor.

DONDE:

donde diere.

Expresión con que se manifiesta que una cosa se hace o dice a bulto, o a salga lo que saliere. Así se cuenta que tradujo un seminarista al ser preguntado en un examen qué significaba la frase del Credo de la misa Dcum de Dco.

¿Dónde? — En casa, o en el culo, del conde. Algunos añaden: Que te pelen, que te monden, que te corten las orejas y te pongan otras nuevas.

Contestación que se suele dar al que pretende saber el sitio en que se halla, se ha verificado, etc., una cosa que queremos ocultar.

Por donde fueres, haz lo que vieres. — V. Dondequiera que fueres, etc.

Se sabe dónde y cuándo se nace, y no dónde y cuándo se muere.

Denota lo incierta que es la hora de la muerte.

DONDEQUIERA:

Dondequiera que fueres, haz como vieres.

Enseña cuánto conviene no singularizarse, sino seguir los usos y costumbres del país en que cada uno se halla. — Otros dicen: Cuando a Roma fueres, etc.

DOÑINOS:

Los de Doñinos, pocos y mal avenidos.

Aplícase a aquellas personas de familia no muy numerosa que jamás son del mismo parecer. — Seguramente la alusión a este pueblo salmantino obedece no sólo al sonsonete, sino a su exigua población.

DORIO:

Del dorio al frigio.

Con esta locución proverbial, alusiva a sus dos primeros modos músicos, denotaban los griegos que un orador pasaba repentinamente de uno a otro objeto sin establecer la más leve transición.

DORMIR:

De un dormido a un muerto hay muy poca diferencia.

Aparte de su sentido recto, manifiesta que de una persona que no se halla en .estado de vigilia no se puede conseguir nada. Duerme a quien duele, y no duerme quien algo debe.

Denota que los hombres honrados más sienten deber y no poder pagar que padecer un dolor. Duerme Juan y yace, que tu asno pace. Da a entender el descuido y sosiego con que puede vivir el que ha despachado lo que tiene a su caigo. Mientras se duerme, todos son iguales. El sueño, como la muerte, es privilegio de todos, sin establecer distinción de categorías ni clases.

Quien duerme, come. — V. El sueño sirve de alimento.

Quien más duerme, menos vive.

Consideradoelsueñocomouna muerte artificial, resulta exacto el aforismo popular. Quien mucho duerme, poco aprende.

Advierte que para saber, es necesario mucho desvelo y aplicación.

DOROTEA:

La inocente Dorotea.

Frase proverbial que se aplica a la persona, especialmente del sexo femenino, que, bajo capa de candidez, aspira a hacer su gusto o lograr su provecho. — Semejante tipo ha sido perfectamente pintado por el escritor gaditano González del Castillo en el saínete que lleva el mismo título de esta frase proverbial.

DOS:

A dos por tres.

Expresa que uno dice su parecer con demasiada prontitud, o hace una cosa sin miedo ni reparo.

Cuando dos no quieren, tres no barajan.

No es fácil ponerse de acuerdo en un asunto cuando la mayoría de los interesados se niega a ello.

De dos la una, no se yerra en el mundo cosa alguna.

Expresa que para evitar se nos moteje de ambiciosos, debe tomarse siempre menos de lo que se nos ofrece.

En un dos por tres.

Dícese de lo que se habla, se hace o sucede instantáneamente.

Entre dos que bien se quieren, con uno que coma, o que goce, basta.

Contra los cariños egoístas.

Iban dos por un camino...

Modo jocoso de decir y van dos, dando a entender que se han cumplido o verificado dos de aquellas cosas de que se está tratando.

Ponerse una cosa en dos e as.

Ponerse un negocio de mal semblante, de mala manera. — Alude al juego de los dados, cuyos puntos dos y as son los inferiores.

Por dos cuartos, ¿qué quiere usted comprar? — Un coquito de Portugal.

Manifiesta a la persona que se queja de que le dan poco de aquello que compra, que para el poco dinero que le cuesta, no es posible que lleve mayor cantidad. — Llaman en Cádiz y pueblos comarcanos coquitos de Portugal a cierta frutilla de cascara leñosa, que encierra una almendra oleosa y suave conocida en otras localidades por el nombre de coco de la India o castaña de Marañan. Sospecho que el nacimiento de este refrán en nuestro suelo ha de datar desde poco después del descubrimiento del Nuevo Mundo, cuando tan caros resultaban entonces los géneros importados de allá, pues hoy en día no cuesta tanto, ni con mucho, la adquisición de una de esas frutillas.

¡Si las cosas pudieran hacerse dos veces!

Lamentación tardía del que ha cometido algún error.

DOTE:

Constituir uno la dote.

Señalar y obligarse a entregar al marido, a plazos o al contado, la dote que lleva la novia.

Dote, fiado, y suegra, de contado.

Aplícase al que, movido con prome sas halagüeñas de beneficios dudosos, acepta cargos que llevan fatiga y trabajos ciertos.

El dote de Mari-Gil: dos trébedes y un badil.

Búrlase de los que quieren contraer matrimonio sin tener medios para ello.

Gran dote, cama de rencillas.

Manifiesta que cuando la mujer ha aportado capital al matrimonio, suele ensoberbecerse de tal modo, que todo se traduce en disgustos domésticos.

Todo lo compone un buen dote. — V. Poderoso caballero es Don Dinero.

Llevar dote una mujer.

Traer, al tiempo de tomar estado, caudal o hacienda propia.

DRAKE:

Que te coja el Drake. — V. Que te mate el Tato.

DROGA:

Ser una cosa una droga. — V. Ser uno, o una cosa, una gaita.

DUCADO:

Estar uno engañado en más de doce ducados.

Se aplica cuando la equivocación, respecto de alguna cosa, es de relativa importancia.

DUDA:

En caso de duda, abstenerse es lo mejor.

Principio de prudencia que aconseja no dejarse llevar del pronto sin tener la certeza del hecho.

En caso de duda, que mi mujer sea la cornuda.

Manera bastante cómoda de justificar la comisión de alguna falta o, si se quiere, pecadillo conyugal.

En la duda, abstente. — V. En caso de duda, abstenerse es lo mejor.

Quien no duda, no sabe cosa alguna.

Como la duda origina la investigación, ésta trae el conocimiento, y éste, forzosamente, la ciencia.

DUELO:

¿A do vas, duelo? — A do suelo.

Explica que los males y trabajos no suelen venir solos, sino que se suceden unos a otros.

Digole un duelo y diceme ciento.

Equivale a Bien vengas, mal, si vienes solo; porque las desgracias se suelen enredar como las cerezas.

Tu duelo, de muelo; el ajeno, de pelo.

Indica que nuestros pesares nos parecen tan grandes como pequeños los de los demás, porque aquéllos nos interesan particularmente, y éstos nos tienen sin cuidado.

Cada uno mire sus duelos y no se cure de los ajenos.

Aconseja que se preocupe uno de lo suyo, sin meterse en los asuntos de los demás.

Cuenta ius duelos y deja los ajenos. — V. Cada uno mire sus duelos y no se cure de los ajenos.

Duelos me hicieron negra, que yo blanca me era.

Advierte lo mucho que acaban los sentimientos.

Los duelos, con pan son menos, o buenos.

Da a entender que son más soportables los trabajos habiendo bienes y conveniencias como resultantes de ellos.

No lloraré yo sus duelos.

Expresión con que se anuncia que uno ha de pasar muchos trabajos.

Que se los papen duelos.

Moteja la indolencia de uno respecto de los males ajenos, que debía excusar.

DUENDE:

Andar uno como un duende, o Parecer uno un duende.

Aparecerse en los parajes donde no se le esperaba.

Tener uno duende.

Traer en la imaginación cosa que le inquieta.

DUEÑA:

Cuando os pedimos, dueña os decimos; cuando os leñemos, como queremos.

Da a entender lo vario de los hombres en la estimación que hacen de la persona a quien piden una cosa al tiempo de solicitarla y después que la han conseguido.

Dueña culpada, mal castiga maliada.

El que se halla culpado no puede reprender a otro. — Uno de los muchos delirios en que incurrió Salva, fue el dar a la voz mallada una significación que nunca tuvo, al escribir en su Diccionario: «Mallada, f. ant. Falta o yerro, según se colige del refrán Dueña culpada, mal castiga mallada».

No hay ni ha habido tal nombre femenino.

Mallado, mallada, calificación arcaica, significa armado de cota de malla, de donde se puede inferir que, figuradamente, vale en el caso presente tanto como decir mal llamada castiga, esto es, mal revestida de energía o autoridad, se mete a querer corregir. Sentados tales precedentes, juzgo que el refrán cuestionado podría definirse en los siguientes términos: «Cuando el que tiene que reprender adolece notoriamente del mismo u otro vicio, debe comportarse con benignidad y templanza, pues, desconceptuado para con el corrigendo, su falta misma lo desautoriza en cierto modo a usar de severidad y rigidez».

Dueña que de alto hila, de alto se remisa.

Expresa la presunción y vanidad que tienen algunas mujeres de ser muy hacendosas.

Dueña que en alto hila, abajo se humilla.

Da a entender cuan expuesto y sujeto a inconvenientes es el levantarse uno a más alto lugar que el que le corresponde; como la mujer que quiere hilar sentada en alto, y por lo mismo tiene que bajarse cada vez que se le cae el huso.

Dueña que mucho mira, poco hila.

Denota que la mujer ventanera nunca será muy hacendosa.

La buena dueña, zamarrico corta, calabaza luenga.

Indica que la buena ama de su casa gasta poco en el atavío personal, y mucho en las necesidades domésticas.

La dueña compuesta, si no quiere el mandado, no da buena respuesta.

Equivale a que cada uno está a su negocio, y por tanto, sólo atiende a lo que le conviene, y nada más.

Parecerse a la dueña Quintañona.

Dícese de la mujer gruñona y entrada en años.

Yo dueña y vos doncella, ¿quién barrerá la casa?

Significa que cada uno debe cumplir con las obligaciones de su estado o ministerio, sin pretender cargarlas a otro.

Acríbenme dueñas y amásenme puercas, que yo me haré bueno.

Palabras son que dice el trigo.

Cual digan dueñas.

Explica que uno quedó mal o fue maltratado, principalmente de palabra.

De Dueñas al Rebollar, tres cosas has de topar.

Dicen ser estas tres cosas: o mula rucia, o mujer mundana, o fraile. Tal es la interpretación dada a este refrán por Hernán Núñez, quien escribe dueñas y rebollar con letra minúscula.

Donde intervienen dueñas no puede suceder cosa buena.

Refiérese aquí a aquellas mujeres de edad, especie de amas de gobierno, que para acompañar a las jóvenes y cuidar de la servidumbre había en todas las casas principales. La mala fama de que gozaban, no sabemos si merecida o no, pero bien patentizada en el tesoro de nuestra clásica novela picaresca, justifica perfectamente la frase.

Dueñas de Segovia y caballeros de Avila.

Proviene este refrán de que durante una de las expediciones de los de Segovia a tierra de moros, en la época de la Reconquista, hubieron de defender la plaza las mujeres contra los ataques de los musulmanes, hasta que sabedores los avileses del peligro en que se encontraban las segovianas, acudieron a socorrerlas. —Otros le atribuyen a la proverbial hermosura de las segovianas e hidalguía de los avileses.

Poner a alguno cual no digan dueñas.

Insultarle despiadadamente.

DUEÑO:

Adonde no está su dueño, allí está su duelo.

Enseña cuánto importa la presencia del señor para que se hagan bien y con cuidado sus cosas.

De lo ajeno, lo que quisiere su dueño.

Explica la conformidad y gratitud que debe tener el que recibe con el que da, aunque el don sea corto.

Dueño, o señor, del argamandijo.

Dícese del que tiene el mando o manejo principal de una cosa.

Hacerse uno dueño de una cosa.

Enterarse de su asunto y poder dar razón de todo lo que a él toca. —Apropiarse facultades y derechos que no le competen.

Las cosas perecen para su dueño.

Axioma jurídico con que se significa que es cuenta del propietario reparar los daños que recaen en un predio urbano, y no del inquilino.

Lo mal ganado, ello y su dueño. — V. Lo bien ganado se lo lleva el diablo, y lo malo, a ello y a su amo.

No ser uno dueño de hacer una cosa.

Carecer de libertad para obrar.

No ser uno dueño de si mismo.

No poder dominarse.

Quien bien yne hiciere será mi dueño.

Dicho en que fundaban su derecho de nombrar por señores suyos a quienes tenían por conveniente, los pueblos que gozaban de semejante privilegio. De esa benefactría o bienfechoria por parte del señor del pueblo, se derivó la palabra behetría.

Ser uno el dueño del cuchillón, o del hato, o de los cubos.

Tener mucho manejo en una casa o con algunas personas.

Si mi dueño me poda de diciembre o de enero, y me cava o ara de febrero, vergüenza me fuera sino le hinchera de vino la bodega.

Indica que la viña que se trabaja en las condiciones marcadas por el refrán, dará los frutos apetecidos.

DUERO:

Duero lleva la fama y Pisuerga le da el agua, o Duero tiene la fama y Pisnerga lleva el agua.

Encarece la importancia del Pisuerga, afluente del Duero, aun cuando no figura en la categoría de los ríos principales. En este sentido se aplica a aquellas personas que se envanecen con las obras que parece que han hecho, aun cuando queda en la sombra el verdadero autor. Los haya millares.

Todo es Duero y Peña Tajada.

Es decir, que la principal defensa de Zamora en otros tiempos eran el Duero y Peña Tajada.

Yo soy Duero, que todas las aguas bebo. Algunos añaden: menos del Adaja, que me ataja; y otros: menos del Tajo, que se fué por abajo, y del Guadalquivir, que nunca lo vi.

Denota lo caudaloso de este río, como que pasa por ser el segundo en importancia de los muchos que bañan a España.

DULCE:

A nadie le amarga un dulce.

Expresa la satisfacción con que se recibe todo lo bueno, aunque se posea mucho de aquello que se nos da.

Si hubiera sido un dulce, me lo quitas de la boca.

Dícese cuando a dos personas se les 22 ocurre a la vez manifestar un mismo pensamiento. ¿Te gusta?

Pues cómprale dulces. Algunos añaden: que no faltará quien se los coma; o que su dueño se los comerá.

Expresión usada familiarmente cuando se oye alabar alguna cosa.

DULERO:

Ser como el dulero de Calandra, que por hacerse famoso despeñó la dula.

Se dice del que hace barbaridades que llegan a darle funesta celebridad.

DUQUE:

Quien sirve a duque, marqués o conde, acaba por morir en el hospital.

Indica que no suelen ser los más espléndidos los más ricos o poderosos.

DURA:

El que está a las duras, que esté a las maduras.

Expresa la conveniencia de que correspondan por igual a una persona tanto los actos buenos como los malos.

Entre dos duras, una madura. — V. Una carga de cal y otra de arena.

Tomar las duras con, o por, las maduras.

Se usa para significar que debe llevar las incomodidades de un empleo, cargo o negocio el que tiene las utilidades y provechos.

DURANDA:

Más vale Duranda que no Miranda.

Refrán jocoso que tiene por equivalencia: El pan duro, duro, más vale áuro que ninguno.

DURAR:

Lo que dura, dura, las mientes apura.

Encarece lo mucho que hay que discurrir para evitar que las cosas se pongan fuera de uso.

Mucho dure y bien parezca.

Dícese de aquellas personas que, mostrando arrepentimiento por alguna falta cometida, prometen no reincidir, comenzando a hacer una vida ejemplar.

DURO:

Duro con duro no hizo jamás buen muro. — V. Yo duro y vos duro, ¿quién llevará lo maduro?

Duro de pelar.

Difícil de conseguir o ejecutar.

¡Duro, que a mi no me duele!, o Duro, y a la cabeza.

Modo de excitar a uno a que emplee el rigor posible en la evitación de un abuso o en el castigo de una falta. Úsase frecuentemente en sentido irónico.

Ya está duro el alcacel para zamponas. — V. Ya es viejo Pedro para cabrero.

Yo duro y vos duro, ¿quién llevará lo maduro?

Enseña lo difícil que es conocer el final de una porfía entre dos personas igualmente tercas y obstinadas.

Más da el duro que el desnudo.

Denota que aun del avaro debe esperarse más que del que nada tiene.

DURO:

Nunca falta quien dé un duro para un apuro.

Siempre hay almas caritativas que saquen de un mal paso.

Si quieres saber lo que vale un duro, gánalo o pídelo prestado.

En el primer caso, por los sudores que cuesta trabajar para conseguirlo, y en el segundo, por los apuros que se pasan para devolverlo.

Tu duro el primero y tu bofetada la primera.

Encarece las ventajas que tiene el tomar la iniciativa en ciertas ocasiones, como sucede, verbigracia, tratándose de invitaciones, o cuando hay que defender derechos personales en materia de honra o de intereses pecuniarios.

EA:

Con otro ea llegaremos a la aldea.

Modo de animar a cualquier empresa o trabajo.

EBRO:

Ebro traidor, naces en Castilla y riegas a Aragón.

Contra los que favorecen a personas o tierras extrañas, desentendiéndose descastadamente de las propias.

Comer uno más que el Ebro. — V. Ser un TRAGALDABAS.

ECCEHOMO:

Estar hecho un eccehomo.

Hallarse acardenalado o ensangrentado. —Estar hecho una lástima.

ECLIPSARSE:

Eclipsarse una persona.

Evadirse, ausentarse, desaparecer inesperadamente.

ECO:

Hacer eco una cosa.

Tener proporción o correspondencia con otra. — Hacerse notable y digna de atención y reflexión.

Ser uno el eco de otro.

Imitar o repetir servilmente lo que dice otro.

Tener eco una cosa.

Propagarse con gusto y aceptación.

ECONOMÍA:

La economía de la tía Mancanona, que cocía dos pucheros en un día por economizar carbón, y se los comía juntos.

Aplícase a aquellas personas que, pretendiendo gastar menos, hacen las cosas a destiempo, con lo cual resulta que gastan doble.

Sin economía, se trabaja mucho y se muere pobre.

La administración prudente y recta de los bienes que se poseen, vale más que la mucha ganancia sin orden.

ECHACANTOS:

Ser un echacantos.

Hombre despreciable y que nada supone en el mundo.

ECHACUERVOS:

Ser un echacuervos.

Hombre embustero y despreciable. — Predicador o cuestor que iba por los lugares predicando la Cruzada. — En algunas partes, el que predica la Bula.

ECHAR:

Echar a volar a una persona o cosa.

Sacarla al público; darla a conocer.

Echar uno por alto una cosa.

Menospreciarla.

Echar tan alto a uno.

Despedirlo en términos ásperos y desabridos.

Echar tras uno.

Ir a su alcance.

Echarlo todo a rodar.

Desbaratar un negocio. —Dejarse llevar de la cólera, faltando a todo miramiento y consideración.

Echarse uno a dormir.

Descuidar de una cosa; no pensar en ella.

Echarse a perder una cosa.

Perder su buen sabor y hacerse nociva una vianda, una bebida, etc.

Echarse uno de recio.

Apretar, instar o precisar con empeño a otro para que haga o deje de hacer una cosa.

¡Eche usted y no se derrame!

Modo de reprender la falta de economía en una persona, o el gasto superfluo de una cosa.

EDAD:

Edad mahomética.

La baraja, por constar de cuarenta y ocho cartas, incluso los ochos y nueves, con alusión a los cuarenta y ocho años que dicen vivió Mahoma.

Edad tiene y cinco sentidos.

Dícese de la persona que habiendo pasado con creces de la infancia, comete alguna falta impropia de sus años.

Nadie le pregunta a usted la edad que tiene.

Expresión con que se reconviene al indiscreto que se lanza a tomar parte en una conversación a que no ha sido llamado, mayormente si se extiende a emitir una opinión que no se le pide. — V. Nadie le ha dado a usted vela en este entierro.

Nadie tiene más edad que la que representa.

Frase de galantería usada generalmente con las damas que, habiendo ya pasado de la juventud, quieren aparentar lo contrario a fuerza de acicalarse y componerse.

No tener ya edad para guardar cabras. — V. Ya es viejo Pedro para cabrero.

Tener alguno más edad que tres clérigos.

Ser ochentón poco más o menos, por cuanto no pudiendo ascenderse al sacerdocio hasta la edad de veinticinco años, la suma de tres veces 25 da por resultado 75.

EDIFICIO:

El edificio del aborrecer se funda en la piedra del agraviar.

Pone de manifiesto lo sensibles que son los amantes a los agravios, pues pueden éstos ser tales que truequen el amor en odio.

EDITOR:

Ser uno el editor responsable.

Sufrir las consecuencias de los desaciertos que otro ha cometido.

EDUCACIÓN:

Educación y pesetas, educación completa.

El que ha aprendido y practica las reglas de cortesía y urbanidad, y posee además capital, será siempre bien mirado en la sociedad.

Eso no se opone a la buena educación de lajumentud.

Frase burlesca con la que se indica que no hay inconveniente en realizar una cosa. —La palabra jumentud está jocosamente substituyendo a juventud.

La educación no está reñida con nadie.

Manifiesta que se debe ser cortés con todos, pertenezcan a la clase que quiera, por muy ínfima que sea.

EFE:

Las cinco efes de la esperanza.

Son: fea, falsa, falaz, frágil y flaca. Seguramente, este dicho se debe a algún amante desesperado: sólo él podría explicarlo.

Las tres efes de la amistad.

Para que ésta sea verdaderamente apetecible y digna de recompensa, debe ser fina, fiel y firme.

Tener las cuatro efes de la sardina.

Dícese que para que las sardinas sean buenas, requieren la condición de ser frescas y fiadas, estar fritas y comerlas frías.

Esta, por lo menos, era la opinión de aquel estudiante que no sabiendo cómo arreglárselas para comer de gorra unas cuantas sardinas de las que estaban aderezando cierta noche en una venta en que pidió sólo cama, dijo a la dueña que si le daba a cenar de aquel pescado, él le enseñaría, en cambio, las cuatro efes que debían tener las sardinas para ser por todo extremo recomendables.

Aceptada la proposición, y previamente trasladado, por supuesto, el manjar de lo lleno de la sartén al vacío de su estómago, dijo: «Pues han de ser frescas, fritas, frías y fiadas».

EFECTO:

Hacer, o surtir, efecto una cosa.

Dar una medida, un remedio, un consejo, etc., el resultado que se apetecía.

Llevar a efecto, o Poner en efecto, una cosa.

Ejecutar, poner por obra un proyecto, un pensamiento, etc.

EFIGIE:

Ser la efigie del hambre.

Dícese de la persona pálida, demacrada y de escasas carnes, caracteres todos que concuerdan con los de aquel que no tiene que comer.

EGINETA:

Para un egineta, un cretense. — V. A un pícaro, otro mayor.

EJE:

Partir a alguno por el eje.

Fastidiarle, hacerle un mal servicio.

EJEMPLAR:

No tener una cosa ejemplar.

Aplícase a aquello que no se ha visto suceder otra vez, o que no tiene ejemplo de donde haya podido copiarse.

EJEMPLO:

Buen ejemplo y buenas razones avasallan los corazones.

La educación, junto con la corrección en los actos, atraen la voluntad, el cariño y el respeto de todos.

Es más eficaz el ejemplo que la doctrina.

Todo lo que se ve y se toca, se queda más impreso y es más fácil de seguir que lo que sólo por teoría se aprende.

EJERCICIO:

El ejercicio hace maestro.

Para llegar a ejecutar una cosa a la perfección, no hay nada como practicarla muchas veces.

ÉL:

Ser otro él.

Dícese de aquellas personas en quienes se tiene tanta confianza, que se les consiente o encarga que hagan las veces y representen a uno.

Ve con él y guarte dél.

El inferior ha de estar siempre al lado de su superior en todo, pero sin tomarse confianza con él, por temor a su enojo.

ELECTRIZAR:

Electrizar a uno.

Exaltar, avivar, inflamar el ánimo de alguna persona.

ELEGANTE:

Elegante hablaste, mente.

Frase con que se satiriza a los que tienen el prurito de hablar de manera muy elevada, parodiando a los culteranos del siglo xvii.

ELEMENTO:

Estar uno en su elemento.

Estar en la situación más cómoda y agradable, o en la que más se adapta a sus gustos e inclinaciones.

ELEVAR:

Elevarse uno.

Engreírse, envanecerse. — Entusiasmarse en la conversación. — Ensimismarse de tal modo en su pensamiento o en la contemplación de algo, que se queda parado y suspenso, como si estuviese dormido, aunque con los ojos abiertos.

ELOCUENCIA:

La mayor elocuencia es la clemencia.

Más valor tiene ante la muchedumbre el que es generoso, aunque calle, que el mayor orador del mundo.

ELVIRITA:

Elvirita de Meneses, cáscame acá esas nueces.

Se dice para dar a entender que es cosa corriente lo que a uno le cuentan o relatan.

ELLA:

¡A ella, Virgen de la Estrella!

Locución con que se anima a uno a acometer una empresa.

Ahora será ella.

Expresa con sentido ponderativo que va a ocurrir alguna cosa notable o grave. — Puede emplearse el verbo ser en todos los tiempos y acompañarse de los adverbios de tiempo necesarios para expresar cuándo ha ocurrido, ocurre u ocurrirá el suceso en cuestión.

Ir siempre con ella.

Proceder en todo con escama, con malicia, con segunda intención.

¿Quién es ella?

Parodiando la frase histórica, se emplea para inquirir quién es la causante de alguna cosa, dando por supuesto que siempre en cierta clase de asuntos media una mujer.

Ni con ellas ni sin ellas.

Significa que, a pesar de la lucha y contradicción que suele existir entre el hombre y la mujer, no puede pasar aquél sin ésta, ya por la inclinación del afecto, ora por los servicios que a su persona y casa le presta.

ELLO:

Asi anda ello, señor don Tello.

Manera de criticar el estado de una sociedad mal regida, el poco orden en alguna cosa, por falta de jefes idóneos y enérgicos, etc.

Dormir sobre ello y tomar acuerdo.

Pensar detenidamente sobre algún asunto de entidad antes de proceder a adoptar una determinación. «Morón. El entendello dejemos, si no te enoja, a la providencia floja que llaman dormir sobre ello». (D. Antonio de Mendoza, El trato muda costumbre.)

Ello por ello.

En algunas localidades de Galicia equivale a Lo comido por lo servido.

¡Pues a ello, y sin toiyar resuello! — Véase ¡A ella, Virgen de la Estrella!

Ellos han de venir.

Da a entender que lo que ha de ocurrir acontecerá, tarde o temprano, aunque pretenda evitarse.

Según te fuere con ellos, usarás de los remedios.

Recomienda que no se abuse de las medicinas, ni se empleen sólo por ser prescripción facultativa, sino porque nos sientan bien o curan la enfermedad.

EMBAJADA:

¡Brava, o linda, embajada!

Modo de echarle a uno en cara cuando viene a proponer una cosa inútil o de poca importancia, o que no gusta a aquel a quien la propone o dice.

Salir con una embajada.

Decir alguna tontería, o por lo menos, una cosa inoportuna.

EMBAJADOR:

El embajador de Inglaterra, ni truena ni suena.

Aplícase a la persona cuya conducta es neutral, o que no llama la atención por lo indiferente o común de su posición social, aludiendo a lo que ocurrió con el embajador de Inglaterra a la corte de Marruecos en 1578, quien hizo un papel bastante desairado al lado de aquel emperador, mientras que el nuestro, Pedro Venegas de Córdoba, se llevó todas las atenciones por parte de dicho monarca.

El embajador no lleva pena.

La persona encargada de una comisión no merece culpa, ni menos aún castigo, si el mensaje no es del agrado del que lo recibe.

Elogio de embajador tiene mal sabor.

El lenguaje de los embajadores suele pecar de lisonjero.

EMBALUMAR:

Embalumarse uno.

Cargarse o llenarse de asuntos y negocios de gravedad, y hallarse embarazado para su desempeño.

EMBANASTAR:

Embanastar a uno.

Meterlo en un sitio donde hay mucha gente y en el cual no puede revolverse a causa del ningún espacio que queda para ello.

EMBARBASCARSE:

Embarbascarse uno.

Confundirse, embarazarse, etc.

EMBARCAR:

Embarcar a uno.

Hacer meter a una persona en un asunto, en un negocio, etc.

EMBARRANCARSE:

Embarrancarse uno.

Meterse en negocios o asuntos de tal manera, que no puede salirse de ellos tan fácilmente. — Hallarse sin dinero y con deudas, por haber dilapidado el capital más de lo conveniente.

EMBARULLAR:

Diccionario de refranes, adagios, proverbios […] de la lengua castellana
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