Dos cofradías y un cigarral llevan a un hombre al hospital.

Denota lo caro que sale pertenecer a las primeras y poseer el segundo. —En Toledo llaman cigarrales a las fincas de recreo situadas fuera de la ciudad, con huerta cercada y árboles frutales.

Ni fia ni porfía, ni entres en cofradía.

Denota cuan expuesto es a disgustos fiar, porfiar o ser individuo de hermandades o cofradías.

Pertenecer a, o ser de, la cofradía de San Marcos.

El estado del matrimonio considerado bajo el triste aspecto cornumental. «No desmayó Villanueva por lo que había pasado con el arzobispo (Silíceo), porque algunas otras veces le habló con tanta libertad y agudeza, pidiéndole revocase sus edictos y diese libre licencia a los de la Compañía para hacer sus ministerios, y si no, que él se la tomaría, pues la tenía de Su Santidad, que no tenía a veces el arzobispo qué responder a sus razones, donde una vez le apretó de manera, que algunos que presentes se hallaron y sabían de silogismos, salían diciendo que le había hecho un silogismo en darii, a que no había sabido dar salida el arzobispo. Y él mismo reconocía y confesaba que a ninguno temía sino al cleriguillo de Villanueva (que así le llamaba), porque le apretaba y argumentaba de dedo; pero aquella vez particularmente mostró su gran prudencia y saber este varón de Dios cuando, pidiendo audiencia al arzobispo, se la dio muy grata, porque deseaba decirle cuanto tenía en el pecho, y proponerle las dificultades que en nuestra Compañía y su modo de vivir no podía apear. Díjole que cómo siendo clérigos querían ser exentos de su jurisdicción, y que no lo había de consentir, que era querer ser toro de San Marcos, que pacía en donde quería». (Historia del Colegio Complutense de la Compañía de Jesiís, por el P. Cristóbal de Castro, lib. 4. 0, ms. de la Acad. de la Hist.. est. 14, gr. 6.

a) Todos somos de la cofradía. — V. Entre bobos anda el juego.

COFRE:

Hacer el cofre.

Prepararse para marcharse. — Dícese también: Liar los bártulos y Hacer la maleta. (Véanse.)

COGER:

Aquí te cojo, aquí te mato.

Significa que alguno quiere aprovechar la ocasión que inesperadamente se le presenta, como favorable para la consecución de sus intentos.

Cógelas a tientas, o a tiento, y mátalas callando.

Calificación que familiarmente se da al que con maña, sagacidad y reserva se propone hacer su negocio o realizar su intento.

Cogerle a uno de nuevo alguna cosa.

No tener ninguna noticia o especie antecedente de lo que se oye o se ve, por lo cual parece que uno se sorprende con la novedad.

¡Cogite!

Expresión familiar con que se significa que a alguno se le ha obligado con maña a que confiese lo que quería negar u ocultar, o que se le ha sorprendido en alguna mentira, en la comisión de una falta, etc.

No salir nunca de un coge y come. — V. Comido por servido, o Lo comido por lo servido.

COGOTE:

Ser tieso de cogote.

Ser presuntuoso o altanero.

COHECHO:

El que recibe cohecho ns goza libertad.

La persona sobornada no puede juzgar imparcialmente.

Ni hagas cohecho ni pierdas derecho.

Advierte que no debe uno tomar lo que no le corresponde ni perder lo que le pertenece.

Quien da parte de sus cohechos, de sus . —tos hace derechos.

El hacer partícipe a otro de la falla cometida aminora, al parecer, la responsabilidad de ésta, hasta el punto de llegar a creerla disculpable.

COHETE:

Ser una cosa un cohete Cangrene.

Dícese de toda aquella acción o expresión que ofende y enardece por extremo el ánimo de la persona a quien va dirigida. — Es alusión a cierta arma de guerra, así llamada del nombre de su inventor, el oficial inglés de artillería Sir William Congreve, consistente en cohetes que, al ser lanzados dentro de una plaza sitiada, esparcían, al estallar pur percusión, la muerte a su alrededor.

COHOMBRO:

Aborrecí el cohombro y nacióme en el hombro.

Expresa que, por lo general, aquello que más odiamos es lo que más nos vemos obligados a sufrir.

Quien huso el cohombro que lo lleve, o se lo eche, al hombro.

Denota que el que ha hecho alguna cosa de que proviene gravamen, debe sufrir sus consecuencias.

COJEAR:

El que no cojea, renquea.

Manifiesta, cuando se trata de varias personas, que la que no tiene una falta, vicio o defecto, posee otro semejante.

Malo es cojear delante de un cojo.

Enseña que al que tiene una falta o defecto no se le debe echar en cara, pues corremos el peligro de sufrir las consecuencias si el interesado es poco sufrido.

COJERA:

En cojera de perro y en lágrimas, o llanto, de mujer, tw hay que creer.

Aconseja que se desconfíe de ambas cosas, tanto más exageradas cuanto más falsas.

COJO:

Cojo, y no de espina; calvo, y no de tina; ciego, y no de nube, no hay maldad que no encubre.

Las lesiones adquiridas por enfermedades de cierto género, denotan en el que las posee no ser persona recomendable por su moralidad ni buenas costumbres.

A ningún cojo se le ofcidan las muletas.

Recuerda que no hay nadie, por tonto que sea, que descuide lo que le interesa.

JAís corre un COJO que un sano.

Porque éste, confiando en sus buenas piernas, no se da tanta prisa.

No ser cojo ni manco uno.

Ser muy inteligente, diestro y experimentado en aquello que le incumbe.

Quien con un cojo va, al cabo del año cojo saldrá. — V. Quien con lobos anda, a aullar se enseña.

Quien es cojo, con el más mínimo traspié da de ojos.

Indica que el que tiene predisposición para el mal, no necesita verse muy incitado para cometerlo.

Una, dos, tres, cojo es.

Expresión que se suele usar cuando se ve alguna persona que padece el defecto indicado. —Alude a la fábula de Samaniego titulada Un cojo y un picarón.

Conocer a los cojos en el modo de andar. — V. Saber de qué pie cojea alguno.

Todos los COJOS van a Santa Ana, y yo también voy con mi pata galana.

Dícese de aquellos que no perdonan diversióu ni fiesta alguna, sin reparar en inconvenientes ni obstáculos de ninguna especie.

COJUMBRAL:

Un cojumbral da: dos mil reales, una capa, un cochino gordo y chiquillo más a su dueño.

Entiéndese en Andalucía por cojumbral un plantío de melones, maíz y legumbres, sembrado en terreno húmedo, que el dueño de la heredad suele ceder gratuitamente a los pobres del campo para que éstos lo cultiven en beneficio propio. — Expresa el refrán lo que produce su explotación; la última parte da a entender que ocasiona también un cuidado más a su dueño.

COL:

Entre col y col, lechuga.

Advierte que para que no cansen o fastidien algunas cosas, es conveniente variarlas.

Quien quiere la col, quiere las hojas de alrededor.

Expresa que cuando queremos a una persona, bien por serle agradable, bien por verdadera simpatía, distinguimos con nuestro afecto a todo aquello que le pertenece o le rodea.

Alabaos, coles, que hay nabos en la olla.

Nota a los que estiman tanto ser preferidos, que pretenden serlo aun en comparación de otros más ruines.

A quien no quiere coles, el plato lleno. — V. Al que no quiere caldo, la taza llena.

Coles que no has de comer, déjalas cocer.

Contra los entremetidos que se preocupan por aquello que no les va ni les viene.

Coles y nabos, para en uno son entrambos.

Y no en una, como dice la Academia. — V. Dios los cria y ellos se juntan.

Estar harto de coles.

Estar cansado de sufrir impertinencias, molestias, abusos, etc.

COLA:

Apearse por la cola.

Responder o decir algún disparate o despropósito.

Arrastrar cola.

Dícese de los prebendados de catedrales.

Estar, o faltar, la cola por desollar. — V. Estar, o faltar, el rabo por desollar.

Hacer bajar la cola a uno.

Humillar su soberbia o altivez por medio de la reprensión o el castigo impuesto. — Dominar su orgullo.

Hacer, o formar, cola.

Esperar por turno o vez entre otras personas para entrar en algún sitio o acercarse a un lugar con algún fin determinado.

Menea la cola el can, no por ti, sino por el pan.

Enseña que generalmente los halagos y obsequios suelen hacerse más bien por interés que por cariño o afecto.

Ni a la cola a las cabras, ni a la mujer a palabras.

Quiere decir que ni a unas ni a otras se las trae a razones empleando esos procedimientos.

No pegar una cosa ni con cola.

Jugando del equívoco de la palabra pegar (cuadrar, sentar bien una cosa, y adherir con algún aglutinante, como es la cola), dícese de aquello que no conviene bien con lo debido; v. gr.: un verso mal rimado, un traje impropio del que lo lleva, etc.

Ser el primero, empezando por la cola.

Manera irónica de decir que la persona de que se trata ocupa el último lugar.

Ser uno muy arrimado a la cola, o Ser de los de hacia la cola.

Ser corto de entendimiento, con sobra, por lo común, de grosería y rusticidad. —Cuéntase de cierta buena moza que, en ocasión de ir por una de las calles más concurridas de Sevilla barriendo el suelo con rico traje, como quiera que un patán le pisara y descosiera la falda, se volvió hacia él dirigiéndole una mirada bastante sañuda. El hacedor del entuerto no halló a mano excusa más elegante que ésta: «¡Si no llevara usted tan larga la cola...!». A lo que, jugando lindamente del vocablo, con fingida amabilidad, replicó ella: «¡Si no fuera usted tan arrimado a la cola...!».

Todos tiran de la cola del asno, pero más su dueño cuando está atollado.

Ninguno se da tanta prisa a poner remedio al apuro en que se encuentra, para poder salir cuanto antes de él, como el mismo interesado.

Traer, o tener, cola una cosa.

Dícese de aquello que, aunque parece terminado, tendrá consecuencias más o menos graves y duraderas. — Empléase tambiéu con el verbo llevar.

COLACIÓN:

Colación romana, que el que más come más gana.

Da a entender que en muchas ocasiones no es conveniente andarse con remilgos, sino procurarse uno su bienestar, sin fijarse en los demás.

Sacar a colación.

Hacer mención de alguna persona o cosa; mover la conversación acerca de ellas.

Traer a colación.

Aducir pruebas o razones en abono y apoyo de una causa.

COLADA:

Salir a, o en, la colada una cosa.

Averiguarse lo que ya había pasado y estaba olvidado u oculto. — Ponerse en claro o descubrirse las malas acciones o actos censurables de una persona, corporación, etc. — Pagar de una vez las malas acciones cometidas en diferentes tiempos por quien nunca quiso enmendarse.

Estas dos últimas acepciones suelen emplearse en tono profético o de amenaza; dicho se está que la metáfora hubo de tomarse de la lejía con que se sacan las manchas de la ropa, blanqueándola y limpiándola en la colada.

COLADITA:

Cada coladita, una rasgadita.

El limpiar frecuentemente ciertos objetos contribuye a que presenten mejor aspecto, pero ayudan también a que se gasten más pronto.

COLAR:

Colarse una persona.

Decir algún disparate. — Excederse en lo hecho o dicho. — Resentirse o picarse por alguna broma o chanza sufrida. — Introducirse a escondidas, sin permiso o mediante una gracia o favor especial, en alguna parte.

No colar una cosa.

No creer lo que otro dice, por juzgarlo embuste.

COLCHA:

A falla de colcha no es mala manía. — V. A falta de pan buenas son tortas.

COLCHÓN:

Dos que duermen en un colchón, al fin y al cabo bailan al mismo son, o se vuelven de la misma opinión.

Denota lo común que es el que personas igualmente interesadas en un asunto, especialmente tratándose de marido y mujer, piensen de la misma manera.

Parecer un colchón sin bastas.

Ser muy gruesa una persona.

CÓLERA:

Cortar la cólera.

Tomar un refrigerio entre dos comidas.

Cortarle, o bajarle, la cólera a uno.

Amansarlo por medio del castigo, amenaza, burla o cualquier otro medio, aunque generalmente es más por el primero.

Cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre.

Indica que cuando una persona se halla enfurecida no mide ni pone coto a sus palabras por no saber, realmente, lo que se dice. — Salir de madre es desbordarse, hablando de las aguas de los mares o ríos. En la lengua en que desbordarse no se expresa por medio de la fórmula salir de madre, no puede jugarse del vocablo con la voz padre que le subsigue.

Descargar la cólera en uno. — V. Descargar la ira en uno.

Emborracharse de, o tomarse de la, cólera.

Perder el uso de la razón por la vehemencia de la ira.

Montar en cólera.

Enfadarse, airarse fuertemente.

Nunca la cólera prometió buen fin de sus ímpetus.

Los resultados a que suele arrastrar la cólera son deplorables.

Subirse la cólera al campanario. — Véase Montar en cólera.

COLÉRICO:

Colérico sanguino, borracho fino.

Advierte que los de este temperamento están expuestos a perder la razón, lo mismo que los alcoholizados.

COLETA:

Cortarse la coleta.

Dejar una costumbre, una afición o un vicio. —El sentido directo, de donde está tomada tropológicamente esta frase, es taurino, pues se refiere al acto material del torero llevado a cabo el día que se retira de su profesión.

Tener, o traer, coleta una cosa. — Véase Traer, o tener, cola una cosa.

COLETO:

Decir para su coleto.

Pensar una cosa; decírsela para su interior.

Echarse, o tirarse, al coleto.

Comer o beber algo en gran cantidad, o cuyo paladar es más o menos desagradable—Metafóricamente, practicar alguna operación larga, molesta o difícil, como tratándose de la lectura o estudio de un libro, escritura de varios pliegos, revisión de documentos, paseos o viajes, etc. — Equivalen a esta locución las de Echarse a pechos y Meterse entre pecho y espalda.

COLGAR:

Colgar a una persona.

Regalar o presentar a uno una alhaja en celebridad del día de su santo o cumpleaños. — Tiene su origen este modismo en la costumbre antigua de felicitar a una persona colgándole del cuello una cadena de oro o una joya pendiente de una cinta.

Lo que cuelga, honra. — V. Lo que arrastra, honra.

Quedarse colgado.

Verse burlado o frustrado en sus esperanzas o deseos. — También se dice: Dejar colgado a uno.

CÓLICO:

No morirá de cólico cerrado.

Suele decirse de las personas gastadoras o habladoras en demasía.

COLMENAR:

Meterse en el colmenar sin careta.

Acometer una empresa arriesgada sin la debida preparación.

COLMILLO:

Escupir por el colmillo.

Echar fanfarronadas. — Sobreponerse a todo respeto y consideración. — V. Echarla de buche.

Tener el colmillo retorcido.

Ser ducho en una cosa y no dejarse engañar fácilmente.

Se aplica casi siempre a las personas de edad. — Tener energía y carácter suficientes para hacerse respetar. —También se suele decir: Tener colmillos, o Tener los colmillos muy largos.

Enseñar los colmillos.

Hacerse temer y respetar. — Úsase también con el verbo mostrar, y equivale a Enseñar los dientes. (Véase)

Tener colmillos. — V. Tener el colmillo retorcido.

Tener los colmillos muy largos. — Véase Tener el colmillo retorcido.

COLMO:

Llegar una cosa al colmo, o a su colmo.

Alcanzar la mayor perfección. —Convertir algo de uso en abuso. — Exagerar una cosa. — Suele emplearse con el verbo ser: Es el colmo de la bondad, de la frescura, de la rapidez, de la desvergüenza, etc.

COLODRA:

Ser uno una colodra.

Beber mucho vino; ser gran bebedor. — La colodra es una vasija de madera en forma de barreño o lebrillo de que usan los pastores para ordeñar las cabras, vacas u ovejas.

COLOMBA:

El que a la Colomba va y allá duerme, en un año va y en otro viene.

Tamariz, lugar distante no muchas leguas de Zamora, celebra la fiesta de su patrona, Santa Colomba, el último día del año; de ahí que el forastero que concurre a esa romería, pernoctando en ella, salga de su casa en un año y vuelva en el siguiente.

COLOR:

Cuando meares de color de florín, echa al médico para ruin.

Denota que el orín clorado es señal de perfecto estado de salud, no haciendo, por tanto, falta alguna la intervención médica.

Haber, o tener, muchos del mismo color.

Existir muchas personas o cosas que se parecen a otras de su misma especie.

Más vale color en rostro que frío en buche.

Más vale pasar por el sonrojo de tener que pedir, que quedarse sin comer.

Mudársele a uno el color del rostro.

Experimentar gran sobresalto.

Quien siempre trae mal color, no es médico ni doctor.

En el primer caso, porque no entendiendo de enfermedades, no sabe cuidarse; y en el segundo, por no tener suficiente para la alimentación.

Un color se le iba y otro se le venía.

Frase familiar que se emplea para denotar la turbación de ánimo que uno padece cuando se halla agitado de varios afectos o de alguna molestia corporal aguda, repentina o intermitente, por lo común interna.

Verlo uno todo color de rosa.

Verlo por el lado favorable. — Ilusionarse fácilmente.

De los colores, la grana; de las fintas, la manzana.

Apreciación caprichosa del inventor del refrán, como otros muchos de este o parecido orden.

Ponerse uno de mil colores.

Mudársele el color del rostro, por vergüenza o por ira reprimida.

Sacarle a uno los colores, o Sacarle los colores a la cara, o al rostro.

Sonrojarle o avergonzarle.

Salirle a uno los colores a la cara.

Ponerse colorado de vergüenza, por alguna falta que se descubre en él o se le reprende.

Volverse de más colores que un camaleón. — V. Salirle a uno los colores a la cara.

COLORADO:

Más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo, o descolorido.

Comparada la situación del que experimenta privaciones o disgustos por no atreverse a reclamar lo que le corresponde de justicia, con la del que entra en el goce de sus derechos por hablar en tiempo oportuno, aunque sea costándole rubor, resulta ser preferible ésta a aquélla.

Poner a uno colorado.

Avergonzarlo. — V. Sacarle a uñólos COLORES.

COLORÍN COLORADO:

Y colorín colorado, ya está mi cuento acabado. — V. Y arroz crudo, para el diablo rabudo, etc.

COLLAR:

Comprar el collar antes que el galgo.

Preocuparse de lo secundario antes que de lo principal.

Levantar el collar más que el galgo. — V. Valer la salsa más que los caracoles.

COMADRE:

Ello va en la comadre.

Locución proverbial con que se censura la gracia o favor que ha obtenido alguno, atribuyéndolo al influjo de las recomendaciones.

Huir, huir, comadre Beatriz.

Empléase para indicar que amenaza algún peligro, siendo conveniente ponerse en salvo. — La genial Fernán Caballero explica esta frase poniéndola, no en la boca, sino en el pico de las golondrinas cuando tienden el vuelo.

Más va en la comadre que en la que lo pare. — V. Ello va en la comadre.

Mi comadre, el oficio de la rana: bebe y parla.

Dícese de las mujeres que no saben hacer nada de provecho.

Mi comadre la andadora, si no es en su casa, en todas las otras mora.

Refiérese a las mujeres callejeras que desatienden sus obligaciones por andar de visiteo y no parar en su casa.

Mi comadre la gargantona, convidóme a su olla y comiósela sola, o toda.

Reprende a los que ofrecen mucho y dan poco o nada, o a los que se precian de liberales para con los demás y sólo atienden a su provecho.

A mi no puedo y a mis comadres hilo. — V. Para mi no puedo y devanaré para mi suegra.

Andar visitando comadres.

Pasar el tiempo de una en otra visita sólo por entretener el ocio o con motivos fútiles e insignificantes.

Mal me quieren mis comadres porque les digo las verdades.

Denota que el decir la verdad suele crear enemistades.

Riñen las comadres y se dicen las verdades.

Da a entender que en el calor de la riña o disputa se suelen descubrir las faltas que estaban ocultas.

COMADRITA:

Comadrita, ¿suelto el gato?

Locución que se dirige a la persona que anda sin saber qué partido tomar, con el objeto de que acabe de decidirse. Trae su origen del saínete de González del Castillo titulado El Gato.

COMBA:

Hacer combas.

Columpiar o balancear el cuerpo cuando se anda. — Tener las piernas torcidas o combadas en forma de arco.

COMEDERO:

Limpiarle a uno el comedero.

Quitarle el empleo o cargo de que vive. — Disponer el empleado saliente de todos los emolumentos, fondos de reserva o cualquiera otra clase de utilidades que estaban a su cargo, con lo que no le queda al entrante provecho alguno de este género.

COMEDIA:

Acabar algo como la comedia de Ubrique. Algunos añaden: que acabó a capazos.

Es tradición que estándose representando en Ubrique (villa de la provincia de Cádiz) la comedia de Luis Vélez de Guevara, ecijano, intitulada Reinar después de morir, indignado el auditorio porque el rey, sin compasión, mandaba que matasen a D. a Inés de Castro, a consecuencia de los amores de ésta con el príncipe su hijo, y creyendo en su ofuscación ser todo verdad lo que estaba pasando en las tablas, se arrojó a ellas precipitadamente para defender a la protagonista, golpeando a los demás actores que aparecían como enemigos suyos. Nada tiene de particular el relato, cuando se sabe ser cierto el hecho que en más de una ocasión ha dado lugar a justificar el dicho de acabar una cosa, como el Rosario de la Aurora, a farolazos.

Hacer la comedia.

Aparentar para algún fin lo que en realidad no se siente.

Ir a la comedia.

Disponerse a comer. —Ir a la comida.

COMEJÉN:

Se lo habrá comido el comején.

Frase empleada en el Perú para indicar irónicamente que alguien se ha llevado una cosa que no parece. —El comején es el insecto llamado también carcoma de la madera.

COMENZAR:

Comienza y no acaba.

Frase con que se indica que uno se detiene o alarga demasiado en un discurso, o que, por mucho que se dilate, siempre le queda algo por decir.

Cuando comencé, me acabaron.

Denota la corta duración de algunas cosas.

COMER:

A buen comer, tres veces beber.

Recomienda se beba parcamente al principio, medio y fin de la comida, para que ésta no haga daño.

Al comer, sudar, y al hacer, temblar.

Dícese de los que rehuyen el trabajo, pero en cambio no tienen hartura para los placeres gastronómicos.

Buen comer trae mal comer, o El mucho comer trae a poco comer.

De los gastos excesivos se originan en su día las privaciones.

Comamos y amemos, y no nos engañemos.

Fórmula de despreocupación para vivir bien.

Comamos y triunfemos, que esto nos ganaremos. — V. Comamos y amemos, y no nos engañemos.

Come poco, cena más, duerme en alto y vivirás.

Recomienda que no se abuse de la alimentación, así como que no se habite en pisos bajos, para gozar de salud. La frase cena más ha sido traducida por muchos en la forma de que se cene más que se coma; pero es un error, pues todos los higienistas declaran que se debe cenar parcamente. Es preciso, pues, entender el refrán en esta forma: Come poco y cena más poco, como se lee en el Quijote, parte II, cap. XLIII.

La segunda parte no necesita explicación, sabiendo, como todos saben, que los pisos bajos son húmedos y, por tanto, propensos al reuma y sus similares.

Come, que de lo tuyo comes.

Modo de significar que una persona que hace un gasto en obsequio de otra ya se resarcirá tarde o temprano, directa o indirectamente, por tener en su mano los medios de poder indemnizarse en su día de semejantes dispendios.

Comer hasta enfermar, y ayunar hasta sanar.

Aconseja que siendo la alimentación la base de la existencia, se coma bien mientras se está sano; pero al caer enfermo, se guarde la más rigurosa dieta hasta que, reconquistada la salud, puedan reanudarse las funciones de nutrición.

Comeremos más y comeremos menos.

Expresión familiar con que se invita a comer a un huésped inopinado, manifestándole que como no se le esperaba, serán más en número los comensales y menos en cantidad las raciones a que cada uno pueda tocar.

Comerse unos a otros.

Pondera la discordia o emulación que reina entre varias personas.

Comer vivo.

Frase con que, agregando un pronombre personal, se explica el gran enojo que se tiene contra alguno, o el deseo de la venganza. — También se emplea para dar a entender la molestia que causan algunas personas pidiendo y sonsacando, así como ciertos animales con sus picaduras.

Comer y callar.

Denota que al que se encuentra subsistiendo a expensas de otro, le conviene obedecer y no replicar.

Comido por servido, o Lo comido por lo servido.

Quiete decir que en algún negocio o servicio no se ha obtenido ninguna utilidad, sino, antes al contrario, perjuicio relativo, por ser igual la remuneración o paga al gasto o trabajo ante nórmente hecho.

El comer todo lo tapa.

Indica lo disculpable que es todo acto que se cometa cuando tiene por fin satisfacer esa necesidad.

El comer y el rascar, todo es empezar, o todo es hasta empezar, o todo quiere empezar.

Úsase para animar a alguno a que empiece a hacer alguna cosa a que parece que tiene repugnancia o aversión.

El mejor comer y la mejor hora es cuando el hombre lo ha gana.

Contra los que sostienen que las comidas han de verificarse a horas fijas y reglamentadamente.

El que come no disputa.

Indica que el que sale beneficiado en alguna cosa no se mete en discutir los actos de los demás, puesto que a él no le toca en lo que le importa.

El que no come no puede cagar.

Manifiesta que mal puede otorgar beneficios aquel que no los posee.

El que no es para comer, no es para trabajar.

Indica que el trabajo no se puede sobrellevar sin la alimentación necesaria.

Estar alguna cosa diciendo comedme.

Ser apetitosa e incitante.

Gran sabor es comer y no escolar.

La satisfacción gratis del apetito es mejor que cuando cuesta el dinero.

Guarda que comerv no guardes que trabajar.

Recomienda que no se deje para otro día lo que se puede hacer hoy, pues el trabajo retrasado es más desagradable, cosa que no pasa con la comida cuando hay hambre.

Lo comido es lo seguro. — V. Más val: pájaro en mano que ciento volando.

Lo que no has de comer déjalo cocer.

Advierte que no se meta uno en aquello eme no le va ni le viene.

Necesitar una cosa como, o más que, ti comer.

Serle a uno muy indispensable.

No aprovecha lo comido, sino lo digerido.

Contra los glotones: recomienda no se abuse del plato, pues el exceso impide la digestión.

Perder el comer.

Frase no anticuada, como dicen algunos autores, puesto que es de uso general y corriente en la mayor parte de España, que significa carecer de apetito o perder las ganas de comer.

Quien bien come y bien bebe, hace lo que debe.

No hay que temer incorrecciones de la persona que tiene satisfechas sus necesidades.

Quien mucho come, mucho bebe; y quien mucho bebe, mucho duerme, poco lee, pocosabe y poco vale.

Reprueba la exageración en todo, particularmente en la comida, como consecuencia de los defectos que a continuación se citan.

Quien mucho come, poco come.

Denota que el abuso en la comida ocasiona aveces una muerteprematura.

Quitárselo uno de su comer. — V. Quitárselo uno de la boca.

Ser de buen comer.

Dícese del que come mucho o con buen apetito.

Sin comerlo ni beberlo.

Sufrir algún daño o percibir un beneficio sin haber tenido parte ni intervención alguna en la causa o motivo originaria de aquéllos.

Sobre el buen comer, el ajo.

Se asegura por algunos que el ajo es tan digestivo que no debiera faltar en ninguna comida, siendo conveniente que se tomase con toda clase de manjares, no faltando quien dice que ¡hasta con el dulce!

Tener uno que comer.

Poseer lo necesario, y a veces algo más, para el alimento y decencia per sonal.

Yo como para vivir y no vivo para comer.

Contra los glotones, que hacen de la comida la satisfacción de un goce y no la de una necesidad fisiológica.

CÓMICO:

Ser más pobre que un cómico en Cuaresma.

Alude a que antiguamente se cerraban los teatros el martes de Carnaval y no se volvían a abrir hasta la Pascua de Resurrección. Hoy no tiene razón de ser esta comparación proverbial, por haber cesado aquella costumbre.

COMIDA:

Comida abondo en el establo y buen sol en el campo.

Es lo conveniente para que se mantengan fuertes y sanas las bestias de labor.

Comida acabada, amistad terminada. — V. Comida hecha, compañía deshecha.

Comida, cama y capote, que sustente y abrigue al niño y no le sobre.

Enseña la sobriedad y moderación con que se debe criar a los niños.

Comida fría y bebida caliente, nunca hicieron buen vientre.

Recomienda abstenerse de ambas cosas, con el fin de evitarse dolores intestinales.

Comida hecha, compañía deshecha.

Reprende a los que se apartan del amigo cuyos dones disfrutaron, cuando cesa la utilidad o provecho que de él tenían o cuando ya no lo necesitan. — V. Pasada la procesión, se descolgaron las calles.

La comida reposada y la cena paseada.

Señala la conveniencia del descanso después de aquélla, así como del ejercicio tras ésta, no yéndose inmediatamente a la cama, como hacen algunos.

Para el que se convida no hay mala comida.

No habiendo sido invitado, forzosamente tendrá que aceptar lo que le den aunque no le guste, y dar encima las gracias.

Si quieres comida mala, come la liebre asada.

Refrán convencional, inventado por alguno a quien no le gustase la liebre condimentada del modo que se cita.

con malas comidas y peores cenas, menguan las carnes y crecen las penas.

La mala alimentación es causa de enflaquecimiento y disgustos.

COMILÓN:

Hártate, comilón, con pasa y media.

Censúrase al que, dando con mezquindad, todavía se jacta de hacerlo espléndidamente.

COMINO:

No motilar, o valer, una cesa un comino.

Frase empleada para despreciarla o ponderar su poco valor.

Parecer un comino, o un comino nístico.

Dicese de las personas de pequeña estatura y desmedradas.

COMISIÓN:

Toda comisión da para un pantalón.

Da a entender que de todo aque. que uno se encarga se debe sacar algún provecho, por pequeño que éste sea.

¡Valiente comisión! — V. Salir con una EMBAJADA.

CÓMO:

Sin saber cómo, ni cómo no.

Ignorar la causa de una cosa cualquiera.

COMODIDAD:

La comodidad hace al hombre ladrón. — V. La ocasión hace al ladrón.

COMODÍN:

Servir de comodín.

Ser empleada una persona para todo, según la conveniencia del que usa o, mejor, abusa de ella.

CÓMODO:

No hay nada más cómodo que la comodidad.

Dícese satíricamente a las personas que son amigas de no molestarse por nada ni por nadie.

COMPADRE:

Aclarádselo vos, compadre, que tenéis la boca a mano.

Se emplea contra los que son molestos en la conversación, y ungiendo o afectando no haber entendido aquello de que se va hablando, hacen repetidas preguntas acerca del asunto sin necesidad.

Achicad, compadre, y llevaréis la galga.

Empléase cuando se oye decir algo desmesuradamente exagerado.

¿De qué sirve el compadre que en la ocasión no vale? — V. El amigo que no da, o presta, y el cuchillo que no corta, que se pierda, poco importa.

De compadre a compadre, sangre en el ojo. — V. De amigo a amigo, etc.

Mi compadre tiene un molejón, a quien quiere, amuela, y a quien quiere, non.

Denota el carácter independiente de una persona, por cuya causa obra en toda ocasión según su voluntad o capricho.

Ni usté es mi compadre, ni éste es el camino de Jerez.

Modo de darle a entender a una persona que va desacertada en aquello que dice o proyecta. — Es la contestación que, según se cuenta, dio un desconocido a cierto andaluz, el cual, habiéndose extraviado en su ruta, le preguntó diciendo: Compadre, ¿es éste el camino de Jerez?

COMPADRITO:

Compadrito, ¿suelto el micho? — V. Comadrita, ¿suelto el gato?

Echarla de compadrito.

Frase americana equivalente a echarla de valiente, de bravucón, etc.

COMPAÑERO:

Si quieres ver a tu compañero andar, ponte en el camino a mear.

Por temor a que el que hace esta operación deje escapar algún ruido maloliente.

COMPAÑÍA:

Compañía de dos, compañía de Dios.

Explica lo bien que se avienen dos personas sólo para intervenir en un negocio, siendo perjudicial mayor número.

Compañía de tres, compañía de todo el mundo. — V. Compañía de dos, compañía de Dios.

Compañía de tres no vale res. — V. Compañía de dos, compañía de Dios.

Hacerle a uno la compañía de la alpargata.

Dícese en Aragón de la persona que abandona a otra cuando más necesitaba ésta de su ayuda. —En Valencia se suele decir a igual propósito: Hacerle a uno la compañía de la esparteña. — Bien notoria es la alusión, dicho de una u otra manera, pues sabido es que esa clase de calzado, comúnmente llamado en la generalidad de España alpargata o alpargate (voz oriunda del árabe), atento a ser de poca duración, suele rompérsele al que con ella viaja, dejándolo descalzo en la mitad de su camino, por cuyo motivo va en mala compañía.

La Compañía de Jesús es una espada, cuya empuñadura está en Roma y la punta en todas partes.

Alusión a que el general de dicho Instituto reside en la capital del orbe católico, desde donde manda con imperio absoluto a sus subditos, quienes se hallan esparcidos por toda la Tierra, hechos dueños de la mayor parte de ella, según lo aseguran personas que deben saberlo por buen conducto.

La compañía para honor, antes con tu igual que con tu mayor.

Enseña que debemos reunimos con nuestros iguales, a fin de no exponernos a recibir desaires de los superiores ni hacerlos a los inferiores. — Los casamientos, para que sean acertados, deben verificarse entre personas de la misma clase. — También se dice este refrán de los modos siguientes: La mujer con igual o menor, si quieres ser señor, o Casar y compadrar, cada cual con su igual.

Llevar la compañía del ahorcado. — Véase Hacerle a uno la compañía de la alpargata.

COMPAÑÓN:

A buen compañón, buena compañía. — V. A tal podador, tal sarmentador.

COMPARACIÓN:

Toda comparación es odiosa.

Recomienda se huya de ellas, por evitar la molestia que necesariamente ha de producir en la persona que ostente el grado de inferioridad.

COMPÁS:

Correr una cosa al mismo compás que otra.

Guardar entre sí la debida relación.

Ir uno con el compás en la mano.

Proceder con regla y medida, no a tontas y a locas, sino con reflexión.

Llevar el compás. — V. Llevar uno la batuta.

Perder el compás. — V. Perder los estribos.

Salir uno de compás.

No ir medido ni reglado uno en su modo de proceder ni en sus acciones.

Echar compases.

Andar despacio y contoneándose. — También se dice, aunque impropiamente: Dar compases.

COMPONEDOR:

Muchos componedores descomponen la novia.

Denota que en las cosas de ingenio y gusto no conviene que intervengan muchas personas, por causa de la diversidad u oposición de pareceres.

COMPONER:

Alíate las compongas. — V. Allá se las hayan.

No te compongas. — V. Date un limpión.

COMPOSICIÓN:

Hacer composición de lugar.

Meditar todas las circunstancias de un negocio y formar con este conocimiento el plan conducente a su más acertada dirección y feliz desenlace.

COMPRAR:

Compra lo que no has menester y venderás lo que no podrás excusar.

Reprende los gastos superfluos, especialmente en quien no anda muy sobrado de dinero.

Déjame comprar, dejaréte veiider.

El que permite a los demás que atiendan a sus intereses, tiene derecho a que le dejen a él cuidar de los suyos.

El que no te conozca, que te compre.

Se da a entender a una persona que penetramos sus intenciones, y por lo tanto, pierde el tiempo en querer engañarnos.

COMPUESTA:

Quedarse compuesta y sin novio.

Dícese de la persona que teniendo ya segura una cosa, se le va de las manos, perdiéndola cuando menos lo esperaba.

COMÚN:

Quien sirve al común sirve a ningún.

Manifiesta que los servicios hechos a corporaciones, pueblos, etc., son regularmente poco agradecidos; pues como son muchos los partícipes en el beneficio, cada cual descarga en el otro la expresión del agradecimiento, el cual llega tarde, o no llega a verificarse.

COMUNICANDA:

Ni comunicanda bien cantada, ni manceba de clérigo mal tocada.

Otros substituyen la segunda parte por ni hijo de clérigo bien criado; esto es, bien educado.

Expresa lo difícil que es hallar cualquiera de las cosas indicadas.

La comunicanda es una antífona que se reza en la misa acto continuo de haber sumido el sacerdote y purificádose los dedos.

COMUNIDAD:

En comunidad, nunca luzcas tu habilidad.

Porque sobre echarle a uno toda la carga encima, por aquello de que sabe hacerlo, ni se le agradece ni se le remunera comúnmente, siendo así que se trata de obras de supererogación.

CONCEJO:

A concejo ruin, campana de madera.

Enseña la poca importancia que se debe dar a las cosas que no lo merecen.

En el Concejo de Polán, hasta el guarrero tiene voto.

Dícese cuando los inferiores se meten en las conversaciones de las personas mayores, especialmente si se adelantan a manifestar su parecer sin ser llamados; y alude a la costumbre que había antiguamente en algunos pueblos, como en Polán (villa distante 3 leguas de Toledo), de convocar por el Municipio, mediante campana tañida, a sesión extraordinaria o concejo abierto en los casos graves, a todos los vecinos sin distinción.

Pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco y otros que es negro.

Indica la diversidad de pareceres y opiniones que reina entre los hombres, por lo que es punto menos que imposible el poder agradar a todos. — Otros dicen: Pon tu culo en concejo, etc.

Trasquílenme en concejo, y no lo sepan en mi casa.

Dícese de los que estando infamados en todas partes, tratan de encubrirlo en su domicilio y parentela.

CONCEPTO:

Formar concepto.

Determinar una cosa en la mente después de bien examinadas las circunstancias.

CONCIENCIA:

Acusar la conciencia a uno.

Traerle inquieto y desazonado a consecuencia de alguna mala acción.

Ajustarse uno con su conciencia.

Seguir en el modo de obrar lo que le dicta su propio sentimiento. Aplícase más a aquellas cosas en que cabe dudar si se pueden o no llevar a cabo de una manera lícita.

Escarbar la conciencia. — V. Acusar la conciencia a uno.

La conciencia temerosa, de los castigos se acuerda.

Nadie se ocupa de las penas impuestas por la ley más que los que saben que la han infringido.

La propia conciencia acusa.

El que ha cometido una falta tiene suficiente castigo con el recuerdo de ella.

Más negro que la conciencia de Judas.

Comparación empleada para encarecer la maldad de una persona.

No tener conciencia.

Obrar inicuamente; ser un desalmado. — El caso afirmativo se aplica al que obra con rectitud y honradez.

Ser ancho de conciencia.

Aplícase a los que, con poco fundamento, obran o aconsejan algo contra la ley. — Por el contrario, al que es muy ajustado a los rigores de la ley se le dice que es estrecho de conciencia.

Tener conciencia de jaretas.

Ser elástica o de tira y afloja, según conviene al individuo que así la tiene, a la manera que la jareta sirve para encoger o ensanchar la tela con el fin de adaptarla al sujeto u objeto para que está destinada.

CÓNCLAVE:

Ser un cónclave el cuerpo de una persona.

Estar lleno de cardenales. —Juégase, como se ve, en esta frase del equívoco existente en la palabra cardenal, dignidad eclesiástica, y cardenal, equimosis producida por un golpe.

El conclave es la reunión de los primeros, que se celebra en Roma a la muerte de un papa para elegir sucesor.

CONCLUSIÓN:

Sentarse uno en la conclusión.

Mantenerse porfiadamente en su opinión, volviendo a instar sobre ella, aun contra las razones que persuaden la contraria, sin aducir otras nuevas.

CONCHA:

Dentro de la concha está la perla, aunque no puedas verla.

Es preciso trabajar para sacar la utilidad que en sí encierra alguna cosa.

Meterse uno en su concha.

Retraerse, negarse a tratar con la gente o a tomar parte en negocios o esparcimientos.

Tener uno más conchas que un galápago, o muchas conchas.

Ser reservado, disimulado y astuto.

CONDADO:

Cuando te dieren un condado, agárrale. — V. Cuando te dieren la vaquilla, acude con la soguilla.

CONDE:

Agraciar a uno con el título de conde de Puñoenrostro.

Darle una o más puñadas.

Andar en una cosa el conde de Uñate. — V. Ser uno el conde de Uñate.

Conde y condadura y cebada para la mula.

Zahiere al que no contando con lo razonable, quiere cosas superfluas.

Cuando estes con el conde no mates al hombre, que el conde se te irá y el hombre se quedará. — V. Porque estés sirviendo al conde no mates al hombre, etc.

Cuando fueres conde no mates al hombre. — V. Porque estes sirviendo al conde no mates al hombre, etc.

El conde que paga es el verdadero conde.

Indica que los títulos nobiliarios tienen menos importancia cuando no acompañan a la nobleza del corazón.

Llamaos siquiera conde de Cervera.

No creo asunto fácil penetrar el sentido, intencionado al parecer, que encierra este refrán. Baste decir que lo apunta el Comendador (1555), y que el condado de Cervera aparece en la Historia como fundado en 1357 por D. Pedro IV a favor de su hijo D. Juan, con la condición de que jamás pudiese ser enajenada la ciudad. Otros suponen que equivale a decirle a uno que se llame de algún modo, sea como quiera.

Porque estés sirviendo al conde no mates al hombre, que muere el conde y queda el hombre.

Aconseja que nadie obre mal, confiado en que tiene valedores, porque éstos pueden faltar y entonces no tendrá quien le defienda de las justas represalias.

Quien es conde y desea ser duque, métase fraile en Guadalupe.

Alude a las grandes riquezas y fastuoso trato de que disfrutaban en lo antiguo los religiosos Jerónimos del monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, en Extremadura, provincia de. Cáceres.

Ser uno el conde de Uñate.

Ser aficionado a quedarse con lo ajeno contra la voluntad de su dueño. — Es locución jocosa derivada de la de Ser largo de uñas.

Un conde con muchos doblones se casará con quien le acomode.

Indica la extremada importancia que tienen las riquezas para conseguir lo que se desee.

CONDENACIÓN:

Ser una condenación.

Ser una persona o cosa sumamente insufrible o intolerable.

CONDICIÓN:

Quebrarle a uno la condición.

Abatirle el orgullo, o corregirle de sus defectos, contrariándole en sus gustos, caprichos, etc.

Condición áspera como cuartana de león.

Comparación alusiva a las personas de carácter sumamente agrio o de mal genio.

Condición, o genio, o natural, y figura, o contextura, hasta la sepultura. — Véase Genio y figura hasta la sepultura.

Tener condición de tía, o Tener una condición como una tía.

Tener malas inclinaciones. Tómase la palabra tía en mal sentido.

Condiciones rompen leyes.

La situación especial en que a veces se encuentra una persona, obliga a saltar por cima de todos los preceptos y órdenes que debieran acatarse.

CONDINGA:

Tener mucha condinga.

Dícese del que posee un genio fuerte y violento, carácter desabrido o condición áspera.

CONDUCHO:

Donde entra conducho no entra pan mucho. — V. Donde entra tajada no entra rebanada.

CONDUMIO:

Haber, o hacer, mucho condumio.

Dícese cuando hay preparada mucha comida, y en general se aplica a la abundancia excesiva de toda clase de comestibles.

CONEJA:

Ser una coneja.

Aplícase a las mujeres que dan a luz muy a menudo, y especialmente si acostumbran a tener más de una criatura en cada parto.

CONEJERA:

Ser una conejera.

Aplícase a las casas en que habita mucha gente, generalmente de mal vivir. — Dícese igualmente de las casas pobres en que hay gran cantidad de muchachos.

CONEJO:

De mala viene el conejo, y que se lleve el diablo el pellejo.

Indica que cuando una cosa está mal adquirida no es de sentir que otros, para taparnos, se lleven una parte de lo que es objeto de la cuestión.

El conejo de las ánimas.

Frase atribuida a un cazador muy devoto de las ánimas del purgatorio, pero de muy desgraciada puntería, el cual, yendo de caza, acertó a encontrar a tiro dos conejos juntos parados. A tan agradable vista, dijo echándose a la cara la escopeta: «Ánimas benditas, si mato a los dos, uno será para vosotras». Esto dicho, disparó; mató uno, y viendo al otro escapar incólume, exclamó: «¡Vaya un paso que lleva el conejo de las ánimas!».

El conejo ido, el consejo venido, o palos en la cama, o palos en la madriguera. — V. Al asno muerto la cebada al rabo.

El conejo, por maña doñea a la vaca.

Aconseja que se desconfíe de los aduladores.

Estar como el conejo, que todos le tiran.

Ser la víctima de todos.

Ni comas conejo en fonda, ni te fíes de mujer cachonda.

Invita a desconfiar de ambas cosas: la primera, por la facilidad con que en algunas casas de comidas se substituye el conejo o la liebre por otro animalito parecido, y la segunda, porque con sus halagos, falsos las más veces, suelen engañar cierta clase de mujeres.

Multiplicarse como los conejos.

Tener mucha sucesión, pues es sabido que la coneja es uno de los animales más prolíficos que hay.

CONFESAR:

El que la confiese, o quien la confesare, que la pague.

Expresión con que defendemos nuestro silencio en las cosas que pueden acarrear algún perjuicio al ser declaradas o descubiertas.

CONFESIÓN:

A confesión de castañeta, absolución de cañavérela.

Refrán burlesco que expresa que según el tono con que nos tratan, así contestamos nosotros. — Algunos varían la segunda parte, diciendo: absolución de zapateta.

A confesión de parte, relevación de prueba.

Cuando el interesado reconoce y declara franca y terminantemente aquello que se le atribuye o de que se le acusa, no es necesario para demostrarlo apelar al testimonio ajeno.

A mala confesión, mala penitencia.

Indica que así como obran con nosotros, debemos obrar en justa reciprocidad.

CONFESOR:

Querer ser confesor y no mártir.

Frase egoísta con la que se significa que antes que sufrir la más pequeña molestia, es preferible hablar, aunque redunde en perjuicio ajeno.

CONFIADO:

El confiado sale burlado, y el desprevenido queda lucido.

Recomienda que se esté siempre sobre aviso para evitar malas contingencias.

Mueren muchos más de los confiados que de los recatados. — V. El confiado sale burlado, y el desprevenido queda lucido.

CONFIANZA:

En la confianza está el peligro.

El exceso de buena fe nos conduce a menudo al daño.

La confianza en Dios y los pies en la calle. — V. Fíate de la Virgen, pero corre.

La mucha confianza, o satisfacción, o conversación, o familiaridad, es causa de menosprecio.

Enseña que aun cuando a los inferiores se les debe tratar con benevolencia, no debe exagerarse ésta hasta el punto de llegar a la familiaridad, pues acaban por tratarnos como si todos fuéramos iguales.

CONFITE:

Estar a partir de un confite. — V. Estar a partir un piñón.

Morder en un confite. — V. Comer en un mismo plato.

Sentar como confites a un ajo molinero.

No cuadrar o irle bien una cosa a otra.

CONFUSIÓN:

Ser la confusión del campo de Agramante.

Dícese de aquellos sitios donde hay tal bullicio que nadie se entiende. — V. Convertirse en, o ser un nuevo, campo de Agramante.

CONOCER:

Antes que conozcas, ni alabes ni cohondas.

Advierte que antes de tratar y conocer a una persona o cosa debe suspenderse todo juicio a fin de no elogiarla o vituperarla imprudentemente.

El que no te conoce, ése te alabe.

Dícese de las personas cuyas artimañas y malas cualidades no nos son desconocidas.

El que no te conozca, que te compre. — V. El que no te conece, ése te alabe.

Donde te conocen, favor, o lugar, te hacen.

Indica que a cada uno le tratan según se merece.

Jüntanse sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse, o sin sentirse.

Dicho nada edificante ni consolador que se aplica a varias corporaciones, singularmente religiosas, con relación a los individuos que las componen, bien del uno, bien del otro sexo.

Lo que no es conocido, mal puede ser querido.

Los actos de la voluntad tienen que recaer forzosamente sobre un objeto que se conozca de antemano, según aquel aforismo escolástico latino: Nihil volitum quin pracogniium.

En semejantesupuestose funda aquella poesía del maestro Fr. Diego González, agustiniano, inspirada en las siguientes magníficas décimas a una señora que se quejaba de que hubiese tratado a otra antes que a ella: «Si un caminante penara de sed, y junto al camino, por acaso peregrino, una fuentecilla hallara, y no siendo la más clara el agua, bebiera aquí, aunque no lejos de allí otra mejor agua hubiera, ¿extrañaras que bebiera? Pues esto me pasa a mí.

Si un infeliz naufragara, y a una tabla que encontrase gustoso la mano echase, y así la vida salvara, ¿hubiera quien lo extrañara, ni juzgara frenesí porque tal vez por allí pasar un barco pudiera que al puerto le condujera? Pues esto me pasa a mí.

Yo soy aquel caminante a quien la sed desalienta, y en amorosa tormenta soy infeliz naufragante. Ya os he dicho lo bastante en comparaciones dos; hablad, señora, por Dios, que ese silencio me abrasa; esto es lo que a mí me pasa; decid lo que os pasa a vos».

CONQUE:

Conque... —Después de muerto, que ronque.

Manera familiar de poner fin a una conversación que no se quiere seguir.

Hacer algo con su conque.

No verificarlo a humo de pajas, sino con su cuenta y razón. —Empléase también conque como sinónimo de efugio, pretexto, excusa o salida inesperada.

CONSECUENCIA:

Traer consecuencias alguna cosa.

Tener o traer resultas un hecho o suceso, o producir necesariamente otros.

CONSEJO:

Al buen consejo no se halla precio.

Pondera cuánto vale un buen consejo dado a tiempo, por las muchas desgracias que puede evitar.

Consejo de mañana y agua de tarde, no es durable.

Exhorta a pensar con madurez antes de tomar una resolución, por no exponerse a tener que mudar de consejo.

Consejo de Oldrado, pleito ganado.

Significa que el que acude a un buen abogado lleva mucha ventaja para lograr lo que desea, aludiendo a Oldrado, antiguo legista toledano de gran fama.

Dar el consejo y el vencejo.

Previene que no se ha de contribuir sólo con el consejo al remedio del prójimo, sino también con el socorro de los medios posibles.

De fuera todos sabemos y a otros damos consejo, y para nosotros mismos no lo tenemos. — V. Consejos vendo, y para mi no tengo.

Del Consejo de Estado y fraire, ¡oh qué donaire!

Quiere decir que es el máximum a que se podía aspiraren otro tiempo, si reunía las dos condiciones la misma persona.

El consejo de la mujer es poco, y el que no lo toma es loco.

Da a entender que las mujeres, por la viveza de su ingenio, suelen encontrar pronta y fácil salida en los casos difíciles, no siendo, por lo tanto, cuerdo desentenderse en toda ocasión de su parecer.

Haz consejo de amigo, huye loor de enemigo.

Indica que se siga el parecer de aquellos cuya amistad es probada, desentendiéndose, en cambio, de las alabanzas que nos prodigan los falsos amigos, por muy gratas que puedan sernos al oído.

Lo que se hace con consejo tiene buen suceso.

El éxito de las cosas depende de que se hagan con reflexión y madurez.

Ni será de consejo ni de vencejo.

Alude a las personas de quienes no se debe esperar ni razonamiento sensato ni auxilio pecuniario.

No des consejo a viejo, ni espulgues zamarro prieto.

Aconseja no ocuparse en empresas de cuyo acometimiento sólo se han de sacar tiempo y trabajo perdidos.

No desdeñes consejo, aunque seas muy sabio y viejo.

Por más experimentado que uno sea, siempre le puede convenir tomar consejo.

Nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, fue admitido.

Parece, en efecto, que la triste condición de no poseer riquezas desprovee a la persona de capacidad para aconsejar.

¿Qué consejo dará el viejo que es cada vez más pellejo?

Recomienda desconfiar de las indicaciones hechas por las personas que por su excesiva edad no tienen sus facultades muy completas.

Quien da consejo no pedido, se expone a perder el consejo y el amigo.

Encarece la conveniencia de no entremeterse en asuntos ajenos, aconsejando lo que a uno le parece, sin que se le haya pedido su opinión.

Quien da el consejo da el tostón.

Aplícase jocosamente a los que dan consejos impertinentes.

Quien no oye consejo no llega a viejo.

Recomienda oír el parecer de las personas prudentes y sensatas.

Consejos vendo, y para mí no tengo.

Zahiere al que, necesitado de que le aconsejen, se entremete a aconsejar a otros.

Los consejos son como los muertos: no se conoce lo que valen hasta que pasa su tiempo.

Es decir, hasta que se ha visto el buen resultado que dio el seguirlos.

Todos los consejos son buenos, así como probados todos los refranes.

Es refrán italiano que trae Orlando Pescetti (pág.248) en los siguientes términos: I cousigli son tutti buoni, e i proverbi son tuttiprovati. — Respecto de los refranes puede pasar como verdadera semejante proposición; pero en cuanto a los consejos, ya es harina de otro costal.

CONSERVAR:

Mayor hecho es conservar que adquirir.

Contra los pródigos, a quienes exhorta a no derrochar el dinero, mayormente si lo han adquirido a poca costa, por temor de que puedan llegar a ser en su día víctimas de la indigencia.

CONSTANCIA:

Más vale la constancia en esperar que la fortaleza en acometer.

Muchos negocios se malogran por sobra de alientos y falta de oportunidad al emprenderlos.

CONSUELO:

De donde ha de venir el consuelo, viene el duelo.

Dicese de aquellas cosas o personas que defraudan nuestras esperanzas, tornándose adversas cuando las creíamos prósperas.

Es consuelo en las desgracias hallar quien se duela de ellas.

Parece que nuestros males se aminoran cuando, declarados éstos a otra persona, son consolados por ella.

CONSTIPADO:

Constipado mal quitado, tisis refinado.

Refrán navarro que indica que si la primera enfermedad no se cura bien, degenera en la segunda citada.

CONSTITUCIÓN:

¡Constitución o muerte, muerte o Constitución!

Dilema burlesco tomado de la frase histórica de todos conocida, empleada para demostrar nuestro deseo de que ocurra alguna cosa en contra de otra.

¿Constitución, y a estas horas?

Que lo amarren al señor.

Dicho peruano en que se prorrumpe cuando alguna persona dice algo extemporáneamente.

CONTADERO:

Entrar, o salir, por contadero.

Hacerlo por paraje tan estrecho que solamente se puede pasar por él uno a uno.

CONTAR:

Como me lo contaron te lo cuento.

Fórmula empleada, para evitarse responsabilidades, después de hecha relación de una cosa de cuya veracidad no podemos o no queremos responder. Cuenta con la cuenta.

Expresión con que se advierte que se tenga especial cuidado en un asunto, amenazando con algún castigo o mal suceso.

Dar a alguno, y no que contar.

Darle una soba o paliza. ¿Qué me cuenta usted?

Úsase para manifestar a uno que nada nuevo nos dice o enseña. ¿Y a mí qué me cuenta usted?

Expresa que ningún cuidado se nos da de aquello de que se trata.

CONTENER:

Como en ello se contiene.

Frase con que se indica que lo que se ha contado lo ha sido hecho al pie de la letra, tal como se dijo, sucedió, etc.

CONTENTAR:

Al que debas contentar no procures enfadar.

Recomienda que se tenga satisfecha a la persona de quien esperamos algún beneficio o queramos ver siempre contenta con nosotros.

CONTENTO:

Nadie está contento con su estado, o con su suerte.

Explica que la naturaleza humana desea siempre más de lo que tiene.

No caber uno en si de contento.

Sentir un gran placer por alguna cosa.

Si quieres vivir contento, hazte jumento.

Porque es la mejor manera de no preocuparse de nada, y por lo tanto no tener que sufrir en el mundo.

CONTERA:

Echar la contera.

Concluir o finalizar un negocio. — Dícese también: Echar la clave. (Véase)

Temblar le a uno la contera.

Sentir mucho miedo o temor.

CONTIENDA:

En contienda, ponte rienda.

Exhorta a usar de prudencia en todo género de disputas, para no exponerse a incurrir en algún exceso al dejarse llevar de los impulsos de la ira.

CONTIGO:

Contigo me entierren.

Manera de expresar la conformidad de criterio que se tiene con una persona.

Contigo pan y cebolla.

Frase de los enamorados que prescinden al principio de todo lo necesario para la vida, con tal de poseer al objeto amado. Dicho se está que esto es romanticismo puro.

CONTRA:

Hacer la contra a uno.

Dificultar el logro de lo que quiere o desea.

Llevar la contra a uno.

Desmentirle; decir lo contrario con objeto de molestarle.

CONTRABANDISTA:

De contrabandista a ladrón no hay más que un escalón, o sólo falta un escalón.

Indica que el que comienza cometiendo una falta, está muy próximo a llegar a la comisión de un delito.

CONTRARIO:

Contrario, con contrario se cura.

Recomienda que para corregirse de una cosa se siga el método opuesto. — Es el procedimiento preconizado por la escuela médica llamada alopática, y que formulaban sus adeptos diciendo: Contraria, contrariis curantur.

CONTRIBUIR:

Por cuanto vos contribuísteis.

Frase con que se da a entender que si se ha conseguido o alcanzado alguna cosa no ha sido por benevolencia del donante, sino por haber mediado alguna dádiva, pago, favor recíproco, etc.

CONVENTO:

Para lo que hemos de estar en este convento, caguémonos dentro.

Se emplea para demostrar el poco interés que nos tómame3 por aquello que vamos a abandonar.

CONVERSACIÓN:

Ahí está oyendo la conversación.

Cuando el que está hablando mienta un objeto que se halla a corta distancia de los interlocutores, suele prorrumpir en dicha frase, con el objeto de significar que tiene a mano el comprobante de lo que alega, para satisfacción suya y de los circunstantes.

Dejar caer una cosa en la conversación.

Decirla afectando descuido, como si no se tuviese ningún interés en hablar de ella.

La mucha conversación es causa de menosprecio.

Frase proverbial con que se indica que no conviene familiarizarse demasiado con las gentes, si ha de conservar cada uno el respeto que se le debe.

Sacar la conversación.

Tocar intencionadamente algún punto con objeto de que se hable de él.

Todo eso es conversación de la Caleta. — V. Todo eso es conversación de Puerta de Tierra.

Todo eso es conversación de Puerta de Tierra.

Úsase comúnmente en Cádiz y sus contornos para significar que tal dicho carece de fundamento, que tal aserción es mentirosa o que no se cumplirá la promesa hecha, etc. — En Málaga se suele decir a igual propósito: Todo eso es conversación de la Caleta.

Todo eso es conversación y agua al pilón.

Aplícase al dicho que carece de fundamento, o se echa de ver desde luego que es mentiroso, o a la promesa que se ha dejado de cumplir.

CONVIDADO:

Como el convidado de piedra.

Estar como una estatua, mudo, quieto y grave, aludiendo a la del comendador de Calatrava, D. Gonzalo de Ulloa, en la comedia de Tirso de Molina El Burlador de Sevilla.

Un convidado convida a ciento.

Frase con que se suelen disculpar los que estando invitados a algún acto llevan en su compañía a otras personas que no han merecido igual honor.

Un convidado convida a otro. — V. Un convidado convida a ciento.

CONVIDAR:

Bueno de convidar, malo de hartar.

Las personas que no se hacen rogar cuando se les invita a alguna cosa, particularmente a comer, suelen desquitarse de la privación sufrida anteriormente.

CONVITE:

Convite con porra.

Significa que el que acepta un obsequio, siempre queda obligado a algo.

Convite de catalanes, una vez en vida y otra en muerte.

Alude a que los catalanes, por ser gente muy práctica y económica, rara vez hacen obsequios.

COPA:

Apurar la copa del dolor, o de la amargura.

Llegar al extremo de la pena, de la calamidad o del infortunio.

Apurar la copa del placer.

Tiene el significado completamente opuesto a la frase anterior, o sea, llevar el placer hasta el último grado.

Copas son triunfos.

Dicho de los aficionados a la bebida.

Irse de copas.

Expeler ventosidades.

COPETE:

Ser de alto copete.

Frase con que se denota pertenecer una familia o persona a alguna de las clases más distinguidas de la sociedad.

Tener uno copete, o mucho copete.

Ser de carácter altanero o presuntuoso.

COPLA:

El que te canta la copla, ése la nota.

Y más comúnmente se dice: ése te la sopla.

Denota que se suele atribuir la injuria al que la dice, aunque sea en nombre de otro.

Andar en coplas.

Frase con que se da a entender que es ya muy notoria y pública una cosa, y generalmente se entiende de las que son contra la estimación y fama de alguno.

Dársele a uno de una cosa lo mismo que de las coplas de Calaínos, o de don Gaiferos, o de la zarabanda.

Hacer de ella poco caso y aprecio; no importarle a uno nada.

Echar coplas a uno.

Zaherirle, hablar mal de él.

Echar coplas de repente.

Hablar con ligereza y sin reflexión alguna.

Más vale entenderse a coplas que echar mano a las manoplas.

Es preferible entenderse valiéndose de razones, a tener que apelar a vías de hecho.

No valer una persona o cosa ni las coplas, o ni la tonada, de la zarabanda.

No estimarla en nada.

COPO:

Huélgome un poco, mas hilo mi copo.

Significa que se debe aliviar el trabajo buscando el descanso a su debido tiempo.

COQUETA:

Quien ama a las coquetas pierde el tiempo y las pesetas.

Recomienda que no se deje uno seducir, ni tomar en serio el amor que finjan tenernos las mujeres que, por vanidad las más de las veces, procuran agradar a todos los hombres.

CORAJE:

¡Qué coraje! — Pues toma un borrico y echa un viaje.

Manera de burlarse de la persona que está dominada por la ira.

CORAZÓN:

Abrir el corazón a uno.

Ensancharle el ánimo; quitarle el temor.

Abrir uno su corazón. — V. Abrir su PECHO.

Adonde el corazón se inclina, el pie camina.

Indica el anhelo e insistencia con que instintivamente frecuentamos los lugares en que está nuestro afecto, o la esperanza de lograr una cosa más o menos interesante para nosotros.

Anunciadle a uno una cosa el corazón.

Presentirla; saber lo que va a ocurrir antes que suceda.

Arrancarle, o comerle, a uno el corazón.

Hacerle gastar todo cuanto tiene, despojándolo inicuamente, o causarle grave extorsión en sus intereses.

Arrancársele a uno el corazón. — Véase Arrancársele a uno el alma.

Atravesar el corazón.

Mover a lástima y compasión; penetrar de dolor a uno.

Buen corazón quebranta mala ventura.

Exhorta a no desmayar en los infortunios, porque con el ánimo se hacen más tolerables, y aun suele enmendarse o evitar la desgracia.

Cada uno juzga por su corazón el, o del, ajeno.

Dícese de las personas nobles que se dejan engañar porque, no siendo ellas capaces de hacerlo, creen que los demás tampoco han de serlo.

Clavársele a uno en el corazón alguna cosa.

Causarle o sufrir una grande aflicción o sentimiento. — No poder olvidar alguna mala o buena acción sufrida o recibida.

Corazón contento es gran talento.

Manifestarse siempre satisfecho, aun cuando interiormente no sea así, es prueba de saber vivir en sociedad.

Corazón esforzado, bolsillo exhausto, espada en mano.

Señal distintiva y característica de los güeldreses, en el reino de Holanda.

Cubrírsele a uno el corazón.

Entristecerse mucho.

Darle, o decirle, a uno el corazón alguna cosa. — V. Anunciarle a uno una cosa el corazón.

Declarar uno su corazón.

Manifestar reservadamente la intención que tiene, o el dolor o afán que padece.

De gran corazón, el sufrir, y de gran seso, el oir.

Quien soporta las penalidades con entereza, da pruebas de valentía; así como el que sabe escuchar, demuestra gran prudencia.

Dilatar, o ensanchar, el corazón.

Abrirlo a la esperanza; cobrar ánimo.

El corazón del codicioso nunca tiene reposo.

La avaricia no deja tranquilidad al que tiene la desgracia de ser dominado por tan repugnante vicio.

El corazón en Dios, y la mano en lo que se pueda. Otros dicen: y las manos como rastros.

Invectiva contra los beatos o falsos devotos que, so capa de santidad, comercian inicua y villanamente con los bienes de la Iglesia, o se entregan a excesos libidinosos.

El corazón manda en la mujer.

La sensibilidad es la herencia y dote del sexo femenino.

El corazón no es traidor, o El corazón nunca miente, o nunca se equivoca, o No hay corazón engañado.

Hay presentimientos de tal índole, que tarde o temprano acaban por realizarse.

El corazón siempre es joven. — V. Los ojos siempre son niños.

Hablar con, o llevar, el corazón en la mano.

Hacerlo con toda franqueza y sinceridad, sin ocultar nuestro pensamiento. — Obrar noblemente.

Hacer, o decir, una cosa de corazón.

Con verdad, sinceramente, con todo afecto.

Hecho malo, al corazón y al cuerpo hace daño.

Las malas acciones tanto afectan a la parte material como a la moral del individuo.

Helársele a uno el corazón.

Quedarse uno atónito, o pasmado, sin acción ni movimiento, a causa de un susto, impresión o mala noticia.

Lo que en el corazón se fragua, por la boca se desagua. — V. De la abundancia del corazón habla la lengua, o la boca.

¡Me lo decía el corazón!

Frase en que se suele prorrumpir cuando se verifica un suceso que habíamos sospechado anteriormente que iba a ocurrir.

Meterle, o ponerle, a alguno el corazón en un puño.

Apurarle, afligirle demasiado.

Meterse uno en el corazón a otro.

Manifestarle con alguna ponderación el amor o cariño que le tiene.

No cabzrl: a alguno el corazón en el pecho.

Estar tan sobresaltado por algún afecto o pasión, que no puede sosegarse. — Ser muy noble, bueno y magnánimo.

No tener corazón.

Manifestarse insensible a las desgracias ajenas. — Agregándole las frases para decir, hacer, presumir, etc., alguna cosa, expresa no tener valor o ánimo bastante para ello.

Partírsele a uno el corazón. — V. Partirle a uno el alma alguna cosa.

Poner una cosa en el corazón de uno.

Inspirarle, moverle para que haga lo que deseamos.

Quien la vido y la ve ahora, ¿cuál es el corazón que no llora?

Indica el estrago que ocasionan les años, especialmente en las personas.

Reventar el corazón en el pecho.

Hallarse muy emocionado a causa de alguna impresión sufrida, particularmente de gozo o alegría.

Sacarle a uno el corazón. — V. Sacarle a Uno los REDAÑOS.

Ser blando de corazón.

Ser una persona tan sensible, que de todo se compadece. — No tener la suficiente energía para negarse a nada.

Si el corazón fuera de acero, no le venciera el dinero.

Denota lo sumamente difícil que es a la fragilidad humana el no sucumbir a las tentaciones de la avaricia.

Tal Iiora el corazón brama, aunque la lengua calla.

Enseña la conveniencia de no explicar uno muchas veces su sentimiento.

Tener uno el corazón bien puesto. — Véase Tener el ai.

ma bien puesta.

Tener el corazón de bronce.

No conmoverse uno por muchas desdichas que vea. —No asustarse por nada; ser valiente.

Tener mucho corazón.

Tener nobleza y ardor en los sentimientos. — Ser valiente y arrojado.

Corazones arrepentidos quiere Dios.

Dícese cuando se oye censurar la conducta pasada de alguien que se ha convertido a mejor vida.

Los corazones de las mujeres dominan. — V. El corazón manda en la mujer.

CORCOVA:

Con más corcova que un cinco.

Dícese de las personas o cosas gibosas.

Moreto, en El lindo D. Diego, se expresa del siguiente modo: «... Suelen ser como espadas los maridos, que en la tienda están derechas; y comprándolas sin vicio, en el primer lance salen con más corcova que un cinco».

CORCOVADO:

Los tres corcovados de Damasco.

Se compara con ellos a los que son muy contrahechos.

CORCHO:

Andar uno como el corcho sobre el agua.

Estar siempre dispuesto a dejarse llevar de la voluntad ajena.

No ser uno de corcho.

No ser insensible.

No necesitar uno corchos para nadar.

Poder valerse por sí mismo y sin necesidad del auxilio ajeno.

CORDEL:

Hacer una cosa a hurta cordel.

Ejecutarla repentinamente y sin ser visto ni esperado. — Efectuarla a traición.

Ser cordel para la garganta de uno.

Efectuar algo que forzosamente ha de refluir en perjuicio del que lo hace.

Apretar los cordeles a uno.

Estrecharle con violencia para que haga o diga lo que no quiere decir o hacer.

CORDELEJO:

Dar cordelejo.

Chasquear a uno; ciarle zumba o cantaleta. —Incitar a una persona para que hable o diga lo que queremos saber.

CORDERILLA:

Corderilla mega, inania a su madre y a la ajena.

Enseña que con apacibilidad y agrado se vencen las dificultades y se logra lo que se desea. — V. Becerrilla mansa, a su madre y a la ajena manta.

CORDERO:

A cordero extraño no agasajes en tu rebaño.

Recomienda la inutilidad de guardar cierto género de consideraciones con las personas que no nos interesan.

El cordero manso mama a su madre y a cualquiera; el bravo, ni a la su va ni a la ajena.

Da a entender que los que son de condición apacible se hacen lugar en todas partes, y, al contrario, los que son de genio áspero y fuerte, aun de los suyos son aborrecidos.

Tan presto va el cordero como el carnero.

Enseña que no nos fiemos de los pocos años, puesto que lo mismo mueren los jóvenes que los viejos.

CORDILLA:

Tragar cordilla.

Pasar mal rato; sufrir con lo que se ve u oye, sin poder evitarlo, contestar o protestar. —También se dice: Tragar QUIXA.

CORDOBÁN:

Nunca puede el cordobán ser tafetán.

La persona mal educada jamás se conducirá como persona fina, por más que haga.

Ser más duro, o más negro, que el cordobán.

Comparación vulgar basada en esas cualidades propias de la piel curtida del macho cabrío o de la cabra.

CORDURA:

El esperar no es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperenza.

Recomienda que se huya del peligro, sin temor de que nos tachen de cobardes, cuando comprendemos que no hemos de poder vencer a aquél.

No es cordura llevar las cosas por rigor.

Aconseja la benevolencia para conseguir alguna cosa, mejor que la dureza.

Nunca es cordura el probar vidrio, espada ni mujer.

Esto es, el poner a prueba lo quebradizo de ninguna de estas cosas, por temor a que no la resistan.

CORELIA:

Corelia la bella, rica de pan y pobre de lena.

Se refiere a que esta hermosa y antigua población navarra es tan fértil en cereales como escasa en arbolado para el carboneo.

CORIFEO:

Ser el corifeo.

Dícese del que se impone a los demás, siendo seguida su opinión, secta o partido.

CORINTO:

No a todos es dado el ir a Corinto.

En tres pareceres están divididos los paremiógrafos antiguos acerca del origen de este proverbio. Opinan unos que, a causa de estar su puerto muy sembrado de peñascos, era muy ocasionado a naufragios, por lo que se resistían muchos marineros a arribar a sus costas. Sostienen otros que había en aquella ciudad un templo dedicado a la diosa Venus, en el que existían más de mil mozas que traficaban ilícitamente con sus cuerpos; y como eran tantos los pretendientes, sólo se entregaban ellas a los que mayores donativos les ofrecían. Últimamente, convienen los más en que dicho refrán es una alusión a la conducta observada por la célebre cortesana corintia llamada Lais, quien tenía tasado el goce deshonesto de sus atractivos en un precio exorbitante. Semejante circunstancia hizo decir a Demóstenes: «No compro yo tan caro un arrepentimiento»; dicho que favorece a aquel célebre orador más como parco que como continente.

CORNADA:

Cornada de ansarón, tifiarada de león.

Se aplica a los escribanos para denotar cuan perjudicial es cualquier yerro o falta de legalidad en el ejercicio de su profesión. — Dícese con alusión a la pluma de ánsar, ansarón o ganso con que antiguamente se escribía.

De cornada de ansarón libre Dios mi corazón.

Es decir, de verse envuelto en pleitos, aludiendo a la gente de curia, como se ve en el refrán anterior.

No morir uno de cornada de burro.

Rehuir exponerse a cualquier peligro, por leve o imaginativo que sea. Empléase más con el verbo en futuro.

CORNADO:

No valer un cornado.

Ser una cosa inútil o de poco precio y valor, tal como la moneda así llamada, cuya equivalencia en tiempo de Sancho IV de Castilla era de un cuarto y un maravedí, y en el de los Reyes Católicos, de la mitad.

CORNEJA:

Dijo la corneja al cuervo: Quítate allá, negro; y el cuervo a la corneja: Quitaos zvs allá, negra.

Da a entender que no se debe echar en cara a otros las faltas que nosotros mismos poseemos.

CORNUDO:

El cornudo es el postrero, o el último, que lo sabe.

Se usa cuando una persona ignora lo que le importaba saber antes que nadie.

Más vale ser cornudo sin que lo sepa ninguno, que no serlo y que lo diga todo el mundo.

La deshonra que no trasciende al dominio público es preferible a la calumnia que anda de boca en boca: ¡tan recomendable es la buena fama!

Mucho sabia el cornudo, pero más el que se los puso.

Nadie debe alabarse de su perspicacia, pues nunca falta quien sea más listo que él.

Por eso es uno cornudo, porque pueden más dos que uno.

Significa que tienen más fuerza dos personas puestas de acuerdo que una sola, por grande que sea su poder.

Tras de cornudo apaleado, y mandante bailar.

Reprende la injusticia de los que pretenden que quien recibe un mal tratamiento quede sin el disgusto natural.

CORO:

Coro por fuerza, nunca buen cristiano.

Además del sentido literal, tiene el siguiente, más extenso: no se puede formar buen concepto de la persona que desempeña su obligación con violencia o repugnancia.

En el coro muclia fiesta, y en el refectorio feria sexta. — V. Menos borla y más limosna.

Hablemos a coros y oiránnos los sordos.

Hablar alternativamente sin interrumpirse unos a otros.

CORONA:

Perdona, que no te vi la corona.

Manera burlesca de disculparse con alguna persona a quien, por ser de clase inferior y tratarse de levísima falta, no es necesario dar satisfacción, y si se hace es porque ésta se muestra indebidamente ofendida.

Por encima de la corona de la bellota.

Frase proverbial que se usa para indicar que una cosa se hará pese a quien pese, o sin que haya poder humano alguno que baste a contrarrestarla.

Si sois de corona, no quiero yo quedar descomulgado. — V. ¡Acabara usted de decir que era de misa!, o ¡Hablara yo para mañana!

Tener una corona como un plato.

Dícese familiarmente de los eclesiásticos que la llevan muy grande y bien redondeada.

CORONEL:

Llegar uno a coronel sin haber sido teniente.

Ser cornudo.

CORONILLA:

Andar, o bailar, de coronilla.

Hacer una cosa con mucho afán y diligencia, generalmente por imposición de otro.

Dar de coronilla.

Descender de posición social. — Dar con la cabeza en el suelo.

Estar hasta la coronilla.

No tener paciencia para sufrir más, por estar ya harto de una persona o cosa. — Estar agobiado de trabajo, recomendaciones, etc.

CORRAL:

Cada cual en su corral desea tener caudal.

No hay nadie que, por modesto y humilde que sea, no tenga su ambición.

Parece que procede del corral de Ceniceros.

Léese en el Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid, por D. Antonio Capmany y Montpaláu, al tratar de la de Ceniceros, lo siguiente: «Aquí hubo unos corrales donde vivían ciertas gentes que se ocupaban en ir a los antiguos hornos de Villanueva, que estaban donde hoy el Pósito, y los limpiaban, ayudando también a otras operaciones mecánicas, y éstos en carretillas recogían la ceniza llevándola a depositar a aquellos corrales, donde, luego que reunían gran porción, la bajaban a los lavaderos, vendiéndola para las lejías o coladas. Se cuenta que cuando la Inquisición celebraba autillo, que estas gentes mencionadas iban también con sus espuertas a recoger la ceniza de las hogueras, a las que no se les permitía acercarse hasta que se habían aventado las de los ejecutados. Los que se ocupaban en esto eran mirados con desprecio por la sociedad, y así, para denigrar a cualquier persona, se decía: Parece que procede del corral de Ceniceros. Y de aquí el nombre dado a la calle, aunque en la rotulación moderna se lee de Cenicero, que parece tenga hoy este nombre por la acción dada durante la guerra civil en la minoría de la reina D. a Isabel II».

Parecer un corral de vacas.

Dícese de todo lugar amplio, desmantelado y sucio, así como de los aposentos mal amueblados y revueltos. — En lugar de vacas se suele decir también ovejas.

Hacer corrales. — V. Hacer novillos.

CORREA:

Besar uno la correa.

Humillarse por fuerza a aquel a quien por voluntad no quería antes sujetarse.

Tener correa.

Aguantar zumbas, bromas o charcas sin mostrar enojo, siguiéndolas como si fuesen de nuestro agrado. — Resistir el trabajo corporal.

CORREDOR:

Ser uno corredor de oreja.

Dícese de la persona chismosa que trae y lleva cuentos de una parte a otra. — También suele significar tanto como alcahuete.

CORREGIDOR:

Se parece al corregidor de Almagro.

Dícese de aquellas personas que se afanan más de lo regular por el resultado de negocios que en manera alguna les importan; pues, según cuenta la tradición con referencia al héroe que ha dado margen a la creación de esta frase proverbial, se murió de pesadumbre por haberle sacado demasiado corto un chaleco a un vecino suyo. Otros dicen que unos calzones cortos de tiro.

CORREHUELA:

El juego de la correhuela, cátate dentro y cátate fuera.

Se dice por los que son inconstantes y mudables.

CORRENCIA:

Estar de correncia.

Tener el vientre suelto, con diarrea, bien por haberse purgado o por causa natural.

CORREO:

Ser correo de malas nuevas.

Aplícase a la persona que se complace en anticipar las noticias desagradables.

CORRER:

El mucho correr suele venir a parar en parar.

Dícese de los que toman con mucho entusiasmo una obra, siendo los que primero se cansan de ella. — Aplicación de este refrán es la fábula de Iriarte que lleva por título El caminante y la mula de alquiler.

El que no corre, vuela.

Da a entender el disimulo con que obra alguno, afectando descuido o indiferencia, al mismo tiempo que solicita las cosas con más insistencia.

El que no la corre de joven la corre de viejo.

Siendo la naturaleza del hombre inclinada a francachelas, amoríos, etc. (salvo honrosas excepciones), no deja de estar justificado que el que por circunstancias especiales no se haya divertido a una edad, lo haga a otra. Las palabras joven y viejo se substituyen a veces por las de soltero y casado, respectivamente.

Lo mismo me da correr que sallar.

Aplícase a los que les es indiferente aplicar un medio u otro, con tal de conseguir lo que desean.

CORRIDA:

Corrida de caballo y parada de borrico.

Se dice del que empieza una cosa con garbo y luego la echa a perder.

Tener que ver más que una corrida de toros.

Aplícase augurando algún acontecimiento, por lo general cómico.

CORRIENTE:

Andar, o estar, corriente.

Tener el vientre suelto.

Corriente y moliente.

Expresión que se aplica a las cosas llanas, usuales y cumplidas.

Dejarse llevar de la corriente. — V. Irse con, o tras, la corriente.

Estar al corriente de una cosa.

Hallarse perfectamente enterado de ella.

Ir contra la corriente. — V. Navegar contra corriente, o contra la corriente.

Irse con, o tras, la corriente.

Seguir la opinión de los más, sin examinarla Navegar contra corrieute, o contra la corriente.

Pugnar contra el común sentir o la costumbre, o esforzarse por lograr una cosa, luchando con graves dificultades o inconvenientes.

Poner a uno al corriente de una cosa.

Enterarle de ella. — Usado el verbo en forma reflexiva, vale tanto como enterarse, comprender o hacerse cargo del asunto de que se trata.

Seguir la corriente. — V. Irse con, o tras, la corriente.

CORRÍN:

Señor Corrín que corriendo va, que siempre corriendo y nunca hace na (nada).

Aplícase a las personas que se mueven y agitan mucho y llegan siempre tarde a todas partes. — Es lo que vulgarmente se llama un bullebulle.

CORRO:

Bailo bien y echáisme del corro.

Advierte que, por lo regular, los que deben ser más atendidos son despreciados del vulgo.

Dos en el corro nos entendemos.

Significa que cuando decimos alguna cosa velada, aunque los demás no la comprendan, la persona a quien va dirigida la alusión se ha dado ya cuenta de ella, que era lo que pretendíamos.

Echar en corro.

Decir una cosa en público para ver el efecto que hace.

Escupir en corro.

Introducirse en la conversación.

Hacer corro aparte.

Formar o seguir otro dictamen o partido, separándose del de los demás. — La palabra corro se substituye a veces por rancho, y el verbo hacer por el verbo formar.

CORSARIO:

De corsario a corsario no hay ganancia sino de muchas puñadas. — V. De cosario a cosario no se pierden sino los barriles.

CORTADILLO:

Echar cortadillos.

Hablar con afectación. — Beber vasos de vino.

CORTADOR:

No hay cortador sin dogo ni libro que no tenga prólogo.

Advierte que todas las cosas suelen tener su complemento.

CORTAPICOS:

Cortapicos y callares.

Expresión jocosa que se suele dirigir a uno, con especialidad si es niño, cuando habla o pregunta cosas inconvenientes o que no le importa saber.

CORTAR:

Corta mucho y largo y no te verás amargo.

Úsase entre sastres y modistas para dar a entender que la prenda que ha salido holgada tiene compostura, no sucediendo así con la que resulta corta o estrecha.

Cortar un vestido, o un sayo, a uno.

Murmurar, satirizar, criticar o hablar mal de él.

CORTE:

¿Es la corte o pesan vaca?

Dícese cuando se junta en un paraje mucha gente sin gran motivo o fundamento. —Tuvo origen de las aldeas, en donde cuando se mata un buey, cosa que raras veces acontece en aquellas localidades, todos acuden a comprar carne, reuniéndose el vecindario en el sitio en que está de venta.

Hacer la corte.

Concurrir a palacio o a la casa de un superior o magnate en muestra de obsequioso respeto y en espera de algún beneficio. — Procurar por todos los medios y obsequios posibles captarse el amor de una mujer.

Hacer un corte de mangas a uno.

Acción no admitida entre personas cultas, que consiste en darse un golpe con la mano izquierda en la sangría del brazo derecho, al mismo tiempo que se levanta el antebrazo y se encogen cuatro dedos, dejando sólo extendido el de corazón. — Equivale a mandar enhoramala a uno..., o algo peor.

Ir a la corte y no ver al rey.

Desaprovechar la ocasión propicia para conseguir alguna cosa.

La corte no es para Carlos tu encogido.

Indica que las personas modestas, prudentes y poco atrevidas no pueden medrar en los regios palacios.

O corte o cortijo. — V. O herrar o quitar el BANCO.

CORTÉS:

No quita lo cortés a lo valiente.

El ser enemigo de una persona no justifica que se la trate con falta de educación.

CORTESÍA:

Cortesía de boca, mucho vale y poco costa.

Las frases halagadoras son siempre muy agradecidas por el que las recibe, granjeándonos su simpatía, y cuesta, en cambio, muy poco trabajo el decirlas.

El creer es cortesía.

En sociedad es una prueba de educación el fingir que creemos todo lo que se nos dice, aun cuando nos conste que es precisamente lo contrario. Lo gracioso del caso es que la mayor parte de las veces el engañador sabe que no nos engaña; pero se muestra agradecido sólo con que finjamos que lo creemos. ¡Oh sociedad!

Estragar la cortesía.

Dícese del que no contento con los beneficios que ha recibido de una persona, le hace repetidas instancias para nuevos aumentos y gracias, molestándola a todas horas.

La cortesía es de quien la da, y no de quien la recibe.

La persona de buena educación siempre será considerada como tal, aunque aquel con quien trata ni sea digno de cortesía ni sepa agradecerla.

La cortesía es señora del inundo.

Quien quiera captarse la voluntad de todos, tiene que ser atento y comedido, así en sus acciones como en sus palabras.

La cortesía no está reñida con nadie.

La corrección debe emplearse con todos, sea cualquiera la clase social a que pertenezcan.

Cortesías engendran cortesías.

Enseña que debemos corresponder con la misma urbanidad con que se nos trata.

En las cortesías, antes se ha de pecar por carta de más que de menos.

Indica que es más conveniente excederse en dar muestras de educación, que no dar lugar a que se nos tache de groseros.

En las cortesías jumentiles y asninas se ha de ir con el compás en la mano.

Advierte que se desconfíe de los que por carencia de educación dicen o hacen una barbaridad, creyendo hacernos un agasajo.

CORTIJO:

Alborotar el cortijo.

Alterar, turbar con palabras o acciones una compañía o concurrencia de personas. — Excitar los ánimos por algún motivo de gusto a una función o festejo. — Dícese también: Alborotar el COTARRO.

Esto lo dijo... — Uno que estaba arando en un cortijo.

Interrupción empleada para evitar que se diga o descubra imprudentemente el nombre de una persona que no conviene, o no queremos, que se sepa.

Quien dijo cortijo, todo lo dijo.

Refiérese a que tanto en éstos como en posadas, ventas y mesones solían verse toda clase de escenas, y no muy edificantes, por cierto.

CORTINA:

Correr la cortina.

Descubrir lo oculto o difícil de entenderse. —Pasar en silencio, no hablar de alguna cosa intencionadamente. —A este propósito se suele decir: Corramos un VELO.

Apurar las cortinas.

Beberse lo que queda en los vasos, generalmente de vino, que han dejado los demás.

Dormir a cortinas verdes.

Dormir en el campo, aludiendo al verdor de los árboles y las hierbas.

CORTO:

Ni corto, o ni manco, ni perezoso.

Aplícase al que hace atrevidamente alguna cosa sin consultar con nadie ni pararse en barras.

CORVEJÓN:

Meterla hasta el corvejón.

Decir alguna barbaridad. — Hacer algo equivocadamente, por lo cual se le moteja a uno de animal o caballerí.:, pues fácilmente se comprende que en la frase va sobrentendida la voz pata.

CORVILLA:

En la corvilla de enero, San Antón es el primero.

Indica que de la segunda mitad de este mes, San Antonio Abad (día 17) es el santo que primero se venera.

CORZO:

Ligero como un corzo.

Aplícase a las personas que corren mucho, por ser ésta una de las cualidades características del rumiante objeto de la comparación.

COSA:

A veces, cosa chica hace muy gran despecho. — V. De pequeña centella gran de hoguera.

Cada cosa ama su semejante.

Demuestra la simpatía que cada uno siente siempre por sus iguales.

Cada cosa en su tiempo y los nabos en Adviento.

Indica que la cualidad más recomendable para todos los actos de la vida es la oportunidad.

Cada cosa para su cosa.

Da a entender que las cosas se deben aplicar a sus destinos naturales.

Cada cosa tiene su premio.

Recuerda que no hay acción en el mundo que, tarde o temprano, no halle su recompensa.

Como quien hace otra cosa, o tal cosa no hace.

Denota que uno ejecuta algo con disimulo, de forma que no lo comprendan los demás.

Como quien no quiere la cosa.

Afectando indiferencia u obrando con el mayor disimulo.

Como si tal cosa.

Como si nada hubiera pasado o sucedido.

Cosa cumplida, sólo en la otra vida.

Enseña lo caducas, perecederas e instables que son todas las cosas de este mundo, por grande que sea la felicidad que aparentan. — La Academia dio cabida a este refrán por primera vez en la undécima edición de su Diccionario (que ya era tiempo), pero con tal desgracia que lo redactó escribiendo: Casa cumplida, en la otra vida, y colocándolo, naturalmente, en el artículo Casa. Semejante yerro lo subsanó en la edición posterior.

Cosa mala nunca muere.

Da a entender el sentimiento que se tiene de ver perecer las cosas buenas, y en cambio permanecer las malas. Aplícase a personas y animales indistintamente, diciéndose también: Bicho malo nunca muere.

Cosa que no se venda, nadie la siembra.

Aconseja que no nos preocupemos más que de las cosas provechosas.

Cualquier cosa es chorizos, o longanizas, con huevos.

Réplica a una contestación en que evasivamente se nos ofrece o dice: Cualquier cosa.

El que no duda no sabe cosa alguna.

Advierte cuánto perjudica a la averiguación de la verdad la facilidad en creer y la precipitación y falta de examen.

En cosa alguna, pensar muchas y hacer una.

Es conveniente, cuando se trata de dar algún paso, discurrir todos los medios para llevarlo a efecto; pero después de meditarlo detenidamente, decidirse por uno y efectuarlo.

La cosa marcha.

Frase que se emplea para indicar que un asunto va bien.

La cosa no tiene, o no trae, o no lleva, malicia.

Manera de llamar la atención sobre aquello que hemos dicho, al parecer, de un modo inocente.

Afanday descuida; no se hará cosa ninguna.

Indica cuan necesaria es la vigilancia en los que mandan para que se cumpla lo ordenado.

No hacer cosa a derechas.

No llevar a cabo nada con concierto; errarlo todo.

No hay cosa escondida que a cabo de tiempo no sea bien sabida. — V. Todo se sabe, hasta lo de la callejuela.

No hay cosa más buena que estarse uno en su celda.

Aconseja que debe uno evitar el mezclarse en los asuntos o negocios de los demás.

No hay cosa partida con capones y longanizas.

Expresa ser propio de la humana naturaleza el no gustar de compartir con los demás de aquello que les satisface, reservándolo para su goce particular.

No hay cosa segura en esta vida.

Manifiesta lo inestable que es todo lo terreno.

No hay peor cosa que confesa necia. — V. El mayor mal de los males es tratar con animales.

No ponerse cosa por delante.

Atropellar por todos los inconvenientes que se presenten, sin reparar en ninguno.

No quedarle a uno otra cosa.

Frase con que se asegura la certeza de lo que se dice.

No ser cosa del otro mundo, o drl otro jueves.

Manera de afirmar que aquello de que se trata no es nada extraño, ni se sale de la esfera de lo usual y corriente.

Otra cosa es con guitarra, o con sotana.

Locución figurada y familiar con que se denota que en circunstancias distintas a las en que nos encontramos, se obraría de diversa manera.

Quien desalaba la cosa, ése la compra. — V. Quien dice mal de la pera, ése se la lleva.

Tal vez hay que se busca una cosa y se halla otra. — V. Donde menos se piensa, salta la liebre.

Una cosa es el cetro, y otra el plectro.

Enseña la modestia, respeto y veneración con que deben tratar maestros y consejeros a sus soberanos.

Una cosa es la amistad, y el negocio es otra cosa.

Es un axioma verdaderamente comercial, pues por grande que sea la amistad existente entre el comprador y el vendedor, no suele éste sacrificar sus intereses al cariño.

Corran las cosas como corrieren.

Frase con que se da a entender que no causa inquietud ni preocupa lo que sucede.

Cosas que van y vienen.

Úsase familiarmente para consolar a uno en lo que padece o le sucede, aludiendo a la inestabilidad de todo lo humano.

El que anda con las cosas es el que las rompe.

Excusa que alega aquel que ha roto o descompuesto un objeto que trae entre manos todos los días; porque es claro que quien no lo maneja con frecuencia no se expone a destrozarlo o inutilizarlo.

Las cosas agradan en buen medio y fastidian con exceso.

Indica que por muy bueno que sea algo no debe abusarse de ello, pues llega a molestar o hastiar.

Las cosas claras las bendice Dios. — Véase Las cosas, claras, y el chocolate, espeso.

Las cosas, claras, y el chocolate, espeso.

Manera de indicar que se hable sin subterfugios, ambages ni rodeos, a fin de que todo el mundo lo entienda.

Las cosas, en caliente. — V. El llanto, sobre el difunto.

Ni por una de estas nueve cosas.

Manera de negarse a hacer lo que se pide, aludiendo al Catecismo del P. Ripalda, donde se lee: «El pecado venial se perdona por una de estas nueve COSAS..».

Oír, ver y callar, recias cosas son de obrar.

Enseña el cuidado que se debe poner en estas tres cosas, por ser difíciles de ejecutar.

Quien las cosas mucho apura, no tiene vida segura.

Enseña que se debe evitar la demasiada curiosidad en averiguar las cosas ajenas, por las malas consecuencias que puede traer.

Tres cosas demando, si Dios me las diese: la tela, el telar y la que la teje.

Reprende a los ambiciosos que con nada se contentan.

Tres cosas echan de su casa al hombre: humo, gotera y mujer vocinglera.

Explica lo incómodas que son estas tres circunstancias en una casa.

Tres cosas hacen al hombre medrar: ciencia, mar y casa real.

Aconseja que para adelantar los hombres es menester tomar carrera, siendo las más seguras y a propósito las indicadas en el refrán.

COSARIO:

Diccionario de refranes, adagios, proverbios […] de la lengua castellana
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