Ir de parranda.
De diversión; de juerga.
PARTE:
A cada parte hay tres leguas de mal camino.
Indica que para conseguir todas las cosas es preciso llevarse malos ratos, siendo inútil pensar que se pueden alcanzar sin molestia.
¡A la parte, para mí solo!
Dicho en que prorrumpen los muchachos cuando se echan a buscar por el suelo algo que se ha perdido.
Echar a mala parte.
Entender desfavorablemente o atribuir a mal fin las acciones ajenas. — Interpretar o usar una palabra o frase en concepto desfavorable como contraria a la razón, a la justicia, a la urbanidad o la decencia.
El que reparte toma la mejor parte.
El que hace particiones, procura siempre quedarse con el mejor lote.
Entrarse por alguna parte como por su casa. — V. Entrarse como trasquilado por iglesia.
Irse por alguna parte como por viña vendimiada. — V. Entrarse como trasquilado por iglesia.
No ser parte de la oración.
Estar uno enteramente excluido de una dependencia, o no venir una cosa al propósito de lo que se va tratando.
No tener parte ni arte. — V. No ser, o no tener, arte ni parte en alguna cosa.
Quien da parte de sus cohechos, de sus tuertos hace derechos.
Refrán que denota que el que regala o soborna, suele lograr sus pretensiones, aunque no sean justas.
Quien desparte, lleva la peor parte.
Advierte a los mediadores la prudencia con que deben obrar.
Saber de buena parte una cosa. — V. Saber de buena tinta una cosa.
Salva sea la parte.
Úsase familiarmente cuando uno señala en su mismo cuerpo la parte en que aconteció a otra persona lo que se está refiriendo.
Todo es parte de la oración.
Dícese de aquello que, por su importancia relativa, contribuye a formar parte integrante de determinada totalidad, por cuyo motivo no debe ser desechado. Alude a las palabras consideradas gramaticalmente como partes de la oración o elementos constitutivos del discurso.
A partes contentas, no hay juez querelloso.
Cuando las personas a quienes había de molestar alguna cosa no se quejan de ella, es inútil que se preocupen los demás.
En todas partes cuecen habas, y en mi casa, a calderadas.
Advierte que las flaquezas humanas no son exclusivas de ningún país o lugar.
En todas partes tiene cada semana su martes. — V. En todas partes cuecen habas.
Es mal juzgar sin oír las partes. — Véase Para sentenciar un pleito hay que oír ambas partes.
Nunca segundas partes fueron buenas.
El repetir lo que otro ha hecho ya no tiene mérito.
Por todas partes se va a Roma. — V. Muchos caminos, o todos los caminos, van a mi casa.
PARTEPÁN:
Partepán no entra en el cielo.
Dicho jocoso dirigido a los encargados de hacer algún reparto, por aquello de que «Aquel que parte y reparte, si en el partir tiene tino, siempre lleva de contino para sí la mayor parte».
PARTIDA:
Comerse, o jamarse, u olerse y o tragarse, uno la partida.
Dar por seguro la realización de una cosa (por lo regular desfavorable), fundándose para ello en antecedentes que así lo hacen sospechar.
Jamar es vocablo del dialecto gitano, que significa comer, y cuya composición estriba en la transposición, aunque incompleta, de las letras que forman el verbo italiano mangiare.
Hacer una cosa por partida doble.
Ejecutarla dos veces.
Irse comiendo, o jamando, o tragando, uno la partida.
Irse enganchando las faldas en los talones y despidiéndolas sucesivamente al andar las mujeres, o la sotana los clérigos, por causa de llevar algo estrechas dichas prendas. — Dícese también a este propósito: Irse comiendo, etc., el ARROZ.
Partida de Tesalia. — V. Partida serrana.
Partida serrana.
Ejecutar un acto traicionero. — Comportarse de manera injusta y desleal.
Andar uno las siete partidas.
Andar mucho y por muchas partes.
PARTIDARIO:
Ser uno partidario del doctor Sangredo.
Ser aficionado a la evacuación más o menos frecuente de sangre por medio de la lanceta. Alude a ese personaje que figura en la novela Gil Blas de Sanlillana, como tipo de los muchos médicos que había en España en el siglo xvu, aferrados al sistema erróneo de que la sangría viene a ser una especie de panacea o sanalotodo.
PARTIDO:
Darse uno a partido.
Ceder de su empeño u opinión.
PARTE:
Al que no parte, partirlo.
Expresa la poca consideración que se debe guardar con aquel que no reparte con otro lo que ha adquirido, yendo o debiendo ir a medias.
PARTO:
¡Bendito sea el parto, que tan feliz fue!
Exclamación usada para demostrar el asombro que produce en uno el ver u oír algo raro o extraordinario, sobre todo si es disparatado.
Parto largo, hija al cabo. — V. Tras de tarde, parir hija.
Poner a uno al parto. — V. Poner a uno a PARIR.
Ser una cosa el parto de los montes.
Se aplica a cualquier resultado fútil y ridículo cuando se estaba en espectativa de uno_ grande y considerable, según los proyectos y antecedentes que obraban para esperarlo así. Alude a la fábula en que se refiere, que, hallándose cierto día un monte con dolores de parto, lo que vino a dar a luz, después de mil alaridos y estremecimientos, fue un ratoncillo.
Tarda más que el parto de la burra.
Aplícase a las personas que emplean mucho tiempo en hacer una cosa.
Venir una cosa con parto derecho.
Presentarse favorablemente para su ejecución o desenlace.
Venir el parto revesado.
No presentarse las cosas tan favorables para nuestros designios cual deseáramos.
PARVA:
En no saliéndose de la parva, todo es trillar.
Da a entender que todo discurso es bueno mientras no se aparte del asunto que se había propuesto el orador.
Esiierca y escarda, y cogerás buena parva.
Cuando se ponen los medios convenientes, fácilmente se logra el fin deseado.
No hay parva sin granzas.
No hay persona, o cosa, por excelente que sea, que no tenga alguna falta.
Salirse uno de la parva.
Apartarse del intento o del asunto.
PASA:
El que no pasa por la calle de la Pasa, no se casa.
Dícese en Madrid, aludiendo a que la Vicaría eclesiástica tiene sus oficinas en dicha calle, y, por lo tanto, a ellas hay que acudir para entablar las actuaciones matrimoniales.
Esta calle — dice Capmany — «se denominó de la Pasa por la costumbre que allí se estableció de repartir diariamente a los pobres un puñado de pasas de limosna, por una puerta pequeña que había a espaldas del palacio arzobispal, en tiempos del serenísimo señor infante cardenal D. Luis Antonio Jaime..». El cardenal Borbón renunció la mitra toledana y el estado eclesiástico en el año de 1754 para casarse poco después.
Parecer una pasa.
Se aplica a la persona anciana cuyo cutis está muy arrugado, como sucede a la uva después de seca.
PASADA:
Jugar una mala pasada.
Portarse mal con una persona; hacerle una jugarreta.
PASAPORTE:
Darle a uno pasaporte.
Despedirle; privarle del cargo que desempeñaba.
Darle a uno pasaporte para el otro barrio.
Matarle; quitarle la vida en cualquier forma que sea.
PASAR:
Aquí me veas bien pasar, que allá no me verás mal penar.
Refrán impío, con el cual se da a entender lo poco que nos importa el gozar o no de la gloria eterna, con tal de vivir a gusto en el mundo.
Aquí no ha pasado nada.
Signifícase la solución favorable que se da a alguna cuestión ruidosa, contra lo que se debía esperar por tal concepto, aludiendo a lo que se verifica frecuentemente entre matones, cuyas pendencias suelen terminar por quedar amigos. Así es que, cuando, por ejemplo, después de haberse cometido graves tropelías, comúnmente en las altas esferas sociales, y amenazádose con que los tribunales de Justicia cumplirán con su deber, resultan absueltos los culpables, cuando no premiados y condecorados por añadidura, se suele decir que Aquí no ha tasado nada.
El parto de los montes, Aquí toda es gente honrada, mas mi capa no parece y La telaraña suelta el rato, y la mosca apaña, son comedias que, por desgracia, vienen representándose en nuestro suelo de algunos años a la fecha con más frecuencia de lo que fuera de desear.
Es preciso pasar por lo que nadie puede excusar. — V. Lo que se usa, no se excusa.
Lo pasado, pasado.
Expresión con que se pretende que se olviden o perdonen los motivos de queja o enojo, como si no los hubiera habido.
Lo pasado, sea pasado. — V. Lo pasado, PASADO.
Lo que pasó no sirvió. — V. Lo pasado, pasado.
No me veas mal pasar, que no me verás pelear. — V. Aquí me veas bien pasar, que allá no me verás mal penar.
Pasó pudiste, vino querrás; entonces no quisiste, ahora no podrás.
Exhorta a aprovechar la ocasión cuando se ofrece, porque no siempre que se la busca se la encuentra.
Por donde pasa, moja.
Dícese de la bebida, en general de los vinos, para excusar el que no sean éstos de primera calidad.
Tan malo, o tanto, es pasarse como no llegar.
Recomienda el término medio para todo, sin usar exageraciones.
Ya pasó solía, y vino tan buen tiempo, que se dice: «pesa,y paga». — V. Cada tiempo tiene sus costumbres.
Volver a lo pasado, como el perro a lo bosado.
Indica que siempre se torna a lo antiguo, como ley histórica.
PASATIEMPO:
No hay pasatiempos que valgan, si son con daño de tercero.
Todo lo que puede causar perjuicio a otro no debe considerarse como diversión.
PASCUA:
¿Cuándo no es Pascua?
Expresión usada cuando se ve u oye una cosa, generalmente enojosa, que se repite con mucha frecuencia.
De Pascua a San Andrés, tres semanas y días tres.
Refrán que expresa los días que van desde el del santo apóstol de ese nombre (30 de noviembre) hasta la Pascua de Navidad (25 de diciembre).
En lloviendo la Pascua, llueve Carnestolendas y Semana Santa.
Preocupación popular, sin base alguna, pero que no deja de realizarse en ocasiones, por caer las tres festividades citadas en estaciones similares.
Estar uno como una pascua, o hecho unas pascuas.
Estar alegre y regocijado.
Hacer pascua.
Empezar a comer carne en la Cuaresma.
Hacer Pascua antes de Ramos.
Adelantarse, imprudentemente, en la ejecución de una cosa, por no haber llegado ésta a alcanzar su punto de sazón o madurez.
Hacerle a uno la pascua.
Fastidiarle, molestarle o causarle algún daño o perjuicio.
Mala pascua le dé Dios.
Imprecación usada contra la persona por quien sentimos enemistad.
Mala pascua me dé Dios, y sea la primera que viniere.
Fórmula de juramento empleada para aseverar algo.
Más alegre que una pascua de flores. — V. Estar uno como una pascua.
Pascua de antruejo, pascua bona: cuanto sobra a mi señora, tatito dona. Pascua de flores, pascua mala: cuanto sobra a mi señora, tatito guarda.
Contra los que sólo dan las cosas cuando no les pueden servir.
Pascua marzal, hambre o mortandad, o Pascua marzal, mucho bien o mucho mal, o Pascua por marzal, hambre a mortandad.
Cuando la Pascua cae en el mes de marzo, anuncia una de las cosas indicadas, al decir del vulgo.
Si en Pascua mucho llueve, póngase el labrador alegre.
La abundancia de lluvia en la citada fecha es muy provechosa para los campos.
De Pascuas a Ramos. — V. De tarde en TARDE.
Estar como unas pascuas.
Hallarse muy contento, alegre y placentero.
PASCUALA:
Tal para cual, Pascuala con Pascual. — V. Tal para cual.
PASEANTE:
Ser uno paseante en corte.
No tener ocupación alguna; andar vagando, ser un azotacalles.
PASEO:
Echar, o enviar, o mandar a pasear, o a paseo, a uno.
No hacer uno caso de lo que otro dice o pretende, tratándolo con desprecio, o despidiéndolo con malos modos.
Paseo en verano, del codo a la mano.
Aconseja que no sean muy largos los paseos que se emprenden en dicha estación, porque el sudor excesivo desgasta las fuerzas vitales.
PASIÓN:
Con pasión no hay quien tenga seso.
Cuando el ánimo se halla embargado por un afecto, sea de la clase que sea. no es fácil conseguir que la razón obre sensatamente.
Pasión no quita conocimiento.
Frase proverbial que suele emplearse cuando se confiesan los defectos o faltas de alguna persona querida.
Sólo se vence la pasión amorosa con huirla. — V. Ausencias causan olvido.
El que sabe reprimir sus pasiones, evita muchas desazones.
Los excesos pasionales suelen ocasionar no pequeños disgustos al que no tiene fuerzas para vencerlos.
PASMAROTE:
Parecer, o ser, un pasmarote.
Equivale a ser tonto, quedándose parado en un sitio.
PASO:
A este paso, el día, o la vida, es un soplo.
Se reprende al que gasta sin reparo ni moderación. Dícese también, en sentido irónico, cuando se dilata mucho el fin o la realización de lo que se desea ver acabado o conseguido.
Al mal paso, darse prisa.
En las situaciones difíciles conviene emplear la mayor diligencia posible para salir de ellas cuanto antes. Dícese también: El mal camino, andarlo pronto.
«¿Y cuándo se determina la boda? —Luego que esté ajustada la de usía.
—Pues será breve. — Sí, hermano; al mal paso darse prisa; porque estar enamorada y soltera, es la fatiga mayor, y cada momento pierdo diez años de vida». (González del Castillo, Los Caballeros desairados.)
Andar a paso de tortuga, o Andar más despacio que una tortuga, o Ser mas pesado que una tortuga.
Andar con suma lentitud.
Cada paso es un gazapo, o un tropiezo.
Alude a las repetidas faltas que uno comete en el desempeño de su cargo.
Dar un paso más sobre uno, o una cosa.
Aumentar algo sobre lo anteriormente hecho o dicho. — V. Echarle la pata a uno.
De paso, me alargo.
Dícese jocosamente por los que saliendo a la calle a hacer una diligencia, prolongan su salida más de lo conveniente, so pretexto de evacuar otra u otras que, según dicen, no se hallan distantes del punto primordial a que se dirigen.
El primer paso es el que cuesta.
La mayor dificultad de las cosas estriba en principiarlas.
Hacer el paso de la Cruz.
Dar una caída.
Hacer el paso de la Oración del Huerto.
Estar rendido por el sueño, como ocurrió a los apóstoles al acompañar a Jesús al Huerto de las Olivas.
No hay paso perdido si se da con buena intención.
Lo que se hace de buena fe suele obtener su recompensa.
No salir uno de su paso.
No variar de la costumbre que tiene establecida en su modo de obrar, o no cejar en el plan que se ha trazado y propuesto seguir.
Por el paso en que estoy, o en que me hallo.
Frase, a modo de juramento, con que asegura uno ser verdad lo que dice, poniendo por testigo el trance apurado en que se encuentra. Úsase más frecuentemente con relación a la hora de la muerte, como ocasión la más propicia para no disfrazar la verdad.
Sacar de su paso a uno.
Hacerle obrar fuera de su costumbre u orden regular.
Salir uno del paso.
Quitarse de encima el compromiso o apuro que le aqueja.
¡Vaya un paso! — Y pasaba Judas.
Se dice cuando entre dos o más personas se representa una escena que se presta al ridículo.
Después de comer, dormir; tras de cenar, pasos mil. — W.
La comida, reposada, y la cena, paseada.
Trabajar y no comer son pasos de la muerte.
Denota que para que el cuerpo pueda resistir el trabajo, es necesario que reciba la suficiente alimentación.
PASTA:
Ser de buena pasta, o estar hecho de pasta de almendra.
Se aplica a la persona de condición afable, bondadosa y pacífica, así como ala que es quejumbrosa o nimiamente delicada. —También se dice algunas veces de las cosas que tienen poca consistencia.
PASTEL:
Descubrirse el pastel.
Hacerse pública y manifiesta una cosa que se procura ocultar o disimular con cautela.
Los pasteles del Patriarca.
Este refrán proviene de que el beato Juan de Rivera, obispo de Badajoz, arzobispo de Valencia, virrey y capitán general de la misma, y patriarca de Antioquía, cuando veía que algún pobre menestral tenía alguna enfermedad, o que, afanándose en su oficio, no podía salir de mucha pobreza, mandaba hacer un pastel, y colocando dentro la cantidad de dinero que juzgaba suficiente para sacar de apuros al artesano, se lo enviaba, y esto mismo lo repetía, si creía necesario, varias veces, como sucedió con un carpintero y con un zapatero.
PASTELERO:
Pastelero, a tus pasteles. — V. Zapatero, a tus zapatos.
PASTILLA:
Gastar uno pastillas de boca.
Hablar melifluamente y ofrecer mucho, cumpliendo poco o nada.
PASTOR:
Aballa pastor, las espaldas al sol.
Las espaldas entiende del ganado ovejuno, que es flaco de cabeza, y empéceles el sol si les da en la cabeza, como escriben los autores de Re rustica.
El buen pastor da la vida por sus ovejas.
Las personas de buen corazón se interesan por sus subordinados, sacrificándose por ellos.
El pastor dormido, y el ganado en el trigo.
El que tiene a su cargo alguna cosa no debe descuidarla.
Es pastor muy descuidado el que no siente el lobo en su ganado. — V. El pastor dormido, y el ganado en el trigo.
Heriré al pastor, y se descarriarán las ovejas. — V. Destruyamos el nido para que no vuelvan los pájaros.
Si el pastor se duerme, la ovejilla se pierde.
El descuidar las obligaciones es causa, a veces, de muchos males.
Riñen los pastores, y se descubren los quesos.
Cuando dos personas regañan salen a relucir todas las faltas que estaban encubiertas.
PATA:
Ala pata la llana, o A la pata llana, o A pata llana.
Lisa y llanamente, sin etiquetas, ceremonias ni cumplimientos.
Atarle la pata al diablo.
Evitar que se cometa una mala acción.
Buena pata y buena oreja es señal de buena bestia.
El poseer pies y orejas grandes suele ser señal de asemejarse a las caballerías; así, por lo menos, lo da a entender burlescamente este refrán.
Echarle la pata a uno.
Aventajarle, excederle, sobrepujarle, serle superior en algo.
Como quiera que esta fórmula es harto familiar, en el estilo serio se subroga por la de Dar un paso más. (Véase)
Enseñar uno la, o su, pata. — V. Descubrir, o enseñar, uno la oreja.
Más duro, o más tieso, que la pata de Perico.
Se aplica a todo objeto que se halla en gran tensión. Parece aludir a la pierna de palo que por estar cojo llevara alguno que se llamara Pedro o Perico, de donde se formó dicho proverbio.
Meter la pata hasta el corvejón, o hasta el cuadril.
Cometer una grave imprudencia o decir o hacer una cosa muy inconveniente.
Meter uno la pata.
Decir o hacer algún despropósito o inconveniencia.
Meter la pata es frase ofensiva para los hijos de Sestrica (Aragón), y tanto, que no se les podría dirigir mayor insulto.
Proviene esto de que, en el referido pueblo, hacen correr a las caballerías el día de San Antón alrededor de la imagen de este santo abad, empeñándose los que las guían en que metan una pata por debajo de las andas.
Pata es la traviesa.
Denota compensación; como si se dijera: Vayase lo uno por lo otro.
Sacar la pata. — V. Descubrir, o enseñar la OREJA.
Salir con una pata de gallo. — V. Meter uno la pata.
Tener buena o mala pata.
Equivale a tener buena o mala suerte.
Dar patas arriba, con alguna cosa.
Tirarla, volcarla.
Echar las patas por alto.
Equivale a decir o hacer inconveniencias sin pararse en barras.
Lo mismo peca el que la mata, que el que la tiene por las patas.
Refrán que, aludiendo en lo material a la gallina, equivale metafóricamente hablando, a aquel otro que dice: Alcahuetes y tunos, todos son unos, o Hacientes y consencientes, pena por igual.
Parecer patas de mosca. — V. Parecer escarabajos.
Patas de perdiz.
Persona que trae medias coloradas, especialmente si es mujer.
Tener uno patas de alambre.
Tener muy delgadas y flojas las piernas. Dícese de las personas y de los animales, y, por extensión, de los objetos que se sostienen sobre tres o cuatro pies, como un velador, mesa, etc.
PATADA:
Patada de burro no llega al cielo. — V. Rebuznos de burro no llegan al cielo.
Patada de yegua no mata caballo. — V. La coz de la yegua no hace mal al potro.
Darle a uno, alguna persona o cosa, tres patadas en la boca del estómago.
Causarle repugnancia o aversión; serle de todo punto antipática.
Encontrarse, o haber, algo a patadas.
Existir en gran abundancia.
PATARATA:
¿Quién por comer no se mata? — Lo demás es patarata.
Expresa que lo único verdaderamente sólido y por lo que todos se afanan, es por lograrla comida.
No andar con pataratas.
No hacer tonterías; no perder el tiempo inútilmente.
PATENA:
Ser, o estar, limpio como una patena, o Más limpio que una patena.
Dícese de todo aquello que está muy limpio y reluciente, como lo queda la patena en el acto de la celebración de la misa, después que el sacerdote la ha restregado prolijamente con las yemas de los dedos pulgar e índice, a fin de que no quede en ella la más mínima partícula consagrada.
PATENTE:
Extenderle a uno la patente de bruto, o tonto, etc.
Declararlo tal.
PATERNÓSTER:
Decir el paternóster hasta el da nobis hodie.
Hacer una cosa con mira interesada.
PATETA:
Llevárselo a uno Pateta.
Estar muy desesperado; llevárselo el demonio.
No hiciera, o no dijera, más Pateta, o Patillas.
Manera de ponderar la gravedad de alguna acción, o expresión, aludiendo al demonio, a quien en lenguaje familiar se le suele llamar por estos dos nombres.
PATILLA:
Patilla y cruzado, y vuelta a empezar.
Reprende la repetición de actos inútiles.
Levantar a uno de patillas.
Exasperarle, hacer que pierda la paciencia.
PATITA:
Poner a uno de patitas en la calle.
Despedirlo; echarlo fuera de casa.
PATO:
El pato y el lechan, del cuchillo al asador.
Por lo pronto que se corrompe la carne de estos animales, deben ser puestos a asar acto continuo de habérseles dado muerte.
Estar uno hecho un pato, o un pato de agua.
Muy sudado, o mojado.
Pagar el pato.
Llevar alguno el castigo que merece otro.
Pagar, ser, o servir de, el pato de la boda.
Ser la víctima de algún asunto.
Pato, ganso y ansarón, tres cosas suenan, y una son.
Reprende a los que usan de muchas palabras para decir una misma cosa.
Salga pato o gallareta. — V. Salga lo que saliere.
PATOCHADA:
Salir con, o decir, una patochada.
Disparate, dicho necio o grosero, propio de patanes.
PATRIA:
¡Aun hay patria, Veremundo!
Exclamación en que se suele prorrumpir al ver el denuedo provocativo de alguno, especialmente si es impulsado aquél por pujos patrioteros.
Está la patria oprimida.
Estar falto de dinero, no contar con recursos para aquello de que se trata.
¡La patria..., que la parta un rayo!
Cuando se echa en cara a más de cuatro individuos, y aun de ocho, pertenecientes a ese inmenso enjambre que come del presupuesto de la nación, el ningún interés que se toman por el bienestar de la patria, suelen prorrumpir en tan desahogada cuanto bastarda contestación.
¡Siempre hubo en el mundo hijos ingratos y descastados!
Para patria y pezuña, Cataluña.
Refrán que denota lo muy común que es el que las mujeres catalanas tengan los pechos y los pies muy abultados y grandes, respectivamente.
¡Viva la Patria!, Menacho.
Refrán histórico con que se da a entender que está uno dispuesto a llevar adelante su resolución o empeño a todo trance.
El célebre general gaditano D. Rafael Menacho, defensor de Badajoz contra las tropas francesas en la guerra de la Independencia, dio esa respuesta por escrito a la intimación que le hicieran los sitiadores de que les entregara la plaza de su digno mando, muriendo en su heroica defensa, atravesado el costado por una bala de metralla, el 4 de marzo de 1811, a la florida edad de cuarenta y cuatro años.
PATRIARCA:
Como un patriarca.
Dícese del que lleva una vida cómoda, desahogada o regalada.
Dormir como un patriarca.
Dormir uno descansada y regaladamente.
Tener, o llevar, la vida de un patriarca.
Se dice de la persona que, exenta de inquietudes, goza de aquellas comodidades y descanso, que, según cuenta la historia, llevaban los primitivos vivientes.
Tan envidiables antecedentes no podían menos de dar por resultado la longevidad; y así del que vive muchos años se dice también que tiene la vida, o que cuenta los años, de un patriarca.
PATRIMONIO:
No hay patrimonio ni censo que se pueda comparar con la salud del cuerpo.
La salud corporal es el don más inapreciable.
PATRIOTISMO:
El patriotismo nace en la cabeza, vive en la lengua y muere en el estómago.
Denota que la generalidad de los políticos, con muy cortas excepciones, lo que buscan al pretender subir al poder no es la salvación del país, sino su conveniencia propia.
PATRÓN:
Donde hay patrón no manda marinero.
El inferior no puede revocar o alterar las órdenes o disposiciones dictadas por el superior.
El buen patrón hace buen soldado, y el buen soldado, buen patrón.
Según es el comportamiento de los superiores, así suele ser el de los subordinados y viceversa.
Parecerse al patrón Araña.
Dícese por los que exhortan a otros a hacer aquello mismo de que ellos huyen.
Según el testimonio de personas fidedignas, cuando a principios del último tercio del siglo xvrri se enviaba a las Américas gente de nuestro país, con el fin de combatir a los insurrectos de aquel suelo, existía en una de las ciudades de nuestro litoral un capitán de buque llamado Arana (nombre que el vulgo hubo de transformar luego festivamente en Araña), del cual se cuenta que, después de reclutar individuos con el precitado objeto, nunca más volvió a emprender viaje alguno allende los mares. Por eso se suele agregar al refrán: embarca, embarca, y él se queda en tierra.
PATRONA:
¡A cualquier cosa llaman las patronas chocolate!
Empléase cuando se alaba una cosa indebidamente, aplicándole cualidades o méritos que no tiene.
PAULAR:
Sin paular ni maular. — Véase Sin decir oste ni moste.
PAUSA:
A pausas, como sangría.
Con interrupción, a intervalos, como sucede con la sangre que brota de la vena herida por la lanceta.
PAVA:
Pelar la pava.
Estar en continuada conversación dos amantes.
Refiérese el origen de dicha locución de las dos siguientes maneras: Cuéntase que habiendo sido sorprendida una moza de servicio con un galán de su clase, en postura no muy ejemplar entre la cancela y el zaguán de su casa, interrogados en que se ocupaban, contestaron que pelaban los dos la pava; y verdaderamente la pelaban. Es decir, que bajo pretexto de pelar o desplumar la pava, se entretenían mientras tanto charlando.
La otra versión es como sigue: En un lugar servia a una ama anciana y achacosa una criada joven y lista; ambas se tenían cariño, pero la criada tenía, además, novio, el cual rondaba cierto día las rejas de la casa a la hora convenida del anochecer.
A la sazón había el ama ordenado a la criada que matase y pelase una pava, para solemnizar la fiesta del día siguiente, que era de las en que repican gordo.
La muchacha, por su conveniencia, fuese a pelar la víctima a la reja que daba a una desierta calle; y allí acudió el solícito rondador. Entre los dos, para no perder tiempo, trabóse al punto animada conversación, interminable según costumbre, y a la vez iban pelando a cuatro manos al difunto y aún caliente animal.
—Anda, ayúdame — decía la muchacha en voz baja.
—Con mucho gusto — respondía el zagal; pero sin darse gran prisa, para que el coloquio durara el más tiempo posible.
El ama gritaba en tanto: ¡Muchacha! ¿No vienes?
La criada respondía: ¡Ya voy, señora!; que estoy pelando la pava.
Volvía a impacientarse la primera, y exclamaba: ¡Muchacha! ¿Qué haces?
Y contestaba la segunda sin moverse de la reja: ¡Estoy pelando la pava!
Y de aquí viene esta chistosa frase tan popular en España, aplicada a los festejos de los novios por los balcones o ventanas.
Andallo, pavas.
Significa el gusto y complacencia en lo que se ve o se oye, y también, por ironía, sirve para reprenderlo cuando es reparable.
PAVANA:
Entrada, o salida, de pavana.
Manera de hablar familiarmente con que 3e moteja a alguno que viene con gran seriedad y misterio a decir o proponer alguna cosa fútil o impertinente, con alusión al modo grave, serio y pausado de romper el antiguo baile español llamado pavana, el cual era una especie de minué.
Sacando de deducción en deducción se puede asegurar que la voz pavana se deriva de pavo, por la gravedad y aplomo que ostenta este animal al andar, especialmente cuando abre la cola en forma de abanico; y como quiera que ni de este aparato ni de aquella danza resulte utilidad alguna inmediata, de ahí seguramente el origen de esta locución.
PAVÉS:
Cubrios de un pavés, y de voces no curéis.
Indica que teniendo un buen protec" tor, no hay que preocuparse de lo que puedan decir de uno.
PAVESA:
Estar uno hecho una pavesa.
Se dice en estilo familiar de la persona que se halla sumamente extenuada, débil y consumida.
Ser uno una pavesa.
Ser muy dócil y apacible.
PAVÍA:
Echar por las de Pavía. — Véase Echar por la tremenda.
Echarlo todo por lo de Pavía.
Meter ruido y confusión.
PAVO:
Alábate pavo, que mañana te matan, o te pelan.
Satiriza a aquellas personas que, sin poseer méritos de ninguna clase, se envanecen de haber hecho o dicho alguna cosa notable.
Comer pavo.
Locución figurada y familiar con que se da a entender que una persona, especialmente del sexo femenino, no sale a bailar por falta de pareja. De «toma un pavo» a «daca un pavo», van dos pavos.
Aquello que se toma en lugar de darlo es una ventaja doble a favor de quien la experimenta: una, por lo que no da, y otra, por lo que recibe. — Dícese también: De toma un pájaro, etc.
El pavo ha de ser cebado con harina y con salvado.
Enseña la alimentación que se debe dar a este animal para que su carne resulte más agradable.
Ponerse más colorado que un pavo.
Subirse la sangre al rostro de alguno, por vergüenza, temor, esfuerzos físicos, etc.
Ser mas pesado que un pavo.
Tener mucha sosería o cachaza, o ambas cualidades, propias del animalito citado.
Atájame esos pavos. — V. Adóbame esos CANDILES.
PAVÓN:
Más hinchado que un pavón.
Dícese de la persona grave, orgullosa y de andar mesurado.
PAVONADA:
Darse uno una pavonada.
Ir a recrearse o divertirse.
PAYASO:
Hacer el payaso, o parecer un payaso.
Ser el hazmerreír de los demás; echárselas de gracioso.
PAYO:
Miedo ha Payo, que reza.
En las tribulaciones, aun los más indevotos imploran el auxilio divino.
PAZ:
¡A la paz de Dios!
Frase con que se despide uno de otro o de una conversación.
Andar la paz por el coro, o por el corro.
Haber riñas y desazones en una comunidad o familia.
Aquí paz, y después gloria.
Modo de dar a entender que ya se ha terminado lo que se estaba contando.
Con paz sea dicho.
Con beneplácito y permiso, o sin ofensa.
Dar la paz a uno.
Darle un abrazo o darle a besar una imagen en señal de paz y fraternidad, como se hace en las misas solemnes.
Dejar en paz a uno.
No inquietarle o molestarle.
Descansar en paz.
Morir y salvarse; conseguir la bienaventuranza. Piadosamente se dice de todos los que mueren en la religión católica.
En la paz y en la guerra, al que matan, muerto se queda.
Es una perogrullada cuya explicación huelga.
En paz y en haz.
Con vista y consentimiento.
En paz y jugando, se suele ir pasando.
Indica que habiendo unión y concordia, por poco que uno se ingenie, puede ganarse la vida.
Estar en paz.
Dícese por la igualdad en las cuentas cuando se paga enteramente el alcance o deuda.
Goza en paz tu poco, mientras busca más el loco.
Enseña a conformarse con lo que se posee, siempre que baste para vivir, sin ambicionar más.
Haber una paz octaviana.
Dícese de toda gran quietud, tranquilidad y sosiego, a semejanza de aquella de que disfrutaba el Universo cuando se realizó la Encarnación del Hijo de Dios, imperando en Roma Octavio Augusto.
Hayamos paz y moriremos viejos.
La guerra es sepultura de la gente joven.
Ir en paz, o con la paz de Dios.
Frase con que cortesanamente despide uno al que estaba en su compañía o conversación.
La paz de Judas. — V. El beso, o el ósculo, de Judas.
Meter, o poner, paz.
Mediar o interponerse entre los que riñen o contienden, procurando apaciciguarlos y ponerlos en razón.
No dar paz a la mano.
No cesar en aquello que se ha emprendido, trabajar sin descanso en ello. Así dijo Fr. Luis de León en su magnífica oda que lleva por título Profecía del Tajo: «Acude, acorre, vuela, traspasa el alta sierra, ocupa el llano, no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminante el hierro insano».
¡Paz sea en esta casa!
Expresión con que se saluda generalmente cuando se entra en una casa.
Paz y paciencia y muerie con penitencia.
Regla de conducta para vivir y morir bien.
Paz y pan.
Significa que estas dos cosas son la causa y fundamento principal de la quietud pública.
Poner en paz a dos o más personas.
Mediar en una contienda, haciendo que sean amigos los que no lo eran a causa de la disputa.
Quien desea la paz, apareje la guerra.
Porque ejercitándose en el manejo de las armas durante el tiempo de paz, si llegara a declararle la guerra el enemigo, se encontraría bien preparado para hacerle frente y no dejarse vencer.
Sacar a paz y a salvo a uno.
Librarle de todo peligro o riesgo.
Si quieres vivir en paz, ni prestes dinero ni entres en hermandad.
Ambas cosas suelen acarrear disgustos: la primera, porque no siempre lo devuelven, y la segunda porque suelen querer mangonear todos y empiezan las rencillas, molestias, etc.
Venir uno de paz.
Venir sin ánimo de reñir, cuando se temía lo contrario.
PE:
Contarlo todo de pe a pa.
Enteramente, desde el principio al fin.
PEANA:
Por la peana se adora, o besa, al santo.
Denota que uno hace la corte u obsequia a una persona por ganarse la voluntad de otra que tiene con ella íntima relación o dependencia.
PECADO:
A gran pecado, gran misericordia.
Denota que mientras mayor es la falta, mayor benevolencia ha de emplear el encargado de su castigo. Recuérdese la parábola del Hijo pródigo.
A pecado nuevo, penitencia nueva.
Las faltas deben juzgarse por sepa rado, sin hacer cuenta de las cometidas anteriormente.
Aciíselc su pecado.
Manera de negarse a juzgar ni acusar al que cometió un delito.
Allá se lo haya cada uno con su pecado. — V. Acúsele su pecado.
Castigúele su pecado. — V. Acúsele su pecado.
Confieso mi pecado.
Manera de declararse reo de alguna falta, cometida, por lo general, inadvertidamente.
Dejar de comer por haber comido, no es pecado.
Trátase con esta frase de convencer a una persona a que coma con nosotros, cuando se niega a hacerlo alegando que no lo ha hecho todavía y se quitará las ganas.
Dígase el pecado, pero el pecador no. — V. Di tu razón, y no señales autor.
El pecado de la lenteja. — V. Ser una cosa peccata minuta.
El pecado del plebeyo es pecado; el del señor, escándalo.
Porque de la clase elevada es de donde se suele tomar ejemplo, al paso que de la baja nadie hace caso.
El pecado hace forado.
Los defectos inveterados son difíciles de desarraigar, o bien, todo mal proceder deja siempre rastro en la persona de su autor.
¡El pecado sea sordo!
Es tanto como desear que no se nos tome en cuenta lo que acabamos de hacer o decir.
El que esté sin pecado, arroje, o tire, la primera piedra.
Modo de retar a una colectividad a que muestre algún individuo de su seno que no se halle comprendido en las acusaciones que se les dirigen a todos ellos en general, como convencido el acusador de que no habrá siquiera uno, entre tantos, que se atreva a dar la cara. Es alusión a las palabras que dirigió Jesús a los judíos que querían apedrear a aquella mujer de que habla San Juan en su Evangelio (VIII, 5) por haber sido convicta de adulterio.
En el pecado lleva la penitencia.
Dícese de aquel que ejecuta algún acto que seguramente ha de refluir en perjuicio suyo.
Estar en pecado.
Estar mal o sumamente desazonado con un sujeto o especie.
Estar hecho en pecado.
Significa el mal éxito de una cosa, o el efecto contrario a lo que se pretendía.
¡Mal pecado!
Especie de interjección con que se explica la desgracia, el pesar o el disgusto.
Ninguno vive sin pecado.
Porque siendo débil la naturaleza humana, forzosamente ha de incurrir en él.
No hay pecado sin pena, ni bien sin galardón.
Todo acto humano recibe su recompensa en proporción al mérito contraído.
No se perdona el pecado, ti no se restituye lo quitado.
Contra los amigos de lo ajeno.
Pagar uno su pecado.
Explica que uno padeció la pena correspondiente a una mala acción, aunque por la dilación parecía estar olvidada.
Pecado callado, medio perdonado.
El no divulgar una falta hace que, los que la conocen, se olviden pronto de ella.
Pecado oculto, medio perdonado. — V. Pecado callado, medio perdonado.
Pecado reparado está casi perdonado.
El que, después de haber cometí, do una falta, la subsana de una manera conveniente y satisfactoria, merece ser tratado con consideración e indulgencia.
Un pecado llama a otro pecado.
El que pisa la senda del mal no se detiene hasta aglomerar falta sobre falta.
De los padres los pecados, sacan hijos corcovados. — V. Por los pecados de los padres, los hijos andan corcovados... de mis pecados.
Significa un afecto particular acerca del sujeto o cosa de que se habla.
Los pecados viejos hechos en mocedad, nacen y rebotan de recio a la vejedad.
Todas las faltas cometidas en la juventud se purgan en la vejez.
Los pecados y las deudas,siempre son más de lo que se piensa.
Porque nunca se quiere uno convencer de que los comete.
Por los pecados de los padres, los hijos andan corcovados.
Aunque ni moral ni legalmente sean los hijos responsables de las faltas cometidas por sus progenitores, siempre sufren aquéllos las consecuencias, sin comerlo ni beberlo.
Por malos, o negros, de mis (o tus, o sus, o nuestros, o vuestros) pecados.
Significa el motivo o causa de haber sucedido mal una cosa, dando a entender que es castigo de ellos, imputándolo a la persona que indica el pronombre.
Por pecados del pueblo hace Dios reinar al malvado.
Es dicho de Job, cap. XXXIV, versículo 30, con que da a entender que Dios manda a los pueblos de vez en cuando gobernantes tiránicos, rapaces, crueles e infames, para castigo de sus culpas. De ahí se puede deducir en sana lógica la verdad que entraña aquel otro refrán que dice: Cada país tiene el gobierno que se merece.
Siempre han de cargar con todos los pecados ajenos el diablo, la fortuna y la Prensa.
En efecto; el que comete una indiscreción no lo achaca a su torpeza o falta de previsión, sino que dice: Quiso el diablo, o mi mala suerte, que...; y si se trata de algún gazapatón impreso: El cajista ha cometido esta errata.
Uno de los pecados qjie más a Dios ofende es la ingratitud.
Porque la gratitud es, quizá, la virtud más rara que existe en el mundo.
Vi pecados ajenos, pero en comparación de los míos son menos.
Este refrán debe ser invención de algún santo, porque en lo humano suele decirse todo lo contrario, toda vez que nuestros pecados los solemos considerar como leves faltas, al paso que los del prójimo nos parecen siempre crímenes horrendos.
PECADOR:
A la enmienda, pecador.
Dícese a aquel que ha cometido una ligera falta, con objeto de que no la vuelva a cometer.
Al pecador, como viniere.
Indica que se debe tratar a las personas según se presentan.
¡Pecador, o pecadora, de mí!
Interjección con que se explica la extrañeza o sentimiento en lo que se ejecuta, se ve, se oye o sucede.
PECADORA:
Pecadora de Sancha, quería beber y no tiene blanca.
Demuestra lo sensible que es no poder satisfacer cada uno sus caprichos y vicios, por falta de medios para ello.
PECAR:
Aquí, que no peco.
Denota familiarmente que una persona ejecuta alguna cosa con todo desahogo y libertad.
Ni peca, ni merece. — V. Ni pena, ni gloria.
Quien inocentemente peca, inocentemente se condena. — V. Ignorancia no quita pecado.
PECCATA:
Ser una cosa peccata minuta.
Dícese de aquellas cosas que no tienen, o, por lo menos, no les damos importancia alguna.
PECE:
El pece, para quien lo merece.
Indica que el premio se debe dar al que hizo el mérito.
El pece y el cochino, la vida en el agua, y la rnuerte en el vino.
Expresa la conveniencia de beber vino sobre la pesca y el magro.
PÉCORA:
Ser buena, o mala, pécora.
Ser una persona astuta, taimada y viciosa, y con más frecuencia siendo mujer.
PECOSA:
Pecosa, y no de viruelas, díselo burlando, tomarlo ha de veras.
Contra las mujeres disolutas, o, cuando menos, livianas, que suelen dar más importancia que en la que sí tiene al dicho bromista o chancero que les dirige un hombre. — Al hacer aquí el refrán la salvedad de que la pecosa a que alude no lo es por causa de la enfermedad variolosa, se deja entender que juega del vocablo por pecadora.
PECHO:
Abrir su pecho. — V. Descubrir uno su pecho a otro.
A lo hecho, pecho.
Expresión con la cual se da a entender que no hay más remedio que conformarse con lo que ya ha sucedido.
Al pecho descuidado deja el amor postrado.
Los que más indiferentes parecen ser a las flechas de Cupido, suelen ser los que más pronto se rinden a ellas.
Cuando el pecho está lleno de hiél, no puede la boca escupir miel.
No debe esperarse de una persona que está triste o enojada frases alegres o cariñosas.
Descubrir uno su pecho a otro.
Hacer entera confianza de él, o comunicarle lo más secreto del corazón.
Echar pecho ancho. — V. Tenga usted pecho y criará espalda.
El pecho enamorado, en el dar se echa de ver.
Los enamorados no suelen ser tacaños.
Fiar el pecho.
Abrir uno su pecho.
Meterse entre pecho y espalda.
En el estómago. Comer, generalmente, mucho.
No caber a uno una cosa en el pecho.
Declararla, descubrir lo que no era necesario decir.
No pudrirse alguna cosa en el pecho.
No dejar de decirla.
No quedarse uno con nada en el pecho. — V. No quedarse con nada en el cuerpo.
¡Pecho al agua!
Dícese para animar a emprender con resolución u osadamente una cosa de mucho peligro o dificultad.
Pecho por el suelo, o por tierra.
Humildemente, con mucha sumisión.
Secarse el pecho.
Tomar un pedazo de pan seco después de la comida, práctica muy común entre la gente del pueblo.
Su pecho parece un retablo.
Aplícase al individuo que ostenta en su pecho multitud de cruces y condecoraciones, aludiendo a los altares de cuyo retablo cuelgan los milagros, presentallas o exvotos.
Tenga usted pecho y criará espalda.
Modo de exhortar a uno a que tenga calma o paciencia y ánimo esforzado para poder conllevarlos padecimientos o contradicciones que le salgan al paso.
Echarse a pechos. — V. Meterse entre pecho y espalda.
Pechos de mtijer, fruta de locos: míranla muchos, y gózanla pocos.
El mirar lo que no ha de ser para uno es una verdadera tontería.
Tomar a pechos una cosa.
Tomarla con empeño, interés, afán y vehemencia; hacer de ella grande asunto.
«Cario Magno tomó muy a pechos introducirlo (el canto métrico de los himnos) en todas las iglesias de su Imperio». (Don Lazarillo Vizcardi, I, 251.)
PEDAZO:
Como quien se come un pedazo de pan.
Hacer algo con suma facilidad y presteza.
Caerse a pedazos.
Andar tan desairado, que parece que se va cayendo. — Estar muy cansado dt un trabajo corporal. — Ser muy bonachón y no tener malicia. — Estar dominado por el sueño.
Hacerse uno pedazos.
Romper el vestido. — V. Hacerse AÑICOS.
PEDIDO:
En todos tus pedidos, o en todas tus peticiones, echa por largo. — V. Pedir sobrado, por salir con lo mediado.
PEDIR:
A la que mucho pide, se la despide.
Recomienda que no se aguante a las mujeres que abusan con sus peticiones.
A mucho pedir, poco ofrecer.
A solicitudes exageradas se debe corresponder con escasos ofrecimientos.
Cuando pidas, echa por largo.
Como el conceder cuesta mucho por lo general, siempre es conveniente pedir más de lo que se desea, con el fin de que, descontando la rebaja, se quede la concesión en lo que uno quería.
El que va pidiendo, no va corriendo.
Indica que el que solicita alguna cosa, tiene que esperar. Lo que hay es que, la mayor parte de las veces, se espera tanto...
Entre pedir y pagar, no debes dudar.
Máxima de los malos pagadores, y sablistas, por añadidura.
Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.
Porque tanto unos como otros suelen ensoberbecerse, por no querer recordar sus orígenes o por vengar injurias pasadas, aunque la víctima no sea la que se las infirió.
No haber más que pedir, o No podérsele pedir más, o nada, a una cosa.
Ser cabal y perfecta en todas sus partes; no dejar nada que desear, por estar primorosamente acabada.
Enseñaba un día cierto avaro su retrato a varias personas, y, elogiando todos el parecido, así como la escuela del artista, exclamó él entusiasmado: «No se le puede pedir nada». «De seguro— replicó pronta y chuscamente uno de los circunstantes —; porque no había de darlo».
No pidas de grado lo que puedes tomar por fuerza.
Frase muy propia para los conquistadores, pero no para los que tengan algún conocimiento del derecho de gentes.
Nunca pidas a quien tiene, sino a quien sabes que bien te quiere.
La dispensa de favores, o el alivio de las necesidades, pende más comúnmente de la simpatía hacia el solicitante, que no de la posibilidad por parte del solicitado.
Pedir, para comer, y pagar, para pedir.
La primera es la única petición disculpable, y la segunda es máxima de buen gobierno.
Quien me pide, me despide.
No se debe exagerar la confianza con las personas, por mucha que se tenga; pues exigirles algo es ponerles en el compromiso de hacerlo, si pueden, y si no, de retirarse del trato.
Quien mucho pide y mucho bebe, a sí se daña y a otros hiede.
No hay cosa que más moleste que los individuos pedigüeños; no hay que hablar del efecto que producen los borrachos a los que no lo son.
Quien pide, no escoge.
Harto tiene que agradecer el peticionario si se le concede algo.
Pedir sobrado, por salir con lo mediado.
Expresa que, para conseguir algo, suele convenir pedir mucho. — V. Cuando pidas, echa por largo.
PEDO:
Tras del pedo viene la mierda.
Las ventosidades suelen anunciar la necesidad de desalojar el vientre.
A ninguno le huelen mal sus pedos, ni sus hijos le parecen feos.
La naturaleza humana es tal que, en su amor propio, encuentra hermoso todo lo que le pertenece, aunque tenga más defectos que se pueda uno imaginar. — Algunos dicen al ñnal de este refrán, y sólo por respetar el consonante, fedos por feos.
PEDRADA:
Pedrada contada, nunca ganada.
La jactancia en las cosas, regularmente arguye que no son ciertas ni seguras.
Venir como pedrada en ojo de boticario.
Se aplica ordinariamente por antífrasis cuando se consigue o adquiere una cosa que es muy conveniente. Se le atribuyen dos orígenes: i.° Algunas farmacopeas antiguas tenían en su portada o frente una viñeta con una mano abierta, y en cada dedo un ojo, como para indicar con este emblema, no tan sólo la exactitud y delicadeza con que se han de preparar los medicamentos, sino que también necesita el boticario ser un Argos para cumplir bien con su deber, y, por tanto, al herirle con la piedra el ojo, tiene que sentirlo, tanto por el dolor que el golpe le ha de producir, cuanto porque se le aminoran sus facultades para el ejercicio de una profesión que tantos ojos, según el emblema, necesita.
2. 0 Antiguamente había en las boticas un pequeño estante, de forma ovalada, llamado cordialera, vulgarmente ojo del boticario, y en el que se custodiaban los medicamentos de más valor, por lo cual el boticario era lo que tenía en más estima, según se colige de la expresión de San Mateo: Ubi enim thesaurus vester est, ibi cor vestrum. Por lo tanto, ya se puede comprender el cuidado que tendrían aquellos venerables galenos y qué agradable les sería que algún díscolo muchacho hiciera blanco con una piedra en aquel su adorado ojo.
Echarle a uno las pedradas.
Echarle la culpa; hacer recaer sobre él la responsabilidad.
Ir las pedradas a alguno.
Hacerle cargar con la culpa de lo que no ha hecho.
PEDRO:
Acertádole ha Pedro a la cogujada, que el rabo lleva tuerto.
Manera de reprender irónicamente a aquellos que se jactan de lo que no han hecho.
Algo, o mucho, va de Pedro a Pedro.
Se demuestra la diferencia que va de un sujeto a otro.
Bien está, o se esta, San Pedro en Roma.
Dícese contra cualquier mudanza que se propone a uno, si él juzga que no es de su conveniencia respecto del estado en que se halla.
Casaron a Pedro con Marihuela; si ruin es él, ruin es ella. — V. Ser tal para cual.
Casó Pedro y casó mal, con tres tierras de mertal.
Aconseja que aquel que tome estado de matrimonio, proceda con madura reflexión, y no se apresure a elegir novia por que ésta tenga algunos intereses, que suelen ser de poca importancia.
¡Cuánto va de Pedro a Pedro!
Entre dos sujetos, casi siempre de igual categoría, pero de opuesta conducta, se suele establecer esta comparación.
Enalbarda, Pedro, que a la puente te espero.
Fórmula de amenaza, o con la que se asegura que no quedará sin realización aquello que se ha prometido.
Entrarse, o colarse, como Pedro por su casa.
Conducirse uno con tanta familiaridad y franqueza en una casa extraña como podría hacerlo en la suya propia.
Mejor es Pedro que su amo.
Suele emplearse irónicamente en el sentido que expresa el refrán Tan bueno es Pedro como su compañero.
Mucho os quiero, Pedro; no os digo lo medio.
Reprende la afectada ponderación del cariño cuando se pretende, o cuando las obras no corresponden.
Para unirme a Pedro, esfuerza conocerlo.
No mediando un previo conocimiento, es absurdo juzgar de la persona alabada.
Pedro de Ur demalas, o todo el monte o fiada.
Enseña que la fuerza del genio no se contiene por la razón, ni se contenta con medianías en lo que hace.
Pedro, ¿fuiste a Palacio?
Pues por eso negaste a Cristo.
Manera de dar a entender que entre cortesanos no suele reinar otra cosa que dolo y falsía. — Es dicho que se atribuye a un predicador aragonés.
Pedro, ¿por qué atiza? — Por gozar de la ceniza.
Modo de demostrar lo mucho que suele influir en las acciones humanas el vil interés.
Pedro, por ti, poco medro. — Menos medrarás, si yo puedo.
Enseña cuan difícil es contener los progresos de la envidia y de la venganza.
Pícame, Pedro, que picarte quiero.
Reprende y procura contener a los que riñen y contienden tenazmente, sin querer ceder ninguno. — Aplícase también al que con ademanes y palabras incita a otro a disputar.
Por cierto, Pedro, nunca venís sino cuando meo, y hallaisme siempre arremangada.
Dícese de las personas que se presentan siempre inoportunamente.
Por más que mi Pedro quiera guardarme, como yo no quiera, no será fácil.
No valen cuidados con las mujeres cuando ellas no quieren conservarse incólumes.
Quien debe a Pedro y paga a Andrés, que pague, otra vez.
El que hace lo que no debe es justo que pague las consecuencias.
Ser un Pedro Recio.
Aplícase al médico mandón e impertinente, con alusión al doctor Pedro Recio de Agüero, que se propuso poner a prueba la paciencia del pobre de Sancho Panza, matándolo de hambre.
Tal para cual, Pedro para Juan. — Véase Tan bueno es Pedro como su compañero.
Tan bueno es Pedro como su compañero.
Denota que entre dos, o más, determinados sujetos u objetos, no cabe distinción o preferencia, a causa de valer igualmente poca cosa todos ellos. — Tanto motivo hay para desconfiar entre dos personas, lo mismo de la una que de la otra.
Tanto va de Pedro a Pedro. — V. ¡Cuánto va de Pedro a Pedro!
Ya es viejo Pedro para cabrero.
Denota ser poco a propósito para el estudio o para el trabajo la persona ya muy entrada en años.
PEGA:
Dame pega sin mancha, darte he moza sin tacha.
Enseña lo difícil que es encontrar mujer que no tenga algún defecto.
Saber uno a la pega.
Imitar y seguir las malas costumbres y resabios de su mala educación o de su trato con malas compañías.
Ser... de pega.
Aparentar una persona, o cosa, lo que en realidad no es; y así: Pobre de pega el que, teniendo con qué vivir, se disfraza de mendigo para pedir limosna; caramelo de pega el que, cubierto con un baño de azúcar, está confeccionado con acíbar u otra materia amarga, pudiendo multiplicarse los ejemplos hasta el infinito.
Ser uno de la pega.
Pertenecer a cuadrilla de gente viciosa y estragada.
Tanto pica la pega en la raíz del torvisco, hasta que quebrante el pico.
Recomienda que no se lleven las cosas tan al extremo.
Quien anda a tomar pegas, unas toma blancas y otras negras.
No siempre se consigue cumplidamente aquello que se pretende o desea.
PEGADILLO:
Pegadillo de mal de madre.
Hombre pesado en la conversación, molesto y entremetido.
PEGAR:
¡Otra te pego!
Locución interjectiva con la que tratamos de expresar la molestia que nos causa la repetición de un acto.
Pega, pero escucha.
Dase a entender con esta frase lo poco que nos importa el castigo, con tal de que el superior a quien nos dirigimos se entere de las quejas que le presentamos.
Pegue o no pegue.
Es decir, venga o no venga a cuento, por tratarse de cosa ajena a lo que se está tratando.
Pegue o no pegue, allá te la encajo.
Dícese del que se obstina en hacer o decir cuanto se le antoja, aunque sea inoportunamente.
PEINAR:
No peinarse una mujer para uno.
No ser para el hombre que la solicita.
Ya voy, que me estoy peinando.
Expresión burlona con la que se da a entender que no se quiere hacer aquello que nos dicen.
PEINE:
Estar, o ser, uno buen peine. — V. Ser buena púa.
Hacer, o suceder, etc., alguna cosa a sobre peine.
Ligera o superficialmente.
Peinar sin peine.
Empléase jocosamente en el sentido de arañar.
Peine encorvado, cabello enhebrado.
Una vez dispuestos los medios oportunos para hacer una cosa, tiene ésta que salir bien hecha.
Pisar el peine.
Incurrir, caer, venir a dar en aquello mismo que antes se criticaba o rehusaba. — Es locución propia de Venezuela, donde llaman trampa-jaula a una especie de armadijo para cazar pájaros, y cuyo artificio consiste en una especie de peine que, pisado por el pájaro, lo deja preso.
Ya pareció el peine.
Expresión que se emplea cuando es descubierto el presunto autor de una fechoría.
PEINETA:
Ser como peinetas.
Aplícase a las uñas redondeadas a manera de las peinas o peinetas que usan las mujeres.
PEJE:
Peje, o rana, a la capacha.
Indica lo poco que nos importa distinguir los medios con tal de conseguir el fin.
PELADO:
Bailar uno el pelado.
En el Compendio de las principales reglas del baile, traducido del francés por Antonio Cairon, etc. (Madrid, Repullés, 1820), se lee lo siguiente, pág. 127: «Pela. — Antiguamente en Galicia en las procesiones del Corpus, salía un muchacho ricamente adornado sobre los hombros de un hombre, el cual iba bailando delante de la procesión, y llamaban bailar la pela; de donde ha dimanado, sin duda, aquel antiguo adagio: Estoy bailando el pelado, aludiendo, probablemente, a que el que bailaba el pelado o la pela era ordinariamente un pobre mandadero que se buscaba a este fin».
PELAFUSTÁN:
Ser un pelafustán.
Aplícase a la persona holgazana, perdida y pobretona. — En el mismo sentido se emplean las frases Ser un pelagallos, o un pelagatos.
PELAGALLOS:
Ser un pelagallos. — V. Ser un pelafustán.
PELAGATOS:
Ser un pelagatos.
Aplícase al hombre que no tiene oficio ni beneficio, y carece, por tanto, de dinero.
PELAR:
Baila, o canta, o come, etc., que se las pela.
Denota la vehemencia, actividad o eficacia con que se desea o ejecuta aquello de que se trata. — Pelárselas alude a las barbas.
Más vale estar pelada que no amortajada.
De entre dos males, como son el estar mal notada o estar muerta, no faltan mujeres que prefieran lo primero.
Dejar a uno pelado.
Dejarlo sin dinero.
PELARRUECAS:
Ser una pelarruecas.
Alúdese con esta expresión a la mujer de pueblo.
PELEA:
A las veces, de pequeña pelea, nace muy gran rencor.
La experiencia demuestra que, en ocasiones, han ocurrido grandes acontecimientos por causas que, al parecer, no tenían trascendencia alguna.
Pelea de hermanos, alheña en manos. — V. Ira de hermanos, ira de diablos.
A veces vienen grandes peleas de chico juego. — V. A las veces, de pequeña pelea, nace muy gran rencor.
PELELE:
Ser uno un pelele.
Ser persona de poca representación o importancia. — Se emplea así en lo físico como en lo moral e intelectual.
PELÍCULA:
Más largo que una película de series.
Se emplea para indicar que una cosa es muy extensa o de gran duración.
¡Allá películas!
Se usa para expresar que a uno no le preocupa un asunto.
PELIGRO:
Al peligro, con tiento, y al remedio, con tiempo.
En las cosas peligrosas se ha de proceder con detención, y en las que piden remedio, con actividad.
El peligro súbito no quiere largo consejo.
Ciertos asuntos requieren una resolución rápida.
En el peligro mayor se muestran los corazones valerosos.
En las ocasiones comprometidas es cuando se ve el valor de las personas.
Hay peligro desde la mano a la lengua.
Los actos, como las palabras, son en ocasiones peligrosos.
Quien ama, o busca, el peligro, perecerá a sus manos, o perece en él, o en él perecerá.
Frase con que se amonesta a los temerarios.
En los apretados peligros toda razón se atropella.
En casos comprometidos es preciso saltar por todo.
PELILLO:
Dar pelillo. — V. Dar matraca.
Echar pelillos a la mar.
Dejar de seguir guardándose rencor dos o más personas; hacer las paces; olvidar enojos pasados. — Úsase más comúnmente en la forma exhortativa: Echemos pelillos a la mar.
No tener uno pelillos en la lengua. — V. No tener uno pelos en la lengua.
Pararse, o reparar, uno en pelillos.
Notar las cosas más leves; tomar ocasión de ellas para disgustarse; detenerse o embarazarse en cosas de poca substancia. — Suele usarse más frecuentemente en sentido negativo.
PELO:
A pelo, o Al pelo.
A punto, con toda exactitud, a medida del deseo, oportunamente. — Úsase , por lo regular, con los verbos estar, salir y venir.
Agarrarse, o asirse, uno de un pelo. — V. Agarrarse, o asirse, uno de un cabello.
Andar al pelo.
A golpes; porque las mujercillas y cuando contienden, hacen presa en el pelo.
Andar buscando el pelo al huevo.
Buscar camorra.
Conservar uno el pelo de la dehesa.
Dícese de los paletos que no pierden las costumbres de su pueblo, aunque lleven tiempo en la Corte.
Cortar el pelo en el aire. — V. Cortar, o partir, o hender, un cabello en el aire.
Cuando el pelo enrasa y el raso empela, con mal anda la seda.
Todo lo que sale de su centro es vicioso, o está a pique de perderse.
Cuando tuvieres un pelo más que él, pelo a pelo te pela con él.
Enseña que se eviten los pleitos, en cuanto sea posible, con quien tiene más caudal o poder.
Cuando viene a pelo, aunque la burra se caiga al suelo.
Demuestra lo conveniente que es el aprovechar las ocasiones cuando se presentan, aunque sea a costa de algún detrimento.
Darle a uno para el pelo.
Reñirle, y más comúnmente pegarle o zurrarle.
De medio pelo.
Zahiere a las personas que quieren aparentar más de lo que son, o a cosa de poco mérito o importancia.
El pelo y el cantar no es caudal; pero ayuda a casar.
Los adornos no son necesarios; pero es un aliciente para el hombre que busca matrimonio el ver a una joven que tiene el cabello cuidado y no mala garganta.
El pelo y el diente, mienten; arrugas y arrastrar los pies, señal de vejez.
La pérdida del cabello, como la de la dentadura, es de todas edades: no así el segundo supuesto, que sólo aparece con los años.
En teniendo pelo, aunque sea una bruza.
Dícese de los mujeriegos.
Estar una cosa al pelo.
A lo justo, con toda exactitud y perfección, y, sobre todo, a gusto de uno.
Estar uno al pelo.
A su satisfacción, con todo desahogo, comodidad y conveniencia, o disfrutar de salud inmejorable.
Lucirle, o relucirle, a uno el pelo.
Estar gordo, bien tratado y lucido. — Dícese también de los caballos y otros animales. — En sentido figurado, manifestar uno, en el buen trato que se da, las conveniencias y bienestar de que disfruta.
Lucirse en el pelo.
Darse tono exteriormente.
Mudar el pelo.
Cambiar de fortuna; mejorar el estado económico.
No consentir que le ioquen a uno en el pelo de la ropa.
No permitir que le avasallen u ofendan moral o materialmente.
No cubrirle pelo a uno.
No poder medrar o hacer fortuna.
No dejar de echar buen pelo con alguna cosa.
No ser a propósito aquello de que se trata para llegar a hacerse rico.
No haber dejado, o soltado, uno el pelo de la dehesa.
Continuar con los resabios o la falta de urbanidad de que adolecía, a pesar de su roce o trato con personas cultas.
No hallar pelo ni hueso.
No encontrar absolutamente nada de lo que se buscaba.
No importar un pelo. — V. No importar, o no montar, o no valer, etc., un bledo alguna cosa.
No llegarle a uno al pelo de la ropa, o No tocarle en el pelo de la cabeza.
No hacerle el más leve daño.
No quedar pelo ni hueso.
No quedar nada en absoluto.
No saber pelo ni hueso, o rastro, de alguna persona, o cosa.
No saber absolutamente nada de ella. Aplícase por lo común a hacer mucho tiempo que no se tiene noticia alguna del sujeto de quien se trata.
No tener uno pelo de tonto.
Ser listo y avisado.
No tocar a uno un pelo.
No tocarle nada, ni aun lo más mínimo.
Pelo a pelo, o Pelo por pelo.
Sin adehala o añadidura en los trueques o cambios de una cosa por otra; esto es: alhaja por alhaja, sin dar nada encima.
Rascarse uno pelo arriba.
Sacar dinero de la faltriquera. — Dícese especialmente del que lo siente y tiene dificultad en hacerlo, por no ser muy espléndido.
Ser largo como pelo de huevo, o de rata.
Ser excesivamente mezquino y miserable.
Saber cortar un pelo colgado del aire.
Ser una persona muy inteligente, lista y avisada.
Salir de pelo una cosa.
Estar hecha según el genio natural de cada uno; ser consecuencia inmediata del carácter y modo de ser de quien la practica.
Ser como el pelo de la masa.
Antítesis que vale liso, llano y mondo, como el pelo de la masa que no lo tiene.
Ser persona de pelo en pecho.
Esforzado, porque es común opinión entre el vulgo, que el hombre de vello, sobre todo en el pecho, es forzudo y valiente.
Ser uno de buen pelo.
Úsase comúnmente en sentido irónico para denotar la mala índole de alguno. — En sentido directo, ser rico o de buena familia.
Suave como pelo de erizo. — V. Amable, o jino, como un erizo.
Tener pelo de cofre.
Cabello bronco. — Llámase así también a la persona que lo tiene de esta calidad.
Tener pelo de Judas.
Aplícase al cabello de color rojo.
Tentarse uno el pelo de la ropa.
Mirarse mucho en hacer una cosa antes de ejecutarla, bien por no ofender a nadie, bien por evitar las consecuencias que pudiera traer.
Jomarle a uno el pelo.
Burlarse capciosamente de él, al propio tiempo que se hace demostraciones de elogiarlo.
Venir, o no venir, a pelo una cosa.
Ser conveniente u oportuna la realización de alguna cosa, o al contrario. — Dícese más frecuentemente de la especie que se introduce en alguna conversación, como al acaso, venga o no a propósito de lo que se trata. Contar, decir, etc., una cosa con pelos y señales.
Hacerlo con todos sus pormenores y circunstancias.
Echar pelos a la mar. — V. Echar pelillos a la mar.
Estar a medios pelos.
Algo bebido, medio ebrio, pero no embriagado en absoluto.
No tener uno pelos en la lengua.
Decir sin reparo ni empacho lo que piensa o siente. —Hablar con demasiada libertad y desenvoltura.
Ponérsele a uno los pelos de punta.
Erizársele el cabello; sentir gran pavor.
Ser uno capaz de contarle los pelos al diablo. Algunos añaden: y los dientes.
Ser por extremo astuto o avisado.
¿Son pelos de cochino? — V. ¿Es moco de pavo?
Tener más trampas, inconvenientes, exigencias, etc., que pelos tiene uno en la cabeza.
Manera de exagerar la abundancia que hay de aquello que se parangona con la muchedumbre de los cabellos que uno tiene.
Tener pelos un negocio.
Ser de difícil resolución, intrincado o molesto.
Tener uno pelos en el corazón.
Tener grande esfuerzo y ánimo. — No ser humano o compasivo.
Todos tenemos pelos en el culo y no los vemos.
Da a entender que los interesados no ven jamás sus faltas.
PELÓN:
¿No te lo dije que erati pelones?
Modo de expresar que se ha salido uno con lo que había dicho o advertido.
PELOTA:
En la calle de la Pelota se venden baiíles a mota.
Dicho usado en Cádiz al dar una coca.
Estar hecho una pelota, o Estar redondo como una pelota.
Se dice de la persona o del animal que tiene buenas carnes.
Estar inflado como una pelota.
Se aplica a las personas que están aspadas, o a las cosas que están hinchadas, por el parecido que presentan con el balón o pelota grande de viento.
Estar la pelota en el tejado.
Ser todavía dudoso el éxito del asunto de que se trata.
Hacerse uno una pelota. — V. Hacerse uno un ovillo, primera acepción.
Jugar a la pelota con uno.
Traerlo engañado con razones especiosas, haciéndolo ir y venir inútilmente o andar de una parte a otra sin efecto.
No gana la pelota el que la saca, sino el que la acaba. — V. Al fin se canta la gloria.
No tocar pelota uno.
No dar en el punto de la dificultad.
Quedarse en pelota. Más propiamente: Quedarse en pelotas.
Equivale a desnudarse o quedarse en cueros.
Rechazar, o volver, uno la pelota.
Rebatir lo que otro dice con sus mismas razones o argumentos.
Redondo como una pelota.
Dícese de la persona que está muy gruesa, particularmente si es de baja estatura.
Tratar a alguno como quien juega a la pelota.
Tratarlo con menosprecio; abusar de su posición desgraciada o de su carácter condescendiente.
Irse en pelotas y juzgados. — V. Irse entre títeres y danzantes.
Sacar uno pelotas de una alcuza.
Ser muy astuto o agudo para conseguir lo que es en su provecho o lo que desea.
PELOTE:
Ser más duro que un pelote.
Se dice de una cosa sumamente dura y apretada, como le sucede al pelote o vedija de lana, que, a fuerza de haber servido tanto, se ha aplastado y endurecido.
PELOTERA:
Armar una pelotera.
Discutir violentamente; casi siempre hasta el punto de llegar a las manos.
PELOTERO:
Traer a uno al pelotero. — V. Traer a uno al retortero.
PELOTILLA:
Darse uno con la pelotilla.
Azotarse el disciplinante. — Beber vino en abundancia. —Dícese en sentido festivo.
Hacer la pelotilla.
Adular a uno; bailarle el agua delante.
PELUCA:
La peluca lleva usted tuerta. — Pues mañana la pondré derecha.
Manera de dar a entender que no hace uno el menor caso de la observación que otro le ha hecho acerca de haber incurrido en algún yerro o distracción, por serle completamente indiferente el hacerlo de un modo o de otro.
Echarle a uno una peluca.
Una reprensión acre y severa.
PELUQUERO:
La gracia, o habilidad, del peluquero es hacer rizos donde no hay pelo. — V. La gracia, etc., del barbero, etc.
Entender, o hablar, de todo como los peluqueros.
Alude a que éstos, en su afán de entretener al cliente, no cesan de hablar mientras le sirven, tocando todas las materias a su modo, hasta que dan con la que le interesa a la víctima que se halla entre sus manos.
PELLA:
Estar una cosa hecha una pella.
Estar revuelta, mezclada, apretada y amasada como la que sirve de término de la comparación.
PELLADA:
No dar pellada en una cosa.
Estar suspendida o paralizada su ejecución.
PELLEJA:
Dar, dejar, perder o soltar, uno la pelleja. — V. Dar, dejar, etc., el PELLEJO.
Librar, o salvar, uno la pelleja. — Véase Dar, dejar, etc., el pellejo.
PELLEJO:
Dar, dejar, perder o soltar, uno el pellejo.
Morirse.
De pellejo a zamarra, nada le marra.
Expresa no haber diferencia entre dos cosas, sobre todo tomadas en mala parte.
Estar, o hallarse, uno en el pellejo de otro.
Ponerse moralmente en las mismas circunstancias o situación que otro.
Estar uno en el pellejo, o No tener más que el pellejo. — V. Estar uno en los HUESOS.
Estar uno hecho un pellejo.
Estar ebrio.
Librar, o salvar, uno el pellejo.
Escapar con vida de algún trance más o menos peligroso.
Lucirle a uno el pellejo. — V. No caber uno en el pellejo.
Mientras nos reluce el pellejo, pocos consejos.
Cuando se tiene dinero en abundancia, no es lo más agradable sufrir advertencias de los demás.
Mudar uno el pellejo.
Mudar de carácter o costumbres.
No caber uno en el pellejo.
Estar muy gordo y lucio. —Estar muy contento, satisfecho o envanecido.
Pagar uno con el pellejo.
Con la vida.
Pellejo de oveja tiene la barba queda.
«Significa los enforros que defienden el temblar de frío». (El Comendador).
Quitarle a uno el pellejo.
Quitarle la vida. — Sacarle mañosamente lo que posee. — Hablar muy mal de él, murmurar sin piedad.
Sin pellejo no hay concejo.
Denota lo aficionados que suelen ser en los pueblos los concejales a celebrar las sesiones en medio de tragos.
PELLICO:
El pellico hace al monje. — V. El hábito hace al monje.
PELLÓN:
Más vale un pellón con alma, que siete con lana.
Más vale una res viva que la piel de siete muertas. — Por extensión, se aplica frecuentemente a las personas.
PENA:
La pena sigue a la culpa.
No hay delito que no sufra su correspondiente castigo.
Merecer, o valer, una cosa la pena.
Poderse dar por bien empleado el trabajo que en ella se emplea. — Úsase más comúnmente en sentido negativo.
Nadie se muere de pena.
Así sucede generalmente; sin que ello quiera decir que semejante afirmación sea absoluta, pues en esto, como en todo, no faltan excepciones, si bien sean raras.
Ni pena ni gloria.
Manifiesta la insensibilidad con que uno ve u oye las cosas.
No hay mayor pena que perder una mujer hiena.
Como la mujer buena es el ángel del hogar, perderla constituye un dolor que no es fácilmente curable.
Si dices tu pena a quien no le pena, es como si te quejaras a madre ajena.
Es tiempo perdido el ir a contar uno sus cuitas al que nada le interesan, pues ni ha de sentirlas, ni ha de poner empeño en remediarlas.
De penas y cenas, están las sepulturas llenas.
Los sufrimientos, así como el abuso en la última comida del día, ha ocasionado siempre no pocas víctimas.
Las penas no matan, pero rematan, o acaban.
El sufrimiento influye notoriamente: en la salud de las personas.
Las penas son peores de pensar que de pasar.
Imaginarse un dolor es, a veces, más malo que sufrirlo.
Pasar uno las penas del Purgatorio.
Padecer sin interrupción molestias o desazones.
Penas contadas, penas aliviadas.
El que comunica a otro sus cuitas, alivia su pecho del peso grave que le estaba oprimiendo.
Sin penas, todas las cosas son buenas.
Todo lo que no cuesta dolor es agradable. Súfrase quien penas tiene, que tiempo tras tiempo viene.
Recomienda que no se pierda la esperanza, aun en los mayores ahogos o aprietos.
PENAR:
Penar uno por una persona o cosa.
Desearla con ansia.
PENCA:
Hacerse uno de pencas.
Hacerse mucho de rogar, mostrando insensibilidad o indiferencia.
No hacerse de pencas.
No ser insensible a una cosa; no hacerse rogar; dejarse querer.
PENDENCIA:
Las pendencias y la mar, desde lejos las has de mirar.
No conviene intervenir directamente en aquello que nos puede causar daño.
PENDENGUE:
Tomar el pendengue.
Equivale a marcharse o emprender el camino.
PENDIL:
Tomar el pendil. — V. Tomar el PENDENGUE.
PENDINGUE:
Tomar el pendingue. — V. Tomar el pendengue.
PENDIQUE:
Tomar el pendique. — Véase Tomar el penpengue.
PENDÓN:
Alzar, o levantar, pendón, o pendones. — V. Levantar bandera, o banderas.
Hacerse una cosa a pendón herido.
Hacer aquello de que se trata, con toda fuerza, unión y diligencia, como sucedería si se viera el estandarte o bandera en peligro de ser arrebatado por los enemigos.
Seguir el pendón de uno.
Alistarse bajo de sus banderas, afiliarse en su partido.
PENEQUE:
Estar peneque.
Hallarse borracho.
PENITENCIA:
Con penitencia ajena no puede ganarse el cielo.
Los sacrificios que se agradecen son los que hace el interesado.
Hacer penitencia.
Se usa en sentido figurado, y forma modesta, al invitar a uno para que se quede a comer, con el objeto de significarle que lo hará sencillamente, pues por su causa no se va a preparar ningún extraordinario.
PENITENTE:
Según es el penitente, es menester absolverlo.
Expresa, satíricamente, que en todo hay clases, hasta en la penitencia.
PENSAMIENTO:
Como el pensamiento, o En un pensamiento, o Más veloz que el pensamiento.
Hacer una cosa con suma ligereza y prontitud.
Derramar el pensamiento.
Distraerlo, ocuparlo con especies diversas y cosas diferentes.
Manifestar su atrevido pensamiento.
Hacer una declaración amorosa.
Ni por pensamiento.
Da a entender que tan lejos de ejecutarse ha estado aquello de que se trata, que ni siquiera se ha ofrecido a la imaginación.
No pasarle a uno por el pensamiento una cosa.
No ocurrírsele, no pensar en ella.
Beberle a uno los pensamientos.
Adivinárselos para ponerlos prontamente en ejecución.
Encontrarse con, o en, los pensamientos.
Pensar simultáneamente dos o más personas una misma cosa sin haberlo comunicado entre sí.
PENSAR:
El que las piensa, las urde, o las tañe. — V. Cada uno juzga por su corazón el, o del, ajeno.
¿En qué estás pensando? — En que me lie de morir, y no sé cuándo.
Dícese a la persona que está callada y ensimismada, a lo cual contesta, sin querer descubrir su pensamiento.
Hablar sin pensar, es tirar sin apuntar, o sin encarar.
Encomienda la reflexión antes de hablar, para no tener que arrepentirse después.
Lo que se piensa es lo que se vive.
Conviene no desfallecer en la batalla de la vida, pues el que se acobarda y empieza a pensar, acaba por sucumbir.
Pensar no es saber.
Contra los que tienen la costumbre de decir: me parece..., o pienso que... en lugar de afirmar o negar lo que se sabe.
Piensa mal quien piensa que otro no piensa.
Aconseja que se desconfíe de los demás, pues lo mismo que nosotros discurrimos para alcanzar, por ejemplo, alguna cosa, discurren los demás.
Piensa mal, y acertarás.
Da a entender que, para no equivocarse, hay que tener mala opinión de los hombres.
Quien piense qué haga, piense qué diga.
Es conveniente, y a veces necesario, el justificar los actos de cada uno.
Quien se detiene a pensar no quiere errar.
Enseña o no obrar de ligero sino después de haber meditado mucho.
PEÑA:
Firme como la Peña de Marios.
Manera de encarecer la firmeza y constancia de alguna persona o cosa, con alusión a un despeñadero duro y elevado, conocido con el nombre de Peña de Marios, que hay cerca de esta villa, en la provincia de Jaén, la cual se hizo célebre por haber servido de suplicio a los hermanos Carvajales, arrojados desde su altura por orden del rey Fernando IV, a quien por haber citado aquellos caballeros ante el Tribunal de Dios en el término de treinta días, protestando de su inocencia, y habiendo muerto efectivamente el monarca el día trigésimo, bien por casualidad, bien por providencia divina, reconoce la Historia con el nombre de el Emplazado.
Menos da una peña.
Fórmula de consolación cuando no se consigue todo lo que se esperaba.
Ser uno peña, o de peña, o una peña.
Ser insensible.
Durar por peñas una cosa.
Durar mucho tiempo, tener gran resistencia. Dícese también por piedras.
El dar quebranta las peñas, o quiebra las piedras. — V. Dádivas quebrantan peñas.
¡Peñas y buen tiempo!, o ¡Peñas y longares!
Expresión, de procedencia gitanesca, con que se denota que alguno huyó, o se exhorta a uno a huir.
PEÓN:
Bailar más que un peón sin cuerda.
Aplícase a las personas que son muy hábiles y aficionadas a la danza.
Contra peón hecho dama, no para pieza en tabla.
Además de su sentido recto en el juego de damas, enseña que aquel que de un estado humilde pasa a otro superior, intenta supeditar a los demás y atropellarlo todo.
Un peón vale lo que sus pies.
Todo sujeto cuyo oficio es recorrer grandes distancias a pie para ser portador de los encargos que se le confían, necesita ser gran andador. — Tratándose de faenas cuyo éxito depende del movimiento material, quien más corra será el sujeto más abonado para desempeñarlas.
PEONADA:
Pagar uno la peonada.
Corresponder, ejecutando una acción, como en pago de otra semejante. — Alude a los labradores, que mutuamente van a trabajar los unos en las haciendas de los otros.
PEOR:
Ponerse en lo peor.
Presentir desfavorablemente, ya sea con algún motivo fundado, ya por cálculo preconcebido.
PEPA:
Date prisa, Pepa, que si no te entierran.
Aconseja no dormirse en los asuntos de la vida, pues el que no lo hace así, perece.
¡Viva la Pepa, y el pan a dos cuartos!
Expresión por la cual damos a entender la tranquilidad con que se ven las mayores cosas, siempre que a nosotros no nos falte nada.
PEPINO:
No dársele a uno un pepino de, o por, una cosa.
No importarle nada, no hacer caso de ella, despreciarla.
No valer un pepino, o un culo de pepino.
Ser alguna persona, y con más frecuencia, ser alguna cosa de escaso o ningún valor.
PEPITA:
No tener uno pepita en la Hablar con toda expedición, libertad y desahogo. — V. No tener uno frenillo.
Pepita con pepita, y hueso con hueso. — V. Cada oveja con su pareja.
PEPITORIA:
No ser pepitoria. — Véase No tener una persona, o cosa, pies ni cabeza.
PEPLA:
Estar hecho una pepla.
Tener molestia, enfermedad de poca importancia. —Estar lleno de achaques.
PEQUEÑO:
Ningiín pequeño tiene obligación de ser hombre de bien; y si lo es, es sólo por casualidad. — V. Hombre a quien le pica el gallo en el culo, no puede ser bueno.
PER:
Quedarse per istam.
Quedarse sin comer. — Quedarse sin lograr lo que se deseaba.
Hacerle a uno el per signum crucis.
Darle una o más cuchilladas o golpes en la cara.
PERA:
Coma yo de la pera, y móndela quien quiera.
Si los resultados se consiguen, lo que menos importa es quien haya puesto los medios.
Como pera, o peras, en tabaque. — Véase Como oro en paño.
Esa pera no es de su peral.
Da a entender que lo que se dice no es invención de uno, sino copiado de otro.
La pera y la doncella, la que calla es buena. — V. La mujer y la pera, la que calla es buena.
Pera que dice Rodrigo, no vale un higo. — V. La mujer y la pera, la que calla es buena.
Que por la pera, que por la manzana, mi hija nunca será sana.
Dícese por las personas dengosas y por las achacosas.
Quien dice, o habla, mal de la pera, ése se la lleva, o la bendice y se la lleva.
Contra los que ponen defectos o peros a alguna persona o cosa, al propio tiempo que la están deseando con vehemencia.
Con las peras, vino bebas, y sea el vino tanto, que ande la pera nadando.
Aconseja que se beba sobre la pera vino en abundancia en lugar de agua.
Dar para peras a uno.
Darle que sentir, aplicándole algún castigo o proporcionándole algún pesar.
¿En qué estábamos? — En lo de las peras.
Cuando una persona no está atenta a lo que se dice, al ser preguntada suele contestar con un ex abrupto; aplícase, pues, en este caso, aludiendo al sucedido siguiente: Vivía a principios del siglo pasado en Cádiz, y desempeñaba el cargo de teniente cura de la parroquia auxiliar de San Antonio, un tal Padre Valderrama, zumbón como buen andaluz, aunque tan pesado y prolijo en su conversación y sermones, que le había conquistado entre sus feligreses el apodo de Padre Porra, con que era comúnmente conocido.
Tenía por costumbre rezar todos los domingos y días festivos del año el santo Rosario, dar lectura de un punto de meditación y pronunciar después una plática sobre dicho punto, sentado en un sillón delante de la mesa en que había rezado y leído, en la capilla del Patrocinio, sita en el patio de la referida parroquia de San Antonio, a las tres de la tarde, hora en que sólo concurrían cuatro o seis beatas que, sin levantarles falso testimonio alguno, ni cosa parecida, asistían allí para echar bonica y disimuladamente su siesta. Hete, pues, aquí, que un día festivo, en el cual, con motivo de haberse mandado hacer unos pantalones el bonachón del Padre Valderrama, va a saber el sastre que se los hizo si le estaban, o no, bien, dado que cuando se los había llevado a su casa aquella mañana se hallaba el cura ausente; y esperando en un rincón de la capilla a que terminase sus pláticas religiosas el parroquiano, se situó a tal altura que no pudo substraerse a las miradas de éste.
Entonces, dando de mano a su plática, encaróse con él, diciéndole: —Maestro, ¿qué demontres de fondillos me ha puesto usted en los pantalones, que cabe en ellos una libra de peras?
Acercóse el sastre, y lleno de prudencia le manifestó que no era aquel sitio ni ocasión aquélla de ventilar semejante cuestión; comprendiólo así el cura, y volviéndose repentinamente a la beata que más cerca de sí tenía, le preguntó: —¿En qué estábamos, hermana?
A lo que ella repuso, con voz gangosa y algo indecisa, como propia de quien salía de un ligero sopor: —En lo de las peras, padre, en lo de las peras.
Quedando desde entonces en Cádiz como proverbio la frase aludida.
Encoger uno como en, o como entre, peras.
Elegir cuidadosamente para sí lo mejor o lo que es de su mayor agrado.
Eso es lo mismo que pedir peras al olmo.
Se aplica a todo aquel que pide cosas imposibles, como lo sería que un olmo produjese peras, o un alcornoque aceitunas.
Partir peras con uno.
Tratarlo con toda familiaridad y llaneza. — Suele usarse con más frecuencia en sentido negativo.
Poner a uno las peras a cuarto, o a cuatro, o a ocho.
Estrecharlo, obligándolo a ejecutar o conceder lo que no quería.
Venir como peras en tabaque. — V. Venir como te orada en ojo de boticario.
PERALA:
Es peor que la Perala, que era cada día más mala.
Ignoramos quien sea la Perala; es lógico suponer que sería alguna individua no muy recomendable por su bondad.
PERCAL:
Conocer el percal.
Equivale este modismo a decir que ya sabemos las condiciones, circunstancias, costumbres, etc., de la persona a quien se refiere.
PERCANCE:
Percances del oficio. — V. Ser una cosa gajes del oficio.
PERCEBE:
Ser un percebe.
Equivale a ser una persona tonta.
PERCHA:
Compostura de percha.
Significa que el objeto dado a componer, especialmente si es una prenda de vestir, ha vuelto a poder de su dueño sin haberse puesto manos en su arreglo o reforma.
Estar en percha una cosa.
Estar ya cogido y asegurado aquello que se pretendía obtener.
PERDER:
Andar, o estar, perdido por una persona o cosa.
Desearla, apetecerla con vehemencia. —Ser muy aficionado a ella.
El perder y el ganar, todo es comerciar. — V. Quien usa, o frecuenta, los mercados, de ellos ha bueiios, de ellos ha malos.
¿Hay algo que echar a perder por ahí?
Eufemismo con el cual se da a entender si hay algo que comer o beber, sin pedirlo directamente.
Lo que con unos se pierde, con otros se gana.
Es una manifestación de la ley de las compensaciones.
Lo perdido, vaya por amor de Dios.
Reprende a los que se ostentan liberales o caritativos con lo que no les aprovecha.
Más vale perder, que más perder.
Es preferible no ganar una pequeña cantidad, si con eso nos evitamos una mayor pérdida. Úsase generalmente en el comercio.
Nada teme perder quien nada tiene. — V. El que no tiene, el rey le hace libre.
Nadie perdiendo es loado.
Así como al ganancioso todos le bailan el agua delante, al que tiene la desgracia contraria, nadie le mira a la cara.
No habérsele perdido a uno nada en tal o cual paraje, ocupación, etc.
No tener que figurar en aquello de que se trata. Aplícase muy frecuentemente a los entremetidos, en forma interrogante, diciendo: ¿Quése le ha perdido a usted por aquí?
No pierde el hilo por delgado, sino por gordo y mal hilado.
Da a entender que no siempre lo más grueso y basto es de más duración.
No se perderá.
Dícese del inteligente y advertido en lo que maneja, y que no es tonto para su provecho.
Perdido es quien tras perdido anda.
Perseguir una cosa indigna, no habla muy en favor de quien lo hace.
Quien busca lo que no pierde, lo que tiene debe perder.
Aplícase a los amigos de lo ajeno.
Ser uno un perdido.
Haber perdido toda noción de vergüenza, atrayéndose el desprecio general. — Ser demasiado liberal, rayando en la prodigalidad.
Tener uno qué perder.
Ser persona de estimación y crédito, por lo que debe mirar antes aquello a que se compromete.
Tú te lo pierdes.
Un ofrecimiento hecho de buena voluntad, y no aceptado, suele provocar esta expresión.
Vayase lo perdido por lo ganado. — V. Vayase lo ganado por lo perdido.
PERDICIÓN:
No hay perdición en el mundo que por mujeres no venga.
Basándose en que todos los males que sufrimos en el mundo son debidos a la credulidad de Eva, no van descaminados los que aplican este epifonema del conocido cantar que dice: Una mujer fue la causa de mi perdición primera.
PERDIDIZO:
Hacerse perdidizo.
Decidirse voluntariamente un jugador a perder, por respeto o deferencia al compañero, o por convenir así a sus miras ulteriores.
PERDIGÓN:
Ser un perdigón.
Dícese del que pierde un curso en los exámenes ordinarios; también se le llama perdigón de verano. Es frase muy usada entre los estudiantes, en particular entre los de las Academias militares.
Cazar uno con perdigones de plata.
Comprar la caza, para hacer creer que uno es quien la ha cazado. —Sobornar o atraerse a alguien a fuerza de dinero.
PERDIZ:
A perdiz por barba, y caiga el que caiga. — V. A carnicera por barba, y caiga el que caiga.
Buscar la perdiz, y encontrarse con el mochuelo. — V. Ir por lana_v volver trasquilado.
Cuando la perdiz canta, nublado viene.
Suele ser síntoma de lluvia próxima el que las perdices arrullen.
La perdiz cosa es perdida, si caliente no es comida.
Apreciación de algún gastrónomo que, a nuestro juicio no tiene fundamento, toda vez que la perdiz fiambre no es manjar despreciable.
La perdiz, en la nariz.
Dicen los inteligentes que para que la perdiz sepa bien, es preciso que comience a pasarse. — V. Tapar la nariz, y comer la perdiz.
La perdiz se quiere comer dos veces.
De una vez la carne, y de otra chupar los huesos; o bien: primero una perdiz, y luego otra.
La perdiz y la camuesa, por Navidad es la buena.
Indica que esta es la época mejor para comer ambas cosas.
O perdiz, o no comerla.
Expresa que para sacarle el gusto a dicho delicado manjar, es preciso comerse una perdiz entera, pues de no ser así, no vale la pena tomar un pedazo.
Más claro: que no se debe repartir con nadie.
Perdiz azorada, perdiz medio asada.
Se dice porque está más tierna ésta después de fatigada por el azor.
Perdiz derrengada, perdigoncillos aguarda.
La perdiz que está próxima a soltar la cría, no puede estar muy ligera.
Perdiz que corre, extiende sus alas.
Hay que saber ayudarse de todos los medios que tiene uno a su disposición.
Siempre perdiz, hasta al obispo cansó.
Por buena que sea una cosa, resulta molesta cuando se prodiga, o repite con exceso.
Donde cantan las perdices.
Dícese así para indicar que se trata de un paraje solitario.
Eso es lo mismo que querer cazar perdices en campo raso.
Explica lo sumamente difícil de conseguir que es aquello de que se trata, como sucede con cazar perdices fuera de terreno montañoso.
Ha habido perdices.
Equivale a decir que una cosa se perdió.
Olerle a perdices a uno.
Presumir que hay o habrá pérdida en aquello de que se trata.
Para dos perdices, dos. — V. O perdiz, o no comerla.
Perdices todos los días, cansan. — Véase Siempre perdiz, hasta al obispo cansó.
PERDÓN:
Con perdón de la mesa.
Frase que se usa cuando estando comiendo se emplea alguna palabra puerca.
Cuando el perdón vino, ya estaba el Papa en Roma.
Los remedios que se ofrecen cuando ya ha ocurrido una cosa, son perfectamente ridículos sobre inútiles.
No tener perdón de Dios.
No haber disculpa alguna con que poder defenderse, o defender a otro, o alguna cosa.
Beber, o ganar, los perdones.
Beber un trago después de haber dado gracias a Dios a la conclusión de la comida del mediodía.
Boecio Epo, célebre jurisconsulto del siglo xvi, en su Comentario sobre el capitulo de los Decretales «Ne clerici vel monach», etc., cap. I, núm. 13, dice que. por ser muy dados los alemanes a la francachela, no se curaban de rezar después de haber comido, y que para remediar este abuso concedió indulgencias el Papa Honorio III (siglo xm) a los individuos de aquella nación, que bebieran después de haber dado gracias en la comida. Sin que vayamos a negar ahora la veracidad de dicho suceso, es nuestra opinión que el origen de semejante práctica es mucho más remoto, y que se funda en el hecho de haber bebido el Señor y dado a beber a sus discípulos en la última Cena después de dar gracias a su Eterno Padre.
PERDONAR:
Al que perdona, pudiendo vengarse, poco le falta para salvarse.
Bien sabido es que uno de los actos humanos más gratos a Dios es el perdonar las injurias.
Perdonar hecho y por hacer.
Se nota con este dicho la excesiva y culpable indulgencia de una persona.
Perdono, pero guardo, o pero no olvido.
Dícese de aquellos que conservan el recuerdo de una ofensa para vengarse en ocasión oportuna.
PEREGRINAR:
Los que mucho peregrinan, rara vez se santifican. — V. Quien muchas romerías anda, tarde o nunca se santifica.
PEREGRINO:
Los peregrinos, muchas posadas y pocos amigos.
Quien no tiene residencia fija, anda conociendo a cada paso caras nuevas, con cuyo motivo no le es posible crearse afecciones sólidas y verdaderas.
PEREJIL:
Huir del perejil, y dar, o salir, en la frente.
Indica el gran cuidado que se debe tener en la elección para que, huyendo de una cosa mala, no se elija otra peor.
Perejil mal sembrado.
Dícese de la barba rala y cortada con desigualdad.
¿Qué es esto? — Perejil y rábano tuerto. — V. ¿Qué es esto? — Uvas en cesto.
Ser como D. Perejil, que daba arremetidas entre los suyos.
Dícese de aquellos que, en vez de favorecer, tiran contra los de su linaje.
PEREZA:
Contra pereza, un buen garrote.
Variación bastante acertada, por lo práctica, de lo que reza la Doctrina cuando al hablar de aquel vicio, pone como antítesis la diligencia.
La pereza es el olvido de la vida.
El que es poco activo parece que no demuestra muchos deseos de vivir.
Pereza, llave de pobreza.
Así como la laboriosidad y el trabajo conducen a la fortuna, la pereza conduce al extremo opuesto.
Pereza, ¿quieres sopas?
Repréndese al que por desidia o negligencia deja o pierde aquello que le importa.
Sacudir la pereza.
Emprender o continuar con buen ánimo una tarea o diligencia.
Viaja la pereza con tal lentitud, que la alcanza la pobreza con gran prontitud. — V. Perbza, llave de pobreza.
PEREZOSO:
El perezoso intelectual busca una frase hecha, como el perezoso muscular busca una silla para sentarse y descansar en ella.
Esta frase de Hartmann tiene por objeto probar que es muy cómodo eso de pensar por cuenta ajena; de ahí que muchos individuos adquieran fama de sabios o de eruditos, sin más trabajo que vestirse con las galas ajenas para lucirse a poca costa. Así se cuenta, entre otros mil, de Talleyrand, cuya ciencia se reputaba como un caudal adquirido de frases hechas pertenecientes a otros autores, y muchas de las cuales pasaban indebidamente en su época por ser de su propia cosecha.
No seas perezoso, y no serás deseoso, o acucioso, o presuroso.
Aconseja no dormirse en la resolución de un asunto, para no tener luego que correr, con peligro probable de llegar tarde.
PERFUME:
El perfume sobre la mujer es la bebida que más emborracha a los hombres.
Manifiesta el efecto que en los sentidos causan los perfumes de las mujeres, particularmente si son éstas de cierta clase.
PERGEÑO:
Tener malos pergeños.
Carecer de maña o habilidad para hacer alguna cosa.
PERICO:
Dale Perico al torno.
Dícese cuando ya está uno cansado de oír una cosa que se está repitiendo con insistencia.
¿De cuándo acá, Perico con guantes?
Expresión con que se manifiesta la extrañeza que se siente en lo que se oye o ve.
Perico, cuando mates el gallo, guárdame el pico.
Burla usada contra aquellas personas que se vanaglorian de poseer una cosa que todavía no tienen y que, quizás, no podrán lograr.
Perico de, o el de, los palotes.
Persona indeterminada, un sujeto cualquiera.
Perico entre ellas.
Hombre que gusta de andar siempre entre mujeres. Úsase también Periquito, más comúnmente.
Perico, ¿ves a padre?
Dícese cuando se le da a uno un manjar, tal como carne de membrillo, jamón, queso, etc., en una lonja tan fina y delgada que se transparenta. Algunos añaden: ¡Ojalá no lo viera!
Pues yo, apenas si me llamo Perico.
Dícelo de sí aquella persona que quiere bajarle a otra los humos, por acabar de ensartar ésta una cáfila de apellidos o títulos retumbantes con los que generalmente es conocida o citada.
PERICOTE:
Sin decir «allá te lo espeto, pericote prieto». — V.Sin decir: ¡Agua va!
Pericote significa en la América del Sur una rata grande; y sabido es que quien suelta un palo a una rata, lo hace sin darle antes aviso, a fin de que no marre el golpe.
PERILLA:
Cortarle a uno la perilla del ombligo.
Tenerle dominado por completo.
Venir de, o como de, perilla, o perillas.
A propósito, a tiempo, con oportunidad, y como para dar el último grado de perfección a algo.
PERILLÁN:
Ser un perillán.
Dícese del sujeto que es muy mañoso, cauto y sagaz en su conducta y en el manejo de sus negocios; y alguna vez, aunque impropiamente, según su etimología, del que es picaro o astuto en mala parte, y también de aquel a quien se califica en nuestra lengua de pobre diablo, y en otras de piojo resucitado.
Trae su origen de un caballero llamado Per Illán (Pedro Julián), militar distinguido y pundonoroso, de quien se cuenta que, no pudiendo sufrir la idea de que sus restos fueran hollados después de muerto, suplicó mañosamente al rey que, en premio de sus servicios, le otorgara la merced de ser enterrado en alto, lo que en efecto le concedió, viéndose hoy su sepulcro en la capilla de Santa Eugenia de la catedral de Toledo, con la siguiente inscripción en versos leoninos: Qui statis coram properantes mortis ad horam, Ibitis absque mora, nescitis qud tamen hora, Sic ego nescivi, nisi quando raptus abivi Clarus eram Miles; clara de stirpe creatus, Tu ciñeres viles Jiic intró vertor humalus. Ergo vos sanipro me Petro Juliani | Deprecor orate, precibus me poseo iuvate. Obi tus meus XXVII die Februarii, Era MCCLXXXV