Ser como el bichero, que tiene dos ganchos: uno para atracar, y otro para desatracar. — V. Jugar con, o tener, dos barajas.
BICHO:
Bicho malo nunca muere. Algunos añaden: y si muere, muere tarde.
Expresa que lo malo, por regla general, y por lo mismo que su pérdida importaría poco, suele durar mucho.
Bicho que no come, muere.
Da a entender que la conservación de la vida orgánica depende de la alimentación.
Bicho que vuela, a la cazuela.
Algunos lo aplican a propósito de que haciendo buen caldo las aves, deben formar parte de las carnes que entran en la composición de todo buen cocido, sin atender a que sean de mejor o de peor calidad, o a que el arte culinario las haya admitido o no en su esfera. Otros (y a este parecer me inclino) lo entienden irónicamente, diciendo que cuando está destapada la comida, van a parar fácilmente a ella, atraídos por el vapor, los insectos volátiles, como moscas, palomillas o mariposas, correderas o cucarachas aladas, etc.
BIEN:
A bien te salgan, hija, esos arremangos.
Denota irónicamente el mal fin que suelen tener la desenvoltura y licencioso despego de las doncellas.
A bien te salgan, hijo, tus barraganadas: el toro era muerto y hacia alcocarras con el capirote por las ventanas.
Aplícase a los que hacen ostentación de gran valor cuando se hallan en paraje seguro. — Es una variante del refrán A moro muerto, gran lanzada.
Al bien, bien; y al mal, yesca y pedernal.
Es decir, que lo bueno se acoja fácilmente, y lo malo se aparte de uno cuanto antes.
Al bien, buscallo; y al mal, esperallo. — V. Al bien, buscarlo; y al mal, esperarlo.
Al bien, buscarlo; y al mal, esperarlo.
Es de discretos aproximarse a lo bueno todo lo posible, así como apercibirse para los daños que puedan sobrevenir y no podamos rehuir en modo alguno.
A lo que se quiere bien, se castiga. — Véase Quien bien te quiera, te hará llorar.
A quien no espera bien, no hay mal que dahe.
Para aquel que está aclimatado, por decirlo así, con el infortunio, en fuerza de la costumbre, no hay desdicha o contrariedad, por grande que sea, que le cause mella.
Bien con bien, que son dos bienes. — Véase Miel sobre hojuelas.
¡Bien haya pan que presta y moza que lo come!
Elogia el buen servicio que algunas cosas hacen, y juntamente a la persona en quien recae el provecho.
¡Bien haya quien a los suyos se parece!
Dícese de los que ejecutan algunas acciones semejantes a las que harían sus padres o parientes. Algunas veces se toma o emplea en sentido irónico.
¡Bien fiava quien dijo: vuelta!
Aplícase a todo aquello que se hace o repite de una manera satisfactoria, tal como la vuelta al hogar tras una larga ausencia; la vuelta o devolución de un objeto prestado; la vuelta o repetición de un festejo o diversión, etc.
Bien muy querido, pronto es perdido.
Demuestra que aquello que más nos ilusiona es, por regla general, lo que antes nos suele faltar.
Bien predica quien bien vive.
No es de extrañar que el que no padece necesidades hable bien de la vida, aconsejando a los demás que no se desesperen por los contratiempos que pue dan sufrir en ella.
Bien sería, pero no es necesario.
Manera de eludir o no aceptar alguna proposición u oferta. — Es frase tomada literalmente del Catecismo de la Doctrina cristiana, por el P. Gaspar Astete, respondiendo a la pregunta de «si es menester, siempre que uno cae en pecado mortal, confesarse luego para que se le perdone».
Bien sobre bien, bocado enmantecado mojado en la miel. — V. Miel sobre hojuelas.
Cuando el bien del señor tarda, el servicio del criado se enfada.
Aconseja no dilatar la paga, por temor de que la obra no se siga haciendo con esmero y exactitud.
Cuando viene el bien, mételo en tu casa.
Nos enseña a no despreciar la buena suerte, y a no ser perezosos en aprovecharnos de ella.
Da, y ten, y harás bien.
Recomienda dar con prudencia, no sea que aquello de que uno se despoja lo necesite algún día.
Dejar bien a uno.
Cumplir lo que la persona recomendante o fiadora ha prometido por nosotros. — Tratándose de disposiciones testamentarias, percibir el heredero una cantidad más que suficiente para que pueda subvenir a sus necesidades holgadamente. — Con el verbo poner, colocar a una persona (sin necesidad de ser por herencia) en las condiciones antedichas, bien dándole una ocupación o empleo, bien pasándole renta, etc.
Del bien al mal no hay el canto de un real.
Manifiesta lo mudables que son las cosas de la vida y en qué poco tiempo se efectúan dichos cambios.
El bien anda y el mal vuela. — V. El bien suena y el mal vuela.
El bien, hasta que se pierde, no se conoce.
No solemos apreciar las cosas hasta que, al quedarnos sin ellas, echamos de ver la falta que nos hacen. — También se suele decir: El bien no es conocido hasta que es perdido.
El bien le hace mal.
Frase con que se da a entender que alguno hace mal uso del bien que tiene, y lo convierte en daño propio. —Dícese también de los envidiosos, que sufren al ver la dicha de los demás.
El bien no dura y el mal llega.
Enseña la persistencia de los males sobre la caducidad de los bienes.
El bien no es conocido hasta que es perdido. — V. El bien, hasta que se pierde, no se conoce.
El bien no es para quien lo busca.
Denota lo caprichoso que es el destino, pues, por lo general, favorece al que no lo merece, aunque no lo persiga, y en cambio no acude al llamamiento del que trata de conseguirlo, por merecedor que sea de él.
El bien, o el mal, a la cara sal, o sale.
Expresa cómo la buena o la mala disposición de la salud o del ánimo se manifiesta en el semblante, como podría reflejarse en un espejo. Por eso dice otro refrán que La cara es el espejo del alma.
El bien que hacer pudieres, hazlo luego.
Porque si se deja para mañana, puede sorprendernos la muerte y quedarse sin hacer.
El bien que se hace hoy, constituye la felicidad de ftiañana. — V. Quien siembra, coge.
El bien se siente más cuando es perdido. — V. El bien, hasta que se pierde, no se conoce.
El bien suena y el mal vuela.
Indica que las malas noticias suelen llegar a oídos de los interesados con más rapidez que las buenas.
El hablar bien, poco cuesta.
Dícese a las personas que tienen la fea costumbre de usar palabras reprobables por la buena educación.
El hacer bien a villanos es echar agua en el mar.
Manifiesta que así como el agua vaciada en el mar queda perdida para el que la echó, de igual manera son perdidos los beneficios dispensados a los ingratos para aquel que se los hizo.
El que trabaja, principia bien; el que ahorra, acaba mejor.
Ensalza las excelentes cualidades del trabajo y del ahorro: el primero aporta, pero el segundo conserva.
El que un bien gozar espera, ruando espera, desespera.
Al que desea alcanzar alguna cosa, por muy próximo que esté su logro, siempre le parece que tarda.
Ése es de llorar, que tuvo bien y vino a mal.
Denota que la persona verdaderamente digna de lástima es aquella que, criada en buena posición y acostumbrada a disfrutar de las comodidades a ella inherentes, ha venido a menos por su desgracia.
Ése te quiere bien, que te hace llorar. — V. Quien bien te quiera, te hará llorar.
Hacer bien nunca se pierde.
El beneficio redunda no sólo en provecho del que lo recibe, sino en el de quien lo dispensa, aunque sea mal correspondido.
Hasta que uno muere no se conoce quién bien le quiere.
Los halagos recibidos en vida, particularmente por los que poseen bienes de fortuna, suelen tener una finalidad que termina con la vida del interesado.
Haz bien, pero no cates a quién. — V. Haz bien y no cates, o no mires, a quién.
Haz bien, y guárdate.
Da a entender la ingratitud de los hombres, que ordinariamente pagan con malas obras, daños, contrariedades y perjuicios los favores que se les dispensan, por lo que conviene precaverse contra tan inicua conducta.
Haz bien y no cates, o no mires, a quién.
Enseña que los beneficios deben hacerse sin interés mezquino de calculada reciprocidad a fines particulares: conviene socorrer a los necesitados, sin pararse a considerar lo que hayan podido ser, cuando la miseria los abruma.
Haz bien, y tendrás envidiosos; haz más bien, y los confundirás.
Denota que el mejor medio de embotar los acerados filos de la envidia es añadir favores y más favores a los anteriormente dispensados.
Haz lo que bien te digo, y no lo que mal hago.
El buen consejo debe ser practicado, aun cuando no lo siga la persona misma que lo recomienda.
Lo bien ganado se pierde, y lo malo, ello y su dueño.
Todo lo que honradamente se gana se gasta; pero lo que se adquiere por medios ilícitos, además de perderlo al ser descubierto, trae consigo el castigo para quien indebidamente lo adquirió, aplicado por las leyes.
Lo mismo dan a Bien-ara que a Mal-ara.
Serle a uno una cosa indiferente, pues lo mismo ha de sacar con que se resuelva de una manera que de otra.
Lo que se puede hacer por bien, no se haga por mal.
Aconseja se pongan en práctica medios benignos y conciliadores con preferencia a otros duros y violentos, siempre que posible sea, cuando se trata del logro de alguna cosa más o menos difícil de alcanzar.
Ni el bien es eterno, ni el mal durable. — V. No hay bien ni mal que cien años dure.
Ningún bien importa más como guardarnos del mal.
Encarece el cuidado que debemos poner en precavernos del peligro antes que éste llegue a sobrevenir, pues después todas las disculpas son necias.
No es bien el que llega tarde.
Porque no puede aprovecharse.
No hay bien ni mal que cien años dure.
Procura consolar al que padece, ha ciéndole ver que todo tiene término en este mundo, así lo favorable como lo adverso. — V. No hay mal que cién años dure, ni cuerpo que lo resista.
No se conoce el bien hasta que se ha perdido.
Denota el mucho aprecio que debe hacerse de la buena suerte, y la gran solicitud que debe afrontarse para su conservación, por causa de los daños y perjuicios que se experimentan cuando se malogra.
Nunca es tarde para el bien.
El beneficio o la buena obra que se practica, siempre son bien admitidos por el que los recibe, bajo cualquier concepto que se consideren.
Nunca se perdió el bien hedw.
Excita a practicar las buenas obras, pues éstas, tarde o temprano, alcanzan su recompensa.
Quien bien come y bien bebe, bien hace lo que debe.
Refiérese a la... digestión de los que no son muy parcos en ninguno de los dos extremos indicados. — V. Como come el mulo, caga el culo.
Quien bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.
Denota lo importantes que son estas dos funciones para la conservación de la salud.
Quien bien está, no se mueva.
Aconseja que no se deje lo cierto por lo dudoso, pues a veces, pensando mejorar, se abandona el bienestar de que se gozaba para encontrarse peor, sin poder recuperar lo perdido.
Quien bien hace, para sí hace. — V. Hacer bien nunca se pierde.
Quien bien me hace, ése es mi compadre.
Contra los que cultivan la amistad tan sólo por el interés. — Tomado en sentido más noble significa no poderse dar mayor prueba de cariño que acudir a remediar la desgracia del amigo necesitado, aunque no exista parentesco alguno entre el que dispensa el beneficio y el que lo recibe.
Quien bien quiere a Beltrán, a su perro le echa pan.
Demuestra que cuando se ama a una persona, todos los objetos de su pertenencia son para nosotros objeto de cariño y consideración.
Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can. — V. Quien quiere la col, quiere las hojas de alrededor.
Quien bien te hará, o se te irá o se te morirá.
Indica que las personas que han nacido desgraciadas suelen disfrutar poco tiempo del alivio que encontraron en el bienhechor que les deparara la suerte.
Quien bien te quiera, te hará llorar.
Conceder todo lo que se desea es muy agradable para el que lo pide; pero cuando lo solicitado es nocivo, y como tal negado, produce una contrariedad, por no querer reconocer, en el momento, que es en evitación de un daño ulterior.
Quien bien tiene y mal escoge, del mal, o por mal, que le venga no se enoje. — V. Quien bien tiene y mal escoge, no se enoje.
Quien bien tiene y mal escoge, no se enoje.
El que deja un bien cierto por otro dudoso no debe quejarse de su desgracia. — El que deja pasar una ocasión de hacer su suerte, resígnese sin murmurar a las consecuencia de su imprevisión.
Quien más el bien anhela, menos lo halla y más se desvela. — V. El bien no es para quien lo busca.
Quien quisiere bien, que no lo merezca.
Uno de tantos refranes como marcan la extensión y universalidad de la injusticia. En efecto, por regla general, se ve que el que alcanza los mejores puestos es el que menos merecimientos tiene para ello.
Quien vive bien, a nadie ha menester.
El que obra rectamente no necesita padrinos que lo saquen de malos pasos.
Quien vive bien, muere bien; quien mal vive, muere mal. — V. Quien mal anda, mal acaba.
Si el bien llega, no tarda. — V. Nunca es tarde si la dicha es buena.
Siempre es alabado más el hacer bien, que mal.
Encomia las ventajas de obrar dulce y rectamente.
Si quien sirve bien no medra, el que sirve mal, ¿qué espera?
Dícese por aquellas personas que no saben agradecer los favores que reciben, recompensándolos, por creer que los servicios se les deben por derecho propio.
Si quieres bien a tu galán, no le des coles por San Juan.
Da a entender que la dicha hortaliza es malsana en el mes de junio.
Todo lo hace bien el hombre de bien.
Porque una persona honrada es incapaz de ejecutar nada que repruebe la conciencia.
Vase el bien al bien, y abejas a la miel.
Expresa, en principio general, ser ley de la Naturaleza el que cada cosa busque su semejante; y en sentido más estricto, que con quien más tiene suele ser la fortuna más pródiga que con el necesitado o indigente.
Bienes de campana, dalos Dios, y el diablo los derrama. — V. Los dineros del sacristán, cantando se vienen y cantando se van.
Bienes mal adquiridos, a nadie han enriquecido.
Denota cómo el poseedor de mala fe no suele medrar con la hacienda de que injustamente disfruta.
¡Bien hayan mis bienes, que remedian mis males!
Se consuela alguien, o a alguien, de tener recursos reservados con que poder hacer frente a cualquiera necesidad imprevista.
Cantar mil bienes de uno. — V. Decir mil BIENES.
Decir mil bienes de uno.
Alabar exageradamente a una persona.
De todos los bienes somos avaros, menos del tiempo.
Efectivamente, no hay cosa que más segaste que el tiempo, sin darnos cuenta y sin preocuparnos lo más mínimo. Los ingleses dicen: Time is money; pero no todos opinamos, por lo visto, lo mismo.
¡Dichosos bienes, que remedian mis males! — V. ¡Bien hayan mis bienes, que remedian mis males!
Juntando los bienes con los males, resulten todos los años, o los días, o los meses, iguales.
Sintetiza la naturaleza de la vida humana, compuesta de ambos factores.
Quien de bienes ajenos se llena, su propio bajel barrena. — V. Quien de ajeno se viste, en la calle le desnudan.
BIENAVENTURADO:
Bienaventurados los pobres de espíritu.
Desde muy antiguo se da una falsa interpretación por el pueblo a esta sentencia evangélica, pretendiendo dar a entender con ella la suerte feliz que cabe a los simples, porque en semejante estado padecen menos. —Muy otro fue el sentido en que la empleó el Salvador del mundo, pues lo que se propuso significar con ella es la bienandanza que logra el hombre que no pone su corazón en los bienes terrenos y caducos, sinoen los espirituales yetemos.
BIENPARECER:
Hacer alguna cosa por el bienparecer.
Ejecutar algo sólo por evitar las críticas de la sociedad, aunque sea contrario a nuestro deseo o modo de pensar.
BIGOTE:
El bigote al ojo, aunque no haya un cuarto.
Se aplica a los que, teniendo muy pocos medios de fortuna, quieren ostentar gravedad y circunspección. — V. Vanidad y pobreza, todo en una pieza.
Humearle el bigote a alguna persona o cosa. — V. Tener bigotes, o Tener tres pares de bigotes.
Llueve más que citando enterraron a Bigote.
Frase proverbial usada en algunos lugares de Andalucía para manifestar que está lloviendo con exceso. —En Castilla la Nueva suelen decir: Llueve más que cuando enterraron a Zafra. (Véase)
No ser una cosa para los bigotes de uno.
Ser empresa superior a sus fuerzas.
No tener malos bigotes.
Ser una persona hermosa. Úsase con referencia al bello sexo.
Tener bigotes, o Tener tres pares de bigotes.
Tener tesón y constancia en sus resoluciones y no dejarse manejar fácilmente. — Ser una cosa sumamente ardua, de difícil desempeño o resolución.
BIGOTERA:
Pegarle a uno una bigotera.
Estafar a una persona; engañarla.
Tener buenas bigoteras. — V. No tener malos BIGOTES.
BILBAO:
¿Es usted de Bilbao?... Bastante hemos hablao.
Tal vez se refiere a que como casi todos hablan allí el vascuence, en cuanto se sabe que uno es de aquella localidad, los castellanos no pueden sostener conversación con él.
BILIS:
Exaltársele a uno la bilis.
Alterarse fuertemente; descomponerse, irritarse.
Tragar mucha bilis.
Sufrir interiormente multitud de sinsabores y contrariedades.
BILLAR:
En el juego del billar, media bola y apretar.
Denotan los jugadores el modo de manejar el taco para que haya alguna probabilidad de salir airoso en las partidas de este juego. —No hay para qué decir que en la mayor parte de las ocasiones este procedimiento es erróneo y contraproducente, como bien lo saben los buenos jugadores.
BIRLABIRLONGA:
Vivir a la birlabirlonga.
Vivir sin preocupación de nada, sin trabajar, comiendo y viviendo a costa de otros.
BIRLONGA:
Andar a la birlonga.
Andar a la suerte o a lo que sale, sin dedicarse a nada de provecho.
Hablar a la birlonga.
Al descuido, a lo que salga, sin poner gran esmero.
Tenderse a la birlonga.
No hacer nada.
BISIESTO:
Mudar bisiesto, o de bisiesto.
Variar de lenguaje, de modo de ser o de conducta.
BITOLA:
Acertar por bitola.
Sacar una cosa por inferencia o por ilación. — Es frase de uso corriente en Andalucía.
BIZCO:
Dejar bizco a uno.
Dejar atónito, sorprendido, maravillado a alguien. —También se emplea la frase Quedarse bizco con igual significado de deslumhrarse o quedar estupefacto.
BIZCOCHO:
Bizcocho de monja, fanega de trigo o pemil de tocino.
Se refiere a los regalos hechos por las monjas, que suelen devolverse centuplicados por las personas que los reciben. — V. Dar, o meter, aguja y sacar reja.
Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.
Da a entender el término de una cosa, como tarea, conversación, etc. — Suele emplearse en sentido familiar por el que está próximo a despedirse para marcharse.
Embarcarse cofi poco bizcocho.
Empeñarse en algún negocio o empresa sin contar previamente con los recursos o elementos indispensables para salir del compromiso con el debido lucimiento.
BLANCA:
¿A blanca vale la vaca? — Daca la blanca.
Nada importa que algunas cosas cuesten poco, si hasta de ese poco carecemos para poder adquirirlas.
Algo hemos de hacer para blanca ser.
No hay cosa de algún provecho o reputación que no cueste algún trabajo.
Blanca con frío, digole higo, o Blanca con frío no vale un higo. Algunos añaden: y negra, ni higo ni breva.
Aplícase en contra de las mujeres que son friolentas, o ya pazguatas, como poco a propósito para hacendosas, y tal vez para lograr una buena colocación.
Cuando no hay blanca, lodo es barranca — V. Donde no hay harina, todo es mohina.
Estar blanca, o nevada, la sierra.
Tener blanco el cabello, especialmente por causa de vejez.
Estar sin blanca, o No tener blanca.
No tener dinero; hallarse sin un céntimo.
Más vale blanca de paja, que maravedí de latía.
Denota que algunas cosas baratas aprovechan más que otras de mayor precio.
Ni blanca sin tacha, ni morena sin gracia.
Elogio a favor de las mujeres morenas, por la fama que tienen de graciosas y saladas.
No importar una blanca.
No tener valor alguno; no importar un bledo.
Saco mi blanca.
Es decir, que uno contribuye con su dinero, en la parte que le corresponde, por aquello de que A escote no hay nada caro. (Véase)
Ser una cosa blanca como el ampo de la nieve.
Se aplica a lo que es de una blancura extremada, como pasa con la nieve.
BLANCO:
Acertar el blanco.
Conseguir lo que se desea. — V. Tirar al BLANCO.
Beber con blanco, o en blanco.
Tener blanco el belfo un caballo.
Blanco de Guadalcanal y el aloque de Baeza me confortan la cabeza.
Elogio tributado antiguamente a dichos vinos por los inteligentes en la materia.
Blanco y en botella..., leche, o Blanco y migado..., sopa de leche.
Dícese de las cosas tan por extremo claras y sencillas, que el más simple las comprende o adivina a primera vista.
Conocérsele a uno una cosa en lo blanco de los ojos.
Frase con que se da a entender que se ha penetrado la intención con que se ha dicho una cosa, aunque no se tengan datos seguros en que fundarse.
Dar en el blanco.
Acertar en lo que uno se propone.
En blanco.
Sin aquello que se poseía o se deseaba alcanzar, o sin comprender lo que se oye o lee. —Suele usarse con los verbos quedarse, dejar y otros, equivaliendo a la frase latina, muy usada en nuestra lengua, in albis.
En el blanco de la una.
En lo más mínimo.
Es blanco: la gallina lo pone, en la sartén se fríe y por la boca se come.
Dícese de aquellas cosas tan claras de suyo que no necesitan de explicación alguna para poder ser interpretadas inmediatamente.
Estar tan lejos una cosa de otra como lo blanco de lo negro.
Manera de ponderar la antítesis existente entre dos cosas, basándose en lo opuestos que son entre sí los colores citados.
Juzgar lo blanco por negro, y lo negro por blanco. — V. Tomar el rábano por las hojas.
Lo blanco encubre muchas faltas. — Véase Barro y cal encubren mucho mal.
Más blanco que un armiño, o que el armiño.
Aplícase a todo objeto de suma blancura. — Tratándose de personas, se propone como tipo de extremado aseo, por serlo tanto el de este cuadrúpedo, que si cuando se halla perseguido por el cazador no encuentra otro recurso para librarse de sus emboscadas que atravesar algún charco, prefiere entregarse, antes de ver manchada su piel con el lodo.
No ser nada blanco.
En el lenguaje de la germanía vale blanco tanto como bobo o necio, según Hidalgo en su Vocabulario. — Tal vez dicha palabra esté usada por antífrasis en este caso, pues sabido es que irónicamente se le da en nuestra lengua al negro la denominación de Juan Blanco.
Pasar en blanco.
Omitir, no hacer mención de una cosa, en general, deliberadamente. — Agregándole la palabra noche, vale tanto como no haber dormido, no haber pegado los ojos.
Ser blanco.
No tener valor; ser cobarde.
Tirar al blanco.
Aparte del sentido recto, cuya explicación no compete a este Diccionario, tiene el figurado de pretender herir a una persona molestándola en lo que sea su flaco, tal como la avaricia, la falta de ciencia, la inmodestia, etc.
Volver en blanco lo negro.
Pretender demostrar lo contrario de la verdad, pintándola a nuestros ojos como realidad, sofísticamente.
BLANDA:
¡Anda, que le caes de blanda!
Moteja a las personas bonachonas, incapaces de negarse a nada que se les pida. — Dícese también délas personas holgazanas o flojas para el trabajo.
BLANDO:
Blando como algodón.
Comparación basada en la conocida cualidad del fruto del algodonero.
Más blando que una marta.
Comparación que se refiere a la marta cebellina, cuya piel, según es sabido, es de incalculable valor y de una suavidad admirable.
Ser blando de carona.
Se dice de los animales que tienen delicado el pellejo del lomo, por lo que se les hacen fácilmente mataduras con la silla o albarda. — Metafóricamente se dice de los que neciamente se ofenden por nimiedades, dándose así a entender que son muy delicados de cutis.
Ser más blando que una manteca.
Dejarse dominar o convencer, a causa de tener un corazón bondadoso.
BLANQUILLO:
Jurar más que un blanquillo.
Blanquillo es tanto como pillo, truhán. — V. Jurar como un carretero.
BLAS:
Blas, lávate y comerás. Algunos añaden: y desque te hayas lavado, no comerás bocado.
Se zahiere a los que prometen algo mediante cierta condición, y, realizada ésta, no cumplen después lo que habían ofrecido.
¿Lo dijo Blas?..., punto redondo.
Denota que se asiente desde luego y sin entrar en discusión ni comentarios de ningún género al dicho de alguna persona, por ser de todo punto entendida en el asunto de que se está tratando. Empléase casi siempre en sentido irónico.
Si lo escuchas, Blas, te arrepentirás.
Aconseja a una persona que no siga lo que otro le dice por creerlo dañoso para él.
Ya te entiendo, Blas.
Frase con que se significa a otro que alcanza uno la intención, malicia o trastienda con que se expresa, aunque sus palabras sean embozadas. — V. Te conozco, bacalao, aunque vienes disfrazao.
BLASCO:
Acá está Blasco, que a nada le Iiace asco.
Se aplica al que pasa por todo; al que todo le parece bien, por ser poco escrupuloso en el sentido de lo que se va tratando.
BLASFEMIA:
Echar uno blasfemias de su cuerpo y ponzoñas de su alma.
Expeler abundantemente del cuerpo cualquiera clase de inmundicias, mayormente si la operación es doble; verbigracia: vómitos y cámaras al mismo tiempo.
BLASÓN:
Placer blasón.
Jactarse o vanagloriarse de alguna cosa.
BLEDO:
No dársele a uno un bledo de alguna cosa.
Hacer desprecio de ella; no importarle nada.
No importar, o no montar, o no valer, etc., un bledo alguna cosa.
Ser una cosa de suyo insignificante.
BOBA:
¡Vítor la boba, que atrancó la puerta con una escoba!
Zahiere alguna acción por excesivamente necia y mentecata.
BÓBILIS:
De bóbilis, bóbilis.
Conseguir o pretender alcanzar una cosa sin trabajo y de balde.
BOBIS:
De bobis, bobis. — V. De bóbilis, BÓBILIS.
BOBO:
Al bobo, naidale el juego.
Da a entender que a los que quieren parecer instruidos en todas las cosas, porque hablan mucho de aquellas que tienen estudiadas o saben de memoria, se les descubre su ignorancia en cuanto se les cambia de asunto.
Bobo de Coria.
Aplícase comparativamente este personaje legendario, como símbolo de tontería y mentecatez.
El bobo de Coria, que empreñó a su madre y a sus hermanas, y preguntaba si era pecado.
Se dice que es como el bobo de Coria el que, aparentando simplicidad, no atiende más que a su provecho.
El bobo, si es callado, por sesudo es reputado.
Recomienda la prudencia en ocultar con el silencio la falta de capacidad.
¿Qué haces, bobo? — Bobeo: escribo lo que me deben y borro lo que vo debo, o y remato lo que dejo.
Denota que, por lo general, cada uno suele hacer lo que le tiene cuenta, desentendiéndose de lo demás. — V. No hay tonto para su provecho.
Si soy bobo, que me metan el dedo en la boca.
Frase con que rechaza uno el calificativo de bobo, tonto, necio o lelo con que otro lo ha zaherido.
A los bobos, o tontos, se les aparece la Madre de Dios, o la Virgen María.
Denota que a algunos, sin hacer diligencia de ninguna clase, les viene la fortuna sin saberse cómo ni por dónde. — V. No hay tonto para su provecho.
Bobos van al mercado, cada cual con su asno.
Contra los que insisten necia y porfiadamente en su dictamen, aunque conozcan que es contra razón.
Callad, que bobos lo pagan. — V. De cuero ajeno, correas largas.
Entre bobos anda el juego.
Y todos eran fulleros, suelen agregar algunos.
Refrán irónico que se usa cuando los que tratan alguna materia son igualmente diestros y prácticos en ella, aunque aparenten o finjan disimuladamente todo lo contrario.
BOCA:
A boca de cañón. — V. A boca de jarro.
A boca de jarro.
Decir alguna cosa sin preparar al que escucha; a quema ropa; de sopetón.
A boca llena.
Con claridad, abiertamente, sin rebozo, sin escrúpulo alguno.
A lo que no te importa, cierra la boca. — V. Lo que no has de comer, déjalo cocer.
Andar a boca, qué quieres.
Regaladamente, con suntuosidad. — Salir algo a medida del deseo de uno.
Andar colgado de la boca de alguien.
Escuchar con atención y curiosidad lo que otra persona dice.
Andar con la boca abierta.
Admirarse neciamente de alguna cosa que se ve u oye.
Andar de boca en boca.
Ser objeto de las conversaciones o hablillas públicas.
Andar en boca de alguno o algunos.
Ser objeto de que éste o éstos hablen y digan, generalmente, lo que no deben.
Andar en boca de todos. — V. Andar de boca en BOCA.
Andarse a qué quieres, boca.
Comúnmente se usa más con el verbo tratar, o con el mismo en forma reflexiva. — V. Andar a boca, qué quieres.
A pedir de boca.
Estar una cosa a punto; como se deseaba; de una manera excelente. — No haber más que pedir.
A una boca, una sofá.
Enseña la distribución que se debe hacer de los bienes para que alcancen a muchos y no se los lleve uno solo.
A veces habla la boca por do pague la coca. — V. No diga la lengua lo que, o por do, pague la cabeza.
Beber a boca de jarro.
Sin tasa ni medida.
Blando de boca.
Se dice de la persona fácil en decir lo que debiera callar. — Suele decirse también Ser flojo de boca.
¡Boca abajo!
Empléase para expresar la inferioridad en que quedan algunas personas o cosas respecto de otra con que se las compara: v. gr.: Cuando usted canta, habla, etc., todo el mundo ¡boca abajo!
Boca brozosa cria mujer hermosa, o Boca pajosa cria cara hermosa.
La Academia definió estos refranes, en su primera edición, diciendo que «la mujer que se cria en casa rica y abundante, y que no necesita trabajar en el campo ni andar al sol para buscar que comer, se cría sana y hermosa».
Pronto varió de modo de pensar, pues en la reimpresión que hizo del primer tomo de su Diccionario, y en las ediciones sucesivas, hasta la sexta inclusive, apuntó lo siguiente: «Advierte lo bien que parecen las mujeres aplicadas a sus labores. Díjose por las hilanderas, que regularmente arrojan con la boca las pajillas que tiene el lino o cáñamo». Desde la séptima edición en adelante ha continuado con esta última definición, si bien omitiendo el comento.
Ahora, pues, ambas definiciones son de todo punto falsas. Lo que significa en realidad este refrán, es: lo mucho que recomienda a una mujer el no ser excesivamente delicada o melindrosa en achaque de comida; sino, por el contrario, el avenirse gustosa con toda clase de manjares. En corroboración de mi aserto, confiérase este refrán con aquel que dice: A la mujer y a la mula, por el pico les entra la hermosura, y se comprenderá muy luego (aunque sea mala comparanza, como dice el vulgo) que para criar una mula rozagante no se buscan bocadillos apetitosos.
Boca con duelo no dice bueno.
Denota que el que está enojado con alguna persona, no halla cosa buena que decir de ella. — La persona que se encuentra poseída de algún disgusto o sentimiento grave, no se halla en disposición de hablar de cosas alegres.
Boca con rodilla, y al rincón con la almohadilla.
Recomienda el recogimiento y la labor a las doncellas.
Boca de escorpión.
Nombre que se da a la persona maldiciente.
Boca de espuerta.
Aplícase a la que es muy grande y rasgada.
Boca de gachas.
Dícese de la persona que habla con tanta blandura que apenas se le entiende lo que dice. —También se aplica a los que salpican de saliva cuando hablan.
Boca de infierno.
Apodo que se suele aplicar a los murmuradores.
Boca de lobo.
Se usa refiriéndose al murmurador. — V. Boca de infierno.
Boca de miel y manos de hiél.
Dícese de aquellas personas que empleando buenas palabras, sobre todo en ofrecimientos, desdicen éstas con los hechos.
Boca de oro. — V. Pico de oro.
Boca de risa.
Dícese de las personas que muestran afabilidad y agrado, tanto en el semblante como en la conversación.
Boca de sopas.
Apodo que se aplica a la persona que tiene la lengua estropajosa.
Boca de verdades.
Se emplea aludiendo a la persona que expresa con claridad lo que siente o sabe. — Irónicamente se dice del que miente mucho.
Boca pajosa cria cara hermosa. — V. Boca brozosa cria mujer hermosa.
Boca que dice de no, dice de si.
Censura la condición voluble de algunas personas. —Expresa también que el importuno acaba por conseguir lo que antes se le había negado.
Buscarle a uno la boca.
Dar motivo, con lo que se dice o hace, para que alguno diga lo que callaría si no hubiese sido incitado a ello.
Calentársele a alguno la boca.
Hablar con extensión, explayarse en discurso o conversación acerca de alguna materia. — Irse acalorando poco a poco en la discusión, hasta acabar por prorrumpir en claridades o palabras descompuestas.
Cerrarle la boca a uno.
Obligarle a que calle por la fuerza de los argumentos con que rebatimos sus palabras.
Comiendo, y la boca abriendo.
Dicho festivo en que se suele prorrumpir al oír que una persona pregunta cómo se hace aquello de que se trata, o cómo es así que ha sucedido, etc.
Con la boca abierta, o Con tanta boca abierta.
Estar suspenso, admirado o embobado de resultas de lo que se oye o se ve.
Coserse la boca.
Cerrarla, callar, no decir o responder palabra alguna.
Cuando yo hablo, la boca abro.
Manera festiva de dar a entender que cuando uno asegura una cosa, sus motivos tiene para hacerlo así. Dar, o echar, o tomar, etc., a boca de costal.
Sin medida ni tasa; con profusión.
Dar en la boca con alguna cosa.
Hacer a uno frente o cara; oponérsele o salirle al encuentro.
Decir una cosa con la boca chica, o chiquita.
Ofrecer o rehusar una cosa por mero cumplimiento o contra su intención, deseando que se insista para aceptarla a fuer de rogado.
Dejarle a uno con la boca a media miel. — V. Dejarle a uno con la miel en los labios.
Desaparecer entre la boca y las manos alguna cosa.
Denota lo frágil y perecedero de las cosas de este mundo, que cuando más seguro se cree estar uno en posesión de ellas, desaparecen de su lado. — V. De la mano a la boca se pierde la sopa.
Duro de boca.
Dícese de la persona que es muy callada y en extremo prudente.
Echar de, o por, aquella boca.
Decir alguno contra otro, con imprudencia y enojo, palabras injuriosas y ofensivas.
El que está a la boca del pozo no se muere de sed. — V. El que anda con la miel, algo se le pega.
En boca cerrada no entra mosca, o no entran moscas.
Enseña cuan útil es callar cuando no hay por qué hablar.
En boca del vulgo andan los refranes; pero no salieron de bocas vulgares.
Da a entender que si bien suelen ser los adagios producto de la gente del pueblo, no lo son de los necios, sino de aquellos que por su experiencia o luces naturales están capacitados para envolver una verdad o una sentencia en las frases pronunciadas y acogidas después por los demás.
En la boca del discreto, lo público es secreto.
Recomienda la reserva y prudencia en el hablar, especialmente tratándose de cosas graves y trascendentales, aun cuando sean conocidas de todos.
Entre la boca y la taza hay peligro. — V. De la mano a la boca se pierde la sopa.
Estar boca abiertos como lobos en febrero hambrientos.
Dícese de aquellos que están pendientes de que el poderoso caiga para echarse encima, agobiándole con recriminaciones o despojos.
Estar como boca de lobo, u obscuro como boca de lobo.
Expresión que se emplea para denotar una gran obscuridad.
Estar con la boca a la pared, o pegada a la pared.
Hallarse en extrema necesidad y no tener a quien recurrir.
Ganar la boca.
Persuadir o procurar reducir a uno a que siga algún dictamen u opinión, precisándole a que calle o disimule el que tenía en contrario.
Gobierna tu boca según tu bolsa.
Aconseja que se nivelen las gastos con las ganancias, o séase los egresos con los ingresos. — Es locución de buen cuño, diga lo que quiera en contra de su estructura D. Rafael M. Baralt en su Diccionario de galicismos, artículo Gobernar.
Guardar la boca.
No hacer exceso en la comida o bebida. — Callar prudentemente lo que no conviene decir.
Habla la boca por do lleva la coca.
Las personas discretas no dicen nada más que aquello que su inteligencia o su cabeza les dicta.
Hablar por boca de ganso.
Decir lo que otro ha sugerido. — Pudiendo dimanar de un papel escrito semejante sugestión; escribiéndose en éste con pluma, y siendo antiguamente de ganso las que con preferencia se destinaban al dicho efecto, no parece violento conjeturar que la pluma, o lo escrito, es la boca de ganso a que alude la locución arriba inserta.
Hablar uno por boca de otro.
Conformarse en lo que se dice con la opinión ajena.
Hacer boca.
Comer alguna cosa ligera y estimulante, que predisponga el apetito a otras más suculentas, o bien solamente para que excite la sed y haga más grato el vino u otro licor espirituoso. — Decir o hacer alguna cosa a título de gusto o saborete anticipado con que se deja entrever la esperanza de proporcionar algún goce mayor. —Úsase comúnmente en la locución Para hacer boca, y se emplea tal vez en sentido irónico.
Hacerse la boca agua. — V. Hacerse agca, o un agua, la boca.
Halagar con la boca y morder con la cola. — V. La gata de Mari-Ramos, halaga con la cola y araña con las manos.
Hederle, u olerle mal, la boca a alguno.
Locución con que se moteja de pedigüeña a una persona.
Irse de boca.
Dejarse dominar del vicio que le domina. — Hablar mucho y sin consideración. — V. írsele la boca a uno.
Irse la boca adonde está el corazón.
Hablar alguno impelido por lo que le dictan sus deseos o convicciones, sin poder contenerse. — También se dice: La boca habla lo que siente el corazón.
írsele la boca a uno.
Hablar mucho imprudentemente.
La boca habla lo que siente el corazón. — V. Irse la boca adonde está el corazón.
La boca hace juego.
Refrán muy usado entre los jugadores, con que se denota que en el juego se debe estar literalmente a lo que se dice, aunque sea contra la mente o intención del que lo ha dicho. — Denota también, en sentido metafórico, que se debe cumplir aquello que una vez se ofreció.
La boca sin muelas es como molino sin piedra.
Denota que las cosas más apreciables y provechosas dejan de serlo tan luego como carecen de los adherentes o requisitos que forman su complemento necesario e indispensable para poder producir la utilidad que de ellas se espera.
La boca y la bolsa abierta, para hacer casa cierta.
Enseña que para ser bienquisto en cualquier lugar en que uno se establezca, ha de hablar bien de todos y ser liberal y franco, no escaseando el dinero.
Limpíate la boca, que la tienes de huevo. — V. Date un limpión.
Lo que sana la boca ataca a la bolsa.
Da a entender lo caro que resulta el satisfacer los placeres gastronómicos.
Llorar a boca cerrada, y no dar cuenta a quien no se le da nada.
Aconseja no comunicar nuestros males o pesares a quien no se ha de compadecer de ellos, ni menos remediarlos.
Mala boca, peces coma.
Contra los murmuradores y maldicientes, como deseando que se les atraviesen en la garganta las espinas del pescado que comieren, impidiéndoles el habla.
Medir a boca de costal.
A ojo, sin tasa.
Mentir con toda la boca.
Faltar a la verdad de lleno, de todo en todo, absolutamente, por completo.
No abrir la boca.
Permanecer silencioso, bien por ignorancia, bien por premeditación.
No ates la boca al buey que trilla.
Refrán bíblico con que se denota que al que trabaja se le debe aprontar su condigna recompensa.
No caérsele a uno alguna cosa de la boca.
Decirla con frecuencia y repetición. — V. Traer siempre en la boca alguna cosa.
No decir esta boca es mza. — V. No abrir la BOCA.
No descoser la boca. — V. No abrir la boca.
No diga la boca lo que pague la coca. — V. No diga la lengua lo que, o por do, pague la cabeza.
No es para la boca del asno la miel. — Véase No se hizo la miel para la boca del asno.
No pararle a uno nada en la boca.
Frase jocosa con que se expresa tener buen apetito.
No salir de la boca de uno alguna cosa.
Callarla o mantenerla reservada.
No tomar en la boca a alguna persona o cosa.
No hacer mención de ella para nada.
Parece que le ha hecho la boca un fraile.
Frase con que se alude a las personas que son muy pedigüeñas.
Pegar la boca a la pared.
Resolverse a callar la necesidad que se padece, por grave que sea.
Poner boca, o la boca, en uno.
Hablar mal de él.
Por la boca muere el pez. Y algunos añaden: cuenta con lo que se habla.
Recomienda que se tenga mucho cuidado antes de hablar, en evitación de que pueda hacerle a uno daño lo que imprudentemente se dijo.
Es alusión al cantar que dice: En la isla de León pescan con redes y cañas; por la boca muere el pez, cuenta con lo que se habla.
Por la boca se calienta el horno.
Indica que uno de los mejores medios que hay para entrar en calor es comer y beber bien. — Da a entender que los convites suelen ser causa de que se estrechen los lazos de la amistad.
Punto en boca.
Frase con que se invita o conmina a alguien para que no hable o diga nada sobre un asunto determinado.
Quedarse con la boca abierta, o con tanta boca abierta, o con la boca abría y los ojos pomos.
Dícese de los que se quedan suspensos, embobados o admirados de cualquier cosa que ven u oyen.
¿Qué es hablar? — Abrirla boca y rebuznar.
Contra el que dice alguna necedad de presente, o tiene por costumbre decirlas.
Quien tiene boca, no diga a otro: Sopla.
Enseña que no se debe dejar al cuidado ajeno lo que puede uno hacer por sí propio.
Quien tiene boca, se equivoca.
Se patentiza que no hay cosa más fácil, en el que habla, que padecer una equivocación, atendido a la fragilidad humana.
Quitar a uno alguna cosa de la boca.
Anticiparse uno a decir lo que iba a decir otro.
Quitárselo uno de la boca.
Da a entender que alguna persona se priva de lo necesario para dárselo a otra.
Reírse con toda la boca.
Reírse con toda el alma, sin fingimiento, espontáneamente.
Respirar uno por la boca de otro.
Vivir sujeto a la voluntad de otro, o no hacer o decir cosa sin su dictamen y aquiescencia.
Ser flojo de boca. — V. Blando de boca.
Ser la boca de uno medida, o la medida.
Signifícase que una persona puede pedir cuanto se le antoje, pues inmediatamente serán satisfechas sus aspiraciones y deseos, en el concepto de que, sirviendo su boca de medida, ésta se verá colmada.
Taparle la boca a uno.
Sobornarlo por cualquier medio para que calle. — Citarle un hecho, o contestarle de manera tan concluyente que no tenga qué replicar.
Tener alguno una boca que ni la de un horno.
Tenerla sumamente grande.
Tener buena, o mala, boca.
Hablar bien, o mal, de otros. —No ser nimiamente delicado y descontentadizo (o lo contrario) para la comida o para cualquier otro concepto. — Tener buen, o mal, gusto o paladar accidentalmente. — Refiriéndose a las caballerías, ser, o no, dóciles al freno.
Tener más boca que un pajar. — V. Tener alguno una boca que ni la de un horno.
Tener sentada a una persona, o una cosa, en la boca del estómago.
Tener gran aversión hacia una u otra.
Tener uno boca de alcancía, o de hucha.
Tener la boca muy sumida.
Tener una boca prestada.
Hablar sin ambages ni rodeos, con toda claridad y lisura, sin andarse con contemplaciones ni pararse en pelillos.
Tener uno boca de espuerta.
Dícese de las bocas grandes y rasgadas.
Tener uno boca de fraile. — V. Parece que le ha hecho la boca un fraile.
Tomar en boca a alguno, o alguna cosa.
Mentarla, hacer mención de ella, citarla, sacarla a colación.
Torcer la boca.
Hacer algún gesto de desaprobación o disgusto.
Traer siempre en la boca alguna cosa.
Repetirla mucho; hablar constantemente de ella; traerla como muletilla o bordón.
Venirse a la boca alguna cosa.
Ofrecerse repentinamente algunas especies y palabras para proferirlas a propósito de aquello de que se trata o cuestiona.
Volver la boca agua.
Experimentar satisfacción con el recuerdo de algo agradable o la presencia de manjares apetitosos. — Pensar en alguna cosa buena que ha de realizarse y que deseamos con ansia.
Bocas de la Isla, o Eso es bocas de la Isla.
Se emplea en Cádiz, aludiendo a lo que vale poco, a lo que es muy abundante. — Empléase más comúnmente para dar a entender que lo que dice otra persona es gana de hablar, o fanfarronería.
Tapar bocas.
Dar de comer a muchas personas. — Impedir que se siga censurando a una persona, acto o disposición, llevados a cabo por alguna corporación, autoridad, etc.
Traer en bocas a alguno.
Murmurar continuamente de él. — V. Tener en boca a alguno, o alguna cosa.
BOCACALLES:
No sirve correr, sino coger las bocacalles.
Denota la ventaja que tiene la destreza sobre la ligereza, sobre todo si ésta es ciega o atolondrada.
BOCADO:
A bocado harón, espolada, o aguijón, de vino.
Advierte que así como se ayuda a la bestia lerda con el estímulo, así se ha de ayudar con el vino al manjar seco o de calidad indigesta.
A buen bocado, buen grito, o buen suspiro.
Da a entender estarle a uno bien empleado el mal que padece, por haberse entregado sin rienda a la satisfacción de algún apetito o capricho. — V. Lo que mucho vale, mucho cuesta.
Bien sabe buen bocado, si no cuesta caro.
Da a entender que muchos de los beneficios que recibimos requieren una correspondencia tan excesiva, que llega a pesarnos el haberlos alcanzado.
Bocado comido no gana amigo.
Advierte que quien no parte lo suyo con otros, no gana las voluntades, ni puede resentirse, por otra parte, de experimentar la recíproca. — V. Quien solo come su gallo, solo ensilla su caballo.
Bocado de mal pan, ni lo comas ni lo des a tu can.
Puede muy bien interpretarse por la frase evangélica que dice que «lo que no quieras para ti, no lo quieras para otro», que por su sencillez creemos ahorra toda explicación.
Bocado por bocado, mochuelo asado.
Denota que cuando se tiene apetito, no se repara en la clase de comida. — V. A buen hambrb no hay pan duro.
Bocado sin hueso.
Bien sin mezcla de mal. — Provecho sin desperdicio. — Empleo de mucha utilidad y poco o ningún trabajo.
Buen bocado.
Frase con que se encarece la excelencia de ciertas cosas que no son de comer, tales como un buen empleo, una herencia cuantiosa, un negocio lucrativo, etc. — En sentido jocoso se aplica también a las personas, generalmente a las mujeres.
Cada bocado de dulzura te ha de costar una picadura. — V. No hay miel sin hiél.
Caro bocado.
Dícese de todo aquello que acarrea disgustos y sinsabores, o que cuesta mucho alcanzar.
Comer de, o en, un bocado, o dos bocados, una cosa.
Comerla muy deprisa.
Comer un bocado.
Dícese más comúnmente Tomar un bocado. (Véase)
Con el bocado en la boca.
Acabado de comer.
Darle a uno un bocado.
Darle de comer por caridad y conmiseración. — Darle envuelto en la comida algún tósigo, veneno o cualquier otra materia nociva.
Eti cuanto digo y hago pierdo bocado.
Contra los que en todo miran sólo a su provecho, y con tanto afán y ansia, que no desperdician la menor ocasión ni descansan un punto, pareciéndoles que por cualquier detención lo pierden todo.
Mejor es un bocado de pan seco con gozo, que una casa llena de reses con pendencias. — V. Más vale pan con amor, que gallina con dolor.
No haber para un bocado. — V. No tener para un bocado, segunda acepción.
No hay mejor bocado que el hurtado.
Se nota la depravada inclinación de la naturaleza humana, que halla más goces en la usurpación de lo ajeno contra la voluntad de su dueño, que no en aquello que legítimamente pueda poseer.
No tener para un bocado.
Estar en extrema necesidad. — Ser muy escasa la comida.
Ser una cosa bocado caro, o comida cara, para estudiantes.
Dícese de todo aquello que, por ser relativamente costoso, no se presta a ser fácilmente adquirido por quien carece de posibles. — Festivamente se dice también: Ser boccato di Cardinali.
Si estoy dentro, tírame un bocado.
Frase por medio de la cual se disculpa uno con la persona que se lamenta de no ser bueno, o estarlo, el manjar que se le ha dado, en atención a haber juzgado de su bondad sólo por su aspecto favorable.
Tomar un bocado.
Tomar un refrigerio o ligera refacción; lo que generalmente se llama un tenteempié.
Comerse a uno a bocados.
Pondera el furor o rabia que se tiene contra alguno. — En ocasiones se le da el sentido contrario, manifestando el entusiasmo que nos produce una frase ingeniosa o un acto gracioso, particularmente en los niños.
Contarle los bocados a uno.
Tasarle la comida. —Observar o notar lo que otro come, por parecerle al que mira, que come más de lo conveniente.
Defender a bocados.
Valerse de todos los medios para evitar la pérdida de una cosa que tratan de quitarnos.
Más valen dos bocados de vaca que siete de patatas. — V. Más vale poco y bueno que mucho y malo.
Me lo comeré, o me lo comería, o quisiera comérmelo, a bocados.
Frase con que se pondera el furor o rabia que se tiene contra una persona. — V. Comerse a uno a bocados, segunda acepción.
BOCAIRENTE:
Bocairente, mal terreno y peor gente.
Quiere dar a entender que ni los habitantes ni el terreno de esta localidad son recomendables.
BOCANADAS:
Echar bocanadas.
Jactarse de valor, nobleza o riquezas.
Echar bocanadas de sangre.
Hacer alarde de ser muy noble o de estar emparentado con personas muy ilustres.
Estar dando las bocanadas.
Frase mal empleada por muchos, en lugar de las boqueadas. (Véase)
Hablar a bocanadas.
Hablar sin ton ni son o con fanfarronería.
BOCCATO:
Ser una cosa boccato di Cardinali.
Frase redactada en italiano macarrónico, por la cual se da a entender el primor y excelencia de alguna persona o cosa, por causa de cuya rareza, mérito o valor, no es digna ni fácil de ser poseída por todo el mundo.
BOCINA:
Hablar con bocina.
Hablar a gritos, de modo que la gente se entere de lo que se está diciendo.
Tocar bocina, o la bocina. — V. Hablar con BOCINA.
BOCHORNO:
El bochorno la prepara y el cierzo la derrama.
La lluvia. Es locución corriente en Aragón y Navarra y demás países del Norte de España.
BODA:
A boda ni bautizo, o ni bautizado, no vayas sin ser llamado.
Reprende a aquellos que tienen la costumbre de entremeterse en todas partes.
A la boda de don García, lleva pan en la capilla.
Recomienda que nadie tenga confianza en la hacienda de otro, por rico que sea.
A la boda del herrero, cada cual con su dinero.
«Entiende en las aldeas do no hay más de un herrero, y todos le han menester, y van a su boda a ofrecerle». Tal es la explicación del Comendador Griego.
Andarse de boda en boda.
Indica la vida que llevan algunas personas, que sólo piensan en festejos y diversiones, sin hacer cosa de provecho.
Boda buena, boda mala, martes en tu casa.
Reprende a los que pasan el tiempo en diversiones, con lo que desatienden, en mayor o menor parte, las obligaciones propias de su estado.
Boda de hongos.
La que se celebra pobremente, sin lo necesario y con escasa asistencia de parientes y amigos.
Boda de negros. — V. Merienda de negros.
En la boda, quien menos come es la novia.
En las grandes solemnidades o fiestas, el que paga el gasto se divierte menos que los demás, porque, so pena de pasar por grosero, tiene que atender a los convidados, con lo que se descuida a sí mismo.
Ése es de boda, que duerme con la novia.
Cualquier cargo retribuido es preferible a aquel que es meramente honorífico.
Irse con la boda.
Llevárselo todo.
La boda de Gil, ocho danzantes y sin tamboril.
Es decir, que en las fiestas y actos de poco más o menos, no hay nada aparente.
La flaca baila en la boda, que no la gorda.
Da a entender que las personas ricas y acomodadas, cuando acuden a las reuniones, se suelen estar quietas y buscar su comodidad; en tanto que las que ocupan posición social menos desahogada, tienen por necesidad o conveniencia que plegarse al capricho de los demás y procurar darles gusto en todo.
La que no baila, de la boda se salga.
En cada ocasión se debe hacer lo que esté en armonía con ella, si no se quiere hacer un mal papel.
Lo que no viene a la boda, no viene a toda hora.
Denota que lo que prometen los suegros, si no se cumple antes del casamiento, se suele realizar después (cuando se realiza) con hartos trabajos y disgustos.
Ni boda pobre ni mortuorio rico.
Se refiere a que, ordinariamente, se ponderan los caudales más de lo que son en realidad al tiempo de celebrarse los casamientos, así como se disminuyen en el acto del fallecimiento.
Ni boda sin canto ni muerte sin llanto.
Denota cuan natural es el que las risas y las lágrimas compartan alternativamente las diferentes fases de la vida. — En lugar de muerte dicen otros mortuorio.
No hay boda, bautizo y duelo sin pastel relleno.
Indica que en los grandes acontecimientos familiares en que se reúnen muchos a comer, es donde se procuran servir las mejores viandas.
No hay boda sin doña Toda.
Se dice de algunas señoras que se hallan en todas las fiestas, aunque sean de particulares. — Toda, nombre antiguo de mujer en España desde el tiempo de los godos, y que también aparece con las variantes de Tota, Tuda, Theuda y Theudia, es el femenino del rey visigodo Theudis, que ciñó la corona en nuestro territorio por los años de 531 al 548.
No hay boda sin tornaboda.
Manifiesta que ciertos festejos o diversiones traen aparejada de suyo una como necesidad de repetirse al día siguiente. Suele usarse en sentido irónico.
No se hace la boda de hongos, sino de buenos bollos, o ducados, redondos.
Horros, por hongos, puso la Academia en las primeras ediciones de su Diccionario hasta la décima inclusive, no constando en las columnas del mismo dicho refrán sino a partir de la quinta, año 1817. La primera edición lo trae. — Expresa que no se debe contraer matrimonio sin tener capital, o por lo menos que comer.
Quien bien baila, de boda en boda se anda.
Da a entender que el que tiene alguna gracia o habilidad quiere manifestarla a todos, o es bien recibido en todas partes.
Quien se ensaña, o se enfada, en la boda, piérdela toda.
Satiriza la inconsideración de los que promueven algún disgusto en medio de los festejos y diversiones privadas. — También se aplica a aquellas personas a quienes, tras de ir a hacérseles un favor, se disgustan o lo toman a mal, perdiendo más, pues al retraerse de hacerlo, se quedan con el enfado y sin el beneficio.
Toda boda es tortas, y el pan se ahorra.
Censura a los que dicen que ahorran no comprando cosas de menos valor, cuando el importe de éstas se halla embebido en cosas que han costado mucho más.
Toda la boda es hongos.
Da a entender el mal pergeño que tiene alguna persona o cosa.
Bodas largas, barajas nuevas.
Denota que cuando la noviez es muy larga, no suele llegar a celebrarse el matrimonio.
Bodas mayales, bodas mortales.
Aconseja que se huya de contraer matrimonio en el mes de mayo, como menos a propósito, tanto éste como los tres siguientes de junio, julio y agosto, para poner en práctica los derechos y deberes conyugales con el entusiasmo propio del nuevo estado.
Buenas bodas y magistrados, del cielo son dados.
Refrán con que desde antiguo se denota lo raros que son los matrimonios bien avenidos, así como los gobernantes honrados y celosos.
De tales bodas, tales costras, o tortas.
Enseña cómo los que andan en malos pasos no pueden tener buen fin.
La más hermosa de todas, como las otras hace bodas.
Advierte que no suele ser la que tiene más belleza la que se casa mejor, ni mucho menos.
No ir a bodas.
No ir a divertirse, sino a pasar trabajos, penas o fatigas.
Si de ésta escapo y no muero, nunca más bodas al ciclo, o ni en el cielo.
Dícenlo los que se encuentran en un trance muy peligroso, del que les parece difícil salir, o los que, escarmentados de algún daño, hacen firme propósito de ser más cautos en lo sucesivo.
BODEGA:
A la bodega poco vinagre.
Porque lo que conviene es que el vino se conserve en ella, y no que se pique y se convierta en vinagre, que tiene menos valor que el vino.
Al que va a la bodega, por vez se le cuenta, beba o no beba.
Aconseja se huya de lugares sospechosos, aunque a ello no impulse algún mal fin, para evitar la crítica de los maldicientes.
Las bodegas frías calentarse esperan.
Dícenlo los labriegos o mozos, esperando que el amo mande darles vino, como recompensa o propina por el trabajo hecho.
BODEGÓN:
Echar el bodegón por la ventana.
Gastar con esplendidez en un convite o con cualquier otro motivo. —También se dice: Echar la casa por la ventana. (Véase) — Llegar a enfadarse o encolerizarse en demasía.
¿En qué bodegón hemos comido juntos?
Frase proverbial con que se reprende al que se toma demasiadas libertades con quien no debe usarlas, ni menos le da pie para ello.
BODOQUE:
Ser uno un bodoque.
Aplícase a la persona de cortos alcances, y regularmente de aspecto rústico.
Estar haciendo bodoques. — V. Estar comiendo, o mascando, tierra.
BOFE:
Echar uno el bofe, o los bofes.
Trabajar excesivamente.
Echar uno el bofe, o los bofes, por alguna cosa.
Solicitarla con toda actividad y diligencia.
Bofes en casa, bofes en la arada; ¡cuerpo de tal con tanta bofada! — V. Perdices todos los días, cansan.
BOFETADA:
Darle a uno una bofetada, o una bofetada sin mano, o un bofetón, o un bofetón sin mano.
Hacerle un gran desaire, o darle a entender la falta en que ha incurrido o la sinrazón que le asiste, valiéndose al efecto de una corrección más o menos indirecta o más o menos dura.
BOFETÓN:
Bofetón amagado, nunca bien dado.
Significa que el que amenaza no siempre tiene ánimo de ejecutar lo que dice, y sí tan solamente de atemorizar.
Bofetón en cara ajena.
Sufrir una reconvención o desprecio, no directamente, sino por intermedio de otro a quien parece que se le hace, aun cuando comprendamos que es alusión a nosotros.
Como el bofetón de la loca, o de la tonta, que ni sobró mano ni faltó cara.
Sirve para ponderar lo grande de una bofetada que ha cogido de medio a medio la mejilla. —También indica que una cosa ha venido a lo justo para el objeto a que se destinaba.
BOGA:
Estar en boga.
Gozar de aceptación o fama alguna persona o cosa.
Pensar uno que hurta, o pesca, bogas.
Creer que hace algún buen negocio, cuando en hecho de verdad resulta todo lo contrario. — La carne de este pescado fue más estimada en lo antiguo que hoy. Quizás aluda el refrán al color vistoso de su piel, atravesada por rayas doradas, plateadas y anacaradas. — «Bien se pensó con esto, el picaro, que hurtaba bogas, y enderezó a casamiento...» (Garduña de Sevilla, cap. XVI).
BOLA:
Andar como bola sin manija.
Andar de acá para allá, sin rumbo fijo y como desatentado.
Bola saltada, nula la jugada.
En los juegos en que, al arrojarse la bola, no describe ésta la línea resultante del movimiento de rotación sobre la superficie plana, a causa de ir dando botes, no es válida la jugada, por lo que debe comenzarse de nuevo.
¡Dale, bola! Algunos añaden: (Y ella rodaba).
Se aplica al que insiste en una cosa, al que es muy machacón al referir algo.
Dejar que ruede, o dejar rodar, la bola.
Se emplea esta frase cuando no se tiene interés en comprobar la veracidad de una cosa que no es exacta. — Dejar que un suceso o negocio siga su paso o curso ordinario, sin intervenir en él para nada.
Escurrir la bola. — V. Escurrir el bulto.
Robar a bola vista.
Hacerlo a ojos vista, tranquilamente y sin recatarse.
¡Ruede la bola!
Frase con que indicamos la indiferencia que nos produce el que las cosas vayan de una manera o de otra.
Ser una cosa la bola de nieve.
Expresa esta frase proverbial la exageración o grandes proporciones que toma una noticia cualquiera al ir pasando de boca en boca, a la manera que ocurre con el objeto de la comparación, que mientras más rueda, más va engrosando por la adherencia de la materia que la forma.
Tener uno la bola en el emboque.
Hallarse en situación angustiosa o apurada.
Hacer bolas. — V. Hacer novillos.
BOLAZO:
Hacer una cosa de bolazo.
Ejecutarla deprisa y sin esmerarse, para salir del paso.
BOLERO:
Ser un bolero.
Aplícase al aficionado a hacer novillos o rabona, como dicen en Andalucía. — También se dice de la persona que echa muchas mentiras.
BOLETA:
Entregar la boleta.
Morirse.
BOLICHADA:
De una bolichada.
De un golpe; de una vez.
BOLICHE:
Estar hecho, o parecer, un boliche.
Aplícase a las personas, especialmente jóvenes, regordetas y de buen color.
BOLÍN:
De bolín, de bolán.
Inconsideradamente; de un modo atropellado y sin reflexión.
BOLINA:
Andar de bolina.
Andar de bureo, de parranda o de diversión. Úsase más comúnmente en los puertos de mar de Andalucía.
Echar de bolina.
Proferir insultos o bravatas. — Exagerar de una manera desmedida.
BOLO:
Echar a rodar los bolos.
Promover reyerta o disturbio, prescindiendo de todo miramiento o consideración.
En medio, como diez de bolos.
Aunque este juego, como es sabido, se hace con nueve palos, en algunas regiones se le aumenta uno, que se coloca aislado, más adelante de los nueve dichos y cuya caída vale más tantos. Dícese, con alusión a esto, de las personas que por afán de ñgurar se colocan siempre en el sitio más visible, creyéndose así de más importancia. —Aplícase también a los niños, a quienes les gusta colocarse entre las personas mayores para verlo y oírlo todo.
Mudarse, o trocarse, los bolos.
Descomponerse, o mejorarse, los medios o empeños de una empresa o prehensión.
Tener bien puestos los bolos.
Tener bien hechas sus prevenciones para el logro de lo que se desea.
BOLONIO:
Ser un bolonio.
Aplícase a la persona necia, ignorante o estúpida. El pueblo español ha falseado la verdadera significación de esta palabra, dándole un sentido sarcástico y despectivo, contrapuesto en un todo a la acepción primitiva, que se refería al estudiante del colegio fundado en el siglo xiv, para uso de los españoles, por el cardenal de Toledo, D. Gil Carrillo de Albornoz, en la ciudad de Bolonia (Italia).
BOLSA:
Alargar la bolsa.
Prevenir dinero para algún desembolso de consideración. — Ahorrar, haciendo que llegue a cubrir las necesidades el poco dinero que se posea. — También se dice: Estirar la bolsa.
Bolsa sin dinero, llamóla ctiero.
Indica el poco aprecio que se hace de las cosas cuando no sirven para el fin a que fueron destinadas.
Castigar la bolsa, o en la bolsa.
Imponer alguna pena pecuniaria.
Echa mano a la bolsa, y déjate de zurru, zurru.
Contra los que, al pedirles dinero, dan sólo consejos o conversación.
El que compra y miente, en su bolsa lo siente.
Sátira contra los que, por ostentar industria y habilidad, dicen que el objeto comprado les costó menos del dinero que efectivamente han aprontado en su adquisición.
Estar peor que en la bolsa.
Denota la incertidumbre o poca seguridad que se tiene del logro de alguna cosa.
Estirar la bolsa. — V. Alargar la bolsa.
Huélame allí la bolsa, y hiédate a ti la boca.
Dícese de los que anteponen su comodidad y provecho a su buen nombre y fama.
La bolsa del miserable, viene el diablo y la abre. — V. No hay estreñido que no muera de cámaras.
La bolsa es como el membrillo, que en teniendo ñudos, no es de provecho.
Anudar la bolsa es lo mismo que no querer sacar dinero de ella, y por tanto, para nada sirve. El membrillo que tiene nudos o excrecencias, no está sano del todo.
La bolsa, o la vida.
Intimación que dirigen los bandoleros en despoblado al infeliz viajero a quien cogen por su cuenta, y que, si bien no la pronuncian en poblado ciertos elementos sociales que se imponen o hacen respetar abusando de la fuerza superior, la dan a entender mediante las exacciones y tropelías que cometen contra el pobre pueblo, que paga y calla.
La bolsa y la puerta, abierta.
Aconseja que al desvalido se le socorra siempre, tanto pecuniariamente como con la hospitalidad.
Llevar bien herrada la bolsa. — V. Tener, o traer, bien herrada la bolsa.
No echarse, o meterse, nada en la bolsa. — V. No echarse, o meterse, nada en el bolsillo.
No hay mayor ni mejor bolsa que la de la caridad.
Considerada la caridad como una de las primeras virtudes, no es difícil comprender que todo cuanto por ella se haga será mejor recompensado en tiempos futuros, puesto que se dice que Dios da ciento por uno.
Tener, o traer, bien herrada la bolsa.
Hallarse con provisión de dinero. — Alude a los candados o cerraduras que se solían poner a los bolsones o sacos de cuero en que se llevaba antiguamente el dinero, especialmente cuando se iba de camino, para mayor seguridad de los caudales.
Tener como en la bolsa una cosa.
Dícese de aquello que tiene uno completa seguridad de conseguir.
Trae la bolsa abierta, y entrársete ha en ella la sentencia.
Censura la venalidad de la mayor parte de los ministros encargados de administrar la justicia.
BOLSICO:
Quien tiene cuatro y gasta cinco, no ha menester bolsico.
Al que gasta más de lo que tiene no le queda qué guardar, y por tanto, le está de sobra la bolsa. — V. Donde hay saca ynunca pon, presto seacaba el bolsón.
BOLSILLO:
Al que más abre su bolsillo se le muestra más cariño; y en acabándose la plata, el amor se desbarata.
Indica la potencia del oro, particularmente en cierta clase de mujeres.
Consultar con el bolsillo.
Examinar uno el estado de su caudal, para ver si puede llevar, o no, a cabo la empresa que intenta acometer.
No echarse, o meterse, nada en el bolsillo.
Obrar alguna persona desinteresadamente en aquello de que se trata, y en su consecuencia, sin que le reporte utilidad o provecho alguno, porque se haga de una manera u otra, o se deje de hacer lo que propone, aconseja o en que interviene.
Rascarse uno el bolsillo pelo arriba.
Sacar dinero de la bolsa para gastarlo, con especialidad si se da de mala gana. — V. Rascarse pelo arriba.
BOLSÓN:
Donde hay saca y nunca pon, presto se acaba el bolsón.
Advierte que por grande que sea el caudal, si se gasta y no se repone, llegará el caso en que tenga que verse exhausto.
BOLLO:
El bollo y el bollín, todo sale del celemín.
Refrán asturiano que enseña que todo lo que es de igual naturaleza proviene del mismo origen, sin que haya motivo para infatuarse, creyendo ser de calidad superior.
Ese bollo no se ha cocido en su horno.
Da a entender que un dicho o escrito no es parto del que pasa por ser su autor, o presume otro que lo es.
No cocérsele a uno el bollo. — V. No cocérsele a uno el pan.
Se puede perdonar el bollo por el coscorrón.
En ciertas ocasiones, la utilidad o ganancia que se percibe no compensa los disgustos o trabajos que hay que pasar para su obtención.
Denme bollos de azúcar, y vaya por Dios. — V. Dame pan y dime tonto.
BOMBA:
Caer como una bomba.
Denota el sobresalto e impresión que produce la aparición súbita y repentina de alguna persona o cosa, sobre todo cuando acarrea daño o perjuicios.
Dar a la bomba.
Devolver la comida, vomitar. Es frase anticuada.
Dar mucfio a la bomba.
Entregarse excesivamente a los deleites carnales.
Parar la bomba.
Dejar de hablar, o pararse en lo que se iba diciendo. —Está tomada la metáfora de la bomba que siempre la están moviendo, comparada con la lengua de los que hablan mucho, y de la cual se dice que parece una taravilla.
Estar echando bombas.
Aplícase a las personas y a las cosas. En el primer caso significa hallarse sumamente enfadado, y en el segundo, estar muy caldeadas o calientes.
BOMBO:
Acompañar con bombo y platillos.
Ensalzar o alabar exageradamente a una persona o cosa, bien sea de palabra, bien por escrito. —Dícese también: Bombear, o dar bombo.
Con bombo y platillos, o Haber bombo y platillos.
Aplícase a los anuncios estruendosos y de gran aparato y hojarasca.
Darse bombo.
Alabarse exageradamente.
De bombo y platillos. — V. De cascabel gordo.
BONANZA:
Ir en bonanza.
Prosperar en algún negocio o asunto que se trae entre manos.
BONETE:
A tente bonete, o Hasta tente, bonete.
Con exceso, a porfía, con empeño, con demasía, obstinadamente.
Bonete y almete hacen casas de copete.
Da a entender que las armas y las letras dan lustre a las familias y ennoblecen los linajes.
Bravo bonete, o Gran bonete.
Aplícase irónicamente, refiriéndose a personas que se quiere motejar de necias o tontas.
Donde entra bonete no falta zoquete.
Da a entender que la persona que ha recibido estudios, y en particular si pertenece al estado eclesiástico, nunca se queda sin comer.
Donde hay bonete, nunca falta mollete. — V. Donde entra bonete no falta zoquete.
Tirarse los bonetes.
Disputar o porfiar descompuesta y alborotadamente.
BONITA:
Bonita en faja, fea en plaza.
Da a entender cómo frecuentemente ocurre el que la niña que nace hermosa pierda esa cualidad al llegar a mujer. — También se suele decir al contrario: Fea en faja, bonita en plaza. (Véase)
BONITO:
Ser bonito corno un oro.
Una de tantas comparaciones como la fantasía popular inventa.
Ser bonito como unas perlas. — V. Ser bonito como un oro.
Todo se pega, menos lo bonito.
Manifiesta que los malos ejemplos se aprenden y siguen con más facilidad que los buenos.
BOÑIGA:
Boñiga de marzo, tira manchas cuatro; boñiga de abril, tira manchas mil.
Refiérese a las faenas del campo, por ser mejor estercolar y arar en abril que en marzo. Otros dicen en mayo.
BOQUEADAS:
Estar dando las boqueadas, o las últimas boqueadas.
Estar en la agonía o a punto de morir.
BOQUEAR:
Estar boqueando.
Dícese de las cosas cuando están a punto de ser terminadas o en los últimos términos para su conclusión.
BOQUERA:
Regar de boquera.
Gastar con profusión, derrochar. Úsase comúnmente en la región aragonesa.
Estar de, o padecer de, o tener, boqueras.
Se dice en Andalucía cuando se halla alguno falto de dinero.
BOQUETE:
Tapar uno su boquete.
Solventar una deuda.
Tomar boquete.
Entrar en un sitio por el punto más estrecho.
BOQUIABIERTO:
Quedarse uno boquiabierto.
Dícese del que está embobado mirando, oyendo o esperando alguna cosa.
BOQUIFRESCO:
Ser muy boquifresco.
Aplícase a las personas que con serenidad y sin reparos ni miramientos de ningún género, dicen las verdades, por desagradables que sean.
BORBONES:
Nacen Borbones, se crian bribones y mueren boboncs.
Frase circunstancial, que estaba en boga en los tiempos revolucionarios de España, alusiva a los supuestos caracteres principales de los individuos de la familia de Borbón.
BORBOTONES:
Hablar a borbotones.
Hacerlo atropelladamente, como queriendo decirlo todo de una vez.
BORDADA:
Dar bordadas.
Pasear, andar de una parte a otra con frecuencia. — Andar cayendo y levantando en salud, intereses, etc.
BORDO:
Ser una persona de alio bordo. — V. Ser de alto copete.
Dar bordos. — V. Dar borradas.
BORDÓN:
Bordón y calabaza, vida holgada.
Dícese de los vagabundos que andan peregrinando por no trabajar.
BORJA:
Borja, París o Roma. — O la media vaca de Tarazona.
Cuentan que en el Ayuntamiento de Tarazona propuso en cierta ocasión un regidor matar una vaca para el convite que se iba a dar a un personaje, oponiéndose otro concejal a semejante proposición por estimar que era un gasto excesivo, y asegurando que con media res tenían lo suficiente. «Todo se puede arreglar a pedir de boca — repuso el preopinante en ademán de resentido—: nos comemos la mitad de la vaca, y el resto que siga paciendo» (pastando). — Los de Tarazona se burlan de los de Borja diciendo la primera parte del refrán que nos ocupa, a lo que replican los bursaonenses con la segunda parte apuntada, como riéndose de la feliz ocurrencia de aquel desdichado concejal que con media cornúpeta tenía lo suficiente para salir del compromiso, después de haber quitado la vida al cornúpeto entero.
BORLA:
Menos borla y mas limosna.
Expresa la preferencia que se da a lo útil y positivo sobre lo honorífico sin emolumentos. — También se suele decir: Aíetios espumar más chocolate.
BORNOS:
Los caballeros de Bornos, buenos y pocos.
Elogia las cualidades de los hidalgos de esta localidad.
BOROX:
¿De donde es usted? — De Borox. — Donde se paro la mula sin decirle ¡so!
Tacha de holgazanes a los de esa localidad; de poco trabajadores, por lo menos.
BORRA:
¿Acaso es borra?
Locución familiar con que se da a entender que alguna cosa no es tan despreciable como se piensa, y que por lo tanto se halla muy lejos de deber ser comparada con la borra, hez o sedidimento que forman algunos líquidos, en el fondo.
Meter borra. — V. Meter ripio.
BORRACHA:
yí la borracha, pasas.
Frase con que se nota algún desatino, como si a una persona aficionada a beber la fueran a estimular con manjares dulces en lugar de hacerlo con salados y picantes.
BORRACHERA:
Borrachera, o borrachez, de agua, nunca se acaba. — Véase Embriaguez de agua, etc.
BORRACHO:
Al borracho fino, ni el agua basta ni el vino.
Denota que el que bebe mucho vino siente después tanta sed, que tiene que tomar agua en abundancia.
Bartolo me llama borracho, y hecho un zaque lo llevan entre cuatro.
Aconseja que no ofendamos al prójimo echándole en cara sus debilidades, porque como todos las tenemos, se vengará recordándonos las nuestras.
Dice el borracho lo que tiene en el papo.
Da a entender que la persona que se halla dominada por el alcohol dice todo lo que siente, sin fijarse en las conveniencias sociales.
El borracho valiente se pasa del vino al aguardiente.
Dícese de los que no se paran en barras, acometiendo empresas que han de resultarles mal.
Más borracho que una espita.
Dícese del hombre muy dado al vicio del vino.
Quien disputa con borracho, disputa con un ausente.
Da a entender este aforismo que como el borracho tiene perdida la razón, es en balde cuanto se haga por convencerlo.
BORRADOR:
Sacar de borrador a una persona.
Vestirla limpia y decentemente.
BORRASCA:
No te embarques cuando hay borrasca. — V. No entres en la mar cuando está brava.
Tras la borrasca viene el buen tiempo. — V. Tras de la tempestad viene la calma.
Las borrascas son señales de que presto ha de serenar el tiempo. — V. Después de una gran tormenta viene la serenidad, o Tras de la tempestad viene la calma.
BORREGA:
Ser como una borrega mansa.
Aplícase a la persona sencilla o ignorante en demasía, con alusión a lo manso y dócil que es el dicho animal.
BORREGO:
Cuanto más se desvia el borrego, mayor topetazo pega.
Denota lo mucho que conviene pensar y madurar las cosas antes de resolverse a emprenderlas, a fin de no dar golpe en vago cuando llega la ocasión de su acometimiento.
El borrego temprano lleva el campano. — V. Quien antes nace, antes pace.
No hay tales borregos, o carneros.
Equivale a no hay tal cosa; no es verdad eso; no es cierto lo que se dice, afirma o supone.
Noventa y nueve borregos y un pastor hacen cien cabezas.
Modo de motejar a uno de borrego.
BORREGUEAR:
Lo mismo borreguea que carnerea.
Denota que de igual modo trata y por el mismo rasero mide la muerte al borrego que al carnero, esto es, al niño como al viejo y al pobre como al rico.
BORRICA:
A borrica arrodillada, no le dobles la carga.
Da a entender que al que está rendido por excesivo trabajo, no se le debe encomendar otro mayor.
A la borrica arrodillada, doblarle la carga.
Refrán irónico contra los que añaden más trabajo a aquel que no puede con el que ya tiene.
Por donde nosotros vamos, muda la borrica el trote.
Se refiere a que andando por buen camino, van más deprisa las caballerías.
Ser una borrica, o un borrico.
Ser una mujer, o un hombre, de mucho aguante y resistencia para el trabajo. — Persona necia.
BORRICO:
A borrico lerdo, arriero loco. — V. A asno flojo, o lerdo, o modorro, o tonto, arriero loco.
A borrico muerto, la cebada al rabo. — V. Al asno muerto, la cebada al rabo.
A borrico presentado, o regalado, no hay que mirarle el diente. — V. A caballo regalado, etc.
¡Arre, borrico; quien nació para pobre, jamás llegará a ser rico! — V. El que nace para ochavo, nunca llega a cuarto.
Caer de su borrico. — V. Caer de su asno.
Lerdo y comedor, como borrico de yesero.
Comparación popular que se aplica al que es muy pesado, muy torpe y que come mucho.
Para un borrico no hay cosa como la alba rda.
Advierte que cada cual halla las cosas en proporción con su calidad.
Porque un borrico dé una coz, no se le va a cortar la pata.
Exhorta a que se sea tolerante con ciertos defectos leves, ya por evitar los males que su extirpación acarrease, ya considerando la compensación que resulta de otras buenas cualidades que posee el sujeto que cometió la falta.
Puesto en el borrico, aguantar los azotes, o los palos, o lo mismo da ciento que ciento y cinco. — V. Puesto en el burro, o Una vez en el burro, aguantar los azotes.
Un borrico le orinó en invierno, y otro se lo bebió en verano.
Es una sátira más disparada contra el pobre río Manzanares, pues así como otros ríos son celebrados por lo caudaloso de sus aguas, éste es zaherido por la pobreza de las suyas. Este refrán es debido a la vena cáustica del poeta cordobés D. Luis de Góngora.
A los borricos, alfalfa.
Se debe rehuir el entrar en explicaciones hondas acerca de ciertas materias con personas rústicas o torpes en demasía.
BORRIQUITO:
¡¡¡Ah!!! — Ésa es la letra del borriquito.
Se contesta familiarmente con el segundo miembro de esta locución al que muestra sorpresa por una cosa que no merece ser admirada; o también, al que tarda en caer en la cuenta de aquello que se le está diciendo.
¡Borriquito caliente, o de San Vicente, que lleva la carga y no la siente!
Expresión usada generalmente por los muchachos cuando ponen a hurtadillas algo encima de otro, sin que éste se haya dado cuenta de ello. —El borriquito por delante. — V. El burro delante, para que no se espatite.
BORRÓN:
Echarle a uno un borrón.
Atentar a su buen nombre; difamarlo.
BOSTEZADOR:
Un buen bostezador hace bostezar a dos.
Indica lo contagioso que es el bostezo. —Metafóricamente expresa que una persona que está aburrida hace que se aburran también las que están con ella.
BOSTEZO:
Anda el bostezo de boca en boca, como la cabra de roca en roca.
Denota lo común que es el que una persona bostece cuando ve bostezar a otra.
El bostezo denota hambre, o sueño, o ruindad, de su dueño.
Se atribuye al acto de bostezar una de estas tres causas; debiera agregársele también la cuarta, que es el aburrimiento.
BOTA:
Bota sin vino, olla sin tocino.
Expresa que no sirven para nada, puesto que no ha de ser mucha la substancia que de ninguna de ellas se puede sacar.
Cada bota huele al vino que tiene. — V. La cabra tira al monte.
No vayas sin bota camino; y cuando fueres, no la lleves sin vino.
Aconseja no acometer empresa sin hallarse provisto de antemano de los requisitos necesarios para su consecución.
Botas y gabán encubren mucho mal.
Da a entender que ambas prendas subsanan fácilmente las deficiencias que la pobreza imprime en la indumentaria del individuo. — Parecido a éste es el refrán que dice: Una buena capa todo lo tapa. (Véase)
Estar con las botas puestas.
Estar preparado para hacer un viaje, andar un camino o dar un paseo. —Hallarse dispuesto para emprender un negocio.
Ponerse las botas.
Sacar gran utilidad o provecho de alguna empresa.
BOTALÓN:
Darle a uno botalón.
Equivale a echarle a uno del sitio donde se encuentra. — En la América latina, probablemente tomado del portugués, se emplea el verbo botar como sinónimo de echar fuera.
BOTANA:
No valer para botana a un pellejo.
No servir para nada absolutamente. «Que no haya fregona que no se ponga don, y ayer no valían, fuera del alma, para botanas a un pellejo, y que hoy les parezca mengua no salir a misa en coche, es lo que me quita el juicio». (Francisco Santos, El No importa de España, pág. 244.)
BOTE:
Dar, o pegar, un bote.
Manifestar sorpresa suma, acompañada de cierto movimiento exterior más o menos violento. — Dícese también Dar, o pegar, botes, y se usa más comúnmente en sentido adverso o desagradable.
De bote y voleo.
Sin dilación, a toda prisa, inconsideradamente, sin reflexión.
Estar de bote en bote.
Dícese de cualquier lugar o estancia donde las personas o las cosas se hallan muy juntas y apretadas por no haber espacio.
BOTICA:
Haber de todo, como en botica.
No faltar nada de lo necesario, o de lo que se presume que debe existir en alguna parte. —Antiguamente se llamaba en castellano boiica todo almacén o tienda en general, como sucede entre los franceses con su voz boutique; y en este sentido y no en el de farmacia opino que está aquí tomada dicha palabra. —A mayor abundamiento, llamábase también botica antiguamente en Sevilla, cada una de las casucas de mujeres de vida airada, situadas en el barrio especial denominado de las Mancebías, que habitaron hasta principios del siglo xvii, el cual se hallaba comprendido en el radio que después ocuparon la calle y el compás de la Laguna; y existiendo en aquel desventurado recinto mujeres más o menos sanas, jóvenes, asequibles, etc., es muy posible que dicho nombre y circunstancias dieran lugar al refrán que nos ocupa.
Don Carlos Alberto de Cepeda y Guzmán, ingenio sevillano que floreció en la segunda mitad del siglo xvii, dedicó la siguiente décima, que viene a corroborar lo dicho, A una comedia que no valió nada y la hizo un boticario: «De bote en bote el corral estuvo ayer a las dos. ¡Bote y en corral!, por Dios, que es fuerza que güela mal. Verso bueno, tal y cual; traza, ni grande ni chica; gala, ni pobre ni rica; silbos, dos horas y media; conque tuvo la comedia de todo, como en botica».
No quedar, o no servir, ni aun para mozo de botica.
Quedar tan malparada alguna persona, que para nada absolutamente puede servir.
Es comparación que no se comprende, o por lo menos yo no la alcanzo; pues tratándose de negocio de tanto momento cual lo es la salud, parece lo más natural que los elementos que conducen a alcanzarla no se confíen a personas inexpertas o de todo punto inútiles, sino, por el contrario, a las que estén dotadas de la mayor disposición y del celo más exquisito; si ya no es que, usada aquí también la palabra botica en la misma acepción que la indicada en el refrán Haber de todo, como en botica (véase), pretende establecerse en esta frase ponderativa la diferencia que existe entre un mozo de cordel, cuya cualidad esencial es la robustez, y un mancebo o dependiente de tienda, para cuyo cargo no es indispensable aquella circunstancia.
Recetar de buena botica.
Dícese de la persona que tiene familia o alguien que atiende a sus necesidades, atreviéndose por eso a gastar y tirar largamente, como aquel que no le cuesta trabajo el ganarlo.
BOTICARIO:
Boticario sin botica, nada significa.
Da a entender que el que posee una facultad o conocimiento, si no tiene donde aplicarlo, es como si no lo tuviera.
Tener de todo, como boticario. — V. Haber de todo, como en botica.
BOTIJA:
Estar hecho una botija.
Algugunos añaden la calificación de perulera.
Se dice del niño cuando se enoja y llora, refiriéndose a lo mucho que abulta los carrillos. —Aplícase también a la persona obesa en extremo.
Peer en botija, para que retumbe.
Imitar lo que otros hacen.
BOTIQUÍN:
Haber, o tener de todo, como botiquín en campaña.
Estar provisto de todo lo necesario, como sucede en los botiquines que llevan las ambulancias de Sanidad Militar, pues siendo éstas las únicas farmacias de que pueden disponer en campaña los sanitarios, es necesario prever todos los casos de urgencia que puedan presentarse.
BOTÓN:
De botón gordo.
Aplícase a todo aquello que es basto, ordinario, zafio y grotesco en su línea.
Para muestra, un botón basta.
Por la prueba, demostración o ejemplo que se acaba de aducir respecto a determinada persona o cosa, se puede venir fácil y prontamente en conocimiento de lo que de una u otra se podrá esperar en lo sucesivo.
Contarle uno los botones a otro.
Ser tanta la destreza de alguno, que da a su adversario las estocadas donde quiere. — Tomada de esta frase de esgrima, se emplea, figuradamente, refiriéndose a la persona que en discusión o polémica con otra le argumenta de tal manera que no le deja defensa posible, como quien dice, jugando con ella.
De botones adentro.
Interiormente.
BÓVEDA:
Hablar de bóveda, o en bóveda.
Hablar hueco y con arrogancia. — Es frase arcaica, y como tal, caída ya en desuso.
BOVEDILLAS:
Subirse a las bovedillas. — V. Montar en cólera.
BRAGAS:
Al que no está enseñado a bragas, las costuras le hacen llagas.
Denota la repugnancia y dificultad que cuesta hacer las cosas a quien no está acostumbrado o enseñado.
Bragas duchas comen truchas.
Denota que la persona que es laboriosa y hábil no carece de ciertas comodidades.
Calzarse, o ponerse, las bragas. — V. Calzarse, oponerse, los calzones.
Lo que se aprende con bragas, no se olvida con canas.
Denota que es tanta la fijeza con que se graban en la imaginación los conocimientos que se adquieren en la infancia, que el transcurso de los años no es potente para borrarlos.
¿Qué tienen que hacer, o ver, las bragas con el alcabala de las habas?
Expresión con que se satiriza a los que hablan fuera de propósito, o de particulares ajenos al asunto de que se está tratando.
Quien no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas. — V. Al que no está ensenado a bragas, etc.
BRAGUETA:
Meter a uno en bragueta, o en cintura.
Reducirle o tenerle sometido a su voluntad.
Métete en tu bragueta.
Frase familiar con que se envía a uno enhoramala, indicándole de paso que no se ocupe de los asuntos de los demás, sino de los suyos propios.
Oír por la bragueta, como los gigantones.
Dícese de las personas que oyen y entienden las cosas mal o equivocadamente, con alusión a los hombres que, metidos dentro de los gigantones para transportarlos, no les llega la cabeza, y por tanto los oídos, más que a la entrepierna del muñeco. De ahí que los gigantones oigan por la bragueta de una manera confusa y no puedan entender bien lo que se dice.
Ser juez, provisor, etc., de bragueta.
Ejercer algún superior, respecto de su inferior, excesiva e imprudente vigilancia acerca de materias concernientes al sexto mandamiento del Decálogo, para aplicarle, en caso de infracción, castigo más o menos duro. Úsase más comúnmente con relación a las autoridades eclesiásticas.
Tener braguetas.
Ser hombre valeroso y de arrestos. — Ser una cosa comprometida y difícil. — Empléase en substitución de otra frase análoga, cuyo uso es impropio entre personas cultas.
BRAS:
Por vengarme de Bras, me huelgo de que me quemen. — V. Sacarse un ojo por quebrar a otro los dos.
BRASA:
Arrimar uno la brasa a su sardina. — V. Arrimar el ascua a su sardina.
Brasa trae en el seno la que cría hijo ajeno.
Denota el gran cuidado y zozobra que trae consigo el encargarse de cosas que no son propias de uno.
Con chica brasa se enciende una casa. — V. De pequeña centella, grande hoguera.
Sacar la brasa con la mano del gato, o con mano ajena. — V. Sacar uno el ascua, etc.
Soplando brasa se saca llama, y enojos de mala palabra.
Un asunto sin importancia puede tener gran trascendencia si en lugar de despreciarlo se insiste repetidamente sobre él.
Estar en brasas, o como en brasas. — V. Estar en ascuas.
Estai hecho unas brasas.
Frase con que se denota que alguno está muy encendido de rostro o de ojos.
Pasar como sobre brasas.
Tocar muy de pasada un asunto de que no cabe prescindir, y en que el seguir insistiendo podría ofrecer reparo o peligro.
BRAVO:
No es tan bravo el león como lo pintan.
Enseña a no hacer caso de las exageraciones.
BRAZO:
El brazo de la Justicia es muy largo.
Da a entender que los fallos de la Justicia llegan a todas partes, comprendiendo a todo género de personas. Dícese más comúnmente de la Justicia divina.
Entregar al brazo secular, o seglar, a una persona o cosa.
Ponerla en poder de quien la trate mal o dé fin de ella prontamente.
Estar hecho un brazo de mar.
Dícese de la persona ataviada con mucha gala y lucimiento. — Úsase además con los verbos ir, venir u otros análogos.
Levantar el brazo.
No preocuparse; no asumir la responsabilidad; desentenderse, desde un momento dado, de la continuación de un asunto o de la suerte de una persona. — Hacer como que no se ven ciertas faltas o irregularidades, cuando no se quiere o puede castigar a la persona que las comete. Luchar a brazo partido.
A viva fuerza, de poder a poder, para ver quién consigue aquello cuya posesión es disputada y deseada por varias personas.
No dar su brazo a torcer.
Mantenerse firme en su dictamen o propósito; no cejar en su determinación.
Quedar el brazo sano a uno.
Tener caudal sobrado, especialmente después de haber hecho grandes dispendios, y voluntad de emplearlo, en caso de necesidad.
Ser el brazo derecho de uno.
Ser la persona de su mayor confianza, de quien se sirve principalmente para el manejo y desempeño de sus negocios.
Entregarse, o echarse, en brazos de una persona.
Confiarse en ella, bien para que proteja, resuelva o disponga sobre algo.
Ponerse a brazos.
Luchar cuerpo a cuerpo o a brazo partido.
Volverse uno con los brazos cruzados.
Regresar sin haber hecho lo que se proponía o se le encargó.
BREA:
Cuando vayas a Brea, pon la capa donde la veas. Algunos añaden: y aunque la veas, no lo creas.
Para motejarlos de ladrones. — Arboleas dicen otros, con igual caprichoso significado.
BRECHA:
Abrir brecha.
Persuadir a uno de algo, haciendo impresión en su ánimo.
Batir en brecha.
Perseguir a una persona hasta derribarla de su valimiento. — Confundir o derrotar a alguno por medio de razones, argumentos o pruebas que no admiten réplica de ninguna especie.
Estar siempre en la brecha.
Hallarse preparado y dispuesto para defender un asunto o negocio de interés en cualquier momento.
BREGA:
Andar a la brega.
Trabajar afanosamente y sin descanso.
BRENES:
Cuando fueres a Brenes, lleva con que cenes y cama en que te eches; si no, negra noche tienes, o Si vas a Brenes, lleva pan para que cenes. Algunos añaden: y si has de pernoctar, lleva qué almorzar.
Da a entender que cuando se va a pueblos de escaso vecindario, como este de la provincia de Sevilla, es conveniente llevar provisiones de boca.
BRETE:
Estar, o poner, a uno en un brete.
Hallarse alguien, o ser puesto, en algún apuro o en situación comprometida.
BRETÓN:
Topó el bretón con su compañón. — V. Hallar la horma de su zapato.
BREVA:
Breva verde y moza de mesón, palpándolas se maduran.
Esto es, se consigue que caigan: la primera del árbol, y la segunda condescendiendo con los deseos del caminante o huésped. — Sabido es la fama de que gozan las mozas de los posadas; esto nos ahorra de más comentarios.
Estar uno esperando a que le caiga la breva.
Hecho un tonto, con la boca abierta. — No hacer diligencia alguna para mejorar de suerte, pensando que ésta le ha de venir a buscar.
Más blando que una breva madura.
Se dice del que es muy sensible, del que a todo se aviene; también del que sosteniendo algo con tenacidad, cede por fin ante los razonamientos que le han convencido. — Quedar convencido, a pesar de hallarse tenaz en sostener lo contrario.
Sobre brevas, agua no bebas.
Este refrán aconseja abstenerse de dicho líquido después de haber comido la citada fruta. —En cambio hay otro que dice: Agua al higo, y a la pera vino (véase), en que se recomienda todo lo contrario. Átenme estas moscas por el rabo.
BRÉVULA:
En cuanto a brévulas, brévulas son, pero refunfuñan.
Recomendación que se suele hacer para que no se coman muchas brevas, pues su abuso suele producir dolores de vientre.
BRIAL:
Rómpese el brial, más vale bien que mal.
En los lances de la fortuna no se han de lamentar excesivamente las pérdidas, con tal que la honra quede a salvo.
BRIBA:
Andar, o echarse, a la briba.
Vivir en holgazanería picaresca, o darse a este género de vida vagabunda y llena de vicios.
BRIBIA:
Echar la bribia.
Hacer lamentación al estilo de pobre pordiosero, representando o fingiendo necesidad y miseria. Es voz tomada de la germanía.
BRIDA:
Jugar con la brida como muleta nueva.
Burlarse de los peligros o de las reprensiones, no concediendo importancia a unos ni a otras.
BRIJÁN:
Saber más que Briján.
Ser muy advertido; tener mucha trastienda o perspicacia.
BRILLO:
¡Brillo, brillo, el que lo encuentre, que se lo meta en el bolsillo!
Dicho en que prorrumpen los muchachos cuando se echan a buscar por el suelo algo que se ha perdido.
BRINQUIÑO:
Estar, o ir, hecho un brinquiño. — V. Estar hecho un brazo de mar.
BROMA:
En tono de broma.
Hablar de modo que parezca serio loque se dice, aunque en realidad sólo sea chanceándose.
Las bromas, o pesadas, o no darlas.
El que se propasa en algo, no mide el alcance de su ligereza.
BRONCE:
Escribir en bronce.
Retener constantemente en la memoria una cosa, como los beneficios o los agravios, o hacer que pase su recuerdo a la posteridad, ya para loa, ya para execración de la gente.
Estar uno hecho de bronce.
Ser insensible, o muy fuerte y resistente.
No hay más bronce que años once. Algunos añaden: ni más lana que no saber que hay mañana.
Denota la robustez y resistencia de los pocos años.
Na ser uno de bronce.
Ser sensible y apiadarse de las desgracias de los demás.
Ser de bronce, o un bronce.
Ser duro e inflexible y no apiadarse fácilmente.
BROZA:
Meter broza. — V. Meter ripio.
Servir de toda broza.
Ser útil para todo, sin destino especial.
BROZAS:
De Brozas, ni vaca ni moza (ni yegua, dicen otros); y si puede ser, ni mujer, y si me apuran, ni sacristán ni cura.
Alude a la mala fama que tiene en los pueblos de la provincia de Cáceres todo lo que procede de Brozas.
En Brozas hay más putas que mozas.
En la comarca donde está situada Brozas estiman en tan poco a las mujeres de esta localidad, que la llaman el canchal de las putas.
BRUJA:
Alguna bruja se ha casado.
Suele decirse cuando reina viento huracanado.
Chuparle a uno brujas.
Estar muy delgado, seco y macilento.
BRÚJULA:
Perder la brújula.
Perder el tino en el manejo de algún negocio.
Ver por brújula.
Mirar desde un paraje por donde se descubre poco.
BRUTO:
Cuanto más bruto, más frutar. — V. Fortuna te dé Dios, hijo, que el saber, poco te basta.
Cuanto más bruto, más trunfos.
Da a entender que, generalmente, no suele acompañar la suerte a los inteligentes tanto como a los que no lo son. Triste verdad, pero verdad al fin.
El que bruto entra, bruto se ausenta.
El que carece del don de raciocinio, por más que se afane, nunca llegará a aprender.
El que sea bruto, que aprenda.
Frase que se emplea contra los que, habiéndoseles advertido el mal que puede sobrevenirles de hacer determinada cosa, insisten en ella, teniendo que sufrir la predicha consecuencia.
Más bruto que la pila de un pozo.
Una de tantas comparaciones populares que no tienen explicación, como la de Ser más bruto que un arado, que un poste, que una caballería mayor y otras de este jaez.
Más vale ser bruto que alcalde.
Era tal la fama de los antiguos alcaldes llamados de monterilla, que no es extraño naciera de ella el presente refrán, que por sí solo se explica.
No falta quien lo traduzca diciendo que es porque al bruto, por lo general, nadie le hace caso, y se sale con su gusto sin responsabilidad alguna, en tanto que el que manda, no siempre consigue lo que se propone.
Ser uno más bruto que el señor de Alfocea.
Dícese de la persona que es por todo extremo estúpida, aludiendo al suceso siguiente: Hace mucho tiempo que un señor de Alfocea (villa distante 2 leguas de Zaragoza) se empeñó en volar, con el objeto de imitar a los cuervos. Al efecto, atóse dos alas de cañas a los brazos, se arrojó desde un peñasco y, cual otro Simón Mago, se estrelló contra el suelo, quedando muy malparado. Como alguien le aconsejara que no repitiera la prueba, replicó, montado en cólera: «¡Que no!; en cuanto pueda ponerme de pie. No he volado porque me faltaba la cola». No cuenta la historia si volvió a poner en práctica su original resolución.
BU:
Hacer el bu.
Dícese de la persona que impone miedo o temor, así como, en ciertos casos, de la que hace un papel ridículo.
BÚA:
El que tiene búa, ése la estruja.
Significa que nadie se interesa en remediar los males tanto como el que los padece.
Búa está por buba.
BUCHE:
Echarla de buche.
Ostentar superioridad, grandeza, etcétera, de manera jactanciosa.
Sacarle a uno del buche alguna cosa.
Hacerle que declare o diga todo cuanto sepa acerca del particular que se desea averiguar.
Tirarse, o mandarse, al buche.
Darse un atracón de algo. Úsase así en el sentido recto como en el figurado. —Dícese también: Tirarse al cinto.
BUENA:
A la buena, júntate con ella; y a la mala, ponle el almohada.
Da a entender que así como se debe honrar a la buena esposa, debe castigarse a la que no lo es, evitando todo trato con ella, hasta los más íntimos del matrimonio, por la separación del lecho conyugal.
De buena casa, buena brasa. — V. De tal palo, tal astilla.
Ésa es buena, que está en el fuego y no se quema.
Alusión a la prueba del fuego, una de las que se empleaban en la Edad Media, en los llamados juicios de Dios, en la que se consideraba inocente la persona que era respetada por las llamas.
Hacer uno buena su palabra.
Demostrar cumplidamentequelo que se dijo, ofreció, etc., es verdadero.
Lo que no se hace por la buena, se hace por la mala.
Indica que el que tiene obligación de ejecutar una cosa debe hacerlo gustosamente, de grado, a fin de evitar que quien tiene derecho le obligue a hacerlo por imposición o castigo.
Más vale buena queja que mala paga.
Recomendación a los que por delicadeza no se atreven a reclamar lo que se les adeuda.
Ninguna cosa es buena si con pecar se granjea.
Da a entender que no siempre el fin justifica los medios, debiendo abstenerse de alcanzar alguna cosa, por muy honrosa que sea, si para ello es preciso hacer uso de actos reprobados por la conciencia.
¡Buenas y gordas!... (Y eran bellotas.)
Exclamación familiar con que se desdeña cualquiera especie añeja, falsa o absurda. —También se suele decir sólo la primera parte.
De buenas a buenas.
Hacer una cosa sin violencia, y no por imposición de otro.
De buenas a primeras.
A la primera vista, en el principio, al primer encuentro. —Sin preparación.
Las buenas callan. — V. La mujer y la pera, la que calla es buena.
Venirse a buenas.
Avenirse, conformarse.
BUENAVENTURA:
La buenaventura del pan blanco: tú me lo das, y yo me lo zampo.
Frase empleada por las gitanas cuando se disponen a embaucar a los candidos con sus falsas adivinaciones.
BUENO:
¿Adonde, bueno? ¿De dónde, bueno?
Léese en los Opiísculos gramático-satíricos del Dr. Puigblanch (tomo I, páginas 148-149) lo que transcribo puntualmente: «Todas estas faltas de hebreo halló en sólo el primer alfabeto de los ocho que contienen los Ocios, i dijo que los demás son por el mismo estilo; pero que donde el dómine Gafas echa el resto en lo de errarlo todo en materia de hebreo, es en el segundo alfabeto, en la explicación que da de la frase interrogativa castellana ¿adonde bueno?, o sea la lemosina ¿aon bona?, derivándola de las tres voces monosílabas hebreas x an qub, o adonde K13 bo (que él escribe 15 bo sin álef) vadis o vas, i K; na obsecro o te ruego. Dijo que además de lo forzado i caprichoso de esta explicación, por haberse tomado de una lengua extraña sin ninguna necesidad, ha cometido su autor cinco faltas contra el hebreo, de modo que con una más hubieran sido a razón de dos faltas por sílaba; pues que en tal caso debería decir no jn an, sino HJK ana adonde, por razón de que la primera de estas dos partículas no se usa sino rarísima vez; i que el verbo x"D bo no significa ir, sino venir, que es todo lo contrario, pero que a Gafas le engañó el voi castellano; i que en él no debió omitirse el k álef, pues sin esta letra no es verbo, sino una preposición con un pronombre afijo; i que en la tal forjada frase no está este verbo en segunda persona singular del futuro, como debería estar para que pudiera corresponder a una igual persona del presente de indicativo de un verbo latino o español; en fin, que en hebreo la partícula 83 na te ruego no se usa en oraciones explanativas e interrogativas, como el obsecro en latín, sino sólo en explanativas. Para completa demostración de esto me citó e hizo ver el capítulo XVI del Jénesis, verso 8, donde preguntando el ánjel a Agar de dónde viene i adonde va (unde venís et qub vadis), usa del verbo K13 bo para lo que es venir, i del verbo "tV 1 ."! halác para lo que es ir, el primero en tiempo pretérito i el segundo en futuro; i concluyó diciendo que la tal pregunta en hebreo, suponiéndose hecha a un hombre, debería haber sido no ¿An bo na?, sino Sn H3N ana teléc, que es como pregunta un rabino a otró cuando se encuentran en la calle i hablan hebreo; i suponiéndose hecha a una mujer, debería ser "On télkí o téleki en femenino, en vez te teléc, por razón de que el verbo hebreo tiene jéneros lo mismo que el nombre. Esta misma pregunta, añadió, se halla aún mas expresa con los dos verbos en el libro de los Jueces, cap. XIX, v. 17; i dio, por no dejar pendiente este cabo, la explicación de la frase ¿adonde bueno?, diciendo ser lo mismo que ¿Adonde va usted?, así lleve buen camino — i de la lemosina ¿aon bona?, dijo que es: ¿Adonde va usted?, así haga buena vía—, sin la cual fórmula cortés de preguntar u otra igual pudiera creerse impertinente la pregunta, si era a sujeto no conocido del que la hacía, o decirse del que preguntaba superbo et arroganti sermone, como lo dice Apuleyo de un soldado que necesitando bagaje preguntó a secas al amo del mismo Apuleyo, transformado en asno, viéndole ir montado en él, adonde iba con aquel asno de vacío». Al acabar de leer lo que queda copiado, no puedo menos de exclamar: ¡Lástima de tanto derroche de erudición!
... Porque, bien considerado, toda la explicación de las dos frases que ahora nos ocupan, se puede reducir, sin necesidad de recurrir a abstrusas lucubraciones filológicas (salvo mejor opinión), a los términos siguientes: Partiendo del principio de escribir las locuciones cuestionadas en la forma que yo lo hago, esto es, en el supuesto de ser considerado bueno como modificación verbal, y además, como su legítima locución, elíptica, y más expeditiva explicación es ¿Adonde se camina, o ¿De dónde se viene?, si buenamente quiere usted decirlo, o si en decirlo no encuentra inconveniente, o sin que se tome a mal mi pregunta, etc.
Por eso, en los mismos términos se formula dicha expresión al hablar con un hombre que con una mujer, pues nadie (que yo sepa) le pregunta a ésta: ¿Adonde, buena, ni De dónde, buena?
Al bueno, por que te honre; y al malo, por que no te deshonre.
Esto es, conviene tratar con consideración a cada uno de ellos por las citadas causas.
Bueno, bueno, bueno; mas guarde Dios mi burra de su centeno.
Da a entender la desconfianza con que se mira a alguna persona, a pesar de las alabanzas que otros le prodigan. Es, generalmente, una invectiva contra la gente hipócrita y santurrona.
Bueno, en uno; en dos, mejor; malo en tres; y en cuatro, peor.
«De los caballos señalados», como siente el Comendador.
Bueno. — Es Dios.
Con la segunda parte replica el que está hablando al que contesta Bueno (por lo regular de mala gana) al encargo, prevención o amonestación que se le está haciendo o dirigiendo. — Algunos, en lugar de Es Dios, suelen decir: Eso soy yo, como para dar a entender que se está poniendo a prueba su demasiada condescendencia.
Bueno está lo bueno.
Significa que cuando una cosa está bien, no conviene forzarla o sacarla de quicio, con achaque de que esté mejor.
Castiga al que no es bueno, y aborrecerte ha luego.
Indica que los castigos, aun siendo merecidos, siempre nos acarrean un enemigo en aquel que los sufre.
Del bueno, buena prenda; y del malo, no fies nada.
Advierte que hay que asegurar siempre lo que se conviene o trata por todos los medios.
Del bueno se abusa; al malo se le atusa.
Nada más común que abusar de los caracteres condescendientes y serviciales, en tanto que a los díscolos y revoltosos se les suele tratar con halago y consideración, por temor del daño que pudieran hacer.
De lo bueno, poco.
Aconseja que no se prodigue lo que tiene algún mérito real, a fin de que no se menosprecie al ser vulgarizado.
Donde hay bueno, hay mejor.
Expresa lo relativo que es todo en el mundo, pues todo depende, realmente, de la comparación que puede establecerse.
El bueno sufre, que el malo no puede.
La persona bondadosa aguanta muchas cosas que no resiste la que no posee aquella condición.
El que es bueno para las duras, que lo sea para las maduras.
El que tiene el trabajo o las penalidades inherentes a un cargo o empleo, debe participar de las utilidades y provechos anejos al mismo.
El que se reduce a lo bueno pudiendo tener lo mejor, no merece andar en dos pies.
El que se conforma con poco, pudiendo alcanzar más, no atiende a sus intereses.
Lo bueno a todo el mundo le gusta.
Aforismo cuya explicación huelga, pues por depravado que sea el gusto de una persona, no se concibe el caso de que le amargue un dulce.
Lo bueno dura poco.
Es tal la atracción que produce lo bueno, que por mucho que se goce siempre nos parece menos de lo que quisiéramos.
Lo bueno ha de ser rogado.
El condescender inmediatamente a la petición de mostrar lo exquisito, suele ser causa de que esto se mire con menosprecio: haciéndolo desear se acoge con más entusiasmo.
Lo bueno no es caro; lo malo hace daño.
Es preferible pagar más por una cosa buena, que menos por una mala: la primera se aprovecha; la segunda, o se tira, y con ella el dinero, o si se utiliza, es nociva para la salud, tratándose particularmente de materias alimenticias.
No basta ser bueno, sino que es preciso parece rio.
Como las apariencias engañan en ocasiones, es conveniente ajustar nuestro modo de ser al modo de vivir, para que no se nos juzgue indebidamente.
No hay bueno que no pueda ser mejor, ni malo que no se pueda empeorar, o que no ptieda ser peor.
Atribuyese esta sentencia a nuestro Felipe II, que solía decirla cuando en su presencia se elogiaba, o vituperaba, excesivamente a alguien.
No puede ser bueno el que con brevedad se hace rico.
Las grandes riquezas improvisadas arguyen comúnmente poca limpieza de manos por parte de quien las ha adquirido.
Nunca lo bueno fue mucho. — V. Lo que abunda no daña, o Nunca por mucho trigo es mal año.
Nunca que se piensa algo bueno sale cumplido el deseo.
Aforismo de los pesimistas, que en todas partes creen ver lo malo.
Quien no es bueno para si, ¿como lo será para otro?
Expresa lo poco que se puede esperar de aquellas personas que por desidia no son capaces de procurarse ningún bienestar.
Si quieres ponerte bueno, muda de cielo.
El mudar de clima suele proporcionar alivio o remedio en la mayor parte de las enfermedades.
¡Tanto bueno por acá? — En busca de eso vengo, o Eso es lo que vengo buscando.
Frase de buena educación, cuyo primer miembro dirige el que está en su casa a la persona que viene a verle, y a cuya galantería responde el visitante con el segundo miembro indicado.
Todo lo bueno parece bien, sino Iwmbrc ajeno sobre mujer.
Este refrán, que sólo en la colección del Pinciano lo he hallado, y al cual no acompaña comento alguno, antójaseme que está mal redactado, pues tal como se halla escrito, parte de un supuesto falso.
En efecto, siendo acción reprobada por leyes divinas y humanas la cohabitación de una mujer (cualquiera que ésta sea) con un hombre casado, y viceversa, mal puede entrar dicha acción en la esfera de lo bueno, hallándose exceptuada, por tanto, de la circunstancia de parecer bien. Ahora, pues, siendo connatural a la rastrera índole humana el estimar lo que otro posee en más que lo que nosotros tenemos (y de ello certifican varios refranes, entre otros: La gallina de mi vecina más huevos pone que la mía; Ninguno se embriaga del vino de casa; Pan del vecino quila el hastío; La fruta robada sabe mejor), ¿debería formularse el refrán cuestionado en los términos que paso a indicar: Todo lo ajeno parece bien, sino hombre ajeno sobre mujer?... Decida el más juicioso lector.
Acompáñate, o júntate, con buenos, o Allégate, o arrímate, a los buenos, y serás uno de ellos.
Enseña el provecho que se saca con las buenas compañías.
De buenos es honrar.
Las personas dignas son incapaces de cometer acciones que redunden en desprestigio o deshonra de otros.
De buenos viene quien da lo que tiene.
La nobleza de corazón suele ser patrimonio adquirido de los antepasados de quien la posee.
Decir y hacer es para buenos.
Denota que las personas de bien prometen y cumplen, a diferencia de los que ofrecen mucho y nada hacen.
Entre buenos, es fuero que valga la virtud más que el dinero.
Las personas honradas estiman menos las riquezas que las nobles acciones.
Honra a los buenos, castiga a los malos, y ten quedas las manos.
Recomienda la justicia y la honradez como prendas inapreciables.
Hónrenme, que de buenos vengo.
Moteja a aquel que presume ridiculamente de la nobleza de sus antepasados con el fin de que se le rinda acatamiento.
Ni para buenos cumple ganar, ni para ínalos dejar.
Refiérese a los hijos, pues en cuanto a los primeros, ellos saben hacerlo, y respecto a los segundos, no se lo merecen, pues han de dilapidar el capital heredado.
Nosotros somos los buenos; nosotros, ni más ni menos.
Denota cuánto suele cegar el espíritu de partido o de secta.
¡Qué buenos sernos..., mientras comemos!
Refrán satírico con que se nota la ruin y villana conducta de aquellos que sólo elogian a una persona en tanto que de ésta están recibiendo favores y beneficios, convirtiendo en dicterios sus anteriores aplausos en el momento en que nada esperan seguir alcanzando de ella.
Servidlo, que de buenos viene.
Indica lo mucho que pueden el abolengo y los antecedentes de una persona para ser bien considerada por la sociedad. Algunas veces se emplea en sentido irónico.
Todos queremos ser buenos, y lo logramos los menos.
Denota que no es lo mismo decir que hacer; pues las intenciones pueden ser óptimas, pero no siempre la práctica responde a la intención.
BUEY:
A buey harón, poco le presta el aguijón.
Se aplica a la persona lerda o perezosa, que por mucho que la estimulen, nunca sale de su paso.
A buey viejo, cencerro nuevo. — V. A rocín viejo, cabezadas nuevas.
A buey viejo no le cates abrigo.
Dícese contra los que quieren dar consejos y advertencias a los experimentados.
Al buey dejarlo mear y hartarlo de arar. — V. Para el carro y mearán los hueves.
Al buey maldito el pelo le reluce.
Advierte que los malos deseos del enemigo regularmente salen vanos, y aun suelen resultar en provecho del sujeto contra quien se tienen.
Al buey por el cuerno, o por el asta, y al hombre por la palabra.
Declara quedar el hombre tan atado por la palabra a cumplirla, como el buey uncido por el cuerno para tirar o arar.
Al buey viejo múdale el pesebre y dejará el pellejo.
Significa que las personas ancianas, cambiando de clima, alimentos y costumbres, exponen su salud y su vida. — También se dice: Al viejo múdale el aire y darte ha el pellejo. (Véase)
Al buey viejo no le cates majada, que él se la cata. — V. A buey viejo no le cates abrigo.
Andar a paso de buey, o Andar más despacio que un buey, o Ser más pesado que un buey. — V. Andar como una carreta.
Ara con buey, guarda la ley, sirve a iu rey, y está seguro de que no tendrás pleito alguno.
Enseña cómo el mejor medio de evitar contrariedades, disgustos y persecuciones es no oponerse a las prácticas comúnmente recibidas, y, como suele decirse, seguir la corriente.
Are mi buey por lo delgado, y el tuyo por lo alobado.
Manifiesta que la tierra removida por el arado es más productiva que la alobada, que es la que queda sin remover entre surco y surco.
Buey corvo y asno combo, o Buey, frontudo; caballo, cascudo.
Indica las cualidades que son preferibles respectivamente en los animales de una y otra especie.
Buey longo y rocín redondo. — V. Buey corvo y asno combo.
Buey me mata y vaca me alaba, o Buey muerto, vaca es.
Muchas cosas ganan en estimación con sólo variar de nombre.
Así sucede, verbigracia, con la carne del buey que se mata con destino al alimento común, la cual adquiere más importancia en el mero hecho de ser expendida en el mercado como si lo fuera realmente de vaca.
Buey teniente, dura la simiente.
El trabajo, para que dure, ha de ser moderado.
Buey viejo, surco derecho.
Aplícase a los hombres que, guiados de su inteligencia y práctica, manejan bien los encargos que se les han confiado o los oficios que desempeñan.
Caminar por do va el buey. — V. Por la puente, que está seca.
Ceja el buey, ceja la mula, pero el asno no ceja nunca.
Contra los testarudos, a quienes se moteja de burros por su condición de terquedad.
Cuando el buey viejo no tiene tos, mal anda la hoz.
Si el arado no prepara el campo para la siembra, no es de extrañar que no llegue a verificarse la siega.
¿Dónde irá el buey que no are?
Enseña que en todos los estados u oficios es preciso sufrir. Algunos añaden: ¿o la yegua que no trille?
El buey bravo, en tierra ajena se hace manso.
Denota que en país extraño se procede con más templanza y moderación, por faltar el apoyo que se halla en el propio.
El buey conoció a su poseedor, y el asno el pesebre de su señor. — V. El buey y el asno conocen su pesebre y a su amo.
El buey harto no es comedor.
Significa que la continuación en los deleites llega a causar hastío.
El buey pace donde yace.
Cada cual tiene que atemperarse a la posición que ocupa, población en que reside, casa que habita, etc.; en una palabra, conformarse con la clase social a que pertenece.
El buey que me acornó, en buen lugar me echó, o El buey que me corneó, a buena parte me echó.
Denota que lo que parece desgracia suele ser, a veces, origen de alguna fortuna.
El buey ruin, en cuerno crece.
Da a entender que las personas de malas inclinaciones suelen ir creciendo en vicios al par de los años.
El buey sin cencerro piérdese presto.
Advierte el cuidado y diligencia que se deben poner en las cosas para que no se pierdan.
El buey suelto bien se lame.
Significa lo apreciable que es la libertad e independencia. Este refrán sirve de lema a los refractarios al matrimonio.
El buey traba el arado, mas no de su grado.
Indica que el trabajo siempre cuesta alguna repugnancia o violencia, máxime a los holgazanes.
El buey viejo arranca la gatuña del barbecho.
Expresa que no se deben despreciar ligeramente las cosas viejas, porque suelen ser muchas veces de grande provecho y aun de mayor utilidad que las nuevas.
El buey viejo, con la luna mosquea.
Es propio de la vejez tener el carácter áspero y desabrido, efecto de los achaques naturales de la edad. El buey_y el asno conocen su pesebre y a su amo.
No hay nadie, por negado que sea, que no reconozca lo que es suyo o le beneficia.
El que no tiene buey ni cabra, toda la noche ara, o El que no tiene buey ni vaca, toda la noche ara, y a la mañana no tiene nada.
Enseña el desvelo y cuidado que ocasiona el carecer de los medios necesarios para algún fin.
El ruin buey, holgando se descuerna.
Dícese de los que se fatigan con poco trabajo.
Habló el buey y dijo: ¡Mu!
Se aplica a los necios acostumbrados a callar, y que cuando llegan a romper el silencio es sólo para decir algún disparate. Bien lo pinta en las siguientes conocidas redondillas uno de nuestros clásicos epigramáticos: «Junto a un buey gordo cantaban un ruiseñor y un canario, y en lo gracioso y lo vario iguales los dos quedaban.
«Decide la cuestión tú», dijo al buey el ruiseñor; y metiéndose a censor, habló el buey y dijo: ¡Mu!»
Hacer más daño que un buey por un tejado.
Porque con el peso de su mole y lo aplanado de sus pezuñas, hace pedazos cuanto coge debajo.
Este refrán deberá probablemente su origen a aquellos sitios montuosos de España en que no es raro ver casuchas o establos cuya techumbre está al nivel del camino, por lo que no se hace difícil que yendo por él el ganado vacuno, se le antoje alguna vez ladearse hacia las barracas, causando, al pisar la cubierta de las mismas, el daño consiguiente.
Lo que ha de cantar el buey, canta la carreta. — V. Lo que ha de cantar el carro, canta la carreta.
Más caga, o come, un buey, que cien golondrinos.
Indica que un enemigo poderoso mete más ruido que muchos pequeños. — También significa que un gran negocio suele ser más productivo que varios de menor cuantía.
Ni buey cansado, ni cantor mal medrado.
Así como aquél no tiene fuerzas para trabajar, tampoco las tiene para poder cantar el hombre de constitución raquítica o que se halla poco alimentado.
Ni buey de Monda, ni hombre de Ronda.
Alude a las malas condiciones de uno y otro.
Ni por buey ni por vaca, no tomes mujer maniaca.
Exhorta a no contraer matrimonio con tales hembras, aun cuando lleven buena dote. — V. Ni por casa ni por viña, no tomes mujer jimia, o garrida, o parida.
No es buey de hurto.
Dícese contra los que exageran alguna falta o pecado. —Alude a la grave pena con que se castigaba en la ley antigua el hurto de un buey, pues ordenaba que el ladrón restituyese cinco bueyes por cada uno de los que había robado.
No hay cuidado, que es buey manso, o que no embiste.
Frase figurada, que se emplea refiriéndose al que se conocen claramente sus intenciones.
Creer que los bueyes vuelan.
Ser un simplón.
Entre bueyes no hay cornadas. — V. Entre sastres no se pagan hechuras.
Por los bueyes que son de mi padre, siquiera aren, siquiera no aren.
Refrán irónico con que se da a entender el poco cuidado que solemos poner en las cosas que no nos interesan o atañen directamente.
Quien bueyes ha perdido, cencerros se le antojan, o Quien bueyes ha perdido, los cencerros trae al oído.
Manifiesta que la persona que está obsesionada con una idea, en todas partes y a cada momento cree hallar algo que se la recuerda.
Quien todo lo contó, o miró, con bueyes, no ara.
Exhorta a no poner toda la confianza del buen éxito de un asunto en manos extrañas, omitiendo uno por su parte toda diligencia o vigilancia conducente a dicho buen resultado.
BUEYECILLO:
Bueyecillo de campo, que holgando se descornó. — V. El ruin buey, holgando se descuerna.
De bueyecillo verás qué buey harás.
Indica que el carácter de las personas se puede conocer por sus inclinaciones desde pequeñas.
BUFONES:
Ya no hay bufones.
Dícese a aquellas personas que por halagar a otra que es superior, le ríen sus gracias o procuran distraerla con las suyas. —También se usan como equivalentes: Se acabó el tiempo de los bufones, o Se acabó el tiempo en que los reyes pagaban bufones.
BUHONERO:
Cada buhonero alaba sus agujas.
Da a entender que todos celebramos nuestras cosas, aunque no lo merezcan.
BUITRE:
Comer como un buitre.
Ser glotón, comiendo apresuradamente.
No saber más de una cosa que un buitre.
No entender absolutamente nada de aquello de que se está tratando.
BUITRERA:
Estar ya para buitrera.
Dícese de la bestia flaca que está ya próxima a morirse y servir de alimento a los buitres.
BULA:
A la bula y al casero, el peor dinero.
Manifiesta de cuan mala gana aprontan algunas personas el dinero para la adquisición de estos dos derechos.
Bula del Papa, ponía sobre la cabeza y págala de plata.
Denota lo caro que a veces suelen resultar ciertos favores recibidos.
Ir publicando la bula.
Hacer pública y notoria alguna cosa; irla divulgando.
No poder uno con la bula.
Estar desfallecido; sin fuerzas para nada.
No valerle a uno la bula de Meco.
Aplícase a yna persona para asegurar que cuantos medios ponga en ejecución, por más favorables que parezcan, no serán bastantes a librarle del castigo o de las desgracias que le amenazan. —Es alusión a una bula muy lata, por medio de la que concedió Su Santidad un gran número de privilegios y exenciones a los habitantes de Meco, pueblo de la provincia de Madrid, obtenida por intercesión y a favor del conde de Tendilla, señor de dicha villa, que había estado muchos años en Roma y prestado servicios especiales al Papa y a su corte.
En el tomo III de la revista El Averiguador Universal se dio la siguiente explicación: «La villa de Meco perteneció, con otras seis o siete del contorno enclavadas en la actual provincia de Guadalajara, al señorío del célebre marqués de Villena, cuyo poderío, saber y brujerías son bien conocidos de todos. Meco era la cabeza o metrópoli de toda la jurisdicción. Un soberano pontífice, cuyo nombre no hace al caso, queriendo dar una perpetua prueba de su cariño al nigromántico marqués, otorgóle una bula en que se consignaban tantas indulgencias, fueros, privilegios, exenciones, preeminencias y prerrogativas, así al señor feudal como a sus vasallos, que apenas había un solo caso en que no se pudiese aplicar la celebérrima bula. Ninguna persona del estado noble, llano o eclesiástico podía celebrar contrato ni contraer deudas ni obligaciones de ningún género con los subditos de la jurisdicción del marqués, porque siempre éstos hallaban en la bula de Meco algún distingo para no cumplir sus compromisos, pagar sus deudas o llevar a efecto sus contratos. No había ley humana, por muy justa y equitativa que fuese, que al ser invocada en favor del derecho de algún no subdito del marqués de Villena, no encontrase una contra en dicha bula. Así es que los de Meco y su jurisdicción eran invulnerables, escudados con el documento en cuestión. Toda sentencia de juez no era válida hasta que se veía si se oponía en algo a la bula. Ésta era, pues, la panacea que curaba a todos los que se hallaban bajo el señorío del de Villena, y el bu de cuantos con ellos tenían que pleitear. Así, pues, cuando a uno no le valia la bula, de Meco, era porque su asunto estaba tan intrincado, o era crimen tan enorme, que no había medios de salvarle».
Para mentir, nunca hay bula.
Da a entender que la mentira no puede ser justificada ni disculpada por nada.
Para todo hay bula de composición, o de difuntos, en este mundo.
Tener remedio para todo.
Echar las bulas a uno.
Imponerle alguna carga o gravamen. Reprenderle severamente.
Vender bulas.
Frase que se suele emplear contra los hipócritas.
Vender bulas sin ser Cuaresma. — V. Vender BULAS.
BULTO:
Andarle buscando el bulto a uno.
Andar buscando ocasión de suscitarle camorra o de darle que sentir.
Bulto romano y cuerpo senes, andar florentin y parlar bolones.
Elogio tributado a dichas cuatro circunstancias, ensalzando el rostro de las mujeres de Roma, la estatura y buenas formas corporales de las de Sena, el apuesto continente o garbosidad de las de Florencia y el lenguaje de las de Bolonia.
Cogerle a uno el bulto.
Haberlo a las manos. — También se emplean los verbos pillar, pescar y otros análogos.
Considerar una cosa a bulto.
Superficialmente, sin descender a pormenores; por mayor, en globo.
Escurrir el bulto.
Huir, escapar, procurando generalmente que no se note la ausencia, máxime cuando se trata de evitar algún compromiso, tal como gasto, comida o bebida, conversación, etc. — Empléase también con los verbos guardar y huir.
Hacer una cosa a bulto.
Sin reflexión, atropelladamente, a lo que salga.
Menearle el bulto a uno.
Buscarle, sacudirle, darle golpes o una paliza. —Dícese también: Tentarle, o tocarle, a uno el bulto.
Mientras menos bulto, más claridad.
Manera indirecta, aunque bastante expresiva, de dar a entender que molesta o estorba la intervención o la presencia de una persona o de algún objeto.
Poner de bulto una cosa, o de bulto y relieve.
Referirla o exponerla de modo que llame la atención vivamente, a fin de que resalte y pueda ser apreciada en todo el valor que tenga o que queramos darle.
Ser de bulto una cosa.
Ser muy clara, manifiesta, comprensible y notoria.
Tirarse uno al bulto.
Acometer directa y prontamente la empresa que uno se propone, con exclusión de toda clase de rodeos, digresiones y miramientos.
BULLA:
Meter a bulla.
Impedir que se prosiga en un asunto, introduciendo especies extrañas o apelando a gritos y voces descompuestas, a falta de razones.
BULLEBULLE:
Ser un bullebulle.
Dícese de la persona inquieta, entremetida y de excesiva viveza.
BULLIR:
Bullirle a uno una cosa, o una idea, afecto, etc.
Expresa el deseo vehemente que se tiene de algo, como bullirle a uno los pies, cuando ve bailar, etc. — Querer precisar un recuerdo, idea, etc., que no acaba de acudir de manera clara a nuestra memoria. — Agitar en activa y constante impresión el corazón o el cerebro el afecto de que se trate.
BUNIATO:
El buniato, en lodo, y la yuca, en polvo.
Es refrán americano, que indica cómo deben sembrarse las plantas a que se refiere.
BUÑOLERO:
Buñolero, a tus buñuelos, o haz tus buñuelos. — V. Zapatero, a tus zapatos.
Buñolero solía ser, volvíme a mi menester. — V. Zapatero, a tus zapatos.
BUÑUELO:
Como si fuese buñuelo. — V. ¿Es BUÑUELO?
¿Es buñuelo?, o No es buñuelo, o No son buñuelos, o No es buñuelo, que se echa a freír.
Dícese a los que pretenden que se haga rápidamente una cosa que requiere tiempo y madurez para pensarla o llevarla a efecto.
Hacer un buñuelo.
Confeccionar una obra tosca, mal hecha; hacer una plasta.
BURDEL:
Ser un burdel.
Aplícase al sitio donde hay mucho jaleo, movimiento y bulla.
BUREO:
Entrar en bureo.
Meterse de lleno en algazaras o fiestas; divertirse. —Juntarse para tratar alguna cosa y dictaminar acerca de ella. — Entrar en discusión o consulta.
BURGOS:
Burgos tiene mal cielo, y Madrid lo tiene bueno.
Alude a que aquella tierra, por causa de su mucha humedad, levanta vapores, con que frecuentemente reinan las nieblas, lo que no sucede en Madrid, por ser país más seco.
De Burgos a la mar, todo es necedad.
Denota cuánto más común es la ignorancia que no la sabiduría.
BURLA:
Burla burlando.
Sin advertirlo o sin darse cuenta de ello. — Disimuladamente o como quien no quiere la cosa.
Burla burlando vase el lobo al asno.
Advierte la facilidad con que cada uno se encamina a lo que es de su inclinación o conveniencia.
Burla con daño no cumple el año.
Da a entender que las burlas perjudiciales no duran mucho tiempo.
Entre burla y juego. — V. Burla burlando, o Entre chanza y broma, o En tono de BROMA.
La burla, dejarla cuando más agrada.
Indica que la demasiada continuación de la chanza suele parar en pesadumbre y disgusto.
La burla es la retórica del diablo.
Alude a lo difícil que es el género humorístico en Literatura, y aun en las bellas artes todas, por ser muy ocasionado a incurrir en lo ridículo o extravagante.
No hay peor burla que la verdadera.
Aconseja que en las chanzas no se eche en cara a los otros los defectos de que adolecen.
Quien hace la burla, guárdese de la escarapulla.
Denota que quien gasta chanzas pesadas debe recelarse de enemistades y venganzas.
Todo es burla, sino estudiar y más estudiar y tener favor y ventura.
Indica que el mérito, por lo general, sin apoyo y suerte no suele abrirse paso.
Todo es burla, sino ser pastor en Turra.
Este refrán, que apunta el Comendador Griego sin comentarlo, me parece que está redactado en estilo burlesco, pues no conozco, ni sé que exista en España, más Turra que una aldea en Logroño y otra en Salamanca, ambas a cual más pobres y reducidas en su vecindario. Siendo de presumir, por otra parte, que el abolengo de este refrán es rústico de todo punto, se puede asegurar, sin género de duda, que en un principio se diría bulra por burla (metátesis muy usada entre la gente labriega de antaño) a fin de hacer resaltar mejor la consonancia entre sus dos miembros componentes.
A las burlas, así ve a ellas, que no te salgan a veras, o que las dejes cuando quieras.
Enseña el miramiento y discreción que se deben guardar en las chanzas para que no degeneren en pesadas u ofensivas.
Burlas de manos, burlas de villanos. — V. Juegos de manos, juegos de villanos.
Decir una cosa entre burlas y veras.
Expresar algo, generalmente desagradable, en tono festivo y chancero; pero dejando comprender al oyente que el fondo es serio, ya que no lo sea la forma.
En burlas y en veras, el reloj sea sin pesas.
Manera de terminar una cuestión, dando a entender que nos salimos con nuestra teoría.
Esas burlas a un cuñado. — V. A otro perro con ese hueso.
Las burlas se vuelven en veras, o Las burlas son vísperas de las veras.
Da a entender que lo que se empieza por un simple capricho suele terminar en serio.
Ni en burlas ni en veras con tu amo partas peras.
Enseña que no conviene usar de familiaridad con los superiores.
No son burlas las que duelen.
Aconseja que no se extremen las chanzas hasta el punto de molestar u ofender a la persona a quien se dirigen.
No son burlas las que redundan en desprecio ajeno. — V. No son burlas las que duelen.
Suelen con las burlas encubrirse las veras—Muchas veces, bromeando, se dice la verdad, y como se toma por burla, no se cree, que es lo que nos proponemos.
BURRA:
A burra vieja, cincha amarilla.
Satiriza a las personas que, siendo ya de cierta edad, quieren presumir de jóvenes en su atavío personal, generalmente con poco gusto, o por lo menos con el gusto impropio de sus años.
A la burra vieja, arracadas nuevas. — V. A burra vieja, cincha amarilla.
Burra de villano, andadura de mula en verano, o mula de silla en verano.
Expresa que los que están acostumbrados al trabajo, aunque sean de menos fuerza que otros, se igualan en resistencia a éstos.
Caer de su burra. — V. Caer de su asno.
o Caer de su burro.
Cuando viene a pelo, aunque la burra se caiga al suelo.
Exhorta a aprovechar la oportunidad que se viene a las manos, aun cuando para ello se necesite hacer algún sacrificio o tener que chocar con algún respeto humano.
Descargar la burra.
Frase que se emplea para notar al que sin causa bastante rehusa el trabajo que le corresponde, echando la carga a otro.
Estarle a uno una cosa como a la burra las arracadas.
Sentarle mal una cosa a aquel que se la pone.
írsele a uno la burra. — V. írsele la LENGUA.
L,a burra preñada, cargarla hasta que para.
Censura a los que exigen de otros más trabajo del que pueden soportar. Empléase en sentido irónico.
¡Mala burra hemos comprado!
Indica el mal resultado de un negocio cuyo éxito parecía seguro. —Dícese también, irónicamente: ¡Buena burra hemos comprado!
Ni burra mohína, ni mujer supina.
Advierte que no convienen ni la burra que rehuya el trabajo ni la mujer marisabidilla.
Salirle a uno la burra capada. — V. Salirle a uno la criada respondona.
Si la burra no se cansa, no se me irá Sancha.
Encomienda la perseverancia para conseguir un fin.
¡Vuelta la burra al trigo!
Expresión con que se .moteja a las personas porfiadas, cuando insisten en una pretensión.
Xo, que te estregó, burra de mi suegro.
Se aplica a los que se resienten cuando les hacen bien.
BURRO:
A burro viejo múdale el pesebre, darte ha el pellejo.
El cambio de morada en las personas ancianas suele producirles tal impresión, que les cuesta la vida.
A burro viejo, poco verde.
Aconseja dar a los viejos alimentos substanciosos.
Al burro viejo, la mayor carga y el peor aparejo.
Indica que, cuando por la edad, se puede trabajar menos, es cuando suelen tenerse más preocupaciones y se reciben menos miramientos.
Caer de su burro.
Frase figurada que se emplea para significar que uno ha comprendido que sostenía un error o que estaba equivocado.
Cavilar lo que un burro en un trigo.
No pensar más que en comer.
Concluírsele a uno el burro.
Manera jocosa de decir equivalente a Acabársele a uno el asno. (Véase)
Correr burro.
Desaparecer una cosa; perderse, destruirse.
Donde alcanzo yo, alcanza un burro.
Moteja de necio, empleándose más comúnmente en segunda o tercera persona. — Es frase atribuida al alcalde de cierto lugar, en cuya plaza pública iba a construirse un abrevadero para las caballerías, y como se dudase la altura que había de dársele para que alcanzasen todas, pidiendo uno que llevasen una caballería menor para medirla, exclamó el monterilla que no hacía falta, puesto que él daría la medida, agregando la frase susodicha, que se ha convertido en proverbial.
El burro delante, para que no se espante.
Satiriza a los que, hablando de varias personas, se citan antes que los demás.
El burro que más trabaja, más pronto rompe el aparejo.
Aconseja la prudencia en el trabajo, a fin de no agotarse prematuramente.
El burro que no está hecho a albarda, muerde la atafarra. — V. Quien no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas.
El que nace para burro, muere macho. — V. El que nace para ochavo no llega a cuarto.
El que tiene un burro y lo vende, él se entiende.
Da a entender que cada cual sabe a qué obedecen las determinaciones que toma.
¡Maldecido sea el burro que no es capaz de estrenar una albarda!
Contra los que se casan con viuda.
Más fácil es al burro preguntar, que al sabio contestar.
Censura los vuelos de los sabios, especialmente de los presumidos e infatuados.
Más vale burro vivo que doctor muerto.
Indica que son preferibles las ventajas de vivir, aun en posición modesta, a las de morir, aunque sea rodeado de fama y honores.
Ningún burro se queda calvo.
Aplícase a las personas de edad que tienen mucho cabello.
Inútil es advertir que sólo se dice festivamente y a personas de toda confianza, tratándose de gentes de buena educación. — Véase Muchos burros hay canos, pero ninguno calvo.
No le llevaré en mi burro a Arganda, aunque vaya de vacio.
Equivale a decir que uno es antipático.
No quiere morir de cornada de burro ni de patada de gorrión.
Aplícase a los pusilánimes que se asustan por todo, viendo peligros en todas partes.
Porque un burro dé una coz, ¿se le ha de corlar la pata?
Los castigos no han de rayar en crueldad.
Puesto en el burro, o una vez en el burro, aguantar los azotes.
Denota que ya está uno resuelto a seguir el empeño en que se halla metido, aunque sea a costa de mayores males.
Quien ha de ser burro de carga, del cuello le llueve la albarda.
Es decir, que el que nace para el trabajo, por más que lo rehuya, no se verá jamás libre de él.
Quien tiene burro y no va en él, más burro es él.
Moteja a los que teniendo medios para remediar un mal, no lo hacen por desidia o por necedad.
Ser el burro negro de la familia.
Dícese de aquel en quien recae todo el peso de la casa.
Uno, dos, tres, y mi burro no parece.
Moteja a quien anda buscando una cosa y la tiene delante de los ojos, sin verla.
Hacer burros.
Cometer torpezas el jugador novel. Es frase usada en los garitos.
Hay muchos burros de un mismo pelo.
Dícese festivamente cuando, por su mucho parecido, se confunde a una persona con otra.
Juegan los burros y pagan los amos, o los arrieros. — V. Pagar justos por pecadores.
Muchos burros hay canos, pero ningunc calvo.
Denota que la pérdida del pelo, cuando no es por edad o enfermedad, acusa en la persona el exceso de estudio, y por tanto la sabiduría, lo que no ocurre con los ignorantes o burros, que encanecen con los años, pero no por la ciencia. — Como la frase Ningún burro se queda calvo, la presente es festiva y sólo se debe usar en la intimidad.
Trillar con burros, cagar la parva. — V. Quien con niños se acuesta, cagado, o sucio, amanece.
BUSCAR:
Cuando lo busco, nunca lo veo; cuando no lo busco, cátalo aquí luego.
Enseña que muchas veces la turbación y el cuidado del que busca impide el logro de su diligencia, y sin ella suele conseguirlo la casualidad.
Dos que se buscan, fácilmente se hallan.
Denota que cuando se tiene verdadero interés por ambas partes, no es difícil llegar a un acuerdo.
El que busca las escogidas, se queda con las raídas.
Dícese del que, después de andar pensando mucho en la elección de una cosa, se decide por la peor.
Hay quien por buscar un céntimo gasta diez en luz.
Sátira contra los que, bajo pretexto de economía, hacen mayor dispendio. ¿La busqué? La hallé.
Frase con que se da a entender que nadie tiene la culpa del mal o bien que nos sobrevenga, por haber sido nosotros mismos los causantes de él.
Ni las busco ni las excuso, o ni las rehuyo.
Refiérese generalmente a las cuestiones, poniéndolo en boca de las personas que, no siendo cobardes, son prudentes.
Quien busca halla, o Quien bien busca, algo encuentra.
Da a entender cuánto importa la actividad e inteligencia para conseguir lo que se desea.
BUSILIS:
Ahí está el busilis.
Equivale a indicar que en aquello de que se trata consiste la dificultad del asunto.
Dar en el busilis. — V. Dar en el hito.
Saber el busilis.
Estar en el secreto o conocer la dificultad de que se trata.
BUTEN:
Ser de buten.
Frase empleada para ponderar la bondad de alguna persona o cosa. — El origen de esta palabra ha sido objeto de controversia, pudiendo verse la suscitada entre los Sres. Belmonte y Medina en El Averiguador Universal (tomo I, pág. 305, y tomo II, pág. 181, años 1879 y 1880, respectivamente), en que el primero se pronuncia por el abolengo alemán, derivándola de gut, guíen, bueno, hombre de bien, de buena calidad (gol); y el segundo por el latino, alegando que «antes de buscar el origen de una palabra española o usada en España, en una lengua que ningún contacto orgánico tiene con la nuestra, sería más procedente rastrearlo en la latina, que al fin y al cabo es su madre legítima. En este idioma—continúa diciendo — encuentro la palabra bulyrum, manteca, grosura, nata, flor de la leche, que tiene algunos ribetes parecidos al buten que nos ocupa. Sabido es que los latinos, para ponderar la felicidad y abundancia de un país, ponían por tipo la leche o su esencia (butyrum) y la miel. Toda la tierra que producía leche y miel era un edén para ellos. La Biblia también se vale varias veces de esta locución como signo de abundancia. Ahora bien: yo siempre que he oído decir de buten, ha sido en el sentido de calificar de abundante a lo que se hace referencia», etc. Aunque respetuosos siempre con la opinión de todos, creemos que el significado de la frase, venga de donde provenga, es el que hemos apuntado más arriba; es decir, expresión de la bondad en su más alto grado, sin tener en cuenta para nada su mayor o menor abundancia o escasez.
BUZ:
Hacer el buz.
Hacer alguna demostración de obsequio, rendimiento o lisonja.
BUZO:
¡Buen resuello para buzo!
Aplícase a la persona que tarda mucho en contestar a la pregunta que se le ha hecho, o en presentarse en el lugar donde se le estaba aguardando, con alusión irónica a los buzos, que cuanto más tiempo puedan contener la respiración debajo del agua, tanto mejores son.
CABAL:
Estar por sus cabales.
Tener mucha seguridad en lo que se afirma.
CABALLERA:
Llévame caballera, siquiera a la hoguera.
Contra la afición desmedida que tienen algunas mujeres de cabalgar a las ancas de una caballería.
CABALLERO: