MISIVA DE D.K. A S.O.S. SEFARAD

El comandante español destacado en esta ciudad —quien, como todos sus compatriotas del alto mando con sede en M. que a veces nos visitan, manifiesta simpatía y comprensión con la labor de la Sociedad Humanitaria, Cultural y Educativa Judía— me entregó en mano el sobre lacrado que vos depositasteis hace ocho días en el Ministerio. Hemos recibido también a través del puente aéreo la tercera partida de alimentos y fármacos que me anunciabais y esperamos la llegada de la cuarta en los próximos días a menos que, como sucede con frecuencia, los disparos de los sitiadores contra las pistas del aeropuerto obliguen a interrumpir los vuelos y agraven la lobreguez y penuria de nuestras vidas. En las presentes circunstancias, la solidaridad y vigilancia de S. O. S. Sefarad es más necesaria que nunca.

Desde el otoño y caída de las primeras nieves, la situación no ha cesado de degradarse. La ciudad no recibe ni una quinta parte de la ayuda indispensable. Seré franco y directo: la Comunidad Europea nos larga sus saldos y reservas invendibles de ropa y comida sin preocuparse con la prolongación del asedio. Los salvajes que bombardean desde las colinas y apuntan en sus mirillas a niños y mujeres quieren acabar con este Jerusalén chico como sus inspiradores de hace siglos acabaron con Toledo. Varias docenas de hermanos que se resistían a salir de aquí se han inscrito últimamente en el nuevo registro de candidatos a la evacuación. Ayer cayeron morteradas sobre el barrio: el día en que los artilleros afinen la puntería y tiren contra la cola de los medicamentos gratuitos de nuestra farmacia, la matanza será peor que las que, de modo pasajero e hipócrita, «conmovieron» a la opinión pública a comienzos del cerco. Dos ancianos de la comunidad fallecieron la semana pasada: uno de muerte natural y otro de un paro cardíaco consecutivo a la explosión cercana de una granada. Como sabéis muy bien, no tenemos siquiera la posibilidad de ser enterrados conforme a nuestros ritos. El cementerio está en la línea del frente. Los sitiadores han cavado en él sus trincheras y lo han profanado.

En pliego aparte, adjunto la lista de hermanos inscritos en el próximo convoy de salida, con sus nombres, apellidos, edades y demás referencias personales. Idem, una relación pormenorizada de las medicinas que más nos urgen. Las reservas de harina, aceite y legumbres disminuyen peligrosamente y deberemos interrumpir la distribución de sopa si nuevos suministros no llegan a tiempo.

Tocaré ahora un asunto delicado y que me dejó perplejo: entre la documentación remitida tocante a la ayuda humanitaria y actividades de S. O. S. Sefarad figuraba un sobre con un remitente de nombre árabe. Lo abrí en la creencia de que se trataba de un informe de algún hermano de Marruecos para encontrarme con la sorpresa de tres escritos o «sueños» de tema esotérico, visiones mesianistas como la que cundió hace más de trescientos años en Esmirna entreveradas con astrología y alucinaciones eróticas ajenas a nuestra ortodoxia. Si, por un lado, entroncan con el sufismo popular magrebí, evocan a veces los poemas de Eliecer Ben Jonon y la fruición sexual ensalzada en los cenáculos cabalísticos del siglo XIII. Ignoro si el remitente o autor de los mismos —un tal Ben Sidi Abú Al Fadaíl— firma con seudónimo o es miembro asociado de nuestra comunidad.

Picado por la extrañeza del caso, aproveché ayer unas horas de calma para ir a la residencia de jefes y oficiales de la Fuerza Internacional de Interposición y allí me enteré de la triste noticia de la baja repentina de servicio del comandante y de su ingreso en el hospital de la base de la organización en Italia, no sé si por causa de enfermedad súbita o enajenación mental transitoria. Su partida, en cualquier caso, es una pérdida para nosotros, dada su extrema receptividad a los problemas y apuros de la comunidad. Ojalá comparta quien le reemplace sus convicciones solidarias y altruistas!

Os agradecería vivamente que requirierais información sobre Ben Sidi Abú Al Fadaíl, en cuyos sueños convergen de modo insólito tradiciones místicas y paganas de los fieles de las tres religiones del Libro.