ANEXO II
La soledad de la prisión
2012

Tras un periplo por diversas prisiones galas, Mikel Carrera Sarobe, “Ata”, está en la actualidad recluido en la prisión de Seine-Saint-Denis, a 18 kilómetros de París. Seine-Saint-Denis está considerada dentro del sistema penitenciario francés como una “Maison d’ arret”, o lo que es lo mismo, un centro de preventivos para internos que todavía no han sido juzgados.

La deteriorada condición de la cárcel ha provocado reiteradas denuncias del Comisario para los Derechos Humanos (institución dependiente del Consejo de Europa), así como del Comité Europeo para la prevención de la tortura.

Tras su detención el 20 de mayo de 2010 en Bayona, fue recluido en la cárcel de Fresnes, la segunda más importante de Francia (1200 celdas), y que en la actualidad presenta una grave tasa de hacinamiento. Desde Fresnes “Ata” fue trasladado a la “Maison d’arret” en Rennes-Vezin, donde protagonizó dos huelgas de hambre (entre el 27 de junio hasta el 23 de julio de 2010, y entre el 3 y el 13 de septiembre del mismo año) para pedir el reagrupamiento de varios miembros de ETA en el mismo centro. Sus huelgas fueron secundadas desde la prisión de Poitiers-Vivone por Maite Aranalde, detenida junto a “Ata”, y Joseba Fernández Aspuruz, acusado de participar en el asesinato del agente galo Jean Serge Nerin, la última víctima mortal de ETA. En este atentado también intervino “Ata”. Fue precisamente la cárcel de Poitiers-Vivone el tercer centro que visitó el asesino de Capbreton.

En Poitiers, “Ata” concidió con su compañera de comando en Capbreton, Saioa Sánchez. La coautora del doble crimen también participó en varios movimientos de protesta, entre ellos una huelga de hambre entre el 9 y el 16 de septiembre de 2010, por lo cual tuvo que comparecer ante la comisión disciplinaria de la cárcel.

La paternidad

En la cárcel de Poitiers-Vivone, “Ata” reconoció la paternidad de Lur Sorzábal Díaz, nacida el 28 de agosto de 2009 en Annecy (Alta Saboya), fruto de su relación con Iratxe Sorzábal Díaz. La recién nacida fue inscrita en el registro por Ibon Gogeaskoetxea Arronategi, quien declaró ser la pareja de la madre pero no el progenitor de la pequeña. Para ello Gogeaskoetxea presentó una identidad falsa a nombre de Javier Aznar Pastor, un periodista de Zaragoza. Ibon (Gernika, 1965) es actualmente el portavoz de los presos de ETA en la prisión de Seine-Saint-Denis, donde está Mikel Carrera. Ambos dirigieron juntos durante pocos meses el aparato militar de ETA.

“Ata” coincidió con “Txeroki” en la cárcel parisina de La Santé, que figura en la lista de las diez prisiones más peligrosas del mundo y que es la cárcel francesa que suma más denuncias.

En la actualidad, “Ata” se encuentra recluido en el módulo de aislamiento D4, en una celda de poco más de cinco metros cuadrados y combate la monotonía cursando estudios de antropología. La luminosidad con la que vive cada día Mikel Carrera es de poco más de 40 lux (la unidad que mide la intensidad lumínica, equivale a un lumen por metro cuadrado), cuando una oficina bien iluminada tiene 400 lux. De los 130 presos etarras que hay en Francia, tan solo seis permanecían confinados en módulos de aislamiento cuando se escribían estas líneas. Seine-Saint-Denis solo autoriza que los presos tengan acceso a los libros relacionados con las materias que estén cursando.

Junto a Mikel Carrera solo se encuentra recluido otro etarra: Iñaki Domínguez Atxalandabaso, alias “Patillas”, un guerniqués de 38 años que fue detenido en junio de 2011 cuando viajaba en un tren procedente de Milán hacia París. En Turín había comprado a anarquistas italianos abundante material electrónico para fabricar bombas. Antes de su regreso a Europa, “Patillas” había residido una temporada en Venezuela, donde adiestró a algunos militantes de ETA y de las FARC colombianas.

“Ata” puede recibir ropa del exterior aunque le está prohibido recibir documentación o libros procedentes de la izquierda abertzale. Tiene derecho a ducharse al menos tres veces por semana. La falta de higiene en algunos centros penitenciarios franceses fue objeto de queja por el que fuera Comisario Europeo de Derechos Humanos, el español Álvaro Gil-Robles. La salida a los patios (la única luz del sol que ven los presos de ETA) suele ser un bien preciado y escaso. La gran mayoría de los reclusos pasan encerrados en sus celdas más de 20 horas diarias. Allí, dentro de las cuatro paredes que le acompañan día y noche, “Ata” recibe su almuerzo puntualmente todos los días a las 12.30 horas. Las comidas son elaboradas en una cocina central y distribuidas a las celdas, por lo que no existen comedores comunes.

Dentro de su módulo, “Ata” dispone de un economato, un pequeño habitáculo con una ventana al patio donde los presos pueden adquirir productos básicos de primera necesidad como champú, cuchillas de afeitar, gel de ducha, latas y productos envasados, sobres y sellos de correo, café y tabaco. Los precios son poco asequibles. Cada recluso dispone de una cuenta corriente para que no tenga que efectuar pagos en efectivo. En esa cuenta el dinero procede de dos vías: lo que ingresan familiares o lo que reciben los presos por desempeñar algún trabajo remunerado en los talleres penitenciarios. Mikel Carrera no tiene autorizado recibir alimentos ni productos del exterior.

Conocidas como “la Promenade”, las salidas al patio son escasas: apenas una o dos horas diarias. La tasa de hacinamiento, el frío clima del norte francés y la escasez de luz hacen que los descansos en los patios se reduzcan a una breve charla entre reclusos de apenas 50 minutos. La única distracción posible es practicar un poco de deporte con las viejas canastas o las porterías de fútbol. Las medidas de seguridad obligan a cachear a los reclusos cada vez que entran o salen del patio. De la misma forma, sus celdas son registradas al menos una vez al mes. Hay que destacar que Francia tiene una de las mayores tasas de suicidios dentro de las prisiones del conjunto de los 27 de la UE.

“Ata” es un buen conocedor del idioma francés, lo que le permite seguir sus estudios de antropología y tener una comunicación bastante fluida con los responsables penitenciarios a la hora de elevar sus reivindicaciones o sus solicitudes de comunicación con sus familiares. Los reclusos pueden recibir cartas de correo sin más limitaciones que las impuestas por el juez en sus sentencias. Las llamadas telefónicas son más burocráticas. Una vez autorizadas, el recluso debe aportar una fotocopia del documento de identidad del dueño del teléfono al que quiere llamar y una factura donde se refleje el domicilio de la persona con la que se quiere comunicar. En el caso de las visitas al centro, las comunicaciones en el locutorio deben ser solicitadas con al menos un mes de antelación, y es el juzgado quien las autoriza o las deniega. Las protestas (huelgas de hambre) que llevó a cabo Mikel Carrera conllevaron que le sancionaran con la suspensión de las comunicaciones. Durante el tiempo que duró la instrucción del sumario y la presentación de las calificaciones fiscales, “Ata” solo pudo recibir las visitas de sus familiares directos, es decir, padres y hermanos. Ahora, espera que le juzguen en abril de 2013.