1925 Tecnología de la comunicación. Un lunático en la recepción
Cuando John Logie Baird llegó a las oficinas del Daily Express para demostrar su sistema de televisión, el editor no quiso verle. «¡Por el amor de Dios!, ve a la recepción», le dijo a un subordinado, «y deshazte del lunático que está allí. ¡Dice que tiene una máquina para ver por radio! Vigílale; puede que lleve una navaja». Baird organizó posteriormente una demostración pública. Al año siguiente, Lee Dee Forest, el pionero de la electrónica, aunque aceptaba la viabilidad técnica de la televisión, dudaba que tuviera ningún futuro comercial. Era, según dijo, «un invento en el que no debemos malgastar mucho tiempo soñando». Diez años después, en 1936, el editor del Radio Times, Rex Lambert, opinaba que «la televisión no tendrá ninguna importancia en el transcurso de sus vidas o de la mía», mientras que otros diez años después, en 1946, el productor de cine de Hollywood, Darryl F. Zanuck, comentaba de forma complaciente: «La gente pronto se cansará de contemplar cada noche una caja de madera contrachapada».
John Logie Baird ajustando un transmisor en su sistema electromecánico pionero de «visión por radio». El editor del Daily Express pensó que se trataba de un lunático peligroso.
1925 Ciencia evolutiva. La noche cae sobre Tennessee
El cuerpo legislativo del estado de Tennessee aprobó una ley, cuyo anteproyecto había preparado un granjero llamado John Washington Butler, que incluía las siguientes disposiciones:
Será ilegal que cualquier profesor de las universidades, escuelas normales y todas las demás escuelas públicas del estado que son financiadas total o parcialmente por los fondos para escuelas públicas del Estado, enseñe cualquier teoría que niegue la Historia de la Divina Creación del hombre tal como se enseña en la Biblia, y que en cambio enseñe que el hombre desciende de un orden inferior de animales.
El mismo año, un profesor llamado John Scopes fue llevado a juicio sobre la base de dicha ley en el famoso «juicio del mono», fue condenado y se le impuso una multa de cien dólares. En la apelación, el Tribunal Supremo de Tennessee no aceptó ninguno de los argumentos de la defensa, pero desechó el veredicto de culpabilidad por un defecto técnico legal. La ley Butler no se revocó hasta 1967.
1926 Evolución. El caso del sapo partero
El biólogo austríaco Paul Kammerer era un seguidor de la doctrina evolucionista predarwiniana de Jean-Baptiste Lamarck (véase 1809), que sostenía que los caracteres adquiridos pueden heredarse; de ahí que los antepasados de las jirafas que estiraban su cuello cada vez más para ramonear hojas situadas cada vez más altas, transmitieran su cuello más largo a sus descendientes. En la época de Kammerer, el lamarckismo había sido descartado por la teoría de la selección natural de Darwin, pero Kammerer estaba decidido a probar que Darwin estaba equivocado y que Lamarck tenía razón. Escogió como sujeto el sapo partero que, a diferencia de otros sapos, se reproduce en tierra firme y por ello carece de las almohadillas nupciales (protuberancias escamosas negras de las patas posteriores) que los machos de otras especies de sapos utilizan para agarrarse a las hembras mientras se aparean en el agua.
Kammerer se dispuso a hacer que sus sapos parteros se reprodujeran en el agua mediante el expediente de ir aumentando la temperatura, y afirmó que, a lo largo de las generaciones, sus sapos empezaron a desarrollar las almohadillas nupciales negras. Cuando el doctor G. K. Noble, conservador de reptiles en el Museo Americano de Historia Natural, examinó algunos de los ejemplares de Kammerer, llegó a la conclusión de que las almohadillas nupciales negras no eran en absoluto almohadillas nupciales. Lo que ocurría es que alguien había inyectado tinta china bajo la piel de los sapos. Seis semanas después de que Noble publicara sus hallazgos en Nature, Kammerer se adentró en el bosque de Schneeberg y se pegó un tiro. Se ha sugerido que no fue Kammerer quien manipuló los especímenes, sino un simpatizante de los nazis, que odiaba a Kammerer por su pacifismo y su socialismo, y que quería desacreditarlo.
Macho de sapo partero que transporta cadenas de huevos.
1927 Medicina. Utilizando una enfermedad para tratar otra
El neurólogo austríaco Julius von Wagner-Jauregg recibió el premio Nobel por su extraño método de tratar a los pacientes con «paresia general del demente» (GPI[*]), el estadio final de la sífilis. Al advertir que dichos pacientes mostraban una cierta mejoría en su estado mental después de padecer una fiebre, y que se podían matar cultivos de Treponema pallidum, la bacteria responsable de la sífilis, si se calentaba el tubo de ensayo, decidió realizar un experimento radical. Infectó deliberadamente a algunos de sus pacientes con malaria, que produce fiebre alta, y efectivamente, muchos de ellos parecían mostrar una clara mejoría, o al menos retraso en el desarrollo de la demencia. Después trató la malaria con quinina. Su tratamiento funcionó, y en todo el mundo a miles de pacientes con GPI se les infectó deliberadamente con malaria[*]. Dicho tratamiento sólo se abandonó cuando empezó a utilizarse la penicilina.
1927 Genética. ¿Hacia un híbrido simio-humano?
(28 de febrero). En el jardín botánico de Conakry, Guinea francesa, el científico soviético Ilya Ivanovich Ivanov inició una serie de experimentos para crear un híbrido simio-humano mediante la inseminación artificial de dos hembras de chimpancé con espermatozoides humanos. En junio, repitió el experimento con una tercera hembra de chimpancé, pero no aparecieron síntomas de embarazo. También intentó organizar la inseminación de hembras humanas con esperma de chimpancé, pero a las autoridades francesas no les hizo ninguna gracia esta posibilidad. Cuando al final de este mismo año retornó a la Unión Soviética, Ivanov consiguió el apoyo de la Sociedad de Biólogos Materialistas para llevar a cabo su plan, utilizando cinco mujeres voluntarias. Sin embargo, en junio de 1929, antes de que pudiera iniciarlo, se enteró de que su último macho de simio maduro, un orangután, había muerto. Al año siguiente, Ivanov perdió el favor político y fue exilado a Kazajstán, donde murió en 1932. Su obituario lo escribió Iván Pavlov. Desde entonces, los genetistas han establecido que humanos y chimpancés tienen un 95 por 100 de su ADN en común, y que las dos estirpes divergieron hace sólo unos seis millones de años, y pudieron haber continuado hibridándose durante otro millón y medio de años.
1927 Física. El experimento más lento del mundo
El experimento denominado gota de alquitrán empezó en la Universidad de Queensland, Australia, iniciado por el profesor Thomas Parnell. Se colocó una masa cuajada de alquitrán negro en un embudo, para ver con qué velocidad fluiría. El experimento está todavía en marcha, y por término medio cae una gota por el embudo cada nueve años… aunque nadie ha presenciado realmente cuándo ocurre. La conclusión es que este alquitrán tiene una viscosidad aproximadamente 230 000 millones de veces superior a la del agua.
1927 Zoología. Las consecuencias de dejar caer animales por pozos de minas
En su ensayo «Tener el tamaño adecuado», el biólogo y divulgador científico J. B. S. Haldane describió los efectos de la gravedad en animales de distinto tamaño: «Si se deja caer un ratón por un pozo de mina de novecientos metros de profundidad, al llegar al fondo el animal recibe un ligero golpe y se marcha andando. Una rata muere, un hombre se rompe, un caballo se esparce». Pero los animales diminutos se enfrentan a otros peligros que los humanos no tienen, señalaba; por ejemplo, la tensión superficial. «Un hombre que sale del baño lleva con él una película de agua de un grosor aproximado de medio milímetro. Esta apenas pesa medio kilogramo. Un ratón mojado ha de transportar aproximadamente su propio peso en agua. Una mosca mojada ha de levantar varias veces su propio peso y, como todo el mundo sabe, una vez que una mosca está empapada de agua o de cualquier otro líquido se halla realmente en una situación muy seria».
1928 Bioquímica. Ignosa y godnosa
El científico húngaro Albert von Szent-Gyòrgyi descubrió un compuesto, desconocido hasta entonces, en repollos, naranjas y el tejido de la glándula adrenal. Sospechando que se trataba de algún tipo de azúcar, semejante a la glucosa, fructosa, lactosa, etc., denominó «ignosa» a la misteriosa sustancia, reflejando así su propia ignorancia. Cuando envió un artículo sobre su descubrimiento al Biochemical Journal, el editor exigió que Szent-Gyòrgyi diera otro nombre al compuesto. Szent-Gyòrgyi respondió debidamente con un nuevo nombre, «godnosa[*]». Exasperado, el editor dio nombre él mismo al compuesto, llamándolo «ácido hexurónico», en referencia a sus seis átomos de carbono. Ahora la sustancia química se conoce como «ácido ascòrbico» o, de manera más familiar, «vitamina C». Szent-Gyòrgyi recibió el premio Nobel en 1937.
1929 Física. Una rata encerrada
Ernest Lawrence construyó el primer ciclotrón, un tipo de acelerador de partículas, en la Universidad de California en Berkeley. Uno de los experimentos realizados utilizando el ciclotrón implicaba dirigir «rayos de neutrones» a una rata confinada en un pequeño cilindro. Los experimentadores no tenían ni idea de lo grande que tenía que ser una dosis para conseguir un efecto deseable, de manera que limitaron arbitrariamente la exposición a dos minutos. Al abrir el cilindro, se encontró que la rata estaba muerta.
Todos los implicados vieron en esto una advertencia seria de los peligros de la radiación nuclear, y como consecuencia, tanto científicos como técnicos fueron meticulosos en sus precauciones mientras operaban el ciclotrón. Con el fin de seguir mostrando su preocupación por la seguridad, los que realizaron la autopsia de la rata y encontraron que no había muerto por a los efectos de la radiación, sino de asfixia en los ajustados confines del cilindro, no divulgaron demasiado su veredicto.
1929 Física. El mundo patas arriba
Inmediatamente después de las revelaciones de la física cuántica, F. W. Bridgman, profesor de matemáticas y filosofía en Harvard, declaraba en Harper’s Magazine que «esto significa que hay que abandonar ni más ni menos que la ley de la causa y el efecto… El mundo no es un mundo de razón, comprensible por el intelecto del hombre». A la luz de ello, no sólo tendremos que desarrollar nuevos métodos de enseñar a los niños, aducía Bridgman, también necesitaremos remodelar nuestros lenguajes para extirpar todas las formas de habla que asumen que la causa conduce inexorablemente al efecto.
1930 Astronomía. Planeta bautizado inadvertidamente como un laxante
Después del descubrimiento por parte de Clyde Tombaugh de un nuevo planeta situado mucho más allá de la órbita de Neptuno, de todo el mundo llegaron cientos de sugerencias acerca de cómo habría que bautizarlo. Finalmente, los miembros del Observatorio Lowell, en Arizona, donde se había hecho el descubrimiento, produjeron una lista de tres de dichos nombres: Minerva, Cronos y Plutón. Plutón había sido sugerido por Venetia Burnley, una colegiala de once años de Oxford, Inglaterra, quien pensó que el nombre del dios griego de los infiernos era adecuado para un lugar tan oscuro y frío. Los miembros votaron convenientemente a favor de Plutón, sin tener en cuenta el hecho de que para la mayoría de los estadounidenses de la época dicho nombre estaba primariamente asociado con la Pluto Water, una marca de laxante que se comercializaba con el lema «Cuando la naturaleza no puede, Pluto lo hará». En 2006, Plutón fue degradado a la categoría de «planeta enano».
1930 Biología. ¡Tonterías!, segunda parte
En su libro The Philosophy of Biology, el distinguido biólogo J. S. Haldane (padre del genetista J. B. S. Haldane) declaró que era «inconcebible» que la herencia se transmitiera mediante una molécula. Algo más de dos décadas después, Francis Crick y James Watson describieron la estructura del ADN.
1930 Cirugía. Famosas últimas palabras
El distinguido cirujano abdominal inglés lord Moynihan, declaró: «Seguramente no podemos esperar que el oficio de la cirugía llegue a ser mucho más perfecto de lo que es en la actualidad». A pesar de su aparente complacencia, Moynihan había sido un pionero de las técnicas de la cirugía aséptica, que implicaba lavarse a conciencia y ponerse gorro, bata y guantes de goma. Incluso era obligatorio ponerse calzado especializado, lo que provocaba las burlas de algunos. Cuando un cirujano francés de la vieja escuela vio a Moynihan calzado con sus zapatos de goma antes de una operación, preguntó: «¿No querrá ponerse de pie sobre el abdomen, verdad?».
1931 Astronomía. Estática procedente de las estrellas
Mientras trabajaba en los Laboratorios de Telefonía Bell en Holmdel, Nueva Jersey, Karl Jansky estaba encargado de detectar fuentes de estática que pudieran interferir con el servicio telefónico transatlántico que la compañía planeaba. A tal fin construyó una antena sensible montada sobre una plataforma giratoria (que recibió el mote de «Tiovivo de Jansky»), y con ella identificó tres fuentes de interferencia: tronadas cercanas, tronadas distantes y un débil siseo de origen misterioso. Hizo el seguimiento de esta fuente durante meses, y advirtió que variaba en intensidad a lo largo de un período de 23 horas y 56 minutos, la duración del día sideral. El día sideral (en contraposición al día solar de 24 horas) es el período de rotación de la Tierra en relación al cosmos, de manera que Jansky concluyó que el origen de la radiación no era el Sol, como había sospechado al principio, sino que tenía que estar mucho más alejado. Finalmente localizó la fuente de la radiación en la constelación de Sagitario, hacia el centro de la Vía Láctea. Jansky le pidió más financiación a Bell, para poder seguir investigando, pero Bell lo rechazó, sobre la base de que estas emisiones distantes no afectarían negativamente a las transmisiones transatlánticas. Así, el hombre que fundó la radioastronomía no pudo emprender más trabajo de campo.
Karl Jansky con su famoso «Tiovivo», un dispositivo de aspecto inverosímil para detectar señales de radio previamente insospechadas procedentes del espacio exterior.
1932 Parapsicología. Una cabra no consigue transmutarse en hombre
Harry Price, fundador del Laboratorio Nacional de Investigación Psíquica, viajó a Alemania con el fin de transformar una cabra en un joven mediante magia negra. Según se dijo, el experimento (que se pretendía que conmemorara el centenario de la muerte de Goethe) no tuvo éxito.
1932 Medicina. El estudio de la sífilis de Tuskegee
En Tuskegee, condado de Macón, Alabama, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos inició uno de los experimentos menos éticos que se haya realizado jamás. Se identificaron casi cuatrocientos aparceros afroamericanos que padecían sífilis, y se hizo el seguimiento de sus síntomas a lo largo de las décadas siguientes. A pesar del hecho de que se disponía de curas (en especial desde la introducción de la penicilina en la década de 1940), no se informó de ello a los sujetos, que no fueron tratados. Como resultado, muchos de los sujetos murieron, y muchas de sus esposas e hijos resultaron infectados. El estudio no se abandonó hasta 1972, después de una filtración a la prensa. En una entrevista de 1976, el doctor John Heller, director de enfermedades venéreas del Servicio de Salud Pública entre 1943 y 1948, declaró: «La condición de estos hombres no aseguraba el debate ético. Eran sujetos, no pacientes; material clínico, no personas enfermas[*]».
1932 Oftalmología. Sobre las ventajas del pelo facial
El gobernador de Oklahoma William «Alfalfa Bill» Murray declaró que «es un hecho científico que si te afeitas el bigote debilitas tus ojos».
1933 Física. «El mundo se dirigía al desastre»
El científico húngaro judío Leó Szilárd llegó a Londres, después de huir de la persecución nazi en Alemania, donde había trabajado en la Universidad de Berlín. Una mañana de otoño leyó en The Times que lord Rutherford había declarado que quien propusiera que se podía liberar energía atómica a una escala industrial estaba «diciendo disparates». «Las declaraciones de expertos en el sentido de que algo no puede hacerse siempre me han irritado», escribió más tarde, y siguió describiendo cómo, aquel mismo día, mientras esperaba que el semáforo cambiara en Southampton Row, en Bloomsbury, concibió la idea de la reacción nuclear en cadena. Dándose cuenta de que esto podría constituir la base de una bomba atómica, obtuvo una patente, que en 1936 asignó al Almirantazgo británico, para mantener la idea secreta. En 1938, Szilárd se tras lado a Estados Unidos, donde trabajó con Enrico Fermi en la Universidad de Columbia. Había intentado iniciar reacciones en cadena utilizando los elementos berilio e indio, sin éxito, pero en 1939 Szilárd y Fermi se enteraron de la fisión nuclear con éxito que en Alemania habían realizado Otto Hahn, Fritz Strassmann y Lise Meitner. Szilárd y Fermi comprendieron que el uranio tenía el potencial para experimentar una reacción en cadena y se dispusieron a comprobarlo. «Accionamos el interruptor y vimos los destellos. Los estuvimos contemplando durante un rato y después lo desconectamos todo y nos fuimos a casa». Szilárd se dio cuenta cabal de las implicaciones. «Aquella noche, en mi mente no cabía ninguna duda de que el mundo se dirigía al desastre». Comprendiendo que los nazis ya estaban trabajando en armas nucleares, Szilárd le pidió a su viejo amigo y colaborador Albert Einstein que escribiera con él una carta al presidente Franklin D. Roosevelt, apremiándole para que se embarcara en lo que acabó siendo el Proyecto Manhattan. Una vez que se desarrolló la bomba, en julio de 1945 Szilárd organizó una petición, firmada por docenas de científicos, dirigida al presidente Harry S. Truman para que considerara hacer una demostración de la potencia de la nueva arma a los japoneses, antes de utilizarla sobre la gente. Dicha petición no llegó nunca al presidente.
1934 Medicina. Resucitar a los muertos
El doctor Robert E. Cornish, de la Universidad de California en Berkeley, se embarcó en una serie de experimentos para ver si podía revivir a perros muertos. Niño prodigio, Cornish había obtenido su doctorado a la edad de sólo veintidós años, y se había interesado por varios proyectos científicos, como diseñar un método para leer periódicos bajo el agua o resucitar a personas muertas. Para conseguir esto último, en 1933 intentó revivir a tres hombres varias horas después de que hubieran sufrido ataques cardíacos fatales. Su técnica implicaba colocarlos en un «trampolín» (una especie de columpio) y moverlos rápidamente arriba y abajo, para intentar que se reiniciara la circulación, mientras que a la vez se les suministraba oxígeno mediante una máscara. Sus esfuerzos no tuvieron éxito, de modo que para perfeccionar su técnica Cornish decidió experimentar con fox terriers. Sus sujetos, todos los cuales se llamaban Lázaro, eran asfixiados con éter y nitrógeno, y pasados unos minutos empezaba el intento de revivirlos. Se colocaba al perro muerto sobre el trampolín y se insertaba un goteo en una vena de la pata, a través del cual se suministraba solución salina saturada de oxígeno, adrenalina y anticoagulantes. Mientras Cornish «soplaba a ráfagas» en la boca del perro, su ayudante frotaba vigorosamente el cuerpo del perro mientras lo hacía subir y bajar en el trampolín. En un informe con fecha del 26 de marzo de 1934, la revista Time describía lo que ocurrió después, en el caso de Lázaro II:
La solución estimulante se hundió en un aforador de vidrio a medida que entraba en el cadáver a través de metro y medio de tubo de goma. Al poco, el nivel del aforador dejó de caer y empezó a subir en pulsaciones lentas. Lázaro II resolló. Su pata se sacudió. Su corazón empezó a latir, al principio débilmente, después como un martillo pilón, después normalmente. Lázaro II estaba vivo. Durante ocho horas y trece minutos el perro se mantuvo en un coma inquieto, gimoteando, jadeando, ladrando, como si tuviera pesadillas. Ansioso de acelerar la recuperación el doctor Cornish inyectó un poco de solución glucosada. Se formó un coágulo de sangre y Lázaro II murió de nuevo, y ahora de una vez por todas.
Cornish, que se representó a sí mismo en un filme de la Universal de 1934 llamado Life Returns, tuvo más éxito con Lázaro IV. Lázaro IV vivió durante varios meses después de la resucitación y, aunque estaba ciego y era incapaz de sostenerse sin ayuda, aprendió, según la revista Modern Mechanix (enero de 1935), «a arrastrarse, ladrar, sentarse sobre sus cuartos traseros y a consumir casi una libra de carne al día».
Los experimentos de Cornish resultaron demasiado polémicos para Berkeley, y se vio obligado a continuar su trabajo en su propia casa. En 1947 consiguió la aprobación de un hombre que estaba condenado a muerte para que actuara de cobaya en un esfuerzo de resurrección posterior a la ejecución. Pero las autoridades vetaron la idea, presumiblemente sobre la base de que el experimento, si tenía éxito, habría supuesto una burla para la idea misma de la pena capital.
1934 Neurociencia. Una adicción al ajedrez
(17 de octubre). Muerte de Santiago Ramón y Cajal, el científico español que, junto a Camillo Golgi, obtuvo el premio Nobel de 1906 por haber demostrado que la neurona, la célula nerviosa, era la unidad básica del sistema nervioso. En sus memorias recuerda cómo en su juventud su carrera científica casi se sacrificó al altar del ajedrez, un juego que le inspiró con «el afán morboso de sobrepujar a mis adversarios». A medida que su obsesión lo dominaba, en el club de ajedrez local destacaba por jugar simultáneamente con cuatro oponentes, e incluso jugaba sin mirar el tablero. Devoraba todos los libros que podía conseguir sobre el juego, enviaba soluciones a problemas de ajedrez de revistas extranjeras e incluso sus sueños eran interrumpidos «por ensueños y pesadillas, en las cuales armaban frenética zarabanda peones, caballos, reinas y alfiles». Llegó a la conclusión de que las cosas no podían continuar de esta manera:
La fatiga y la congestión cerebral casi permanentes me enervaban. Si en el juego del ajedrez no se pierde dinero, se pierde tiempo y cerebro, que valen infinitamente más. Y se despolariza nuestra voluntad, que corre por cauces extraviados. En mi sentir, lejos de ejercitar la inteligencia, como se ha dicho por muchos, el ajedrez la descentra y la gasta[*].
Se dio cuenta de que no podía, simplemente, parar, de manera que adoptó una estratagema ingeniosa para aplacar a su ego. Abandonando su estilo de juego usual, que implicaba «ataques románticos y audaces», decidió «atenerme a las normas de la más cautelosa prudencia». Siguiendo esta pauta, consiguió vencer a todos y cada uno de sus oponentes en el decurso de una semana, y así «el diablillo del orgullo sonrió satisfecho». Después de esto, no volvió a tocar un peón durante un cuarto de siglo, y pudo consagrar su intelecto, «plena y serenamente, al noble culto de la ciencia».
1935 Entomología. La decapitación estimula la cópula
En su artículo «Un análisis experimental del comportamiento sexual de la mantis religiosa» (Biological Bulletin, n.º 69, octubre de 1935), K. D. Roeder, del Tufts College, Massachusetts, informaba que parecía existir una ventaja evolutiva en la costumbre, observada desde hacía tiempo, de las hembras de santateresa, que devoran a su pareja durante el acto sexual:
Puesto que lo primero que se ataca es su cabeza, se destruye pronto un centro inhibidor en el ganglio subesofágico. Normalmente, este centro inhibe: 1) los movimientos locomotores laterales, 2) los movimientos copuladores del abdomen, que se originan en el último ganglio abdominal. En consecuencia, dichos movimientos se inician después de la destrucción de la cabeza, y hacen que el cuerpo del macho se coloque en la posición de apareamiento en el dorso de la hembra, e inmediatamente se efectúa la cópula.
Roeder encontró que si decapitaba a un macho, éste, después de recuperarse de la conmoción (un período de unos diez minutos), intentaba copular de forma violenta con cualquier objeto largo y redondeado, como un lápiz o un dedo. Roedla también encontró que «una hembra decapitada aceptará fácilmente a un macho, decapitado o no… La pareja permanece junta durante unas cuatro horas».
1935 Neurocirugía. Alcohol en el cerebro
Como continuación de experimentos anteriores, el médico portugués Antonio Egas Moniz y un colega cirujano pusieron en práctica un tratamiento pionero para la esquizofrenia que implicaba taladrar agujeros en el cráneo del paciente y después verter alcohol etílico en la corteza prefrontal. Al desorganizar los sistemas neuronales, Moniz esperaba reducir la ansiedad y paranoia extremas de su paciente, y parecía, efectivamente, que éste era el resultado. Moniz (al que se le concedió el premio Nobel en 1949) siguió con el desarrollo de un instrumento que tendría el mismo efecto mediante la extracción de segmentos de materia cerebral blanca, aunque los resultados de las operaciones posteriores fueron variables.
Se denominó a esta operación leucotomía o lobotomía prefrontal, y aunque muchos neurocirujanos se oponían a ella, dos neurólogos americanos la defendían enérgicamente: Walter Freeman y James Watts. Como resultado, muchas personas con trastornos mentales, o con parientes mentalmente enfermos, clamaban por obtener esta «cura milagrosa». Freeman desarrolló en la década de 1940 una técnica que no requería cirugía mayor con el cerebro abierto, y que podía realizarse en cuestión de minutos. Implicaba insertar un punzón a través de la parte posterior de la cuenca ocular y utilizarlo para cortar las conexiones entre los lóbulos frontales.
Este procedimiento se llevó a cabo en decenas de miles de pacientes, algunos de los cuales sólo tenían trastornos mentales menores, y aunque hubo reducción de síntomas tales como la ansiedad, muchos padecieron después efectos secundarios tales como apatía, pérdida de concentración y una capacidad reducida para experimentar emociones. Uno de los casos más notorios fue el de la hermana del futuro presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy; el padre de Rosemary Kennedy dispuso que fuera lobotomizada a la edad de veintitrés años, para curar su «malhumor»; como consecuencia, la edad mental de Rosemary quedó reducida a la de una niña.
En su libro de 1948 Cybernetics[*], Norbert Weiner señaló de forma mordaz:
La lobotomía prefrontal… está experimentando en fechas recientes una cierta moda, lo que probablemente no deja de estar relacionado con el hecho de que hace más fácil el cuidado y custodia de muchos pacientes. Déjenme hacerles notar de pasada que matarlos hace que su cuidado y custodia sean más fáciles todavía.
Se continuaron realizando lobotomías hasta la década de 1970, pero desde la de 1950, la introducción de nuevos medicamentos hizo que la cirugía fuera una opción menos atractiva.
El doctor Freeman demostrando su método de lobotomizar a un paciente. Ello implicaba introducir un punzón en la parte frontal del cerebro a través dé la cuenca ocular.
1935 Bioquímica. Una petición de testículos cortados
Después de la invasión italiana de Abisinia (en la actualidad Etiopía), el bioquímico polaco Casimir Funk, conocido por su trabajo pionero sobre las vitaminas y las hormonas sexuales, envió una solicitud peculiar al gobierno abisinio. Había oído, dijo, que los miembros de las tribus abisinias tenían la costumbre de castrar a todos los soldados italianos que capturaban. Si éste fuera el caso, estaría muy agradecido, dijo, si el gobierno de Abisinia le quisiera enviar alguno de dichos trofeos, para los fines de su investigación científica. Se encontró con un silencio diplomático.
1936 Energías alternativas. Sobre los peligros de la energía de las mareas
El distinguido cirujano colorrectal John P. Lockhart-Mummery publicó After Us, una colección de ensayos que iban más allá de los confines de la proctología. En uno de esos ensayos predijo que en el futuro podrían usarse las mareas para generar energía a gran escala. Pero había una dificultad. «Si se explotan extensamente durante un período largo de tiempo», advertía, «ello podría acarrear que la Luna se acercara demasiado a la Tierra para nuestra seguridad».
1937 Farmacología. Un medicamento mata a niños con dolor de garganta
La compañía farmacéutica S. E. Massengill, de Estados Unidos, produjo una nueva forma líquida del medicamento sulfanilamida, usado para tratar infecciones por estreptococos. La sulfanilamida ya estaba disponible en forma de píldoras o de polvos, pero para hacerla más aceptable para los niños, Massengill utilizó dietilenglicol (que tiene un agradable sabor dulce) como medio líquido, y vendió el nuevo producto como «Elixir de sulfanilamida».
En esta época, no había obligación legal de que los medicamentos nuevos se sometieran a pruebas toxicológicas, y no pasó mucho tiempo hasta que resultó evidente que éste era mortífero. Todos los que lo tomaron experimentaron síntomas terribles: náuseas, vómitos, retención de orina, aletargamiento, convulsiones y angustioso dolor abdominal. La madre de uno de los niños que murieron escribió al presidente Franklin D. Roosevelt: «Llamé a un médico para [Joan] a la primera ocasión que tuve, y le administró Elixir de sulfanilamida. Todo lo que nos queda ahora es cuidar su pequeña tumba. Incluso su recuerdo se mezcla con la pena, porque podemos ver su cuerpecito agitándose de un lado a otro y oír su vocecita gritando de dolor; creo que me voy a volver loca». En total, murieron 107 personas de insuficiencia renal, de las que muchas eran niños.
El director químico de Massengill, Harold Colé Watkins, se suicidó, pero no existía ninguna ley por la que se pudiera acusar a la compañía, aparte del cargo técnico de «marca falsa» (el producto debería haber llevado la marca de «solución» y no de «elixir», pues no contenía alcohol). El escándalo nacional resultante condujo a la aprobación de la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos de 1938.
El dietilenglicol (que se utiliza como disolvente y en los anticongelantes) ha seguido matando a gente en otros países, en los que fabricantes de medicamentos nada escrupulosos lo han usado como una alternativa barata a la glicerina de uso farmacéutico o al propilenglicol. Sólo en un incidente en Bangladesh, a principios de la década de 1990, murieron más de trescientos niños.
En 1985 se descubrió que millones de botellas de vino austríaco contenían hasta un 0,1 por 100 de dietilenglicol, que se había añadido deliberadamente para endulzar el vino. Después de haber decomisado cantidades enormes del vino contaminado, el gobierno austríaco no sabía qué hacer con él, hasta que se descubrió que si el vino se mezclaba con sal proporcionaba una manera efectiva de eliminar el hielo de las calles en invierno.
1938 Ictiología. Las truchas peludas
(15 de noviembre). El diario Pueblo Chieftain informaba de que «hace muchos años que los veteranos que viven a lo largo del Arkansas, cerca de Salida, han contado historias de las truchas peludas indígenas de las aguas del Arkansas cercanas». Los relatos de «peces peludos» en los ríos norteamericanos se remontan al siglo XVII. Algunos decían que los peces poseían pelo para mantener el calor corporal en las frías aguas septentrionales, mientras que otros achacaban el hecho a un vertido de tónico capilar en el río Arkansas. El origen del bulo puede estar en el hongo Saprolegnia, que puede infectar a los peces y produce el crecimiento en el exterior del cuerpo de excrecencias fructíferas que parecen pelo.
1938 Astronomía/Aeronáutica. Insectos lunares y otros disparates
(17 de enero). Muerte del astrónomo americano William Henry Pickering, cuya carrera por otra parte distinguida se vio empañada por unas cuantas especulaciones disparatadas y algunas predicciones temerarias. Por ejemplo, afirmaba haber detectado vegetación en la Luna, y sugirió que los cambios en el aspecto del cráter lunar Eratóstenes eran debidos a «insectos lunares». En cambio, en relación al aeroplano, que se acababa de inventar, era muy escéptico. «Es una falacia popular esperar que se obtenga una velocidad enorme», escribió en 1908. «No hay expectativas de competir a la máxima velocidad con nuestras locomotoras o nuestros automóviles». También rechazó la idea de «máquinas voladoras gigantescas que surcarían el cielo del Atlántico y llevarían innumerables pasajeros de manera análoga a nuestros modernos buques de vapor». Otra fantasía popular, escribió, «es suponer que podrán usarse las máquinas voladoras para dejar caer dinamita sobre el enemigo en tiempo de guerra».
Los cráteres llamados Pickering tanto en la Luna como en Marte recibieron el nombre en su honor y en el de su hermano, que también fue un astrónomo distinguido.
1938 Matemáticas. Nacimiento del gúgol
Milton Sirotta, el sobrino del matemático estadounidense Edward Kasner, se inventó el término gúgol[*] cuando tenía nueve años. Un gúgol es l0100, es decir, 10 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000. 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000.
El muchacho también se inventó el término gugolplex para un número considerablemente más extenso: 1 seguido de un gúgol de ceros.
1939 Fisiología. La bolsa de ventosidades
Se otorgó una solicitud de patente para una «bolsa de ventosidades», diseñada «para recibir y almacenar el gas formado por la digestión de alimentos». Un tubo unía el recto con una cámara recolectora, mientras que el dispositivo se mantenía en su lugar bajo la ropa del sujeto mediante un cinturón.
1939 Fisiología. Sobre los usos de un tímpano perforado
Después del hundimiento del submarino HMS[*] Thetis con la pérdida de 99 vidas, el Almirantazgo pidió al biólogo J. B. S. Haldane que se dedicara a mejorar los métodos de escape de submarinos incapacitados. Siguió después una serie de experimentos en los que el propio Haldane corrió riesgos considerables, al exponerse a presiones elevadas y a altas concentraciones de dióxido de carbono y oxígeno; en una ocasión respiró oxígeno a una presión de cuatro atmósferas mientras se hallaba sumergido en un baño rodeado de bloques de hielo. Un efecto de los experimentos a presión fue que se le perforaron los tímpanos, pero Haldane le quitó importancia: «Por lo general, el tímpano se cura», escribió más tarde, «y si en él sigue habiendo un agujero, aunque uno se queda algo sordo, puede expulsar humo de tabaco por el oído en cuestión, lo que es una habilidad social».
1940 Farmacología. Tropas de asalto a toda máquina
(Mayo). Cuando las divisiones panzer[*] alemanas se abatían sobre el río Mosa a través de las Ardenas, las dotaciones de los tanques del Grupo A del ejército se mantuvieron alerta gracias a unas veinte mil pastillas de metanfetamina. Esto no era nada en comparación con los doscientos millones de pastillas de metanfetamina que se proporcionaron a los soldados estadounidenses durante la guerra, para combatir la fatiga. Durante la guerra y hasta bien entrada la década de 1950, alrededor demedio millón de obreros industriales en Japón recibieron metanfetamina de manera rutinaria para aumentar su productividad, con consecuencias desastrosas para su salud.
1940 Física. Descifrando el código Maud
(Junio). Dos meses después de la ocupación nazi de Dinamarca, el físico danés Niels Bohr envió un telegrama críptico al físico alemán Otto Frisch, que estaba exiliado en Inglaterra y trabajaba en los estadios muy iniciales del programa de armas nucleares inglés. El telegrama concluía con las palabras «Dilo a Cockroft y a Maud Ray Kent». John Cockroft era el premio Nobel inglés que había escindido el núcleo atómico en 1932, pero nadie sabía quién podía ser Maud Ray. Por lo tanto, se supuso que «Maud Ray Kent» era un código. Frisch recordaba que él y sus colegas intentaron ver si podían descifrarlo como un anagrama, tomándose cierta libertad con la ortografía. Una sugerencia era «Tomado radio»; otra, «U y D pueden reaccionar[*]» (siendo U uranio y D, deuterio, un isótopo pesado del hidrógeno), inspirado por el telegrama, el comité a cargo del proyecto atómico británico, en el que trabajaba Cockroft (pero en el que Frisch, un extranjero enemigo, no podía), adoptó el nombre «Maud», que correspondía de forma conveniente a «Aplicación Militar de la Detonación de Uranio[*]». No fue hasta después de la guerra cuando descubrieron que Maud Ray había sido una institutriz de los hijos de Bohr, y que vivía en Kent. El Comité Maud se disolvió en julio de 1941, y de allí en adelante Gran Bretaña aunó su investigación sobre armas nucleares con los americanos, lo que dio como resultado el Proyecto Manhattan.
1942 Botánica/Criptografía. ¿Qué importancia tiene una r?
Geoffrey Tandy, uno de los conservadores del Museo de Historia Natural, fue reclutado para trabajar en Bletchley Park, donde miles de matemáticos, traductores y otros tenían la tarea de desentrañar el código alemán Enigma, archisecreto. El oficial que había tomado a Tandy a su cargo pensaba que era un experto en criptogramas, mientras que en realidad era un experto en criptógamas, plantas tales como las algas, los helechos y los musgos, que se reproducen mediante esporas y no mediante semillas. No obstante, la experiencia de Tandy acabó siendo de utilidad cuando se recuperaron de un submarino algunos cuadernos de notas que contenían mensajes cifrados. Para conservarlos para los descifradores de códigos, Tandy los secó colocando las hojas entre papel absorbente, de la misma manera que en su profesión anterior había secado especímenes de algas marinas.
1942 Hematología. Cocos en la sangre
Durante la lucha en el teatro del Pacífico, los americanos utiliza ron agua de coco, que es a la vez dulce y estéril, en emergencias como sustituto de la solución glucosada estéril, y la administraban por vía intravenosa a hombres enfermos o heridos.
1943 Matemáticas. Un profesor despistado
(14 de febrero). Muerte del famoso matemático alemán David Hilbert, célebre por sus distracciones. En una ocasión, mientras esperaban a unos invitados a cenar, su esposa le dijo que se cambiara su corbata mugrienta antes de que llegaran. Hilben se fue a su dormitorio para cambiarse, pero no volvió. Cuando lo buscaron, lo encontraron durmiendo en su cama. El acto de des hacerse la corbata había desencadenado su rutina normal de irse a la cama: se desnudó, se puso el pijama, se metió en la cama y pronto se quedó dormido.
1943 Informática. Quedarse en Babia
Según se dice, Thomas J. Watson, presidente de IBM, afirmó: «Creo que hay un mercado mundial para unos cinco ordenadores». Un cuarto de siglo más tarde, en 1968, Robert Lloyd, de la División de Sistemas de Computación Avanzados de IBM, mostraba su desprecio ante el nuevo microprocesador. Preguntó: «¿Para qué diablos sirve?».
1943 Guerra Química/Terapéutica. Sobre los efectos beneficiosos del gas mostaza
El bombardeo alemán de buques aliados en Bari en diciembre de 1943 tuvo una consecuencia inesperada: el desarrollo de los primeros medicamentos anticancerosos.
(3 de diciembre). Una incursión aérea alemana en el puerto de Bari, en el sur de Italia, dio como resultado el hundimiento de 17 buques aliados, y dejó a otros varios gravemente dañados. Entre los que quedaron destruidos estaba el SS[*] John Harvey, buque de transporte que estalló con una enorme explosión, que mató a todos los que estaban a bordo. Mientras los heridos eran llevados al hospital, muchos se quejaron de tos seca y de dificultad para respirar. Los médicos estaban desconcertados, hasta que finalmente se supo que el John Harvey llevaba un cargamento secreto de dos mil bombas de gas mostaza M47A1. El gas mostaza no se utilizó nunca durante la segunda guerra mundial, pero ambos bandos tenían existencias de reserva, por si acaso. En este caso, el plan supuso un grave tiro por la culata: la liberación accidental de gas mostaza en Bari produjo 628 muertes de soldados aliados y marinos mercantes. Sin embargo, hubo un resultado positivo. El doctor Cornelius Rhoads, médico del ejército americano, que trató a algunas de las víctimas, advirtió que su nivel de glóbulos blancos de la sangre (un componente clave del sistema inmunitario corporal) se redujo mucho después de la exposición al gas. Rhoads se preguntó si el gas mostaza, u otras mostazas sulfuradas, podrían ser útiles en el tratamiento de la leucemia o de linfomas, tipos de cáncer caracterizados por la producción de un número excesivo de glóbulos blancos. Poco después, en Estados Unidos se inyectaron mostazas sulfuradas a varios pacientes que padecían linfomas, y presentaron una mejoría notable, aunque temporal, en su condición. Estos fueron los primeros ensayos en que se trataron cánceres mediante quimioterapia y no mediante cirugía.
1944 Física. Un resultado incierto
Werner Heisenberg, el físico alemán que estaba implicado en el programa de energía nuclear nazi, visitó Zurich, en la Suiza neutral, para impartir una conferencia. La Oficina de Servicios Estratégicos, americana (precursora de la CIA), despachó a uno de sus agentes, un antiguo jugador de béisbol de la Liga Mayor llamado Moe Berg, para que asistiera a la conferencia. Berg había sido sólo un jugador mediano, pero se había graduado en Princeton y en la Facultad de Derecho de Columbia, leía diez periódicos al día y hablaba varios idiomas, lo que le había valido la reputación de «el tipo más sesudo del béisbol». En 1943 se había incorporado a la OSS y se le encomendó captar y entrevistar a físicos italianos para ver qué sabían del programa nuclear nazi, y de Heisenberg en particular. Cuando se filtró la información de que Heisenberg iba a ir a Zurich, se le dijo a Berg que asistiera a la conferencia y que determinara «si algo de lo que Heisenberg decía lo convencía de que los alemanes estaban cerca de conseguir una bomba». Si llegaba a la conclusión de que éste era el caso, tenía que matar de inmediato a Heisenberg. Berg no quedó convencido, y Heisenberg sobrevivió a la guerra para continuar su carrera rutilante hasta su muerte en 1976. En cuanto a Berg, después de la guerra no conservó nunca un empleo adecuado, y vivió a costa de parientes y amigos. Cuando se le preguntaba qué hacía para ganarse la vida, se ponía un dedo en los labios. Había rechazado la concesión de la Medalla de la Libertad en 1945, pero después de su muerte en 1972, su hermana la aceptó en su nombre.
1944 Ciencia de la cohetería. El coste del vuelo espacial
(7 de septiembre). Se lanzó contra Inglaterra el primer cohete V-2 (el «arma de la venganza» de Hitler). La V-2, diseñada por Wernher von Braun, miembro del partido nazi y de las SS, fue la primera nave que realizó un vuelo espacial suborbital. En total, se lanzaron unas tres mil V-2 contra objetivos aliados, y causaron la muerte de unas siete mil doscientas cincuenta personas. Sin embargo, murieron muchos más trabajadores esclavos (unos veinte mil) en la fabricación de los cohetes en la planta (más campo de concentración) de Mittel bau-Dora. Algunos murieron por disparos o fueron colgados, mientras que muchos murieron de agotamiento, hambre o enfermedad.
Después de la guerra, Von Braun fue llevado rápidamente a Estados Unidos y se convirtió en ciudadano americano[*], y en el principal cerebro de la ingeniería que hubo detrás del gigantesco cohete propulsor Saturno V que envió los primeros hombres a la Luna.
1945 Astronomía. Intruso a las nueve
(Julio). Era tanta la tensión y la paranoia entre los miembros del Proyecto Manhattan antes de la primera prueba atómica que una mañana, cuando apareció un objeto brillante a baja altitud sobre el horizonte, prácticamente todos salieron afuera a mirar. Se alertó a la base de la fuerza aérea de Estados Unidos de Kirtland Field en Albuquerque, pero ésta informó que no disponía de interceptores que pudieran situarse a distancia de alcance del objeto. En este punto, Robert Oppenheimer, director del proyecto, recogió el relato en una carta a Eleanor Roosevelt: «Nuestro director de personal era un astrónomo y un hombre de una cierta sabiduría humana; finalmente, vino a mi despacho y me preguntó si dejaríamos de intentar abatir a Venus».
1945 Física. Oppenheimer arrepentido
(16 de julio). Cuando Robert Oppenheimer (véase arriba) presenció la primera prueba atómica, citó una línea del Bhagavad Gita: «Ahora me he convertido en la Muerte, la destructora de mundos». Después de que se dejaran caer las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer fue invitado a ver al presidente Truman en el Despacho Oval. Oppenheimer se retorció las manos y exclamó: «Tengo sangre en las manos». Después, Truman se dirigió a un ayudante y exclamó: «¡No traigáis nunca más a este J…ido cretino! No fue él quien lanzó la bomba. Fui yo. Este tipo de lloriqueo me pone enfermo». Oppenheimer siguió presionando en favor del control internacional de la energía atómica, lo que hizo que se le considerara «blando con los rojos», y en 1954 se revocó su autorización de seguridad.
1945 Física. Cajas fuertes abiertas, bandejas voladoras y electrodinámica cuántica
Durante la segunda guerra mundial, el joven físico Richard Feynman estaba empleado en un papel no fundamental del Proyecto Manhattan, que desarrolló la bomba atómica. Encontraba aburrida la vida de aislamiento en Los Álamos, de modo que se distrajo aprendiendo a forzar cerraduras con ganzúa y a abrir cajas fuertes. Descubrió que esto último era sorprendentemente fácil, una vez se dio cuenta de que los físicos tienden a adoptar números importantes para sus combi naciones, tales como 27-18-28, procedente de la base de los logaritmos naturales, e - 2,71828. De este modo, alarmaba a sus colegas, muy conscientes de la seguridad, al dejar notitas en sus cajas fuertes, junto a los documentos que detallaban secretos atómicos.
Después de la derrota del Japón, Feynman obtuvo una plaza en la Universidad de Cornell. Deprimido después del lanza miento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, Feynman advirtió que para él la física había perdido su sentido divertido. Entonces, un día llamó su atención algo que vio cuando alguien en la cafetería lanzó una bandeja al aire. Mientras ésta se bamboleaba y giraba, Feynman notó que el giro era más rápido que el bamboleo, y que cuando el ángulo era muy pequeño, la bandeja giraba precisamente al doble de la velón dad del bamboleo. Desentrañar la dinámica implicaba una ecuación complicada, y así empezó el trabajo innovador di Feynman que acabaría por conducir a la teoría de la electrodinámica cuántica, una rama de la física que explica la intervención de la luz, en forma de fotones, y de la materia, en forma de electrones. Por ella se concedió a Feynman el premio Nobel de Física de 1965.
1948 Cosmología. La teoría de Alpher-Bethe-Gamow
Con su estudiante Ralph Alpher, el cosmólogo y físico teórico americano de origen ruso George Gamow publicó «El origen de los elementos químicos» en la edición del 1 de abril de la Physical Review. Gamow añadió también al artículo el nombre del físico estadounidense de origen alemán Hans Bethe (aparentemente, sin que éste lo supiera ni diera su permiso), para crear una broma con las tres primeras letras del alfabeto griego, alfa, beta y gamma[*].
1949 Física. Sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, primera parte
El matemático austríaco-americano Kurt Gódel, a partir de las ecuaciones de campo de la relatividad general de Einstein, demostró que si el universo estuviera girando, se crearían condiciones por las que el tiempo se curvaría sobre sí mismo, de manera que viajar en el tiempo sería posible. El fallo de esta teoría es que no parece que el universo esté girando.
1949 Salud Pública. La guerra del pueblo contra el caracol
El gobierno comunista de la recientemente establecida República Popular China puso en marcha «La guerra del pueblo contra el caracol». El objetivo era el caracol de agua dulce que vive en los arrozales y cursos de agua y que hospeda al gusano parásito que causa la esquistosomiasis, una enfermedad debilitante, en los humanos. Se dijo que los campesinos recolectaran los caracoles de uno en uno, utilizando palillos de comer. La campaña fue el inicio de la exitosa eliminación de la enfermedad de muchas partes de China.