1850 Meteorología. El pronosticador de tempestades del doctor Merryweather

El doctor George Merryweather[*], conservador honorario del museo de la Sociedad Literaria y Filosófica Whitby, desarrolló su Pronosticador de tempestades o Telégrafo atmosférico accionado por el instinto animal. Inspirado por la reacción aparente de sanguijuelas medicinales a las condiciones eléctricas cambiantes de la atmósfera, Merryweather se decidió a usar estos animales para pronosticar el tiempo atmosférico. En su dispositivo, varias sanguijuelas eran colocadas en pequeñas botellas y, cuando se aproximaba una tormenta, subían por el vidrio y tocaban una tira de barba de ballena que, a su vez, hacía sonar una campana. Cuando se le decía que ocasionalmente las sanguijuelas habían dado falsas alarmas, él respondía que realmente había habido una tormenta… en Dinamarca, o Dublín, o quizá Dubrovnik. En la Gran Exposición de 1851, Merryweather exhibió una versión muy mejorada de su Pronosticador de tempestades, en el que las sanguijuelas se hallaban alojadas en lo que parecía ser un templo indio.

1850 Patología. ¿Un caso de combustión espontánea humana?

En su artículo sobre «Combustión espontánea humana», la Chambers’s Encyclopaedia of Universal Knowledge (1888) menciona el siguiente caso, en el que el famoso químico alemán Justus von Liebig fue llamado como testigo experto:

El 13 de junio de 1847, la condesa de Goerlitz fue encontrada muerta en su alcoba, con la parte superior de su cuerpo parcialmente consumida por el fuego. La cabeza era una masa negra casi informe, de la que sobresalía la lengua carbonizada. El médico a quien se consultó no pudo sugerir ninguna otra explicación que la de que el cuerpo de la condesa tuvo que haberse incendiado espontáneamente, y no por la ignición de su vestido por una bujía. Según esta evidencia, la condesa fue enterrada; pero habiendo conducido algunas circunstancias a la sospecha de que había sido asesinada por su criado Stauff (al que se había visto intentando envenenar al conde), se exhumó su cuerpo en agosto de 1848, catorce meses después de su muerte, y fue sometido a un examen especial por parte del Colegio Médico de Hesse, que informó que no había muerto debido a una combustión espontánea. El caso se asignó después a Liebig y a Bischoff [el anatomista patólogo Theodor von Bischoff], cuyo informe se hizo público en marzo de 1850, cuando se llevó a juicio a Stauff. No encontraron dificultad en llegar a la conclusión de que el cuerpo fue quemado intencionadamente, después de la muerte, con el fin de ocultar el asesinato (producido por estrangulamiento o por un golpe en la cabeza) que se había perpetrado previamente. Se condenó al prisionero, que después confesó que había cometido el asesinato por estrangulamiento, como de hecho la lengua prominente ya podía haber sugerido. Desde aquella fecha, no ha habido ningún caso de supuesta combustión espontánea.

En sus Chemische Briefe (3.ª ed., 1851), Liebig rechaza la opinión de algunos autores según los cuales si una persona es excesivamente gorda y está llena de licor espirituoso, resulta anormalmente inflamable. Contradice sus afirmaciones con «el hecho de que cientos de bebedores de coñac, gordos y bien alimentados, no se queman cuando, por accidente o voluntariamente, se acercan demasiado a un fuego». Mientras la circulación continúe, añade, su cuerpo no se encenderá, y concluye que la combustión espontánea en un cuerpo vivo es absolutamente imposible.

Papá se quema espontáneamente al salir de una taberna, en alusión la creencia errónea de que los humanos, si están lo bastante saturados de alcohol, podían sufrir esta suerte.

1851 Farmacología. El médico defiende el hachís

Publicación de The Male Generative Organs in Health and Disease, From lnfance to Old Age: being a complete practical treatise… adapted for every man’s own private use[*] del médico americano doctor Frederick Hollick. En él recomendaba una sustancia que inducía sentimientos de calidez y ánimo, no dejaba efectos depresivos secundarios y que, lo más importante, era efectiva para restablecer la potencia y el deseo: el cannabis.

1852 Matemáticas. Coloreando el mapa

Mientras añadía color a un mapa de los condados de Inglaterra, Francis Guthrie propuso que en cartografía sólo se necesitan cuatro colores para que ningún condado o ningún país adyacentes tengan el mismo color. Su conjetura se comprobó finalmente mediante ordenador… en 1976.

1853 Parasitología. Un desagradable plato de sopa

En Dresde, el doctor Friedrich Küchenmeister realizó un experimento horripilante para comprobar su hipótesis de que la presencia de tenias en el intestino de los humanos se debía al consumo de carne infectada. Sus sospechas se habían despertado por el hecho de que los carniceros de cerdo y sus familias parecían padecer más que la mayoría de la gente de estos parásitos. Sin embargo, los «gusanos de vejiga[*]» que aparecían en los cerdos (y asimismo en el ganado) parecían pequeños botones con flecos de ganchos, un aspecto diferente de las largas y delgadas tenias o solitarias que infestan a los humanos. Algunos científicos contemporáneos sostenían que estos «gusanos de vejiga» eran versiones deformes de la tenia humana, que habían terminado en el patrón equivocado. Küchenmeister declaró indignado que esto sería «contrario a la sabia ordenación de la naturaleza», y para comprobar su hipótesis de que las dos formas eran simplemente estadios diferentes del ciclo biológico del mismo animal, persuadió a las autoridades para que le permitieran dar de comer una sopa que contenía cisticercos (mezclados con salchichón negro) a un criminal condenado a muerte. Tres días después el prisionero fue debidamente ajusticiado y Küchenmeister, al abrir el tubo digestivo del hombre, quedó encantado al encontrar una cosecha de jóvenes tenias. Algunos años más tarde repitió este experimento, pero esta vez dio de comer al prisionero cuatro meses antes de su ejecución. Esta vez, la disección post mortem produjo una tenia de 150 centímetros de longitud. Si no se las molesta, las solitarias pueden alcanzar una longitud de quince metros.

1854 Guerra Química. El razonamiento humanitario para el gas venenoso

El químico inglés Lyon Playfair propuso un método para el punto muerto en que se encontraba el asedio de Sebastopol durante la guerra de Crimea. Su idea era disparar granadas llenas de cianuro contra los barcos rusos, pero su sugerencia fue rechazada por el Departamento de Artillería inglés, que la consideró un «modo de hacer la guerra tan malo como lo sería envenenar los pozos del enemigo». En respuesta, Playfair escribió:

Esta objeción no tenía sentido. Se considera un modo de guerra legítimo llenar las granadas con metal fundido que se esparce entre el enemigo y produce las maneras más horrendas de muerte. Por qué razón un vapor venenoso que mataría a los hombres sin que sufrieran se haya de considerar un medio ilegítimo de guerra es algo incomprensible. La guerra es destrucción, y cuanto más destructiva se pueda hacer con el menor sufrimiento, más pronto terminará este bárbaro método de proteger los derechos nacionales. No cabe duda de que con el tiempo se usará la química para reducir el sufrimiento de los combatientes, e incluso de los criminales condenados a muerte.

1855 Ciencia de la reproducción. La primera goma

Se fabrican los primeros condones de goma, once años después de que Charles Goodyear hubiera patentado su método de vulcanizar caucho. Estos condones de goma se hacían arrollando pedazos de caucho crudo alrededor de un molde con forma de pene, y después sumergiendo todo el conjunto en una solución química. Después de su invención en 1920, el látex (una suspensión de caucho sintético en agua) se convirtió en el material de elección en la fabricación de condones, al ser más resistente, más delgado y de mayor duración que el caucho. Véase también 1850 a. C.

1857 Biología. Dios hace travesuras

Philip Gosse, un célebre biólogo y miembro de la Sociedad Real, pero también miembro de los Hermanos de Plymouth, y por lo tanto un cristiano fundamentalista, publicó su libro Omphalos (término griego que significa «ombligo»), subtitulado «Un intento de deshacer el nudo geológico». En él buscaba reconciliar la cronología del mundo que proporciona el Génesis con la cronología que sugieren las pruebas fósiles y geológicas, al proponer (en palabras de su hijo Edmund Gosse) «que Dios escondió los fósiles en las rocas con el fin de tentar a los geólogos para que fueran infieles». También afirmaba que Adán, el prototipo de todos los seres humanos, poseía un ombligo. El propósito de ello era el mismo que el de los fósiles, argumentaba Gosse: proporcionar la apariencia de un pasado aparente. «Podemos hablar todavía de la duración inconcebiblemente larga del proceso en cuestión», escribía Gosse, «siempre que comprendamos que el tiempo es ideal y no real: que la duración se proyectaba en la mente de Dios, y que realmente no existió». Desde luego, decía Gosse, el ombligo de Adán no estuvo nunca conectado a un cordón umbilical, pues Adán no tuvo madre. Este relato de un Dios tramposo no complació ni a los científicos ni a las iglesias y, como su hijo recordaba, «tanto ateos como cristianos lo consideraron, se rieron de él y lo desecharon». Incluso el amigo de Gosse padre, Charles Kingsley, el sacerdote y autor de The Water-Babies, escribió: «No puedo… creer que Dios haya escrito en las rocas una mentira enorme y superflua para toda la humanidad». Dos años después, Darwin publicaba El origen de las especies.

1858 Salud pública. El gran hedor

Durante el cálido verano, las cloacas inadecuadas de Londres no pudieron tragar todos los productos de desecho de su población, y el resultado fue lo que se conoció como el Gran Hedor. Tan perturbadora era la hediondez, que los miembros del Parlamento interrumpieron sus actividades mientras los cortinajes de la Cámara de los Comunes se empapaban en cloruro de cal para intentar reducir los efectos malsanos de los efluvios que emanaban del río Támesis. Pero el Gran Hedor produjo un beneficio. El Parlamento se convenció de que ya era hora de invertir en un sistema de alcantarillado completamente funcional para la capital.

Un muchacho lleno de hollín rechaza la invitación del Padre Támesis a bañarse en sus malsanas aguas, que están llenas de légamo y de animales muertos.

1859 Ciencia evolutiva. Nada que informar

(Mayo). Thomas Bell, presidente de la Sociedad Linneana, resumió así las actividades del año anterior:

Este año… no ha sido notable, en realidad, por ninguno de aquellos descubrimientos sorprendentes que de golpe revolucionan, por así decirlo, el departamento de la ciencia en el que tienen lugar.

A lo que parece, la importancia de una comunicación conjunta, «Sobre la tendencia de las especies a formar variedades, y sobre la perpetuación de variedades y especies por medios naturales de selección», de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, que fue leída ante la Sociedad Linneana el día 1 de julio de 1858, le pasó inadvertida a Bell.

1859 Astronomía. La supertormenta solar

La tormenta solar más potente que jamás se haya registrado tuvo lugar entre el 28 de agosto y el 2 de septiembre, caracterizada por numerosas manchas solares y enormes llamaradas solares. La mayor de dichas llamaradas tuvo lugar inmediata mente antes del mediodía del 1 de septiembre y fue observada por el astrónomo inglés Richard Carrington. Dicha llamarada causó la eyección de una fabulosa cantidad de plasma (gas ionizado) que, desplazándose a unos ocho millones de kilómetros por hora, alcanzó la Tierra unas dieciocho horas más tarde y causó una tormenta geomagnética tan potente que produjo el fallo de los sistemas telegráficos en Europa y Norteamérica. Se vieron auroras (que resultan cuando el plasma es atrapado por el campo magnético de la Tierra) muy al sur, hasta en el Caribe, y en algunos lugares las luces eran tan brillantes que la gente podía leer de noche en el exterior. Otros creían ver el resplandor de ciudades incendiadas. En las montañas Rocosas, los buscadores de oro se despertaron y empezaron a preparar el desayuno, al creer que era el amanecer (aunque sólo era la una de la madrugada). Si una tormenta solar de esta magnitud tuviera lugar en la actualidad, las consecuencias serían considerablemente más graves, pues dañaría satélites, eliminaría las comunicaciones mediante radio y produciría apagones energéticos en todo el mundo. Los registros indican que este tipo de acontecimientos ocurren, de promedio, cada quinientos años.

1860 Medicina preventiva. El linóleo previene la enfermedad

Se inventó el linóleo. Una de las razones para su popularidad posterior fue que se creía que era útil para prevenir la tuberculosis. Se llegó a creer que los gérmenes responsables de la tuberculosis acechaban en las grietas entre las tablas del piso, de modo que cubrir con linóleo los suelos de madera iba a suponer, según los que anunciaban los méritos del nuevo material, un gran beneficio para la salud.

1861 Financiación de la ciencia. Cansado de esta especie de cosa llamada ciencia

«Estoy cansado de esta especie de cosa llamada ciencia», declaró el senador Simón Cameron, de Pensilvania, al tiempo que se oponía a seguir financiando a la Institución Smithsoniana. «Nos hemos gastado millones en esta especie de cosa durante los últimos años, y ya es hora de terminar con ello».

1862 Meteorología. Aquellos hombres magníficos en sus máquinas voladoras

El testarudo meteorólogo James Glaisher, acompañado del aeronauta Henry Croxwell, ascendió a una altura de 11 270 metros para hacer observaciones de temperatura y humedad. Posiblemente no habían pretendido volar a tanta altura, pues en el aire muy enrarecido la visión de Glaisher empezó a tornarse borrosa, y después se desmayó. Croxwell intentó abrir la válvula del gas con sus manos, pero estaban tan entumecidas por el frío que no pudo, de modo que se vio obligado a utilizar los dientes. Mientras descendían, dijo las palabras «observación de la temperatura» al oído de su inconsciente colega, que inmediatamente volvió en sí, cogió su lápiz y volvió a apuntar sus registros.

1862 Química. No abandonéis el trabajo diario

Aleksandr Borodin, famoso por su trabajo sobre los aldehídos, fue nombrado profesor de química en la Academia de Medicina de San Petersburgo, y aquel año publicó un artículo que describía el primer desplazamiento nucleofílico del cloro por flúor en el cloruro de benzoílo. Borodin es más conocido como compositor de obras tales como la ópera El príncipe Igor, una de cuyas piezas proporcionó la melodía para la canción «Extraño en el paraíso» del musical Kismet. Otros personajes que combinaron la vocación científica y otras incluyen:

  • El matemático francés Pierre de Fermât (1601-1665), que también era un abogado penalista.
  • El físico y matemático inglés Isaac Newton (1642-1727), que también fue miembro del Parlamento, director de la Real Casa de la Moneda y teólogo especulativo.
  • El dramaturgo alemán Georg Büchner (1813-1837), autor de La muerte de Danton y Woyzeck, quien realizó un estudio del barbo común, un pez de la familia de la carpa.
  • Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson, 1832-1898), autor de Alicia en el país de las maravillas, que fue uno de los principales matemáticos ingleses de su tiempo.
  • El novelista ruso Vladimir Nabokov (1899-1977), que era un lepidopterólogo especializado en las mariposas azules americanas.
  • El compositor experimental americano John Cage (1912-1992), que era un experto en ciertos tipos de hongos[*].

Muchos escritores han sido profesionales de la medicina: Anton Chéjov, George Crabbe, Arthur Conan Doyle, Oliver Goldsmith, John Keats, François Rabelais, Tobias Smollett y William Carlos Williams, para nombrar sólo algunos.

1864 Guerra biológica. Complot para asesinar a Lincoln con lencería infectada

El doctor Luke Blackburn, un defensor de la Confederación durante la guerra civil americana, navegó hasta las Bermudas, donde por aquella época la fiebre amarilla hacía estragos. Allí recogió la lencería y las ropas de los que habían muerto de la enfermedad, y dispuso que se enviaran a ciudades del Norte (sin saber que la enfermedad se propaga en realidad por las picadas de mosquitos). Se dice que algunas ropas estaban destinadas al propio presidente Lincoln. Blackburn permaneció en Canadá para evitar la persecución, y más tarde fue gobernador de Kentucky.

1864 Horología. ¿Un reloj perpetuo?

Arthur Beverley construyó un reloj que sigue funcionando en la actualidad, aunque nunca se le dio cuerda. El Reloj Beverley se halla en el Departamento de Física de la Universidad de Otago, Dunedin, Nueva Zelanda, y su mecanismo es accionado por variaciones de la presión atmosférica y de la temperatura ambiente, que hacen que el aire contenido en una caja hermética se expanda o se contraiga, empujando un diafragma. Una variación diaria de temperatura de 6 ℃ es suficiente para elevar un peso de 0,55 kg a una altura de 2,5 cm, lo que hace que el reloj siga funcionando.

1865 Metrología. La pulgada dada por Dios frente al ateo centímetro francés

Charles Piazzi Smyth, el astrónomo real de Escocia, realizó mediciones detalladas de la gran pirámide de Giza. Llegó a la conclusión de que fue diseñada utilizando una unidad a la que llamó la pulgada piramidal, igual a 1,001 pulgadas británicas y basada en el codo bíblico. También estableció que el arquitecto de la gran pirámide tuvo que haber sido un patriarca del Antiguo Testamento, quizá el sacerdote Melquisedec, que había sido guiado por Dios. Por lo tanto, al ser la pulgada ordenada divinamente, Piazzi Smyth se confirmó en su oposición ferviente a una propuesta oficial que se había hecho en 1864 para introducir el sistema métrico en el Reino Unido (porque, ¿acaso no eran el metro y toda su parentela la progenie de franceses radicales y ateos?). En sus Investigaciones, Piazzi Smyth encontró muchas medidas «significativas» en la estructura de la gran pirámide: por ejemplo, el perímetro de la base medía 365 000 pulgadas, mil veces el número de días del año, mientras que la altura de la pirámide en pulgadas guardaba una relación numérica con la distancia al Sol medida en millas. Piazzi Smyth creía fervientemente que escondidas en éstas y otras medidas había una colección de profecías, entre las que figuraba una predicción de que el mundo se acabaría en 1881. Cuando esto no ocurrió, produjo una sucesión de fechas alternativas. La Sociedad Real declinó publicar su artículo sobre el tema, y este desengaño y otros le llevaron a su renuncia como astrónomo real de Escocia en 1888. Lamentablemente, la dedicación de Piazzi Smyth a la piramidología ensombreció sus logros científicos reales en los campos de la espectroscopia y de la astronomía de infrarrojos. Murió en 1900, y está enterrado en la aldea de Sharow, en Yorkshire, bajo una pirámide rematada por una cruz. Piazzi Smyth era el tío de Robert Baden Powell, autor de Scouting for Boys.

1865 Química. Inspirado por un sueño

Friedrich August Kekulé von Stradonitz publicó un artículo en el que esbozó la estructura de la molécula de benceno. Consta ésta de un anillo de seis átomos de carbono unidos por enlaces alternos simples y dobles, y con un átomo de hidrógeno fijado a cada átomo de carbono. Hacía algunos años que se conocía la fórmula del benceno, pero su estructura era un enigma, y algo así como un santo grial para los químicos orgánicos. Entonces, un día, durante su estancia como profesor de química en la Universidad de Gante, Kekulé cayó en un ensueño:

Durante mi permanencia en Gante, vivía yo en elegantes habitaciones de solteros en la calle principal. Sin embargo, mi estudio daba a una calleja lateral estrecha y en él no entraba la luz… Estaba sentado escribiendo mi manual, pero el trabajo no avanzaba; mis pensamientos estaban en otra parte. Volví mi silla de cara al fuego y me adormecí. De nuevo estaban los átomos caracoleando ante mis ojos [había tenido una experiencia similar unos años antes en Londres]. Esta vez los grupos más pequeños se mantenían modestamente en segundo término. Mi ojo mental, que las visiones repetidas de este tipo había hecho más agudo, podía ahora distinguir grandes estructuras de conformación variada; largas filas encajaban a veces entre sí más estrechamente, todas ellas emparejándose y retorciéndose con movimientos de serpiente. Pero ¡mira! ¿Qué era esto? Una de las serpientes había agarrado su propia cola y la forma giraba burlonamente ante mis ojos. Como si se debiera al resplandor de un relámpago, me desperté; y esta vez pasé el resto de la noche deduciendo las consecuencias de la hipótesis.

Kekulé refinó posteriormente su hipótesis y sugirió que cada enlace entre los átomos de carbono era sencillo la mitad del tiempo, y doble la mitad del tiempo. Ofreció el relato de su sueño que se reproduce antes en una conferencia en la Sociedad Alemana de Química, que en 1890 organizó una celebración para señalar el 25.º aniversario de su artículo fundamental.

En 1869, cuatro años después del sueño de Kekulé, otro descubrimiento químico importante fue inspirado por un sueño: éste fue el descubrimiento por parte de Dmitri Mendeleiev de la tabla periódica de los elementos.

1865 Taxidermia. Prescindir de la necesidad de disecar

(27 de mayo). Muerte del excéntrico naturalista Charles Waterton, que afirmaba descender de ocho santos y de los antiguos reyes anglosajones de Inglaterra. Su familia tenía posesiones en lo que actualmente es Guyana, donde se embarcó en varias expediciones al interior. Dio cuenta de ellas en un libro popular, Wanderings in South America, que inspiró al joven Charles Darwin. Para montar los especímenes que trajo de vuelta a casa, Waterton desarrolló una nueva técnica de taxidermia en la que empapaba las pieles en una solución de alcohol y bicloruro de mercurio durante algunas horas, y después, una vez se habían secado, las moldeaba desde el interior para que adquirieran la forma adecuada, prescindiendo de la necesidad de disecar. No siempre exhibía los resultados con seriedad científica: a un espécimen que era una interpretación distorsionada de un mono aullador, lo bautizó «El inclasificable», mientras que en un cuadro notable vistió a varios reptiles como ingleses famosos y lo tituló «La Reforma inglesa demostrada zoológicamente». En 1817, en una visita a Roma (era un católico devoto), trepó a la cruz de la cúspide de la cúpula de San Pedro y dejó un guante en el pararrayos que lo remataba. El Papa, Pío VII, le pidió que lo quitara, lo que hizo puntualmente.

El inclasificable, un espécimen fantasioso basado en el trasero de un mono aullador, que Charles Waterton hizo pasar maliciosamente por un hombre salvaje de la selva.

1865 Genética. ¿Demasiado bueno para ser cierto?

El monje austríaco Gregor Mendel leyó su comunicación «Experimentos sobre la hibridación de las plantas» ante la Sociedad de Historia Natural de Brno, describiendo su trabajo de cultivar guisantes y esbozando las leyes de la herencia que con ello descubrió. A la vez sentó las bases de la moderna ciencia de la genética y se publicó al año siguiente en las Verbandlungen[*] de la sociedad, pero fue olvidado casi por completo hasta que se redescubrió a principios del siglo XX. Aunque las leyes de Mendel están establecidas de manera firme, algunos estadísticos han manifestado sospechas en relación con sus datos. Mientras que las leyes constataban las probabilidades del número de individuos de cada generación que poseyeran un determinado carácter, los resultados de Mendel registraban invariablemente, de manera exacta, dicho número. Las probabilidades en contra de que esto ocurra son considerables. Parece que, de una u otra forma, el monje austríaco amañó sus datos, lo que constituye un caso clásico del fenómeno denominado sesgo de confirmación, por el que la gente selecciona la información que confirma sus ideas preconcebidas o sus hipótesis.

1867 Electromagnetismo. ¿Para qué sirve la electricidad?

(25 de agosto). Muerte de Michael Faraday, descubridor de la inducción electromagnética. Cuando, algunos años antes, W. E. Gladstone, entonces ministro de Hacienda, le preguntó qué utilidad tenía la electricidad, Faraday le había contestado: «Veréis, señor, hay muchas posibilidades de que pronto podáis gravarla con impuestos».

1868 Matemáticas. Un grado adecuado de precisión

A la edad de sólo veinticinco años, Osborne Reynolds fue destinado a la nueva cátedra de ingeniería del Owens College, de Manchester. Reynolds estaba apasionadamente interesado por la mecánica, en especial la dinámica de fluidos, y se dio cuenta de la importancia de las matemáticas a la hora de intentar comprender los fenómenos en aquel campo. Pero al poseer una tendencia práctica, concluyó que en algunos contextos la precisión absoluta no era necesaria. Mientras enseñaba a una clase de principiantes el uso de la regla de cálculo, tomó el ejemplo sencillo de 3 multiplicado por 4. Indicó a los estudiantes los pasos requeridos para encontrar una respuesta, y después anunció: «Y ahora llegamos al resultado; 3 por 4 es 11,8». Cuando los estudiantes se rieron, Reynolds los llamó al orden y declaró: «Esto ya es suficiente para nuestro propósito».

1871 Cirugía. Operar el sobaco de la reina

Joseph Lister, el pionero de la antisepsia, operó la axila de la reina Victoria, donde se había desarrollado un absceso que medía quince centímetros. Posteriormente declaró que era «el único hombre que había clavado un cuchillo a la reina».

1872 Ictiología. ¿Una nueva especie australiana?

(Agosto). Cuando Carl Staiger, director del Museo de Brisbane, visitó la Estación Gayndah, en Queensland, se le sirvió un pescado de una especie desconocida hasta entonces. Antes de comerlo, lo dibujó y escribió una descripción del mismo, que envió al gran naturalista François Louis de la Porte, conde de Castelnau. Castelnau describió la nueva especie, que llamó Ompax spatuloides, en 1879, en los Proceedings of the Linnean Society of New South Wales, y que continuó apareciendo en las listas de peces australianos hasta la década de 1930. Posteriormente se descubrió que el «pez» era un fraude, constituido por el cuerpo de un salmonete, la cola de una anguila y la cabeza de una aguja.

1872 Patología. Una niebla tan densa como el hierro

La teoría de los gérmenes de Louis Pasteur se encontró con un escepticismo extremo en algunos ámbitos. Por ejemplo, el profesor Pierre Pochet declaró:

La teoría de los gérmenes de Pasteur es una ficción ridícula. ¿Cómo creen ustedes que estos gérmenes del aire pueden ser lo bastante numerosos como para desarrollarse en todas estas infusiones orgánicas? Si ello fuera cierto, serían lo suficientemente abundantes para formar una espesa niebla, tan densa como el hierro.

1874 Ciencia de la reproducción. El «embarazo de la bala»

LeGrand G. Capers, que había servido como médico en el ejército confederado durante la guerra civil americana, publicó en el American Medical Weekly un relato de un caso notable de inseminación artificial que dijo haber presenciado durante la batalla de Raymond, en 1863:

Nuestros hombres luchaban noblemente, pero ante la presión de un número superior se habían retirado gradualmente hasta llegar a ciento cincuenta metros de la casa. Hallándose mi posición cerca de mi regimiento, de repente vi que un amigo joven y galante se tambaleaba cerca de mí, y después caía al suelo. En el mismo momento, ¡un grito penetrante procedente de la casa llegó a mis oídos! Pronto estuve junto al joven y, al examinarlo, encontré una fractura compuesta, con conminución extensa de la tibia izquierda; la bala había rebotado de estas partes y, en su desplazamiento progresivo, atravesó el escroto y se llevó el testículo izquierdo. Apenas había terminado yo de arreglar las heridas de este pobre hombre cuando la estimable matrona se me acercó corriendo con la mayor de las congojas, rogándome que fuera a ver a una de sus hijas quien, me informó, había sido herida gravemente unos minutos antes. Corriendo hasta la casa, encontré que la mayor de las jóvenes había recibido realmente una herida muy grave. Una bala cónica había penetrado en la pared abdominal izquierda, aproximadamente a medio camino entre el ombligo y el proceso espinal anterior del íleon, y se había perdido en la cavidad abdominal, dejando detrás una herida rasgada…

Unos seis meses después del restablecimiento de la dama, los movimientos de nuestro ejército me llevaron de nuevo a la aldea de R., y se me pidió de nuevo que fuera a ver a la joven. Mostraba una salud y estado de ánimo excelentes, pero su abdomen había aumentado mucho de tamaño, tanto que parecía un embarazo en el sexto u octavo mes… Exactamente a los 278 días de la fecha en que recibió la herida de la bala cónica, asistí al parto de dicha dama, que dio a luz un hermoso niño que pesaba tres kilos y medio…

Unas tres semanas después de la fecha de este nacimiento notable, me llamaron para ir a ver al niño, mientras la abuela insistía en que había «algo extraño en sus genitales». El examen reveló un escroto engrosado, hinchado y sensible, que contenía en el lado derecho una sustancia dura, rugosa, evidentemente extraña. Decidí operar de inmediato para extraerla, y al hacerlo extraje del escroto una bala cónica, aplastada y rota, como si en su trayectoria hubiera encontrado alguna sustancia dura y rígida.

Antes del nacimiento, el doctor Capers dijo haber examinado a la joven, quien insistía en que era virgen, y de hecho encontró que su himen estaba intacto. Posteriormente se le presentó al joven que, sin quererlo, había sido el padre de su hijo; la pareja se casó, y posteriormente tuvieron otros dos hijos, esta vez de la manera ortodoxa. Todavía en 1959, el New York State Journal of Medicine publicó un artículo sobre «Dos casos insólitos de heridas de bala en el útero» que aceptaba el relato como cierto. En realidad, Capers había pretendido que la historia fuera una sátira de los muchos cuentos exagerados que se contaban en la década de 1870 sobre la guerra civil, y había enviado el artículo anónimamente. Sin embargo, E. S. Gaillard, el editor del American Medical Weekly, había reconocido la escritura de Capers y había publicado el relato con su nombre.

1874 Criogenia. Congelar a un hombre hasta la muerte en un caluroso día de verano

(2 de julio). Apareció un artículo en un diario de Nevada, el Territorial Enterprise, que describía de qué manera un tal mister Jonathan Newhouse, «hombre de considerable genio inventivo», había diseñado lo que denominaba «armadura solar» para protegerse del calor del sol del desierto.

La armadura consistía en una chaqueta larga y ajustada, hecha de ratina común y un sombrero o capucha del mismo material; tanto chaqueta como capucha tenían aproximadamente dos centímetros y medio de espesor. Antes de empezar la travesía de un desierto, dicha armadura tenía que saturarse con agua. Bajo el brazo derecho había un saco suspendido hecho de goma elástica lleno de agua y con un pequeño tubo de gutapercha que lo conectaba con la parte superior de la caperuza. Con el fin de mantener la armadura húmeda, todo lo que el viajero necesitaba hacer, a medida que avanzaba sobre las ardientes arenas, era comprimir ocasionalmente el saco, y entonces una pequeña cantidad de agua se vería forzada hacia arriba y saturaría completamente la capucha y la chaqueta bajo ella. Así, mediante la evaporación de la humedad en la armadura, se calculaba que podría producirse casi cualquier grado de frío.

Newhouse se dispuso a atravesar a pie el valle de la Muerte con el fin de probar su invento. El artículo describía lo que ocurrió luego:

Al día siguiente, un indio que sólo podía hablar unas pocas palabras en inglés llegó al campamento en un estado de gran excitación. Hizo comprender a los hombres que quería que le siguieran. A una distancia de unos treinta kilómetros en pleno desierto, el indio señaló una figura humana sentada contra una roca. Al acercarse, vieron que se trataba de Newhouse todavía dentro de su armadura. Estaba muerto y congelado. Su barba estaba cubierta de escarcha y (aunque el sol de mediodía derramaba sus ardientes rayos) un carámbano de más de treinta centímetros de largo pendía de su nariz. Allí había muerto miserablemente, porque su armadura había funcionado demasiado bien, y debido a que estaba abrochada por detrás no había podido alcanzar sus cierres.

El relato se repitió en otras varias publicaciones, entre ellas el New York Times, Scientific American y el Daily Telegraph de Londres. El 30 de agosto apareció en el Territorial Enterprise una puesta al día más detallada, en la que se informaba de que entre las pertenencias de Newhouse, que dejó en el campamento antes de su excursión fatal, había:

… varias botellas y pequeñas jarras de vidrio que contenían líquidos y polvos de sales de varios tipos, de la naturaleza de la mayoría de los cuales ninguna persona del campamento tenía conocimiento. Una de las botellas de mayor tamaño llevaba la etiqueta «Eter», del que sabían que era un líquido muy volátil y capaz de producir un intenso grado de frío por evaporación.

Desde luego, todo el asunto resultó ser una broma, perpetrada por el periodista Dan DeQuille (pseudónimo de William Wright), socio y amigo de Mark Twain. Sin embargo, se basaba en buena ciencia, porque desde hacía más de un siglo, en 1758, Benjamín Franklin y John Hadley (profesor de química en la Universidad de Cambridge) habían realizado experimentos que demostraban que la evaporación de líquidos muy volátiles como el éter o el alcohol podía usarse para hacer descender la temperatura de un objeto por debajo del punto de congelación. En su experimento, lograron de esta manera hacer descender la temperatura de un termómetro de bulbo hasta −13 ℃, mientras que la temperatura ambiente era de 18 ℃…

«A partir de este experimento», escribió poco después Franklin a John Lining, «se puede pensar en la posibilidad de congelar a un hombre hasta la muerte en un caluroso día de verano».

1876 Ingeniería de la automoción. Fuerzas peligrosas desatadas

En el curso de una encuesta sobre «el llamado motor de combustión interna un congresista de Estados Unidos señaló que “el descubrimiento del que tratamos implica fuerzas de una naturaleza demasiado peligrosa para que encaje en ninguno de nuestros conceptos habituales”. Incluso en 1903, eran pocos los que ya habían realizado el salto conceptual: “No ha hecho su aparición nada”, decía el empresario norteamericano Chauncey Depew a su sobrino, “que pueda sobrepasar al caballo y a la calesa”». Y siguió recomendando a su sobrino que no invirtiera cinco mil dólares en la Ford Motor Company.

1876 Tecnología de la comunicación. Dudas sobre la utilidad del teléfono

Cuando Alexander Graham Bell demostró su teléfono a su suegro, Gardiner Greene Hubbard, éste no se impresionó. «¡Bah!», objetó. «Sólo es un juguete». El presidente Rutherford B. Hayes quedó asimismo poco convencido: «Es un invento asombroso», le dijo a Bell, «pero ¿quién querría usar uno de ellos?». En Inglaterra, William (más tarde sir William) Preece, ingeniero consultor y posteriormente ingeniero jefe de Correos, señaló que «los americanos necesitan este invento, pero nosotros no. Tenemos gran cantidad de muchachos mensajeros». El presidente Hayes se hizo instalar después un teléfono en su despacho, y lo aclamó como «el mayor de los inventos desde la Creación», mientras que el alcalde de Chicago predijo que no pasaría mucho tiempo sin que hubiera «uno en cada ciudad». Sin embargo, algunos seguían sin ver su utilidad. Cuando se le dijo a un senador de Estados Unidos que el teléfono permitiría que Maine hablara con Texas, no se inmutó lo más mínimo, y espetó: «¿Qué tendría Maine que decirle a Texas?».

1877 Medicina. Sobre la importancia de verificar que se ha producido la muerte

Un corresponsal del British Medical Journal en Nápoles informó de un caso que había llegado al tribunal de apelación. Se refería a una mujer que fue enterrada en la creencia de que estaba muerta, mientras que sólo se hallaba en trance. Algunos días después, cuando se abrió la tumba para enterrar otro cuerpo, «se encontró que las ropas que cubrían a la infortunada mujer estaban hechas jirones, y que incluso había roto sus miembros al intentar salir de la tumba en vida». El tribunal sentenció al médico que había certificado la muerte y al alcalde que había autorizado el enterramiento a tres meses de prisión por homicidio involuntario.

1878 Zoología/Fotografía. ¿Los caballos vuelan?

(11 de junio). Leland Stanford, gobernador de California, patrocinó al fotógrafo Eadweard Muybridge para que zanjara la cuestión de si un caballo a galope se encuentra en algún momento completamente en el aire, es decir, con los cuatro cascos separados del suelo. Muybridge dispuso una serie de doce cámaras espaciadas a lo largo de una distancia de seis metros (la longitud de la zancada de un caballo), paralela a la pista en la que el caballo iba a galopar. Cada cámara se disparaba para que tomara una fotografía a una milésima de segundo mediante un cable disparador que los cascos del caballo ponían en marcha. Las fotografías resultantes demostraron que un caballo al galope se encuentra, efectivamente, en el aire por breves momentos, cuando los cuatro cascos se sitúan bajo el caballo. Muybridge había sido librero hasta que se hirió gravemente la cabeza en un accidente de diligencia en 1860, después del cual padeció un cierto cambio de personalidad, que lo volvió más excitable y más inventivo. Sus secuencias subsiguientes de fotografías de animales y humanos en movimiento son importantes contribuciones a la ciencia, y al desarrollo de la cinematografía.

La secuencia de fotografías de Eadweard Muybridge, tomadas a intervalos de 1/1000 de segundo, demostró de una vez por todas que un caballo al galope sí que levanta los cuatro cascos del suelo al mismo tiempo.

1878 Astronomía/Economía. ¿Confusión entre correlación y causación?

En Nature, el economista William Stanley Jevons publicó un artículo titulado «Crisis comerciales y manchas solares». En este estudio estadístico, señalaba una correlación entre los cambios en la actividad de las manchas solares y los ciclos de negocios terrestres. Aducía que la actividad de las manchas solares tenía un efecto sobre el tiempo meteorológico terrestre, y que éste a su vez influía sobre el rendimiento de las cosechas. Asimismo, éste determinaba el precio de los alimentos y de otros recursos agrícolas como el algodón, y de este modo, de la economía como un todo. La relación entre actividad de las manchas solares y el tiempo meteorológico terrestre no se ha establecido de manera irrefutable, aunque en 2003, dos académicos israelíes, el astrofísico Lev Pustilnik y el economista agrario Gregory Yom Din, correlacionaron los máximos de los precios del trigo en la Inglaterra del siglo XVII con los períodos de actividad reducida de las manchas solares. Después encontraron correlaciones similares en los precios del trigo en Estados Unidos en el siglo XX. Otros investigadores han encontrado correlaciones entre la actividad de las manchas solares, los precios de las acciones de la Bolsa y la longitud de las faldas femeninas; por ejemplo, Paul Macrae Montgomery en su artículo de 1975 «El dobladillo como indicador de la Bolsa de valores».

1878 Tecnología. Barbas incandescentes

Thomas Edison y sus ayudantes en Menlo Park, Nueva Jersey, el primer laboratorio de investigación industrial del mundo, iniciaron la búsqueda de un material que brillara, pero que no se quemara rápidamente, cuando a su través pasara una corriente eléctrica. La indagación duró catorce meses y varios cientos de experimentos utilizando todo tipo de materiales: algodón, yute, seda, cáñamo de Manila, pelos de caballo, cordel de caña de pescar, teca, boj, abeto, caucho vulcanizado, corcho, celuloide, fibras de hierba, cordel de lino, papel alquitranado, papel de embalar, cartón, papel de seda, pergamino, madera de acebo, roten, secuoya de California y lino de Nueva Zelanda, para nombrar sólo algunos. También se probaron pelos de la barba de dos de los ayudantes de Edison, y se hicieron apuestas sobre cuál de ellos brillaría durante más tiempo antes de quemarse. Los que apostaron por el perdedor se quejaron de que el pelo de su hombre había sido sometido a una corriente más intensa. Finalmente, al acabar el año 1879, Edison y su equipo encontraron el material ideal: papel carbonizado (papel cocido en un horno hasta que todo lo que queda es la estructura del carbono). Y así nació la primera bombilla eléctrica práctica.

1880 Zoología. El alma de Darwin, absorbida por las lombrices

(23 de noviembre). Charles Darwin escribía a William Turner Thiselton-Dyer que «Toda mi alma está en la actualidad absorbida por las lombrices». El año siguiente, sólo unos cuantos meses antes de su muerte, publicó The Formation of Vegetable Mould through the Action of Worms with Observations of their Habits, resultado de más de cuarenta años de investigación. Aunque las lombrices de tierra puedan parecer poco sugestivas si se comparan con la capacidad explicativa de la evolución mediante selección natural, Darwin comprendió que las lombrices desempeñan un papel clave en la vida en la Tierra al participar en la formación del suelo. En el curso de sus Investigaciones, Darwin llevó a cabo algunos experimentos paralelos encantadores, y llegó a la conclusión de que «las lombrices no poseen ningún sentido del oído». Lo explicó así:

No advirtieron en absoluto las notas penetrantes de un silbato de metal, que se hizo sonar repetidamente cerca de ellas; ni tampoco las notas más profundas y graves de un fagot. Se mostraron indiferentes a los gritos, si se tenía cuidado de que el aliento no las alcanzara. Cuando fueron colocadas en una mesa cerca de las teclas de un piano, que se tocó tan fuerte como fue posible, permanecieron perfectamente tranquilas. Aunque son indiferentes a las ondulaciones en el aire que son audibles para nosotros, son muy sensibles a vibraciones de cualquier objeto sólido. Cuando las macetas que contenían dos lombrices que se habían mostrado muy indiferentes al sonido del piano se colocaron sobre este instrumento, y se tecleó la nota do en clave baja, ambas se retiraron instantáneamente a sus madrigueras. Al cabo de un tiempo salieron, y cuando se presionó la tecla del sol sobre la línea en clave sobreaguda se retiraron de nuevo. En circunstancias similares, otra noche una lombriz se precipitó en su madriguera cuando se tecleó sólo una vez una nota muy aguda, y la otra lombriz cuando se pulsó la tecla aguda de sol.

1880 Zoofagia experimental. Trompa de elefante hervida y topo estofado

(19 de diciembre). Muerte del naturalista Frank Buckland. Hijo de William Buckland, el distinguido geólogo y canónico de Christ Church, Oxford[*], el joven Frank se acostumbró a platos insólitos que su padre comía, como avestruz, lengua de caballo, pastel de ardilla y ratones en batido. Mientras era estudiante en Christ Church en la década de 1840, tuvo varios animales de compañía exóticos, entre ellos un águila, una marmota, un mono y un oso, que en una ocasión le enseñó al geólogo Charles Lyell. Mientras estaba en Oxford, Buckland empezó su propia carrera como zoófago experimental. Habiéndose enterado de la muerte y enterramiento de la pantera del jardín zoológico de Surrey, obtuvo el cadáver, lo cocinó y se lo comió. Más tarde recordaba que, al haber estado enterrado durante dos días, «no estaba muy bueno». En 1860 puso en marcha la Sociedad de Aclimatación, para investigar qué animales de todo el mundo podrían criarse en Inglaterra con destino a la mesa. En sus cenas, los miembros de la sociedad probaron una gran variedad de platos, entre ellos canguro, babosas de mar, rinoceronte («como buey muy duro»), trompa de elefante hervida («como el caucho»), cabeza de marsopa («mecha de lámpara asada»), jirafa (como ternera, aparentemente; el desdichado animal se había asado cuando su habitáculo del zoológico de Londres se incendió) y topo estofado («absolutamente horrible»).

Buckland fue también un piscicultor entusiasta, y en 1867 fue nombrado inspector de las Pesquerías de Salmón. Su interés por los peces iba mucho más allá del salmón, y cuando oyó que un pescadero de Bond Street había obtenido un esturión de 2,75 metros, le pidió que se lo dejara durante la noche para hacer un molde. Se lo llevó a casa con dificultades, y después empezó a hacerlo descender por la escalera del sótano con una cuerda atada alrededor de la cola. Pero el pez era de los que se van, tal como Buckland describió en un artículo en Land and Water (27 de abril de 1867):

Empezó muy bien, pero cediendo ante su peso, no pude sostener la cuerda durante más tiempo, y allá que se fue, deslizándose con la cabeza por delante escaleras abajo, como una avalancha que cayera del Mont Blanc… del golpe abrió la puerta… y se deslizó dentro de la cocina… hasta que al final quedó anclado bajo la mesa de la cocina. Esta aparición súbita e inesperada del monstruo marino revestido de armadura, que abrió con fuerza la puerta… creó al instante una gran agitación. El cocinero gritó, la criada se desmayó, el gato saltó al aparador, el perro se escondió tras el caldero y ladró, los monos se volvieron locos del susto y desde entonces el sereno loro no ha emitido ni una palabra.

1882 Física. Desarrollo tardío

Albert Einstein, cuando tenía tres años y medio, emitió sus primeras palabras, para quejarse de que su leche estaba demasiado caliente. Sus padres, que creían que su hijo sufría un grave retardo, quedaron encantados. Cuando le preguntaron por qué no había hablado antes, les dijo que no había habido ninguna necesidad, porque hasta entonces todo había sido correcto.

1883 Geología. Un estallido enorme

(27 de agosto). La erupción volcánica del Krakatoa en Indonesia casi destruyó toda la isla en una serie de cuatro enormes explosiones. Se estima que la última, y la mayor, a las 10.02 de la mañana, fue equivalente a una explosión nuclear de 150 megatones (la mayor bomba de hidrógeno jamás ensayada tenía una potencia de cincuenta megatones), y se pudo oír a una distancia de 4600 kilómetros, en la isla de Rodríguez, en el océano índico. La onda de presión se registró en barógrafos de toda la Tierra, y saltó hacia delante y hacia atrás siete veces. Las cenizas procedentes de la erupción fueron impulsadas hasta una altura de ochenta mil metros, causando oscuridad total en la región durante más de dos días, y se precipitaron sobre una superficie de ochocientos mil kilómetros cuadrados. Fueron lanzados al aire unos veintiún kilómetros cúbicos de rocas, aunque la mayor parte de la isla se hundió bajo las aguas. Los mares que rodeaban la isla fueron innavegables durante un tiempo debido a las gruesas bandas flotantes de piedra pómez. Krakatoa no estaba habitada, y pocas personas murieron a causa de la erupción misma, pero los tsunamis generados por las explosiones tenían inicialmente una altura de cuarenta metros, y mataron a cuarenta mil personas a lo largo de las costas de Java y Sumatra. Las oleadas eran todavía un centímetro más altas cuando llegaron a Le Havre, en Francia, 32 horas después.

1884 Medicina. Un caso de penis captivus

El número del 13 de diciembre del Philadelphia Medical News reproducía una carta de un tal doctor Egerton Yorrick Davis, un capitán cirujano retirado del ejército de Estados Unidos, que informaba de «una forma insólita de vaginismo» (una tensión repentina de los músculos vaginales). Esta la había padecido durante la cópula una criada a la que el doctor Davis había sido llamado para atender, con la consecuencia de que el pene de su amante, el cochero, quedó atrapado dentro de ella. Por suerte, la administración de cloroformo a la avergonzada criada la había relajado lo bastante para que el cochero pudiera retirarse. En realidad, el caso era una ficción, creada por sir William Osler, pionero de la educación médica moderna en la Universidad Johns Hopkins y uno de los médicos más distinguidos de su época (acabó desempeñando la cátedra Regia de Medicina en Oxford). Osler tenía un juguetón sentido del humor y, con el pseudónimo de Davis, escribió varios informes de casos médicos fantásticos (que por lo general tenían que ver con patologías sexuales) en diversas revistas.

1888 Matemáticas. Instrucción sobrenatural sobre el valor de pi

Un matemático aficionado, Edward Johnson Goodwin, que practicaba la medicina en Solitude, Indiana, afirmó que el valor de pi era exactamente 3,2. «Durante la primera semana de marzo de 1888», recordaba más tarde, «al autor le fue revelada de manera sobrenatural la medida exacta del círculo… no hay autoridad en la ciencia de los números que pueda decir cómo se descubrió la proporción». Su artículo, «La desigualdad universal es la ley de toda la Creación», se publicó bajo el título «Cuadratura del círculo» en 1894 en el American Mathematical Monthly, «a petición del autor». En 1897, la «prueba» de Goodwin fue entronizada en un «Proyecto de ley que introduce una nueva verdad matemática y que se ofrece como contribución a la educación para que sea usada sólo en el estado de Indiana libre de coste». Dicho proyecto fue introducido, con el apremio de Goodwin, en la Cámara de Representantes de Indiana. La Cámara pasó el proyecto primero al Comité de Tierras Pantanosas, que a su vez lo pasó al Comité de Educación, que recomendó «que dicho proyecto se apruebe». La Cámara aceptó obediente y se pasó el proyecto al Senado del estado, donde fue remitido al Comité de Abstinencia, que asimismo recomendó «que dicho proyecto se apruebe». Sin embargo, tal como informaba el Indianapolis Journal, los senadores no estaban del todo convencidos:

El senador Hubbell caracterizó el proyecto como una locura absoluta. El Senado podría legislar asimismo que el agua corriera ladera arriba… Todos los senadores que hablaron sobre el proyecto de ley admitieron que ignoraban los méritos de la propuesta. Simplemente, se consideró que no era un tema para legislar.

En consecuencia, la consideración del proyecto se pospuso indefinidamente, de modo que nunca se convirtió en ley.

1888 Tecnología del transporte. Ballybunion señala el camino hacia el futuro

Se abrió en Irlanda uno de los primeros sistemas monorraíl del mundo, que corría entre Listowel y Ballybunion, en el condado de Kerry. La vía férrea la diseñó el ingeniero francés Charles Lartigue, quien mientras se encontraba en el norte de África había recibido la inspiración al ver que los camellos llevaban cestos a cada lado de la joroba. En consecuencia, la línea Listowel-Ballybunion tenía un único raíl que soportaba el peso en el centro, con dos raíles inferiores a cada lado, a lo largo de los cuales corrían ruedas estabilizadoras. El equilibrio era, efectivamente, una consideración clave: si un granjero quería enviar una vaca al mercado, se veía obligado a enviar con ella dos terneras, colocadas al otro lado del vagón de la vaca; en el viaje de vuelta, las dos terneras irían de vuelta, una a cada lado. El monorraíl permaneció en servicio hasta 1924, cuando se cerró debido a daños sufridos en la guerra civil. Se ha restaurado una sección corta del mismo.

1889 Bioquímica. El elixir de Brown-Séquard

En su vejez, el médico Charles-Édouard Brown-Séquard, nacido en Mauricio, que ya era célebre por sus descubrimientos en neurología y fisiología, informó que, al inyectarse extractos tomados de testículos de cobayas y perros, había puesto un muelle en su andar. Ahora, afirmaba, podía correr escaleras arriba como en su juventud y, lo que era más interesante todavía, el chorro de su orina, durante la micción, se extendía más allá de la longitud anterior en un 25 por 100. «Debo agregar», añadía tímidamente, en un discurso ante la Sociedad Biológica de París el 1 de junio, «que otros poderes, que admito que no me habían abandonado completamente pero que, sin duda alguna, no eran lo que fueron antaño, han demostrado asimismo un aumento de vigor significativo». Propuso así el procedimiento como un medio de prolongar la juventud, la vitalidad y la vida misma; pero otros científicos se mostraron escépticos de lo que calificaban de «elixir de Brown-Séquard», y su reputación nunca se recuperó.

1891 Farmacología. El cannabis, un paliativo para la conmoción moral

(4 de julio). El British Medical Journal informaba que los médicos prescribían con frecuencia Cannabis indica (cáñamo de la India) para «una forma de demencia peculiar de las mujeres, causada por preocupación mental o conmoción moral, en la que actúa claramente como un anodino[*] psíquico». El cáñamo, añadía el British Medical Journal, «parece eliminar la angustia y desasosiego mentales». En 1902, el Compendium of Materia Medica, Therapeutics and Prescription Writing[*], recomendaba el cáñamo de la India «para toda una variedad de condiciones pintorescas», en particular las asociadas con el útero, puesto que la droga posee «poderes como anodino y estimulante de la fibra muscular uterina, que lo convierten en un agente muy efectivo».

1891 Etiología. Las consecuencias del comportamiento libertino

En Lois et mystères de l’amour, Alexandre Weill, un escritor y polemista muy admirado por Victor Hugo, ofrecía a sus lectores su severa advertencia: «Todo hombre que tenga relaciones sexuales con dos mujeres al mismo tiempo se arriesga a con traer la sífilis, incluso si las dos mujeres le son fieles, porque todo comportamiento libertino enciende espontáneamente esta enfermedad».

1891 Zoología. Cebras acostumbradas a arrastrar un carruaje

Walter Rothschild, descendiente de la acomodada familia de banqueros, abrió al público su Museo de Historia Natural en Tring, en Buckinghamshire. Allí adiestró a cebras (que hasta entonces se habían considerado intratables) para que arrastraran su carruaje, y en una ocasión se desplazó así hasta el palacio de Buckingham. Rothschild consiguió también cruzar cebras con caballos, para producir «cebroides». Su sobrina, dame Miriam Rothschild, se convirtió en una distinguida entomóloga[*], y le encantaba explicar a príncipes y hombres de estado que las coloridas felicitaciones de Navidad que les había enviado no eran el detalle de una pintura impresionista, sino el órgano reproductor muy aumentado de una mariposa.

1894 Farmacología. Rumores de que la reina Victoria adoptaba la medicina china

Científicos europeos que estudiaban un brote de peste en Hong Kong fueron atacados por la población nativa; estas personas creían que iban a ser molidas, y con los polvos así obtenidos servir de medicamento para la familia real británica.

1895 Imaginología. Ropa interior a prueba de rayos X

Wilhelm Róntgen descubrió los rayos X, que pronto fueron denunciados por lord Kelvin como un engaño. Incluso el propio Róntgen, dedicado como estaba a la física clásica, no estaba contento con las implicaciones de su descubrimiento. Sin embargo, pronto llegó de laboratorios de todo el mundo la confirmación de la existencia de los rayos X. La idea de poder ver el esqueleto y los órganos internos de la gente era perturbadora para muchas personas, y un periódico de Graz, Austria, informaba que un tal profesor Czermak no había podido dormir desde que vio su propia «cabeza de muerte». Mientras tanto, en París, un tal doctor Baraduc afirmaba haber utilizado los rayos X para fotografiar el alma humana. Otros encontraron que la posibilidad de ver «a través» de material sólido, como la ropa, inspiraba su interés libidinoso; de aquí la siguiente rima:

Estoy totalmente aturdida,

conmocionada y asombrada;

pues hoy en día

he oído que pueden ver

a través de capa y traje, e incluso del corsé,

estos picaros y atrevidos rayos Roentgen[6].