1920 Matemáticas. No era un número aburrido
(26 de abril). Muerte de Srinivasa Ramanujan, el genio matemático indio que era en gran medida autodidacta; de él se decía que todos y cada uno de los números enteros positivos eran sus amigos personales. El profesor G. H. Hardy lo había invitado a ir a la Universidad de Cambridge, pero ni el clima ni la comida inglesa le sentaron bien a Ramanujan, quien sucumbió a la tuberculosis, quizá acelerada por la malnutrición. Mientras agonizaba, Hardy fue a visitarlo a Putney: «Yo había viajado en el taxi n.º 1729», recordaba Hardy, «y le hice notar que el número me pareció bastante aburrido, y que esperaba que no supusiera un presagio desfavorable». «No», replicó Ramanujan, «es un número muy interesante; es el menor número que se puede expresar como la suma de dos cubos de dos maneras distintas». Las dos maneras son: 13 + 123 y 93 + 103.
1920 Matemáticas. El pavoroso atamán
Después de que el Ejército Rojo ocupara Odesa durante la guerra civil rusa, Igor Tamm (que obtendría el premio Nobel de Física en 1958) salió de la ciudad para intercambiar cucharas de plata por gallinas. Fue capturado por una de las bandas vagantes de cosacos que constituían el ejército anarquista ucraniano de Néstor Makhno, que luchaba a la vez contra los Rojos y los Blancos. Sus aprehensores, que sospechaban de su traje de ciudad, lo llevaron ante su atamán (jefe), un personaje de aspecto temible que llevaba una barba inculta, bonete de piel y bandoleras de cartuchos y granadas de mano. «¡Bastardo comunista, que operas contra nuestra madre Ucrania!», gritó el atamán. «Fa sentencia es muerte». Tamm protestó que sólo era un humilde profesor de matemáticas de la Universidad de Odesa, y que estaba en el campo en busca de comida. «¿Un profesor de matemáticas?», gritó el atamán. «Si eres un profesor de matemáticas entonces dame una estimación del error que se comete al cortar una serie de Maclaurin en el término n-ésimo. Si no puedes, te haré fusilar». El aterrorizado Tamm quedó asombrado de que el atamán estuviera familiarizado con esta rama abstrusa de las matemáticas, y con los fusiles de sus captores apuntándole, dedujo temblorosamente la solución. «¡Correcto!», exclamó el atamán. «Ahora vete corriendo a casa». Nunca se ha establecido la identidad de este misterioso atamán.
1920 Parapsicología. El comunicador con los espíritus de Edison
Thomas Edison, conocido por una miríada de inventos entre los que se cuentan el fonógrafo, la cámara de cine y la primera bombilla práctica, esbozó un dispositivo para «proporcionar a los investigadores psíquicos un aparato que conferirá un aspecto científico a su trabajo». Continuaba:
Este aparato, permítanme explicarlo, tiene la naturaleza de una válvula, por así decirlo. Es decir, se hace el mínimo esfuerzo concebible para ejercer muchas veces su potencia inicial para fines indicativos. Es similar a una central eléctrica moderna, en la que el hombre con su insignificante potencia de un octavo de caballo de vapor, acciona una válvula que pone en marcha una turbina de vapor de cincuenta mil caballos de vapor. Mi aparato es de este tipo, en el sentido de que el mínimo esfuerzo que intercepta será aumentado muchas veces de manera que nos proporcione cualquier forma de registro que deseemos para los fines de la investigación. Más allá de esto no quiero decir nada más en relación a su naturaleza. He estado calculando los detalles durante algún tiempo; de hecho, un colaborador de este trabajo murió hace sólo un par de días. Puesto que sabía exactamente qué es lo que busco con este trabajo, creo que debería ser el primero en usarlo si es capaz de hacerlo.
Las opiniones están divididas en cuanto a si Edison estaba sólo tomándoles el pelo a los espiritistas. En otra parte, en una carta que cita su biógrafo Paul Israel, afirmaba que «es dudoso, en mi opinión, que nuestra inteligencia, o alma, o como quiera uno llamarla, viva en el futuro como una culi dad, o se disperse de nuevo volviendo al lugar de donde vino, esparcida entre las células de las que estamos hechos».
1921 Parapsicología. Silencio desde el otro lado
En interés de la ciencia, un ingeniero eléctrico de Detroit llamado Thomas Lynn Bradford se suicidó, después de haber instruido a su socia, una médium espiritista llamada Ruth Doran, para que registrara sus informes de la vida después de la muerte y los diera a la comunidad científica. Con una honestidad admirable, miss Doran admitió que después de que Bradford se hubiera asfixiado con gas ella no había recibido ningún tipo de comunicación del finado.
1922 Ingeniería Genética. Presagio de cuartos de pollo
En la revista Popular Mechanics, Winston Churchill predecía que, dentro de cincuenta años, «nos libraremos de la absurdidad de criar un pollo entero con el fin de comer la pechuga o el ala, y criaremos por separado dichas partes en un medio adecuado».
1922 Física. Premios Nobel en desacuerdo
A. Einstein se le concedió el premio Nobel de Física… no por sus teorías de la relatividad especial y general, sino por su explicación cuántica del efecto fotoeléctrico. El efecto fotoeléctrico había sido descubierto por Philipp Lenard, que en consecuencia recibió el premio Nobel de 1905. Irónicamente, un virulento nacionalista alemán y antisemita, nunca aceptó la explicación de Einstein y denunció la relatividad como un «fraude judío». Durante la primera guerra mundial escribió a James Franck, un futuro premio Nobel que entonces estaba luchando en el frente occidental, animándole para que pusiera todo su empeño en derrotar a los ingleses, quienes, se quejaba, no habían citado nunca correctamente sus obras. Lenard acabó siendo un ferviente nazi, y bajo Hitler fue nombrado para el cargo de «Jefe de la Física aria». En 1945, las fuerzas de ocupación aliadas lo expulsaron de su puesto de profesor emérito de la Universidad de Heidelberg. Murió dos años después, a la edad de ochenta y cuatro años.
1923 Física. ¿Genio o zopenco ignorante?
Werner Heisenberg, pionero de la mecánica cuántica, autor del principio de incertidumbre y futuro premio Nobel, se vio sometido a un examen oral agotador en la Universidad de Münich en su disertación de doctorado. Se esperaba que conociera tanto la física teórica como la experimental, pero esta última no era su fuerte y fue incapaz de contestar a preguntas acerca del poder de resolución de un telescopio o de un microscopio, y no pudo explicar el funcionamiento de un acumulador de plomo. Uno de sus examinadores, Arnold Sommerfeld, reconoció las asombrosas capacidades teóricas de Heisenberg, y en su informe hacía referencia al «genio único del joven». Pero el otro examinador, Wilhelm Wien, que había obtenido el premio Nobel de 1911 por su trabajo experimental en radiación térmica, no estaba en absoluto impresionado Heisenberg, dijo, padecía una «ignorancia insondable».
1923 Fisiognómica/Psicología. Yo sólo obedecía órdenes, primera parte
Carney Landis, un investigador de la Universidad de Minnesota, realizó un registro fotográfico de las expresiones faciales de personas mientras éstas eran sometidas a diversos estímulos, como escuchar música, oler amoníaco, leer literatura erótica o hundir las manos en un cubo lleno de ranas. En la parte final del experimento les pedía que cortaran la cabeza de una rata con un cuchillo. La mayoría eran renuentes a hacerlo, pero al final accedían, anticipando así el famoso «experimento de Milgram» (véase 1961). Sin embargo, Landis no fue más allá con este subproducto de su investigación, y simplemente anotó que la gente exhibía expresiones variadas mientras decapitaba una rata.