1610 Astronomía. Las lunas de Júpiter no existen

(Enero). Utilizando uno de sus nuevos telescopios, Galileo descubrió los cuatro satélites mayores de Júpiter: Europa, Calisto y Ganímedes. Francisco Sizzi, un colega astrónomo (que posteriormente habría de descubrir las variaciones anuales en la actividad de las manchas solares del Sol), dijo, despectivamente: «Las lunas de Júpiter son invisibles a simple vista; por tanto, no tienen ninguna influencia sobre la Tierra; por tanto, serían inútiles, y, por tanto, no existen».

1611 Astronomía. Viajes espaciales y brujería

Hacia esta fecha el astrónomo Johannes Kepler, famoso por sus leyes del movimiento planetario, hizo circular un manuscrito titulado Somnium («el sueño»). En esta obra temprana de ciencia ficción, Kepler explora el nuevo universo heliocéntrico de Copérnico desde la perspectiva de la Luna, a donde su héroe, Duracotus, viaja desde la Tierra. Kepler anticipa el concepto de gravedad de Newton, al describir cómo el viaje de Duracotus se hace más fácil debido a que «el cuerpo se aleja de la fuerza magnética de la Tierra y entra en la de la Luna, de modo que ésta es la que domina». Sigue describiendo las noches frías, glaciales, y los días terriblemente cálidos que se experimentan en la Luna, y las criaturas lunares que se hallan adaptadas a estas rigurosas condiciones. Colgando en el cielo por encima de ellas, creciendo y menguando, está la Tierra, que tiene varias veces el tamaño de nuestra visión terrestre de la Luna. Aunque Somnium es un intento meticuloso de comprender la nueva «física celeste», se convirtió en una prueba clave en el juicio de la madre de Kepler por brujería. En 1615, Katharina Kepler fue acusada por una mujer implicada en una disputa financiera con el hermano de Kepler, Cristoph, de haberle dado una pócima que la hizo enfermar. Siguió una acusación de brujería, y la acusación presentó un texto manipulado de Somnium, en el que la madre del narrador aprende los secretos del viaje espacial de un demonio. Kepler fue perseverante en la defensa de su madre, que finalmente fue declarada inocente en 1621. El texto original de Somnium, acompañado de 223 notas al pie explicativas proporcionadas por el autor, después que su madre fue liberada de la prisión, se publicó en 1634, cuatro años después de la muerte de Kepler. Poco antes de este último acontecimiento, Kepler había escrito su propio epitafio:

Yo antes medía los cielos, ahora mido las sombras de la Tierra.

Aunque mi mente estaba destinada al cielo, aquí yace la sombra de mi cuerpo.

1611 Fisiología. Sobre la prevención de la embriaguez

Muerte del abogado y horticultor sir Hugh Platt. Además de ofrecer muchos buenos consejos sobre jardinería, sugirió el siguiente método para evitar emborracharse excesivamente:

Bebed primero un buen trago de aceite de ensalada, pues dicho aceite flotará por encima del vino que beberéis, y evitará que los espíritus asciendan al cerebro. Asimismo, cualquiera que sea la cantidad de leche fresca que bebáis primero, después podréis beber el triple de vino, sin peligro de emborracharos.

Sir Hugh se dio cuenta de que podía haber un aspecto negativo, al añadir: «Pero lo enfermo que podáis poneros con esta prevención, no lo determinaré aquí».

Ingeniería 1615. Sobre el potencial del vapor

Publicación de Raison des forces mouvantes (traducido posteriormente al inglés como Of Forceful Motions: Description of divers machines both useful and joyful) por Salomón de Caus, ingeniero hidráulico y diseñador de jardines francés. En este libro describía una fuente en la que el agua es impulsada hacia arriba por la expansión de vapor, y esto ha hecho que algunos atribuyan a De Caus la invención del motor de vapor. Es posible que tres décadas antes De Caus construyera una tal fuente en Richmond para entretener al joven heredero de los tronos de Inglaterra y Escocia, Enrique, príncipe de Gales, quien murió de tifus en noviembre de 1612. Aunque no demostró de qué manera se podía domeñar la energía del vapor para proporcionar movimiento rotativo, parece que De Caus intuyó el potencial, que algunos años más tarde describió de manera entusiasta al cardenal Richelieu. «De oírle», rezongó el cardenal, «podría pensarse que con vapor se podría hacer navegar buques, mover carruajes. En realidad, no tienen fin los milagros que, insiste en ello, podrían realizarse». Tan absurdas encontró Richelieu las «fantasías» de De Caus que lo mandó encerrar en el asilo de lunáticos de Bicetre, donde murió en 1626. Se ha sugerido que la suerte de De Caus no se debió en realidad a sus «fantasías», sino a una hermosa amante enfurecida por sus celos y su carácter posesivo. Según esa historia, escribió a Richelieu (al que contaba entre sus antiguos amantes) pidiéndole que encontrara una manera de librarla de «este embarazoso lunático».

1615 Matemáticas. Una curiosidad aritmética

Galileo demostró que un tercio tiene una interesante relación con la secuencia de números impares:

1/3 = (1 + 3) / (5 + 7) = (1 + 3 + 5) / (7 + 9 + 11) =

(1 + 3+ 5 + 7)/(9 +11 + 13 + 15)…

1615 Geología. El rompecabezas continental

Francis Bacon, que es considerado el padre del método científico moderno, advirtió que las costas a ambos lados del Atlántico, en particular la protuberancia oriental del Brasil y la costa de África occidental a lo largo del golfo de Guinea, formaban un encaje claro. Esta observación no fue más allá hasta 1912, cuando un meteorólogo alemán llamado Alfred Wegener, habiendo advertido el mismo parecido y después de haber reunido abundantes pruebas circunstanciales adicionales, propuso la teoría de la deriva continental. La mayoría de los geólogos la recibieron con burlas. Pero la teoría de la tectónica de placas, que apareció en la década de 1960, proporcionó un mecanismo por el que se produce la deriva continental, por no mencionar que explicaba los terremotos, los volcanes, la expansión del lecho marino, la creación y destrucción de rocas, y mucho más. Hubo una cierta oposición residual, por ejemplo por parte de la Sociedad Internacional para Detener la Deriva Continental, cuyo fundador, el geólogo John Holilen, explicaba: «Esta organización ha hecho una valiente campaña para detener la deriva continental y la expansión del lecho marino. Sin embargo, sus esfuerzos para reunir de nuevo el Gondwana[*] no han conseguido todavía los resultados deseados».

1622 Cirugía. Sobre espadas y cuchillos

En su Medicus microcosmus, Daniel Beckher, profesor de medicina en la Universidad de Königsberg, aconsejaba que en caso de una herida producida por un cuchillo grande o una espada, el arma que hubiera infligido la herida debería ser «ungida» cada día, y «mantenida en lino puro y en un lugar cálido pero no demasiado caliente, ni sucio, pues si no el paciente sufriría daño».

A pesar de esta creencia aparente en la magia simpática, Beckher merece un lugar en la historia de la cirugía por supervisar uno de los primeros casos comprobados de una gastrotomia (incisión quirúrgica en el estómago) con éxito. El paciente era un granjero, Andreas Grünheide, quien una mañana del verano de 1635 se despertó sintiéndose enfermo, de modo que para provocarse el vómito se introdujo en la garganta el mango de un largo cuchillo. Por desgracia, lo soltó y el cuchillo quedó atorado. Para intentar desatascarlo se puso cabeza abajo, pero no lo consiguió. Después tragó algo de cerveza para lubricar su garganta. Para mayor desgracia, entonces el cuchillo resbaló a lo largo del esófago hasta el estómago. Beckher llevó a su paciente ante todo el cuadro médico de la facultad y el consenso fue que debía intentarse la cirugía. La operación la realizó Daniel Schwabe el 9 de julio, y el cuchillo se pudo extraer con éxito. Restablecido, Grünheide volvió a su granja y seis años después se casó.

1626 Criogenia. Un pollo congelado fatal

Durante una primavera inoportunamente fría y nivosa, Francis Bacon (véase 1629) viajaba en carruaje y subía por High-gate Hill, al norte de Londres. Según John Aubrey, en su Brief Uves[*], que compiló a finales de siglo y que suele ser poco fiable, Bacon se detuvo para realizar un experimento: habiendo comprado un pollo, lo mató y lo evisceró, y después lo rellenó de nieve con sus propias manos para ver si el frío retardaba la putrefacción. Como resultado, sufrió un enfriamiento y se vio obligado a resguardarse en la casa del conde de Arundel, que se hallaba cerca. Desde su lecho, Bacon escribió su última carta al ausente conde:

Era probable haber tenido la fortuna de Caio Plinio el Viejo, quien perdió la vida al intentar un experimento sobre el incendio del monte Vesubio [véase 79 d. C.]. Porque yo también deseaba intentar uno o dos experimentos, relacionados con la conservación y endurecimiento de los cuerpos. En cuanto al experimento en sí, tuvo un éxito excelente; pero en el viaje (entre Londres y Highgate) me vi sorprendido por un ataque tan fuerte de vómito que no sabía si se debía a piedras, a algún empacho, a un enfriamiento o en realidad a un poco de los tres. Pero cuando llegué a la casa de Vuestra Excelencia no fui capaz de volver, y por lo tanto me vi obligado a acomodarme aquí, donde vuestra ama de llaves es muy atenta y diligente conmigo.

Aunque el ama de llaves proporcionó a Bacon un calentador de cama, Aubrey nos dice que el lecho estaba húmedo, y Bacon sucumbió a la «sofocación» (es decir, pulmonía) y muño el 9 de abril. Sin embargo, en su biografía de Bacon de 1998, Lisa Jardine y Alan Stewart proponen una causa de muerte distinta. Sugieren que Bacon pudo haber estado experimentando en sí mismo, inhalando nitro u opiáceos en un intento de aliviar su mala salud, pero con efectos fatales.

1631 Medicina. Un uso para el cerebro humano

Muerte de Johannes Harmann, profesor de «quimiatría» en la Universidad de Marburgo. Fue el primer profesor de química del mundo, y sus intereses se inclinaban por la materia medica (farmacología). Por ejemplo, en su Praxis chymiatrica recomienda «espíritu de cerebro humano» como cura para la epilepsia. Una cura alternativa implicaba administrar un polvo preparado a partir del hígado de ranas verdes vivas (aunque, para ser efectiva, la preparación sólo podía realizarse en los meses de mayo, junio o julio).

1633 Astronomía. Por qué la Tierra no se mueve

Scipio Chiaramonti, profesor de matemáticas y filosofía en la Universidad de Pisa, planteó lo que consideraba un argumento irrefutable: «Los animales, que se mueven, poseen extremidades y músculos. La Tierra carece de extremidades y de músculos, por lo tanto no se mueve».

1634 Anatomía. Sobre la identificación de las brujas

Cuatro de las acusadas en el famoso caso de las brujas de Pendle fueron llevadas Londres para un examen físico por parte de un jurado de cirujanos y comadronas bajo la dirección de William Harvey. Harvey era un médico privado del rey Carlos I y es célebre en los anales de la ciencia como el primero que describió correctamente la circulación de la sangre[*]. Por aquel entonces, muchos creían que las brujas podían ser identificadas por la presencia de determinadas marcas, como un pezón en un lugar inconveniente, que, se afirmaba, podían utilizar para amamantar al diablo. Harvey y su equipo aplicaron un enfoque científico más riguroso al procedimiento, e informaron lo que sigue:

En el cuerpo de Janet Hargreaves, Francés Dickinson y Mary Spencer, nada que no sea natural ni en sus secretos ni en ninguna otra parte de su cuerpo, ni nada parecido a una tetilla o marca ni ninguna señal de que una tal cosa haya existido nunca.

En el cuerpo de Margaret Johnson encontramos dos cosas que pudieran calificarse de tetillas, una entre sus secretos y el trasero en el borde del mismo, la otra en medio de su nalga izquierda. La primera por su forma se parece al pezón de una bruja, pero a nuestro juicio no es nada más que la piel de las nalgas dilatada como lo estaría después de las almorranas o de la aplicación de sanguijuelas. La segunda es como el pezón o tetilla del pecho de una mujer, pero del mismo color que el resto de la piel y sin ningún hueco o canal para la salida de sangre o jugo que pudiera proceder de allí.

Las cuatro acusadas fueron perdonadas por el rey, y el muchacho que había sido el principal testigo de la acusación admitió que sus historias de reuniones de brujas y de metamorfosis de humanos en animales y de nuevo en humanos habían sido totalmente inventadas[*].

1636 Fisiología. Pesando sus propias deposiciones

(22 de febrero). Muerte del médico italiano Sanctorio de Padua, que realizó uno de los primeros estudios cuantitativos del metabolismo humano. A lo largo de un período de tres décadas, pesó meticulosamente todo lo que consumía, tanto alimento como líquido, y todo lo que excretaba, tanto orina como heces. Al encontrar que lo que salía pesaba considerablemente menos que lo que entraba, atribuyó la diferencia a «transpiración insensible».

1637 Ciencia de la reproducción. ¿Una inmaculada concepción?

En Grenoble, Francia, Magdeleine d’Auvermont, esposa de Jérôme de Montléon, señor de Aiguemére, fue llevada a juicio, por haber dado a luz un niño, llamado Emmanuel. Los parientes de Jérôme querían que el niño fuera declarado ilegítimo, debido a que Jérôme, capitán de caballería, había estado fuera durante cuatro años, en las guerras en Alemania. En defensa de la legitimidad de su hijo y de su propio honor, Magdeleine juró que no había conocido a otro hombre, pero que en un sueño su marido le había hecho el amor, y a la mañana siguiente supo que estaba embarazada. El niño nació nueve meses después. Testigos expertos en forma de cuatro comadronas testificaron que ellas también habían dado a luz sin haber realizado el acto sexual, y dicha posibilidad fue garantizada por cuatro médicos de la Universidad de Montpellier, defensores de la doctrina de la partenogénesis o generación espontánea (véase 350 a. C.). El 13 de febrero el tribunal dictaminó que Emmanuel era efectivamente el heredero legítimo del señor de Aiguemére y de todas sus posesiones.

1643 Matemáticas. Fermat sobre la forma

El matemático francés Martin Mersenne (véase 1903) escribió a su colega matemático Pierre de Fermat, preguntándole cuál era la razón de 236 × 38 × 55 × 11 × 13² × 19 × 31² × 43 × 61 × 83 × 223 × 331 × 379 × 601 × 757 × 1201 × 7019 × 823 543 × 616 318 177 × 100 895 598 169 a la suma de sus divisores propios. Fermat contestó que la respuesta era 1 a 6, y por añadidura señaló que los factores primos del último número, 100 895 598 169, eran dos números primos, a saber, 112 303 y 898 423. Sigue siendo un misterio de qué manera Fermat dedujo esto, comparable a su afirmación de haber demostrado la verdad de su último teorema (que no se comprobó hasta 1994).

1644 Ciencia de la reproducción. Generación espontánea de ratones

(30 de diciembre). Muerte de Jan Baptist van Helmont, químico, fisiólogo y médico flamenco. Entre sus muchos experimentos interesantes se cuenta aquel en el que embutió una camisa sucia en un agujero de un tonel que se había llenado con granos de trigo. Pasados unos veintiún días, según informó, hubo un cambio apreciable en el olor, y los productos de la descomposición habían penetrado aparentemente en las cáscaras del trigo y transformado los granos en ratones.

En otro experimento, Van Helmont plantó un pimpollo de sauce en un tiesto lleno de tierra, y durante cinco años no añadió otra cosa al tiesto que agua. Después extrajo el árbol y lo pesó. Con setenta kilogramos, pesaba ahora treinta veces más que cuando lo había plantado, mientras que el suelo pesaba prácticamente lo mismo. Concluyó de ello que el gran aumento en peso de la madera, la corteza y las hojas se había «producido sólo por el agua». Su razonamiento parecía infalible, pero, al desconocer la fotosíntesis, no tuvo en cuenta la contribución que hizo el dióxido de carbono de la atmósfera, por no mencionar el oxígeno, la luz y los elementos traza del suelo.

1649 Anatomía/Fisiología. ¿La sede del alma?

En Las pasiones del alma, el filósofo francés René Descartes describió la glándula pineal como «la sede del alma», al creer que era el lugar en el que la mente interactuaba con el cuerpo. En 2007, un equipo de investigación de la Universidad Nacional de Taiwán, en Taipei, informó de que escaneos cerebrales indicaban que el área alrededor de la glándula pineal se vuelve activa cuando la gente medita. El codirector del equipo sugirió que sus hallazgos «podrían tener profundas implicaciones en la comprensión fisiológica de la mente, el espíritu y el alma». Otros científicos expresaron su escepticismo de que la glándula pineal tenga otra función que la secreción de melatonina, una hormona que controla nuestro reloj biológico.

1650 Física. Dieciséis caballos vencidos por el vacío

Para demostrar la eficacia de su nueva bomba de vacío, Otto von Guericke puso en contacto dos hemisferios de cobre hueros y evacuó el aire de su interior. Después fijó cada hemisferio a un tiro de ocho caballos e hizo que los dos tiros avanzaran en direcciones opuestas. Los caballos fueron incapaces de separar los hemisferios.

1654 Terapia sexual. Una cura para la impotencia

(10 de enero). Muerte del herbolario y médico inglés Nicholas Culpeper. Para todo aquel hombre que no pudiera proporcionar a su esposa «la benevolencia debida» en el lecho marital, Culpeper sugería que hiciera pasar agua por el anillo de bodas de su mujer. Una cura parecida era popular en Francia, con la alternativa de orinar a través del ojo de la cerradura de la iglesia en la que se había casado la pareja. En su cuadro Venus y Cupido, que data de la década de 1520, Lorenzo Lotto pinta a Cupido orinando a través de una guirnalda nupcial que Venus sostiene, y el chorro le cae a ella en el regazo. Toda la pintura quiere ser una bendición en una boda, e incluye otros símbolos de fecundidad y fidelidad.

Culpeper tenía algunas sugerencias alternativas para estimular el apetito agotado. En su Complete Herbal (1653) afirmaba: «Si se toman espárragos… después de varias mañanas de ayuno, se despertará el ansia carnal en el hombre o la mujer».

1657 Aeronáutica. ¿Invención del estatorreactor?

Cyrano de Bergerac publicó Les États et empires de la lune. En esta obra temprana de ciencia ficción describe cómo el héroe, Dyrcona, es transportado a la Luna por una máquina accionada por fuegos artificiales. En el curso de su detallada descripción el narrador proporciona lo que Arthur C. Clarke consideraba como una anticipación del estatorreactor moderno, una forma de motor de propulsión a chorro que utiliza el movimiento hacia adelante de la nave para comprimir el aire que entra:

Barrunté muy bien que el vacío… para llenar el espacio, atraería una gran abundancia de aire, por medio de la cual mi caja sería transportada hacia arriba; y que en la proporción en que yo ascendiera, el viento que se precipitara y que penetrara por el agujero, no podría elevarse hasta el techo, sino que al penetrar furiosamente en la máquina habría de forzarla a subir.

La primera patente de un estatorreactor la obtuvo el inventor francés René Lorin en 1913, pero no consiguió construir un prototipo. El primer vuelo de un avión propulsado por un estatorreactor tuvo lugar en la Unión Soviética en 1939.

La portada grabada y la primera página de la primera edición inglesa de la obra pionera de ciencia ficción de Cyrano de Bergerac.

1664 Física. Perder el tiempo pesando el aire

(1 de febrero). En su diario, Samuel Pepys anotó que el rey Sirios II «se rió muchísimo» de los científicos que perdían el tiempo «únicamente pesando el aire y no haciendo nada más». Se refería a los experimentos de Robert Boyle para medir la masa, el volumen y la presión de los gases, que resultaron en la ley de Boyle.

1665 Medicina. Escolar azotado por no fumar

Durante la Gran Peste, un alumno de Eton «no había sido azotado tanto en la vida como lo fue una mañana por no fumar». En aquel entonces se creía que fumar tabaco era una manera efectiva de evitar la infección… como lo eran llevar un ramillete de rosas, o sentarse cerca de un retrete maloliente, o consumir cochinillas de humedad, grasa de víbora u ojos de cangrejo.

1667 Hematología. Sangre de una oveja transfundida a un hombre

(23 de noviembre). En una reunión de la Sociedad Real, Samuel Pepys presenció un experimento realizado por Richard Lower, autor de Tractatus de corde («Tratado del corazón»), en el que unas «ocho o nueve onzas[*]» de la sangre de una oveja se transfundieron a un «hombre pobre y vicioso… un poco chiflado de la cabeza», con la esperanza de que el proceso pudiera «tener un buen efecto en él, como desequilibrado, al enfriarle la sangre». Por notable que parezca, el sujeto, un tal Arthur Coga, sobrevivió. «El paciente se encontró muy bien al final», informó Henry Oldenburg, secretario de la Sociedad Real, «su pulso mejor que antes, y lo mismo su apetito». Experimentos similares que se hicieron posteriormente en Francia resultaron fatales. Coga, un estudioso muy excéntrico que se había fortificado «con una o dos copas de jerez» antes del experimento, creía que no le ocurriría ningún daño, pues la sangre del cordero simbolizaba la sangre de Cristo.

Un grabado holandés de 1671 que muestra la transfusión de sangre de un perro a un hombre. Tales procedimientos solían ser fatales para ambas partes.

1667 Método científico. ¿El principio de las dos culturas?

Thomas Sprat publicó su History of the Royal Society, en la que señalaba el tipo de lenguaje apropiado para la ciencia, que debería evitar «el lujo y redundancia de palabras» y «rechazar todas las amplificaciones, digresiones y el estilo pomposo». Por el contrario, los científicos debieran adoptar «una manera de hablar próxima, llana, natural; expresiones positivas, sentidos claros; llevar todas las cosas tan cerca como sea posible de la simplicidad matemática, prefiriendo el lenguaje de los artesanos, los aldeanos y los comerciantes al de los sabios y los eruditos».

1668 ciencia de la reproducción. Sobre el origen de las cresas

Francesco Redi publicó sus Esperienze intorno alla generazione degl’insetti, en las que demostraba, comparando pedazos de carne colocados en contenedores abiertos o bien cubiertos con una gasa, que las cresas no salían espontáneamente, como antes se había creído, de la carne en putrefacción. Siguió observando la metamorfosis de las cresas en moscas, y advirtió que si se dejaban moscas vivas en frascos sellados con animales muertos, aparecían cresas.

1669 Química. Un nuevo elemento extraído de la orina

Hennig Brand, un comerciante y alquimista aficionado alemán, pasó años combinando diversos materiales en busca de la «piedra filosofal», la sustancia que, según se creía, habría de transformar metales viles en oro. En un experimento llenó cincuenta baldes con orina humana y los dejó hasta que se hizo pútrida y «generó gusanos». Después calentó el líquido hasta hacerlo hervir, y cuando estuvo reducido a una pasta, calentó los residuos hasta que la retorta fulguró al rojo vivo. Finalmente surgieron extraños vapores refulgentes, que después se condensaron en un líquido, y después en un sólido blanco, que brillaba tanto que Brand podía leer a su luz de noche. Llamó «fósforo» a esta sustancia, del término griego phosphoros, que significa «portador de luz».

1676 Física. El enigma del ceiiinosssttuu

En una posdata de A Description of Helioscopes and some other Instruments, el físico inglés Robert Hooke afirmó que había descubierto «la verdadera teoría de la elasticidad o fuerza de los muelles», pero, celoso de que sus rivales pudieran robarle las ideas, encriptó el principio en un anagrama: «ceiiinosssttuu». Dos años más tarde, cuando ya estaba más seguro de sus resultados, publicó la explicación prometida en Lectures de potentia restitutiva, or ofspring, en las que reveló la solución al anagrama: «Ut tensio sic vis[*]»:

Es decir, la fuerza de cualquier muelle es en la misma proporción a la tensión que sobre él se ejerce; es decir, si una fuerza lo estira o lo dobla un espacio, dos lo doblarán dos espacios, y tres lo doblarán tres, y así sucesivamente.

En otras palabras, la extensión de un muelle es directamente proporcional a la fuerza aplicada (siempre que dicha fuerza no exceda el límite de elasticidad), descubrimiento que desde entonces se conoce como ley de Hooke.

1676 Física. Primera estimación de la velocidad de la luz

Trabajando en París como ayudante de Giovanni Domenico Cassini, el astrónomo danés Ole Romer observó que el tiempo transcurrido entre los eclipses de las lunas de Júpiter se hacía más corto a medida que la Tierra se acercaba a Júpiter, y se dilataba cuando la Tierra se alejaba. Romer concluyó que la velocidad de la luz es finita, y que tarda 22 minutos en atravesar el diámetro de la órbita de la Tierra. Esto da una velocidad de 226 666 km por segundo, cifra que ciertamente es del mismo orden de magnitud que el valor moderno de 299 792 km por segundo. La discrepancia se debe en gran parte a una inexactitud en la estima entonces aceptada del diámetro de la órbita de la Tierra.

1680 Óptica/Biología/Astronomía/Física. Una queja contra los científicos

Se publicó un panfleto anónimo que atacaba a los científicos como aficionados:

Nos detenemos en curiosidades infructuosas; transformamos nuestros piojos y pulgas en bueyes y cerdos mediante nuestras lentes de aumento; buscamos el mundo que hay en la Luna mediante nuestros telescopios; nos vamos a pesar el aire en el punto más alto de Tenerife… que son declaradas ingenuidades, mientras que las ideas del comercio se consideran ridículas o muy pasadas de moda.

1684 Matemáticas. Tirándose el pastel a la cabeza

Gottfried Leibniz publicó su primer artículo sobre cálculo, pero a continuación Isaac Newton afirmó que había sido él quien había inventado el método, en 1666, y que Leibniz tenía que haberle robado la idea, después que le mostrara un manuscrito inédito de su obra. Siguió después una disputa muy prolongada y agria entre los dos hombres y sus defensores, que habría de extenderse hasta las dos primeras décadas del siglo siguiente. La Sociedad Real de Londres nombró un comité para investigar la disputa. El informe que emitió en 1713 se manifestaba en favor de Newton (lo que no supone ninguna sorpresa, dado que lo escribió el propio Newton). De manera que resultó algo falso (si no totalmente hipócrita) que Newton le escribiera posteriormente a uno de los aliados de Leibniz, el matemático Johann Bernouilli, con las siguientes declaraciones:

Ahora que soy viejo, los estudios matemáticos me proporcionan poco placer, y nunca he intentado propagar mis opiniones al mundo, sino que he procurado no implicarme en disputas relacionadas con ellas.

Por su parte, en 1716, unos pocos meses antes de su muerte, Leibniz explicó por qué había permanecido en silencio:

Con el fin de responder punto por punto a toda la obra que contra mí se publicó, yo habría tenido que detenerme en nimiedades que ocurrieron hace treinta o cuarenta años, de las que recuerdo pocas cosas; habría tenido que investigar mis cartas antiguas, muchas de las cuales se han perdido. Además, en la mayoría de los casos, yo no conservé una copia, y cuando lo hice, dicha copia está enterrada bajo un gran montón de papeles, que sólo hubiera podido ordenar con tiempo y paciencia. He tenido poco tiempo libre, al haberme visto sobrecargado últimamente con ocupaciones de una naturaleza totalmente distinta.

En la actualidad, el consenso es que ambos hombres inventaron el cálculo de manera independiente, pero ha sido la forma de notación de Leibniz la que ha resultado ser más útil.

Como nota a pie de página, es agradable mencionar que el nombre tic los dos adversarios se conserva en el de dos tipos de pasteles. Los Leibniz Keks son pasteles sencillos de mantequilla, y desde 1891 los produce la compañía Bahlsen de Hanover, ciudad de la que Leibniz era un residente prominente. Los Fig Newtons son un tipo de rollo de higos que fabricó por primera vez la Kennedy Biscuit Company en 1891. En la década de 1950 los anunciaba en televisión un vaquero que cantaba: «¡Que lo sepan todos, me gustan los Fig Newtons!». (Sólo un pedante de la peor clase señalaría que los Fig Newtons toman el nombre, no del gran científico, sino de la ciudad de Newton, en Massachusetts).

1686 Meteorología. Aguaceros de ranas

Un aguacero de ranas cayó en la bolera en el césped de lord Aston en Tixall, según Robert Plot en su Natural History of Staffordshire. En los anales de la meteorología éste no es en absoluto un caso único. Para mencionar solamente unos pocos ejemplos parecidos: durante una tronada en 1881, varias toneladas de cangrejos ermitaños y bígaros cayeron del cielo en la ciudad de Worcester, mientras que en 1948 un chubasco de arenques aterrizó en un campo de golf de Bournemouth. Más recientemente, en 1987, un aguacero de ranas albinas cayó en Stroud, Gloucestershire. Una posible explicación de estos fenómenos la ofreció a principios del siglo XIX el físico francés André Marie Ampère (véase 1836), quien, señalando que en determinadas épocas sapos y ranas se congregan en gran número en la campiña, sugirió que podían ser barridos por un gran viento, elevados en el aire y transportados a una cierta distancia antes de precipitar, por así decirlo. Dado que en la mayoría de los casos los animales citados son acuáticos, las hipótesis posteriores han implicado en gran medida la actividad de trombas de agua.