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Estábamos esperando el autobús para volver a casa cuando vimos a Maravillas que venía hacia nosotras con una gran sonrisa.

—Chicas, ya lo he hecho… —dijo.

La miramos sin entenderla.

—¿Que has hecho qué? —pregunté.

—¡He hecho el amog con Caglos! —exclamó bajando la voz.

—¡Dios, cómo suena eso! —exclamó Lucía.

—¿A experiencia religiosa? —pregunté riéndome.

—¡Jo! ¡Cómo sois!… —protestó.

—Además, se dice follar —aclaró Lucía.

—¡Hala! No seas bruta, Luci —exclamé.

—Aunque a ti, Maravillas, te sonará más francés decir «hacer el amog»… —dijo mi amiga burlándose.

Le pareció fatal y se fue al final de la fila.

—Se ha mosqueado —dijo Lucía mirándome.

—Ya se le pasará —respondí.

Retomamos la conversación al bajar del autobús.

—¿Usaste preservativo? —preguntó Lucía.

—No…

La miramos incrédulas.

—¿Por qué? ¿Estás loca? —dijimos casi a la vez.

—Tomo la píldoga —aclaró.

—¿Desde cuándo, si no llevas ni un mes saliendo con Carlos? —pregunté.

—Desde que lo conocí —afirmó con una sonrisa.

No entendíamos nada. ¿Tomaba la píldora sin salir con nadie? Le preguntamos si era así y nos dijo estar tan segura de que iba a ligárselo que empezó a tomarla nada más conocerlo.

Nos dejó pasmadas.

—¿Y tú, Vicky? ¿Has hecho el amog con Diego? —preguntó.

—Claro que no… —respondí—. No tenemos prisa…

—Pues no será porque él no quiera… —insinuó Lucía mirándome y riéndose a la vez.

—Sí, pero yo no quiero todavía.

Las dos lanzaron un suspiro, no sé si por compasión o porque no me creían.

Diego ya me lo había propuesto, pero le dije que no, que no estaba preparada para dar ese paso. Me miró asombrado.

—¿Preparada? Pero, Vicky, ¿crees que es pasar un examen o algo así? No seas tan tonta.

—No soy tonta. Y claro que no es pasar un examen. Pero… ni llevamos un mes saliendo…

—¿Y qué? ¿O es que vas a pedirle permiso a tu mamá? —preguntó burlándose.

Me pareció fatal y le dije que era un imbécil, aunque luego me pidió perdón. Sabe perfectamente que ya no soy virgen. Le había contado que lo había hecho con Jorge. Por eso pensaba que iba a irme con él a la cama a la primera ocasión.

Nos habíamos besado, acariciado, tocado. Nos hemos puesto a mil, pero de momento no hemos pasado a más. Yo creo que será cuando tenga que ser y nada más.

*   *   *

Faltan muy pocos días para la navidad. Como siempre, la pasaremos en el pueblo. Desde que papá se fue de casa, ya no la celebramos aquí. A mamá le trae muchos recuerdos y se pone triste. Por eso prefiere pasar las fiestas en casa de mi tía Maribel.

Yo, por una parte, estoy deseando ir porque en navidad sí me gusta estar allí. También estarán mis primos, que son muy divertidos. Pero, por otro lado, pienso que tengo que separarme de Diego y me fastidia mucho.