No exageres los modales en la mesa. Come con naturalidad y con los dedos, con los palitos chinos, con nuestros cuchillos y cucharas y tenedores. Llévate a los labios la taza, sin ruidos y sin dudas y sin lamer el borde. ¿Precauciones? Muy pocas daba el rey Alfonso X para los hijos de los reyes. No veo por qué tú, que no eres hija de reyes (supongo) debe tener más cuidados que los hijos de Alfonso, a quienes les bastaban las siguientes reglas:
«Sabios hobo que fablaron de como deben fazer aprender a comer et a beber los fijos de los reyes; et dixieron que les deben facer comer, non metiendo en la boca otro bocado fasta que hobiesen comido el primero, porque podría ende venir tan grand daño, que se afogaríen a su hora. Et non les deben consentir que tomen el bocado con todos los cinco dedos de la mano, porque no los fagan grandes; et otrosí que non coman feamente con toda la boca, mas con la una parte; ca se mostrarían en ello por glotones, que es manera de bestias más que de homes; el de ligero non se podría guardar el que lo ficiese que non saliese de fuera de aquello que comiese, si quisiese fablar. Et otrosí dixieron que los deben acostumbrar a comer de vagar et non apriesa, por que quien dotra guisa lo usa, no puede bien mascar lo que come, et por ende non se puede bien moler, et por fuerza se ha de dañar et tornarse en malos humores, de que vienen las enfermedades. Et debenles facer lavar las manos ante de comer, porque sean limpios de las cosas que ante habien tañido, porque la vianda cuanto más limpiamente es comida, tan mejor sabe, et tanta mayor pro face; et despues de comer gelas deben facer lavar, por que las lleven limpias. Et limpiarlas deben en las tobaias et non a otra cosa, por que sean limpios et apuestos ca non las deben alimpiar en los vestidos así como facen algunas gentes que non saben de limpiedat nin de apostura. Et aun dixieron que non deben mucho fablar mientra que comieren, et non deben cantar, porque non es lugar conveniente para ello. Otrosí dixieron que non los dexasen mucho baxar sobre la escudilla mientre que comiesen, lo uno porque es grand desapostura, lo al porque semejaría que lo quieren todo para sí el que lo ficiese, et que otro non tuviese parte en ello».
Más modales que los anteriores principescos son remilgos y exageraciones.