Si no te gusta el color de tu cara en la mañana, no te quedes quieta, haz algo, actúa. Si demasiado rubicundo, hazte una sangría larga. Si pálido, come alimentos verdes. Si amarillo, toma comida blanca. Sólo si tu color es normal tomarás comida roja. Nadie como tú conoce su propia tez: no consultes quirurgos ni barberos ni doctores al respecto. Te dejarán morir antes de tiempo.