En los días de regla no es conveniente que varíes tus hábitos. Precepto antiguo es que la superstición trae muy mala suerte. No hagas, pues, caso alguno a las falsas consejas de comadres maléficas que prohíben los baños de inmersión, el coito, el ejercicio, los merengues… Para salir de dudas bate claras de huevo; ya verás que te suben como en los días sin sangre. Que tu vida no cambie: corre, salta, retoza, cose, cuece. Para el cólico nada como el acto sexual, puesto que distensiona. Mas no obligues al hombre y hazlo siempre y cuando ni a ti ni a tu pareja le repugne (y a muchos, sábelo, no les repugna nada). El menstruo no es motivo de vergüenza, no es bueno ni malo, no es impuro ni purificador: es sangre.