Agradecimientos
Tengo que comenzar por Stephanie Kip Rostan, cuyos buenos consejos, meditadas opiniones y buen humor llevan acompañándome tres libros ya. Además es sumamente divertida. Gracias por haberme guiado de manera excelente todos estos años. Muchas gracias también a Jim Levine, Daniel Greenberg y todo el personal de la agencia literaria Levine Greenberg.
Mi editora, Lindsay Sagnette, es un sueño de mujer: gracias por prestarme tu experimentado oído, por dejarme conservar el grado justo de cabezonería, por espolearme para mejorar y por animarme durante el último trecho; si no hubiera sido por ti, me habría quedado en «llevo un 82,6 por ciento del libro» para siempre.
Muchas gracias a Molly Stern, de Crown Publishing, por las conversaciones, el apoyo, los astutos comentarios y su inagotable energía.
Mi gratitud también para Annsley Rosner, Christine Kopprasch, Linda Kaplan, Rachel Meier, Jay Sones, Karin Schulze, Cindy Berman, Jill Flaxman y E. Beth Thomas. Gracias, como siempre, a Kirsty Dunseath y toda la pandilla de Orion.
Para solventar mis numerosas dudas sobre procedimientos legales y policiales, recurrí a varios y muy generosos expertos. Gracias a mi tío, el honorable Robert M. Schieber, y al teniente Emmet B. Helrich por permitirme consultarles ideas continuamente. Muchas gracias esta vez para la abogada defensora Molly Hastings, de Kansas City, que me explicó su trabajo con gran amabilidad y convicción. Y gratitud eterna para el inspector Craig Enloe del departamento de policía de Overland Park por haber respondido a mis 42 000 correos electrónicos (una estimación modesta) en el transcurso de los últimos dos años con paciencia, buen humor y siempre la cantidad necesaria de información. Cualquier error es mío.
Gracias, por muchas y variadas razones, a: Trish y Chris Bauer, Katy Caldwell, Jessica y Ryan Cox, Sarah y Alex Eckert, Wade Elliott, Ryan Enright, Mike y Paula Hawthorne, Mike Hillgamyer, Sean Kelly, Sally Kim, Sarah Knight, Yocunda Lopez, Kameren y Sean Miller, Adam Nevens, Josh Noel, Jess y Jack O’Donnell, Lauren «Fiesta Impostada Somos Geniales» Oliver, Brian «Map App» Raftery, Javier Ramirez, Kevin Robinett, Julie Sabo, gg Sakey, Joe Samson, Katie Sigelman, Matt Stearns, Susan y Errol Stone, Deborah Stone, Tessa y Gary Todd, Jenny Williams, Josh Wolk, Bill y Kelly Ye, el Inner Town Pub de Chicago (hogar del Mañana de Navidad) y la insumergible Courtney Maguire.
A mi maravillosa familia de Missouri, todos los Schieber, los Welsh, los Flynn y todas sus ramas derivadas. Gracias por el cariño, el apoyo, las risas, los rollos de pepinillo y el granizado de bourbon… básicamente por hacer de Missouri lo que Nick llamaría «un lugar mágico».
He recibido algunas aportaciones increíblemente útiles de un par de lectores que también son buenos amigos. Marcus Sakey me dio desde el principio buenos consejos para Nick entre cervezas y comida tailandesa. David MacLean y Emily Stone (¡queridízzzima!) fueron tan amables de leer Perdida en los meses previos a su boda. No parece haberos perjudicado en lo más mínimo y mejoró muchísimo el libro, así pues, gracias. ¡Nada os impedirá llegar a las Caimán!
Scott Brown: gracias por todos los retiros para escritores durante los años de Perdida, especialmente el de las Ozark. Me alegro de que finalmente no acabáramos hundiendo el bote. Gracias por tus perspicaces comentarios y por acudir siempre al rescate para ayudarme a articular lo que demonios sea que esté intentando decir. Eres un buen Monstruo y un amigo maravilloso.
Gracias a mi hermano, Travis Flynn, por estar siempre disponible para aclararme cómo funcionan de verdad los trastos. Con todo mi amor para Ruth Flynn, Brandon Flynn y Holly Bailey.
A mis suegros, Cathy y Jim Nolan, Jennifer Nolan, Megan, Pablo y Xavy Marroquin y todos los Nolan y Samson: soy muy consciente de lo afortunada que soy de haberme unido a vuestra familia. Gracias por todo. Cathy, siempre supimos que tenías un grandísimo corazón, pero este último año lo has demostrado con creces.
A mis padres, Matt y Judith Flynn. Alentadores, detallistas, divertidos, amables, creativos, estimulantes y todavía locamente enamorados tras más de cuarenta años. Sigo, como siempre, completamente admirada. Gracias por haber sido tan generosos conmigo y por encontrar siempre tiempo para acosar a desconocidos para que compren mis libros. Y gracias por ser tan encantadores con Flynn. Soy mejor madre solo con veros.
Por último, mis chicos.
Roy: buen gato.
Flynn: queridísimo muchacho, ¡te adoro! Pero si estás leyendo esto antes del año 2024, eres demasiado pequeño. ¡Suéltalo y coge un libro de Mr. Frumble!
Brett: ¡marido! ¡Padre de mi hijo! Compañero de baile, preparador de sándwiches de queso de emergencia. El tipo de hombre que sabe elegir vino. El tipo de hombre que sabe vestir esmoquin. También el zombie-esmoquin. El tipo de la risa generosa y el silbido glorioso. El tipo que tiene la respuesta. El hombre que hace reír a mi hijo hasta caerse de culo. El hombre que me hace reír a mí hasta caerme de culo. El hombre que me deja hacerle todo tipo de preguntas indiscretas, inapropiadas e imprudentes sobre cómo es eso de ser hombre. El hombre que leyó y releyó y releyó y volvió a releer y no solo me dio consejos sino también una aplicación del bourbon. Eres lo más, cariño. Gracias por casarte conmigo.
Dos palabras, siempre.