Un mensaje de consuelo
Aproximadamente una hora después, Macky estaba sentado con Norma, sosteniéndole la mano e intentando pensar en cosas que pudieran ayudarla, pero llegó un momento en que ya no se le ocurría nada y se alegró mucho de ver a Susie Hill, la pastora de Norma de la Iglesia de la Unidad, acercándose por el pasillo. Norma levantó la vista y al verla rompió a llorar.
—Oh, Susie, ha muerto. He perdido a la tía Elner.
Las dos mujeres se abrazaron.
—He venido en cuanto lo he sabido.
—Me alegra de que esté aquí, pero ¿cómo se ha enterado? Todavía no he llamado a nadie.
—Me ha llamado Irene Goodnight.
—¿Ah, sí? —dijo Norma con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Y cómo lo ha sabido ella?
—Creo que alguien del hospital ha llamado a Ruby.
—Supongo que debería telefonear a la gente y decírselo.
—Eso ya se ha hecho —señaló Susie—. Todos lo saben y te mandan recuerdos. Ruby y Tot me han dicho que te dijera que ellas están cuidando de la casa de Elner, así que no te preocupes por nada.
—Oh, me olvidaba de la casa. Seguro que estaba todo abierto. Ella nunca cerraba las puertas. —A Norma se le hizo un nudo en la garganta—. Siempre tuve miedo de que le robaran y la mataran en la cama. ¡Quién iba a pensar que serían las avispas! —Soltó un gemido y se desmoronó de nuevo.
—Lo sé, es una pérdida fatal, Norma, y sé que vas a echarla de menos —dijo Susie—, pero al menos sabemos que ha ido a un lugar mejor.
—Oh, Susie, ¿eso cree? —dijo Norma con tono expectante.
—Sí, estoy segura de que ahora mismo es feliz y está en paz.
En ese momento, Macky se excusó y fue a telefonear al trabajo para avisar de que no regresaría en unos días. Aunque él no creía en eso, si a Norma pensar que la tía Elner estaba en el cielo la ayudaba, perfecto. Que pensara lo que quisiera. Hacía años que Macky había dejado de creer en ilusiones vanas. En el ejército había visto a hombres saltar por los aires justo a su lado. Había visto demasiado para tener fe en nada fuera del aquí y ahora. Sería bonito pensar que Elner estaba en algún cielo, pero para él, por desgracia, no había nada de eso.