Como cada año, en barca, en carro y a pie, gentes de toda condición acudían a Shrewsbury. A la gran feria de San Pedro llegaban en alborozado tropel mercaderes de Flandes, de Alemania y aún de Francia. Sin embargo, aquel año se produjo un tumulto en el recinto ferial, y poco después apareció el cadáver de un famoso comerciante. Una vez más, fray Cadfael deberá esclarecer un luctuoso suceso. Y dispone de poco tiempo, porque la vida de una hermosa joven está en peligro.