Carta de la Autora
Querida lectora:
Del siglo XI al XIV, en una época en la que el monarca inglés recibía más halagos que verdadera lealtad, la zona situada al norte de Inglaterra se sometía al control de quienes dispusiesen de los hombres necesarios para ejercerlo.
En aquellas tierras fronterizas sin ley, todo podía suceder: desde heroicos actos de valor hasta la más negra de las traiciones.
Para mí, estas tierras se convirtieron en… mágicas. Me perseguían sus posibles historias acaecidas hacía más de mil años, en una era en la que hombres y mujeres inteligentes aceptaban como auténtico un mundo intangible, que sólo alcanzaban a experimentar. Una época en la que la magia era muy real.
Los personajes empezaron a surgir en las mágicas tierras fronterizas de mi imaginación. El don de saber la verdad de una persona simplemente con tocarla parece útil, pero pensándolo con detenimiento, ¿querrías, realmente, saber las mentiras y la verdad de todos los que tocas? Sería más una maldición que un don, pues hay poca verdad en demasiada gente.
Sin embargo, Amber tenía el don o la maldición de saber la verdad con apenas un roce. Entonces, en una tormentosa noche, tocó a un desconocido inconsciente y supo que era tanto su enemigo como la otra mitad de su alma.
Él estaba prohibido para ella.
Pero debía poseerlo.
Elizabeth Lowell