He dicho en Mis Escrituras todas las bendiciones y recompensas que les están destinadas porque se les encontró prefiriendo el cielo a su propia vida en este mundo, aunque fueran aplastados por los malvados, abrumados por ellos de vergüenza y oprobio y cubiertos de ultraje mientras Me bendecían. Y ahora, llamaré a los espíritus de los virtuosos nacidos en la generación de luz (…), así como a aquellos que no recibieron en su carne el honor digno de su fidelidad. Haré salir en una luz brillante a quienes amaron Mi santo nombre y haré que cada uno de ellos se siente en su sitial de gloria. Resplandecerán por innumerables tiempos, pues justo es el juicio de Dios: Concede confianza a los fieles en la morada a la que conducen los caminos de la rectitud. Verán cómo son arrojados a las tinieblas quienes nacieron en las tinieblas, mientras que los justos resplandecerán. Los pecadores gemirán y les verán resplandecer, y ellos mismos irán al lugar donde se les han señalado, por escrito, días y tiempos (…).
Y ahora os digo este misterio: los pecadores alteran y reescriben las palabras de verdad, cambian la mayoría de ellas, mienten y forjan grandiosas ficciones, redactan Escrituras en su nombre. ¡Si al menos escribieran en su nombre todas mis palabras, fielmente, sin abolirías ni alterarlas, sino redactando fielmente los testimonios que les transmito! Sé todavía un segundo misterio: los justos, los santos y los sabios recibirán mis libros para alegrarse con la verdad (…). Y les concederán crédito y se alegrarán y todos los justos entrarán en júbilo al conocer todos los caminos de la verdad.
Pergaminos de Qumrán,
Libro de Henoc