Por algún impenetrable designio de la Providencia, la misión de gobernar la India ha sido depositada sobre los hombros de la raza inglesa.
RUDYARD KIPLING, 1889.
La pérdida de la India asestaría a Inglaterra un golpe fatal y definitivo. Haría de ella un país insignificante.
WINSTON CHURCHILL, 1931.
Hace muchos años, establecimos una cita con el destino, y ha llegado el momento de cumplir nuestra promesa… A medianoche, cuando los hombres duerman, la India despertará a la vida y a la libertad. Se aproxima el instante, un instante rara vez ofrecido por la Historia, en que un pueblo sale del pasado para entrar en el futuro, en que finaliza una época, en que el alma de una nación durante largo tiempo sofocada, vuelve a encontrar su expresión…
JAWAHARLAL NEHRU, al Parlamento indio, una hora antes de la independencia de la India, la noche del 14 de agosto de 1947.