Primera parte. Tentada

 

Laura Venturini no estaba pasando por un buen momento de su vida. Todo parecía ir de mal en peor: para empezar su monótono y triste trabajo en una zapatería de Milán, su carrera en leyes estancada y para peor acababa de romper con su novio de la adolescencia y eso, aunque lo veía venir desde hacía tiempo, la había dejado muy deprimida. Tal vez por eso veía todo negro y nada podía motivarla.

Y para colmo su prima la modelo, alta, rubia y vestida como una princesa llegó al local del centro comercial donde trabajaba  para pedirle cerca de cinco pares de zapatos todos del mismo modelo casi, lo único distinto era el color.

No era que la afectara encontrarse con su prima, siempre la atendía cuando iba a comprarse sandalias, botas, y tampoco la envidiaba por ser rubia, alta, y trabajar como modelo y ganar un montón de euros. Sabía que su familia no la apoyaba pero ella se había ganado un lugar y como declaró que no le interesaba estudiar, y entonces como por encanto fue descubierta por un diseñador francés de look algo extravagante… Y a pesar de la negativa de sus padres, hoy era una modelo famosa y salía con los hombres más atractivos, y con los autos más costosos…

Laura se asomó para ver un Ferrari rojo intenso y un hombre de esos que ella solo veía en fotografías. Tan atractivo que se quedó mirando como una tonta. Alto, de cabello rubio estilo nórdico, noruego, musculoso… Diablos, en su país no había hombres así. Y entonces vio que su prima salía del Ferrari como una princesa, sin dejar de sonreír mientras se acercaba al centro comercial.

Así comenzó todo, solo que entonces jamás lo habría imaginado.

—Hola Laura, ¿cómo estás? ¿Sigues trabajando aquí?—preguntó su prima mientras entraba al local y se convertía en el centro de las miradas.

Una pregunta retórica. Sonreía y se veía regia, con poco maquillaje pero con esos ojos azules tan inmensos y el cabello rubio levemente ondeado y muy largo. Vestía unos jeans y una blusa blanca y tacos, un look sencillo, casual, que estaba muy de moda entre algunos famosos, porque si no estuviera de moda ella no lo habría llevado.

Conversaron un momento porque la encargada no permitía charlas en horas de trabajo, y luego consiguió la docena de zapatos para que su prima se probara y descartara. Era terriblemente indecisa, tanto que en una ocasión le confesó que como no había podido decidirse por un solo vestido se había llevado tres, que valían además una bonita suma.

En esa ocasión solo se llevó cinco pares. Muy parecidos pero de distinto color. Sandalias altas, de plataforma, con tiras, solo un par, tacones en distintos diseños.

—Oh gracias Lauri, eres un sol…—dijo su prima obsequiándole una sonrisa brillante.

Y luego, como si recordara algo, le dejó un perfume carísimo y unas muestras de maquillaje de la nueva línea de Orleans Paris.

—Gracias, qué amor, pero este perfume está sin abrir—protestó Laura mientras recibía todo en una bolsa de cartón muy mona.

Su prima hizo un gesto de ¿qué importa?

—Lo compré equivocado, no sé en qué pensaba es muy suave para mí, parece perfume de bebé, quédatelo a ti te va más lo floral. ¿Cómo está tu mamá?

—Gracias… Bien, todos están bien, pero ya no vivo con mamá. Me mudé con unas amigas y por eso…

—¿No? ¿Y qué pasó con tu novio Pietro?—su prima parecía sorprendida mientras buscaba efectivo o tarjeta para pagar la compra.

—Peleamos hace dos meses, pero.

—Oh, qué pena… Eran dos tortolitos, hermanos siameses… Iban juntos a todas partes. Debes sentirte deprimida.

Chiara sacó una billetera llena de tarjetas  y luego algo de dinero en efectivo… Unos cuantos billetes de cien para pagar la compra. No estaba segura si usar crédito o efectivo luego de escuchar el importe total.

Su prima Laura sintió vértigo al oír la cifra pero sabía que su prima siempre gastaba mucho en ropa y zapatos, diciendo que una modelo podía ganar pero debía invertir no solo en ropa, zapatos, perfumes y clínicas de belleza para estar impecable. “Una carrera muy cara de mantener” solía decir. Y sabía que no miraba el precio cuando algo le interesaba.

Luego de pagar con una de las tarjetas de crédito le sonrió diciéndole que fueran a almorzar juntas así charlaban con tranquilidad. ¡Hacía tanto tiempo que no se veían!

Laura vaciló. Todavía no era su hora de descanso y…

—Pide permiso, no eres una esclava—insistió Chiara.

No, no lo era, pero...

—Déjamelo a  mí… Hablaré con esa ogra encargada. Ya verás—su prima parecía resuelta a salirse con la suya.

Bueno, había gastado más de quinientos euros en zapatos, bien podían hacerle una atención.

La encargada no puso reparos… Al menos no en apariencia.

Escaparon del centro comercial y pudieron ir a un restaurant carísimo, luego de enviar sus paquetes al hotel donde se alojaba. Laura miró a su alrededor maravillada por la decoración, el lujo, nunca antes había ido a un lugar tan bonito. Con lo que ganaba en la tienda de zapatos apenas podía pagarse el alquiler y comprar comida y poco más. Y eso que compartía gastos con unas amigas, de lo contrario habría sido imposible. Milán era una ciudad cara, como todas, pero se sentía feliz de poder tener una vida independiente.

—Pide lo que quieras, que yo te acompaño, hoy no haré dieta—declaró su prima haciéndole un guiño. Era muy encantadora y seductora. Le pareció extraño que siguiera soltera cuando tenía a todos los hombres que quería a sus pies, bueno es que a ella no le interesaba el matrimonio. Esa era la verdad. O no había sido tentada por una propuesta interesante…

De haberse conseguido un príncipe, o uno de esos millonarios norteamericano… Estaba segura de que no se lo habría pensado dos veces.

Laura sonrió.

—Tú no necesitas hacer dieta, estás perfecta.

—¿Perfecta yo? ¡Qué va!

Su prima sonrió con esos ojos tan azules.

—Oye ¿cuánto te pagan en esa zapatería de mala muerte?—dijo de pronto.

—No mucho. Un poco más del mínimo y comisiones. Pero las comisiones que me prometieron serían más de la mitad del pueblo no llegan ni a una tercera parte. Bueno, siempre lo hacen, y mi otro trabajo me tenía podrida un tipo que no me dejaba en paz.

—Pero eso es una miseria, ¿cómo le haces para vivir, para comprarte ropa?—su prima estaba horrorizada.

—Yo solo compro en rebajas y vivo con mis amigas, no podría pagar un alquiler yo sola  y comer. Al menos no querría vivir en uno de esas casas viejas llenas de ratones.

—Pero ¡es una miseria, te explotan! Deberían pagarte el doble.

—Sí, estoy buscando un trabajo mejor pero siempre dejo mis datos y nunca me llaman. Y si me llaman luego resulta que el horario es tremendo y yo estoy estudiando administración de empresas, ¿recuerdas? No puedo trabajar todo el día.

—¿De veras? Qué bien. Siempre tuviste buenas calificaciones en la secundaria. Pero lo otro, no puedo creer que sean tan explotadores, no imaginaba que fuera tan duro trabajar aquí. Laura tú eres bonita, podrías tener un mejor trabajo. ¿Nunca has pensado en ser modelo?

Su prima soltó la carcajada.

—¿Modelo yo? Pero si no tengo altura ni tampoco físico… Por favor Chiara deja de burlarte.

—No me estoy burlando boba, hablo en serio. Si quieres podría recomendarte… Sé que te falta un poco de altura y tienes unos kilillos de más pero ahora hay una línea de chicas regordetas así como tú, modelos XL pero tú en realidad no eres XL… Y podrías hacer publicidad. Eso da buen dinero. No hablo de desfilar, eso lleva más tiempo, pero sí puedes hacer una campaña de publicidad. Tienes unos ojos oscuros muy bonitos.

—¿Publicidad? ¿Modelo publicitaria?—Laura no estaba nada convencida, le parecía todo un cuento chino. ¿Ella modelo? Siempre había sido gordita, de niña y de grande, vivía a dieta y nada le daba resultado.  Solo hacer ejercicio. No es que tuviera muchos kilos, tal vez diez. Y no le quitaba el sueño a sus veintidós años, tenía compañeras en el trabajo que eran mucho más rollizas y altas, y no hacían dietas ni se privaban de nada. Tenían novio y eran muy felices. Había aprendido a aceptarse, pero de allí a querer ser modelo… Bueno, eso no era para ella. No solo porque se veía rolliza sino porque no iba con su personalidad y punto. 

—Sí, ¿por qué no?—insistió su prima— ¿Sabes cuánto me pagan hacerle publicidad a Orleans? ¿Solo por campaña?

Cuando Laura se enteró abrió los ojos y se quedó sin palabra, ganaba veinte veces más su prima por campaña que ella en un mes.

—Oye, si eres astuta y te manejas bien… Tú eres ahorrativa, yo gasto millones en un minuto, soy un desastre y estas tarjetas me comen viva pero… Te pagarían mucho más que en ese trabajo y podrías viajar. Déjame hacer unas llamadas. Anímate. Tienes potencial. Eres joven  y preciosa, y no te preocupes por ser algo gordita. Porque los diseñadores están pidiendo chicas con más carne, no tan flacas anoréxicas. Tú me ves flaca sí, pero yo no soy anoréxica, hay otras que son como esqueletos y… Se han quedado sin trabajo por todo ese asunto de la anorexia.

—Chiara eso no es para mí, soy muy tímida y nada fotogénica.

—Vamos, iríamos juntas de viaje, conocerás París, Viena, Nueva York y tendremos un novio nuevo en cada ciudad. Y ganarás mucho dinero. Si eres paciente…

Laura se sonrojó.

—Me encantaría ser tú, de veras, pero tendría que nacer rubia y de piernas esbeltas y yo no podría, ¿cree que tendría la audacia de presentarme a un casting? No… Jamás podría. Y estoy segura que nadie querría contratarme además, habiendo tantas chicas bonitas y rubias.

Su prima la miró incrédula.

—¿Y prefieres morirte de hambre en ese centro comercial? Escucha Laura, nunca llegarás a nada en esta ciudad, si no tienes contactos, si no consigues cinco títulos. Te estoy ofreciendo un atajo ¿no entiendes? Una oportunidad. Si no tuvieras chance no te diría nada entiendes. Porque yo sé bien cómo funciona el negocio de la moda, tengo experiencia y sé que tienes potencial. Y para ser una modelo cotizada te aseguro que no necesitas ser rubia de piernas largas. Está lleno de rubias, pero ahora se buscan más las de cabello más oscuro y pelirrojas. Y para una campaña publicitaria de ropa o de crema no necesitas tener medidas perfectas. Ya te dije que están buscando chicas más normales. Hay una modelo francesa que pesa cien kilos y fue seleccionada para portada de una revista muy importante, para desnudarse en una revista y no sabes el éxito que tuvo. Y lució sus rollos con mucho orgullo. Bueno, es regordeta pero de cara es preciosa y no tiene arrugas, como todas las gordas…

Laura rió, le parecía magnífico que las modelos no fueran todas perfectas, tal vez ella tenía una idea algo estereotipada de lo que era una modelo. Su prima era preciosa, rubia y delgada, tenía veintiséis pero decía que tenía veintidós. Y le iba muy bien, tenía un coche carísimo y un apartamento en el corazón de Paris… Eso debía valer una fortuna pero estaba segura de que ella por más que se empeñara, nunca llegaría ni de cerca.

—Mírate, eres joven, tienes lindos ojos, cabello natural y una carita en forma de corazón. Eres una muñeca Laura, solo que no te valoras. Y si no aprovechas esta oportunidad ¡pues eres una tonta! Hace años que estoy en este negocio…—Chiara bebió la segunda copa de vino que le sirvió el mozo que no dejaba de mirarla embobado. Ella sonrió y le hizo un guiño, luego volviendo al presente insistió:—Tengo contactos, conozco a los mejores diseñadores. Además, podríamos viajar juntas. En ocasiones me siento algo sola sabes y nos vendría muy bien… De niñas jugábamos lo pasábamos tan bien en las vacaciones.

Sí, tenía razón pero…

Mientras comían el postre Laura permaneció en silencio.

—Viajarás y también olvidarás a ese tonto que se dio el lujo de perderte. Y no tendrás que ir a ningún casting, yo te presentaré a la gente adecuada. Escucha estoy siendo sincera, de ser muy fea o muy gorda, no te diría nada, te pediría que viajaras como mi asistente pero…  Tienes posibilidades como modelo, no las desperdicies. Me sentí muy mal al verte en ese lugar trabajando como una esclava por una paga tan miserable.  Dios mío, quisiera que esos explotadores vivieran con la miseria que pagan a sus pobres dependientes. No tienen vergüenza.

—Chiara, ya sé todo eso y te agradezco por hacerme este ofrecimiento peor…

—Te doy una semana para que te lo pienses Laura, ni un día más. Basta de tanta cháchara. He sido sincera, y solo estoy aquí de paso, como siempre, iré a ver a mi madre y me regreso a Paris. Acabo de comprarme un apartamento de locos… tienes que conocerlo, es magnífico.

—Está bien, lo pensaré, pero… Debe ser algo seguro, en este momento tengo cuentas, alquileres que pagar, comida… No puedo dejar ese empleo y lanzarme a la aventura, solo tengo unos pocos ahorros y...

—Escucha, haremos una prueba. Te llevaré con un amigo mío fotógrafo y él te hará un book. Pero antes debes aprender a maquillarte. No puedes ir por la vida con la cara lavada, eso está bien para esas hippies o tontas que se creen hermosas al natural. Para algo somos mujeres, solo los hombres no necesitan maquillaje y algunos… Hasta lo usan querida, para que veas.

Laura sonrió y vio cómo su prima sacaba un pequeño maletín lleno de pinturas y empezaba a reglarle sombras, labiales y le explicaba qué colores usarlos.

—Yo sé pintarme, es que últimamente…

No tenía ganas ni de peinarse, lo hacía porque su trabajo le exigía estar presentable pero esos días  no habían sido sencillos para ella.

—Sí, claro, imagino que es por tu novio. Lo extrañas. Vaya, pensé que te habías casado o estabas armando el ajuar de novia.

—No…

Su prima sacó un cigarro.

—Pues hiciste muy bien, nada vale unir tu vida a un pelagatos. Y perdona la franqueza pero Pietro no era como tú, no te llegaba a los tobillos y con él, seguro ibas a pasarlo fatal en todos los aspectos. Y eres joven y escucha bien: necesitas conocer a los hombres y no enamorarte del primero que te diga preciosa, eso me decía mi abuela y tenía razón. Fue lo mejor. Además yo te presentaré hombres ricos… Esos chicos pobres no sirven, no tienen futuro son para otras mujeres, que no tienen ambiciones y se emperran en atrapar al primer espécimen masculino que caiga en su red.

Laura rió, su prima era tan alegre y optimista, exageraba un poco sí pero…

—No me importaba eso Chiara—dijo de pronto—Me habría casado con él pero descubrí que…

Sus ojos se llenaron de lágrimas y Chiara pensó que se verían mejor con un buen delineador negro y sombra color gris.

—Está bien, me imagino… No te angusties. Mejor será que te alejes de esta ciudad porque seguramente ese pobre tonto no querrá perderte y te buscará. ¿Dónde conseguirá una chica tan guapa que le preste atención? En ningún lado. Es un idiota y no me mires así: es verdad. Bueno antes parecían dos tortolitos sí, pero eso era cuando tenías dieciséis. Ya tienes veintidós, el tiempo pasa y tú has madurado, crecido, tienes planes él siempre se quedará igual. Un completo tonto. Tú mereces algo mejor. Yo podría presentarte a hombres de verdad que te darían todo, y te tendrían como una reina, solo deberías escoger.

Sonaba maravilloso pues hacía años que no se sentía una reina, todo lo que decía su prima la hechizaba, era como demasiado perfecto: irreal y no podía entender  por qué insistía tanto en ayudarla. Y de pronto se preguntó si ese ofrecimiento repentino no sería producto del alcohol que había bebido o lo hiciera porque se sentía sola y quería llevarla de viaje y luego, como una mascota alquilada la regresaría a su apartamento, a sus cuentas, a ese trabajo de porquería. Un corto paseo por las nubes, pero diablos, no se oía tan mal.  Lo triste sería regresar pero…

Laura bebió también, más de la cuenta, estaba deprimida y toda esa conversación la había excitado y como le ocurría cuando bebía le dijo lo que pensaba.

—Mi vida es un pozo Chiara, y tú me prometes un paraíso justo ahora… No tengo ganas de nada ¿sabes?  Trabajo porque si no, pues nadie vive del aire, y no es que no me guste vivir con amigas y compartir gastos, al contrario, me divierte pero… No tengo mucha motivación ahora, mi cabeza no está bien. Todo ha ido de mal en peor. Mi padre murió, mi hermano sufrió ese accidente y luego me enteré de que Pietro me engañaba y sentí deseos de irme a la luna, de que la tierra me tragara y aún ahora por momentos me pregunto si podré…

Chiara la miró con pena, sí, sabía de la tragedia de su hermano pero… El pobre tomaba y manejaba como loco, de milagro no se había matado antes. Bueno…

Se sintió algo inquieta, nerviosa y su celular sonó y ella le hizo un gesto de que la disculpara.

La expresión de su rostro cambió y pensó que necesitaba otro trago urgente. Pero no de vino sin uno whisky doble en las rocas para que la quemara viva.

“Iré en cuanto pueda Mark, di mi palabra y la cumpliré” dijo y volvió a sonreír mientras bebía el whisky.

—Lo lamento mucho prima, de veras, este año ha sido nefasto, una mala racha de cosas y… Por eso creo que deberías pensarlo. Probar y ver… Eres bonita, joven, eso se cotiza muy bien en el modelaje, siempre buscan caras nuevas y…

—Pero solo con ser bonita no alcanza, eso es… Irreal. Nada de lo que me dices es real.  Me encantaría acompañarte y ganar algún dinero...

—¿Algún dinero? Ganarás un montón de euros, ni  lo pienses prima. Debes correr riesgos, de eso se trata la vida. Y no deberás desnudarte ni nada. Solo con algunas fotos de esa carita de ángel que tienes…

Laura se sonrojó.

—¿Desnudarme?

—Np, yo no dije eso. Solo si playboy te tienta con algunos millones... Veremos qué harías entonces. Pero escucha, no estoy diciéndote que te harás millonaria ni que te harás rica, solo que si tomas este trabajo en serio tendrás  tu recompensa y luego quién sabe, cómo te gusta ahorrar podrías tener tu propio negocio. Invertir. Estudias eso de administrar empresas, me encantaría saber algo de cómo administrarme… En verdad que así cómo gano me lo gasto todo. Lo único que tengo es un apartamento en Paris que todavía estoy pagando, un auto y poco más.

—Pero tú llevas año trabajando y te has hecho muy famosa.

Ella sonrió de oreja a oreja.

—Sí, es verdad, llevo años ganando y también gastando… A pesar de los regalos que me hacen los hombres con los que salgo… Me divierte ser la modelo zorra que hace de todo por un collar de diamantes. Es divertido sí…

—Chiara, ¿por qué dices eso?

Su prima sonrió.

—Hablo de que es mejor tener un novio rico que uno pobre que encima te engaña.

—¿Un novio rico? Tus novios ricos no te duran Chiara. Deberías estar casada con algún conde o…

—¿Casarme yo? Ni muerta. ¿Qué crees? Soy joven, y no me interesa. Ni con uno de la realeza. Luego quieren un heredero y yo ni borracha que les daría el gusto.

Laura se quedó pensando, y de pronto se dijo que no tenía nada que perder.  Podía probar. En realidad no había logrado mucho esos años en la ciudad, le quedaban dos años de carrera, conseguirse un mejor trabajo y… No tenía novio ni nadie a quién extrañar.

Luego pensó si su prima le habría dicho todo en broma o…

—Piénsalo Laura, te doy una semana, en una semana volaré a Francia. Espero que sea contigo—dijo ella mientras miraba su Rólex de oro y pagaba la cuenta.

—Lo haré…

Y poco después mientras regresaba al trabajo  vio a Chiara  subirse a un Ferrari, pero no era el nórdico que la llevó al centro comercial, era uno de cabello oscuro y lentes de sol, simpático y tan guapo que se quedó mirándole como tonta desde la calle. ¡Vaya, qué afortunada! Tenía para elegir.  ¿Quién sería? ¿Uno nuevo? Siempre se la veía con hombres guapos y muy ricos, salía en las portadas y de haberlo dicho nadie le habría creído que era su prima. Eran tan distintas. No se parecían en nada, no solo físicamente sino en cuanto a personalidad. Chiara era extrovertida, alegre y calculadora, ella por el contrario era tímida, tranquila y romántica.  Como resultado su prima estaba llena en oro y ella apenas podía pagar las cuentas.

Sonrió ante ese razonamiento cínico mientras se encaminaba a su trabajo, porque a pesar de tenerlo todo tuvo la sensación de que su prima no era feliz. Ni ella lo era tampoco… Estaba deprimida y se dijo que si no aceptaba ese trabajo como modelo XL era una idiota. ¿Qué importaba que fuera tímida o que la trataran de XL cuando en realidad era L?

¡Qué extraño! Chiara lo tenía todo y sin embargo por momentos la vio mal, nerviosa como si… Esa llamada misteriosa la había alterado. ¿Quién sería ese Mark? ¿Algún enamorado?

Cuando regresó ese día cansada al apartamento y le contó todo a su amiga y compañera de piso, Romina ella se sintió fascinada.

—Acepta, no seas boba. Puede resultar ¿y quién te dice que te conviertas en una cotizada modelo que cobra miles de euro por portadas? Además tú eres bonita, y para ser modelo publicitaria solo necesitas ser linda, no importa si eres baja o…

—Sí, dilo, no tengo altura y tengo algunos kilos de más.

Los ojos de su amiga Romina se abrieron de golpe.

—Tu prima conoce el ambiente, tiene contactos, no será como empezar de cero y eso que dice de las modelos gorditas es verdad, lo leí en una revista. Ni siquiera necesitas ser hermosa para ser modelo, ni flaca, solo está en que quieras convertirte en modelo y bueno… Se necesita un poco de suerte, pero en la vida la suerte la necesitas para todo: para conseguir un buen trabajo, para dar con el hombre adecuado…

Laura fue por algo de comida en la nevera, estaba hambrienta y necesitaba un baño, pero pensó que el hambre era más acuciante.

—No sé, no estoy muy convencida—dijo luego mientras se comía el segundo sándwich de jamón y queso y se bebía una gaseosa.

—Si no aceptas eres tonta. Además piensa bien: irás con tu prima, que es tu parienta y vivirás en su casa. Tal vez sí, te lo dijo porque se siente sola y necesita compañía pero si luego no resulta, si se pelean o ves que no es para ti te vienes y te traes un dinero. Nunca viene mal hacerse un dinerillo extra.

—Tal vez… Pero no sé.

Estaba deprimida y por momentos nada podía despertar su interés ni conmoverla. Encima su ex que no dejaba de llamarla para que lo perdonara. ¡Era demasiado! Casi estaba a punto de explotar.

Por eso cuando días después su prima Chiara la llamó, supo cuál sería su respuesta.