Agradecimientos

Conocí a Jenny Clyde y a Pete hace siete años. La promesa de un sueño ha estado en mi mente desde entonces, esperando el momento adecuado para emerger como mi libro del año. Ahora que lo he acabado, me doy cuenta de lo precario que puede resultar publicar y de lo fácil que habría sido que este libro, que ha consumido tanto de mi corazón y mi alma, no hubiese sido escrito. No fue así gracias a la tenacidad de la historia y el apoyo de mi agente, Amy Berkower. Amy comprende a Pete, a mis lectores y a mí. Su estímulo es lo que marca la diferencia en el mundo.

Al igual que con la mayor parte de mis libros, esta novela ha necesitado de una significativa cantidad de documentación. En esta tarea, he recibido la ayuda de Elizabeth Fisk y mi nuera, Sherrie Selwyn Delinsky. Ambas son expertas en sus respectivos campos. Si hay algún error al respecto en el libro, la responsabilidad es mía. He intentado hacer las cosas del modo correcto. En ciertas ocasiones, sin embargo, no interpreto las declaraciones no intencionadas, o sencillamente asumo que sé la respuesta y, por lo tanto, no formulo la pregunta correcta. Connie Unger no estaría muy contento conmigo. Le pido disculpas, y a ustedes también.

Le doy las gracias a mis editores, Michael Korda y Chuck Adams, por estar ahí para mí. Asimismo agradezco al equipo al completo de Scribner, desde Susan Moldow hasta el último integrante, por su entusiasmo, creatividad e inteligencia. Quiero darle las gracias a mi asistente, Wendy Page, por rechazar llamadas telefónicas que podrían haber interrumpido los momentos de escritura, y a la encargada de mi página web, Claire Marino, por explorar los jardines ocultos de Beacon Hill conmigo y haber volcado en el libro sus conocimientos sobre plantas.

Mi familia sabe lo que La promesa de un sueño significa para mí. Agradezco a todos -Eric y Jodi, Andrew, y Jeremy y Sherrie- su ilusión cuando les contaba el mínimo detalle relacionado con el libro. A mi marido, Steve, por su paciencia, su indulgencia y su aportación, mi agradecimiento y mi amor, siempre.

De nuevo, una vez más, gracias a mis lectores, que aceptan cada nuevo libro que escribo, aprecian las diferencias entre ellos y me incitan a escribir más y mejor. Sois buena gente. De hecho, me siento muy afortunada.

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