Panzerfaust. El sitio de Berlín
Más bélica que histórica (aunque de ambas sea), la novela narra los combates de un grupo de soldados del bando alemán (pues no todos son alemanes) en las ruinas de Berlín durante los últimos días de la segunda guerra mundial en Europa. Podría ser una historia manida, sin embargo desde mi punto de vista el autor ha sabido darle algunas características muy interesantes. Uno de ellos es que, salvo excepciones de escasa importancia y poca entidad, los personajes famosos no tienen lugar en la novela. Nada de generales, ni de ministros, y Hitler como si no existiera. Los protagonistas son exclusivamente soldados, lo que nos lleva a otro aspecto interesante de la narración: no hay una misión vital, ni un propósito definitivo en lo que hacen, sino que simplemente luchan para luchar otro día: el cruce de un río, una plaza o un edificio son lugares que el autor consigue despojar de toda importancia salvo la del momento de la acción, siempre la misma: impedir que pasen, impedir que me maten. A consecuencia de esto la narración podría hacerse aburrida, pues no hay bloque que no se parezca al siguiente, ni emboscada que no tenga algo que ver con la anterior. Sin embargo debemos tener en cuenta que probablemente los hechos que se narran sucedieron exactamente así: una emboscada tras otra, un edificio después de otro y la inmensa lasitud de seguir luchando entre un inicio infinitamente lejano en la memoria y un final apenas vislumbrable mas allá de la verja de un cementerio. Otro aspecto interesante de la novela es que, sin dejar de tener tenores, es coral. En Panzerfaust nos vamos a encontrar con mucha gente, muchas motivaciones y muchas personalidades, y aunque no todas son trazadas con la misma profundidad ninguno de ellos deja de ser humano: veteranos o novatos, cínicos o fanáticos, ilesos o heridos; todos corren, todos sufren, y todos tienen que agacharse a menudo para esquivar la guadaña de la muerte, algunos sin conseguirlo. Porque lo cierto es que cada uno de los personajes de la novela puede resultar prescindible, algo que el autor nos va a mostrar muy pronto, eliminando sin piedad a cualquiera de sus personajes casi desde el principio. Lo cual nos lleva a la que, para mí por lo menos, ha sido la parte más difícil de la lectura: los nombres. Son muchos y lo suficientemente foráneos como para que uno se pierda en algunos momentos, sobre todo porque al mismo ritmo al que algunos desaparecen de escena, llegan otros. Tal vez una pequeña lista con cuatro datos básicos al final de la novela hubiera estado bien. Llega el momento de desdecirme de lo escrito, porque tal vez la novela sí tenga un personaje principal: Berlín. Aunque el autor nos dice dónde tienen lugar los hechos, aunque muchos de los hechos que cuenta están dentro de un marco que fue real, no importa. Los lugares que pueblan la novela podrían haberse llamado de cualquier otro modo, y los contragolpes, las defensas a ultranza, las retiradas y el caos de ruinas y violencia que pasa ante el lector podría haber sido la vivencia de cualquier otro combatiente de aquella ciudad. Solo hay un aspecto que no cambia: las vivencias de la alemana Berlín en pleno derrumbe del «Reich de los mil años». Una muestra más de lo dicho: de esa historia de soldados y de esa historia de Berlín, es un aspecto de la novela que, pareciéndome un acierto, podría ser una crítica. El autor decidió negar toda personalidad a los soviéticos. Tal y como seguramente los sintieron la mayoría de los soldados defensores que los mataron o fueron muertos por ellos, los combatientes soviéticos no son más que números o máquinas: sin rostro, sin sentimientos, sin personalidad, ni veteranos ni novatos, ni cínicos ni fanáticos. Viene la parte de las críticas: algún gazapo histórico si lo hay aunque realmente no viene a eliminar la validez del conjunto pues es un «show» lateral, una excusa explicativa cuyo resultado es totalmente plausible. En fin, termino. Si tuviera que resumir lo positivo hablaría de ambientación, muy lograda y bastante veraz a pesar de algún perdonable momento creativo. Si tuviera que hacer una advertencia: que puede resultar aburrida para un lector no demasiado avezado, precisamente a causa de la veracidad y de la ambientación comentadas. En resumen: una estupenda primera obra.