El siglo de la revolución
Una historia del mundo desde 1914.
El periodo que va de 1914 a nuestros días ha sido un siglo de luchas de liberación, de un gran enfrentamiento de clases. La revolución que se inició en Rusia en 1917 ha marcado el siglo entero. La amenaza de subversión del orden establecido determinó la evolución política de los demás, empeñados en combatirlo y, sobre todo, en impedir que se extendiera por el mundo. La culminación de esta dinámica se produjo después de la segunda guerra mundial, cuando, tras la derrota del fascismo, se organizó por una parte la guerra fría, mientras, por otra, los avances sociales del estado de bienestar servían como antídoto para evitar la penetración de sus ideas en las sociedades del mundo desarrollado. Fue así como se alcanzó aquella situación excepcional de los años que van de 1945 a 1975, cuando en los países desarrollados se registraron las mayores cotas de igualdad hasta entonces conocidas. A lo largo de los años setenta, sin embargo, al tiempo que se hundía el poder soviético y que el comunismo dejaba de ser una amenaza interna, esa trayectoria cambió para dar paso a la reconquista del poder por las clases dominantes y a una fase de retroceso social que nos ha llevado al triunfo actual de la desigualdad. El siglo no ha sido, pues, un «siglo revolucionario», puesto que las propuestas de 1917 acabaron derrotadas, pero ha sido «el siglo de la revolución», en la medida en que estas propuestas, en su doble papel de esperanzas para unos y de amenazas para otros, han marcado toda su historia.