James Salter

Años luz

La vida de los Berland transcurre entre Manhattan y una vieja casa al norte de Nueva York. Allí, en una suerte de paraíso natural, rodeados de prados y con vistas al río Hudson, Viri, arquitecto al que le apasiona su profesión, y Nedra, una mujer de marcado carácter y una rara elegancia, disfrutan de los paseos, las cenas con amigos y los incontables momentos de sosiego dedicados a jugar con sus dos hijas. Sin embargo, detrás de esta apariencia idílica, el lector descubre las finas líneas de fractura que asoman en la superficie y se van convirtiendo en grietas hasta que, finalmente, desfiguran el paisaje sin posibilidad de reparación.

James Salter

En solitario

En el ascenso al Dru, uno de los picos de Chamonix, Rand rescata a un compañero jugándose la vida. La obsesión por alcanzar la cima le lleva a escalar las montañas más inaccesibles del mundo poniendo a prueba sus fuerzas, en un reto personal de autosuperación. La fama le llega con desagrado, pero consigue volver al anonimato y a la paz tan deseados. Basada en un hecho real, En solitario recorre paisajes mágicos de los Alpes franceses y el mundo interior de un personaje solitario y esquivo. Pero, ¿cuáles son los motivos que empujan a este escalador a poner siempre a prueba sus límites? Con un estilo ágil y elegante, Salter permite al lector viajar con placer por parajes naturales y humanos de una realidad cercana.

James Salter

Juego y distracción

Editada por primera vez en 1967, Juego y distracción supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Salter y dio la medida de su maestría y ambición literarias. En la actualidad se la considera una lectura insoslayable que, sin duda, contribuirá a engrosar la legión de admiradores que James Salter sigue cosechando en todo el mundo. La novela, que toma prestado su título de un versículo del Corán sobre la esencia de la vida terrenal, narra la historia de amor entre Phillip Dean, un universitario norteamericano que deambula por Europa, y Anne-Marie Costallat, una joven francesa de provincias. Evocada en todo su esplendor erótico, la fogosa aventura de los dos amantes nos llega a través de la imaginación de un solitario compatriota de Phillip. El desdén hacia las convenciones sociales, la entrega incondicional al placer y la indolencia aparecen aquí delineados con un lenguaje conciso, que convierte el cúmulo de impresiones y la mirada reflexiva y sensible del narrador en un himno a la sensualidad.

James Salter

La última noche

Grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, James Salter es famoso por su escritura despojada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Su incuestionable prestigio, cimentado a lo largo de casi cincuenta años con tan sólo siete libros publicados, se vio reforzado, si cabe, con la aparición de La última noche en abril de 2005, un auténtico acontecimiento literario, puesto que había que remontarse hasta 1988 para hallar su anterior libro de ficción inédito (Anochecer). La última noche contiene diez relatos magistrales, en los que, a partir del retrato íntimo de las relaciones entre hombres y mujeres, salen a la luz los temas favoritos del autor: el amor, el desengaño, el deseo, la traición, la soledad. En el cuento que da título al libro, y que Frank Conroy ha definido como «una indiscutible obra maestra», una mujer enferma de cáncer terminal pide a su marido y a una amiga que la ayuden a adelantar su muerte, con resultados inesperados para los tres. Maestro del estilo, admirado por escritores como John Irving, Richard Ford o Susan Sontag, Salter describe la intimidad con una prosa casi pictórica, en un juego de luces y sombras sin aparente solución. En todos sus personajes, el recuerdo de la felicidad y del éxtasis convive con los efectos devastadores de la traición, llevándonos finalmente a reflexionar sobre si cambiamos con el paso del tiempo o estamos condenados a repetir los mismos errores; o dicho de otro modo, si existe alguna relación entre quienes fuimos en nuestra juventud y las personas en que nos convertimos en la madurez.

James Salter

Quemar los días

El prestigio de James Salter, grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, se ha cimentado con tan sólo siete libros publicados, hecho que atestigua su tardía dedicación a la escritura y el alcance de su ambición literaria. Salter es famoso por su prosa depurada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Quemar los días, su único libro de memorias, publicado en 1997, cuando el autor contaba 72 años, ha sido descrito por John Irving como «mejor que muchas buenas novelas», y es uno de los pocos de su breve obra que permanecían inéditos en nuestro idioma. Necesariamente incompletas y deliberadamente selectivas, estas memorias trazan el relato de una vida colmada de acontecimientos y gente extraordinarios: desde la fabulosa isla de Manhattan hasta los rigores de la academia militar de West Point, desde la vivencia extrema de un avión de combate hasta la efervescencia de Nueva York, París y Roma. Con una especial mezcla de candor e inteligencia, este volumen contiene algunas de las páginas más hermosas y memorables del autor, ya sean sobre la experiencia de volar o sobre sus otras grandes pasiones: Europa, las mujeres y la literatura. Por la agudeza y concisión de sus observaciones y retratos de Robert Redford, John Huston, Nabokov, Irwin Shaw, entre otros, por la relevancia de sus historias y la inconfundible elegancia de su planteamiento, Quemar los días es un libro profundamente cautivador sobre el proceso de aprender a vivir y a escribir, la naturaleza del tiempo, el deseo, el placer y las oportunidades perdidas.

James Scott

El secreto de la señora Howell

En invierno de 1897, un trío de forajidos asalta una granja aislada de la zona norte del estado de Nueva York. Cuando la comadrona Elspeth Howell regresa a su hogar después de una larga ausencia, se encuentra con la masacre: su marido y cuatro de sus hijos han sido asesinados. Antes de descubrir a Caleb, el quinto de sus hijos, oculto en la despensa, un nuevo disparo resuena. Caleb, el pequeño de doce años, tendrá que cuidar de su madre hasta que esta se recupere lo suficiente como para que ambos puedan salir al valle helado en busca de los responsables del atroz crimen. Un retrato abrasador de un mundo inmisericorde, sobre la culpa y la inocencia perdida, la redención y el castigo, que nos recuerda a las obras de Michael Ondaatje y Cormac McCarthy.

Philipp Vandenberg

El divino Augusto

Al estilo de Yo, Claudio es el propio emperador el que narra su historia, en este caso tratado en sus últimos cien días de vida, basándose en la anécdota histórica que trasmite Suetonio que narra cómo, tras conocer Augusto su muerte a través de un presagio, vivió de forma distinta sus 100 días de vida y escribió un papiro cada noche relatando como había pasado el día y siendo lo más feliz que le fuera posible. El libro obviamente en este sentido no es acorde a la anécdota. Más bien trata sus últimos días como momentos para el recuerdo y el sufrimiento de su vida pasada basándose en hechos paralelos a la historia típicos de novelas en las que los personajes ya parecen prototípicos como sería el caso de Livia.

James Siegel

Descarrilado

Tras un encuentro fortuito en un tren, se despierta una atracción irresistible entre dos extraños. Charlie es un publicista volcado en su familia. Lucinda, una mujer casada de belleza espectacular. Dejándose llevar por la obsesión creciente que esta mujer le provoca, Charlie acaba con Lucinda en un hotel neoyorquino. Esa primera cita será la última entre ambos; un hecho terrible cambiará la vida de él para siempre. Tomando como protagonista a un hombre en una situación limite, y con un estilo que recuerda a los clásicos del cine negro, James Siegel concibe una novela inteligente, rica en descripciones atmosféricas, que, yendo allá del engaño, el chantaje y la venganza, se cierra con una ingeniosa vuelta de tuerca.

Philipp Vandenberg

El escarabajo verde

Abu Simbel es el nombre de un templo de la época de los faraones, y también el de una de las más audaces empresas de ingeniería de nuestro siglo. En los años sesenta se reunieron especialistas de todo el mundo para salvar el santuario y sus colosales estatuas de las aguas de la presa de Asuán. Debía ser trasladado, piedra a piedra, y reconstruido tierra adentro. Para decidirse a participar en un proyecto de semejante envergadura sólo podía haber tres razones: el afán de aventura, la falta de dinero o la de desaparecer por algún tiempo. Éste era el caso de Arthur Kaminski, un ingeniero alemán. Pero su viaje a Abu Simbel se convirtió en un descenso a los infiernos desde el momento en que, bajo el suelo de su barracón, descubrió un pasadizo que desembocaba en la cámara mortuoria de una reina egipcia. Reina egipcia momificada en cuya mano reposaba un amuleto, el escarabajo verde, con una inscripción en jeroglífico de la cual emanaba una maldición que afectó a los miembros de la expedición arqueológica y que se perpetúa hasta nuestros días.

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