El caso de los suicidios constantes de John Dickson Carr (o Carter Dickson) nacido en Estados Unidos en 1905, cultiva la novela policíaca de estilo inglés. En el caso de los suicidios constantes, el investigador Gideon Fell —uno de los protagonistas de las novelas de Carr— se enfrenta con el tradicional problema del recinto cerrado, en este caso en la mansión de una vieja familia escocesa.<

Elegante, frío e inexorable, Bencolin, jefe de la «Sûreté» de París, investiga la misteriosa muerte de Odette Duchêne, cuyo apuñalado cadáver ha sido descubierto en el río. El último lugar donde vieron con vida a la muchacha fué el Museo de Figuras de Cera.Bencolin recorre el museo; allí en los brazos del Sátiro del Sena, hay otro cadáver.<

En El hombre hueco de John Dickson Carr, una de las mejores novelas policiacas que se han escrito, un personaje identifica al género policial con la magia y pasa a describir cómo puede hacerse desaparecer a una persona, al aire libre, sin los trucos a los que recurren los profesionales en el teatro: a un campo abierto llega un jinete ataviado llamativamente y acompañado de un grupo de ayudantes a pie uniformados como pajes; éstos, en un momento, forman un círculo alrededor del caballero quien, cuando se separan, ha desaparecido. La ejecución es muy simple: el traje del caballero es de papel y, al cubrirlo sus ayudantes, se lo quita, lo dobla y lo esconde en sus ropas que son el mismo uniforme de los demás, a los que se une. Así se “desvanece en el aire” ante los espectadores. Éstos, comenta Carr, no alabarían el ingenio del truco sino que se sentirían “defraudados” de saberlo, sensación parecida a la que experimentan algunos lectores cuando en el capítulo final se da la solución a un problema embrollado. El profesor Charles Grimaud se encontraba en una taberna contando a unos amigos qué había de cierto detrás de la antigua superstición que hablaba de hombres saliendo de sus ataúdes. En ese momento un desconocido ingresó a la taberna y cuestionó el escepticismo del profesor…<

Mr. Septimus Depping es encontrado muerto en su casa de campo en Gloucestershire, de un tiro efectuado con su propia arma y sosteniendo una carta de la baraja de Tarot, el ocho de espadas, que significa «la justicia que condena». Entre los presentes se encuentran, un obispo anglicano que es un experto en criminología, y ve a criminales buscados en todos los lugares; Henry Morgan, un escritor de novelas de misterio. Mr. Depping resulta haber sido un criminal procedente de Estados Unidos, y Gideon Fell, debe penetrar en los secretos de sus antiguos socios estadounidenses, así como en su actual vida británica de jubilado con el fin de descubrir al asesino.<

El que susurra (He Who Whispers) es una novela de vampiros del escritor norteamericano John Dickson Carr, publicada en 1946. El que susurra mezcla dos géneros en apariencia irreconciliables: el cuento de vampiros y el relato de detectives. John Dickson Carr inicia su novela narrando un crimen aberrante, que indica un origen sobrenatural, quizás un vampiro que recorre la ciudad al amparo de la noche, para luego desentrañar el misterio y echar una luz racional sobre los móviles del crimen, menos relacionados con el vampirismo que con los ejemplos habituales de una psiquis perturbada.<

Johannus Carver, relojero aficionado, tenía extraños huéspedes en su casa de Lincoln's Inn Fields. Al terminar la fabricación de un gran reloj de acero para la casa de campo de sir Edwin Pacell alguien robó las agujas. A la noche siguiente el largo y poderoso minutero apareció clavado en el cuerpo de un desconocido. Identificado el cadáver, inmediatamente recayeron sospechas sobre cada uno de los moradores de la casa. El doctor Fell, sagaz detective, desenreda paciente y hábilmente la madeja que lleva al descubrimiento del asesino.<

Con este drama en la campiña inglesa, con este crimen imposible y tremebundo, John Dickson Carr (o Carter Dickson) crea otra obra maestra de lo absurdo, del crimen de otro mundo, del asesinato sin homicida.Aquí somos testigos de una misteriosa disrupción en la vida de Dick Markham, cuando se entera que su prometida no es quien aparenta, el revelador recibe accidentalmente un tiro, y tampoco resulta ser quien aparenta, hasta que al final no resulta estar vivo a la mañana siguiente. Los dilemas se instalan de forma casi continua, sobre todo al encontrarse el muerto en un cuarto cerrado por dentro, pero al mismo tiempo, víctima de un poderoso somnífero que habría imposibilitado su suicidio.Ante tantas variopintas complicaciones entra en escena el gigantesco y sesudo Dr. Gideon Fell, quien con su sapiencia logra echar luces sobre este embrollo, que llega a una conclusión inesperada y sumamente dramática.<

John Dickson Carr (1905-1977), cuya producción novelística alcanzó su esplendor en los años 30, es decir, en “La Edad de Oro” de la novela policíaca, destaca por ser el maestro indiscutible del enigma de la “habitación cerrada”, que ha sometido a las variaciones más fantásticas e insospechadas. En El tribunal del fuego, cuyo título hace referencia al tribunal especial de París donde se juzgaban los casos de hechicería, abundan los elementos macabros y sobrenaturales característicos de Dickson Carr, y es la única novela policíaca que escapó a la condena fulminante del género efectuada por Edmund Wilson en ¿A quién le importa quién asesinó a Rogelio Ackroyd? debido a la trama de satanismo y hechicería que traspasa todo el misterio. Tras lo que parece un simple caso de asesinato por envenenamiento, se oculta una siniestra conspiración satánica que se remonta al siglo XVII, en cuya base estaría la hermosa envenenadora ejecutada por hechicería, la marquesa de Brinvilliers, y su amante, Gaudin de St. Croix, misteriosos supervivientes al paso del tiempo… La novela presenta una trama sobrenatural y ofrece dos explicaciones: una natural y otra fantástica. ... un cronista de procesos famosos. ... la fotografía de una envenenadora ajusticiada en el siglo XIX. ... una exhumación realizada a espaldas de la policía. ... una cuerda con nueve nudos hallada en un ataúd. ... y un sobresalto en cada capítulo.<

Fantasmas, o por lo menos un supuesto fantasma, un nuevo testamento, mujeres misteriosas, mujeres de carne y hueso que aparecen y desaparecen como si nunca hubieran existido: todo esto ocurre en la casa en El Codo de Satanás, adonde llega, a requerimiento de su amigo Nicholas Barclay, Garret Anderson, un historiador que ha adquirido fama en Broadway con una comedia musical, Nicholas le anuncia que el día siguiente será un día importante. Además de importante resultó un día aterrador.John Dickson Carr ha compuesto otro fascinante enigma, completo, con ventanas cerradas, disparos de revólver y un problema digno del Doctor Gideon Fell.<

Una importante compañía teatral quiere representar a Romeo y Julieta en el mismo escenario donde fue representada años atrás y que desde entonces permanecía clausurado. Aquel primer montaje terminó en tragedia durante el estreno. Y el segundo está a punto de fracasar cuando la mecenas de la compañía cae atravesada por un dardo en presencia de los actores, la policía y del doctor Fell, el magnífico detective creado por John Dickson Carr.<

El asesino no ignoraba que es imposible un crimen perfecto. Sabía que un criminal no fracasa por la imperfección de sus planes o por la perspicacia de la policía. Siempre lo derrota el azar: las infinitas y pequeñas casualidades que lo acechan a cada paso. Alguien se asoma a una ventana. Alguien se fija en un diente de oro o recuerda una melodía. Este hombre no ignoraba que el crimen más simple es el mejor; el que ofrece menos posibilidades a la policía y al azar. En efecto, el crimen que cometió fue casi indescifrable. Hubo, sin embargo, en la tierra un hombre capaz de descifrarlo; el doctor Gideon Fell, esa curiosa combinación de Samuel Johnson y de Chesterton.<

Esta misteriosa novela en que Rose Klonec muere asesinada y en la que hay tres puertas cerradas y una botella de Roederer y un revólver, ocurre en ese nostálgico París que Dickson Carr ya ha evocado inolvidablemente en 'El crimen de las figuras de cera'. El descifrador del enigma es Henri Bencolin, uno de los personajes más vívidos de la literatura policial.<

Bellergade ha dejado de ser sinónimo de residencia honorable. Al trascendido de que la joven Marjorie pudiera estar implicada en el crimen de un menor, se suceden una serie de muertes, todas por envenenamiento. Pero la de Marcus Chesney es la más alarmante, ya que ocurre durante un experimento público con el que la víctima pensaba probar lo engañosas que pueden resultar las evidencias...Convertida en un clásico de la novela policial, «Los anteojos negros» (tambien publicada como «Los espejuelos oscuros»), somete al lector a una rigurosa lectura que no deja nada librado al azar.<

Desde 1887, año en que la revista londinense Beeton’s Christmas Annual publicó Estudio en escarlata, la primera aventura de Sherlock Holmes escrita por Arthur Conan Doyle, se han sucedido sin descanso las imitaciones, parodias y homenajes del genial detective escritos por muy diferentes autores. Adrian Conan Doyle, hijo de Sir Arthur, y John Dickson Carr, el célebre autor de novelas policiacas, aunaron sus fuerzas en 1952 para desvelar algunos de los casos que el doctor Watson había mencionado en las historias originales pero que no se había atrevido a narrar por considerar que su publicación podría causar escándalo o dañar la reputación de terceras personas.Las hazañas de Sherlock Holmes, considerada por los especialistas como la más fiel y precisa recreación del universo de Sherlock Holmes, es el resultado de esta histórica colaboración, y conserva el mismo sabor pleno del Londres victoriano, con la niebla brotando del Támesis y Holmes diciendo una vez más a su fiel ayudante: «¡Vamos, Watson, comienza el juego!»<

El novelista Jeff Caldwell vuelve a su tierra natal Nueva Orleans, en respuesta a una inesperada y semifrenética carta de un amigo de la infancia David Hobart, quien junto con su hermana Serena ha recibido como legado de su abuelo una inmensa casa solariega.La inmensa cantidad de estipulaciones en el testamento junto con la posibilidad de un tesoro escondido, provocan numerosos problemas. Jeff pronto se vera envuelto en viajes, leyendas y nuevos terrores, en negocios, en amores, en una atmósfera decididamente criminal.<

Un lunes a la tarde Jim Blake periodista y autor del último best-seller -El Conde de Monte Carlo- toma un tren hacia Nueva Orleans, enviado por una gran editorial neoyorquina para que escriba una nota sobre la personalidad de James Claiborne Blake, quien ha de comenzar desde esa ciudad una campaña para alcanzar una banca en el Congreso. Al llegar a Nueva Orleans, un hombre llamado Alec Laird pone a Jim en contacto con dos famosas mujeres que en ella habitan; yvonne Brissard, a quien se vincula con Clay y Florence Yates, que maneja una casa muy exclusiva. El periodista se ve llevado al corazon de una ciudad poblada de rumores, política y oscuras hazañas anónimas.. misterio y tambien de inesperada muerte...<

La muchacha se llama Joyce Ellis, es sospechosa de envenenamiento y está en la cárcel. La van a acusar de asesinato. Se trata de una real hembra, una joven de lo más atractivo que, naturalmente, impresiona al abogado Patrick Butler. Ni por lo más remoto puede éste creer que aquella preciosidad haya podido cometer un crimen. A Patrick Butler unos le llaman «ese maldito irlandés» y otros «el gran defensor». Y aquí se muestra a la altura de ambas denominaciones, salvando a Joyce Ellis de la condena. Pero luego se desencadena una serie de envenenamientos…<

James Vaughan y Hugh Prentice son los dos socios menores de Prentice & Vaughan, su socio principal, el tío de Hugh, Charles Prentice. Hugh y su prometido Helen están en la oficina de Hugh, que está llena de historias de detectives. Un árabe de habla francesa que se llama Abu de Ispahan llega y pide una cita para discutir un asunto privado. Helen se va, y Hugh debe entregar un escrito al famoso abogado de defensa Patrick Butler. Hugh le pide que aguarde cuarenta y cinco minutos; Antes de que Hugh se vaya, Abu anuncia: 'Todos mis problemas han sido causados ​​por tus guantes'. Hugh va por el pasillo para hablar con James Vaughan. Cuando escuchan un grito, ambos se precipitan hacia la oficina de Hugh para encontrar a Abu apuñalado; Él tiene apenas tiempo y aliento para jadear 'sus guantes' en francés antes de que expire. Hugh con la ayuda de Patrick Butler. Los tres, con la ayuda ocasional de Helen, se embarcan en una serie de escapadas vertiginosas de la policía y el tío de Hugh mientras buscan evidencias (incluida la hermosa maga Cécile Feyoum, la viuda de Abu). En el transcurso de la noche, Hugh se enamora de Helen y en el clímax de la noche Patrick Butler llama a todos y revela el nombre del asesino y el significado de los guantes.<

Una muerte común se trueca, con el correr de los años, en una muerte extraña. Alguien ha cometido un crimen con un arma invisible. Ginebra, la tranquila ciudad de Calvino, pierde mucha de su tranquilidad cuando la amenaza se extiende desde un nigth club hasta una lujosa residencia.El incansable y metódico doctor Gideon Fell resuelve el aparentemente insoluble problema, del cual se dan al lector todas las claves como un desafío para hallar la solución, que sólo aparece en la última página.<

Además de una guerra civil, el conflicto español de 1936-1939 tuvo importantes repercusiones internacionales que han podido ser investigadas y conocidas con rigor sólo tras la apertura de los archivos de diversas cancillerías europeas. JOHN F. COVERDALE, utilizando una documentación tan amplia como inédita, traza un detallado panorama de LA INTERVENCIÓN FASCISTA EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA y de su influencia en el triunfo final del ejército de Franco. El autor distingue tres etapas en dicho proceso. La primera, que concluye con el reconocimiento del gobierno de Franco por el régimen de Mussolini en noviembre de 1936, se caracterizó por un modesto nivel de ayuda, tanto en armas como en hombres, y por la no interferencia en la política interna de la retaguardia. En la segunda etapa —desde noviembre de 1936 a marzo de 1937— la intervención fascista aumentó considerablemente y sufrió una transformación fundamental; la llegada de tropas de choque, que constituyeron un verdadero ejército expedicionario italiano en España, fue acompañada por el propósito de Mussolini de influir en la dirección de las operaciones militares y en la estructuración política de la zona franquista. Pero tras la derrota de las tropas italianas en Guadalajara, en marzo de 1937, la influencia fascista disminuyó notablemente, si bien hasta el final de la guerra continuó la presencia de tropas italianas en España y se mantuvo el suministro de armas. El detenido estudio de este proceso histórico —paralelo a la intervención nazi, cuyos orígenes han sido estudiados por Ángel Viñas en «La Alemania nazi y el 18 de julio» (AU 81)— permite al autor valorar el sentido de la intervención fascista para la política exterior de Mussolini y su Importancia en la victoria militar de Franco y en la configuración política del nuevo Estado español.<

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