La guerrera del valle
Asturias, siglo VIII d.C. Aurelio asciende al trono astur en contra de su voluntad. Es un hombre sencillo, exento de ambiciones políticas, cuyo máximo anhelo es llevar una existencia humilde y tranquila. Tras ser testigo del asesinato de su predecesor, traslada la corte al valle de San Martín, un lugar agreste y salvaje, alejado de la corrupción y podredumbre de una incipiente nobleza, que no duda en hacer uso continuado de sus privilegios para denigrar a un pueblo que ya comienza a hastiarse de sus gobernantes. Establecido en un humilde castillo, rodeado de montañas inaccesibles, intenta recomponer los pedazos desgajados de su reino con la ayuda de un temible guerrero, Varadal de Tarna, al que le unen fuertes lazos de sangre. Desgraciadamente, los planes del rey no se desarrollan como desea: los traidores le siguen allá donde va, y la amenaza andalusí acecha constantemente las fronteras del último reducto de la Hispania libre. Por su parte, Varadal, hombre temido y respetado por su buen juicio y valor, y acostumbrado a librar las más cruentas batallas, tendrá que hacer frente a la más importante de todas: la del corazón. Sus encuentros con una sencilla y rebelde montañesa le harán cambiar su percepción sobre el amor y el coraje. Nora es una joven terca y humilde, asentada en la ribera del río Nalón, que se niega a aceptar los cambios que se van sucediendo en su apacible existencia, viéndose obligada a actuar de forma beligerante para preservar su vida. Sus enfrentamientos con Varadal avocarán su destino hacia un final inesperado para ambos. Romance, historia y mitología, se unen de la mano en esta novela que nos traslada a una época ancestral en la que la vida de un ser humano carecía de valor, y donde, si eras mujer, podías ser usada como tributo al enemigo a cambio de forjar una paz que se tambaleaba sobre el filo de las espadas. Reyes, nobles, vasallos y clérigos son las claves de una sociedad perdida en las sombras de los siglos, cuyos residuos permanecen en cada piedra del reino de Asturias, sobre las que retumban los poderosos pasos de los guerreros que un día la defendieron.