Diario del doctor Eliot

14 de agosto. El resultado del análisis de la muestra de médula ósea es el que me esperaba: al examinarla en el microscopio, la sangre ha generado una explosión incontrolada de leucocitos. He comparado estas células con los leucocitos de la sangre que le extraje a lord Ruthven hace casi tres meses y son idénticos. Mírese como se mire, esto es una prueba de inmortalidad.

Se puede hablar, aunque a título de ensayo, de una patología a la que podemos dar el nombre de vampirismo. Cualquier investigación sobre esta patología debe centrarse, desde luego, en la médula ósea y en su infección, debida a un proceso canceroso que afecta la producción de glóbulos blancos. Esto me recuerda las discusiones que mantuve con Lilah y nuestros postulados de un «código» de órdenes contenido en las células. Si aceptamos la verdad de esta hipótesis, podríamos explicar la mortalidad de las células haciendo referencia a la orden contenida en el «código» de las células; la orden por así decirlo, de envejecer; en el caso de los vampiros, sin embargo, este «código» habría sufrido una mutación o estaría destruido. ¿Pero cómo se ha iniciado el proceso canceroso? ¿Por contacto oral? ¿Alguna enzima presente en la saliva que afectaría a las células de la médula ósea? ¿Pero cómo? Es preciso que profundice en las leyendas populares; las que Huree ha recogido del mundo entero deben contener a la fuerza alguna referencia a historias de casos reales, por distorsionadas que estén. ¿Pero dónde está Huree ahora que tanto lo necesito? Se ha ido a hacer un viaje por el campo. Me dice que no vaya a ver a Lilah, pero ¿a quién sino a ella puedo acudir cuando necesito pruebas fundamentales? Si no me queda más remedio, tendré que desobedecer su consejo.

El reto primordial, el principal problema, sigue siendo, desde luego, el mismo: la muestra colocada sobre el portaobjetos del microscopio. Meto el dedo; añado sangre a la muestra de médula ósea; observo cómo mis células son atacadas y absorbidas. He aquí una prueba de la existencia del vampirismo, de la necesidad de hemoglobina ajena que, más allá de la microbiología, se traduce en avidez asesina de sangre. ¿Cómo voy a poder combatir esta dependencia? Si lo lograra, la inmortalidad de lord Ruthven dejaría de ser una enfermedad. Si fracaso, lord Ruthven no va ser el único que sufrirá. ¿Qué debo hacer? ¿Qué camino debo seguir?

No puedo esperar a Huree indefinidamente.