Carta del honorable Edward Westcote a la señorita Lucy Ruthven

Gray’s Inn, Londres

14 de abril de 1888

Mi queridísima Lucy:

Pensar que sufres me es del todo insoportable. Ya se que se trata de un misterio terrible, pero, con todo cariño, entre nosotros no debe haber secretos. Me has hecho el hombre más feliz del mundo y tú, en cambio, pareces nerviosa y preocupada; esto me hunde en la miseria. ¿Es lady Mowberley? ¿Ha vuelto a humillarte? ¿O es que los fantasmas del pasado te atormentan de nuevo? Anoche en tus sueños hablabas de Arthur. Pero tu hermano murió, al igual que mi madre y mi hermana; también ellas murieron. Tenemos que mirar hacia adelante, amor mío. Lo que se fue ya no volverá. Pero nos queda el futuro.

Por encima de todo, queridísima Lucy, no dejes que nada te distraiga esta noche. ¡Imagínate! ¡Un estreno en el Lyceum! ¡Y en el escenario, a tu lado, el señor Henry Irving[11]! No hay muchas actrices que puedan presumir de una cosa así. ¡Estoy seguro de que todo Londres se rendirá a tus pies! Y yo estaré tan orgulloso, cariño, que no cabré en mí de gozo. Buena suerte, buena suerte, buena suerte, Lucy, amor. Te querré siempre,

NED