1.5. El inexorable aumento de la entropía en el futuro
Tratemos de entender por qué cabría esperar que
la entropía aumente cuando el sistema evoluciona hacia el futuro,
como exige la Segunda Ley. Imaginemos que nuestro sistema parte de
un estado de entropía relativamente baja, de modo que el punto
p que se va a mover en el espacio de fases
describiendo con ello la evolución temporal del sistema, parte de
un punto p0 en una región de grano grueso
bastante pequeña
0 (véase la
Fig. 1.15). Debemos tener en cuenta que, como ya se ha
señalado, los tamaños de las diferentes regiones de grano grueso
suelen diferir en factores absolutamente enormes. Además, la enorme
dimensionalidad del espacio de fases
tenderá a implicar que probablemente haya números enormes de
volúmenes de grano grueso vecinos a cualquier región concreta.
(Nuestras imágenes 2- o 3-dimensionales
son más bien engañosas a este respecto, pero veremos que el número
de vecinos aumenta con el aumento de la dimensión —típicamente seis
en el caso 2-dimensional y catorce en 3
dimensiones; véase la Fig. 1.16)—. Así, será
extraordinariamente probable que la curva de evolución descrita por
p, cuando deja la región de grano grueso
0 del punto de partida
p0 y entra en la siguiente región de grano grueso
1, encuentre que
1 tiene un volumen
enormemente mayor que
0; pues encontrar, en
su lugar, un volumen enormemente menor parecería una acción muy
improbable para el punto p, algo parecido a que p
lograra, simplemente por azar, encontrar la proverbial aguja
en un pajar, ¡pero aquí en una tarea aún más formidable!
Por consiguiente, el logaritmo del volumen de
1 también será algo
mayor que el logaritmo del volumen de
0, aunque sólo
modestamente mayor en comparación con lo que es el aumento en
volumen real (véase §1.2 anterior), de modo que la entropía sólo
habrá aumentado un poco. Luego, cuando p entra en la
siguiente región de grano grueso, digamos
2, es una vez más
altamente probable encontrar que el volumen de
2 es enormemente mayor
que el de
1, de modo que el valor
de la entropía de nuevo crecerá algo. Esperamos entonces que
p entre luego en otra región, digamos
3, aun enormemente
mayor que las regiones en las que ya había estado antes, y la
entropía vuelve a aumentar algo, y así sucesivamente. Además,
debido a los grandes aumentos en los volúmenes de estas regiones de
grano grueso, una vez que p ha entrado en una región mayor
podemos considerar una imposibilidad práctica —es decir,
«abrumadoramente improbable»— que encuentre de nuevo una región
menor, del tipo de regiones de tamaños mucho más minúsculos que
proporcionarían valores de la entropía algo menores que los que se
encontraron antes. Así, cuando el tiempo avanza hacia el futuro
cabe esperar que el valor de la entropía aumente incesantemente,
aunque mucho más modestamente que lo hacen los volúmenes
reales.
Fig. 1.15. El sistema parte de un punto
p0 en una pequeña región de grano grueso
0.
Fig. 1.16. Conforme aumenta la dimensión n, el número típico de regiones de grano grueso vecinas aumenta rápidamente. (a) n = 2 con típicamente 6 vecinos. (b) n = 3 con típicamente 14 vecinos.
Por supuesto, no es estrictamente imposible que de esta manera pueda obtenerse un valor menor de la entropía; lo que ocurre sencillamente es que tales casos de reducción de entropía deben considerarse abrumadoramente improbables. El aumento de la entropía que hemos obtenido es simplemente el tipo de tendencia que debemos considerar como estado de cosas normal, en el que la evolución procede de un modo que no tiene ningún sesgo particular con respecto al granulado grueso del espacio de fases; y también podría tratarse como si el camino de p a través del espacio de fases fuera esencialmente aleatorio, pese al hecho de que la evolución está realmente gobernada por los procedimientos bien definidos y totalmente deterministas de (digamos) la mecánica newtoniana.
Cabría preguntarse legítimamente por qué p no entra
directamente en max, la (inmensamente)
mayor de las regiones de grano grueso, en lugar de ir entrando
secuencialmente en una sucesión de regiones de grano grueso cada
vez mayores, como se ha descrito antes. Aquí,
max se refiere a lo que
habitualmente se conoce como equilibrio térmico, donde sería
probable que el volumen de
max superara el volumen
de todas las demás regiones de grano grueso juntas. De hecho, cabe
esperar que p llegue finalmente a
max, y cuando lo haga
permanecerá, en general, en dicha región, con la muy ocasional
excursión a una región menor (una fluctuación térmica). Pero hay
que considerar que la curva de evolución describe una evolución
continua, donde no es probable que el estado en un instante difiera
mucho del estado en un instante inmediatamente anterior. Por
consiguiente, sería probable que los volúmenes de grano grueso no
difieran de sus vecinos en una cantidad tan enorme como la que
supondría un salto directo a
max, pese a los enormes
cambios en los volúmenes de grano grueso que encontraría la curva
de evolución. No parecería probable que la entropía salte de golpe;
más bien esperaríamos que alcance gradualmente valores cada vez
mayores.
Todo esto parece ser bastante satisfactorio, y muy bien podría llevarnos a creer que un aumento gradual de la entropía en el futuro es una expectativa completamente natural que apenas necesita una reflexión más profunda, excepto quizá por detalles de rigor que podrían ser necesarios para satisfacer al matemático purista. El huevo, mencionado en la sección anterior, que parte en el instante AHORA, colocado en el borde de la mesa, tiene probablemente una evolución futura con aumento de entropía que sería compatible con su caída desde la mesa y aplastamiento en el suelo. Esto está en perfecto acuerdo con las simples consideraciones del gran aumento de los volúmenes del espacio de fases, como ya se ha señalado.
Sin embargo, planteemos una pregunta algo distinta de la del comportamiento futuro esperado del huevo. Preguntemos por el comportamiento pasado probable del huevo. Lo que ahora queremos saber es: ¿cuál es la manera más probable de que el huevo haya llegado a encontrarse en el borde de la mesa?
Intentemos abordar esta pregunta de la misma manera que antes,
cuando preguntábamos por la evolución futura más probable de
nuestro sistema partiendo de AHORA,
pero esta vez estamos preguntando por la evolución pasada
más probable de nuestro sistema llegando a AHORA. Nuestras leyes newtonianas operan
igualmente bien en la dirección del tiempo pasado, y de nuevo nos
dan una evolución pasada determinista. Entonces hay una curva de
evolución que lleva al punto p0 del espacio de
fases , que describe esta evolución
pasada, y representa la manera en que el huevo llegó a estar
colocado en el borde de la mesa. Para encontrar esta historia
pasada «más probable» del huevo, examinamos de nuevo las regiones
de grano hueso vecinas de
0, y observamos de
nuevo que hay grandes diferencias en sus tamaños. Por consiguiente,
habrá muchísimas más curvas de evolución con final en
p0 que entran en
0 desde una enorme
región como
1, cuyo volumen supera
con mucho al de
0, que curvas que
entran en
0 desde regiones mucho
más pequeñas. Digamos que la curva de evolución entra en
0 desde la región
1′, mucho mayor que
0. Antes de esto,
habría de nuevo regiones vecinas de tamaños enormemente diferentes,
y notamos de nuevo que la inmensa mayoría de evoluciones que entran
en
1′ procederían
de regiones de grano grueso mucho mayores que
1′. Por ello, parece
que podemos suponer de nuevo que la curva de evolución pasada que
entra en
1′ procede de una
región
1′, de volumen
enormemente mayor que
1′, y que de la misma
forma entró en
2′ procedente de una
región
3′ de un volumen aún
mayor que
2′, y así
sucesivamente.
Ésta es la conclusión a la que parece llevarnos nuestro
razonamiento, pero ¿tiene sentido? Tales curvas de evolución serían
enormemente más numerosas que las curvas de evolución que llegan a
p0 desde la sucesión de volúmenes mucho
menores, digamos… −3,
−2,
−1,
0, lo que es probable
que haya ocurrido realmente, cuyos volúmenes aumentarían
enormemente a partir de volúmenes más pequeños, en la dirección del
tiempo creciente, como sería compatible con la Segunda Ley. Más que
ofrecernos un apoyo para la Segunda Ley, nuestra línea de
razonamiento parece habernos llevado ahora a una respuesta
completamente equivocada: ¡a esperar continuas
violaciones flagrantes de la Segunda Ley en el pasado!
Nuestro razonamiento parece habernos llevado a esperar, por
ejemplo, que una manera extraordinariamente probable de que nuestro
huevo se encontrara originalmente colocado en el borde de la mesa
es que empezó como un amasijo de cáscaras de huevo roto bajo la
mesa, mezclado con yema y albúmina salpicados y parcialmente
absorbidos en la alfombra. Luego este amasijo se recombinó de
manera espontánea, saliendo limpiamente de la alfombra, con la yema
y la albúmina claramente separadas y rodeadas por completo por la
cáscara del huevo milagrosamente recompuesta para dar un huevo
perfectamente construido, que se autoimpulsa desde el suelo a la
velocidad correcta para que pueda posarse con delicadeza en el
borde de la mesa. Tal comportamiento sería del tipo al que nos
llevaba nuestro razonamiento anterior, con una curva de evolución
«probable» que pasa sucesivamente por regiones de tamaños cada vez
más reducidos, como …, 3′,
2′,
1′,
0. Pero esto estaría en
fuerte conflicto con lo que presumiblemente sucedió en
realidad, a saber: que alguna persona descuidada colocó el huevo en
la mesa, sin darse cuenta de que corría el riesgo de rodar
demasiado cerca del borde. Dicha evolución habría sido
compatible con la Segunda Ley, estando representada en el
espacio de fases
por una curva de evolución que
atraviesa la sucesión de volúmenes que aumentan enormemente
…,
−3,
−2,
−1,
0. Cuando se aplica en
la dirección del tiempo pasado, nuestro argumento nos ha dado una
respuesta que es lo más equivocada que podríamos
imaginar.