Recorres a toda prisa el oscuro pasillo buscando desesperadamente un escondrijo. Por último detectas algo con tu vista de elfo: una grieta en el muro rocoso. Una grieta lo bastante ancha para que se deslice un elfo, pero que no permite el paso de un orco.
La hendidura parece extenderse hasta el infinito. Tiene que ser una fisura natural formada cuando se creó Shanafria. Te introduces de costado por la grieta y la sigues durante largo rato. La hendidura desciende y se ensancha gradualmente. Sientes un aire frío y renovado en el rostro. De pronto te das cuenta de que es de noche y estás fuera de Shanafria, en la senda de Aralia.
Inicias el retorno. Una vez en Aralia reunirás un nuevo ejército de elfos. Con tu conocimiento de los secretos de las montañas y la destreza en combate de los elfos guerreros, regresaréis por el ignoto pasaje para derrotar al mal que habita la Montaña de los Espejos. Pero todo esto será si te das prisa, pues el invierno está cerca y cuando éste llegue será imposible llegar a la Montaña y el pueblo de Aralia perecerá.
Has llegado al Fin de esta aventura. Para vivir otra, retorna al principio.