Entras cautelosamente en la oscura abertura. Tu vista de elfo te indica que no hay nadie cerca. Con la espada desenvainada y preparado para el combate, avanzas arrastrándote durante un tiempo, sin encontrar nada. Del pasadizo principal salen otros secundarios, también oscuros y silenciosos.

Finalmente llegas a una gran sala de piedra. Descubres veinte pequeñas unidades similares a celdas talladas en las paredes húmedas.

Cada celda contiene una manta andrajosa y un cuenco mugriento. Las entradas están cerradas con barrotes. Cerca del suelo de piedra se ven pequeñas puertas. Te preguntas qué criaturas desdichadas vivirán en tan minúsculos recintos. Oyes sonidos en el pasadizo, pero no logras distinguir de qué se trata.

Si decides investigar los sonidos y las celdas, pasa a esta sección.

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