—Adelante, muchachos. Posiblemente os seguiré más tarde —dice Nigel.

Con la esperanza de que todo salga bien, os sumergís en las turbulentas aguas arremolinadas. El río está plagado de bloques de hielo y monstruos muertos. Trepas a un bloque de hielo y te aferras a sus bordes. Las aguas heladas te arrastran fuera de Shanafria.

Tu bloque de hielo golpea contra un témpano y rebota hacia la orilla. Al llegar a la ribera rocosa lo abandonas de un salto. Tienes frío y estás agotado. Te apoyas en una roca, cierras los ojos a causa de la fatiga y te dejas vencer por el sueño con la certeza de haber derrotado al mal que habitaba Shanafria. Sin embargo una sombra hace que tu dicha no sea completa: la preocupación de no saber qué se ha hecho de tus compañeros.

Después de descansar emprenderás el retorno a Aralia. Te enorgullecerá decirle a tu pueblo que ya no hay maldad en Shanafria.

Has llegado al Fin de esta aventura. Para vivir otra, retorna al principio.