Te agachas detrás del canto rodado mientras se acercan los dos trasgos. Si logras permanecer en esa posición, no te descubrirán.

—¡Espera, Krey! —Dice uno de los trasgos—. Tengo que recobrar el aliento. Esta cuesta es cada día peor.

—Si no engulleras tantos elfos no engordarías tanto ni estarías fuera de forma, Porg —le recrimina Krey.

Suspiras aliviado cuando sus voces se pierden a lo lejos. Podrías seguirlos a cierta distancia y regresar a la escalera, que quizá conduzca a la salida de la montaña. También piensas en la posibilidad de rescatar a los prisioneros de esa horda de monstruos.

Si decides seguir a los trasgos hasta la escalera, pasa a esta sección.

Si prefieres rescatar a los prisioneros, pasa a esta sección.