41 Contigo en la distancia
Me siento en el suelo con las piernas cruzadas; el pie derecho subido en mi muslo izquierdo, el izquierdo bajo el muslo derecho. Ayer por la mañana aprendí que esta es la postura del medio loto, mi forma física no da para más. Espalda recta, manos apoyadas sobre las rodillas con las palmas hacia arriba y las yemas del dedo pulgar y corazón tocándose en cada mano, cabeza algo inclinada hacia abajo; ya lo tengo. Inhalo y exhalo profundamente, conectando con el universo, sintiéndome parte de un todo, buscando la verdad en mi interior.
Respiro de nuevo, es la hora de mi cita.
Me concentro en la tierra, la visualizo debajo de mi cuerpo, abrazándose a ella misma en un círculo perfecto; la minimizo en mi mente acortando las distancias, y viajo a través del espacio. ¡Lo tengo! El sol de la India acaricia tímidamente mi piel, y ahí está... Su presencia es tan fuerte que arranca una sonrisa de mis labios. Siento su respiración acompasada con la mía, su corazón y mi corazón latiendo como si solo fueran uno. Aunque tengo los ojos cerrados, en mi mente puedo verlo con total claridad: de espaldas, sentado en un jardín contra la luz del amanecer. Si alargara la mano podría tocarlo...