NADIE ES PROFETA EN SU ESPEJO

DIME, ¿SIENTES AÚN LA ANTIGUA HERIDA

cuando el amor te baña en su oleaje

y el beso es luz como el amor es traje

y el labio es sed como la noche es vida?

Dime que sí, que sí, como me dices

que no con la tristeza arrinconada

cuando ya el beso se convierte en nada

en los mártires labios aprendices.

Tú, mi instantaneidad, mi únicamente,

la lluvia que vino a vivir conmigo,

trigo es mi voz cuando te nombra, trigo,

puente es mi cuerpo al abrazarte, puente.

Tú, mi diaria eternidad primera,

la noche que se junta con el día

cuando cruje en la carne la alegría

y a la puerta del cuarto el mar espera,

y el espejo es un agua tiritando,

y el agua sube lentamente un monte,

donde tu cuerpo llena el horizonte

y veo lo mismo en lo que estoy soñando.

7 de agosto de 1976