LA ESCARCHA MUTUA

¿No PIENSAS TÚ QUE TODO HA SIDO UN SUEÑO,

pues no es posible que sea real esta ventura

infinitiva

que nosotros tenemos,

y llena nuestras vidas igual que el aire llena una habitación,

sin dejar un vacío,

ni una sombra de nieve en nuestros labios?

¿No piensas tú que las imágenes del sueño son migajas de ayer

humo que se deslíe de unas sombras

que hemos vivido en otro tiempo,

y tal vez

con distintos amantes que van superponiéndose en nuestros ojos

como el tronco de un árbol se hace con diferentes capas de madera?

¿No piensas tú que los amores que tuvimos,

los amores que hemos ido enterrando al largo del vivir,

se interfieren entrelazándose

y a veces son lianas de apretura y verdor

y a veces son de escarcha mutua?

CUANDO TE VEO REÍR HAY OCASIONES EN QUE NO SÉ POR QUÉ TE RÍES,

por quién estás riendo,

y algunas veces,

de igual modo,

cuando se sobreponen nuestros cuerpos,

se me empaña la vista

ya que para llegar hasta tu origen

tengo que compartirte

—lo sé muy bien sabido—,

tengo que compartirte con distintas personas,

tus padres, tus amigos, tus amantes,

y sufro

y no me importa

porque tengo que hacerlo,

es necesario,

amiga mía,

lo mismo que al entrar por vez primera en una casa donde vas a vivir,

los ojos agolpados se quedan huérfanos de nacimiento

pues necesitan ver lo que no han conocido,

lo que no he conocido de tu vida anterior

y tengo que hacer mío pues ya me constituye por amarte.

LA VIDA ES UNA HERENCIA SUCESIVA

y yo sé que he heredado tu cuerpo,

tus palabras,

tus sombras,

y por eso cuando estoy a tu lado

siento a veces una habilitación desconectada como si me movieran las raíces,

pero siento también una alegría hecha de imágenes superpuestas

que se organizan en mi memoria como un collage

y esto suele pasarme entrando en nuestra casa,

pues entonces recuerdo

que hemos vivido anteriormente

—¿con quién lo hemos vivido? —,

muy quietecitos en un diván

ligeramente verde y ahora estoy viendo otro ligeramente gris,

y los colores se confunden en mi retina,

y el tiempo se convierte en un hotel con las habitaciones

incomunicadas,

pues recuerdo,

y nunca dejo de recordar,

que nosotros hemos estado muy quietecitos y muchas veces

en una casa ajena y con jardines que era una prohibición,

una casa con discos en las sillas y cartas de navegar en las paredes,

y en ella era imposible naufragar,

y nunca naufragamos,

ni podíamos hacerlo puesto que en el diván ligeramente verde

siempre estábamos saludándonos como los barcos se saludan en la lejanía,

y tú me hablabas a todas horas del mismo tema

pues el dolor es igual que el invierno,

y las palabras se iban quedando quietas en tu boca,

quietas y diluyéndose

como las flores en un vaso.

HAY NOMBRES QUE ES DIFÍCIL RECORDARLOS

y nombres que llevamos con nosotros como se lleva un traje,

pero no debes olvidar

que aquellos días eran de luto,

y así empezó nuestra ventura,

esta ventura un poco amordazada

que tuvo nombre ajeno en su partida de bautismo,

¡no puedes olvidarlo!

no puedes olvidar que la fidelidad a una agonía

hizo que nos amáramos de una manera extraña

igual que la respiración se convierte en silencio junto a una cama de hospital.

La muerte todo lo hermosea,

y el luto iba creciendo entre nosotros,

creciendo y habitándonos,

y nuestros ojos se coagulaban al mirarse

porque durante mucho tiempo, amiga mía, fuimos los brazos de una cruz.

Así tenía que ser

ya que lo verdadero es como un río

y el agua va tomando la forma de su cauce;

así debía de ser

ya que lo verdadero es como un molde

que da su forma a todo lo existente

¡y hay tantas cosas en la vida que se viven así desde un hueco anterior que las sitúa

y les da su lugar en la tierra!

y hay tantas cosas nuestras que nacieron de un hueco,

y no sé si han pasado, ¡no lo sé!, .

pues sólo tú puedes decirme

si hay algo entre nosotros que no ha nacido para morir

y es perdurable,

lo mismo que ese nombre o ese hombre que dio su forma a nuestro amor

cuando sólo era un hueco bajo tierra,

esto es: una verdad,

que aún dice sus palabras en nosotros,

que aún vive, pero sólo entre nosotros, para siempre jamás.

20 de agosto de 1976