Capítulo 22
Esa noche fue el final de todo, y también el principio. El final de algo es siempre el comienzo de otra cosa, aunque en ese momento no se vea así.
¿Qué es lo que ella recuerda? El calor del día que persistía por la noche; la incesante lluvia que cayó después; la tierra bajo sus pies, firme e inflexible; la forma en que flotaba por encima de su cuerpo, preguntándose qué ocurriría a continuación, casi como si no tuviera absolutamente nada que ver con ella.
A veces ya no sabe ni quién es. Lo que sí sabe es que la chica que era murió aquella noche, y que alguien ocupó su lugar. Desde entonces, esa nueva persona ha estado buscando un punto de apoyo, agarrándose a una roca, con tierra en las uñas. Como si intentara respirar bajo el agua.
En su nueva vida hay muy poca gente que conozca a la chica que era antes. Es mejor así. Ella evita las preguntas incómodas, cambia de tema. Actúa como si fuera una persona normal, como todas las demás. Sin embargo, bajo la piel, la culpa y las mentiras se arrastran como cucarachas.
Cuando dejas algo tras de ti, crees que ya está, que ha desaparecido. Pero no puedes dejarte atrás a ti mismo. Es así; eres tú, de por vida.