8
Hace un primer intento y se encuentra con que, en su casa, alguien está hablando por teléfono.
Sabe que como sea June la que esté enrollada…
Espera unos segundos y vuelve a intentarlo con el mismo éxito.
—Tranquila, respira.
Una de las técnicas de autoayuda para su enfermedad ocular es respirar bien. Sirve para combatir el estrés y es determinante.
Nada de inspiraciones profundas. Hay que concentrarse en la expulsión del aire. Aspirar de forma breve y espirar de manera muy lenta. El cuerpo aspira el aire suficiente aún sin ser consciente de ello. Pero no hay que llevar ropa que apriete.
No sólo es la respiración. También cuenta el control de las emociones, sonreír… Cuando el doctor Venancio Ramos le dio todas sus dietas y las instrucciones para llevar una vida mejor y frenar el avance de la retinosis, se quedó bastante perpleja.
Muchas emociones causan un efecto debilitador sobre el organismo, como el odio, la envidia, el miedo, la desconfianza, la culpa; y otras inducen a fortalecerlo, como el amor, la fe, la gratitud, la confianza. En cuanto a la sonrisa… Es el gesto más sencillo, y al mismo tiempo el más gratificante. Activa una serie de músculos y hormonas que producen un efecto terapéutico esencial. El médico le dijo que aunque no tuviera ganas, sonriera.
Ahora tiene ganas.
Marca por tercera vez el número de su casa.
Y escucha el pulso del zumbido al otro lado.
—¿Sí? —Aparece la voz precipitada de su hermana pequeña.
—Estabas comunicando —la reprende.
—Perdón, perdón, perdón —es como una ametralladora—. Va, va ¡va, suéltalo! ¿A qué esperas? ¡Me da algo!, ¿eh?
Son las cuatro palabras más hermosas que puede pronunciar:
—Estoy en la final.
June se vuelve loca. La oye gritar a los cuatro vientos. Se la imagina en la sala dando saltos, con sus padres llorando de felicidad. Es un instante de absoluto frenesí. Las palabras «¡Está en la final!
¡Está en la final!» se repiten una y otra vez. No tiene más remedio que esperar a que vuelva la calma, algo que no parece fácil.
—¿Has ganado? —Reaparece la voz de June inesperadamente.
—No.
—¿Cómo que no?
—He quedado cuarta en mi semifinal.
—¿En serio? —Su hermana parece no creérselo. Se lo cuenta a sus padres—: Dice que ha quedado cuarta en su semifinal —luego vuelve a ella.
—¿Pero tú qué te crees, que las demás no corren?
—Pero te ha pasado algo, ¿no?
—Sí, que tres corredoras han llegado antes.
—Porque te has reservado —insiste June.
—He hecho una mala salida primero —se rinde—. Me han enseñado la amonestación y eso me ha coartado mucho en la segunda. No quería ser descalificada, así que he esperado al máximo y entonces he salido la última. No veas lo que me ha costado recuperar. Me ha ido de un pelo. Faltaban treinta metros y aún iba la sexta. A los veinte he pasado a ser quinta. Y la cuarta plaza la he ganado en los metros finales.
—A ti nadie te gana con tu explosión última.
—Ya, ya.
—Bueno, pero estás, ¿no? Eso es lo que cuenta.
Se escucha una pequeña discusión al otro lado. June protesta.
Su padre acaba tomando el teléfono y entra en la comunicación.
—¿Edurne? Soy papá.
—No me digas —bromea.
—¿Cómo te ha ido, hija?
—¿He de repetirlo?
—Venga, que la loca de tu hermana…
—He hecho una salida nula, me ha condicionado en la segunda y he tenido una mala arrancada. Con mucho esfuerzo he conseguido remontar y meterme en la cuarta plaza para llegar a la final. Por delante han quedado tres de las favoritas, una americana, una italiana y una alemana. La verdad es que he estado fatal.
—Ya será menos.
Edurne suspira. Tiene las imágenes vivas en su mente y las sensaciones impresas en su piel. La forma en que ha conseguido ser cuarta ha sido casi milagrosa. Las tres primeras estaban a una distancia insalvable. Un mal presagio para la final.
—Papá —musita agarrada al teléfono móvil como si fuera una tabla de salvación.
—¿Sí, cariño?
La pausa es breve.
—Pase lo que pase en la final… ya no importa, ¿sabes?
—No te entiendo.
—Hace un rato, cuando me he visto perdida, cuando he comprendido que iba a quedarme a las puertas de la final… me ha sucedido algo extraño.
—¿Qué ha sido?
—Por un lado me he relajado, me he dejado llevar por la inercia. Eso ha sido más o menos cuando iba sexta y me he visto sin posibilidades. Entonces, de manera casi inexplicable, mis piernas no sólo me han respondido, sino que me han impulsado más y más hacia arriba. Ha sido como si tocara fondo y algo ahí me impulsara. Pero, por otro lado, cuando he cruzado la línea de meta en cuarto lugar y he comprendido que estaba en la final…
No sé ni cómo explicártelo.
—Creo que lo entiendo.
—No, papá. No es eso. Estoy feliz, claro. He venido para eso. Pero lo importante es que siento que ya no necesito ganar o tener una medalla, ¡aunque lo quiera, que conste! Tú tenías razón en algo: que he de empezar a estar en paz conmigo misma. No he de demostrarme nada. Y en la final, gane o pierda, llegue la primera, la segunda, la tercera o la última, voy a darlo todo porque para eso he venido, pero nada más, sin agobios. Voy a correr libre, papá.
Sabe que su padre tiene algo más que un nudo en la garganta.
—Me alegro por ti, cariño —le oye musitar sin apenas voz.
—Esto es lo más grande que me ha sucedido en la vida —confiesa—. Lo que estoy viendo aquí supera lo imaginable. Todas estas personas, con sus limitaciones a cuestas y la forma en que las superan y viven su vida con plenitud…
—Disfrútalo.
—Lo hago, de verdad.
—Escucha, he de decirte algo.
—¿Qué es?
—Antonio ha llamado aquí.
—Hazme un favor, ¿quieres? Telefonéale y dale la noticia.
—¿Por qué no lo haces tú?
—Porque preferiría desconectar estos días y acabar de saber qué es lo que quiero en la vida, papá.
—Entiendo.
—Pero dale un mensaje de mi parte. Dile que le quiero y que le llamaré… no sé, en cuanto pueda.
—Tranquila. Lo llamo ahora mismo. Entenderá que quieras aislarte de todo para estar concentrada para la final. Y también llamaré a Naroa.
—Grabadme el resumen de la tele de esta noche.
—Descuida. Espera, te paso a mamá.
Se resigna a seguir hablando. Es su gran día. El de todos.
—Hija, felicidades —escucha su emocionada voz.
Y se dispone a contar por tercera vez como ha sido la carrera más importante de su vida hasta ese momento.