Agradecimientos
Este libro no ha sido escrito por un historiador profesional, sino por un aficionado a la historia militar que durante cinco años de estudio e investigación se dedicó a reunir y analizar un sinfín de documentos, libros y copias de archivos provenientes de cuatro países. El resultado se encuentra reunido en esta obra, que contiene una serie de importantes informaciones traducidas al idioma español por primera vez. El objetivo de este libro es, por lo tanto, convertirse en la obra más completa sobre el Barón Rojo publicada en España y América Latina.
Por todo ello, quisiera expresar mi sincero agradecimiento a un selecto grupo de personas cuyas aportaciones han añadido un valor inestimable a este libro, haciendo posible «en gran parte» su realización:
A Eleonora, mi esposa, por motivarme a seguir adelante desde el comienzo de este proyecto y, sobre todo, por su paciencia al acompañarme en las largas jornadas de papeleo y visitas de museos, archivos, cementerios militares y otros sitios de interés histórico.
Al Sr. Manfred Freiherr von Richthofen, sobrino del Barón Rojo y presidente de la Familienverband von Richthofen (Asociación de la Familia Richthofen) por su interés y apoyo en el desarrollo de este libro. El capítulo «Orígenes» se ha basado en la documentación genealógica gentilmente cedida por el Sr. Richthofen, cuyo contenido me ha permitido desarrollar un texto coherente y provisto de una interesante riqueza de detalles.
A Bob Pearson, por aceptar el encargo de diseñar todos los aviones que aparecen en la sesión de apéndices. Su refinado diseño, acompañado de una exhaustiva labor de estudio e investigación, trajo como resultado un bellísimo conjunto de ilustraciones de aviones de la Primera Guerra Mundial, cuyos colores e insignias representan fielmente la realidad histórica.
A mi revisor Uriel Pascual, por haber convertido una pequeña ilusión personal en un gran proyecto profesional. Con él aprendí que su oficio no se limita solo a reescribir páginas y páginas tratando de embellecer la narrativa del autor o dar consejos sobre la manera ideal de redactar un texto hermoso. Su trabajo resulta fundamental para llevar a buen término la redacción de un libro sobre todo por una sencilla razón: el peor corrector para un texto es su propio autor, aunque esté dotado de unos dones de escritura extraordinarios. Si la lectura le resulta placentera y fluida, debemos atribuir gran parte del mérito a su inmejorable trabajo.
A Jaime Gea Ortigas, profesional encargado del coloreado de la portada. Además de la evidente calidad de su trabajo, su perfeccionismo se hizo patente durante el desarrollo de su labor de coloreado, que le llevó incluso a investigar los colores reales de los botones de la gorra que Richthofen lleva puesta en la foto de portada. Su trabajo culminó en una de las mejores «y raras» fotos del Barón Rojo producidas en color.
A Nelly Poignonnec, supervisora de comunicación y relaciones públicas de la Commonwealth War Graves Comission (CWGC), una organización intergubernamental responsable del mantenimiento y gestión de más de 20.000 cementerios y memoriales de la Commonwealth, esparcidos en más de 150 países. La CWGC mantiene además una base de datos que incluye toda la información relacionada con los caídos de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Su importante labor ha hecho posible que millones de familias pudiesen acceder a una serie de informaciones acerca de sus antepasados caídos en las guerras, además de la correcta identificación de los lugares en los que reposan sus seres queridos.
A Desirée Butterfield-Nagy, archivista del departamento de colecciones especiales de la University of Maine y a Debbie Seracini, archivista asistente del San Diego Air & Space Museum. Sus orientaciones acerca del uso legal de algunas de las imágenes presentes en esta obra han sido de vital importancia.
Quisiera además resaltar el soporte que he recibido de las siguientes instituciones: (Alemania) BundesArchiv, Ullstein Buchverlage GmbH y el Deutsches Historisches Museum; (Australia) Australian War Memory; (Inglaterra) National Archives, Imperial War Museum y el RAF Museum de Collindale; (Francia) Musée Somme 1916 y el museo Historial de la Grande Guerre; y (Estados Unidos) US National Archives.